Notas
Escribe Antonio Piñero
Pregunta: Quiero hacerle dos preguntas: a- ¿Qué tan cierto es el hecho de que el obispo Eusebio de Cesarea fue el descubridor del llamado “Testimonio Flaviano” y si es así fue él quien lo redactó totalmente o realizó añadidos apologéticos de la figura de Jesús? Tengo entendido que los padres de la Iglesia Cristiana anteriores a él y demás personajes que dejaron textos cristianos no mencionaron a dicho testimonio como prueba de la existencia del personaje de Jesús. b- ¿Dónde considera que fue el lugar exacto o aproximado donde fueron escritos los Evangelios, en especial los Canónicos? Algunos autores sostienen que los Evangelios, como en el caso de los Canónicos, no fueron redactados en tierras hebreas debido a los errores e inexactitudes geográficas que poseen y que el origen de dichos escritos no fue en Palestina precisamente sino en otro sitio, por poner un ejemplo, en la ciudad egipcia de Alejandría y sus alrededores. Saludos.- Respuesta: Respecto a 1. No es absoluto cierto. El Testimonio Flaviano está en los manuscritos de F. Josefo y corresponde a su obra las “Antigüedades de los judíos” XVIII 64ss , aunque haya sido interpolado por los escribas cristianos. Es cierto que Eusebio fue el primero en llamar la atención sobre él. Pero Orígenes ya conocía a Josefo, aunque no mencione el Testimonio, según creo. Todo esto lo tiene en John P. Meier, “Un judío marginal”, tomo I Editorial Verbo Divino Estella, España (vea web) 2: Todas sus preguntas no tienen una respuesta exacta. Sencillamente no se sabe. Se deduce por el contenido de los Evangelios. Tiene Usted información abundante en cualquier “Introducción al Nuevo Testamento” (por ejemplo, la de R. E. Brown de Edit Trotta), o bien en mi “Guía para entender el Nuevo Testamento”, de la misma Edit. (vea pág. Web). Además hay versión electrónica. Pr.: Hace poco he estado leyendo acerca de la posibilidad de que el Cristianismo fuese realmente una invención creada en tiempos de Constantino. Esta idea me inquieta mucho ya que soy cristiano. He estado intentando documentarme por mi cuenta, pero el resultado sólo ha conseguido confundirme mucho más. A fin de formarme una opinión más fundada sobre el tema, me animé a escribirle. Soy consciente de que para intentar ilustrarme sobre el asunto sería necesaria un nivel de pericia de conocimiento histórico del que no cuento. En esta situación me doy cuenta del gran lujo que es contar con expertos como usted en nuestro país. Le agradecería mucho si en alguno de las futuras entradas de su blog pudiese abordar este tema que le expuse al principio. Estoy seguro que nos resultaría muy interesante a muchos de sus lectores. Concretando mejor los aspectos de mi cuestión: -¿Sería plausible que el Cristianismo como religión institucionalizada no fuese más que una creación política para intentar controlar mejor a la población de un vasto imperio que contaba ya con múltiples elementos internos y externos que lo desestabilizaban? -¿Sería posible que, en el afán anteriormente expuesto, se intentase crear una \"superreligión\" que aunara elementos de cultos paganos y de creencia cristiana en una sola religión, con el propósito de cohesionar el imperio y de asimilar socialmente elementos subversivos como podían ser los cristianos? -¿Hasta qué punto el Cristianismo es algo original y no una copia de muchos de ritos y simbología de otros cultos paganos anteriores como los cultos mitraicos? He leído que la ceremonia cristiana de la Eucaristía puede estar basada no en una anécdota real de la vida de Jesús, sino en ritos que se realizaban con anterioridad en otras religiones, como el sacrificio de Mitra hiriendo al toro y la sangre derramada por éste. Don Antonio, le agradezco de antemano su ayuda en esta cuestión y quiero dejar patente aquí el profundo respeto y admiración por la labor que ha estado usted haciendo durante años para acercanos a todos la figura de Jesús desde una perspectiva histórica. Muchas gracias. R.: Puede Usted tranquilizarse porque todas esas hipótesis son burdas e ignorantísimas. A pesar de mi agnosticismo y escepticismo, veo con enorme claridad que esas ideas son sencillamente fruto de la ignorancia interesada. Tiene Usted dos respuestas cumplidas: Una en mi obra “Guía para entender el Nuevo Testamento” = los orígenes del cristianismo están ahí, si entiende históricamente bien , 4ª edic. Edit. Trotta, Madrid 2011. Una crítica serena y amplia a esas tonterías en mi obra “Jesús y las mujeres” reed. de la Editorial Trotta, también 2014. Pr. : Mi consulta es la siguiente: He consultado su bibliografía (de la cual tengo los Evangelios Apócrifos) y no he encontrado una Biblia. Estoy interesado en leerla -y si está comentada, mejor- pero no sé qué edición ni qué traducción me puede convenir. Escuché hace tiempo que la traducción más fiel era una que comenzaba refiriéndose a "los Dioses" en lugar de a "Dios", pero no sé si es correcto. Le agradecería enormemente me sugiriera alguna en concreto, ya sea en este mismo correo o a todos los oyentes en el programa. R.: En lo que respecta las Biblias no suele haber problema hoy, en las ediciones serias, respecto al texto. Suele traducirse bien. Lo importante son las introducciones y las notas a las obras. Respecto al Antiguo Testamento, le recomiendo lo que tantas veces he escrito: la Biblia de Cantera-Iglesias de la Editorial B.A. C. y respecto al Nuevo Testamento en conjunto, la Biblia de Jerusalén. Estamos preparando una edición anotada del Nuevo Testamento en mi grupo, pero no verá la luz hasta 2016, finales, o 2017. Pr.: Ya tengo respuesta a la pregunta que le hice y que usted no pudo darme por andar bastante atareado. Parece ser que muletillas como ”pero yo os digo” y “en verdad en verdad os digo” no son en cuanto tales fórmulas de autenticidad que anteceden a una máxima o dicho significativo; sino más bien fórmulas que se utilizaban generalmente en los escritos apocalípticos, que utilizaban o se ponían en boca de «videntes apocalípticos» y cuyo uso en el Nuevo Testamento se desarrolló poco a poco por influjo de los judeo-cristianos de lengua griega, quedando prácticamente limitado a su ámbito. Así por ejemplo puede verse en "pistos" ó "logos" = esta palabra es verdadera’ (Jn 4, 37; Ibíd Ap 3, 14; 21, 15; 22) y en "passim" (en las cartas pastorales). O sea, en cierta medida Jesús tuvo algo de vidente o así lo interpretaron estos relatadores. R.: Una observación tan solo: Podría estar de acuerdo con "En verdad en verdad os digo", aunque tiene también tiene otra explicación: la alta conciencia de Jesús como proclamador del Reino de Dios. Pero no estoy de acuerdo con "Pero yo os digo": son afirmaciones puestas en boca de Jesús por Mateo, puesto que lo considera el mesías, y que el mesías es un nuevo Moisés y por tanto tiene capacidad para cambiar la Ley en época mesiánica. En unos casos la intensifica; en otros, la cambia (divorcio) Esto afecta especialmente a que los paganos no tengan que observar la ley completa de Moisés = paulinismo. La parte de la Ley específica y temporal, la que afecta a los alimentos y la pureza ritual más la circuncisión no tiene por qué ser observada por los paganos convrtedos a la fe en el Mesías. Para una mayor aclaración, espere menos de un mes. En ese lapso de tiempo espero que vea la luz mi libro "Guía para entender Pablo. Una interpretación del pensamiento paulino”, de Editorial Trotta, Madrid, donde trato este problema. Pr.: Me remito a Ud, como el experto que es en lenguas clásicas, para ver si me puede iluminar. Quisiera saber si la traducción de la lanzada en el costado es correcta. Como traumatólogo, tengo dudas de que la herida se pudiera producir en el costado y, por lo tanto, quisiera estar seguro de que la traducción de Juan es correcta. Agradecido de antemano por su ipinión, muchas gracias. R.: Una “traducción” (que no merece este nombre, pero para que nos entendamos) literal de Evangelio de Juan 19,34 sería: “Pero uno de los soldados con la lanza de él la pleura (sic) perforó”) y salió de inmediato sangre y agua”. No debe entenderse esta frase al pie de la letra, sino con un sentido profundamente simbólico y relacionándolo con Evangelio Juan 7, 37-38: “El último día de la fiesta, el más solemne, Jesús puesto en pie, gritó: «Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba el que crea en mí», como dice la Escritura: De su seno correrán ríos de agua viva”. La sangre es la consumación del sacrificio del Hijo, ordenado por el Padre desde toda la eternidad y que restablece la amistad perdida humanidad pecadora – divinidad creadora y ofendida. El agua es símbolo de la sabiduría/espíritu (y también del bautismo, otorgador del Espíritu vivificante) que imparte el Revelador Jesús. Además es el cumplimiento de dos profecías, de Zacarías 14,8: de Jerusalén fluyen aguas vivas y de Zac 12,10: “Y mirarán al que traspasaron” Y a esta luz debe verse cualquier cuestión traumatológica que no interesaba al evangelista. Pr.: ¿Por qué el nacimiento de Jesús se presenta como un nacimiento pobre, sin dinero, como que no tenia nada en este mundo?¿ Algunas fuentes judías dice que José ganaba bien por ser carpintero, no era pobre, el oficio de carpintero tenia buena demanda para esos tiempos? R.: Según los presupuestos del evangelista Lucas, José y María se tienen que trasladar desde Nazaret a Belén para censarse. Naturalmente, un carpintero es de clase media baja y no podía tener muchas alegrías económicas. Según el presupuesto de Mateo, los padres de Jesús vivían ya en Belén y se supone que tendrían su casa. Los datos no casan entre sí, porque son tradiciones diferentes. Si había demanda o no en Nazaret o Séforis o Tiberíades de buenos carpinteros, nada sbamos de cierto. Pero suponemos que sí habría. Saludos cordiales de Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Miércoles, 22 de Abril 2015
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Escribe Antonio Piñero
Pregunta: Me gustaría saber si la Iglesia Católica fue realmente la que compiló la Biblia, y si es así, ¿cómo puedo comprobarlo? Muchas gracias de antemano. Respuesta: Una pregunta como la suya supone de respuesta la escritura de un tratado sobre “Cómo y por qué se formó el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento”. Se han escrito muchos libros sobre ello. Le recomiendo que lea, supongo que hay versión electrónica, el libro editado por mí: Los libros sagrados en las grandes religiones: judaísmo, cristianismo, islam, hinduismo y budismo. Los fundamentalismos, El Almendro, Córdoba, 2007, 298 pp. ISBN 978-84-8005-107-1. Editado junto con J. Peláez. Para el Nuevo Testamento es interesante el capítulo “Cómo y porqué se formó el canon del Nuevo Testamento”, pp. 177-210. En síntesis: el Antiguo Testamento se formó durante unos 9 siglos de reunión de textos legales, historias y leyendas del pueblo de Israel (desde el reinado del rey Josías en el siglo VII a.C. hasta la proclamación del canon en algún momento del siglo II d.C. por los rabinos. Los cristianos no siguieron este canon hebreo y recogieron la misma Biblia, pero en su versión griega que tenía unos 7 libros más). El Nuevo Testamento empieza a formarse tras la muerte de Jesús con la recogida de material oral y escrito sobre su persona. Luego vino Pablo de Tarso con sus cartas. Luego los evangelistas y finalmente el resto de todos los autores del Nuevo Testamento. Hasta 27 libros. El canon empieza a formarse entre las iglesias paulinas a inicios del siglo II y se conforma a finales de ese siglo en su mayoría. Pero tarda un par de siglos más en formarse definitivamente (hasta finales del siglo IV, tanto en Oriente como en Occidente). La declaración oficial del canon bíblico entre los católicos no se hizo hasta el Concilio de Trento, hacia 1568) La comprobación de que esto es así consta de infinidad de documentos que ha recogido la historia a partir de finales del siglo II y que usted tendría que leer. Pregunta: Quisiera su opinion sobre la obra en tres tomos de Daniel Rops.El pueblo de la Biblia,Jesus en su tiempo y La iglesia de los apostoles y de los martires. Que opinion tiene del autor? Respuesta: Siento defraudarle, pero no sé responder a esta pregunta Conozco al autor, pero no la he leído. Supongo que será --a tenor del autor-- una obra de historiografía confesional, en el sentido no peyorativo del término, sino de que tampoco aportaría grandes novedades. Pr.: Que significa, de una buena vez por todas....ese pasaje de 1cor " mas cuando venga lo perfecto" ? Que es lo perfecto? ¿Cual es la explicacion correcta? R.: El texto al que Usted se refiere es 1 Cor 13 8-12. Mi traducción es Desaparecerán las profecías, cesarán las lenguas, desaparecerá la ciencia. 9 Pues en parte conocemos y en parte profetizamos. 10 Cuando venga lo perfecto, desaparecerá lo parcial. 11 Cuando era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño. Cuando me hice varón, eliminé todas las cosas de niño. 12 Pues ahora vemos en un espejo, en enigma; entonces, cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como soy conocido. Si considera el contexto y teniendo en cuenta lo que va a hablar Pablo en el capítulo 15, la resurrección, y el reino de Dios y de su Mesías, me parece casi evidente que lo perfecto, es el "estar siempre con el Señor de 1 Tes 4,17: el reino futuro, el paraíso cuya felicidad es ser conocido por Dios, y conocerlo. P.: ¿Se puede dar una fecha de la primera cita de un texto del nuevo testamento?en otras palabras, ¿Cuál es la fecha de la mas antigua referencia a un evangelio sinóptico? ¿y a cualquier evangelio? R.: No se puede, porque en los orígenes del cristianismo todo son hipótesis más o menos razonables. Es posible que la 1 Epístola de Clemente (datable hacia el 96 d.C. tenga citas del material sinóptico (Mateo, en concreto) y de Hebreos, y también la Didaché (datable entre 110-130, igualmente por lo que se refiere al material sinóptico). Pr.: Me gustaría preguntarle sobre la muerte de Jesús, y es que si dicen los evangelistas que resucitó al tercer día, ¿Cómo es que murió viernes y resucitó domingo? R.: Esta cuestión se aclara por la manera de contar los judíos. Aunque Jesús haya muerto el viernes hacia las tres de la tarde, se cuenta como un día. Al caer la tarde del viernes, cuando ya no se distingue un hilo blanco de uno negro, como dicen los rabinos empieza el sábado, segundo día, y en la tarde del sábado comienza el primer día de la semana, que más tarde los cristianos de lengua latina llamarían “dies dominica”, día del “dominus” o señor = Jesús. Pr.: Los misterios de Jesús (Timothy Freke & Peter Gandy) Mi pregunta es sencilla. ¿Tiene algún rigor científico esta obra? ¿Que opinión le merece el libro? R.: Me han preguntado más veces por esta obra, de lo que deduzco que ha impactado en muchos lectores. Pero siento decirle que no lo he leído. Y me ocurre así con muchos otros libros que no circulan en ámbito académico y que no son considerados científicos por la mayoría de nosotros, independientemente de nuestras creencias personales. El tiempo es escaso y no podemos perderlo en leer libros que según dicen contienen especulaciones e hipótesis carentes de toda verosimilitud. Discúlpeme por no poder decirle más. Pr.: ¿ A Ud. no le parece por la evidencia documental, las circunstacias cronológicas y políticas de la época que el "Rey de Reyes " que buscaba Herodes para asesinar era Cesarión y no Jesús ? R.: Se me escapa qué suerte de pruebas documentales se refiere Usted para formular esa hipótesis. En general es totalmente legendaria la idea de que Herodes el Grnade buscaba matar, casi en su lecho de muerte, a un niño del que se decían cosas maravillosas (legendario también ) es una hipótesis a no tener en cuenta en el ámbito científico. Cesarión, al ser el hijo de Julio César y de Cleopatra VII había sido asesinado ya en el 4 a.C., fecha de la muerte de Herodes el Grnade. En todo caso debía de ser bastante mayorcito para esa fecha ya que Julio César murió en el 44 a.C. Pr.: Tengo una pregunta ¿ por que razon se sitúa el nacimiento de jesus el año 7/6 a.c? Si contamos el paso del tiempo desde el nacimiento de jesus como es posible? Quizás Jesús nació antes del año 0 de la era cristiana. Muchas gracias. Un saludo R.: Porque hay un error desde finales del siglo IV d.C. en la computación de los años. Parece cierto que Jesús nació antes de morir Herodes el Grande, y este rey falleció, sin duda alguna, el 4 a.C. Los evangelistas Mateo y Lucas coinciden en este dato. Por tanto, Jesús nació antes de Cristo!!!! Lo explico bien en un capítulo breve de mi libro "Año Uno. Israel y su mundo cuando nació Jesús", Edit. Laberinto 2ª edic 2014, Madrid Saludos cordiales de Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com ___________________ NOTA: Entrevista sobre el Apocalipis que me hizo hace unos días Gabriel Andrade, ddesde maracaibo, Venezuela: https://www.youtube.com/watch?v=6-dkLlQN_90&feature=youtu.be
Martes, 21 de Abril 2015
Notas
Hoy escribe Gonzalo Del Cerro
Homilía XI Los idólatras bajo el poder de los demonios En su prolijo discurso acerca de la idolatría, se detiene Pedro en aportar detalles que la definen y ponen a los idólatras en el blanco de la ira de Dios. Y siendo este hecho una tragedia humana, otro hecho la aumenta y multiplica. Porque los idólatras se encuentran bajo el poder de los demonios con las consecuencias penosas de la posesión diabólica. Una posesión que “os destruye astutamente sin que os enteréis, para que no os deis cuenta de la conjura que os amenaza. Con la excusa de cierta ofensa, o necesidad, amor, ira o tristeza los demonios os ahogan con un lazo o con agua, os arrojan de un precipicio y os quitan la vida mediante suicidio, apoplejía o cualquiera otra dolencia” (Hom XI 15,7-8). Todo medio es apto para perpetrar la perdición definitiva de los idólatras. Las promesas de la religión De forma insistente, reitera el apóstol el convencimiento de que en el camino de la humanidad plantó Dios la Ley con todas sus ventajas y como solución al desvarío de los ingratos. El cumplimiento de los preceptos de la Ley es la forma que Dios exige de la piedad. Una de las promesas más importantes de la religión es la seguridad de que “para todos hay una recompensa”. No se pierde un detalle de la conducta de los hombres que luchan por conseguir en buena lid los bienes de la salvación eterna. Sin embargo, es un riesgo lamentable que los pasos del hombre tropiezan con harta frecuencia con la amenaza de los placeres. Por eso nosotros, dice Pedro, intentamos demostraros lo que os conviene, para que bien informados sobre las promesas de la religión, podáis por las buenas obras heredar con nosotros el mundo bienaventurado. La herencia prometida No se trata de señuelos sin contenido ni sustancia. Más allá de la vida espera un mundo bienaventurado, con el esencial perfil de eterno. Los apóstoles aseguran que sus promesas tienen el carisma de la verdad. No hablan de supuestos, sino de la palabra del Profeta Verdadero, fuente y garantía de verdad. “No os enfadéis con nosotros, como si os mintiéramos acerca de los bienes que os deseamos. Pues las cosas que consideramos verdaderas y buenas, no hemos tenido reparo en ofrecéroslas, sino al contrario, nos hemos apresurado en haceros coherederos de los bienes que nosotros estimamos como tales. Pues así es preciso hablar a los incrédulos. Pero que realmente decimos la verdad sobre lo que hablamos, no de otro modo podréis conocerlo si antes no escucháis con deseo de conocer la verdad” (Hom XI 17,3-4). Una forma de definir la actitud necesaria se oculta tras “el deseo de conocer la verdad”, que anula las tinieblas de la ignorancia. Encantar a la serpiente La serpiente, que se oculta en el interior del hombre, quiere tender miles de lazos y provocar malos razonamientos y dificultades. Por todo ello, con mayor razón deben los hombres oponerse a ella y escuchar asiduamente a los predicadores de la verdad. “Cuando hablo de encantar quiero decir oponerse a sus malos consejos con vuestro razonamiento, recordando que en el principio introdujo la muerte en el mundo con la promesa de conocimiento”. Adán y Eva serían como dioses conocedores del bien y del mal. El mensaje apostólico podría reducirse a ese deseo original, la verdad como opuesto a la ignorancia, fuente y raíz de todos los males. Escuchar al Profeta de la Verdad La situación de la humanidad condujo al Profeta de la Verdad a buscar una solución radical y definitiva. Pues sabía que el mundo andaba muy equivocado, y viendo que estaba conforme con la maldad, no quiso la paz con él, puesto que su conduta nacía del error. Por eso hasta el final mantiene su ira contra todos los que están de acuerdo con la maldad, consciente de que el conocimiento destruye la ignorancia. Saludos cordiales. Gonzalo Del Cerro
Domingo, 19 de Abril 2015
Notas
Escribe Antonio Piñero
Pregunta: Necesito que me aclare unos puntos. En Hechos en el capítulo 22: Pablo, realmente habla en arameo, esto quiere decir que esta bajo un consejo de rabinos judíos? 2)¿En ese relato dice que es Judío, y luego más adelante dice Pablo al comandante que él es romano de nacimiento, creo, que el escribo Hechos no conocía a Pablo. Tengo entendido que Pablo era judío y griego? 3- A Pablo se le presenta "Jesús de Nazaret", en ese versículo se presenta el nombre de completo de Jesús, porque el evangelista no lo nombra como: Cristo, Mesías, Señor o Maestro. Son pocas veces ver el nombre de Jesús de Nazaret, muy original, tal vez, el evangelista era algún historiador? Respuesta: 1: Hablaba arameo, porque era el lenguaje común de las gentes en Israel desde la dominación del Imperio Persa en el siglo V, salvo que se estuviera discutiendo detalles técnicos de la Escritura. Entonces, quien podía, hablaba hebreo. 2: No dice que es romano de nacimiento, sino que es “ciudadano romano”, lo cual es muy distinto. 3: Lucas/Hechos pretende ser historiador. Otra cosa es que lo logre. Por favor, lea una buena introducción al Nuevo Testamento (por ejemplo, la de R. E. Brown, en Trotta, 2006; o bien mi “Guía para entender el Nuevo Testamento”, Trotta, 4ª edic. 2011) donde se le responde a toda sus preguntas. Pr.: ¿Es posible que Jesus de Nazaret naciera un veinticinco de julio? R.: Como posible, sí lo es. Porque ningún evangelista (Mateo / Lucas; solo ellos hablan de eso) nos da la fecha de su nacimiento. Que naciera el 25 de diciembre es una pura conveniencia. Lo probable es que naciera en primavera, o verano, porque los pastores de Lucas 2 estaban ya durmiendo al raso; luego no hacía demasiado frío. Pr.: ¿La ciudad de Nazaret existió realmente en el siglo primero? o por el contrario como sostienen muchos investigadores fue creada en el siglo cuarto: "Siempre que hablamos de Jesús de Nazaret o Jesús nazareno, le estamos aplicando su gentilicio, es decir “el que proviene de la ciudad de Nazaret”. Pero...¿Cómo era Nazaret en tiempos de Cristo? ¿Era una gran ciudad o era una pequeña aldea? Ni una, ni otra, ya que simplemente no existía en esa época. MI conclusión: Nazaret no empezó a existir hasta el siglo IV." Si no existía antes del siglo IV con ese nombre, ¿Como es que los Evangelios si la citan con el nombre de Nazaret? La cuestión es que el Evangelio de Mateo, dice: "Y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret; para que se cumpliese el oráculo de los profetas: Será llamado Nazareno". Mateo 2-23 Pero no hay escritos de profetas en todo el Antiguo Testamento, que hagan semejante afirmación. Como podemos comprobar, en ninguna parte se menciona la palabra "Nazaret" . ¿Es que el redactor de Mateo estaba equivocado? Aquí caben varias explicaciones: La primera es la de un error o confusión en la traducción del primer texto en hebreo al griego por una persona desconocedora de los textos sagrados antiguos hebreos, con la finalidad de confirmar que los profetas hablaban de Jesús como el Mesías. En el antiguo talmud, lo más parecido es Isaías, cap. 11, que trasladado al castellano fonéticamente sería algo así como: "Veiatza joter, migueza ishai venetzer misharashav ifreh" Que viene a decir: "Del tronco de Isaí saldrá un retoño y un vástago (o brazo) brotará de sus raices". Este fragmento, se refiere a la aparición del Mesías como rey del linaje de la casa de David. Despues de pasar al griego la frase: "Un retoño y un vástago" quedaría algo así como: "Iosous Nazoraios". El significado de la frase enseguida pasó al olvido y "Iosous" quedó como nombre propio (olvidando el de Emmanuel) o apodo y "Nazoraios" como gentilicio del nombre de alguna ciudad. Si leemos a Josefo, podemos comprobar que son varios a los personajes a los que se les llama "Yoshua" o "El brazo o vástago", generalmente a todos aquellos personajes que se sublebaron contra los romanos y se les consideró el brazo fuerte o armado del levantamiento. Otra posibilidad es que derive de la palabra "natzir", es decir "el consagrado" o el que hace un voto. Son varios los comentarios que se hacen en el Antiguo Testamento sobre este voto, que consistía en no tomar vinos ni licores, no cortarse ni un solo pelo del cuerpo ni tocar cadaveres entre otras variadas prohibiciones. Indiscutiblemente Jesús no parecía cumplir con esos votos, al contrario que Juan el Bautista, o si acaso si los cumplía, el redactor de los Evangelios se cuidó muy mucho de cambiar la palabra y añadir la descripción de una ciudad de procedencia para cuadrar con el milagro de las bodas de Canaan, el milagro de la resurección de Lázaro, o la última cena, por ejemplo, alejándolo del nazareato o voto, a tenor de que esos hechos fuesen inventados y añadidos en los textos por ese mismo redactor o por otro. Por lo tanto a tenor de la filología es bastante improbable que la tradición original o el texto primitivo hablasen de una ciudad determinada, si no más bien de una condición para Jesús, de un estado de Jesús . El redactor del Evangelio añadió lo de ciudad o bien de su propia cosecha o bien porque la palabra usada como gentilicio estaba ya incluida en una tradición oral. R.: 1: Ciertamente los textos de Mt y de Lc hablan de una ciudad. Y los de Mc y Juan, también. Y esto sin duda alguna. Considerando que los dos primeros, al menos (y los otros, también, pero no mencionan para nada el nacimiento de Jesús), estimaban como cierto que Jesús era el Mesías y divino por su concepción, es difícil que inventaran el nombre de una ciudad tan pequeña y casi desconocida, o que hablaran solo de un “estado” y no de una ciudadanía. No es fácil desde la idea de que nazareno es un estado y no un rasgo de ciudadanía decir que “en ese estado” Jesús era un carpintero, y que desde o con “ese estado” iba a Jerusalén a las fiestas. Juan y Marcos no hablan de “estado” sino que dicen simplemente que Jesús era de Nazaret. Da toda la impresión, por el criterio de dificultad, es que ese detalle no puede ser inventado. Todo lo contrario. Teniendo en cuenta el texto de Miqueas 5,1, que proclama que el mesías ha de nacer en Belén, lo más probable es que el nacimiento en Belén sea una invención teológica posterior. Nazaret se impone, pues, como un dato de la tradición que los evangelistas no pudieron obviar a pesar de las dificultades “¿De Nazaret puede salir algo bueno?”, Jn 1,46. Nazaret estuvo habitada desde el neolítico. Hasta hace poco, del siglo I sólo había restos arqueológicos de una suerte de alquería con un lagar o una prensa de vino, de aproximadamente el 50 a.C. o d.C. Últimamente, como ha hecho notar la prensa se ha descubierto una casa tallada parte en la roca y parte al aire libre, del siglo I d.C. Que fuera la casa de Jesús es otra cosa, e improbable. Pero parece haber restos, pues, del siglo I d.C. En síntesis: es más que difícil que los evangelistas (los cuatro) hubieran inventado a todas luces molesto para un mesías. 2: Discutir aquí el tema nazoraios / nazarenos/ natzir, etc., no es posible en este medio. Además todo está ya dicho. Recomiendo la lectura del Comentario al Evangelio de Mateo, vol. I de Ulrich Luz, de la Editorial Sígueme, Salamanca hacia 2008, donde se discute todo el asunto con admirable claridad. Pr.: Mi duda es, si Jesus consumía algúnas drogas naturales, que lo inspiraba a sus parábolas, a la hora de profesar. O a conectar con su divinidad interior, para curar u otras custiones. R.: No es posible dar una respuesta, puesto que no podemos inventar nada que no esté de algún modo directa o indirectamente en nuestras fuentes. En este casos nuestras fuentes más cercanas y más fiables, a pesar de que sean escritos de propaganda de la fe en Jesús Mesías, son los Evangelios canónicos. Y estos, que yo sepa, no dicen nada a este respecto, ni aun leyendo entre líneas. Pr.: Lo escuché decir en una entrevista, que Cristo era vegetariano. ¿Qué comía? R.: No sé si lo dije exactamente así, con tanta rotundidad como da a entender su pregunta, porque no lo sabemos en realidad. No hay datos. Probablemente dije --y este es mi pensamiento-- que Jesús era pobre y los pobres apenas comían carne en la Antigüedad, sino en todo caso pescado. Por ello podemos decir que Jesús, y otros pobres, eran vegetarianos. Tampoco sabemos en qué grado podría Jesús haber tomado huevos en el Israel de su tiempo. Tampoco hay datos. Saludos cordiales de Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Domingo, 19 de Abril 2015
NotasEscribe Raúl González Salinero Concluimos hoy esta miniserie sobre la propaganda cristiana primitiva acerca del martirio, y en concreto, la reducción a términos reales, históricamente verosímiles de la famosa “condena a las fieras/leones” de la que se ha formado un auténtico mito literario-teológico. Aunque los casos no son tampoco numerosos, los relatos hagiográficos históricamente menos fiables ofrecen algunas de las escenas más truculentas de asesinatos de cristianos en la arena como imagen impactante y, probablemente, más eficaz del sacrificio martirial como fueron los casos de las Actas de Pablo y Tecla, de santa Marciana, y de los santos Taraco, Probo y Andrónico. Y no cabe duda que, desde sus mismos inicios, la literatura apologética reforzó esta imagen. Ambos géneros literarios se nutrieron mutuamente con una retórica que habría de dar origen a una ideología de la muerte por la fe absolutamente extraña a la tradición clásica --como señalan los historiadores modernos que se han ocupado del tema como son SK. Hopkins; A. Quacquarelli; R. Lane Fox; J. Perkins y C. R. Moss—a pesar del infructuoso esfuerzo de Clemente de Alejandría por establecer la equiparación del mártir con la figura del héroe clásico, en su obra “Tapices”, Stromata IV, 4. De todos modos, es cierto que, como denota la célebre frase de Tertuliano (Christiani ad leonem: Apología, 40, 50; con alusiones en otras obras como la Exhortación a la castidad, 12, recogidas por otros autores cristianos como Cipriano de Cartago, Epístola 55 a Cornelio, 6; y Eusebio de Cesarea, Historia Eclesiástica, IV, 15.), este tópico aparece ya completamente asentado en el discurso apologético a finales del siglo II, sus inequívocas manifestaciones en clave teológica están ya presentes en los escritos de Ignacio de Antioquía un siglo antes (B. A. Paschke argumenta que existe ya una referencia a la condena ad bestias ya en la Primera Carta de Pedro, 5, 8 (finales del siglo I), aunque sus razones no parecen ser convincentes. Bajo el significativo epígrafe «trigo soy de Dios», así se expresa Ignacio: b[Escribo a todas las iglesias y anuncio a todos que voluntariamente voy a morir por Dios si vosotros no lo impedís. Os ruego que no tengáis para mí una benevolencia inoportuna. Dejadme ser pasto de las fieras por medio de las cuales podré alcanzar a Dios. Soy trigo de Dios y soy molido por los dientes de las fieras para mostrarme como pan duro de Cristo. Halagad más bien a las fieras para que sean mi sepulcro y no dejen rastro de mi cuerpo a fin de que, una vez muerto, no sea molesto a nadie [...] No os doy órdenes como Pedro y Pablo. Aquéllos eran apóstoles; yo soy un condenado; aquellos, libres; yo, hasta ahora, un esclavo. Pero si sufro [el martirio], seré un liberto de Jesucristo y en él resucitaré libre. Ahora, encadenado, aprendo a no desear nada (Epístola a los romanos, IV, 1-3 en la edic. y trad. J. J. Ayán Calvo, Ignacio de Antioquía. Cartas, Ciudad Nueva, Madrid, 1999, pp. 152-155. ]b La anhelada muerte por la acción de las fieras salvajes sirve a Ignacio para construir una metáfora dramática de fuerte significado teológico: el futuro mártir se considera trigo de Dios que ha de ser molido por los dientes de las bestias con el fin de convertirse en pan duro de Cristo. Un poco más adelante expresa la misma idea en un pasaje rebosante de trágico efectismo: b[¡Ojalá goce con las fieras que están preparadas para mí! Ruego que se muestren breves conmigo. A ellas las azuzaré para que me devoren rápidamente, no me vaya a suceder como a algunos, a los que, acorbardadas, no tocaron. Y si ellas, sin voluntad, no quieren, yo mismo las obligaré [...] Fuego, cruz, manadas de fieras, laceraciones, separación y dispersión de huesos, mutilación de miembros, trituramiento de todo el cuerpo, perversos tormentos del diablo vengan sobre mí con la sola condición de que alcance a Jesucristo (Epist. rom., V, 2-3; ed. y trad. Ayán Calvo, pp. 154-155). ]b Ignacio de Antioquía se describe ya como condenado (katakritós). Es evidente que ha recibido una sentencia a muerte, pero, a pesar de que desea fervientemente que sea en la arena de Roma, ignora realmente qué tipo de ejecución le aguarda, según idce en la Espistola a los esmirnenses IV, 2 (ed. y trad. Ayán Calvo, pp. 172-173): «¿Por qué me he entregado totalmente a la muerte, al fuego, a la espada, a las fieras?». Es muy posible que hubiese oído hablar de la damnatio ad bestias (condena a las fieras), e incluso que supiese de algún caso en que los cristianos habían sufrido como resultado de este tipo de sentencia, pero lo cierto es que, según se desprende de esta observación en forma de pregunta retórica, Ignacio desconocía en ese momento la forma en que habría de ser ajusticiado cuando llegase a Roma, expresando su deseo de que las autoridades no le propusieran por benevolencia librarse del martirio, como he escrito en mi libro sobre La persecución a los cristianos, pp. 37ss, que mencioné al principio de estas postales: sabemos por diferentes fuentes que, durante el juicio (especialmente en el momento de la quaestio, “interrogatorio”), los magistrados romanos trataron de persuadir a los cristianos procesados para que apostataran y así pudieran salvar sus vidas. Desde luego no existe forma de verificar si tales deseos se llegaron a cumplir, pero, de haber encontrado la muerte en la capital del Imperio, tal y como vaticina, es muy probable que esta se produjese por decapitación. No habría que descartar en este sentido que su traslado a Roma pudiese haber estado relacionado de alguna forma con el reconocimiento de una posible condición social elevada (su grado de instrucción intelectual y la posición jerárquica máxima que ocupaba en su comunidad apuntarían en la misma dirección). Llama la atención en cualquier caso que, especialmente durante las persecuciones generales a partir del emperador Decio (250 d.C.), apenas existiesen condenas contra los cristianos que no fuesen por decapitación, un hecho que D. Potter relacionó con la pérdida de credibilidad entre las masas populares de las viejas acusaciones anticristianas de incesto o de banquetes tiesteos, es decir donde se ingerían carnes humanas, y sobre todo con la presencia, cada vez más evidente, de cristianos entre las clases privilegiadas. Para las autoridades provinciales del Imperio, tal y como se constata, por ejemplo, en el norte de África, resultaba intolerable condenar a muerte agravada a cristianos que pertenecían a su mismo grupo social. Lo normal en estos casos era que la ejecución fuese por decapitación, tal y como ocurrió con el obispo Cipriano de Cartago. En este mismo sentido, un pasaje de las actas del martirio de Pionio evidencia que los magistrados locales no deseaban condenar a este cristiano a la arena por considerar que este tipo de condena infamante no correspondía a su rango social (aunque a la postre su destino fuese la hoguera, como indica su “Martirio” en VIII, 1). Desde el punto de vista de su trascendencia social, tal y como señaló G. Alföldy, la historiografía actual parece haber llegado a la conclusión cierta de que «fue raro el martirio de los cristianos antes de las grandes persecuciones que se iniciaron en tiempos del emperador Decio». Además, esas acciones persecutorias no afectaron por igual a todas las comunidades cristianas del Imperio y ni siquiera a todos los miembros de cada una de ellas, hecho que parece corroborarse por la constatación de las visitas a las cárceles de otros correligionarios de la misma comunidad, como señalan E. Wipszycka y A. Carfora, historiadores de la Iglesia, y en similar proporción más raras fueron aun las condenas ad bestias. Ni siquiera los testimonios epigráficos pueden desmentir esta apreciación. En un estudio reciente sobre las inscripciones martiriales procedentes de los cementerios suburbanos de Roma, en cuyo Coliseo la tradición eclesiástica sitúa la muerte cruenta de miles de cristianos arrojados a las fieras, no existe testimonio alguno sobre la damnatio ad bestias. Tan solo hay una referencia a la muerte por despedazamiento a cargo de perros (ED 15 = IC 48), y el resto de las condenas y torturas resulta ser muy diverso (y a veces insólito): desnudamiento público del reo; azotes; hoguera; garfios; lanzazos; hambre, decapitación, ahogamiento, destierro, etc., como señala Sabino Perea Yébenes, «Los suplicios de los mártires cristianos de Roma según las inscripciones suburbanas», en Idem, Estampas del cristianismo antiguo, Padilla, Sevilla, 2004, pp. 129-135. Todas las pruebas examinadas apuntan, por tanto, hacia la conclusión de que la damnatio ad bestias, la condena a las fieras fue una condena a muerte aplicada a los cristianos solo de forma excepcional, bien porque este tipo de pena no fue asumido por las autoridades romanas como habitual para estos casos, bien porque una parte considerable de los cristianos sentenciados a muerte gozaba de una posición social privilegiada en virtud de la cual estos reos eran normalmente ejecutados ad gladium, es decir, por la espada. Saludos cordiales de Raúl González Salinero UNED Madrid, y de A. Piñero.
Viernes, 17 de Abril 2015
Notas
Escribe Antonio Piñero
Pregunta: Me gustaría preguntarle por la saga de Caballo de Troya de JJ Benítez y su opinión al respecto. He estado mirando por su blog por si había algún tipo de alusión a dicha saga y yo, al menos, no he encontrado nada. El libro con J Corral me parece excelente Respuesta: Ciertamente no le he dedicado tiempo. Son tantos los libros que afirman tener la verdad sobre la vida oculta de Jesús que no daría abasto a criticarlos. Además no conseguiría convencerlos, ni a sus autores ni a muchos de sus lectores. En concreto sobre J.J. Benítez: es un periodista muy listo y buen periodista. Su fuente de inspiración es un libro de presuntas revelaciones llamado El libro de Urantia (Google). Me parece que el primer libro de la saga de “El Caballo…” está más que claramente inspirado en esa “revelación” tanto que ha sido llevado a los tribunales en EEUU por plagio. Pero fue absuelto ya que Urantia era ya un libro del dominio público. Mi opinión es que sobre la vida oculta de Jesús no se sabe casi nada. Y todo el interés nace muchísimo después de la muerte de Jesús cuando ya está casi plenamente divinizado y naturalmente no había fuentes (incluidos los relatos de Lucas y Mateo, tan divergentes y tan milagrosos que rozan lo totalmente legendario. Por tanto, la decisión de un historiador es: todo ello, casi al cien por cien, es material legendario. No creíble. Le recomiendo mi libro “La vida oculta de Jesús a la luz de los Evangelios apócrifos”, Editorial El Olivo, Madrid 2014. Pr. : Quisiera preguntarle si usted sabe si existe alguna traducción al español de la Biblia ortodoxa en la que pueda trabajar y si me recomienda algún manual de traducción bíblica en el que trabajen con los textos originales en griego. R.: ¿Qué es la Biblia ortodoxa? Ese concepto no existe hoy. Tanto el NT como el AT están editados científicamente a partir de los mejores manuscritos y no hay texto ortodoxo, sino bueno o mal reconstruido. Los textos sobre los qye trabajan los científicos son los siguientes Para el Antiguo Testamento : La Biblia hebrea de Kittel- Kahle Para el Nuevo Testamento: El Novum Testamentum graece de Nestle-Aland edición 28. Mejores traducciones: Para el Antiguo Testamento: Cantera-Iglesias de la Edit. BAC, Madrid Para el Nuevo Testamento: Biblia de Jerusalén, de Desclée, Bilbao Para informarse sobre traducción científica del Nuevo Testamento griego y biblia en general: vea mi libro, junto con J. Peláez, El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos, Edit. El Almendro, Córdoba, de 1996. Y la revista Filología Neotestamentaria, mientras se publicó, por mi parte durante quince años, semestral hasta 2003, el New Testament Philology Bulletin, Sección Translation. Pr.: ¿Conocé a un autor llamado Cheikh Anta Diop? Dice que la civilización egipcia es negroafricana. ¿Qué le parece? ¿Tiene fundamento esta afirmación? Por otro lado, ¿puede recomendarme alguno de sus ensayos? Querría leer alguno, pero no sé por cuál empezar. R.: No lo conozco. Lo siento. “No todos podemos todas las cosas” (Virgilio) Sin duda, la civilización egipcia es africana, y su lengua y creencias religiosas se relacionan con el África central, negra, pero no por ello los egipcios han de haber sido necesariamente negros. Sobre mis ensayos, empiece por favor por la "Guía para entender el Nuevo Testamento", Edit. Trotta, Madrid, 4ª edic. 2011. Pr.: Le escribo porque me gustaría que publicase en su blog su opinión sobre la noticia surgida de http://www.larazon.es/religion/encuentran-la-cueva-en-la-que-jesus-de-nazareth-paso-su-infancia-HC9037922 y conocer si se puede afirmar tan a la ligera, que esa casa perteneció a Jesús, únicamente, por tener el escrito en su interior de \"VII De Sanctis Locus\" que le parece? R.: Sería una gran noticia simplemente que fueran restos del siglo I d.C. y si otros arqueólogos avalan la excavación La Bib. Arch. Soc. parece, por otro lado, seria. Porque mucha gente con ánimo pseudo científico postulan que Nazaret nunca existió… Pero que la casa sea la de Jesús..., es algo que no se puede probar por una inscripción latina que habrá de ser investigada (restos de polvo, tipo de letra, etc.) para ver de qué siglo es. Por el momento prudencia hasta ver la discusión con otros arqueólogos. P.: Me rondan ahora dos preguntas sobre Salomé: ¿Cree que la princesa ---y no una cortesana-- hubiese danzado ante sus invitados? ¿Es cierto que primero se adscribió el baile a Herodías? R.: Flavio Josefo no menciona lo del baile. Sólo el Evangelio de Marcos. La corte de Antipas era helenística y tenía costumbres grecorromanas, por tanto es posible lo del baile. Lo que no sabemos son esas añadiduras secundarias de la tradición: los siete velos, que quedara al final semidesnuda, etc. Eso es improbable en un contexto a pesar de todo judío. El texto dice solo que el baile agradó mucho a Antipas. Segundo: No sabía que el baile se atribuyera a Herodías. Creo que es totalmente improbable. Y no sé de dónde lo sacan cuando nuestra fuente es única. P.: No soy estudiante de historia o lenguas clásicas, sí de literatura y sobre el relato de la resurrección de Jesús veo que no sucedió por varios elementos sujetos a interpretación que no escucho de voces expertas: -el relato se parece tan en exceso al de Flavio Josefo sobre la muerte de Juan Bautista que elementos suyos son sin duda tomados. -la vida de Jesús está sazonada de “frases épicas” que a todos dejan callados, pero tras la resurrección no deja nada dicho, salvo bautizar en el nombre de x. x y x, lo cual es la profesión de fe. -la toma de datos de la pasión, incluido el episodio de Pilatos es imposible que sucediera, aparte de estar tan bien cubierta que parece que hubiera micrófonos. -la pasión se parecería más al arresto, interrogación y crucifixión colectiva de el mayor número de número de apóstoles y cristianos, presos durante meses, reducidos en el Evangelio a un buen y mal ladrón. La acción decaería mucho, si no. -la aparición fantasmal a los discípulos da a entender un Cristo sin propiedades humanas plenas, sino también místicas, dejando al creyente como en tantos casos la responsabilidad de “yo vi algo raro, lo crees o no” que tantas veces se ve en los programas televisivos del misterio. -no se apareció a no cristianos, olvidando el autor que la carga de la evidencia debe contar con abundantes testimonios de fuentes diversas. -la escena de Tomás no tiene sentido si ha presenciado de cerca todos los milagros de Jesús -en otro relato Jesús a falta de más datos se deja al cuidado de freír pescado. -la frase “hizo tantos milagros que no cabrían en el mundo x libros” equivale a decir=que no hizo ninguno. En suma veo un relato en el que el relatador pasó bastante tiempo rascándose la nuca y con la resurrección como un problema que sortear, buscando ganar tiempo (id a galilea), que tiene problemas en darle vida a Jesús, que envía en clave mensajes sobre un Jesús místico y no real y que como autor piensa “QUÉ MAS DA” un muerto más o menos, que es al fin y al cabo de lo que estamos hablando, y esa es la mayor mentira e iniquidad de un paternalista de un tipo del que he conocido muchos en mi vida. -por mucho que se cite a san Pablo, la existencia de un san Pablo real se basa sólo en nombrar que vivió siendo gobernador de una región alguien de x nombre en tal época, único dato. en suma no creo en la no-necesidad de un Dios, sino en la redacción paternalista de la mayor mentira conocida. ¿Qué opina? R.: Su capacidad de análisis es buena. Se han hecho ya miles de críticas racionalistas a la idea de la resurrección de Jesús. Yo coincido con algunas de las perspectivas. Ciertamente como historiador no puede decir que ese diera la resurrección. Simplemente que creyeron en ella sinceramente. Decir que resucitó es un modo de hablar en la antigüedad para expresar que Jesús estaba vivo espiritualmente entre ellos. Pero lo creían a pies juntillas. Y si no se admite esta creencia, no es posible explicar el nacimiento del cristianismo. El punto de vista de la mentira consciente, por tanto, no aclara lo que ocurrió después. En el siglo I la gente era súper crédula y todo eso les parecía muy plausible. P.: 1-Me gustaria conocer su opinion acerca de ¿como algunos discipulos del Apostol San Juan(San policarpo,etc)como confirman varias fuentes,pasaron de un cristianismo mas "pobre" y humilde a ser obispos de Jerusalen y otras ciudades? 2-¿Y como llegaron todos los cristianos "primitivos"(o gran parte de ellos) a instituir en Roma la Iglesia Cristiana Catolica Romana? 3-¿Si tan seguidores y "devotos"(por decirlo asi)eran todos esos Cristianos de Jesus,como llegaron a instituir la Iglesia Cristiana Catolica Romana copiando e introduciendo un modelo tan pagano(y enemigo)como el Imperio Romano? 4-¿Cree usted que estos primeros años de la fundacion de la Iglesia Cristiana Catolica Romana todos los Cristianos simpatizaban esta "obra" o se sentian identificados con ella?¿O habria algunos(mera intuicion)discupulos o seguidores del Apostol San Pablo que iban por otros "cauces" o caminos?¿Ninguno de sentiria ofendido al ver el Cristianismo mezclado con el Imperio Romano? 5-Bueno esta duda no tiene relacion con las anteriores preguntas,y seguramente se la hallan preguntado antes,¿Cree usted en la historicidad del pasaje de Jesus en que multiplica panes y peces?¿si este hecho se desarrollo pero añadieron un "poco de fantasia" como sucedio que tantas personas hambrientas se quedaran alli y fueran saciadas de su hambre?¿o bien como se desarrollarian estos hechos realmente? R.: Sus preguntas son demasiado generales, menos la última, y son el producto de que Usted desconoce la historia de la Iglesia o del cristianismo primitivo en general. No puedo responderle a las cuatro primeras porque eso exigiría un grueso tratado sobre la formación del Nuevo Testamento y de la Iglesia de los primeros siglos. En líneas generales fue así como Usted lo dibuja, acomodación al mundo presente al retrasarse la venida de Jesús como mesías definitivo y acomodación a las estructuras y normas de vida del Imperio Romano. Hay claramente una pérdida del sentido apocalíptico de Jesús de la llegada del fin del mundo inmediato. Para eso debe Usted informarse en los tratados que ya existen. Sobre el desarrollo del primer cristianismo tiene usted dos libros míos: • “Guía para entender el Nuevo Testamento”, Edit. Trotta, Madrid, 4ª edic. 2011. • “Cristianismos derrotados”, EDAF, Madrid, 2009, con varias reediciones. Y sobre la historia del cristianismo primitivo, le sugiero que empiece por la obra de Fernández Ubiña y Sotomayor (más otros), de ese título de Editorial Trotta, también publicado en torno a 2008 Multiplicación de los panes: para mí es un milagro totalmente legendario. Por tanto, creo que hay algo más que adornos. No podemos saber si hubo alguna acción de Jesús que pudiera interpretarse como multiplicación de comida (hay leyendas semejantes en el Antiguo Testamento) y acrecentarse hasta formar este milagro, considerado por los estudiosos como “contra las leyes naturales” y por tanto legendario. Saludos cordiales de Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Jueves, 16 de Abril 2015
Notas
Hoy escribe Fernando Bermejo
En el post anterior nos referimos al material relativo a un “pretendiente al trono” (Lc 19, 12.14-15a.27) incluido en la parábola lucana de las minas, señalamos los aparentes paralelismos entre esta sección y algunos episodios decisivos relativos a la vida del etnarca Arquelao, y observamos la extrañeza que puede causar el hecho de haberse empleado una alusión a un gobernante recordado sobre todo por su torpeza y su brutalidad. Recordemos que el rey de la parábola se comporta de este modo tan brutal: “Y en cuanto a aquellos enemigos míos que no quisieron que yo reinase sobre ellos, traédmelos acá y degolladlos en mi presencia”. ¿Habría Jesús –o el autor del evangelio de Lucas– tomado como modelo de la actuación de Dios –o del Mesías– a una figura tan ominosa? ¿Tiene esto algún sentido? A esta cuestión Brian Schultz ha ofrecido una respuesta en un artículo publicado en 2007 en la revista Novum Testamentum, titulado “Jesus as Archelaus in the Parable of the Pounds (Lk. 19:11-27)”. En lo que sigue sintetizaré sus ideas. Sabemos por las Antigüedades de Josefo que, tras ser nombrado etnarca de Judea y Samaría, Arquelao llevó a cabo algunas actividades edilicias, como la construcción de Arquelais cerca de Jericó y la reconstrucción del complejo palaciego de Herodes el Grande en Jericó (que había sido atacado y destruido a la muerte de Herodes), situado en el extremo meridional de la ciudad, y que sería usado durante la primera mitad del s. I hasta que los edificios fueron de nuevo destruidos, esta vez por un terremoto, en el año 48. Resulta también interesante el hecho de que la antigua carretera de Jericó a Jerusalén pasaba justo al sur de este enorme complejo palaciego, y que cuando esa carretera ascendía luego por las colinas próximas ofrecía a los viajeros una vista impresionante de estas posesiones reales. De ese modo, cuando iban en dirección a Jerusalén, los peregrinos judíos de final de la época del Segundo Templo tendrían un recordatorio de la figura de Arquelao. Ahora bien, resulta que según Lucas el episodio anterior a la parábola de las minas es el episodio con Zaqueo, que es localizado precisamente en Jericó. Lucas conecta narrativamente ese episodio con la parábola de las minas, localizada en el transcurso del viaje a Jerusalén. Lo que Schultz conjetura es la posibilidad de que el material relativo al rey en la parábola proceda del propio Jesús, y que haya sido la visión del complejo palaciego reconstruido por Arquelao lo que propició la alusión a este. La escabechina que hace el rey de la parábola recuerda de hecho a la que llevó a cabo Arquelao. Josefo sugiere en Antigüedades que Arquelao fue recordado sobre todo por la masacre (sphágein) de aquellos de los que él temía se le opondrían, aun si estos estaban en el Templo llevando a cabo su culto durante la Pascua. Para describir la acción mandada por el rey en la parábola, Lucas utiliza el verbo katasphágein. La idea vehiculada sería que quienes no aceptan el reino del Mesías sufrirán un destino semejante al que sufrieron las víctimas de Arquelao, incluso si siguen con sus actividades religiosas en el Templo. Schultz concluye que esto tiene sentido como el Sitz im Leben de la parábola, y que por tanto esta debería ser atribuida a Jesús y no al evangelista. Este autor argumenta, además, que la alusión a Arquelao no tendría sentido como una creación posterior, pues mientras que en tiempos de Jesús Arquelao todavía sería recordado, una generación o dos más tarde su recuerdo se habría vuelto del todo irrelevante en la política de Judea y en la memoria, por lo que apenas puede imaginarse qué propósito habría podido tener un redactor en aludir al etnarca como un tipo del Mesías, mucho menos teniendo en cuenta que sus destinatarios ni siquiera habrían oído hablar de él. La argumentación de Schultz no me parece implausible, en especial si se conecta con otras imágenes claramente violentas empleadas por Jesús para describir el destino escatológico de quienes, resistiéndose a su predicación, se opusieran al reino de Dios. Allí, después de todo, será el llanto y el rechinar de dientes. La condenación es la otra cara de la salvación, y Jesús no la imaginó –a diferencia de muchos de sus cultores modernos– como una mera “ausencia de Dios”. Saludos cordiales de Fernando Bermejo
Miércoles, 15 de Abril 2015
Notas
Escribe Antonio Piñero
Pregunta: Estoy leyendo la saga de libros "caballo de troya" de JJ Benitez, este autor afirma que dejando a un lado la ficciòn, la raiz de la historia es el resultado de varios años de su investigaciòn sobre la vida y figura de Jesús, quisiera preguntarle si ha leido algunos de estos libros y si piensa que ciertamente contienen algunos datos veridicos centrandonos en la vida de jesus y en la palestina del siglo I o de lo contrario se trata de de una novela sin datos historicos? Respuesta: Los libros de esa serie, a pesar de las afirmaciones del autor, caen plenamente dentro de la ficción. Un ejemplo parecido ocurre con Dan Brown: en su “Código da Vinci” los personajes sostienen que están profiriendo verdades científicas. Pero no es así: es pura ficción. Y en concreto el inicio de todo en “El Caballo” es una copia inteligente del material del libro de “revelaciones” Urantia, publicado en 1910, más o menos. No hay nada nuevo ue no haya salido de la mente de J.J. Por tanto, no le haga el menor caso. No tenemos documentos para sustanciar casi ninguna afirmación seria sobre la vida oculta de Jesús. Me permito recomendarle mi libro de Edit. El Olivo: “La vida (oculta) de Jesús a la luz de los evangelios apócrifos (y canónicos), Madrid 2014. Espero que le ilustre al respecto. Pr.: Quiero hacer un trabajo investigativo del qumram y quiero saver si me puedes decir unos libros que pueda utilizar para investigar. R.: Lo primero que debe hacer es leerse dos o tres veces con sumo cuidado los textos de Qumrán e intentar entenderlos. La edición española de Florentino García Martínez, Editorial Trott, Madrid, con múltiples reediciones es muy buena. Observará enseguida que, aunque entienda las palabras, no entenderá bien el sentido. Hay que saber bastante de judaísmo para entenderlo. Por tanto, lo primero que tiene que hacer es estudiar una buena historia del judaísmo de la época del Segundo Templo (desde la vuelta del Exilio hasta su destrucción en el 70), como la P. Sachi de Edit. Trotta, Madrid. Y luego leer los Apócrifos del Antiguo Testamento (Edic. Cristiandad, Madrid) y una buena introducción a estas obras como la de García Martínez, Fernández y Aranda (Edit. Verbo Divino) y entonces podrá entender algo de Qumrán. Pr.: Me interesaría conocer su opinión sobre el obra de Richard A. Horsley y Neil Asher Silberman \"La revolución del reino\". Especialmente sobre el párrafo que le adjunto: \"La aclamación de la muchedumbre al profeta Jesús que entraba cabalgando en la Ciudad santa ha sido tomada en su valor aparente, no solo por los evangelistas, sino por los posteriores comentaristas cristianos, que creyeron que la muchedumbre había reconocido a jesús de Nazaret como el verdadero rey davídico. Son embargo, está claro que -con su burro y su andrajosa ropa campesina- Jesús estaba parodiando el tipo de cortejo que debía de resultar familiar para la gente de Jerusalén\" R.: No he leído precisamente esa obra. Pero sí conozco bien a los dos autores y los tengo en alta estima. De los dos, en otros libros, he aprendido mucho. Mi opinión: esa interpretación es posible, pero jamás me atrevería a afirmar que “está clara”. Es bien conocido que había en Israel y en los profetas --lea, por favor Zacarías 9,9-- una cierta corriente pacifista que deseaba contrarrestar la opinión general de un mesías guerrero por excelencia. Dado que Jesús no rechazaba estrictamente la violencia, pero –pienso—era un personaje como Gedeón, que pensaba que el brazo de Yahvé y sus doce legiones de ángeles iban a hacer la tarea guerrera, es también posible que quisiera mostrar que tenía una idea del mesianismo parecida a la del texto de Zacarías. Pr.: Esta vez te consulto, para que me informes, sobre que escrituras citaba Jesús, si las escrituras hebreas o la traducción griega. Según he leído y si no recuerdo mal, Emanuel Tov ha demostrado, que la Septuaginta aunque traducida para los judíos de la diáspora, también debió circular en Judea. Personalmente deduzco por la personalidad nacionalista de Jesús y su procedencia de Galilea, que el profeta judío apocalíptico debió utilizar las escrituras hebreas. Aún así, en algunos foros veo con frecuencia, que se afirma, que Jesús citaba la Septuaginta. ¿Que dicen los académicos al respecto? R.: Desde luego circulaban los LXX en Israel y probablemente eran usadas por las sinagogas de los judíos helenistas en Jerusalén, que –según Hechos—estaban fundadas por ellos y para ellos. Y es también muy posible que Jesús supiera griego. No tenemos por qué dudar de que era “un carpintero”, un artesano de la madera en general, y que sus clientes podían sr griegos. Pero pensar que Jesús utilizaba las Escrituras en griego es una hipótesis que saca las cosas no dichas explícitamente en los Evangelios de su quicio normal. Y por tanto esas hipótesis anormales no basta con enunciarlas. Hay que probarlas. Mientras tanto, lo usual en Israel en ese momento será lo probable en la interpretación, es decir, se guía el exegeta por el contexto judío-galileo probable. Desde esta óptica parece muy poco probable que en un ambiente piadoso, galileo, de lengua aramea, etc., Jesús utilizara el griego para las Escrituras. Además, hay libros que “demuestran” o que “hacen posible” que Jesús incluso discutiera de las Escrituras en hebreo como era lo usual en la época entre os estudioso. Por ejemplo, Jesús hace un juego de palabras entre “ben”, “hijo” en hebreo y “eben”, “piedra” en el pasaje de Mc 12,10: “¿No habéis leído esta Escritura: La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos?»” cuando cita este texto en el contexto de la parábola de los viñadores homicidas (Mc 12,1ss) en donde el mesías = Jesús es llamado “hijo” (ben) que luego se transforma en la piedra angular de Israel (eben). Este juego de palabras solo se puede hacer en hebreo”. Pr.: Quería consultarle sobre una palabra griega. En el pasaje de Apocalipsis, 3:10, hay una diferente traduccion segun la version. Alonso Shokels, Nacar Colunga, traducen te guardare en la prueba. Reina Valera 60 traduce te guardare de la prueba. Si hacemos las 2 aplicaciones tendriamos 2 significados: Te guardare dentro de la prueba. Te guardare de (quitandote) de la pruba. La version Peshita traduce: Te guardare durante la prueba. (similar a Shokels y Nacar Colunga) Si vamos al griego aparece la particula ek. Don Antonio, ek se puede traducir de las 2 maneras? Te guardare de la prueba y te guardare en (durante) la prueba, o solo admite una traduccion? R.: Para mí y hasta ahora, en conjunto, el comentario al Apocalipsis más completo y maravilloso que he visto es el de R. H. Charles, de 1920 (Intenational Critical Commentary de T & T Clark, Edimburgo). Por él me guío siempre. Su traducción es “ I also will keep thee from the hour of tribulation”. La traducción de la Peshitta, al ser el siríaco tan parecido al arameo de Galilea, también merece una gran consideración. En este caso, si se entiende bien el texto no hay contradicción expresa. El vidente considera que una gran prueba, consistente en daños, enfermedades plagas, va a caer sobre toda la tierra, habitada en general por increyentes y que “durante esa prueba”, el Santo y el Verdadero (el Cordero divino) mantendrá a sus fieles fuera de ella. En sí no quiere decir que les eliminará los malos ratos de la prueba, sino que esos malos ratos no les llevarán a apartarse de Dios y su Cordero. Entonces en ese sentido puede entenderse también los “guardaré de la prueba”. En síntesis, ambos sentido son posibles pero es mejor traducir “de la prueba” porque en griego, y en el otro caso en el sale esta construcción, Evangelio de Juan 17,15, tiene este sentido de “sacar de”. En griego normal la preposición “ek” siempre es “de desde”, con la idea de sacar algo de algún sitio. Pero, a la vez, compárense los dos textos y se verá, que Dios no saca del mundo a sus fieles, pero sí los saca de la prueba, es decir, no deja que caigan en la tentación de Satanás mientras están inmersos en el tiempo, durante la prueba. Pr.: ¿En tiempos de Pablo los judíos hablaban hebreo? Hasta donde llegan mis conocimientos, se hablaba arameo y el hebreo era usado en las sinagogas para la lectura de los textos sagrados. ¿Es así? Pablo, ¿hablaba al pueblo judío en hebreo? tal cómo lo señala Hechos de los apóstoles? Pr.: Nos consta que el pueblo en Israel hablaba arameo en tiempos de Jesús. Y la clases altas también. Ello fue el resultado de más de doscientos años de dominio persa, que utilizaron el arameo como lengua oficial de la parte occidental de su imperio. Por eso existía en las sinagogas el meturgemán = trujamán, que traducía al arameo las Escrituras. Y por eso tenemos los targumes que son esas traducciones y que son precisos para nosotros porque sus versiones están llenas de cambios pequeños, eliminaciones, adiciones, etc., que nos indican el pensamiento teológico de la época Y nos consta también que las Escrituras se leían en hebreo en las sinagogas. Exactamente igual que hoy día en Grecia la gente habla un griego demotikí, que se diferencia bastante del griego clásico, pero el Nuevo Testamento se lee en griego antiguo. El hebreo, ciertamente se empleaba para discutir sobre las Escrituras y para escribir, a veces, sobre ella. Eso ha hecho que la Misná se haya conservado en hebreo y que tras muchos siglos el estado de Israel actual haya podido resucitarlo y actualizarlo, enseñarlo en las escuelas y hacerlo un idioma moderno. El problema con los Hechos es que los antiguos griegos no distinguían entre hebreo y arameo (les sonaba casi a los mismo) y empleaban para los dos el mismo adjetivo: hebraistí. Por eso cuando Pablo habla hebraistí al pueblo de Jerusalén (Hch 21,40) probabilísimamente se trata de arameo. La diferencia entre una lengua y otra en la época sería es como la del castellano y el gallego clásico-universitario. Saludos cordiales de Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Martes, 14 de Abril 2015
Notas
Hoy escribe Gonzalo Del Cerro
Homilía XI Frente a la idolatría, la religión verdadera Pedro abunda en consideraciones sobre la insensatez de la idolatría y en los perfiles absurdos en los que se mueve. De nuevo alude a la acción de la serpiente, que engaña al hombre para desviarlo del amino recto que conduce a la salvación. El apóstol hace un recuento de las doctrinas y de los detalles que componen el conjunto de la religión verdadera. “En la religión de Dios, se predica que se debe vivir sobriamente, ser casto, dominar la ira, no sustraer lo ajeno, vivir justamente, moderadamente, con firmeza, mansamente, contenerse a sí mismo en las necesidades, más que cuando no se tiene nada saciarse injustamente quitando lo de otro” (Hom XI 15,2). La respuesta de la idolatría Con relación a los llamados dioses, sucede prácticamente lo contrario. Los idólatras acuden a los lugares designados para ellos, se embriagan gustosamente y encienden altares, cuya grasa atrae a los espíritus ciegos y sordos hasta el lugar del olor. De este modo, algunos de los que están allí se saturan de furores entusiastas, otros de absurdos alimentos, otros se dedican a la lascivia y otros al robo y al homicidio. Pues entonces el vapor de la sangre y la libación de los vinos embotan a los espíritus impuros, que están ocultos dentro de ellos y provocan que sientan gusto en aquellas cosas, que los envuelven de fantasías falsas en sueños y los castigan con miles de sufrimiento; los embriagan gustosamente y encienden altares, cuya grasa, atrae a los malos espíritus. Todo esto explica los variados desvíos de los que practican los cultos vanos a los ídolos. La realidad es que el vapor de la sangre y la libación de los vinos embotan a los espíritus impuros, que están ocultos en lo más íntimo de los idólatras. Los idólatras bajo el poder de los demonios Con variadas excusas de supuestas ofensas, o necesidad, amor, ira o tristeza los malos espíritus ahogan a los idólatras con un lazo o con agua, los arrojan de un precipicio y les quitan la vida mediante suicidio, apoplejía o cualquiera otra dolencia. Los demonios emplean todo su furor y sus estrategias para perder a la humanidad. Pero los hombres tienen a su disposición el poder de Dios y la capacidad de su libre albedrío para rechazar la acción de sus enemigos. La virtud capaz de llevarlos al triunfo es la piedad, que no es otra cosa que el cumplimiento de la Ley. La piedad como solución Frente a los que suponen que hay también hombres piadosos que caen en semejantes padecimientos, Pedro afirma que esto es imposible. Pues “el piadoso con Dios, de quien hablo, es aquel que realmente lo es, no el que solamente lo es de nombre; pero el que realmente lo es cumple perfectamente las disposiciones de la ley que se le ha entregado” (Hom XI 16,2-3). Si uno obra impíamente, no es piadoso. De la misma manera, si un extranjero cumple la Ley, es judío; si no la cumple es griego. El concepto de piedad es la actitud correcta en las relaciones del hombre con Dios, proclamadas en el texto de la Ley. Sigue diciendo Pedro que el judío que cree en Dios cumple la Ley, y por la fe en ella, aleja incluso los otros padecimientos por semejantes y pesados que sean como montañas. Pero el que no cumple la Ley, por no creer en Dios, se convierte evidentemente en desertor; y de ese modo, al no ser judío es pecador; y por su pecado es víctima de los sufrimientos preparados para castigar a los pecadores. El conocimiento o la ignorancia de la verdad Es evidente que los judíos tenían unas normas expresas y proclamadas con absoluta claridad en el texto de la Ley dada por Dios a Israel por medio del profeta Moisés. En opinión del Pseudo Clemente, la fidelidad a la letra de la Ley es el cumplimiento de la justicia exigida por Dios. Entre los judíos y los griegos se da esta diferencia esencial, que también puede afirmarse como conocimiento de la verdad frente a la ignorancia. Saludos cordiales. Gonzalo Del Cerro
Domingo, 12 de Abril 2015
Notas
Escribe Raúl González Salinero
Retomamos hoy el tema de las persecuciones de cristianos en el Imperio Romano y en concreto el tema de la condena a morir desgarrado por las fieras en el anfiteatro, iniciado unas semanas atrás El surgimiento del fenómeno de los martirios voluntarios despertó en el mundo pagano cierta repugnancia hacia una doctrina que supuestamente consentía e incluso fomentaba una conducta fanática, reprobable y dañina según el sentir general. Ante este peligro, pronto surgieron entre los apologistas protestas e improperios en contra de esta práctica, como ya señaló Ramón Teja, en su artículo «Morts amor: la muerte voluntaria o la provocación del martirio entre los primeros cristianos (siglos II-IV)», en F. Marco Simón, F. Pina Polo y J. Remesal Rodríguez (eds.), Formae mortis: el tránsito de la vida a la muerte en las sociedades antiguas, Universitat de Barcelona (Col. Instrumenta 30), Barcelona, 2009, pp. 133-142. atribuyendo su existencia solo a la desviación doctrinal y, por tanto, tratando de establecer falsamente una correspondencia entre el martirio intencionado y las herejías (principalmente el marcionismo y el montanismo) y de hecho, según puso de manifiesto Daniel Boyarin, el martirio sirvió para reforzar las «apologías» dentro de los diferentes grupos cristianos: los montanistas reivindicaron un gran número de martirios como evidencia de que el espíritu profético del poder divino residía en el seno de su iglesia. Así, Hipólito de Roma trató de desprestigiar a su rival, Calixto, asegurando que había sido en realidad un mártir voluntario y, por tanto, falso (Refutación de todas las herejías, IX, 12, 1-9). Las propias actas del martirio de Policarpo se abren con otro falso mártir, Quinto de Frigia (cap. 4), un emigrante del que se insinúa su carácter herético (quizás montanista), quien, tratando de buscar la muerte voluntaria, terminó por renegar de su fe cristiana tras observar de cerca a las fieras salvajes. Y, sin embargo, tal y como ha demostrado G. E. M. de Ste. Croix, (en su obra Christian Persecution, Martyrdom, and Orthodoxy (ed. M. Whitby y J. Streeter), Oxford University Press, Oxford, 2006, pp. 153-200 (esp. pp. 130, 153 y 183) el problema de los martirios voluntarios (a los que, no lo olvidemos, los propios apologistas pudieron haber incitado de forma inconsciente a través de la ferviente exaltación del martirio presente en sus narraciones) afectó por igual a los grupos cristianos ortodoxos. No habría que olvidar tampoco que las narraciones martiriales se sitúan invariablemente dentro de un contexto procesal determinado y que, dependiendo de la cercanía o distanciamiento respecto a la realidad jurídica del momento, su grado de verosimilitud podrá también, en consecuencia, reforzarse o resentirse. Es cierto que, por sus características intrínsecas, algunos Acta Martyrum pueden contribuir en ciertos detalles a un conocimiento más preciso de los procesos judiciales; sin embargo, tan solo una minoría de estos relatos (difícil, por otro lado, de individualizar) pudo apoyarse en copias oficiales de los procesos legales seguidos contra los cristianos. Para poder discernir aquellas partes que presumiblemente responden con mayor probabilidad a un contexto jurídico verosímil, habrá que detectar con claridad, tal y como ha señalado Gonzalo Bravo, aquellos elementos que no se avienen en absoluto con la práctica procesal romana, tales como los exordios, presentaciones, dedicatorias, diálogos de contenido apologético. Resulta imposible admitir, por ejemplo, la veracidad de los diálogos que, según algunas actas martiriales, mantenían los condenados con la multitud que asistía al anfiteatro, habida cuenta del ruido, a veces ensordecedor, que se producía durante todo el espectáculo. También parecen legendarias las descripciones detalladas y ensalzadas del martirio, así como la inclusión de sueños, visiones o milagros (miracula y prodigia). Los procesos verbales oficiales registrados por un agente judicial (en latín exceptor o commentariensis) encargado de anotar las preguntas y respuestas durante la vista, aparecen redactados casi taquigráficamente, con una ausencia total de artificios literarios; en ellos se hacen constar, entre otros datos, la fecha, el lugar, la identificación del acusado, el interrogatorio, la sentencia, la publicación y la ejecución. A veces se ha considerado como un hecho cierto la conservación perenne de estos documentos y la posibilidad de que los cristianos pudieran haber accedido a su compra (como se afirma literalmente, por ejemplo, en la Pasión de Probo), «algo que una sana crítica histórica y hagiológica ―comenta P. Castillo Maldonado― ha venido a desmoronar» (como afirma en su obra Cristianos y hagiógrafos. Estudio de las propuestas de excelencia cristiana en la Antigüedad tardía, Signifer, Madrid, 2002, p. 101). Ahora bien, aun suponiendo que algunos cristianos hubiesen conseguido excepcionalmente copias de los procesos o que hubiesen sido testigos de los mismos y que sus revelaciones de ciertos detalles de las fórmulas judiciales se pudiesen aproximar más o menos a la realidad (existe una carta de Dionisio de Alejandría mencionada por Eusebio de Cesarea, en la que su remitente hacía referencia a los informes del tribunal de L. Mussius Aemilianus, un proceso que él mismo había presenciado), una comparación profunda con las copias de los procedimientos legales de la administración romana en Egipto conservadas en papiro denota en la mayoría de los casos diferencias sustanciales, debidas sin duda a la reproducción desvirtuada de los mismos por necesidades retóricas o a la modificación e invención de todo el proceso en favor de la dramatización narrativa que exigía este tipo de literatura. Llama la atención en este sentido que, salvo alguna excepción (por ejemplo, el proceso seguido in secretario contra los mártires escilitanos), casi siempre, el desarrollo del proceso descrito por las actas de los mártires con anterioridad a mediados del siglo III no compagina bien con el espíritu de las disposiciones de Trajano (en las que se exigía el nombre de un acusador para admitir la causa), de forma que podría afirmarse que nos hallaríamos, de facto, ante el relato de procesos claramente ilícitos, algo inconcebible (al menos en tantos casos) para el ordenamiento judicial romano. Tampoco deberíamos pasar por alto el hecho de que muchas titulaturas o funciones administrativas reflejadas en las actas de los mártires no concuerdan con la documentación epigráfica de la época y que a veces se cometen anacronismos como la acumulación de funciones (praeses = “presidente” et praefectus; rector et praeses; iudex, praefectus et praeses) que en ese momento debían estar ya separadas, así como la mención de cargos oficiales raros o insólitos dentro del contexto procesal (augustalis, domesticus, comes, dux, tribunus legionis). En la propia base jurídica de las persecuciones contra los cristianos podemos percibir que el simple reconocimiento del nomen christianum y, por tanto, de la pertenencia a una religión proscrita, predisponía en contra a las autoridades imperiales y provinciales, que gozaban de la prerrogativa para impulsar procesos penales que podían conducir al martirio y a la ejecución pública de los acusados de lesa majestad, como indica el famoso historiador Theodor Mommsen, Derecho penal romano (trad. P. Dorado), Temis, santa Fe de Bogotá, 1999 (orig. Leipzig, 1899), p. 364, que se reafirmaran en su creencia cristiana rechazando la apostasía y, con ello, toda posibilidad de salvar la vida. En derecho romano la aplicación de las penas dependía de la categoría social del reo: los ciudadanos romanos culpables de un delito merecedor de la pena capital eran normalmente condenados a la decapitación por la espada (poena capitis ad gladium), mientras que los demás podían recibir la sentencia de una muerte agravada. Después de la Constitutio Antoniniana (212) este esquema dependiente del status social se conservó respecto de los considerados como honestiores (aristocracia, funcionarios y autoridades cívicas), y los que recibían el nombre de humiliores. Estos últimos, como antes los que no poseían la ciudadanía romana, podían ser condenados a morir en la hoguera (vivi crematio), en la cruz (damnatio in crucem) o ad bestias en el anfiteatro, como se reconoce, por ejemplo, en la Carta de las iglesias de Lyon y Vienne conservada por Eusebio de Cesarea (Historia Eclesiástica, V, 1, 48). Las torturas aplicadas a los procesados, que aparecen descritas de forma tan refinada en las actas de los mártires, eran en estos casos habituales y constituían una parte importante del procedimiento jurídico (quaestio). La damnatio ad bestias, el ser arrojado a las fieras, era realmente una forma de ejecución terrible que, junto con la crucifixión, la hoguera y la poena cullei (saco de cuero donde se encerrda a los condenados y se los arrojaba al mar), entraba dentro del conjunto de los denominados summa supplicia, una categoría que conllevaba un agravante de la pena de muerte por delito público, como indica el Digesto, 48, 19; 8; 13; 29; 31. Los condenados a este tipo de muertes eran denominados genéricamente con el término técnico de noxi o dañinos. Dando por hecho que los cristianos se encontrarían invariablemente entre ellos, una amplia parte de la historiografía ha supuesto que la sentencia para los miembros de esta secta nova et malefica no podía ser otra que la pena de muerte agravada, es decir, la aplicación de alguna modalidad de summa supplicia, destacando especialmente la damnatio ad bestias. Ahora bien, como ha demostrado T. D. Barnes, no existen pruebas fidedignas en las fuentes antiguas que demuestren que los cristianos fueran ajusticiados por medio de la crucifixión (aunque hay otros autores como D. Potter que defienden la postura contraria); y las condenas a la hoguera y especialmente a las fieras en el contexto de los munera, aunque sin duda existieron, fueron excepcionales en comparación con las ejecuciones por decapitación. De hecho, estas últimas fueron abrumadoramente mayoritarias a pesar de que, como en el caso de los mártires escilitanos, los cristianos fuesen reos de muerte agravada. Además, no habría que olvidar que, como ha admitido la investigación actual, en las comunidades cristianas «estuvieron representados los diferentes estamentos de la sociedad romana, también los círculos de mejor posición social, y en algunos casos incluso los miembros de la aristocracia senatorial» tal como han señalado ilustres historiadores entre ellos G. Alföldy. En estos últimos casos no había duda de que la aplicación de la sentencia capital sería por medio de la espada. He aquí las formas de pena de muerte aplicadas a los cristianos que registran las fuentes martiriales de cuya base histórica no parecen existir dudas según el consenso historiográfico actual: Martyres espada fuego fieras otras Policarpo X Germánico (en las Actas de Policarpo) X Carpo, Papilo y Agatónica X X Justino y otros X Mártires de Lyon X X Mártires escilitanos X Apolonio X X Perpetua y Felicidad X Pionio X Dionisio de Alejandría y otros X Cipriano X Maximiliano X Marcelo X Julio, el veterano X Félix X Agape, Irene y Quionia X Euplo X Fileas X Como puede observarse de 21 casos (algunos múltiples) conservados de Acta Martyrum 10 fueron ejecuciones por espada, 4 por la hoguera, otros 4 por torturas varias y solo 3 condenados a las fieras. El próximo día concluiremos. Saludos de Raúl González Salinero y A. Piñero
Domingo, 12 de Abril 2015
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Editado por
Antonio Piñero
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Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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