La Unión Europea se enfrenta en la actualidad a crecientes amenazas, retos y desafíos, que han puesto en evidencia la dependencia y obsolescencia de sus planes de defensa y seguridad (prevención + protección), que abarcan desde las amenazas convencionales, hasta las transnacionales, incluyendo las híbridas, ciberataques y generación de inestabilidad y conflictos generalizados.
Libertad y seguridad
La seguridad humana es la condición necesaria para sostener y reforzar nuestra forma de vida en una sociedad libre y democrática. Es una necesidad básica para el desarrollo del bienestar y la cultura, como derecho exigido y reconocido.
En este sentido, son muchas las responsabilidades y misiones que tiene encomendadas el Estado, pero ninguna más básica ni más noble que la de garantizar la seguridad de los ciudadanos, proteger sus derechos y libertades y salvaguardar su bienestar.
Pensar en global y actuar en local debe ser la base del acuerdo político y social frente a los problemas de inseguridad y emergencias. Sólo a través de esa estrategia se puede poner en marcha y optimizar el uso de los valores y los recursos disponibles.
El objetivo principal es plantear la cultura de la seguridad como un bien público, propiciando la evolución y desarrollo de un paradigma de seguridad compartido, que abarque desde lo global a lo local. Así, en los principales organismos, centrados en el análisis del concepto de seguridad, hemos de hacer patente su carácter evolutivo y la necesidad de adaptarlo a las transformaciones acaecidas con la globalización y el entorno.
La necesaria integración, definida en las sucesivas Estrategias de Seguridad adoptadas en los ámbitos internacional y nacional, requiere una toma en consideración de la perspectiva local, haciéndola partícipe de los objetivos trazados en los diferentes niveles y estrategias para sus actividades y, especialmente, para el funcionamiento de sus infraestructuras esenciales y críticas.
Nueva arquitectura de seguridad y defensa en Europa
La contribución de la UE a la paz y la seguridad mundiales se basa en un conjunto de estrategias y operaciones que integran una amplia gama de medios: desde los esfuerzos diplomáticos, el apoyo al desarrollo, la mediación y la prevención de conflictos, hasta la no proliferación nuclear, los controles de las exportaciones de armas o la seguridad marítima y la logística.
Según recientes declaraciones de la Presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, “la seguridad en que confiábamos ya no puede darse por sentada”. La seguridad, indicó, es un concepto “mucho más amplio” que el de defensa y no se trataría por tanto de gastar en misiles y tanques, sino de invertir en tecnología y desarrollo industrial, para reforzar las capacidades de seguridad frente a los ciberataques, la lucha contra el terrorismo, la protección civil frente a la emergencia climática o las comunicaciones satelitales.
Así, Europa, donde dijo Defensa ahora dice Seguridad y Democracia y, al parecer, gracias a la insistencia de España e Italia, la UE ha modificado la denominación del Plan de Rearme europeo para el 2030 y subraya que invertir en defensa es invertir en democracia y en seguridad para proteger a sus ciudadanos e infraestructuras críticas.
La Defensa de un país va mucho más allá de los conflictos bélicos: es la capacidad de anticiparse, proteger y servir a la sociedad en todos los frentes.
La Comisión Europea presenta su Libro Blanco sobre el futuro de la defensa europea. El documento, analizado durante cumbre de líderes de los Veintisiete, tiene unas veinte páginas y sitúa las siete necesidades críticas que debe resolver la defensa europea a medio y largo plazo.
El mayor nivel actual, objetivo para colaborar en el ámbito de la defensa y seguridad, responde claramente a la nueva demanda de los ciudadanos europeos y a las expectativas de nuestros socios globales de que Europa pueda reaccionar ante las crisis con rapidez y eficacia sin condicionamientos externos.
Las cuestiones de seguridad, en su más amplio sentido, se han convertido en esenciales en todo ello, por lo que es preciso analizar los problemas desde una óptica holística en busca de causas y soluciones a la realidad que nos circunda en cada momento.
En este Libro Blanco de la Defensa, se observa el trabajo del grupo internacional de investigadores ha tratado, de manera interdisciplinar y rigurosa los aspectos más básicos de interés y actualidad. Entre los que cabe destacar: las nuevas amenazas, el valor de la protección, el equilibrio entre seguridad y libertad, el refuerzo democrático, el terrorismo internacional, los derechos y deberes de la ciudadanía, la responsabilidad del Estado, los nuevos espacios públicos, el narcotráfico, el crimen aumento del organizado, la videovigilancia inteligente, la tecnología blockchain o la ciberseguridad.
Supone un esfuerzo importante para articular, objetivar y proponer soluciones y respuestas que permitan avanzar en nuestra forma de convivencia, manteniendo la vigencia de los derechos y libertades en un marco eficaz y realista.
Uno de los pilares de los regímenes democráticos es la seguridad pública o ciudadana y el Estado es el encargado de mantener el orden y el único ente legitimo para ejercer el uso de la fuerza pública. Ante esta premisa, es el Estado quien debe garantizar a la ciudadanía la protección a sus derechos fundamentales. No obstante, vemos con preocupación que la inseguridad y la violencia representan hoy en día dos fuertes amenazas a las democracias en el mundo.
España, como una de las principales potencias económicas europeas que dispone de un buen modelo de seguridad pública, debe jugar un papel para reforzar la seguridad a fin de que Europa pueda defenderse a sí misma.
Desde España queremos aportar a Europa apoyo pero, sobre todo, seguridades. Se trata de mejorar sus capacidades de seguridad, y uno de estos ejemplos a aportar es la ciberseguridad.
Europa debe prepararse para potenciales ciberataques, uno de los desafíos más urgentes al que nos enfrentamos en una era digital, donde las infraestructuras críticas dependen de redes interconectadas. Los ciberataques pueden paralizar servicios tan esenciales como los de hospitales, transportes y sistemas financieros.
Reservas domiciliarias ante emergencias
La Comisión Europea ha pedido recientemente que los ciudadanos europeos tengan un kit de emergencia listo en sus hogares para garantizar su supervivencia al menos 72 horas. En el marco de su estrategia para elevar la preparación ante crisis, incluye establecer un nuevo centro de gestión de coordinación de la UE para asegurar una respuesta coordinada de los Estados miembros.
Para ello, se necesita un cambio de mentalidad y cultura de seguridad de la ciudadanía, dice el Ejecutivo de la UE, que recomienda, además, que haya una cooperación estrecha entre las organizaciones civiles y militares, y señala que deberían realizarse simulacros periódicos para poner a prueba la asistencia de un país a otro, en caso de ataque o crisis.
“Europa no puede permitirse ser un mero observador”, dice el borrador de la estrategia. “En caso de agresión armada, las fuerzas armadas requerirían apoyo civil para garantizar el funcionamiento continuo del Estado y la sociedad”, dice el borrador de la estrategia.
España, en la protección ciudadana ante emergencias, merece especial mención la Unidad Militar de Emergencias (UME), que ha demostrado su eficacia en la lucha contra incendios, inundaciones y desastres naturales. Su preparación y capacidad de reacción salva vidas y minimiza el impacto de catástrofes que, debido al cambio climático, son cada vez más frecuentes.
Respecto al kit de emergencia, la UE no ha definido todavía su contenido objetivo de supervivencia y elaborará con los Estados miembros una serie de bases mínimas para definir la guía de aplicación y los productos básicos que recomendará a los ciudadanos para tener en sus hogares, aunque todo apunta a que mantengan una reserva de alimentos, agua, equipos eléctricos, baterías, medicamentos, etc. para superar posibles crisis por un mínimo de 72 horas.
Con todo ello, la UE ha iniciado el camino hacia una nueva cultura de Seguridad y Defensa con nuevos planes operativos de prevención y protección integral e integrada con participación pública y privada donde debe primar la protección ciudadana y de sus infraestructuras, sin generar alarma social.