Reseñas
Diccionario de los símbolos
Juan Antonio Martínez de la Fe , 21/02/2023
Ficha Técnica
Título: Diccionario de los símbolos
Autores: Mircea Eliade y Ioan Petru Couliano
Edita: Fragmenta Editorial, Barcelona, 2022
Colección: Fragmentos
Traducción: Roser Homar
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Número de páginas: 936
ISBN: 978-84-17796-71-6
Precio: 39,50 euros
Ernst Cassirer caracterizó al ser humano como homo symbolicus y que, para comprenderlo, era necesario analizar su mundo simbólico. De ahí que Jacques Vidal, en la introducción a esta obra, afirme “que la experiencia simbólica atañe profundamente al hombre, le permite abrirse, contraer una alianza, descubrir el misterio y la contemplación”.
Este capítulo introductorio, que Vidal titula Descubriendo el símbolo, constituye un preámbulo más que conveniente para introducirse en el contenido de esta obra, que recorre, de manera detallada, una importante selección de conceptos, elevados a la categoría de símbolos, que nos hace más asequible el alto número de volúmenes que constituye el diccionario de Mircea Eliade.
Definir el símbolo
Son varias las definiciones que, tomadas de diferentes autores que han profundizado en el tema, nos ofrece Vidal. De cada una de ellas destaca algún aspecto que nos ayuda a mejor comprender el alcance de lo que constituye el símbolo.
Así, por ejemplo, aporta la definición dada por André Lalande: “El símbolo es cualquier signo concreto que evoque, en una relación natural, algo ausente o que es imposible percibir”.
Se trata de una definición sencilla y, sobre todo, clara, que nos permite deducir que todo símbolo es un signo concreto, no abstracto, no una alegoría: es una realidad. Es un signo que se abre para conducir a otra cosa, pues señala a una ausencia que, paradójicamente, connota una experiencia de presencia. Y más aún: el símbolo llega a sobrepasar al signo, pues no trata solo de un significado, sino que también es un camino hacia lo que señala.
Otra definición de símbolo es la que nos ofrece Gilbert Durand y que trae Vidal a estas páginas: “El símbolo es una representación simbólica que hace emerger un significado secreto, es la epifanía de un misterio”. Es decir, encierra el símbolo un contenido en un más allá.
Enlaza así con la mística, pues esta no puede vivir sin un lenguaje que supere el lenguaje racional, como es el lenguaje simbólico.
Símbolo dinámico
Analiza seguidamente Vidal la dinámica del símbolo, confrontándolo en primer lugar con la imagen; a este respecto, y siguiendo a Mircea Eliade, afirma que el símbolo no funciona en objetos, sino en imágenes. Utiliza el ejemplo aportado por Nietzsche: Cuando Zaratustra tenía treinta años, dejó su patria y el lago de su patria y se dirigió a la cima de la montaña.
Y analiza las imágenes y los símbolos. Así, la patria es el lugar de su tranquilidad, como lo es la superficie quieta del lago. La patria y el lago de su patria remiten a aquello que resulta familiar; así, pues, las palabras se transforman en imágenes y símbolos.
Analiza, también, las imágenes primordiales o arquetipos, explicando cómo estas conducen a los arquetipos, utilizando el lenguaje de la profunda psicología de Jung. Según esto, todos los objetos, convertidos en imágenes de la conciencia, serían atraídos hacia nosotros “por alguna fuente fundamental, por alguna impronta, algún arquetipo”.
Aborda seguidamente el significado de las imágenes, su funcionamiento. Habla de la correlación existente entre el mundo externo que estas nos ofrecen y nuestro mundo interior; dos mundos que se conjugan en una especie de relación por la que se revela el sentido creador del hombre, un sentido que realizan los grandes místicos y religiosos.
Pone el ejemplo de quien pinta un árbol. Lo que el artista ha querido comunicar va más allá del árbol; es luego el espectador, el hombre, quien crea esa unidad entre esa imagen y su propio mundo interior. “Esta unidad y esta totalidad, si se combinan, realizan una experiencia de trascendencia, una trascendencia de creación”.
Voces del Diccionario
Tratándose de un diccionario, es evidente que se trata, fundamentalmente, de una obra de consulta, visitando sus diferentes entradas. Es imposible, pues, reseñar, siquiera someramente, todas y cada una de las voces que contiene. Eso sí: cada una de ellas mantiene una similar estructura; comienza con una descripción del concepto seguida de un análisis con las manifestaciones en diferentes culturas y tiempos, para finalizar con una bibliografía selecta que ayude al lector a profundizar en ese campo concreto. Aquí ofrecemos unos pocos ejemplos que sirvan de orientación a quien pretenda indagar en esta obra.
Águilas, halcones y serpientes
Los dos primeros términos aparecen juntos en el diccionario, mientras que las serpientes cuentan con su propia entrada, aunque aquí las comentamos unidas por la contraposición que suele haber entre estos animales.
El valor simbólico de águilas y halcones es el de la rapidez, habilidad en el vuelo y saña, por lo que se asocian a diferentes divinidades y principios religiosos. Aquí el autor hace un recorrido por las culturas de iroqueses, sirio-babilonios, olmecas, etc. Un símbolo adicional viene referido a la muerte, pues se las considera aves que transportan los muertos hacia el cielo; al que se puede añadir el de mensajeros y enviados de los dioses o, entre los cristianos, como oración que se eleva a las alturas de la divinidad. No faltan quienes las asocian con la guerra, la majestad divina, la superioridad del intelecto por encima de lo físico o de la fuerza espiritual. Como se puede apreciar, gozan de un amplísimo contenido simbólico.
De donde nace la oposición entre estas aves y la serpiente. Desde luego, la naturaleza enigmática y ambivalente de estos reptiles ha impulsado a los seres humanos a juicios contradictorios, ya que se los considera malvados y capaces de provocar la muerte, por un lado, mientras que por otro encarnan poderes benéficos e, incluso, divinos. Como ejemplo de ello, se aporta la Biblia, donde simbolizan la muerte en el Génesis, consecuencia de su tentación a Eva, y como símbolo de vida, como ocurre con la serpiente de bronce en Números.
En muchas culturas, se asocia la serpiente al principio del mundo o, incluso, conectada con los antepasados, como se aprecia en los monolitos del Neolítico francés, mientras que en África, Asia y Oceanía se la asocia con el alma.
Otro aspecto interesante es la consideración de la serpiente como conocedora de todos los misterios e, incluso, con la astucia, como cuando Jesús recomienda ser astutos como ella, o con la prudencia, tal y como ocurre en los báculos de los obispos coptos y bizantinos. Por su parte, Mircea Eliade le atribuye un significado lunar, como una epifanía de nuestro satélite, mientras que, en algunas culturas, se le imputa un significado fálico. No podemos olvidar que la profesión médica utiliza como símbolo un báculo con serpientes enroscadas a su alrededor, fruto de la atribución de poderes curativos que se transmitió de Siria a Grecia y Roma.
Cánidos
Es el perro, o a veces otros cánidos como el chacal o el lobo, otro animal al que se le otorgan características simbólicas en los mitos y tradiciones de pueblos de todo el mundo.
Por lo general, es ambivalente la función de símbolo que presenta el perro; como compañero de pastores y cazadores, significa fidelidad y vigilancia; pero, al ser consumidor de restos, se le considera un animal peligroso e impuro. Esto ocurre, especialmente, en la tradición islámica, donde, cuando se presentan de color negro, se les considera símbolo del diablo o del alma carnal.
También se le asocia con el sol y con la luna. Incluso, se le considera una divinidad, como ocurre entre los aztecas. Sin embargo, más que encarnar una divinidad, es más frecuente que se le asocie como acompañantes de diversas divinidades para el desempeño de sus funciones. Se llega, incluso, a considerarlo como un héroe cultural en la cultura maya.
Pero hay quienes van más lejos incluyendo al perro entre los ancestros de algunos pueblos, que se consideran descendientes de la unión de una divinidad con uno de estos animales.
También ha sido utilizado el perro como elemento esencial en algún sacrificio ritual, como, por ejemplo para obtener la pureza, para la expiación de determinadas conductas como el adulterio o el incesto; o, incluso, para satisfacer la responsabilidad adquirida por la muerte de un ser humano o como intermediario para evitar catástrofes.
Se destaca generalmente su papel de acompañante, especialmente para el viaje al más allá tras la muerte, por lo que no era raro que fueran enterrados junto con el difunto al que, no solo le servía de acompañamiento en su tránsito, sino que, además, cumplía una función de guía o de guardián.
Tanta es su carga simbólica que no siempre se hace uso de la totalidad de su cuerpo, sino que algunas partes suyas sirven para realzar simbólicamente alguna cualidad; tal es el caso, por ejemplo, del dios Anubis, cuya cabeza pertenece a un perro o a otro cánido, el chacal.
Destacar, finalmente, cómo entre los celtas el perro no está conectado solo con la muerte, sino que juega un destacado papel en los cultos de curación y fertilidad, o cómo en los misterios helenísticos el perro de la diosa señalaba el camino hacia la vida eterna.
Concluyendo
Aquí se ha recogido, sucintamente, el contenido de tres voces del diccionario, únicamente como ejemplo de lo que se puede encontrar el lector al introducirse en la obra.
Pese a que su presencia como diccionario invita a ser utilizado como libro de consulta en momentos determinados, su lectura completa no debe de ser menospreciada. El importante acceso a aspectos simbólicos de representaciones o realidades que nos rodean continuamente unido a una lectura muy accesible y amena, hacen de esta obra una fuente de grata lectura.
La selección de ítems que componen su contenido, evidentemente, por muy cuidadosa y esmerada que sea, no exime de la consulta a la extensa obra de Mircea Eliade; pero sí hace del libro una excelente aproximación capaz de satisfacer la curiosidad más inmediata de un lector interesado en esta temática. A tal fin, se aporta seguidamente el conjunto de entradas de tan interesante diccionario.
Índice
Descubriendo el símbolo, por Jacques Vidal
Mensaje del símbolo
Símbolo y apertura
Símbolo y alianza
Símbolo y misterio
Símbolo y contemplación
La dinámica del símbolo
Símbolo e imagen
Imágenes corrientes
Imágenes primordiales: los arquetipos
El significado de las imágenes
Bibliografía
Agua.- Águilas y halcones.- Alimentación.- Ancla.- Animales.- Árbol.- Astrología.- Axis mundo
Bebida.- Bendición.- Búhos y lechuzas.
Caballo.- Cabellos.- Casa.- Cerveza.- Cenizas.- Centro del mundo.- Cielo (hierofanías celestes).- Cielo (mitos y símbolos).- Círculo.- Cisne.- Colores.- Corazón.- Corona.- Cruz.- Cuernos.- Cuerpo humano.
Danza.- Derecha e izquierda.- Desierto.- Diamante.- Don.- Dragón.- Duplicidad.
Elefante.- Elixir.- Enigmas y paradojas.- Erizos y puercoespines.- Espada.- Espejo.- Esputo.- Estrellas.
Flor.- Fuego.- Fuente.
Gallo.- Gato.
Hada.- Huesos.- Huevos.
Incienso.- Insectos.
Jade.- Jaguar.- Jardín.- Joyas.- Juego y competición.
Laberinto.- Lágrimas.- León.- Levadura.- Llave.- Lluvia.- Lobo.- Luz y tiniebla.- Luna.
Mano.- Mono.- Montaña.- Muchacho.
Números
Oro y plata.- Ovejas y cabras.
Pájaros.- Peces.- Peregrinación.- Perla.- Perro.- Piedras.- Pies.- Portal.- Puente.
Ranas y sapos.- Redes y velos.- Ruido y percusión.
Sal.- Señales y alteraciones corporales.- Serpiente.- Sol.- Sueño.
Tabú.- Tejidos.- Tierra.- Torres.- Tortugas.- Tótem.
Vegetación.- Voto y juramento.- Vuelo.
Título: Diccionario de los símbolos
Autores: Mircea Eliade y Ioan Petru Couliano
Edita: Fragmenta Editorial, Barcelona, 2022
Colección: Fragmentos
Traducción: Roser Homar
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Número de páginas: 936
ISBN: 978-84-17796-71-6
Precio: 39,50 euros
Ernst Cassirer caracterizó al ser humano como homo symbolicus y que, para comprenderlo, era necesario analizar su mundo simbólico. De ahí que Jacques Vidal, en la introducción a esta obra, afirme “que la experiencia simbólica atañe profundamente al hombre, le permite abrirse, contraer una alianza, descubrir el misterio y la contemplación”.
Este capítulo introductorio, que Vidal titula Descubriendo el símbolo, constituye un preámbulo más que conveniente para introducirse en el contenido de esta obra, que recorre, de manera detallada, una importante selección de conceptos, elevados a la categoría de símbolos, que nos hace más asequible el alto número de volúmenes que constituye el diccionario de Mircea Eliade.
Definir el símbolo
Son varias las definiciones que, tomadas de diferentes autores que han profundizado en el tema, nos ofrece Vidal. De cada una de ellas destaca algún aspecto que nos ayuda a mejor comprender el alcance de lo que constituye el símbolo.
Así, por ejemplo, aporta la definición dada por André Lalande: “El símbolo es cualquier signo concreto que evoque, en una relación natural, algo ausente o que es imposible percibir”.
Se trata de una definición sencilla y, sobre todo, clara, que nos permite deducir que todo símbolo es un signo concreto, no abstracto, no una alegoría: es una realidad. Es un signo que se abre para conducir a otra cosa, pues señala a una ausencia que, paradójicamente, connota una experiencia de presencia. Y más aún: el símbolo llega a sobrepasar al signo, pues no trata solo de un significado, sino que también es un camino hacia lo que señala.
Otra definición de símbolo es la que nos ofrece Gilbert Durand y que trae Vidal a estas páginas: “El símbolo es una representación simbólica que hace emerger un significado secreto, es la epifanía de un misterio”. Es decir, encierra el símbolo un contenido en un más allá.
Enlaza así con la mística, pues esta no puede vivir sin un lenguaje que supere el lenguaje racional, como es el lenguaje simbólico.
Símbolo dinámico
Analiza seguidamente Vidal la dinámica del símbolo, confrontándolo en primer lugar con la imagen; a este respecto, y siguiendo a Mircea Eliade, afirma que el símbolo no funciona en objetos, sino en imágenes. Utiliza el ejemplo aportado por Nietzsche: Cuando Zaratustra tenía treinta años, dejó su patria y el lago de su patria y se dirigió a la cima de la montaña.
Y analiza las imágenes y los símbolos. Así, la patria es el lugar de su tranquilidad, como lo es la superficie quieta del lago. La patria y el lago de su patria remiten a aquello que resulta familiar; así, pues, las palabras se transforman en imágenes y símbolos.
Analiza, también, las imágenes primordiales o arquetipos, explicando cómo estas conducen a los arquetipos, utilizando el lenguaje de la profunda psicología de Jung. Según esto, todos los objetos, convertidos en imágenes de la conciencia, serían atraídos hacia nosotros “por alguna fuente fundamental, por alguna impronta, algún arquetipo”.
Aborda seguidamente el significado de las imágenes, su funcionamiento. Habla de la correlación existente entre el mundo externo que estas nos ofrecen y nuestro mundo interior; dos mundos que se conjugan en una especie de relación por la que se revela el sentido creador del hombre, un sentido que realizan los grandes místicos y religiosos.
Pone el ejemplo de quien pinta un árbol. Lo que el artista ha querido comunicar va más allá del árbol; es luego el espectador, el hombre, quien crea esa unidad entre esa imagen y su propio mundo interior. “Esta unidad y esta totalidad, si se combinan, realizan una experiencia de trascendencia, una trascendencia de creación”.
Voces del Diccionario
Tratándose de un diccionario, es evidente que se trata, fundamentalmente, de una obra de consulta, visitando sus diferentes entradas. Es imposible, pues, reseñar, siquiera someramente, todas y cada una de las voces que contiene. Eso sí: cada una de ellas mantiene una similar estructura; comienza con una descripción del concepto seguida de un análisis con las manifestaciones en diferentes culturas y tiempos, para finalizar con una bibliografía selecta que ayude al lector a profundizar en ese campo concreto. Aquí ofrecemos unos pocos ejemplos que sirvan de orientación a quien pretenda indagar en esta obra.
Águilas, halcones y serpientes
Los dos primeros términos aparecen juntos en el diccionario, mientras que las serpientes cuentan con su propia entrada, aunque aquí las comentamos unidas por la contraposición que suele haber entre estos animales.
El valor simbólico de águilas y halcones es el de la rapidez, habilidad en el vuelo y saña, por lo que se asocian a diferentes divinidades y principios religiosos. Aquí el autor hace un recorrido por las culturas de iroqueses, sirio-babilonios, olmecas, etc. Un símbolo adicional viene referido a la muerte, pues se las considera aves que transportan los muertos hacia el cielo; al que se puede añadir el de mensajeros y enviados de los dioses o, entre los cristianos, como oración que se eleva a las alturas de la divinidad. No faltan quienes las asocian con la guerra, la majestad divina, la superioridad del intelecto por encima de lo físico o de la fuerza espiritual. Como se puede apreciar, gozan de un amplísimo contenido simbólico.
De donde nace la oposición entre estas aves y la serpiente. Desde luego, la naturaleza enigmática y ambivalente de estos reptiles ha impulsado a los seres humanos a juicios contradictorios, ya que se los considera malvados y capaces de provocar la muerte, por un lado, mientras que por otro encarnan poderes benéficos e, incluso, divinos. Como ejemplo de ello, se aporta la Biblia, donde simbolizan la muerte en el Génesis, consecuencia de su tentación a Eva, y como símbolo de vida, como ocurre con la serpiente de bronce en Números.
En muchas culturas, se asocia la serpiente al principio del mundo o, incluso, conectada con los antepasados, como se aprecia en los monolitos del Neolítico francés, mientras que en África, Asia y Oceanía se la asocia con el alma.
Otro aspecto interesante es la consideración de la serpiente como conocedora de todos los misterios e, incluso, con la astucia, como cuando Jesús recomienda ser astutos como ella, o con la prudencia, tal y como ocurre en los báculos de los obispos coptos y bizantinos. Por su parte, Mircea Eliade le atribuye un significado lunar, como una epifanía de nuestro satélite, mientras que, en algunas culturas, se le imputa un significado fálico. No podemos olvidar que la profesión médica utiliza como símbolo un báculo con serpientes enroscadas a su alrededor, fruto de la atribución de poderes curativos que se transmitió de Siria a Grecia y Roma.
Cánidos
Es el perro, o a veces otros cánidos como el chacal o el lobo, otro animal al que se le otorgan características simbólicas en los mitos y tradiciones de pueblos de todo el mundo.
Por lo general, es ambivalente la función de símbolo que presenta el perro; como compañero de pastores y cazadores, significa fidelidad y vigilancia; pero, al ser consumidor de restos, se le considera un animal peligroso e impuro. Esto ocurre, especialmente, en la tradición islámica, donde, cuando se presentan de color negro, se les considera símbolo del diablo o del alma carnal.
También se le asocia con el sol y con la luna. Incluso, se le considera una divinidad, como ocurre entre los aztecas. Sin embargo, más que encarnar una divinidad, es más frecuente que se le asocie como acompañantes de diversas divinidades para el desempeño de sus funciones. Se llega, incluso, a considerarlo como un héroe cultural en la cultura maya.
Pero hay quienes van más lejos incluyendo al perro entre los ancestros de algunos pueblos, que se consideran descendientes de la unión de una divinidad con uno de estos animales.
También ha sido utilizado el perro como elemento esencial en algún sacrificio ritual, como, por ejemplo para obtener la pureza, para la expiación de determinadas conductas como el adulterio o el incesto; o, incluso, para satisfacer la responsabilidad adquirida por la muerte de un ser humano o como intermediario para evitar catástrofes.
Se destaca generalmente su papel de acompañante, especialmente para el viaje al más allá tras la muerte, por lo que no era raro que fueran enterrados junto con el difunto al que, no solo le servía de acompañamiento en su tránsito, sino que, además, cumplía una función de guía o de guardián.
Tanta es su carga simbólica que no siempre se hace uso de la totalidad de su cuerpo, sino que algunas partes suyas sirven para realzar simbólicamente alguna cualidad; tal es el caso, por ejemplo, del dios Anubis, cuya cabeza pertenece a un perro o a otro cánido, el chacal.
Destacar, finalmente, cómo entre los celtas el perro no está conectado solo con la muerte, sino que juega un destacado papel en los cultos de curación y fertilidad, o cómo en los misterios helenísticos el perro de la diosa señalaba el camino hacia la vida eterna.
Concluyendo
Aquí se ha recogido, sucintamente, el contenido de tres voces del diccionario, únicamente como ejemplo de lo que se puede encontrar el lector al introducirse en la obra.
Pese a que su presencia como diccionario invita a ser utilizado como libro de consulta en momentos determinados, su lectura completa no debe de ser menospreciada. El importante acceso a aspectos simbólicos de representaciones o realidades que nos rodean continuamente unido a una lectura muy accesible y amena, hacen de esta obra una fuente de grata lectura.
La selección de ítems que componen su contenido, evidentemente, por muy cuidadosa y esmerada que sea, no exime de la consulta a la extensa obra de Mircea Eliade; pero sí hace del libro una excelente aproximación capaz de satisfacer la curiosidad más inmediata de un lector interesado en esta temática. A tal fin, se aporta seguidamente el conjunto de entradas de tan interesante diccionario.
Índice
Descubriendo el símbolo, por Jacques Vidal
Mensaje del símbolo
Símbolo y apertura
Símbolo y alianza
Símbolo y misterio
Símbolo y contemplación
La dinámica del símbolo
Símbolo e imagen
Imágenes corrientes
Imágenes primordiales: los arquetipos
El significado de las imágenes
Bibliografía
Agua.- Águilas y halcones.- Alimentación.- Ancla.- Animales.- Árbol.- Astrología.- Axis mundo
Bebida.- Bendición.- Búhos y lechuzas.
Caballo.- Cabellos.- Casa.- Cerveza.- Cenizas.- Centro del mundo.- Cielo (hierofanías celestes).- Cielo (mitos y símbolos).- Círculo.- Cisne.- Colores.- Corazón.- Corona.- Cruz.- Cuernos.- Cuerpo humano.
Danza.- Derecha e izquierda.- Desierto.- Diamante.- Don.- Dragón.- Duplicidad.
Elefante.- Elixir.- Enigmas y paradojas.- Erizos y puercoespines.- Espada.- Espejo.- Esputo.- Estrellas.
Flor.- Fuego.- Fuente.
Gallo.- Gato.
Hada.- Huesos.- Huevos.
Incienso.- Insectos.
Jade.- Jaguar.- Jardín.- Joyas.- Juego y competición.
Laberinto.- Lágrimas.- León.- Levadura.- Llave.- Lluvia.- Lobo.- Luz y tiniebla.- Luna.
Mano.- Mono.- Montaña.- Muchacho.
Números
Oro y plata.- Ovejas y cabras.
Pájaros.- Peces.- Peregrinación.- Perla.- Perro.- Piedras.- Pies.- Portal.- Puente.
Ranas y sapos.- Redes y velos.- Ruido y percusión.
Sal.- Señales y alteraciones corporales.- Serpiente.- Sol.- Sueño.
Tabú.- Tejidos.- Tierra.- Torres.- Tortugas.- Tótem.
Vegetación.- Voto y juramento.- Vuelo.
Notas sobre los autores
Mircea Eliade (Bucarest 1907 – Chicago 1986) es considerado uno de los grandes historiadores de las religiones del siglo xx. Después de estudiar filosofía en la universidad de Bucarest y de completar su formación en Italia, en 1928 viaja a la India, donde durante tres años estudiará sánscrito y filosofía índica. A su regreso enseña filosofía e historia de las religiones en Bucarest. En 1940 abandona Rumanía definitivamente: después de pasar por Londres y Lisboa, se instala —en 1945— en París. En 1950 conoce a Jung y se integra en el Círculo de Eranos. En 1956 es nombrado profesor de historia de las religiones en la Universidad de Chicago, donde se instala definitivamente. Se han distinguido cuatro tipos de escritos en la producción de Eliade: la obra literaria, los escritos autobiográficos, los trabajos académicos monográficos y los textos que exponen la metafísica del autor (considerada por sí mismo su principal contribución a la historia de las religiones). Lo sagrado y lo profano (en catalán en Fragmenta, 2012) y El mito del eterno retorno (en catalán en Fragmenta, 2014) pertenecen a esta última tipología.
Mircea Eliade (Bucarest 1907 – Chicago 1986) es considerado uno de los grandes historiadores de las religiones del siglo xx. Después de estudiar filosofía en la universidad de Bucarest y de completar su formación en Italia, en 1928 viaja a la India, donde durante tres años estudiará sánscrito y filosofía índica. A su regreso enseña filosofía e historia de las religiones en Bucarest. En 1940 abandona Rumanía definitivamente: después de pasar por Londres y Lisboa, se instala —en 1945— en París. En 1950 conoce a Jung y se integra en el Círculo de Eranos. En 1956 es nombrado profesor de historia de las religiones en la Universidad de Chicago, donde se instala definitivamente. Se han distinguido cuatro tipos de escritos en la producción de Eliade: la obra literaria, los escritos autobiográficos, los trabajos académicos monográficos y los textos que exponen la metafísica del autor (considerada por sí mismo su principal contribución a la historia de las religiones). Lo sagrado y lo profano (en catalán en Fragmenta, 2012) y El mito del eterno retorno (en catalán en Fragmenta, 2014) pertenecen a esta última tipología.
Ioan Petru Couliano (Iasi, Rumanía,1950 – Chicago,1991) fue un historiador de las religiones, escritor y filósofo, fue catedrático en la Universidad de Chicago y uno de los grandes colaboradores de Mircea Eliade. Con éste fue cuidador del Diccionario de los símbolos (Fragmenta, 2022).
Jacques Vidal (Montluc, Nueva Aquitania, 1925-1987) es historiador de las religiones y experto en simbología, se doctoró en filosofía por la Universidad de Lovaina y enseñó en la Universidad Pontificia Antonianum y en el Instituto Católico de París. Firma el prólogo del Diccionario de los símbolos, de Mircea Eliade i Ioan Petru Couliano.
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Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850