SEGURIDAD Y DEFENSA: Manuel Sánchez Gómez-Merelo




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En estos comienzos del siglo XXI, la seguridad es la nueva estrella, principalmente en el ámbito institucional, ciudadano y corporativo, y los responsables se han hecho más visibles e importantes en todas las entidades. Eso conlleva nuevas exigencias a nivel profesional, puesto que se ha reconocido que la seguridad es algo más que disponer de sistemas, dirigir vigilantes, realizar investigaciones y resolver incidentes. Ya no basta con tener información y experiencia en sistemas de inteligencia y de operativa policial, es preciso poseer amplios conocimientos no sólo de gestión de la seguridad sino también de la gestión global, así como del entorno empresarial e institucional.


Manuel Sánchez Gómez-Merelo
Presidente de Grupo Estudios Técnicos (GET)
Director Europeo de la World Security Federation (WSF)
Director Secretaría Iberoamericana de Seguridad (SISEG)

 

En el plano de la seguridad global, los objetivos básicamente son: Prevenir los riesgos, garantizar la intervención, minimizar los daños o pérdidas, sistematizar las inspecciones y facilitar el apoyo y las ayudas exteriores, todo ello sujeto siempre al cumplimiento de la legislación y normativa vigente.

Sin embargo, ante la gravedad de los riesgos y las amenazas que nos ocupan, resulta obligada la integración operativa de la Seguridad Privada en la Seguridad Pública. Es necesario ya limar las diferencias y sumar esfuerzos, compatibilizando responsabilidades en algunos de los frentes, superando los obstáculos a la hora de compartir información, mejorando la confianza mutua y olvidando los desencuentros puntuales que en el pasado se han mostrado como barreras para la excelencia de ese trabajo en común.


NUEVOS RETOS Y EXIGENCIAS. Protección de las Infraestructuras Críticas

Esa integración operativa vendrá a facilitar las actuaciones necesarias para optimizar la respuesta ante los nuevos retos y exigencias de nuestro tiempo, como es el caso de la seguridad de las infraestructuras críticas y estratégicas, prioritariamente orientada hacia la protección contra agresiones deliberadas y, muy especialmente, contra ataques terroristas.
En España, la gestión de estos nuevos desafíos está liderada por el Ministerio del Interior, y, sin embargo, la seguridad de las infraestructuras críticas y estratégicas exige contemplar actuaciones que vayan más allá de la mera protección material contra posibles agresiones o ataques, razón por la cual resulta inevitable implicar a otros órganos de la Administración del Estado, de las demás Administraciones Públicas y del propio sector privado.
Por Seguridad de las Infraestructuras Críticas y Estratégicas se entiende como el  proceso de identificación, análisis, evaluación, estudio, implantación y gestión de los riesgos, así como los recursos y medidas preventivas y de protección implementadas para reducir la vulnerabilidad en situaciones de desastre natural, sabotaje, vandalismo o terrorismo, principalmente.
En este sentido, ya se viene analizando la situación, desarrollando planes y dando algunos pasos para prevenir y actuar ante cualquier tipo de amenaza en sectores clave, críticos y estratégicos, como transporte, energía, sistema financiero y telecomunicaciones, lo que incluye escenarios como aeropuertos, estaciones de metro o terminales de ferrocarril o autobuses, seguridad vial, centros de control de refinerías, compañías de agua, gas y electricidad, centrales nucleares, hospitales, etcétera.


RIESGOS, AMENAZAS Y VULNERABILIDADES

Las nuevas amenazas que preocupan al mundo en nuestros días representan un reto no sólo a nuestra capacidad técnica y estratégica sino también a nuestra imaginación. Son una realidad para cuya identificación basta una lectura de los últimos informes de la ONU, los EEUU y la UE, que muestran que, si bien hay hechos diferenciales al respecto, nadie se atreve a clasificar dichas amenazas como especialmente novedosas, salvo en las formas de materializarse, su impacto y sus consecuencias.
Cuando nos preguntamos sobre los riesgos y amenazas que tenemos que afrontar hoy de una manera global, destaca especialmente:

  • El Terrorismo, como una amenaza directa a la vida y a la seguridad;
  • Las Ciberamenazas, con aspectos significativos por la irrelevancia de las fronteras, la dependencia del ciberespacio o la débil legislación.
  • El Crimen organizado, como fenómeno transnacional y la vinculación de organizaciones criminales  y grupos terroristas.
  • La Inestabilidad económica, base de la conflictividad política y social con su impacto transversal.
  • La Vulnerabilidad energética, por su dependencia excesiva del exterior y la baja interconexión entre países.
  • La Proliferación de Armas de Destrucción Masiva, como grave amenaza a la paz y seguridad mundial por su dificultad de verificación y control.
  • Los Flujos migratorios no controlados, siendo algunos países como España un lugar de acogida con riesgo de radicalización extremista.
  • El Espionaje Industrial, con nuevo escenario en las TICs, en formas agresivas y con gran impacto.
  • Las Emergencias y catástrofes derivadas del cambio climático.
  • La Vulnerabilidad marítima, con sus actividades ilícitas y bases de suministro energético y económico.
  • Las Infraestructuras Críticas, como indispensables y sin alternativa, asediadas con riesgos múltiples;
  • Los Conflictos armados, como una amenaza capital para la seguridad, con necesidad de acondicionar las capacidades, organización y proceso de actuación de las Fuerzas Armadas a conflictos presentes y futuros.
Todos estos riesgos y amenazas globales en cada momento, lugar y circunstancias se verán afectados por aspectos claramente potenciadores, como son la pobreza, el uso nocivo de las nuevas tecnologías, las desigualdades sociales, el desequilibrio demográfico, el cambio climático, los extremismos ideológicos, etcétera.
En resumen, la realidad es que los riesgos se han incrementado y sofisticado y, por tanto, hay una exigencia de mayor eficiencia y nuevas respuestas. Nuevas respuestas que requieren tecnología, eficacia y calidad que ha de ser percibida por el ciudadano.

NUEVAS DEMANDAS DE SEGURIDAD CIUDADANA
Hoy el concepto de seguridad tiene dos realidades objetivas:
  1. Seguridad es mirar al futuro con confianza y sin miedo en un entorno previsible y estable.
  2. La inseguridad está globalizada y la seguridad hemos de globalizarla de manera EFICIENTE, VALIENTE Y URGENTE
Los cambios político-sociales reflejan una organización social en crisis que involucra a individuos e instituciones y ha generado la necesidad de buscar e implementar nuevas herramientas y metodologías de protección que permitan al ciudadano crear una realidad confiable y tranquila para su vida personal.
Las relaciones y articulaciones del crimen organizado en lo local, la evolución del terrorismo y su impacto social, la impunidad o incluso la inaplicabilidad de las normas vigentes, se suman e incluso alimentan la insolidaridad de la ciudadanía frente al entorno social.
La psicosis de amenaza se desprende de un problema central, en el que la delincuencia común, organizada al margen de la ley, es la más directa generadora del síndrome de afectación.
Lo cierto es que el miedo, la falta de una justicia eficaz y el aumento en el grado de violencia de los delitos incrementan la percepción de inseguridad de los ciudadanos
La evolución hacia un sólido Sistema de Seguridad Ciudadana se fundamenta principalmente en un nuevo y amplio concepto de seguridad que permita prevenir riesgos y amenazas dinámicas, transversales y transnacionales que precisan de respuestas globales, integrales y modulares, en un entorno que está cambiando profunda y constantemente.
La realidad es que los resultados del modelo actual, de alto contenido represivo y escaso contenido preventivo, no han sido satisfactorios, y se hace evidente que con este modelo, de cuya obsolescencia hay muchos ejemplos, no se ha logrado disminuir la criminalidad ni la creciente sensación de inseguridad de la población en las principales ciudades, complicando el panorama el hecho de que los sistemas judiciales, policiales y penitenciarios siguen arrastrando serios problemas y deficiencias
Dentro del imprescindible paquete de nuevas estrategias, necesario será contar con la vinculación de la ciudadanía si queremos asegurar su éxito, ya que su implicación tiende a promover mejores comportamientos sociales y a afianzar las relaciones Policía – Comunidad, orientando acciones preventivas que generen mejores prácticas entre la sociedad.  
No obstante, en general, los servicios públicos y privados no han recibido la debida atención ni formación para facilitar la implantación de las medidas preventivas necesarias que, aunque ofrezcan resultados más lentos, suelen ser más productivas que los tratamientos correctivos en cuanto a costes, y más eficaces en el intento de lograr soluciones sostenibles a largo plazo.

EVOLUCIÓN DE LA SEGURIDAD PRIVADA
El presente y futuro de la seguridad privada tiene una serie de parámetros en juego como son la existencia de proveedores altamente especializados, clientes participantes e implicados en el proyecto, empresas flexibles y en evolución, tecnologías abiertas y reglamentaciones globales, así como alianzas entre especialistas públicos y privados, entre otros.
Las principales causas de crecimiento del sector de la seguridad privada son el proceso de externalización de las actividades de vigilancia, de las que antes se encargaban directamente las empresas o instituciones, las carencias de recursos en la seguridad pública en algunas regiones o países, la transferencia de las tareas que antes eran competencia de los servicios públicos de seguridad, y sobre todo, el desarrollo de nuevos segmentos de mercado con requerimientos de especialización.
También el aumento de la percepción de inseguridad en la sociedad en general provoca una mayor demanda de seguridad por parte de las empresas, de las instituciones públicas y de los particulares.

SEGURIDAD PRIVADA EN  EUROPA
El mercado de la Unión Europea, según la Confederación Europea de Servicios de Seguridad (Coess) fundada en 1989 y constituida por 30 federaciones miembro y 2 miembros adheridos, 21 Estados miembros UE y un total de 28 estados emplea a más de dos millones de profesionales en más de 50.000 empresas en un entorno de mercados maduros y segmentados.
Un mercado de Seguridad Privada con una facturación anual de más de 24.000 millones de euros, con amplias relaciones y acuerdos de cooperación con la Seguridad Pública.
Su evolución apunta principalmente hacia la adecuación de su marco normativo a la realidad del sector, una cooperación reforzada con las asociaciones profesionales y empresariales y un especial desarrollo en el ámbito de las infraestructuras críticas y estratégicas, además de una clara diferenciación con las “private military companies”.

NUEVOS RETOS Y TENDENCIAS PARA LA SEGURIDAD PRIVADA
La puesta en valor de una moderna Seguridad Privada va a derivar de cuánto hagamos para incentivar su potencial y competencias, equilibrar la oferta, incorporar áreas de especialización, integrar nuevas tecnologías, desarrollar una educación y capacitación profesional y formal, crear la especialización, ampliar la cooperación institucional, mejorar la imagen y conseguir una armonización internacional.
 De una forma general, las tendencias importantes se relacionan con la diferenciación de las estrategias empresariales, la significación de la cualificación de los servicios de seguridad y la identificación de las necesidades y demandas de capacitación especializada.
En el ámbito de los sistemas, las tendencias se manifiestan en la reducción de los costes y la inversión, la integración de los sistemas de vigilancia y control, el aumento de los controles en la gestión y el incremento de las soluciones para una demanda segmentada.
Por otro lado, las tendencias en los servicios de vigilancia se centran en una mayor exigencia de especialización, reducción del empleo de armas de fuego, desarrollo de nuevos servicios especializados y la amortización de servicios.
Todo ello, dentro de las nuevas oportunidades que presentan los servicios de asistencia inmediata; el monitoreo con análisis de imágenes, voz y datos; la vigilancia móvil y la supervisión contratada; la capacitación técnica especializada en seguridad; la localización e identificación de personas; la localización automática de elementos; la escolta de carga crítica y especializada; el incremento de la investigación privada; la protección de activos y expatriados; la gestión y protección de rutas, etc.
Crecientemente significativa es la demanda de una Seguridad Privada Especializada por segmentos de mercado o actividad como: los centros comerciales y grandes superficies; los edificios de oficinas y singulares; las instalaciones de la industria y la energía; las redes de transporte (ferrocarril,  metropolitano, carretera, aéreo y marítimo); las centrales nucleares y complejos petroquímicos; las instalaciones militares y de alta seguridad; los centros hospitalarios, los centros penitenciarios, etc.

SEGURIDAD ÚNICA, PÚBLICA Y PRIVADA
La Unión Europea considera esencial la cooperación entre la Seguridad Pública y una Seguridad Privada modernizada que, ni puede considerarse como un producto a ser regulado por el mercado, ni puede ser tratado como un monopolio del gobierno, aunque sí deberá seguir siendo una seguridad subordinada y complementaria de la Seguridad Pública. Por todo ello, resulta inevitable e irreversible la cooperación, en aras a la obtención del objetivo común de lograr proveer la seguridad global que necesitamos.
Una comunidad profesional cooperativa y única para la mejor prestación del servicio público de seguridad y vigilancia, y, para cuyo fin irrenunciable, el Estado puede delegar en los particulares y en las comunidades organizadas, siempre de acuerdo con el régimen establecido por la ley, y sin renuncia a sus prerrogativas ni obligaciones de cara al objetivo de lograr una seguridad ciudadana sostenible.
Esa SEGURIDAD  CIUDADANA  fruto de la sinergia entre SEGURIDAD  PUBLICA + SEGURIDAD  PRIVADA habrá de sustentarse sobre las bases de la cooperación, la colaboración, la confianza, la transparencia y la profesionalidad, a fin de crear un clima permanente de implicación consciente y orgullo de pertenencia, compartiendo información técnica, facilitando unos flujos de comunicación profesionales y claros, y eliminando así las suspicacias y recelos que empobrecen las relaciones.  
Los protocolos de actuación definidos por el Estado para mejorar la colaboración y potenciar la motivación pasan por:
  • Valorar y respetar el trabajo realizado.
  • Mejorar el trato y la información.
  • Potenciar la accesibilidad hacia la organización.
  • Facilitar información de interés policial (estadísticas de robos, “modus operandi”, etc.)
  • Proporcionar respuestas a sus preguntas.
  • Difundir servicios excepcionales.
  • Proponer para menciones honoríficas o premios.
  • Aproximación profesional al personal de seguridad privada.
  • Mantenimiento de reuniones periódicas con Directores y Jefes de Seguridad de las empresas, detectives privados y asociaciones.
  • Especialización de los funcionarios policiales.
  • Contacto permanente con la Sala de Coordinación Policial.
Una colaboración que va a ser alimentada por:
  • Apoyo a las iniciativas privadas de colaboración.
  • Incentivación de la motivación a colaborar del personal de seguridad.
  • Aprovechamiento de la colaboración y de la información.
  • Designación de interlocutores claros y abiertos permanentemente.
  • Gestión, registro y evaluación de la colaboración.
  • Puesta en marcha de una política de reconocimiento de méritos personales y profesionales.

RECOMENDACIONES FINALES
El presente y futuro de la Seguridad en Europa pasa, principalmente, por:
  • Integrar el sistema de gestión de la Seguridad Pública y la Seguridad Privada.
  • Potenciar una nueva visión común y una cultura de seguridad sobre la base de amenazas complejas.
  • Incrementar los recursos de análisis y liberarlos de viejas patologías y rigideces.
  • Desarrollar el esquema de gestión integral operativa de la seguridad.
  • Crear un espacio global de sostenibilidad para la Seguridad Ciudadana.
  • Acotar los márgenes de la misión y visión para una Seguridad Privada profesional y de calidad.
Y, para todo ello, ahora, es tan importante la imaginación como el conocimiento y la inteligencia.

(1) Conferencia impartida en el XII Congreso Internacional de la Federación Panamericana de Seguridad Privada (FEPASEP). Argentina 2014

Siguiendo donde nos quedamos con el “Reinventando la Seguridad”(1) y el “Repensando la Seguridad”(2) y concluyendo que son continuas las señales de alarma, las más que percepciones de inseguridad que están viniendo por todos los frentes: económicos, sociales, políticos y culturales y están provocando una sensación generalizada de múltiples inquietudes o problemas generalizados, hemos de realizar nuevos y revolucionarios planteamientos de la gestión de la seguridad ahondando en el pensamiento cuántico.


Estamos inmersos en grandes tensiones socioeconómicas, políticas y ambientales que siguen derivando en crisis basadas en el incremento de las desigualdades económicas y sociales, con mantenimiento de grandes bolsas de desempleo, delincuencia organizada transnacional, migraciones obligadas por el terror o por las carencias básicas sociales, etcétera.
 
Todo ello, sin perder de vista que a poco más de una década de los terribles atentados terroristas de septiembre de 2001 en los Estados Unidos donde se provoca la ruptura del último paradigma de seguridad, la preocupación por ésta sigue siendo una de las cuestiones prioritarias para todo el mundo pues no solo se ha destrozado el modelo, sino todo el sistema de lo que podemos y debemos llamar Seguridad Humana.
Importantes han sido los atentados que se han venido produciendo en esta última década en diversos países como España, Reino Unido, Rusia, Pakistán, Arabia Saudí, Ucrania, etc., lo que ha hecho patente la situación de nuestras vulnerabilidades, en forma de algo más que percepción o inseguridad subjetiva.
No obstante, esta ruptura del paradigma de seguridad, especialmente reflejada por atentados terroristas, está lejos de ser el único problema de inseguridad.
Hablemos pues de nuevos paradigmas cooperativos y holográficos, necesarios para afrontar eficazmente la multitud de nuevos retos y nuevos desafíos transfronterizos que precisan un enfoque multilateral e incluso universal.
Es el momento de implementar una visión de conjunto orientada a la búsqueda del mejor resultado y del bien común, con análisis y abordajes sinérgicos que puedan desembocar en una verdadera Seguridad Humana.
Todas las fuerzas en concurso han de limar diferencias y apostar por valores y soluciones que conduzcan a un modelo de seguridad única que pueda agilizar la implantación de una plataforma de integridad que consolide las bases del bienestar de una sociedad actualmente inmersa en crisis prologadas, fracasados sistemas socioeconómicos y sociopolíticos, amenazas terroristas globalizadas y repercusiones de Estados fallidos o en descomposición.
Cada día se suman nuevas amenazas que representan nuevos retos y, consecuentemente, requieren nuevas exigencias de seguridad que ya sólo admiten un planteamiento de conjunto en base a un pensamiento holístico.
Así pues, hemos de ponernos en movimiento y sacudirnos la pereza, el miedo, el desconocimiento y, especialmente, las rigideces de esquemas reactivos, y hemos de hacerlo entre todos, cada uno en su ámbito, con sus fuerzas, siempre con prudencia y también con firmeza y, sobre todo, con esa imprescindible visión integral, holística y proactiva.
Podemos pensar con la mente lineal de siempre que no es posible modificar nuestro modelo social, basado en un individualismo patológico, y abrumarnos frente a preguntas sin respuesta: ¿Cómo vamos a salir de esta situación? ¿Quiénes nos van a ayudar? ¿La clase política con su actual radicalismo e inmersa en generalizados síntomas de corrupción? ¿Las corporaciones económicas, más vinculadas con los problemas que con las soluciones? ¿Los medios de comunicación que anteponen intereses de audiencia a cualquier precio?
Necesitamos una revolución copernicana de pensamiento que nos permita sacar la cabeza de la zona cómoda del geocentrismo aprendido, porque, al igual que la tierra resultó no ser el centro del cosmos, llegará el momento en que podamos comprender y demostrar que cada país, cada bandera y cada credo no son el centro de nada ni pueden seguir beneficiando a nadie si no benefician a todos. No existen planteamientos ni soluciones particulares en nuestro sistema planetario ni social, porque giramos alrededor de una estrella más grande llamada humanidad y, ésta, a su vez, es tributaria de un conjunto de conjuntos armónico que se llama Universo.
Tenemos que poder entender y defender una visión más alta y amplia, un Cosmocentrismo Social que contemple y defienda lo global frente a lo particular, universalice el abordaje de las soluciones y optimice los recursos empleados en su consecución.
La adaptación requerida es urgente porque nuestros antiguos paradigmas han dejado de funcionar, la situación es cada vez más compleja y se requiere aumentar la velocidad de tránsito a esos nuevos modelos de entender lo global ya que todavía nos quedan por vivir amenazas emergentes nunca antes enfrentadas.
Es imprescindible tener muy presente que la integración de los derechos, el desarrollo económico-social y la seguridad humana son una fórmula clave e inaplazable para lograr sustentar la base del bienestar de la humanidad y una mejor y sostenible calidad de vida, pero la seguridad es antecedente y consecuente de la aplicación de esos principios que, siendo universales, la hacen imposible de parcelar.
 
Renovar los circuitos del pensamiento
Para empezar, hemos de aprender a renovar los circuitos de nuestros cerebros corporativos de seguridad.
Hay que utilizar un nuevo modelo que logre vincular las clásicas inteligencias mental, emocional y espiritual. Se necesita una visión de cómo utilizar los nuevos conocimientos para cambiar las prioridades, la estructura y el liderazgo de las organizaciones.
La necesidad de cambiar de paradigma es real e imprescindible. Muchos hablan del término pero pocos lo entienden o están haciendo algo nuevo por impulsarlo en sus ámbitos. Hay quien piensa que se trata simplemente de un modelo teórico o de una forma de pensar. Es algo más. Significa todo un marco conceptual que engloba nuestras ideas inconscientes y nuestros valores más arraigados y que enfoca íntegramente nuestra realidad mental y emocional, pero, sobre todo, determina nuestras expectativas y proporciona respuesta a las preguntas y estructura nuestro punto de vista allá donde lo estemos aplicando.
Recordemos someramente las tres clases de pensamiento:
  1. El Pensamiento Racional, lógico y guiado por las reglas, que da lugar a conceptos y categorías del paradigma newtoniano de partes.
  2. El Pensamiento Asociativo, vinculado a los hábitos, similar al paradigma ondulatorio newtoniano, según el cual todo está entrelazado.
  3. El Pensamiento Creativo, capaz de romper las reglas y de crearlas y que se comporta de forma similar a las estructuras emergentes que encontramos en el paradigma cuántico.
De ellos, cabe destacar el pensamiento asociativo o pensamiento paralelo, que nos permite reconocer pautas, aprender habilidades y está arraigado en nuestra experiencia física y emocional. Es de tipo “ensayo y error”. Los ordenadores de redes neuronales o de procesamiento paralelo, se han perfeccionado hasta el punto de imitar la capacidad para el pensamiento asociativo de los humanos.
Sin embargo, hasta hace muy poco el pensamiento asociativo solo ha sido valorado y reconocido principalmente en las profesiones relacionadas con las ciencias, la ingeniería y la arquitectura, donde las cualidades visuales y espaciales, mezcladas con pensamientos complejos e intangibles, precisan ser entendidas para ser comunicadas.
 
Creatividad y pensamiento cuántico
El cambio de paradigmas de seguridad es imprescindible para acometer nuevos retos y exigencias en la sociedad que vivimos. Hemos de analizar y actuar sobre aspectos de seguridad con una visión holística, pues el mundo no está formado por piezas separadas y aisladas, sino conjuntos que guardan una relación compleja y sinérgica entre sí. Es el momento de avanzar y revisar las viejas leyes newtonianas de comportamiento que también esclerosan el panorama de las seguridades.
Desde el siglo XVII, el paradigma dominante en el mundo occidental ha estado moldeado por la ciencia newtoniana o mecanicista que tiende al determinismo, el reduccionismo y el atomicismo pero, la ciencia radicalmente distinta ya iniciada en el siglo XX con la relatividad, la mecánica cuántica, el caos y la teoría de la complejidad, nos ayuda a abordar los conceptos básicos de un nuevo modelo.
La newtoniana es una ley simplista marcada por la idea de “o lo uno o lo otro” y el culto al experto, con leyes férreas de predicción, control y programas.
La ciencia cuántica nos dice que el mundo es de una pieza, es holístico por tanto, la humanidad se enfrenta irremisiblemente a un “salto cuántico” hacia un futuro en el que el todo esté presente siempre al tiempo que la parte.
La actual sociedad y sus seguridades requiere de un punto de vista nuevo y diferenciador, y una determinada manera de entender el tiempo que es más corto y el espacio que es más grande, de la mano de la lógica y la causalidad, que son invitados permanentes.
Hay que hacer un salto hacia lo desconocido, un cambio de paradigma de seguridad que enfoque los problemas de manera cuántica. El espacio y el tiempo cuánticos poseen escaso significado. Los sucesos cuánticos son incontrolables, se producen sin causa aparente y un principio cuántico de incertidumbre sustituye a las leyes de la naturaleza predecibles hasta ahora.
El pensamiento cuántico ha de ser creativo, intuitivo e inclusivo, y servir para romper nuestros hábitos, modelos mentales y paradigmas ya obsoletos. Si no queremos quedarnos en un mecanicismo inmovilista, hemos de poder pasar de lo determinado a lo indeterminado, de la necesidad de certidumbre y predictibilidad, a la gestión de la incertidumbre y la ambigüedad, y, de los caros esquemas del control, al cultivo de resultados y de confianza…
El pensamiento cuántico es holístico y unifica, contempla y relaciona todos los datos, integra los procesos del pensamiento en serie y asociativo pero, para pasar a esta forma de pensar, hemos de hacerlo desde fuera de nuestros esquemas obsoletos y rutinas habituales.
En cualquier caso, no hay que minusvalorar que la revolución newtoniana supuso el gran estallido del pensamiento en serie, el pensamiento oriental hizo florecer el pensamiento asociativo y el pensamiento cuántico lo que hace es dar un salto hacia una perspectiva situada más allá.
Atrevámonos a saltar.

(1) http://manuelsanchez.com/2013/02/18/reinventando-la-seguridad/
(2) http://manuelsanchez.com/2013/03/11/repensando-la-seguridad-humana/


03/09/2014

MANUEL SANCHEZ GÓMEZ-MERELO

Aunque en España existe todavía una gran incultura en materia de Seguridad Privada y sigue siendo una asignatura pendiente para el Estado y el sector poner en valor todo lo que esta aporta a la mejora y eficacia de la seguridad para la sociedad, la Seguridad Privada es, en general, un bien apreciado ya por el ciudadano.

Deberemos acostumbrarnos a la presencia de empresas de seguridad privada en el día a día de nuestras vidas porque tienen una misión incuestionable que cumplir, más allá de los trasnochados criterios de pensar que es pura privatización de la Seguridad Pública.


España y su estado del bienestar maltratado tienen en la seguridad una dualidad pública/privada que ha de aclarar y consolidar ante la sociedad.

En este sentido, tenemos ante nosotros una nueva Ley de Seguridad Privada, la 5/2014, que viene a sustituir a la ya superada Ley 23/92, lo que representa una puesta al día imprescindible, un reconocimiento necesario de la aportación privada y el incremento de su colaboración, con un verdadero paso desde el control al aprovechamiento de los recursos privados en lo público.

“La nueva Ley representa un tratamiento total y sistemático de la seguridad privada en su conjunto, que pretende abarcar toda la realidad del sector existente en España, al tiempo que lo prepara para el futuro…” con mecanismos legales para aprovechar sus recursos y controlar sus incumplimientos o las potenciales violaciones de los derechos ciudadanos de forma efectiva.

Una nueva ley que presenta nuevas oportunidades ante una especial demanda para la contratación de servicios de seguridad privada en los sectores estratégicos definidos en la Ley 8/2011 de Protección de Infraestructuras Críticas, donde las empresas de seguridad privada deberán contar, con carácter previo a la prestación de sus servicios, con una certificación emitida por una entidad acreditada que garantice, como mínimo, el cumplimiento de la normativa administrativa, laboral, de Seguridad Social y tributaria que les sea de aplicación.

Una nueva ley que tiene entre otros objetivos, obtener, de un modelo legal de seguridad privada ya consolidado y maduro, la máxima eficacia y eficiencia en beneficio de la seguridad común, así como regular la coordinación y la colaboración entre la seguridad pública y la seguridad privada, incidiendo en su complementariedad y acentuando al máximo los elementos diferenciales para esa colaboración.

Una nueva ley que está constituida fundamentalmente por siete títulos: Disposiciones generales, Coordinación, Empresas y despachos, Personal de Seguridad Privada, Servicios y Medidas de Seguridad, Control Administrativo y Régimen Sancionador, y que se desarrolla en 13 Capítulos y 72 Artículos. Se completa con las Disposiciones Adicionales, Transitorias, Derogatoria y Finales.

Una nueva ley de la que me parece importante destacar los aspectos y las condiciones siguientes:

Disposiciones Generales

En estas Disposiciones Generales, desarrolladas en 13 Artículos, se estructura principalmente el modelo de seguridad privada donde se pasa de un tratamiento normativo parcial, a una ley generalista, reguladora de la totalidad de materias que configuran el sector de la seguridad privada.

Igualmente se fija el ámbito material y la finalidad a la que sirve la propia seguridad privada, y se definen conceptos jurídicos antes imprecisos o indeterminados, como por ejemplo los del personal acreditado. También se regula las llamadas actividades compatibles y se completa y perfila mejor las actividades de la propia seguridad privada.

Por primera vez se reconoce a los operadores de seguridad como personal acreditado.

Por otro lado, la seguridad de la información y las comunicaciones aparece definitivamente determinada como actividad compatible, decisión muy loable pero no exenta de complicación para el sector.

Y, finalmente, cabe destacar la liberalización de la actividad de planificación, consultoría y asesoramiento, que pasa a considerarse como actividad igualmente compatible, aspecto este que puede presentar aspectos negativos en su desarrollo habitual.

Titulo I. Coordinación

En este apartado, desarrollado en 3 Artículos, cabe destacar la especial determinación de las ideas fundamentales de la ley, como son la coordinación y la colaboración entre la seguridad pública y la seguridad privada.

También se pasa de subrayar el concepto de subordinación, a desarrollar más eficazmente el principio de complementariedad a través de otros conceptos como son el de cooperación o de corresponsabilidad, donde trasciende el nivel bidireccional de intercambio de la información así como se contempla la existencia de órganos de colaboración y encuentro.

Igualmente, destaca que: “Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad podrán facilitar al personal de seguridad privada en el ejercicio de sus funciones, informaciones que faciliten su evaluación de riesgos y consiguiente implementación de medidas de protección”.

Título II. Empresas de seguridad y despachos de detectives privados

Apartado desarrollado en 9 Artículos, donde cabe destacar que se unifica y establece un nuevo Registro Nacional de Seguridad Privada.

Del mismo modo, es de subrayar el hecho de que se sustituye el sistema más gravoso de la autorización administrativa por el de la declaración responsable para centros de formación, despachos de detectives privados y empresas de instalación y mantenimiento.

Título III. Personal de seguridad privada

Este apartado (desarrollado en 12 Artículos) hay que destacar que amplia el actual sistema de acceso profesional y da cabida a otras posibilidades de acceso a la formación mediante el sistema que determine el Gobierno, a propuesta del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, al contemplarse la posibilidad de una formación profesional reglada o de grado universitario para el acceso a diferentes categorías o profesiones de seguridad privada, o de los correspondientes certificados de profesionalidad del Ministerio de Empleo y Seguridad Social.

Igualmente, es de subrayar el que se ofrece protección jurídica análoga a la de agentes de la autoridad para el personal de seguridad privada frente a las agresiones o desobediencias de que pueden ser objeto cuando desarrollen actividades de seguridad privada en cooperación o bajo el mando de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.

Título IV. Servicios y medidas de seguridad

En este apartado, desarrollado en 15 Artículos, hay que mencionar que se especifica la forma de prestación de los servicios de seguridad y se hace ampliación del catalogo de estos en aras a una mayor participación del sector hacia una seguridad más completa y única.

Destacar igualmente que se regulan los servicios de videovigilancia y de investigación privada, así como se regula por primera vez a nivel de legislación, las medidas de seguridad y se introduce el sistema de normalización y certificación.

Por otro lado, cabe destacar otra importante novedad y es que capacita al Gobierno para obligar a los organizadores de eventos a contratar seguridad privada.

En este mismo sentido, de ampliación del catálogo de servicios, se abren nuevas líneas de actividad como la prestación de servicios en áreas o recintos exteriores de los Centros Penitenciarios; la participación en la prestación de servicios encomendados por y a la seguridad pública; la vigilancia en los espacios de uso común de urbanizaciones y polígonos industriales; y la participación en materias propias de la Protección Civil, entre otros.

Título V. Control administrativo

Desarrollado en 3 Artículos, en este apartado se determina las actuaciones de control e inspección, así como las medidas provisionales anteriores al procedimiento.

Título VI. Régimen sancionador

Con independencia de que en este apartado, el más amplio de la ley, desarrollado en 17 Artículos, se actualiza, se perfecciona, se amplia y se separa las infracciones, respecto a la Ley 23/92, hay que destacar especialmente que se hace hincapié en la regulación de aquellas conductas infractoras con el objeto de evitar el intrusismo de las empresas de seguridad, el personal no habilitado, las empresas de servicios que desarrollen actividades de seguridad o los usuarios.

Hacia una Seguridad Única

Con esta nueva Ley 5/2014 de Seguridad Privada estamos ante la oportunidad de seguir la senda y conseguir una Seguridad Única, Pública y Privada, Integral e Integrada, Profesional y Especializada.

Una Seguridad Integral con la Convergencia de las Seguridades y una Seguridad Integrada por la física y la lógica.

Todo ello, con el objetivo de realizar una Gestión integrada de Riesgos, Amenazas y Vulnerabilidades.

Esto implica especialmente trabajar por la optimización del gasto y el adecuado dimensionamiento de las inversiones en materia de seguridad, a la búsqueda de una eficacia proporcionada con el reto de realizar mucho más con menos… y mejor para la seguridad humana y ciudadana.

Para unos ciudadanos de los que no debemos olvidar que lo que más les importa es la percepción, esa sensación de seguridad que, en definitiva, pone en valor los trabajos y esfuerzos que el poder legislativo y ejecutivo vienen realizando no sin una especial participación de los profesionales (públicos y privados), verdaderos protagonistas de lo que se consigue.

Y si de esos protagonistas hablamos, integrados por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, los responsables y directores de seguridad en entidades públicas y privadas y las empresas de seguridad y sus profesionales son los que constituyen esa verdadera y única seguridad para los ciudadanos.

Unos colectivos profesionales inmersos todos ellos en dar la respuesta eficaz a esos nuevos retos y demandas de la seguridad en todos sus ámbitos, ante una, sin duda, inseguridad globalizada que ha generado un espacio más grande y unos tiempos más breves para la lucha contra todo tipo de riesgos y amenazas.

Pero, para todo ello, precisamos de una mayor profesionalización del sector, de las empresas de seguridad implicadas con una dirección comprometida, con profesionales capacitados y motivados para los nuevos retos, demandas y oportunidades.

Por tanto, estamos ante el reto de renovación empresarial del sector de la seguridad privada, donde la situación se agrava por la suma de múltiples aspectos y dejaciones empresariales, principalmente desde que comienza la crisis económica europea y, particularmente, la española.

Un sector que viviendo en tiempos revueltos y desordenados precisa de una mayor convergencia y consenso entre las empresas y los profesionales, inmersos las primeras en la lícita búsqueda de la rentabilidad económica y los segundos en una mayor y mejor eficacia ante los nuevos retos.

Y un sector hay que decir también que, principalmente, amenazado y afectado por una pérdida de actividad, ha reducido la necesaria defensa de los nuevos sistemas tecnológicos y la calidad de los servicios.

Ahora, con las oportunidades que ofrece la nueva Ley 5/2014, el reto más importante para la Seguridad Privada está en poner en valor su amplia y especial participación profesional en el entramado de la seguridad en general, incrementar su aportación a la cultura de seguridad y, más que nunca, poner a disposición pública y privada sus conocimientos, medios y experiencias para hacer ese más con menos, de acuerdo con la exigida eficacia.

En este sentido, es sin duda necesaria la especialización empresarial y profesional mediante la colaboración Academia–Empresa con una Formación Especializada que tendrá como resultado esa promoción profesional que hasta ahora se echa especialmente en falta.

Componente igualmente imprescindible seguirá siendo el desarrollo y cumplimiento de la normativa europea, el desarrollo de los programas de certificación de productos, empresas y profesionales, así como la implantación de nuevos procedimientos y protocolos de actuación. Todo ello bajo un programa de control para su cumplimiento.

Capítulo aparte requiere el tratamiento de las nuevas oportunidades para el sector de la seguridad privada, sus empresas y profesionales, surgidas de la aprobación de la Ley 8/2011 de Protección de Infraestructuras Críticas cuyo desarrollo e implementación requiere de una respuesta especializada y personalizada para todas y cada una de las infraestructuras y sus operadores, con un planteamiento de Seguridad Global y un desarrollo muy especial de la Ciberseguridad.

Todo ello, sin duda, presenta nuevos retos y oportunidades para el desarrollo empresarial y la especialización profesional que redundará en el incremento de las Seguridades.

Finalmente, en esta crónica de una ley anunciada se acaba lo malo: un largo periodo de una ley reconocida como “claramente insuficiente” y, ahora, viene lo peor o lo mejor: su desarrollo reglamentario donde, siendo positivos, hay que destacar la especial predisposición del Ministerio del Interior para ello, principalmente en colaboración y a través de la Comisión Nacional de Seguridad Privada, siendo esperable el adecuado y mejor reglamento que al país y a la sociedad le corresponden.

A modo de conclusiones

La nueva Ley 5/2014 es una oportunidad para la renovación de la seguridad privada y un paso hacia la seguridad única (pública y privada), al igual que supone un reto hacia la convergencia, así como una exigencia hacia la eficacia a través de una irreversible profesionalización y una mayor especialización empresarial, todo ello, sobre la base de una normativa europea avanzada que, sin duda, respalda un programa para su certificación.

Uno de los retos y oportunidades más importantes corresponderá a la respuesta de seguridad en las Infraestructuras Críticas y Estratégicas, en cumplimiento de la Ley 8/2011.


Los sistemas penitenciarios, las instalaciones de las cárceles en Latinoamérica están muy lejos de lograr el objetivo de la regeneración de los delincuentes y su reinserción en la sociedad.

En toda la Región, en el mejor de los casos, se administran los problemas en lugar de resolverlos.


De México a Argentina las dificultades desbordan su administración, ya sea por la falta de planificación, obsolescencia de los sistemas, incongruencia en los procesos penitenciarios y de la justicia penal o por escasez y antigüedad de las infraestructuras penitenciarias y de los recursos de control y gestión. 

A toda esta problemática viene a sumarse y rematarlo la sobrepoblación, pues la capacidad instalada en el sistema penitenciario de la región es de aproximadamente 960.000 plazas, mientras la población es de casi 1.400.000 internos, lo que implica que se han rebasado los espacios en más de 42 por ciento (la media internacional es 21 por ciento).

Los resultados que se hicieron públicos el año pasado ya ponían de relieve los graves problemas y las precarias situaciones en las prisiones que existen en todos los países de la Región.

Problemática que, principalmente, tiene como base las elevadas tasas de hacinamiento, resaltando: el casi 400 por cien de hacinamiento en Venezuela; el 235 en Bolivia, el 180 en Brasil; el 154 en Colombia; el 170 en Ecuador; el 300 en El Salvador; el 156 en Honduras; el 135 en México; el 123 en Perú; el 130 en Costa Rica; el 150 en Panamá; el 123 en Chile; el 121 en Argentina; y el 131 por ciento en Uruguay.

Igualmente, destacan otros aspectos muy generalizados como son la existencia de autogobierno en muchas cárceles a través de grupos organizados o mafias, así como esquemas de seguridad frágiles, producto de la debilidad institucional o de procesos con elevados niveles de corrupción que generan gran preocupación y situaciones de inseguridad y angustia a los internos.

En este sentido, las condiciones de hacinamiento de reclusión actuales, en muchos casos, hacen imposible garantizar simplemente los derechos humanos de los internos, ya sea por la situación de inhabitabilidad que define a gran parte de los establecimientos de la Región, o bien por la ausencia de un trato profesional o básicamente humano.

De manera importante, se carece de esquemas estructurados que reivindiquen social e institucionalmente el trabajo penitenciario y que estimulen, vía remuneración, un espíritu corporativo basado en principios éticos que den solidez, fiabilidad y garantías a las instituciones.

Además, la idea de que la prisión se compone únicamente de paredes, puertas y barrotes está superada hace mucho tiempo por el aumento de perfiles delincuenciales.

Es muy importante subrayar que la arquitectura y construcción está obsoleta y la tecnología escasa.

Todo, en gran medida, está basado en una falta de voluntad política y recursos financieros y profesionales. Los presupuestos de mantenimiento apenas alcanzan a cubrir, en muchas ocasiones, las necesidades operativas de las administraciones penitenciarias.

En los últimos tiempos, muertes, agresiones, motines y fugas de presos de las cárceles de toda Latinoamérica han puesto de relieve la realidad de emergencia que se vive tras las rejas y el sufrimiento de los familiares.
Nuevos planteamientos, nuevas soluciones

Ante problemas globales, como es el caso de las cárceles en Latinoamérica, necesitamos nuevas soluciones también globales e integradas.

Nuevas soluciones globales que parten de la reinvención de la arquitectura penitenciaria y nuevas soluciones de construcción y de reconversión de lo existente y salvable. Todo ello como base para conseguir el objetivo de unas condiciones mínimas de convivencia y cumplimiento en aras a obtener unos aceptables índices de reinserción social de penados.

 

Soluciones globales que, sin duda, pueden y deben aportar un nuevo y ágil planteamiento para una situación de alarma carcelaria global en Latinoamérica en el que todos los países tienen un plan urgente de construcción de nuevos Centros Penitenciarios y remodelación y ampliación de otro gran número de cárceles, actualmente obsoletas y con inaceptables niveles de hacinamiento y descontrol y una situación de condiciones sanitarias y de convivencia que, definitivamente, supone una grave vulneración de los derechos humanos.
Diseño y construcción modular de nuevas cárceles

Más de sesenta nuevos Centros Penitenciarios serán construidos en los próximos cuatro años en Latinoamérica.

En este sentido, un grupo de profesionales de larga experiencia y especialización venimos desarrollando nuevos modelos de arquitectura y construcción modular penitenciaria tendente a acometer este nuevo reto con grandes exigencias de eficacia y optimización de los recursos económicos y un planteamiento de reinserción social también prioritario.

 

Este nuevo modelo de cárcel está basado en un sistema de construcción de módulos de hormigón, con un techo abovedado que le imprime una geometría característica y que cubre todos los aspectos del proceso constructivo de cualquier edificación susceptible de poder ser ejecutada modularmente. El sistema integra desde el diseño de la arquitectura propia, que define el cometido y funciones de cada módulo; la producción del propio módulo como unidad estándar mediante prefabricación pesada; su transformación para poder cumplir su objetivo especifico derivado del proyecto de arquitectura en la fase de terminación y acabado y, por último, su transporte y montaje en la ubicación definitiva de la obra en construcción.

El módulo, especialmente diseñado para construcción y ampliación de centros penitenciarios, permite también que el sistema sea escalable, pudiendo crecer por adosamiento en todas las direcciones, incluido en altura. Otra de sus características principales es que permite la personalización y acondicionamiento a cualquier tipo de acabado en suelos, paredes, cerramientos, instalaciones, etcétera.

Este tipo de planteamiento y construcción modular ha ido obteniendo resultados positivos en distintos países de cara a la administración de la justicia, el cumplimiento de las penas y su resocialización, más allá de los resultados inmediatos de optimización de los recursos, velocidad de la construcción e importantes ahorros de inversión y gasto, prioridades irreductibles en estos momentos, especialmente en Latinoamérica.


La Seguridad Privada pasa, en la actualidad, por el debate y discusión política de una nueva Ley que sustituirá a la ya obsoleta del año 1992.
Es fácil detectar con frecuencia la poca labor de investigación periodística y escaso rigor que, en general, se observa en los medios de comunicación sobre el tratamiento de los temas de seguridad, y sorprende asimismo comprobar lo poco que se valora la repercusión y consecuencias que el desconocimiento o la mala gestión de esa información puede tener sobre la sociedad, hasta bordear incluso el peligro de generar alarma social.


Manuel Sánchez Gómez-Merelo
Consultor Internacional de Seguridad
Miembro experto de la Comisión Nacional de Seguridad Privada del Ministerio del Interior

 
Transcurría 1849 cuando se creó la figura de “Guarda Municipal de Campo”, la primera figura de seguridad privada en la historia reciente de España. Eran Guardas Jurados por una Orden de la Reina Isabel II, del Ministerio de Agricultura con el concurso del Ministerio de Gobernación. Guardas Jurados que debían ser hombres que gozasen de buena opinión y fama, que nunca hubiesen sido condenados por delito alguno, y que no hubieran sido despedidos por alguna infracción disciplinaria de su trabajo. Tenían reputación de hombres buenos que terciaban en pleitos y discusiones. Siempre juraron (de formas distintas según las épocas) proteger los intereses puestos bajo su custodia, con lealtad al poder establecido.
 
El sábado 10 de Noviembre de 1849 la Gazeta de Madrid publicaba en su número 5.581 el “Reglamento para los guardas municipales y particulares del campo de todos los pueblos del reino”.

 
De ahí a nuestros días se ha venido desarrollando la actividad hasta 1992 donde se aprueba la Ley 23/92 de Seguridad Privada que regula la actividad y es primera norma de rango legal que regula todo el sector.
Ley que, por primera vez en casi siglo y medio, no contempla el carácter de agente de la autoridad; separa la habilitación de vigilante de la licencia de armas; crea las especialidades de escolta privado y de vigilante de explosivos, así como las figuras de los Jefes de Seguridad y los Directores de Seguridad; y sigue manteniendo la figura de los guardas de campo, con las variantes de pesquerías marítimas, caza y piscifactorías.
 
Con todo ello, “la Ley de Seguridad Privada pasa de poner el acento en el principio de la subordinación a desarrollar más eficazmente el principio de complementariedad a través de otros que lo desarrollan, como los de cooperación o de corresponsabilidad…” y, en resumen, ratifica que, en el modelo español, la seguridad privada es auxiliar, complementaria, subordinada, colaboradora y controlada por la Seguridad Pública.
 
A efectos de esta ley se entiende por seguridad privada: “el conjunto de actividades, servicios, funciones y medidas de seguridad adoptadas por personas físicas o jurídicas, públicas o privadas realizadas o prestadas por empresas de seguridad… Todo ello, para hacer frente a actos deliberados o riesgos accidentales… con la finalidad de garantizar la seguridad de las personas, proteger su patrimonio y velar por el normal desarrollo de sus actividades”

 
Una actividad amplia y compleja dentro de un gran catálogo de riesgos y amenazas, por lo que constituyen actividades de seguridad privada principalmente: la vigilancia y protección de bienes y establecimientos públicos o privados, así como de las personas que pudieran encontrarse en los mismos; el acompañamiento y protección de personas físicas determinadas; el transporte, depósito y custodia de monedas y valores; el transporte, depósito y custodia de explosivos, armas y cartuchería; la instalación y mantenimiento de sistemas de seguridad; la gestión de centrales para la conexión, recepción y verificación y, en su caso, transmisión y respuesta ante las señales de alarma; la investigación privada con relación a personas, hechos o delitos solo perseguibles a instancia de parte.
 
Todo ello, subrayando el especial carácter preventivo de estas actividades de seguridad privada.
Por tanto, y según se expresa en la exposición de motivos del Proyecto de la nueva Ley, “… la seguridad privada se ha convertido en un verdadero actor de las políticas globales y nacionales de seguridad”.

 
Así, hasta el momento, ni el conocimiento y tratamiento periodístico otorgado al asunto, ni la discusión política están a la altura de la importancia y repercusión social que corresponde a un tema de esta envergadura.
 
Una Seguridad Privada que no es nueva ni fruto de ninguna tendencia política significada, ni debe ser planteamiento alternativo a las posibles carencias de la Seguridad Pública o la potencial privatización de ésta.
 
En este sentido, y teniendo en cuenta que no es defendible ni planteable la privatización de la seguridad pública, las voces altisonantes, quizá desconocedoras de la realidad y evolución de la seguridad privada como desarrollo de la sociedad y no como alternativa a las posibles carencias de la seguridad pública, deberían de pararse un momento a analizar lo qué sería un día normal sin la seguridad privada.
 
Un día sin la Seguridad Privada
Si un día al despertarnos observáramos que las empresas y profesionales de la seguridad privada dejaron sus puestos y misiones… las armas, la vigilancia, la protección de los bienes y personas… ¿qué pasaría? Pues, sencillamente, que tendríamos un caos de tamaño descomunal. 
 
Un caos por la desaparición sin alternativa de una seguridad privada, donde en España trabajan, según datos del Ministerio del Interior, más de 1.500 empresas acreditadas, con más de 100.000 profesionales habilitados, y en la que, sólo en el año 2011, se llegaron a realizar más de cuatrocientos mil contratos y más de un millón cien mil servicios, con un resultado en materia de colaboración de más de sesenta mil actuaciones o comunicaciones a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad sobre auxilios, colaboraciones, informaciones y detenidos.
 
Pero, más allá de unas cifras globales, y a modo simplemente de ejemplo, ¿cómo sería un día normal de actividad en un aeropuerto como el de Madrid donde trabajan más de 600 vigilantes de seguridad, o en el Metro de Barcelona y Madrid donde desarrollan su actividad más de 600 y 1.500 vigilantes de seguridad, respectivamente?
 
¿Qué pasaría en una Central Nuclear donde hay habitualmente más de 70 vigilantes de seguridad? ¿Y en los centros comerciales, áreas industriales, polvorines, transporte público, etc.? ¿Cómo se gestionarían grandes eventos culturales o deportivos donde pueden llegar a trabajar más de 500 vigilantes de seguridad en uno solo de ellos?
 
Igualmente ¿cómo se desarrollarían los más de 9.000 servicios anuales de transporte y custodia de dinero y valores o los más 1.600 transportes de explosivos?, ¿Cómo se realizaría el control y la gestión de más de un millón y medio de sistemas de alarma monitorizados por las centrales de alarmas privadas que generan en conjunto más de 200.000 señales de alarmas falsas o no deseadas?, ¿Quién efectuaría el  acompañamiento y protección de personas determinadas? O ¿quién protegería nuestros pesqueros que están faenando en el Océano Índico?
 
En todo caso, se incrementarían los riesgos de actos violentos, robos, atracos, agresiones, vandalismo, o incluso podría colapsarse la actividad normal en donde las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad no podrían ni deberían estar presentes. Y no podrían principalmente porque no poseemos esos recursos, y, sobre todo, no deberían porque, en la mayoría de los casos, son actividades privadas, incluso con ánimo de lucro, en las que no procede poner a disposición esos recursos públicos para nada que vaya más allá de su misión superior de garantizar la seguridad ciudadana.
 
A modo de conclusiones
Es evidente que la sociedad depende de la Seguridad Privada como auxiliar y complementaria de la Seguridad Pública. Su misión, especialmente preventiva, abarca todas aquellas actividades que precisan seguridad preventiva, como son principalmente las infraestructuras de transporte, industriales o comerciales, o, caso especial, el correspondiente a la  mayoría de las infraestructuras críticas o estratégicas del país,  en las que su seguridad interna y de funcionamiento debe ser costeada por sus propios operadores. Actividad y competencia aparte tendrán los recursos de Seguridad Pública para garantizar la Seguridad Ciudadana de los entornos correspondientes.
 
Finalmente, no se hagan lío los que piensen que la especialización y el crecimiento paralelo de la seguridad privada es una forma de privatización de la seguridad pública. El normal desarrollo de la sociedad, presenta nuevas complejidades, retos y demandas que sólo se puede afrontar correctamente con soluciones nuevas y cooperativas. No es eficiente plantear que sea la Seguridad Pública la que preste atención a este vastísimo campo de especialización, sino que los nuevos desafíos han de contar con un sector privado reforzado, bien formado y dotado de medios específicos para realizar su complementaria labor de la mejor manera posible y con la mejor capacitación.
 
En este sentido, hay un importante capítulo aparte aún nada debatido, y merece la pena subrayar que, para el normal desarrollo de la Seguridad Privada, es imprescindible también una revisión y ampliación rigurosa de los programas de formación básica y de especialización, de todos los niveles profesionales del sector, en lógico acercamiento a los niveles de capacitación que son exigidos en la Seguridad Pública. El incremento de formación y capacitación profesional es una asignatura pendiente imprescindible de modificar y aprobar.
 
Hay que insistir en un concepto muy básico a tener en cuenta, como es que la Seguridad Humana en general, y la Seguridad Ciudadana en particular, requieren del concurso y cooperación de la Seguridad Pública más la Seguridad Privada, logrando pasar de la simple “acción preventiva” al “compromiso preventivo coordinado”, con una seguridad única que aporte sinergias, y sobre la base de los nuevos recursos implantados y en desarrollo, dentro de redes y planes específicos de la Policía y Guardia Civil , arbitrados por el Ministerio del Interior, de quien depende finalmente la regulación y control centralizado de toda la seguridad, incluida la privada.

08/01/2014

MANUEL SANCHEZ GÓMEZ-MERELO

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Editado por
MANUEL SANCHEZ GÓMEZ-MERELO
Eduardo Martínez de la Fe
MANUEL SANCHEZ GÓMEZ-MERELO, es consultor internacional de seguridad, arquitecto técnico y periodista. Completa esta formación con diversos cursos de postgrado en las áreas de seguridad pública y privada, defensa comunicaciones.

Dedicado por más de 30 años a la Consultoría e Ingeniería de Seguridad y Defensa por más de 20 países como asesor para asuntos aeroportuarios, puertos, cárceles hospitales, entidades bancarias, museos, transporte ferroviario, servicios de Correos y puertos.

Es socio fundador y presidente para Europa de la Federación Mundial de Seguridad (WSF), Director para Europa de la Secretaría Iberoamericana de Seguridad, Asesor gubernamental en materia de integración operativa de seguridad pública y privada en diversos países latinoamericanos.

Como experiencia académica es profesor de postgrado en ICADE (Universidad Pontificia Comillas de Madrid) desde 1986, codirector de postgrado en la Facultad de Psicología (Universidad Complutense de Madrid) y director del Curso de Seguridad en Infraestructuras Críticas del Instituto General Gutierrez Mellado de la UNED, así como conferenciante habitual y profesor en más de 20 países sobre Seguridad y Defensa.

Su representación institucional es principalmente como Miembro Experto de la Comisión Mixta de Seguridad del Ministerio del Interior, Director para Europa de la Federación Panamericana de Seguridad (FEPASEP), representante “ad honores” de la Federación de Empresas de Seguridad del MERCOSUR (FESESUR), asesor del BID (Banco Interamericano de Desarrollo) para asuntos de Seguridad Ciudadana y Observatorio de Delincuencia en Panamá, socio fundador y de honor del Observatorio de Seguridad Integral en Hospitales (OSICH), socio fundador y vicepresidente de la Asociación para la Protección de Infraestructuras Críticas (APIC)

Autor y director de la BIBLIOTECA DE SEGURIDAD, editorial de Manuales de Proyectos, Organización y Gestión de Seguridad

Actualmente es presidente y director del Grupo de Estudios Técnicos (GET), socio-senior partner de TEMI GROUP Consultoría Internacional y socio-director de CIRCULO de INTELIGENCIA consultora especializada.