Reseñas
Pensar institucionalmente
Alicia Montesdeoca , 17/03/2010
Ficha Técnica
Título: “Pensar institucionalmente”
Autor: Hugh Heclo
Edita: Paidós. Barcelona, febrero 2010
Hugh Heclo irrumpe con esta obra en el debate actual sobre el papel de las instituciones en las sociedades democráticas. El autor trata de explicar las razones que justifican su pérdida de prestigio que se agrava en estas circunstancias de crisis económica y de confusión política. Él pone de manifiesto la instrumentalización que de ellas hacen aquellos que debieran representarlas y que en parte es el origen de la desconfianza que se extiende entre la ciudadanía y del olvido de las circunstancias y de los fines que justificaron la creación de las mismas.
“Las mentiras, pensar en el corto plazo, el autobombo, el menosprecio por el deber, la indiferencia hacia los fines más generales: todos esos son síntomas de un síndrome común que actúa socavando la confianza social y los valores institucionales”, dice. Para a continuación señalar que “un hilo común une buena parte de los ejemplos de conducta disfuncional que observamos en una tras otras de las esferas de la vida contemporánea. Ese hilo es el de la desatención y la falta de respeto que muestran esas personas por los valores a largo plazo de la iniciativa o empresa de la que forman parte”.
A pesar de la constatación de esta realidad y de la cultura individualista de la sociedad occidental que lleva a pensar que ser persona racional, libre y moderna implica estar en contra de las instituciones y que además fomenta el éxito personal efímero ,“Pensar institucionalmente” propone romper con esa inercia apostando por la colaboración entre instituciones y ciudadanos para propiciar la evolución de aquellas y permitir la transmisión de las reglas y las normas que constituyen su razón de ser y de servir a toda la sociedad.
Porque, concluye el autor, “cuando hablamos del mundo empresarial, del periodismo, del deporte, de la educación superior, del Estado de derecho o de cualquier otra práctica social en “su mejor versión y su más auténtica esencia”, estamos hablando de algo real: hay verdaderamente ahí un alma institucional que mantener o que perder”.
Índice
Agradecimientos
1. Introducción: respeto por el deporte
2. Nuestro moderno punto muerto
3. De pensar en las instituciones a pensar institucionalmente
4. Tener mentalidad institucional
5. Aplicaciones, peligros y remar contracorriente
6. Modos de pensar, modos de estar
Notas
Apéndice: Obras seleccionadas de Hugo Heclo
Índice analítico y de nombres
Datos del autor
Hugh Heclo es profesor titular de la cátedra Clarence J. Robinson de Administración Pública en la Universidad George Mason, y ex profesor de ciencia política en la Universidad de Harvard.
Es experto en gobiernos y políticas sociales de la Europa occidental y de los EEUU. Es miembro de la Academia Americana de Artes y Ciencias, así como de la Brookings Institution.
Ha sido galardonado con el Comparative Public Policy and Modern Social Politics en Reino Unido y Suecia. Su anterior libro, Christianity and American Democracy, fue publicado por Harvard University Press en 2007.
Título: “Pensar institucionalmente”
Autor: Hugh Heclo
Edita: Paidós. Barcelona, febrero 2010
Hugh Heclo irrumpe con esta obra en el debate actual sobre el papel de las instituciones en las sociedades democráticas. El autor trata de explicar las razones que justifican su pérdida de prestigio que se agrava en estas circunstancias de crisis económica y de confusión política. Él pone de manifiesto la instrumentalización que de ellas hacen aquellos que debieran representarlas y que en parte es el origen de la desconfianza que se extiende entre la ciudadanía y del olvido de las circunstancias y de los fines que justificaron la creación de las mismas.
“Las mentiras, pensar en el corto plazo, el autobombo, el menosprecio por el deber, la indiferencia hacia los fines más generales: todos esos son síntomas de un síndrome común que actúa socavando la confianza social y los valores institucionales”, dice. Para a continuación señalar que “un hilo común une buena parte de los ejemplos de conducta disfuncional que observamos en una tras otras de las esferas de la vida contemporánea. Ese hilo es el de la desatención y la falta de respeto que muestran esas personas por los valores a largo plazo de la iniciativa o empresa de la que forman parte”.
A pesar de la constatación de esta realidad y de la cultura individualista de la sociedad occidental que lleva a pensar que ser persona racional, libre y moderna implica estar en contra de las instituciones y que además fomenta el éxito personal efímero ,“Pensar institucionalmente” propone romper con esa inercia apostando por la colaboración entre instituciones y ciudadanos para propiciar la evolución de aquellas y permitir la transmisión de las reglas y las normas que constituyen su razón de ser y de servir a toda la sociedad.
Porque, concluye el autor, “cuando hablamos del mundo empresarial, del periodismo, del deporte, de la educación superior, del Estado de derecho o de cualquier otra práctica social en “su mejor versión y su más auténtica esencia”, estamos hablando de algo real: hay verdaderamente ahí un alma institucional que mantener o que perder”.
Índice
Agradecimientos
1. Introducción: respeto por el deporte
2. Nuestro moderno punto muerto
3. De pensar en las instituciones a pensar institucionalmente
4. Tener mentalidad institucional
5. Aplicaciones, peligros y remar contracorriente
6. Modos de pensar, modos de estar
Notas
Apéndice: Obras seleccionadas de Hugo Heclo
Índice analítico y de nombres
Datos del autor
Hugh Heclo es profesor titular de la cátedra Clarence J. Robinson de Administración Pública en la Universidad George Mason, y ex profesor de ciencia política en la Universidad de Harvard.
Es experto en gobiernos y políticas sociales de la Europa occidental y de los EEUU. Es miembro de la Academia Americana de Artes y Ciencias, así como de la Brookings Institution.
Ha sido galardonado con el Comparative Public Policy and Modern Social Politics en Reino Unido y Suecia. Su anterior libro, Christianity and American Democracy, fue publicado por Harvard University Press en 2007.
Reseñas
Mundo consumo
Alicia Montesdeoca , 16/03/2010
Ética del individuo en la aldea global
Ficha Técnica
Título: “Mundo consumo”
Autor: Zygmunt Bauman
Edita: Paidós. Barcelona, 2010
Para Barman, esta obra “es un informe enviado desde el campo de batalla: el de nuestra lucha por la adquisición de unas nuevas y más adecuadas formas de pensar el mundo en el que vivimos y las vidas que vivimos en él (y también de pensar sobre y para ese mundo y esas vidas)”.
Un mundo en que la vida va demasiado deprisa y en el que es difícil seguirle el movimiento y sus giros y menos aún preverlos, Planificar procedimientos, ceñirse a un plan es un empeño cargado de riesgos e incluso de peligros absolutos cuando se trata de hacerlo a largo plazo y con las “redes conceptuales” heredadas y aprendidas para ser usadas en otros contextos diferentes.
En este libro, su autor hace un intento “preliminar y provisional” de componer un armazón para dicho marco, tratando de capturar la forma de un mundo en movimiento que no deja de cambiar a mayor velocidad de la que lo hacemos nosotros. Para este ejercicio es necesario, dice, afilar nuestras “herramientas cognitivas” y rastrear con ellas aquellos espacios donde nada se cuestiona, allí donde todo se da por hecho y por conocido. Porque el problema está en no cuestionarse la inercia del conocimiento.
Una vez más Barman nos impulsa a contemplar cómo conocemos. De esta manera, si miramos nuestros modelos de conocimiento con espíritu de buen observador, veremos como aquellos, los modelos, se proyectan en nuestras condiciones para observar, conocer, interpretar, aprehender la realidad, impulsados a explicarla según aquellos y, por lo tanto, a negar las cualidades o caracteres que esos modelos no incluyen ni integran. Por ello, cualquier proceso de conocimiento de la realidad ha de incluir el avance en el conocimiento de nosotros mismos y de nuestros condicionantes para conocer y comprender.
Este desafío al que nos enfrentamos, dice Barman es de carácter planetario. “No hay lugar del planeta que se libre de una confrontación cara a cara con ese desafío” (…) “el desafío apunta simultáneamente en todas las direcciones y, visto desde la perspectiva particular de cualquier lugar concreto, provoca tensiones y urgencias hacia dentro y hacia fuera al mismo tiempo”.
Para estas dinámicas que se observan en los actuales asuntos planetarios no nos valen las anteriores formas de organizar el equilibrio de poder. Herramientas conceptuales tales como las de centro y periferia, jerarquía, o superioridad e inferioridad”,dice el autor, actúan más como un lastre que como un recurso.
Para Barman “la sustitución de los términos más habitualmente empleados para narrar las interacciones sociales del pasado (términos como sistema, estructura, sociedad o comunidad) por la cada vez más frecuente metáfora de la “red” refleja la constatación creciente de que las totalidades sociales tienen perfiles borrosos, se mantienen en un estado de flujo constante, no son sino que están siempre volviéndose algo, y rara vez se pretende que duren para siempre”.
Índice
Introducción: ¿Amenazas u oportunidades?
1. ¿Qué posibilidades tiene la ética en este mundo globalizado de consumidores?
2. El asesinato categorial, o el legado del siglo XX y cómo recordarlo
3. La libertad en la era de la modernidad líquida
4. La vida acelerada, o los desafíos de la educación ante la modernidad líquida
5. Salir del fuego para caer en las brasas, o el arte entre la administración y los mercados
6. Hacer del planeta un lugar receptivo a Europa
Notas
Índice analítico y de nombres
Datos del autor
Zygmunt Bauman nació en Poznań, Polonia, en 1925 en el seno de una familia judía. Huyendo de los nazis toda la familia se traslada en 1939 a la Unión Soviética. Tras su paso por el ejército polaco en el frente ruso, regresó a Polonia y fue profesor de Filosofía y Sociología en la Universidad de Varsovia, volviendo a exiliarse de nuevo en 1968 como consecuencia de la campaña antisemítica desplegada por el gobierno comunista, después de los sucesos de marzo de ese mismo año. Posteriormente enseña Sociología en Israel, Estados Unidos y Canadá. Desde 1971 reside en Inglaterra donde ejerce como profesor en la Universidad de Leeds de ese país y, desde 1990, es profesor emérito. Su obra comienza en los años 50 y se ocupa, entre otras cuestiones como las clases sociales, el socialismo, el holocausto, la hermenéutica, la modernidad y la posmodernidad, el consumismo, la globalización y la nueva pobreza.
Bauman ha sido galardonado en 1992 con el Premio europeo Amalfi de sociología y ciencias sociales (Italia) y en 1998 con el Premio Theodor W. Adorno (Theodor W. Adorno Preis) de la ciudad de Fráncfort (Alemania).
Algunas de sus obras
De su importante obra destacamos: “Libertad” (1992); “Modernidad y ambivalencia” (1996); “Modernidad y Holocausto” (1998; “Modernidad líquida” (1999); “Trabajo, consumismo y nuevos pobre” (2000); “La postmodernidad y sus descontentos” (2001); “La sociedad individualizada” (2001); “Ética posmoderna: Sociología y política” (2004); “Amor líquido: Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos” (2005); “Vidas desperdiciadas: La modernidad y sus parias” (2005); “Identidad” (2005); “Vida líquida”(2006);. “Europa: Una aventura inacabada” (2006); “Miedo líquido: La sociedad contemporánea y sus temores” (2007); “Vida de consumo” (2007); “Archipiélago de excepciones” (2008); “Múltiples culturas, una sola humanidad” (2008); “El arte de la vida. De la vida como obra de arte” (2009).
Título: “Mundo consumo”
Autor: Zygmunt Bauman
Edita: Paidós. Barcelona, 2010
Para Barman, esta obra “es un informe enviado desde el campo de batalla: el de nuestra lucha por la adquisición de unas nuevas y más adecuadas formas de pensar el mundo en el que vivimos y las vidas que vivimos en él (y también de pensar sobre y para ese mundo y esas vidas)”.
Un mundo en que la vida va demasiado deprisa y en el que es difícil seguirle el movimiento y sus giros y menos aún preverlos, Planificar procedimientos, ceñirse a un plan es un empeño cargado de riesgos e incluso de peligros absolutos cuando se trata de hacerlo a largo plazo y con las “redes conceptuales” heredadas y aprendidas para ser usadas en otros contextos diferentes.
En este libro, su autor hace un intento “preliminar y provisional” de componer un armazón para dicho marco, tratando de capturar la forma de un mundo en movimiento que no deja de cambiar a mayor velocidad de la que lo hacemos nosotros. Para este ejercicio es necesario, dice, afilar nuestras “herramientas cognitivas” y rastrear con ellas aquellos espacios donde nada se cuestiona, allí donde todo se da por hecho y por conocido. Porque el problema está en no cuestionarse la inercia del conocimiento.
Una vez más Barman nos impulsa a contemplar cómo conocemos. De esta manera, si miramos nuestros modelos de conocimiento con espíritu de buen observador, veremos como aquellos, los modelos, se proyectan en nuestras condiciones para observar, conocer, interpretar, aprehender la realidad, impulsados a explicarla según aquellos y, por lo tanto, a negar las cualidades o caracteres que esos modelos no incluyen ni integran. Por ello, cualquier proceso de conocimiento de la realidad ha de incluir el avance en el conocimiento de nosotros mismos y de nuestros condicionantes para conocer y comprender.
Este desafío al que nos enfrentamos, dice Barman es de carácter planetario. “No hay lugar del planeta que se libre de una confrontación cara a cara con ese desafío” (…) “el desafío apunta simultáneamente en todas las direcciones y, visto desde la perspectiva particular de cualquier lugar concreto, provoca tensiones y urgencias hacia dentro y hacia fuera al mismo tiempo”.
Para estas dinámicas que se observan en los actuales asuntos planetarios no nos valen las anteriores formas de organizar el equilibrio de poder. Herramientas conceptuales tales como las de centro y periferia, jerarquía, o superioridad e inferioridad”,dice el autor, actúan más como un lastre que como un recurso.
Para Barman “la sustitución de los términos más habitualmente empleados para narrar las interacciones sociales del pasado (términos como sistema, estructura, sociedad o comunidad) por la cada vez más frecuente metáfora de la “red” refleja la constatación creciente de que las totalidades sociales tienen perfiles borrosos, se mantienen en un estado de flujo constante, no son sino que están siempre volviéndose algo, y rara vez se pretende que duren para siempre”.
Índice
Introducción: ¿Amenazas u oportunidades?
1. ¿Qué posibilidades tiene la ética en este mundo globalizado de consumidores?
2. El asesinato categorial, o el legado del siglo XX y cómo recordarlo
3. La libertad en la era de la modernidad líquida
4. La vida acelerada, o los desafíos de la educación ante la modernidad líquida
5. Salir del fuego para caer en las brasas, o el arte entre la administración y los mercados
6. Hacer del planeta un lugar receptivo a Europa
Notas
Índice analítico y de nombres
Datos del autor
Zygmunt Bauman nació en Poznań, Polonia, en 1925 en el seno de una familia judía. Huyendo de los nazis toda la familia se traslada en 1939 a la Unión Soviética. Tras su paso por el ejército polaco en el frente ruso, regresó a Polonia y fue profesor de Filosofía y Sociología en la Universidad de Varsovia, volviendo a exiliarse de nuevo en 1968 como consecuencia de la campaña antisemítica desplegada por el gobierno comunista, después de los sucesos de marzo de ese mismo año. Posteriormente enseña Sociología en Israel, Estados Unidos y Canadá. Desde 1971 reside en Inglaterra donde ejerce como profesor en la Universidad de Leeds de ese país y, desde 1990, es profesor emérito. Su obra comienza en los años 50 y se ocupa, entre otras cuestiones como las clases sociales, el socialismo, el holocausto, la hermenéutica, la modernidad y la posmodernidad, el consumismo, la globalización y la nueva pobreza.
Bauman ha sido galardonado en 1992 con el Premio europeo Amalfi de sociología y ciencias sociales (Italia) y en 1998 con el Premio Theodor W. Adorno (Theodor W. Adorno Preis) de la ciudad de Fráncfort (Alemania).
Algunas de sus obras
De su importante obra destacamos: “Libertad” (1992); “Modernidad y ambivalencia” (1996); “Modernidad y Holocausto” (1998; “Modernidad líquida” (1999); “Trabajo, consumismo y nuevos pobre” (2000); “La postmodernidad y sus descontentos” (2001); “La sociedad individualizada” (2001); “Ética posmoderna: Sociología y política” (2004); “Amor líquido: Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos” (2005); “Vidas desperdiciadas: La modernidad y sus parias” (2005); “Identidad” (2005); “Vida líquida”(2006);. “Europa: Una aventura inacabada” (2006); “Miedo líquido: La sociedad contemporánea y sus temores” (2007); “Vida de consumo” (2007); “Archipiélago de excepciones” (2008); “Múltiples culturas, una sola humanidad” (2008); “El arte de la vida. De la vida como obra de arte” (2009).
Reseñas
Proust y la neurociencia
Alicia Montesdeoca , 10/03/2010
Una visión única de ocho artistas fundamentales de la modernidad
Ficha Técnica
Título: “Proust y la neurociencia”. Una visión única de ocho artistas fundamentales de la modernidad
Autor: Jonah Lehrer,
Edita: Ediciones Paidós. Madrid, marzo 2010
En la presente obra Jonah Lehrer analiza la dinámica que se establece entre la ciencia y el arte a través de la visión única de ocho artistas fundamentales de la modernidad
Lehrer, uno de los jóvenes científicos más destacados del momento, explica ocho puntos clave de la neurociencia a través de las aportaciones de varios artistas del siglo XIX y de principios del XX, creadores que revolucionaron y marcaron tendencia en cada uno de sus campos artísticos.
Cuando Jonah Lehrer trabajaba en un laboratorio de neurociencia leía “Por el camino de Swann” de Marcel Proust mientras esperaba a que se acabaran los experimentos. Empezó a ver la convergencia: el novelista había vaticinado los experimentos. Proust y la neurociencia compartían la misma concepción sobre cómo funciona nuestra memoria.
De esta forma, Lehrer se adentra en los artistas que se adelantaron a los descubrimientos de la neurociencia. Sus imaginaciones vaticinaron avances científicos posteriores. Creían en la necesidad del arte, proponían comprender la conciencia desde dentro, es el interés por la experiencia humana. El arte se convierte en la vía necesaria para comprendernos a nosotros mismos.
“Estos artistas no fueron los únicos en trabajar en esta convergencia, pero sí los más precisos. Así, por ejemplo, vemos cómo Proust reveló por primera vez la falibilidad de la memoria; cómo George Eliot descubrió la maleabilidad del cerebro; cómo el chef Escoffier encontró el umami (el quinto sabor); la manera en que Cézanne abordó las sutilezas de la visión o el modo en que Gertrude Stein expuso la estructura profunda del lenguaje medio siglo antes de que Noam Chomsky y otros lingüistas lo hicieran.”
Entre el siglo XIX y principios del XX, el misterio retrocedía a la vez que lo científicos avanzaba. Todo se reducía a la ciencia, pero estos artistas siguieron otra vía. No se limitaron a absorber los datos científicos tal cual: al conjugarlos con sus propias experiencias expresaron lo que ningún experimento podía ver aún. Todos los experimentos tienen sus límites.
Con una ingeniosa mezcla de biografía, crítica y divulgación científica, “Proust y la neurociencia” pone de manifiesto la necesidad de poner fin al secular desencuentro entre el arte y la ciencia. “Necesitamos el arte porque la única realidad que la ciencia no puede reducir es, precisamente, la única realidad que nosotros conoceremos siempre. Estamos hechos de arte y de ciencia. Toda trascripción del cerebro exige ambas culturas: el arte y la ciencia.”
Datos del autor
Jonah Lehrer se graduó en la Universidad de Columbia. Es editor especial de la revista Seed. Ha trabajado en el laboratorio del neurocientífico Eric Kandel, Premio Nobel de medicina y ha sido becario Rhodes. También ha ejercido como crítico literario y musical y cocinero. Escribe para los medios más importantes de EEUU: The New York Times, New Yorker, el Washington Post, Boston Globe, Wired, McSweeney’s, Nature, Outside, London Times, Los Angeles Times y Washington Times. Es uno de los colaboradores más destacados de Wired, la revista de tendencias tecnológicas por excelencia. Es editor colaborador del Radio Lab (National Public Radio) y cuenta con un blog propio, The Frontal Cortex, que goza de un gran número de lectores
Título: “Proust y la neurociencia”. Una visión única de ocho artistas fundamentales de la modernidad
Autor: Jonah Lehrer,
Edita: Ediciones Paidós. Madrid, marzo 2010
En la presente obra Jonah Lehrer analiza la dinámica que se establece entre la ciencia y el arte a través de la visión única de ocho artistas fundamentales de la modernidad
Lehrer, uno de los jóvenes científicos más destacados del momento, explica ocho puntos clave de la neurociencia a través de las aportaciones de varios artistas del siglo XIX y de principios del XX, creadores que revolucionaron y marcaron tendencia en cada uno de sus campos artísticos.
Cuando Jonah Lehrer trabajaba en un laboratorio de neurociencia leía “Por el camino de Swann” de Marcel Proust mientras esperaba a que se acabaran los experimentos. Empezó a ver la convergencia: el novelista había vaticinado los experimentos. Proust y la neurociencia compartían la misma concepción sobre cómo funciona nuestra memoria.
De esta forma, Lehrer se adentra en los artistas que se adelantaron a los descubrimientos de la neurociencia. Sus imaginaciones vaticinaron avances científicos posteriores. Creían en la necesidad del arte, proponían comprender la conciencia desde dentro, es el interés por la experiencia humana. El arte se convierte en la vía necesaria para comprendernos a nosotros mismos.
“Estos artistas no fueron los únicos en trabajar en esta convergencia, pero sí los más precisos. Así, por ejemplo, vemos cómo Proust reveló por primera vez la falibilidad de la memoria; cómo George Eliot descubrió la maleabilidad del cerebro; cómo el chef Escoffier encontró el umami (el quinto sabor); la manera en que Cézanne abordó las sutilezas de la visión o el modo en que Gertrude Stein expuso la estructura profunda del lenguaje medio siglo antes de que Noam Chomsky y otros lingüistas lo hicieran.”
Entre el siglo XIX y principios del XX, el misterio retrocedía a la vez que lo científicos avanzaba. Todo se reducía a la ciencia, pero estos artistas siguieron otra vía. No se limitaron a absorber los datos científicos tal cual: al conjugarlos con sus propias experiencias expresaron lo que ningún experimento podía ver aún. Todos los experimentos tienen sus límites.
Con una ingeniosa mezcla de biografía, crítica y divulgación científica, “Proust y la neurociencia” pone de manifiesto la necesidad de poner fin al secular desencuentro entre el arte y la ciencia. “Necesitamos el arte porque la única realidad que la ciencia no puede reducir es, precisamente, la única realidad que nosotros conoceremos siempre. Estamos hechos de arte y de ciencia. Toda trascripción del cerebro exige ambas culturas: el arte y la ciencia.”
Datos del autor
Jonah Lehrer se graduó en la Universidad de Columbia. Es editor especial de la revista Seed. Ha trabajado en el laboratorio del neurocientífico Eric Kandel, Premio Nobel de medicina y ha sido becario Rhodes. También ha ejercido como crítico literario y musical y cocinero. Escribe para los medios más importantes de EEUU: The New York Times, New Yorker, el Washington Post, Boston Globe, Wired, McSweeney’s, Nature, Outside, London Times, Los Angeles Times y Washington Times. Es uno de los colaboradores más destacados de Wired, la revista de tendencias tecnológicas por excelencia. Es editor colaborador del Radio Lab (National Public Radio) y cuenta con un blog propio, The Frontal Cortex, que goza de un gran número de lectores
Reseñas
La salvación del alma moderna
Alicia Montesdeoca , 10/03/2010
Terapia, emociones y la cultura de la autoayuda
Ficha Técnica
Título: "La salvación del alma moderna". Terapia, emociones y la cultura de la autoayuda
Autora: Eva Illouz
Edita: Katz editores. Madrid, marzo 2010
Sea bajo la forma del análisis introspectivo, de un taller new age de "mente-cuerpo" o de un programa de reafirmación personal, la "terapia" ha logrado un nivel inusual de legitimidad cultural en una gran variedad de grupos sociales, organizaciones, instituciones y entornos culturales. El discurso terapéutico ha atravesado y ha desdibujado las esferas estancas de la modernidad hasta llegar a constituirse como uno de los principales códigos con los cuales expresar, conformar y guiar al yo, a tal punto que la perspectiva terapéutica se ha convertido en uno de los centros de esa entidad vaga y amorfa conocida como civilización occidental. Sin embargo, la sociología y el análisis cultural han soslayado el estudio de ese proceso, de modo tal que esta obra de Eva Illouz viene a ocupar un sitio vacío en la comprensión de nuestra modernidad.
"El objetivo de este libro -señala la autora- es no sólo documentar los diversos aspectos de la cultura terapéutica sino también localizar la emergencia de una nueva estructura cultural." Para ello, Illouz analiza el modo en que el lenguaje de la terapia ha reformulado el nivel más profundo de los símbolos de identidad, en un proceso que tuvo lugar simultáneamente a través de los canales especializados y formales del conocimiento científico y a través de las industrias culturales (el cine, la prensa, popular, la industria editorial, la televisión). Así, este libro puede ser leído como un fragmento de una historia cultural de la introspección: una historia del lenguaje y de las técnicas que utilizamos para tratar con nosotros mismos y para examinarnos a través de categorías tales como "deseos", "memorias" y "emociones".
Fragmento
Introducción
En las últimas tres décadas se han acumulado sostenidamente los estudios y las críticas de la terapia. Aunque difieren en método y en perspectiva, acuerdan en el hecho de que la doctrina terapéutica es moderna por excelencia, y en que es moderna en aquello que es más inquietante en la modernidad: la burocratización, el narcisismo, la construcción de un falso yo, el control de las vidas modernas por parte del Estado, el colapso de las jerarquías culturales y morales, la intensa privatización de la vida causada por la organización social capitalista, el vacío del yo moderno separado de las relaciones comunales, la vigilancia a gran escala, la expansión del poder y la legitimación estatales, y la "sociedad del riesgo" y el cultivo de la vulnerabilidad del yo. Los estudios acerca del discurso terapéutico podrían por sí solos proporcionarnos un compendio de los variados temas que constituyen a la sociología (y la crítica) de la modernidad.
La crítica comunitarista de la modernidad sostiene que la psicología expresa un individualismo atomizado que crea -o, al menos, fomenta- las mismas enfermedades que asegura curar. Así, mientras que la psicología supuestamente trata nuestra creciente dificultad para ingresar o permanecer en relaciones sociales y ayuda a resolverla, fomenta de hecho que pongamos nuestras necesidades y preferencias por encima de nuestros compromisos con los otros. Bajo el patrocinio del discurso terapéutico, las relaciones sociales son disueltas por un utilitarismo pernicioso que aprueba una falta de compromiso con las instituciones sociales y legitima una identidad narcisista y superficial.
Autores como Lionel Trilling, Philip Rieff, Christopher Lasch y Philip Cushman han interpretado el ascenso de la visión terapéutica del mundo como un signo del declive de un dominio autónomo de la cultura y de los valores. Gracias al consumo y a la práctica terapéutica, el yo ha sido rápidamente integrado a las instituciones de la modernidad, haciendo que la cultura pierda su poder de trascendencia y de oposición a la sociedad. La propia capacidad de seducción del consumo y de la autoabsorción terapéutica marcan el declive de cualquier oposición seria a la sociedad y el agotamiento cultural general de la civilización occidental. Ya sin capacidad para crear héroes y establecer valores e ideales culturales, el yo se ha retirado dentro de su propio caparazón vacío. Al hacernos un llamamiento a retirarnos dentro de nosotros mismos, la doctrina terapéutica nos ha hecho abandonar los grandes mundos de la ciudadanía y la política, y no puede proporcionarnos un modo inteligible de conectar el yo privado con la esfera pública, porque ha vaciado al yo de su contenido comunitario y político, reemplazándolo por su preocupación narcisista por sí mismo.
La crítica más radical del discurso terapéutico -y probablemente la más influyente- ha sido inspirada por la historización de los sistemas de conocimiento llevada a cabo por Michel Foucault. El abordaje de Foucault del discurso terapéutico se interesa menos en restaurar comunidades de sentido que en exponer los modos en que el poder es entrelazado verticalmente y horizontalmente en el tejido social. Foucault desencadenó un notorio golpe fatal al psicoanálisis al revelar que su glorioso proyecto de liberación del yo era una forma de disciplinamiento y de sujeción al poder institucional "por otros medios". Foucault sugirió que el "descubrimiento" científico de la sexualidad que está en el centro del proyecto psicoanalítico continúa una larga tradición en la cual, a través de la confesión, se hace que los sujetos investiguen y digan la verdad acerca de sí mismos. En el terreno terapéutico nos inventamos a nosotros mismos como individuos, con carencias, necesidades y deseos a ser conocidos, categorizados y controlados en pos de la libertad. A través de las categorías mellizas del "sexo" y "la psiquis", la práctica psicoanalítica nos hace buscar la verdad acerca de nosotros mismos, y es definida así en términos de descubrimiento de esa verdad y de hallazgo de la emancipación en esa búsqueda. Lo que lleva a que los "discursos psi" sean particularmente efectivos en la era moderna es que hacen de la práctica del autoconocimiento un acto simultáneamente epistemológico y moral. Lejos de mostrar el rostro duro del censor, el poder moderno adopta el rostro benevolente de nuestro psicoanalista, que no resulta ser sino un nodo de una vasta red de poder, una red omnipresente, difuminada y total en su anonimia y su inmanencia. El discurso del psicoanálisis es así una "tecnología política del yo", un instrumento usado y desarrollado en el marco general de la racionalidad política del Estado; su mismo objetivo de emancipar al yo es lo que hace que el individuo sea dócil y disciplinado. Allí donde los sociólogos comunitaristas ven el discurso terapéutico como uno que clava una cuña entre el yo y la sociedad, Foucault sugiere, por el contrario, que a través de la terapia el yo es imperceptiblemente puesto a trabajar para un sistema de poder y dentro de él.
Aunque este libro no puede evitar tener implicaciones para la crítica de la modernidad, me gustaría eludir por completo esa crítica. Ya sea que el discurso terapéutico amenace las comunidades morales de sentido, mine a la familia, oprima a las mujeres, disminuya la relevancia de la esfera política, corroa la virtud y el carácter moral, ejerza un proceso general de vigilancia, refuerce el caparazón vacío del narcisismo o debilite al yo, todo ello no me preocupa (aun cuando algunas de estas cuestiones no puedan no rondar parte del análisis subsiguiente). Mi propósito no es documentar los efectos perniciosos del discurso terapéutico ni discutir su potencial emancipatorio, tareas que ya han sido magistralmente llevadas a cabo por muchos otros. Mi intención aquí es más bien apartar el campo de los estudios culturales de la "epistemología de la sospecha", de la cual ha dependido en demasía. O, para decirlo con otras palabras, deseo analizar la cultura sin la presunción de saber por adelantado cómo deberían verse las relaciones sociales. Utilizando el abordaje sociológico a los objetos científicos de Bruno Latour y Michael Callon, convoco a los estudiosos de la cultura a adoptar dos principios: el principio del "agnosticismo" (tomar una postura amoral hacia los actores sociales) y el principio de simetría (explicar fenómenos diferentes de manera similar o simétrica). El objetivo del análisis cultural no es medir las prácticas culturales con respecto a aquello que deberían ser o a aquello que deberían haber sido, sino más bien entender de qué modo han llegado a ser lo que son y por qué, siendo aquello que son, "consiguen cosas" para la gente. Así, a pesar de su brillantez, un abordaje foucaultiano no sería pertinente debido a que Foucault utilizaba conceptos generalizadores -"vigilancia", "biopolítica", "gubernamentalidad"- que tienen algunos defectos fatales: no toman seriamente las capacidades críticas de los actores; no preguntan por qué los actores se ven a menudo profundamente comprometidos y absorbidos por los significados; y no diferencian entre esferas sociales, colapsándolas bajo lo que el sociólogo francés Philippe Corcuff ha denominado conceptos 'bulldozer', conceptos tan abarcadores que terminan aplanando la complejidad de lo social (por ejemplo, "biopoder" o "vigilancia"). Como espero poder demostrar, es crucial llevar a cabo tales diferenciaciones. Un análisis denso y contextual de los usos y los efectos de la terapia revela que no hay un efecto general único (de "vigilancia" o "biopoder"). Por el contrario, estos usos y efectos difieren significativamente según si tienen lugar en el dominio de una empresa, del matrimonio o del grupo de apoyo (respectivamente, véanse los capítulos 3, 4 y 5).
Si todas las críticas del discurso psicoanalítico coinciden en señalar que éste ha "triunfado", y si algunos estudios notables detallan ahora 'qué' es lo que ha "triunfado" en la terapia, todavía no sabemos demasiado acerca de 'cómo' y 'por qué' ha triunfado. Al tratar esta cuestión, me aparto de los abordajes críticos a la cultura que descansan en la epistemología de la sospecha para exponer sistemáticamente cómo una práctica cultural lleva a cabo (o no logra llevar a cabo) una práctica política específica. En lugar de ello, sostengo que una crítica de la cultura no puede ser llevada a cabo adecuadamente antes de que entendamos el mecanismo de la cultura: cómo son producidos los significados, cómo son entrelazados en el tejido social, cómo son usados en la vida diaria para conformar las relaciones y tratar con un mundo social incierto, y por qué llegan a organizar nuestra interpretación del yo y de los otros. Como espero demostrar, tanto el análisis como la crítica del 'ethos' terapéutico adquieren un nuevo aspecto cuando no se los predica sobre la base de supuestos políticos a priori acerca de cómo 'deberían' ser las relaciones sociales. En lugar de ello, mi análisis adhiere a la comprensión pragmática de que los significados y las ideas deberían ser vistos como herramientas útiles, esto es, como herramientas que nos permiten llevar a cabo ciertas cosas en la vida diaria.
Datos de la autora
Eva Illouz (Marruecos, 1961), estudió literatura y sociología en la Universidad de París X-Nanterre y realizó un master en comunicaciones en la Universidad Hebrea de Jerusalem. En 1991 se doctoró en comunicación en la Annenberg School of Communication de la Universidad de Pennsylvania.
Es profesora en el Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad de Jerusalem y ha sido profesora visitante de L'École des Hautes Études en Science Sociales (EHESS) y de la Universidad de Princeton. En 2004, dictó en Frankfurt las Conferencias Adorno reproducidas en el libro “Intimidades congeladas”. “Las emociones en el capitalism”o, publicado por Katz en 2007.
Sus principales áreas de investigación comprenden la historia de la vida emocional, la teoría crítica aplicada al arte y a la cultura popular, el significado moral de la Modernidad y el impacto del capitalismo sobre la esfera cultural.
Sus obras han sido traducidas a numerosas lenguas. “El consumo de la utopía romántica” (editado por Katz en 2009) y “Oprah Winfrey and the glamour of misery: An essay on popular culture” fueron premiadas por la American Sociological Association
Título: "La salvación del alma moderna". Terapia, emociones y la cultura de la autoayuda
Autora: Eva Illouz
Edita: Katz editores. Madrid, marzo 2010
Sea bajo la forma del análisis introspectivo, de un taller new age de "mente-cuerpo" o de un programa de reafirmación personal, la "terapia" ha logrado un nivel inusual de legitimidad cultural en una gran variedad de grupos sociales, organizaciones, instituciones y entornos culturales. El discurso terapéutico ha atravesado y ha desdibujado las esferas estancas de la modernidad hasta llegar a constituirse como uno de los principales códigos con los cuales expresar, conformar y guiar al yo, a tal punto que la perspectiva terapéutica se ha convertido en uno de los centros de esa entidad vaga y amorfa conocida como civilización occidental. Sin embargo, la sociología y el análisis cultural han soslayado el estudio de ese proceso, de modo tal que esta obra de Eva Illouz viene a ocupar un sitio vacío en la comprensión de nuestra modernidad.
"El objetivo de este libro -señala la autora- es no sólo documentar los diversos aspectos de la cultura terapéutica sino también localizar la emergencia de una nueva estructura cultural." Para ello, Illouz analiza el modo en que el lenguaje de la terapia ha reformulado el nivel más profundo de los símbolos de identidad, en un proceso que tuvo lugar simultáneamente a través de los canales especializados y formales del conocimiento científico y a través de las industrias culturales (el cine, la prensa, popular, la industria editorial, la televisión). Así, este libro puede ser leído como un fragmento de una historia cultural de la introspección: una historia del lenguaje y de las técnicas que utilizamos para tratar con nosotros mismos y para examinarnos a través de categorías tales como "deseos", "memorias" y "emociones".
Fragmento
Introducción
En las últimas tres décadas se han acumulado sostenidamente los estudios y las críticas de la terapia. Aunque difieren en método y en perspectiva, acuerdan en el hecho de que la doctrina terapéutica es moderna por excelencia, y en que es moderna en aquello que es más inquietante en la modernidad: la burocratización, el narcisismo, la construcción de un falso yo, el control de las vidas modernas por parte del Estado, el colapso de las jerarquías culturales y morales, la intensa privatización de la vida causada por la organización social capitalista, el vacío del yo moderno separado de las relaciones comunales, la vigilancia a gran escala, la expansión del poder y la legitimación estatales, y la "sociedad del riesgo" y el cultivo de la vulnerabilidad del yo. Los estudios acerca del discurso terapéutico podrían por sí solos proporcionarnos un compendio de los variados temas que constituyen a la sociología (y la crítica) de la modernidad.
La crítica comunitarista de la modernidad sostiene que la psicología expresa un individualismo atomizado que crea -o, al menos, fomenta- las mismas enfermedades que asegura curar. Así, mientras que la psicología supuestamente trata nuestra creciente dificultad para ingresar o permanecer en relaciones sociales y ayuda a resolverla, fomenta de hecho que pongamos nuestras necesidades y preferencias por encima de nuestros compromisos con los otros. Bajo el patrocinio del discurso terapéutico, las relaciones sociales son disueltas por un utilitarismo pernicioso que aprueba una falta de compromiso con las instituciones sociales y legitima una identidad narcisista y superficial.
Autores como Lionel Trilling, Philip Rieff, Christopher Lasch y Philip Cushman han interpretado el ascenso de la visión terapéutica del mundo como un signo del declive de un dominio autónomo de la cultura y de los valores. Gracias al consumo y a la práctica terapéutica, el yo ha sido rápidamente integrado a las instituciones de la modernidad, haciendo que la cultura pierda su poder de trascendencia y de oposición a la sociedad. La propia capacidad de seducción del consumo y de la autoabsorción terapéutica marcan el declive de cualquier oposición seria a la sociedad y el agotamiento cultural general de la civilización occidental. Ya sin capacidad para crear héroes y establecer valores e ideales culturales, el yo se ha retirado dentro de su propio caparazón vacío. Al hacernos un llamamiento a retirarnos dentro de nosotros mismos, la doctrina terapéutica nos ha hecho abandonar los grandes mundos de la ciudadanía y la política, y no puede proporcionarnos un modo inteligible de conectar el yo privado con la esfera pública, porque ha vaciado al yo de su contenido comunitario y político, reemplazándolo por su preocupación narcisista por sí mismo.
La crítica más radical del discurso terapéutico -y probablemente la más influyente- ha sido inspirada por la historización de los sistemas de conocimiento llevada a cabo por Michel Foucault. El abordaje de Foucault del discurso terapéutico se interesa menos en restaurar comunidades de sentido que en exponer los modos en que el poder es entrelazado verticalmente y horizontalmente en el tejido social. Foucault desencadenó un notorio golpe fatal al psicoanálisis al revelar que su glorioso proyecto de liberación del yo era una forma de disciplinamiento y de sujeción al poder institucional "por otros medios". Foucault sugirió que el "descubrimiento" científico de la sexualidad que está en el centro del proyecto psicoanalítico continúa una larga tradición en la cual, a través de la confesión, se hace que los sujetos investiguen y digan la verdad acerca de sí mismos. En el terreno terapéutico nos inventamos a nosotros mismos como individuos, con carencias, necesidades y deseos a ser conocidos, categorizados y controlados en pos de la libertad. A través de las categorías mellizas del "sexo" y "la psiquis", la práctica psicoanalítica nos hace buscar la verdad acerca de nosotros mismos, y es definida así en términos de descubrimiento de esa verdad y de hallazgo de la emancipación en esa búsqueda. Lo que lleva a que los "discursos psi" sean particularmente efectivos en la era moderna es que hacen de la práctica del autoconocimiento un acto simultáneamente epistemológico y moral. Lejos de mostrar el rostro duro del censor, el poder moderno adopta el rostro benevolente de nuestro psicoanalista, que no resulta ser sino un nodo de una vasta red de poder, una red omnipresente, difuminada y total en su anonimia y su inmanencia. El discurso del psicoanálisis es así una "tecnología política del yo", un instrumento usado y desarrollado en el marco general de la racionalidad política del Estado; su mismo objetivo de emancipar al yo es lo que hace que el individuo sea dócil y disciplinado. Allí donde los sociólogos comunitaristas ven el discurso terapéutico como uno que clava una cuña entre el yo y la sociedad, Foucault sugiere, por el contrario, que a través de la terapia el yo es imperceptiblemente puesto a trabajar para un sistema de poder y dentro de él.
Aunque este libro no puede evitar tener implicaciones para la crítica de la modernidad, me gustaría eludir por completo esa crítica. Ya sea que el discurso terapéutico amenace las comunidades morales de sentido, mine a la familia, oprima a las mujeres, disminuya la relevancia de la esfera política, corroa la virtud y el carácter moral, ejerza un proceso general de vigilancia, refuerce el caparazón vacío del narcisismo o debilite al yo, todo ello no me preocupa (aun cuando algunas de estas cuestiones no puedan no rondar parte del análisis subsiguiente). Mi propósito no es documentar los efectos perniciosos del discurso terapéutico ni discutir su potencial emancipatorio, tareas que ya han sido magistralmente llevadas a cabo por muchos otros. Mi intención aquí es más bien apartar el campo de los estudios culturales de la "epistemología de la sospecha", de la cual ha dependido en demasía. O, para decirlo con otras palabras, deseo analizar la cultura sin la presunción de saber por adelantado cómo deberían verse las relaciones sociales. Utilizando el abordaje sociológico a los objetos científicos de Bruno Latour y Michael Callon, convoco a los estudiosos de la cultura a adoptar dos principios: el principio del "agnosticismo" (tomar una postura amoral hacia los actores sociales) y el principio de simetría (explicar fenómenos diferentes de manera similar o simétrica). El objetivo del análisis cultural no es medir las prácticas culturales con respecto a aquello que deberían ser o a aquello que deberían haber sido, sino más bien entender de qué modo han llegado a ser lo que son y por qué, siendo aquello que son, "consiguen cosas" para la gente. Así, a pesar de su brillantez, un abordaje foucaultiano no sería pertinente debido a que Foucault utilizaba conceptos generalizadores -"vigilancia", "biopolítica", "gubernamentalidad"- que tienen algunos defectos fatales: no toman seriamente las capacidades críticas de los actores; no preguntan por qué los actores se ven a menudo profundamente comprometidos y absorbidos por los significados; y no diferencian entre esferas sociales, colapsándolas bajo lo que el sociólogo francés Philippe Corcuff ha denominado conceptos 'bulldozer', conceptos tan abarcadores que terminan aplanando la complejidad de lo social (por ejemplo, "biopoder" o "vigilancia"). Como espero poder demostrar, es crucial llevar a cabo tales diferenciaciones. Un análisis denso y contextual de los usos y los efectos de la terapia revela que no hay un efecto general único (de "vigilancia" o "biopoder"). Por el contrario, estos usos y efectos difieren significativamente según si tienen lugar en el dominio de una empresa, del matrimonio o del grupo de apoyo (respectivamente, véanse los capítulos 3, 4 y 5).
Si todas las críticas del discurso psicoanalítico coinciden en señalar que éste ha "triunfado", y si algunos estudios notables detallan ahora 'qué' es lo que ha "triunfado" en la terapia, todavía no sabemos demasiado acerca de 'cómo' y 'por qué' ha triunfado. Al tratar esta cuestión, me aparto de los abordajes críticos a la cultura que descansan en la epistemología de la sospecha para exponer sistemáticamente cómo una práctica cultural lleva a cabo (o no logra llevar a cabo) una práctica política específica. En lugar de ello, sostengo que una crítica de la cultura no puede ser llevada a cabo adecuadamente antes de que entendamos el mecanismo de la cultura: cómo son producidos los significados, cómo son entrelazados en el tejido social, cómo son usados en la vida diaria para conformar las relaciones y tratar con un mundo social incierto, y por qué llegan a organizar nuestra interpretación del yo y de los otros. Como espero demostrar, tanto el análisis como la crítica del 'ethos' terapéutico adquieren un nuevo aspecto cuando no se los predica sobre la base de supuestos políticos a priori acerca de cómo 'deberían' ser las relaciones sociales. En lugar de ello, mi análisis adhiere a la comprensión pragmática de que los significados y las ideas deberían ser vistos como herramientas útiles, esto es, como herramientas que nos permiten llevar a cabo ciertas cosas en la vida diaria.
Datos de la autora
Eva Illouz (Marruecos, 1961), estudió literatura y sociología en la Universidad de París X-Nanterre y realizó un master en comunicaciones en la Universidad Hebrea de Jerusalem. En 1991 se doctoró en comunicación en la Annenberg School of Communication de la Universidad de Pennsylvania.
Es profesora en el Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad de Jerusalem y ha sido profesora visitante de L'École des Hautes Études en Science Sociales (EHESS) y de la Universidad de Princeton. En 2004, dictó en Frankfurt las Conferencias Adorno reproducidas en el libro “Intimidades congeladas”. “Las emociones en el capitalism”o, publicado por Katz en 2007.
Sus principales áreas de investigación comprenden la historia de la vida emocional, la teoría crítica aplicada al arte y a la cultura popular, el significado moral de la Modernidad y el impacto del capitalismo sobre la esfera cultural.
Sus obras han sido traducidas a numerosas lenguas. “El consumo de la utopía romántica” (editado por Katz en 2009) y “Oprah Winfrey and the glamour of misery: An essay on popular culture” fueron premiadas por la American Sociological Association
Reseñas
Vindicación del cartesianismo radical
Alicia Montesdeoca , 02/03/2010
¿Y si también hubiese que rescatar de bachilleres, curas y barberos el sepulcro —y el cráneo y los huesos, y sobre todo el alma— del «caballero de la razón»?
Ficha Técnica
Título: “Vindicación del cartesianismo radical”
Autor: Juan Carlos Moreno Romo
Edita: Coedición Anthropos - Universidad Autónoma de Querétaro (México)
Ser una especie singular de Alonso Quijano y atreverse además a ser un Don Quijote de la filosofía es en efecto la iniciación filosófica que en este libro se arriesga y se defiende, rechazando con decisión los límites estrechos que nos marca el «orden del discurso» de nuestras harto cuerdas y escépticas instituciones.
Sin prescindir ni de las exigencias ni del riguroso instrumental del especialista, lo que se ofrece aquí no es un trabajo meramente «científico» o académico. No es la historia de la filosofía la que nos interesa, sino la filosofía.
La osada aventura a la que esta obra nos invita es la de rescatar, cual compañeros de armas del «filósofo de la luz» —que no de «las Luces»—, a la filosofía misma como a la más alta de las posibilidades de la «luz natural de la razón», para poder volver a pensar por cuenta propia, de verdad, y con todo rigor, y también para poder seguir creyendo con plena y madura, e incluso con «actualizada» lucidez en estos nuestros días harto faltos de fe, y al mismo tiempo tan ramplonamente crédulos.
Índice
Prefacio
Preludio
Introducción
I. Descartes incierto
II. La gran aventura de la razón: la duda metódica
III. Cogito ergo sum
IV. Demostraciones de la existencia de Dios
V. Las posibilidades existenciales de la razón: la religión natural
VI. La fe y la religión sobrenatural
VII. La filosofía ante el desafío de su «consensual» claudicación contemporánea
Conclusiones
Bibliografía.
Datos del autor
Juan Carlos Moreno Romo (Ciudad de México, 1966) es licenciado en Filosofía por la UNAM y doctor en la misma disciplina por la Univ. Marc Bloch, de Estrasburgo. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores de su país, es titular de la cátedra de Historia de la Filosofía Moderna en la Facultad de Filosofía de la Univ. Autónoma de Querétaro. Es autor del libro "Revendication de la rationalité" (2004) y coordinador y coautor de "Descartes vivo" (2007) y de los volúmenes en preparación “Descartes y nuestra modernidad” y “Unamuno y nosotros”.
Título: “Vindicación del cartesianismo radical”
Autor: Juan Carlos Moreno Romo
Edita: Coedición Anthropos - Universidad Autónoma de Querétaro (México)
Ser una especie singular de Alonso Quijano y atreverse además a ser un Don Quijote de la filosofía es en efecto la iniciación filosófica que en este libro se arriesga y se defiende, rechazando con decisión los límites estrechos que nos marca el «orden del discurso» de nuestras harto cuerdas y escépticas instituciones.
Sin prescindir ni de las exigencias ni del riguroso instrumental del especialista, lo que se ofrece aquí no es un trabajo meramente «científico» o académico. No es la historia de la filosofía la que nos interesa, sino la filosofía.
La osada aventura a la que esta obra nos invita es la de rescatar, cual compañeros de armas del «filósofo de la luz» —que no de «las Luces»—, a la filosofía misma como a la más alta de las posibilidades de la «luz natural de la razón», para poder volver a pensar por cuenta propia, de verdad, y con todo rigor, y también para poder seguir creyendo con plena y madura, e incluso con «actualizada» lucidez en estos nuestros días harto faltos de fe, y al mismo tiempo tan ramplonamente crédulos.
Índice
Prefacio
Preludio
Introducción
I. Descartes incierto
II. La gran aventura de la razón: la duda metódica
III. Cogito ergo sum
IV. Demostraciones de la existencia de Dios
V. Las posibilidades existenciales de la razón: la religión natural
VI. La fe y la religión sobrenatural
VII. La filosofía ante el desafío de su «consensual» claudicación contemporánea
Conclusiones
Bibliografía.
Datos del autor
Juan Carlos Moreno Romo (Ciudad de México, 1966) es licenciado en Filosofía por la UNAM y doctor en la misma disciplina por la Univ. Marc Bloch, de Estrasburgo. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores de su país, es titular de la cátedra de Historia de la Filosofía Moderna en la Facultad de Filosofía de la Univ. Autónoma de Querétaro. Es autor del libro "Revendication de la rationalité" (2004) y coordinador y coautor de "Descartes vivo" (2007) y de los volúmenes en preparación “Descartes y nuestra modernidad” y “Unamuno y nosotros”.
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Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850