CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
San Bernabé en la literatura apócrifa
Hoy escribe Gonzalo del Cerro

Autor del Apócrifo. Fecha y lugar de su composición


Hablamos la semana pasada de la ficción literaria que hacía la presentación del autor de este apócrifo.: “Yo, Juan”, ilustrado por un “nosotros” persistente.La identidad del presunto autor es bien conocida en las relatos bíblicos. Su madre, María, poseía en Jerusalén una casa que servía de lugar de reunión a la incipiente comunidad cristiana. Fue a la que se dirigió Pedro cuando fue liberado por el ángel de la cárcel donde el rey Herodes lo tenía encerrado.

En efecto, “se fue a la casa de María, la madre de Juan de sobrenombre Marcos, donde estaban muchos reunidos y orando” (Hch 12,12). El detalle de la duplicidad de nombres parece útil para facilitar la identidad de la persona de referencia. Así lo considera el autor de los Hechos canónicos cuando repite el dato al hablar del hijo de María, la dueña de la casa donde se reunían los cristianos, madre del que había sido compañero de Bernabé y Saulo en un viaje anterior (Hch 12,25; 15,37).

El dato parecía importante para el autor del apócrifo, que no solamente lo emplea para designar a “Juan, también llamado Marcos” (c. 8,2), sino que narra las circunstancias del cambio de nombre, detalle significativo en sucesos de cierta transcendencia salvífica. Fue a continuación del bautismo en Iconio, cuando un hombre vestido de blanco se le apareció y le dijo: “Juan, cambiarás de nombre y te llamarás Marcos” (c. 3,1). El autor de la carta a los colosenses sabía también que Marcos era primo de Bernabé (Col 4,10).

Es obvio, sin embargo, a causa del contenido de la obra, que Marcos no puede ser el autor de este apócrifo. La fecha de su composición, finales del siglo V, aceptada por la mayoría de los autores, hace completamente inverosímil la atribución. Si admitimos, además, que Marcos es el autor del evangelio sinóptico que lleva su nombre, compuesto hacia el año 70 del siglo I, constatamos una diferencia notable entre el estilo del evangelista y el del autor de este apócrifo. El uso insistente de estructuras y formaciones típicas de las lenguas semíticas en el evangelio de Marcos está sustituido aquí por un estilo más clásico.

De todos modos no es fácil sacar conclusiones definitivas de los usos lingüísticos, porque siempre queda la duda sobre su responsable. Pues desde el autor original pasa la obra por manos de copistas con gustos diferentes, que fueron dejando retoques propios de usos coyunturales y de estructuras gramaticales y literarias vigentes en sus épocas.

Un hecho cierto es que el autor conoce el vocabulario marítimo que usa con gran propiedad. Se trata, pues, de alguien que reside en una isla o en la ribera del mar. Por el conocimiento detallado de la isla de Chipre y el interés en destacar el origen apostólico de sus iglesias, es razonable afirmar que los Hechos de Bernabé fueron escritos en esta isla, patria del protagonista. Teodoro Lector, que escribía hacia el año 478, contaba que los restos de Bernabé habían sido hallados debajo de un cerezo y que el cadáver tenía sobre su pecho una copia del evangelio de Mateo, escrita por el mismo Bernabé. Así lo escribe en su Historia Eclesiástica, II 2 con textos en griego y en latín (Migne PG 86, col. 183-184). Como las reliquias del santo fueron descubiertas en el siglo V, el silencio del autor del apócrifo sobre el hallazgo de los restos demuestra que no tenía noticia del suceso. En consecuencia, la fecha de composición del apócrifo debe ser anterior al año 478.

El valor doctrinal de la obra es más bien escaso. La misma misión de Bernabé tiene más de sucesos de viajes que de predicación. Los datos de su evangelización y sus eventuales éxitos son de tono excesivamente genérico. El título del apócrifo Viajes y martirio del apóstol san Bernabé no hace justicia a su contenido, en el que el martirio tiene apenas un contexto poco claro y escasamente justificado en la narración literaria. Todo termina con la noticia de la partida de su autor a Egipto, del que sabemos que fue obispo de Alejandría. Esta ciudad egipcia es, según la tradición, el lugar donde Marcos desarrolló su ministerio, padeció el martirio y fue sepultado. Véase en general J. J. Fernández Sangrador, Los orígenes de la comunidad cristiana de Alejandría, col. Plenitudo Temporis, Universidad Pontificia, Salamanca 1994. En esta obra no se hace mención del presente apócrifo. Las reliquias consideradas como de San Marcos fueron trasladadas en el siglo IX a Venecia y sepultadas en la Basílica construida precisamente para albergar sus reliquias.

(Venecia. Basílica de san Marcos)

Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro


Lunes, 18 de Junio 2012


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





Tendencias de las Religiones


RSS ATOM RSS comment PODCAST Mobile