En un mundo donde las amenazas a la seguridad evolucionan a diario,
desde el crimen organizado hasta el vandalismo en nuestras calles,
proteger la libertad y el bienestar de los ciudadanos se convierte
en un reto.
La seguridad no es solo un requisito para el desarrollo; es el pilar
sobre el que construimos nuestras libertades.
Como sociedad, debemos exigir estrategias claras, recursos
suficientes y la voluntad de transformar nuestra cultura de
seguridad en un motor de bienestar.