CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
 
Escribe Antonio Piñero
 
Si los lectores vuelven la vista atrás y recuerdan los treinta y tantos puntos/pasajes de los Evangelios que enumeramos al principio de esta serie y que forman un conjunto/patrón recurrente, observarán –como apunta Fernando Bermejo– que tienen al menos tres puntos en común:
 
 A. “Se refieren a acciones o dichos que implican una participación de Jesús (o su entorno) en la violencia o actividades sediciosas” desde el punto de vista del Imperio Romano; 
 
B. “En ellos se describen ciertos acontecimientos cruciales que afectan al destino de Jesús, su muerte, acontecimientos que tienen lugar durante los últimos días de este en Jerusalén”; 
 
C. “Muchos de ellos, una vez analizados, resultan faltos de sentido, muestras ausencias de detalles importantes y en conjunto resultan poco comprensibles”.
 
De estas tres observaciones puede deducirse que muy posiblemente el material ha sido estilizado o retocado por la tradición o especialmente por los evangelistas, acción que condujo a ocultar al lector la naturaleza política-social de ellos, que no era meramente religiosa. Pero a la vez  “su opacidad por lo general presenta una forma coherente”.  “Esto indica que mucho material que los evangelistas tenían a su disposición era realmente embarazoso”, pero que incluso ahora, una vez reunido, forma un conjunto que tiene en sí un sentido claro.   Y si bien se transmiten en los escritos evangélicos, podemos pensar con los ojos de hoy que fueron minimizados, y en algunos casos alterados, porque eran contrarios al sentir general cristiano y a su teología en el momento en que pasaron a formar parte de una historia sobre Jesús.
 
Dijimos anteriormente que este material reunido en bloque pasa muy bien la prueba del criterio de dificultad. Es más, supera con creces el tamiz  del criterio denominado “plausibilidad contextual” o “plausibilidad histórica”.  Este criterio señala, que –salvo contadas ocasiones en las que se puede comprobar una originalidad absoluta de Jesús– cualquier retrato de este ”ha de encajar bien con el conjunto del Israel del siglo I de nuestra era”, sobre todo con el ambiente galileo que por múltiples detalles formaba el entorno de Jesús. Este entorno era o bien el régimen de Herodes Antipas que había dado muerte al mentor de Jesús, Juan Bautista, y que deseaba eliminar igualmente a su “discípulo” (entiéndase como se entienda) Jesús, o al entorno de Judea nítida y directamente controlado por el Imperio.
 
 El material que hemos estudiado encaja muy bien, en efecto, en el contexto judío en el que vivió el judío Jesús de Nazaret. En efecto, comenta F. Bermejo: “Si es verdad el dicho de que 'cuanto mejor se inscriba una tradición en el contexto judío concreto de la Galilea Israel, tanto más resalta su autenticidad’, entonces es importante que el material que hemos estudiado corresponda a la situación concreta sociopolítica que existía en realidad en toda la vida de Jesús, la de un Israel bajo control romano”.
 
“La íntima relación entre religión y política, visible en el pensamiento de Jesús no sólo es típica por completo del judaísmo, sino especialmente de los grupos de la resistencia antirromana, cuyos miembros se inspiraron a menudo en una verdadera piedad y devoción dentro de la religión judía tradicional, al igual que sus prototipos históricos: las acciones de los Macabeos para liberar a Israel del yugo del Imperio seléucida. Jesús comparte tanto con Judas el galileo y con los rebeldes de la Guerra de los judíos (66-73 d. C.) una seriedad teocrática radical, que admite sólo a Dios como el señor de toda la humanidad verdadero y justo. Todos ellos buscaban ayuda divina para restaurar el reino de Israel”.
 
En muchas ocasiones he insistido por mi parte en que la base de esta piedad teocrática era el lema que tanto el fariseo Sadoc como el mismo Judas el galileo habían manifestado: “No estaremos sujetos ni a los romanos, ni a ninguna otra persona, sino sólo a Dios, porque sólo él es el verdadero y legítimo señor de los hombres, (en concreto de su pueblo elegido, Israel)”. Esta frase está recogida expresamente por Flavio Josefo en su  Guerra de los judíos VII 323.
 
“La perspectiva de sufrimiento e incluso la disposición ansiosa para perder su vida por Dios tiene el mismo espíritu que los rebeldes galileos” que efectivamente perdieron su vida en el 6 d. C. en su revolución contra la imposición de un censo a Judea, nueva provincia romana, con vistas a la imposición de los tributos. No en vano, el dicho referido a “llevar cada uno su propia cruz” ha sido considerado que tiene su origen en los movimientos de la resistencia antirromana, que implicaba también a Herodes Antipas. Un exegeta protestante, bastante cercano a posiciones católicas en muchos puntos y nada sospechoso de atribuir a Jesús actitudes sediciosas respecto al Imperio, como Martin Hengel, ya fallecido, ha llegado a afirmar que la fórmula del seguimiento a las ideas de Jesús, “tomar su cruz” (Mc 8,34 y sus paralelos Mt 16,24 y Lc 9,23) está claramente inspirada en el espíritu de los celotas, y que de ahí había pasado a la vida diaria de aquellos que, llenos de sentimiento religioso, estaban dispuestos a dar sus vidas (en la cruz), ya que su ideal religioso era rechazado por los romanos por sus implicaciones políticas y sociales.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.ciudadanojesus.com
 
Lunes, 23 de Enero 2017
 
Escribe Antonio Piñero
 
Sostiene F. Bermejo, en el artículo tantas veces citado (véase la postal de ayer) que la simplificación / eliminación de detalles importantes para la determinación del alcance político-social de los dichos y acciones de Jesús afectan en la redacción de los Evangelios no solo en temas mínimos, sino a veces en secciones enteras. Un asunto importante en nuestra cuestión actual, la pregunta sobre la posición de Jesús respecto al Imperio Romano, es si Jesús mismo se declaró, o no, al menos al final de su vida “rey de Israel”. Ahora bien, no lo tenemos fácil, porque allá donde parece afirmarse claramente que sí lo hizo, los evangelistas añaden elementos que hacen que esa realeza sea entendida de un modo espiritual, aséptico, no político, inmaterial o metafóricamente.
 
Sí pues, no encontramos en los Evangelios la serie de informaciones complementarias que nos pudieran llevar a pensar que Jesús pretendió ser el rey de Israel. Por ejemplo,  es inútil buscar: no hallamos un anuncio formal de Jesús de cómo iba a disponer los asuntos del Reino, cuál sería, por ejemplo, la función de cargos importantes en él, salvo el anuncio –muy interesante en verdad– de que sus discípulos se sentarían al modo antiguo sobre doce tronos (asientos relevantes), para actuar de “jueces de las doce tribus de Israel” (Mt 19,28 Y Lc 22,30). Pero ya es bastante, porque se observa cómo esta manifestación de la existencia  de “jueces”, como altos cargos, traslada al lector a tiempos antiguos y gloriosos del Israel de las doce tribus. Estamos, pues, en plena teología de la restauración futura de Israel en el siglo I a pesar del dominio de los romanos.
 
Los testimonios de que Jesús aspiró, al menos al final de su vida y quizás impulsado por sus discípulos, a ser el rey de Israel me parece abrumadora:
 
1. La entrada mesiánica en Israel en donde acepta el título de hijo de David (Mt 21,9; anteriormente las mismas gentes se habían preguntado si Jesús no sería el mesías que estaban esperando, a saber aquel que le liberaría del yugo romano: “Entonces le fue presentado un endemoniado ciego y mudo. Y le curó, de suerte que el mudo hablaba y veía. Y toda la gente atónita decía: «¿No será éste el Hijo de David?»”: Mt 12,23)
 
2. El título de la cruz: Mc 15,26 y paralelos (en Marcos simplemente el “Rey de Israel”)
 
3. La acusación (no contradicha específicamente por Lucas) de que se había proclamado rey de Israel  (Lc 23,2: “Hemos encontrado a éste alborotando a nuestro pueblo, prohibiendo pagar tributos al César y diciendo que él es Cristo Rey”) 
 
4. La referencia de Jesús a  “mi reino" (Lc 22,29-30: “Yo, por mi parte, dispongo un Reino para vosotros, como mi Padre lo dispuso para mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.”) 
 
5. La aparición del título de rey (de los judíos) en el interrogatorio de Pilato tanto en el Evangelio de Juan como en el de Marcos (15,2.9.12.18.26; JN 18,3.37-39.; 19,3.1; confirmado por Mt 27,11 y Lc 23,3)
 
La respuesta ambivalente a Pilato: " Tú lo has dicho " (Mc 15,2) parece un arreglo de Marcos
 
6. La burla de Jesús de los soldados en la que visten a Jesús con emblemas e insignias de rey (Mc 15,16-20; Jn 19,1-5 + Mc 15,32). 
 
7. La petición de Santiago y Juan a Jesús (Mc 10,35-40), presuponiendo que Jesús será entronizado como rey de la nueva era: “«Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda»; la “gloria es igual al reino futuro de Israel.
 
8. Jn 19,12 (“Desde entonces Pilato trataba de librarle. Pero los judíos gritaron: «Si sueltas a ése, no eres amigo del César; todo el que se hace rey se enfrenta al César»”) y Hechos 17, 7 (Pablo está en Tesalónica y los judíos lo acusan ante las autoridades: “Pero los judíos, llenos de envidia, reunieron a gente maleante de la calle, armaron tumultos y alborotaron la ciudad. Se presentaron en casa de Jasón buscándolos para llevarlos ante el pueblo. Al no encontrarlos, arrastraron a Jasón y a algunos hermanos ante los magistrados de la ciudad gritando: «Esos que han revolucionado todo el mundo se han presentado también aquí, y Jasón les ha hospedado. Además todos ellos van contra los decretos del César y afirman que hay otro rey, Jesús.»  Al oír esto, el pueblo y los magistrados de la ciudad se alborotaron. que también hacen alusión a la naturaleza intrínsecamente sediciosa a los ojos de los romanos de que Jesús era el rey de Israel”.
 
9. La precisión de las autoridades judías es iluminadora, según el Evangelio de Juan: “Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: «No escribas: “El Rey de los judíos”, sino: “Este ha dicho: Yo soy Rey de los judíos”»; véase de nuevo Lc 22,29-30: “Yo dispongo un reino para vosotros…”
 
La conclusión de que Jesús hizo afirmaciones regias es, pues,  inevitable... , al menos al final de su vida. ¿Vale como contraposición la afirmación de que Jesús, según el Evangelio de Juan rechazara ser rey (Jn 6,15) y que luego afirmara que “Su reino no es de ese mundo? (Jn 18,36)? No parece esto probable a los ojos de un historiador independiente. Las afirmaciones evangélicas en contrario parecen más bien arreglos de la teología posterior.
 
Por parte de Lucas, cuya tendencia prorromana es bien clara sobre todo en los Hechos de apóstoles (si es que se trata del mismo autor, como sostiene la mayoría de los investigadores) debido a que el evangelista veía muy claro que pretender ser el rey de Israel era un acto de rebelión contra el poder del Imperio romano.
 
Y por parte del Cuarto Evangelio porque su autor (o más bien autores) tienen una teología espiritualista que rechaza cualquier implicación de Jesús en este mundo. Un notable número de investigadores independientes opina que en los Evangelios estos datos arriba reunidos se presentan, sí, pero entendiéndolos metafóricamente o afirmando implícita o claramente que son un malentendido, o bien que eran un deseo calumnioso expreso de las autoridades judías, una calumnia carente de toda veracidad  destinada a lograr que los romanos –no ellos– mataran a Jesús injustamente.
 
A partir de que la teología de los evangelistas no puede aceptar que Jesús fue condenado a la cruz por sedición, y que este es un hecho embarazosísimo, encuentran los autores evangélicos subterfugios teológicos para evitar que el lector perciba la realidad. Nadie puede negar que analizando bien los Evangelios se ve que en este tema son estos unos escritos ambiguos que presentan una serie de testimonios, pero que luego no los interpretan convenientemente. Los evangelios son sin duda confusos y, creo, que a propósito puesto que están enfocando los hechos desde una teología paulina, posterior.
 
Seguiremos.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.ciudadanojesus.com
Domingo, 22 de Enero 2017
Inverosimilitudes de la tradición tal como está. La purificación del Templo. Jesús y la resistencia antirromana (XIV) (21-01-17)

Escribe Antonio Piñero
 
Sostiene Fernando Bermejo, cuyo largo artículo en inglés estamos extractando, comentando y haciendo accesible a los lectores que se defiendan mal en esta lengua (Jesús y la resistencia antirromana Una reevaluación de los argumentos, publicado en la revista “Journal for the Study of the Historical Jesus” 12 (2014) 1-105, que hay ciertos indicios de que el material  sobre un Jesús muy antirromano en la práctica, y por tanto sedicioso desde el punto de vista del Imperio era un tanto perturbador
 
Los primeros cristianos, al menos para los que escribieron los Evangelios que transmitían una tradición subyacente inevitable, veían que existían algunas partes de ese material que era potencialmente desconcertante. Pero, según Bermejo, este material fue a menudo “manipulado en el proceso de edición” por parte de los escritores evangélicos. “Este proceso implicó no sólo eliminación de material relevante, sino también su reinterpretación a través de su reformulación y / o de su (re)ubicación en un contexto narrativo diferente”.
 
“Así un cierto número de pasajes que hacen alusión a una relación entre Jesús y la violencia o la sedición, se han convertido, en la tradición existente de los Evangelios, en algo bastante abstruso, como si el temor de que se suscitase una clara conciencia de la conexión de Jesús con la violencia hubiera sido contrarrestada o impedida por la tradición o por los evangelistas mismos. En otras palabras, estos pasajes no tienen sentido real en el modo en el que están ahora”.
 
Con otras palabras: en algunos casos como hemos visto, los evangelistas no han suprimido la tradición engorrosa, sino que han procurado que esta haya quedado encubierta. Y para ello emplearon diversos sistemas:
 
1. Supresión de datos que son importantes para comprender bien dichos o acciones de Jesús.
 
Por ejemplo, la denominada “purificación” del Templo de Mc 11,15-17 y paralelos, en especial, según me parece personalmente, el relato de Mateo 2,12-17, que expande a Marcos:
 
“Entró Jesús en el Templo y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas. 13 Y les dijo: «Está escrito: Mi Casa será llamada Casa de oración. ¡Pero vosotros estáis haciendo de ella una cueva de bandidos!». 14 También en el Templo se acercaron a él algunos ciegos y cojos, y los curó. 15 Mas los sumos sacerdotes y los escribas, al ver los milagros que había hecho y a los niños que gritaban en el Templo: «¡Hosanna al Hijo de David!», se indignaron 16 y le dijeron: «¿Oyes lo que dicen éstos?» «Sí –les dice Jesús–. ¿No habéis leído nunca que De la boca de los niños y de los que aún maman te preparaste alabanza?» 17 Y dejándolos, salió fuera de la ciudad, a Betania, donde pasó la noche”.
 
Como se observará, no se hace mención alguna, como sí ocurre continuamente en el resto del evangelio, que Jesús va con sus discípulos, sino que actúa solo. No cuenta el evangelista la reacción violenta, segura por lo demás, de los que se veían despojados de sus mercancías, y sobre todo de los cambistas, que veían como sus monedas se esparcían por el suelo y la gente las cogía –podemos suponer– con pocas probabilidades para sus dueños de recuperarlas. Pero no se narra reacción alguna de ellos. Tampoco hay alusión a la policía del Templo, ni acción alguna por parte de los romanos que estaban vigilantes, y que todo lo veían desde la Torre Antonia. No se ve tampoco cómo le da tiempo a Jesús a recitar pasajes de la Escritura (Is 56,7 y Jr 7,11) y que todos le oigan en medio de la tremenda algarabía.
 
A mí siempre me ha parecido inverosímil que hubiera la calma propicia para que algunos ciegos se acercaran a él, lo mismo que otros, cojos, y los curara. Es inefable que los niños  reunidos en el Templo cantaran a coro y proclamaran que Jesús era el rey mesiánico: «¡Hosanna al hijo de David!», lo que era una afrenta para los romanos. La narración de Mateo da a entender que los jefes de los sacerdotes y los escribas sí caían en la cuenta de la tremenda importancia de lo que allí ocurría e impedían esos gritos, tan peligrosos si llegaban a oídos de los romanos. Pero Jesús tiene tiempo para responderles: “¿No habéis leído nunca que De la boca de los niños y de los que aún maman te preparaste alabanza?”. Y de nuevo: qué hacían en el entretanto los mercaderes y los cambistas que habían visto que sus monedas rodaban por los suelos? Y el punto final: con toda calma y solemnidad, Jesús los deja y se retira impávido a Betania, donde pasa la noche.
 
Los comentaristas están casi todos de acuerdo en que este hecho tiene una base histórica segura. Tanto que para E. P. Sanders, este es el hecho/acción más fiable históricamente de todas cuantas se narran en los Evangelio sobre Jesús, de modo que a partir de ahí se pueden aceptar como verosímiles –por el criterio de coherencia– otros comportamientos de Jesús.
 
A mí me parece casi evidente que –para ser creíble– la actuación de Jesús, de un clarísimo tinte mesiánico-regio como indica Mateo, hubo de ser rapidísima, tanto que no diera tiempo a la policía a actuar. Además, Jesús hubo de ser defendido por sus discípulos con palos o armas ligeras o  pesadas, pues si no lo hubieran hecho, los damnificados hubiesen molido  a palos y golpes a su Maestro hasta matarlo. Y finalmente que la retirada a Betania de un Jesús impávido hubo de ser también rápida, apresurada, a modo de una clara huida.
 
Por tanto, puede concluirse que tal como está presentado por los evangelistas Marcos y Mateo (y no hablo de la contradicción de  la fecha del suceso: según Mateo el mismo día de la entrada triunfal a Jerusalén; según Marcos, al día siguiente) el suceso es inconexo e inverosímil. No dudo ni un instante de las posibles intenciones de Jesús al realizar esta purificación: en los momentos finales, mesiánicos –según la creencia judía común–, antes o a la vez de la instauración del reino de Dios, el Templo había de ser purificado de sus malas prácticas. Incluso algunos judíos cronológicamente anteriores a Jesús, o inmediatamente posteriores, defendieron que el Templo habría de ser destruido (no estaba solo en esta idea Jesús) y que Dios mismo, sin manos humanas, habrá de construir otro totalmente puro.
 
Y, por último es evidente que un Jesús que purifica el Templo de esta manera es un judío mesiánico cabal, totalmente convencido de la validez del culto en el Templo y de su religión judía. ¿Cómo puede decirse que Jesús superó el judaísmo, rompió con el judaísmo… y que además, tres días después iba a fundar un culto nuevo, la eucaristía tal como la entiende Pablo de Tarso y la tradición posterior, que dejaba obsoleto y aniquilado el culto en el  Templo? En verdad este hecho de la purificación del Santuario tiene poco sentido tal como está. La trascendencia político-social de este hecho queda totalmente oscurecida tal como la cuentan los evangelistas.
 
Seguiremos con algún que otro caso, o ejemplo, más.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com 
Sábado, 21 de Enero 2017
 
Escribe Antonio Piñero
 
Respecto a lo dicho hasta el momento –a saber, que el material embarazoso políticamente contenido en los indicios evangélicos ofrecidos supera la prueba del criterio de dificultad; que ocupa un espacio mínimo dentro de los Evangelios; que está disperso dentro de otro material muy distinto (puramente religioso, como milagros, enseñanzas diversas o parábolas, etc.)– tiene Fernando Bermejo alguna observación útil que es conveniente retener.
 
La primera es que “En su estado actual está desunido”, y esa desunión hace que  “la  tal información se vea privada de gran parte de su efecto embarazoso”. Como la mayoría leemos de prisa, no caemos en la cuenta de estos pequeños detalles, hasta que los estudiosos reparan en ellos y nos hacen detenernos a considerarlos.
 
Y luego añade:
 
“En segundo lugar, estos pasajes están rodeados de tanto material (datos biográficos, la enseñanza ética y religiosa, milagros y hechos sobrenaturales, controversias en torno a la Ley) que no se caracteriza en absoluto por sus tintes revolucionarios”,  que hace que se pierda su sentido primigenio”. Hay que entresacarlo convenientemente y considerarlo en sí mismo. Y esa es una tarea que solo la logra el estudio sereno y pausado.
 
Es notable, además, que de hecho el lector apresurado se fija ante todo en los materiales que rodean a los indicios que hemos entresacado, ¡y no en los indicios mismos! F. Bermejo opina aquí que ese no fijarse no es casual, sino pretendido por los Evangelistas. Estos hacen expresamente que esos materiales  embarazosos “vayan acompañados de otros, aparentemente inventados para desactivar cualquiera de sus inferencias comprometedoras”.

No sé si me atrevería a priori a decir tanto como “inventados expresamente”. Pero creo que es verdad. El lector juzgará si es que los textos comprometedores van manifiestamente rodeados  de otros pasajes que los neutralizan de un modo expreso y que manifiestan claramente la mano y la teología de los evangelistas, no la del Jesús histórico.
 
He aquí los ejemplos. Primero, Mt 26, 52-54:
 
“En esto, uno de los que estaban con Jesús echó mano a su espada, la sacó e, hiriendo al siervo del Sumo Sacerdote, le llevó la oreja. 52 Le dice entonces Jesús: «Vuelve tu espada a su sitio, porque todos los que empuñen espada, a espada perecerán. 53 ¿O piensas que no puedo yo rogar a mi Padre, que pondría al punto a mi disposición más de doce legiones de ángeles? 54 Mas, ¿cómo se cumplirían las Escrituras de que así debe suceder?» 55 En aquel momento dijo Jesús a la gente: «¿Como contra un salteador habéis salido a prenderme con espadas y palos? Todos los días me sentaba en el Templo para enseñar, y no me detuvisteis. 56 Pero todo esto ha sucedido para que se cumplan las Escrituras de los profetas»”. 
 
Obsérvese:
 
· La acción con la espada está iniciada por uno de los que estaban con Jesús
· Jesús interviene contra la violencia: “Vuelve tu espada…”
· Jesús podría utilizar la fuerza de los ángeles y renuncia a esta violencia
· Jesús es ante todo un maestro de la Ley que actúa en público. Sus captores, por el contrario, son unos malvados y cobardes que solo operan de noche, cuando nadie los ve. Luego son unos canallas.
· El prendimiento de Jesús es un designio eterno de Dios manifestado de antemano en las Escrituras
 
Pero la idea (el indicio que se une a los demás) que retiene el investigador es que Jesús es prendido por las fuerzas del orden del momento (los romanos, ante todo según el Evangelio de Juan, y los discípulos tienen espadas) porque sus acciones significaba n un peligro para el Imperio.
 
Otro ejemplo: Jn 18,33-36:
 
“Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» 34 Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?» 35 Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?» 36 Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí.» 37 Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?» Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz»”.
 
Obsérvese:
 
El indicio que retiene el estudioso es que las turbas quieren proclamar rey a Jesús (Jn 1,49 y 6,15), y que ante Pilato, en un acto de valentía, Jesús mismo se proclama el rey de Israel. Pero este indicio está rodeado de lo siguiente:
 
· Mi Reino no es de este mundo
·  Mi gente no ha combatido por mí
· Yo soy rey, pero espiritual, solo para dar testimonio de la verdad (a saber, que el Padre y yo somos uno, etc.)
 
Un ejemplo más: Jn 11,47–54:
 
“Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron consejo y decían: «¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchas señales. 48 Si le dejamos que siga así, todos creerán en él y vendrán los romanos y destruirán nuestro Lugar Santo y nuestra nación.» 49 Pero uno de ellos, Caifás, que era el Sumo Sacerdote de aquel año, les dijo: «Vosotros no sabéis nada, 50 ni caéis en la cuenta que os conviene que muera uno solo por el pueblo y no perezca toda la nación.» 51 Esto no lo dijo por su propia cuenta, sino que, como era Sumo Sacerdote aquel año, profetizó que Jesús iba a morir por la nación 52 - y no sólo por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos. 53 Desde este día, decidieron darle muerte. 54 Por eso Jesús no andaba ya en público entre los judíos, sino que se retiró de allí a la región cercana al desierto, a una ciudad llamada Efraím, y allí residía con sus discípulos”.
 
Obsérvese:
 
· Jesús es un taumaturgo (hace milagros de sanación y exorcismos).  Y tiene enseñanzas interesantes que atraen y mueven a la gente.
· La actitud de Jesús es políticamente muy peligrosa. El Imperio Romano puede provocar una matanza de judíos a causa de las enseñanzas de Jesús y al movimiento de masas que supone
· Jesús huye y se retira a un sitio para protegerse de los ataques
 
Pero, a la vez, estas ideas están contrarrestadas por otras:
 
· Los judíos son unos malvados que deciden matar a Jesús.
· Hay un designio oculto divino: su muerte ha de ser única; no perecerá el pueblo sino Jesús solo
· Esa muerte es para la salvación “reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos”.
 
Otro ejemplo: Lc 9,23
 
“Dijo: «El Hijo del hombre debe sufrir mucho, y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día.»  Decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”.
 
Obsérvese:
 
· La actitud religiosa-política de Jesús lo conducirá a ser reprobado por los jefes del pueblo de Israel y a ser asesinado
· A los discípulos de Jesús les puede ocurrir lo mismo. Seguir a Jesús es un acto que se traduce en una acción política; puede tener como consecuencia morir en la cruz. Roma no crucificaba a la gente todos los días, sino solo a los sediciosos contra el Imperio o a gentes que habían cometido grandísimos delitos.
 
Pero con el añadido lucano de “cada día” todo se neutraliza: el seguimiento de Jesús  es un acto espiritual diario y ha de aceptar las molestias que cada día pueden surgir por seguirlo. El seguimiento de Jesús con consecuencias políticas peligrosas ha sido transportado a otra dimensión.
 
Y comenta Fernando Bermejo algo muy acertado:
 
“De hecho, el trabajo realizado por los evangelistas fue bastante bueno, como se demuestra por la historia de la investigación: un Jesús rebelde no es la primera impresión recibida por una lectura superficial de los textos. Es necesario hacer un estudio cuidadoso y llevar a cabo una reconstrucción histórica minuciosa para atar los cabos sueltos y discernir un Jesús sedicioso detrás de las apariencias (que en efecto, presentar una imagen muy diferente de él). Y ha sido tan así, –hasta donde sabemos– que la primera interpretación crítica de Jesús que llegó a estos resultados se llevó a cabo en el siglo XVIII, y desde entonces sólo un puñado de estudiosos han respaldado esta opinión”.
 
Como ven, esto es muy interesante y es materia para reflexionar.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com 
Viernes, 20 de Enero 2017
Escribe Antonio Piñero
 
Una vez más cito a Fernando Bermejo (cuyo artículo estoy extractando y comentando a la vez) porque sus palabras son muy certeras en mi opinión. Afirma que una vez considerada en bloque la lista de indicios que apuntan hacia un Jesús totalmente involucrado –naturalmente desde motivos puramente religiosos– en la política de su tiempo, o mejor en las consecuencias políticas que necesariamente se derivaban de su actitud religiosa al predicar el reino de Dios en la tierra de Israel (en un país que pertenecía al Imperio Romano como provincia, Judea, o en Galilea, el “reino” de Herodes Antipas, un tetrarca cuyo poder derivaba directamente del Senado Romano,
 
“Es infinitamente más fácil dar cuenta de ese patrón de recurrencia, si se acepta que tales datos remontan hasta Jesús, que si se argumenta que son debidos a un malentendido o a adiciones posteriores, es decir, a una creación artificial por parte de los evangelistas o del grupo que estaba detrás de ellos. 
 
“En palabras de F. Loof, escritas hace más de un siglo para un patrón diferente: " La suposición de que la fe de los cristianos posteriores fue la que creó por primera vez todas estas palabras y situaciones... es sin duda muy difícil de admitir, incluso desde un punto de vista histórico. Porque de la nada, nada viene" (F. Loofs, What is the Truth about Jesus Christ? (New York: Scribner’s, 191, p. 144). Por lo tanto, parafraseando a Ch. H. Dodd (History and the Gospel (New York: Scribner’s, 1938, p. 94), podríamos decir, por motivos estrictamente críticos, que, a la luz de la pauta antes mencionada, la tesis de que Jesús estuvo involucrado en actos de sedición contra el Imperio Romano está comprobada. Ello es así con independencia de la historicidad concreta de los variados indicios en detalle. Si el material de Jesús como “sedicioso” fuera rechazada en su totalidad como no histórico, tendríamos que rechazar igualmente toda la tradición de los Evangelios sobre él” (p. 18).
 
Eso abocaría a un escepticismo absoluto sobre el valor histórico de los Evangelios, que en mi opinión, es críticamente insostenible. Y como ya he comentado a veces a motivo de algunos indicios en particular, no cabe duda alguna de que muchos de tales indicios pueden superar con holgura la prueba del “criterio de dificultad”: no parece posible que la Iglesia cristiana de finales del siglo I hubiese podido inventar tales indicios, puesto que iban en contra de su teología dominante. De Lucas sabemos con toda seguridad (y más si se acepta que este personaje es también el autor de los Hechos de los Apóstoles, aunque es un tema discutido) que tenía un sesgo claramente prorromano. De Marcos igualmente lo podemos sospechar. Y razonablemente también de Mateo y de Juan.
 
Es muy posible que los evangelistas no cayeran en la cuenta de las conclusiones que los estudiosos críticos modernos íbamos a obtener de estos datos esparcidos aquí y allá en sus obras. Es cierto; pero eso no impide que argumentar que tales datos no fueron omitidos por los evangelistas no por su propia voluntad, sino debido al enorme peso de una tradición existente. Los recogieron porque estaban ahí, no podían obviarse, mucha gente sabía de ellos, e iban involucrados en la tradición con otras frases u otras acciones del Jesús histórico. Es de suponer que tales datos eran, pues, bien conocidos.
 
Y termino hoy con otra cita de F. Bermejo:
 
“La presencia de material embarazoso en los Evangelios puede explicarse teniendo en cuenta que algunos tipos de narrativa son capaces de desencadenar un efecto de realidad que supera el desconcierto creado por las inconsistencias (que podrían suponer estos indicios con la imagen del Jesús manso y humilde de corazón desentendido de la política; los Evangelios, con su atmósfera seria y sus numerosas referencias históricas –lugares, tiempos, personajes– logran transmitir una conmovedora historia de un héroe inofensivo, Jesús, que es odiado y rechazado por las autoridades judías malévolas y que es presentado como víctima de una conspiración, por lo los romanos lo tuvieron necesariamente como un sedicioso. 
 
“En estas circunstancias, el material embarazoso de loe Evangelios está prácticamente neutralizado  – tanto más cuanto que los escritos tienen ya el aura de los textos sagrados – a través de su integración en un marco narrativo fascinante. De este modo queda amortiguado la posible impresión de extrañeza que podría dar lugar a un análisis crítico (que condujera a una imagen distinta de Jesús). Todo esto explica por qué gran parte del material de los más de treinta y cinco indicios podría haber sido conservado en los Evangelios, a pesar de su naturaleza embarazosa”.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
 
Jueves, 19 de Enero 2017

Escribe Antonio Piñero
 
Creo que es una buena labor por parte de F. Bermejo, y también mía en menor grado ciertamente, el haber puesto de relieve este patrón de recurrencia. Son muchos puntos indicando una interpretación posible. Pero, como ocurre en la investigación del Nuevo Testamento, no hay ni un solo punto de esos más o menos treinta y cinco indicios que no haya sido cuestionado en cuanto a su autenticidad por algún autor de cierto peso. En general solo se acepta como rigurosamente histórico el que Jesús murió en la cruz. Todo lo demás se  discute, y la gente piensa sobre  uno o de otro punto de los enumerados en días anteriores que ha sido creado por la Iglesia primitiva por diversos motivos.
 
Así es la historia antigua, siempre en todo dubitante, y en lo que respecta a Jesús hasta lo que parece evidente es discutido. Pero lo que tratamos aquí es: ¿se puede uno formar una idea correcta y generalizante de un aspecto de la personalidad de Jesús que sirva para encuadrarlo en general en el espacio religioso de su tiempo? Se trata de obtener marcos, insisto, generales de interpretación. Y una vez asegurado uno, por el criterio de coherencia podemos ir formándonos una idea sobre cómo era Jesús, aspecto por aspecto estudiando otros patrones de recurrencia. 
 
A partir de los pequeños detalles se pueden formar cuadros o imágenes o conceptos generales de comprensión. Naturalmente este, o estos marcos, solo puede formarse si se tienen en cuenta también los conjuntos generales de información acerca del Israel del siglo I: religión, política, sociología… datos arqueológicos, todo lo que pueda ayudar a comprender en suma ese siglo en ese lugar del mediterráneo oriental. Con otras palabras: no basta con crear un marco de comprensión de un aspecto de Jesús, sino que este debe encajar plausiblemente con lo que sabemos del Israel del siglo I.
 
Insistí anteriormente que lo importante de estos patrones de recurrencia es que aparecen, como indicios, por todas partes en los evangelios y en todas las formas literarias de ellos. Eso, a priori, no puede ser casual, sino que se debe a la memoria en general sobre el personaje, en este caso Jesús, que se ha transmitido por una gran diversidad de canales. Pero aquí unos estudiosos argumentan que no se puede uno fiar de la memoria de los pueblos, mientras que otros sostienen que las impresiones generales sobre un personaje, que se han ido mantenido en un par o tres de generaciones, son fiables. Naturalmente alguien puede objetar: también se ha mantenido la idea de que Jesús es “manso y humilde de corazón” y que “no tuvo arte ni parte en la política de su tiempo”.
 
Pero este argumento no vale: se nota en ese caso la mano, o las manos redaccionales de los evangelistas (se han hecho innumerables estudios sobre el sesgo de cada autor evangélico), y se ve claramente que son ideas que se pretenden imponer al lector, mientras que los patrones de recurrencia –en este caso “Jesús y la resistencia antirromana”– son indicios sueltos aquí y allá, recogidos a veces sin pretenderlo, que chocan contra lo que es claramente una construcción teológica, y unos indicios se ven favorecidos por el criterio de dificultad: no es posible que tantos cabos sueltos se hayan conservado cuando la teología cristiana del siglo II apuntaba a lo  contrario, un Jesús que o bien no le interesaban los problemas que afectaban al Imperio Romano, o que era todo un colaboracionista ya que –se dice– afirmó que había que pagar el tributo al César y que era manso y humilde de corazón.
 
Y aquí está el quid de la cuestión: ¿cómo iban a matar los romanos–y los judíos colaboracionistas de la Jerusalén de esos momentos–  a un judío también colaboracionista, que ordenaba pagar el tributo al César, que era manso y humilde de corazón, y al que no le interesa ni lo mínimo la política de su tiempo? No parece posible. Hay que buscar por otro lado.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
 
Miércoles, 18 de Enero 2017
 
Escribe Antonio Piñero
 
Transcribo aquí los últimos indicios evangélicos sobre  la posición religiosa-social-política de Jesús, que ya sabemos iban indisolublemente unidas, tal como las ha descrito F. Bermejo en su artículo tantas veces citado. A estos hay que añadir los que yo mismo había señalado en mi ensayo “Jesús y la política de su tiempo”, que publiqué en primer lugar, y que resumí también aquí:
 
26. «La tradición demuestra que los discípulos tenían profundos temores de ser detenidos y presuntamente ejecutados (tanto en la huida narrada en el relato de la pasión, y en la historia de las tres negaciones de Pedro).
 
27. «Mc 15,7 y Lc 23,19 mencionan una insurrección conocida en Jerusalén (griego: stásis), supuestamente poco antes de la detención de Jesús, en la que los rebeldes (griego hoy stasiastaí) había causado al menos una víctima mortal».
 
28. «El libro del Apocalipsis ha conservado el recuerdo de una concepción de Cristo como el feroz guerrero por excelencia: que va a luchar con los santos que van a vivir con él al final de la historia humana, y está " vestido con una ropa teñida en sangre».
 
Ap 19,11-19:
 
11 Entonces vi el cielo abierto, y había un caballo blanco: el que lo monta se llama «Fiel» y «Veraz»; y  juzga  y combate  con justicia.  12 Sus ojos, llama de fuego; sobre su cabeza, muchas diademas; lleva escrito un nombre que sólo él conoce; 13 viste  un manto empapado en sangre  y su nombre es: La Palabra de Dios. 14 Y los ejércitos del cielo, vestidos de lino blanco puro, le seguían sobre caballos blancos. 15 De su boca sale una espada afilada para herir con ella a los paganos; él  los regirá con cetro de hierro;  él pisa el lagar del vino de la furiosa cólera de Dios, el Todopoderoso. 16 Lleva escrito un nombre en su manto y en su muslo:  Rey de Reyes y Señor de Señores.  17 Luego vi a un Ángel de pie sobre el sol que  gritaba  con fuerte voz a todas  las aves que volaban  por lo alto del cielo: «Venid,  reuníos para el gran banquete  de Dios, 18  para que comáis carne  de reyes, carne de tribunos y carne de valientes, carne de caballos y de sus jinetes, y carne de toda clase de gente, libres y esclavos, pequeños y grandes.» 19 Vi entonces a la Bestia y a los reyes de la tierra con sus ejércitos reunidos para entablar combate contra el que iba montado en el caballo y contra su ejército.  
 
Así es el tono general del Apocalipsis. El desconocido autor del libro muestra un odio espectacular hacia el Imperio Romano, que para él es la Segunda Bestia que amenaza a los seguidores de Jesús hasta la muerte. Jesús, el Mesías, le retribuye con lo mismo.
 
Ap 14,20:
 
14 Y seguí viendo. Había  una nube  blanca,  y sobre la nube  sentado  uno como Hijo de hombre , que llevaba en la cabeza una corona de oro y en la mano una hoz afilada. 15 Luego salió del Santuario otro Ángel gritando con fuerte voz al que estaba sentado en la nube:  «Mete tu hoz  y siega, porque ha llegado la hora de segar;  la mies  de la tierra  está madura.»  16 Y el que estaba sentado en la nube metió su hoz en la tierra y se quedó segada la tierra. 17 Otro Ángel salió entonces del Santuario que hay en el cielo; tenía también una hoz afilada. 18 Y salió del altar otro Ángel, el que tiene poder sobre el fuego, y gritó con fuerte voz al que tenía la hoz afilada: «Mete tu hoz afilada y vendimia los racimos de la viña de la tierra, porque están en sazón sus uvas.» 19 El Ángel metió su hoz en la tierra y vendimió la viña de la tierra y lo echó todo en el gran lagar del furor de Dios. 20 Y el lagar fue pisado fuera de la ciudad y brotó sangre del lagar hasta la altura de los frenos de los caballos en una extensión de 1.600 estadios. 21 Los demás fueron exterminados por la espada que sale de la boca del que monta el caballo, y todas las aves se hartaron de sus carnes.»  
 
En esta obra la espada es el símbolo del  Mesías triunfante
 
Ap 1,16: “Tenía en su mano derecha siete estrellas, y de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro, como el sol cuando brilla con toda su fuerza”
 
Ap 2,12.16:   “Al Ángel de la Iglesia de Pérgamo escribe: Esto dice el que tiene la espada aguda de dos filos”. “Arrepiéntete, pues; si no, iré pronto donde ti y lucharé contra ésos con la espada de mi boca”.
 
Ap 19,15. 21 (texto citado arriba).
 
Y concluyo repitiendo la observación final de F. Bermejo:
 
«No es posible que un historiador objetivo para descartar todos las referencias militares relacionadas con las enseñanzas de Jesús o de algún modo relacionas con él. La simple enumeración de estos elementos muestra que los textos a nuestra disposición no son pocos.  Si los evangelios y el Nuevo Testamento contuvieran sólo unos escasos elementos, se podría fácilmente cuestionar o minimizar su importancia, pero la convergencia de tantos elementos diferentes y estrechamente relacionados constituyen un “patrón” de elementos interrelacionados que requiere una explicación.
 
Todos estos elementos se derivan de las fuentes canónicas (los evangelios sinópticos, Juan, Hechos, y algunos otros libros del Nuevo Testamento), y aparecen en diferentes tipos de formas literarias: dichos de Jesús, palabras asignadas a otros personajes (tanto seguidores como adversarios), resúmenes kerigmáticos (es decir, de la proclamación de la fe cristiana), relatos de exorcismo, historias, y así sucesivamente. Al mismo tiempo, este material (cumple con el criterio de dificultad) pues está en desacuerdo con la impresión de conjunto producida por los evangelistas, según la cual Jesús fue un maestro espiritual que nada tenía que ver con los turbios asuntos de la política en la Judea del siglo I controlada por los romanos».
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
 
 
Lunes, 16 de Enero 2017
Escribe Antonio Piñero
 
Estamos concluyendo con los indicios evangélicos y de los Hechos de apóstoles que apuntan todos en la misma dirección. Luego hay que sacar consecuencias y resolver dificultades.
 
23. «Lc 2,2 define el tiempo del nacimiento de Jesús por el censo, un evento que en las crónicas de Flavio Josefo (“Antigüedades de los judíos” XVIII 1–10) es importante como un hito en la historia judía reciente, que anuncia el nacimiento del movimiento de resistencia antirromana».
 
Con este indicio –que es uno de los más débiles, pero que debe anotarse también– el Prof. Bermejo quiere decir que el Lucas  mismo apunta como marco del nacimiento de Jesús un censo que dio lugar a una revuelta antirromana terrible en Galilea con consecuencias de muchísimos muertos (Judas de Gamala / Judas, el Galileo: no sabemos distinguir netamente entre estos dos personajes; quizá sean el mismo, más el apoyo del fariseo Sadoc).
 
Para una mentalidad moderna este indicio dice poco, pero para los antiguos que pensaban que  el momento del nacimiento del héroe estaba determinado por el cielo y las señales de este…, y que estos determinaban qué iba a ser su vida y las características más importantes de su personalidad, sí es importante. Lucas está apuntando hacia la muerte de Jesús en una cruz por obra de los romanos: el final de la vida del héroe determinado, o indicado, por las circunstancias de su nacimiento.
 
24. «En Hechos 5,35– 39, el rabino Gamaliel compara Jesús y sus seguidores con Teudas y su movimiento, así como con Judas el Galileo y su movimiento».
 
Este indicio sí es importante.  He aquí el texto:
 
 
“Ellos (los judíos), al oír esto, se consumían de rabia y trataban de matarlos (a Pedro y Juan). 34 Entonces un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, con prestigio ante todo el pueblo, se levantó en el Sanedrín. Mandó que se hiciera salir un momento a aquellos hombres, 35 y les dijo: «Israelitas, mirad bien lo que vais a hacer con estos hombres. 36 Porque hace algún tiempo se levantó Teudas, que pretendía ser alguien y que reunió a su alrededor unos cuatrocientos hombres; fue muerto (por los romanos) y todos los que le seguían se disgregaron y quedaron en nada. 37 Después de éste, en los días del empadronamiento, se levantó Judas el Galileo, que arrastró al pueblo en pos de sí; también éste pereció y todos los que le habían seguido se dispersaron. 38 Os digo, pues, ahora: desentendeos de estos hombres y dejadlos. Porque si esta idea o esta obra es de los hombres, se destruirá; 39 pero si es de Dios, no conseguiréis destruirles. No sea que os encontréis luchando contra Dios.» Y aceptaron su parecer”.   
 
No importa para el argumento que Lucas se equivoque en el orden cronológico de los sucesos (primero Jue Judas y luego Teudas); lo que sí importa es que Gamaliel II, famosísimo rabino, compara el movimiento de los seguidores de Jesús con Judas el Galileo y Teudas… ¡dos reconocidos sediciosos contra el Imperio Romano! Para Gamaliel, el marco mental de los seguidores de Jesús y de Jesús mismo es el de Judas el Galileo.
 
25. «Jesús hizo varios comentarios críticos e irónicos sobre los gobernantes (Lc 22,25; Mc 10,42-45; Lc 7,25 / Mt 11,8), como un ejercicio de dominio absoluto y tiránico. Esta crítica está vinculada a la actitud agresiva de Jesús hacia los ricos».
 
 
La actitud agresiva hacia los ricos apunta hacia una suerte de revolución social, que va unida a la revolución necesaria de la expulsión de extranjeros –y colaboracionistas– del suelo de Israel para que Dios implante su Reino... o bien la implantación del reino de Dios lleva consigo la expulsión de extranjeros y colaboracionistas.
 
He aquí los textos:
 
Lc 22,24-27: “Entre ellos hubo también un altercado sobre quién de ellos parecía ser el mayor. 25 Él les dijo: «Los reyes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los que ejercen el poder sobre ellas se hacen llamar Bienhechores; 26 pero no así vosotros, sino que el mayor entre vosotros sea como el más joven y el que gobierna como el que sirve. 27 Porque, ¿quién es mayor, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No es el que está a la mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve”.
 
 
Mc 10,42-45: “Jesús, llamándoles, les dice: «Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes las oprimen con su poder.
43 Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, 44 y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos, 45 que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.»
 
 
Aquí solo hay que señalar que todos los comentaristas están de acuerdo en que el v. 45 es un añadido del propio Marcos que refleja claramente la teología paulina: la muerte en cruz, designio eterno de Dios, aceptado voluntariamente por Jesús, y que es un sacrificio universal, redención por el pecado de todos los humanos (= “muchos”).
 
 
Lc 7,24-25: “Cuando los mensajeros de Juan se alejaron, se puso a hablar de Juan a la gente: «¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento? 25 ¿Qué salisteis a ver, si no? ¿Un hombre elegantemente vestido? ¡No! Los que visten magníficamente y viven con molicie están en los palacios”.
 
 
Este texto lo hemos citado ya y va, probablemente, contra Herodes Antipas y su corte.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
www.antoniopinero.com
Universidad Complutense de Madrid
 
Domingo, 15 de Enero 2017
774- ¿Por qué los cristianos no aceptan a Jesucristo? 3 capítulos (14-01-2017)
Escribe Antonio Piñero
 
Hace ya un cierto tiempo, participé por medio de una larga entrevista en un documental que por fin ve la luz.
 
El director, Arístides Moreno, me envía la siguiente documentación, que les paso a Ustedes directamente.
 
Ya me informarán sobre qué les parece.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
 
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¿Por qué los cristianos no aceptan a Jesucristo? 3 Capítulos
 
¿Por qué los Cristianos no aceptan a Jesucristo? 3 Capítulos
Director: Arístides Moreno
Trailer: https://www.youtube.com/watch?v=sitxxEifOCk
 
Sinopsis Documental:
 
¿De donde vienen las traducciones del nuevo Testamento?, ¿Que base textual se uso para realizarla?, ¿Quién fue el verdadero Jesús de Nazaret y realmente cuales fueron sus enseñanzas? ¿Jesús es el creador del cristianismo?
 
La gente común, que va y compra una Biblia, no se hace estas preguntas y tienen la confianza de que la Biblia es la palabra de Dios, sagrada y sin error. Pero, ¿es verdad?
¿Por qué existen multitud de ediciones de la Biblia y difieren unas de otras?
Con la participación de Antonio Piñero, catedrático de filología neotestamentaria (filología griega), especializado en cristianismo primitivo y judaísmo, Nuevo Testamento, Apócrifos del Antiguo y del Nuevo Testamento, esclareceremos los datos históricos en torno al hombre Jesús de Nazaret y conoceremos la causa de las malas copias y traducciones y/o reinterpretaciones del nuevo testamento, produciendo a lo largo de los siglos falsas doctrinas que causaron multitud de antisemitismo a lo largo de la historia.
 
 
Una vez puestas las bases históricas en torno al personaje histórico se comparará algunos pasajes bíblicos claves, que indujeron falsas doctrinas, ocasionando una separación total del judaísmo de Jesús de Nazaret y lo que él enseñaba. Si Jesús no creo nada nuevo, ¿por qué los cristianos no aceptan el verdadero mensaje del mesías y lo más importante, por qué la iglesia católica no hace una profunda revisión y vuelve a sus raíces?
Este documental plantea la necesidad de revisar las bases del cristianismo a partir del consenso general que tienen los historiadores bíblicos sobre Jesús de Nazaret.
 
 
Fechas del estreno del documental: (gratuitamente en Youtube/Steadycamline)

¿Por qué los Cristianos no aceptan a Jesucristo?

Estreno del Capítulo 1º el 23 de Enero a las 00:00 horas
Estreno del Capítulo 2º el 27 de Enero a las 12:00 horas
Estreno del Capítulo 3º el 3 de Febrero a las 12:00 horas
 
 
Para aquellos que quieran ver el preestreno de los 3 capítulos continuos, podrán hacerlo on-line el mismo día domingo 22 de Enero a las 20:00 horas en una emisión en directo (live streaming) en youtube.com/steadycamline
 
 
Enlace de la retransmisión: https://www.youtube.com/watch?v=UUB6fG32S2A
 
 
Previamente al estreno de ¿Por qué los Cristianos no aceptan a Jesucristo?, se estrenará en abierto, solo en esta retransmisión, los 4 capítulos que están al alquiler o venta “El judaísmo de Jesucristo”, a partir de las 14:00 horas.
 
---
 
Programación especial “Jesús de Nazaret”, en directo (live streaming) día 22 de Enero 2017
 
 
13:00h Documental “Los dichos ignorados de Jesucristo”
 
14:15h Estreno en abierto Documental “El judaísmo de Jesucristo - La teología de Jesucristo” CAP 1
15:50h Estreno en abierto Documental “El judaísmo de Jesucristo - El regreso del exilio en Babilonia” CAP 2
17:19h Estreno en abierto Documental “El judaísmo de Jesucristo - Apocalipsis, la gran ramera” CAP 3
18:34h Estreno en abierto Documental “El judaísmo de Jesucristo - La diáspora judía” CAP 4
 
20:00h Estreno Documental “¿Por qué los Cristianos no aceptan a Jesucristo?” CAP 1
21:10h Estreno Documental “¿Por qué los Cristianos no aceptan a Jesucristo?” CAP 2
22:15h Estreno Documental “¿Por qué los Cristianos no aceptan a Jesucristo?” CAP 3
 
Saludos
Arístides Moreno
www.steadycamline.com.es
info@steadycamline.com.es
 
Sábado, 14 de Enero 2017

Escribe Antonio Piñero
 
22. «Lc 1– 2 abunda fuertemente en anhelos nacionalistas que contemplan el sometimiento y la humillación de los gentiles (especialmente 1,32 - 33 y 1,51 - 55, donde la virgen María habla como los Macabeos, en un ambiente de guerra). Del mismo modo Zacarías, en Lc. 1,68-74 (véase también Lc 2,38.).  
 
He aquí los textos, que requieren poco comentarios. Obsérvese que el lenguaje empleado por María es idéntico a las proclamas nacionalistas que podemos encontrar en tiempos de los Macabeos. De hecho, se ha formulado la hipótesis de que Lucas ha utilizado para este capítulo fuentes baptistas (e de seguidores de Juan Bautista), quienes a su vez habían compuesto en  honor de éste, a quien consideraban el mesías, salmos que no desdicen en nada el ambiente de guerra nacionalista, unido al espíritu de restauración de la gloria y del poderío de Israel prometido por Dios a su pueblo elegido, sobre todo en Isaías 56-66.
 
Recalco solo las frases que creo más significativas:
 
Lc 1,30-: El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; 31 vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. 32 El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; 33 reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin» .
 
1. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre
2. Reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin
 

· Lc 1,41: Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María (…) dijo: 45 ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!»
 
· Lc 1, 46-55: “Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor 47 y mi espíritu  se alegra en Dios mi salvador  (…) Ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso,  Santo es su nombre  50  y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen.  51 Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. 52  Derribó a los potentados  de sus tronos  y exaltó a los humildes.  53  A los hambrientos colmó de bienes  y despidió a los ricos sin nada. 54  Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia  55 –como había anunciado a nuestros padres– en favor de Abrahán y de su linaje por los siglos».
 
Para caer en la cuenta bien del ambiente nacionalista judío ayuda mucho destacar las frases separadamente:
 
1. Desplegó la fuerza de su brazo,
 
2. Dispersó a los que son soberbios en su propio corazón.
 
3.  Derribó a los potentados  de sus tronos  y exaltó a los humildes.  
 
4. A los hambrientos colmó de bienes  y despidió a los ricos sin nada.
 
5. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia  
 
6. Como había anunciado a nuestros padres, en favor de Abrahán y de su linaje por los siglos».
 
La frase 1. indica que es Dios el que con su fuerza poderosa instaurará el Reino (¿con doce legiones de ángeles? (Mt 26,53)
Las frases 2. 3. 4. indican la revolución social que implica la instauración del reino de Dios, tal como se anuncia de Jesús, y que él efectivamente hace el centro de su predicación.
 
La frase 5 se concentra en el objeto del reino de Dios: Israel y no la universalidad del género humano. Con cuerda con una expresión clara de Jesús:  “A estos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones: «No toméis camino de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos;  dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel (Mt 10,5-6).
 
 
· Lc 1,67-74:
 
“Zacarías, su padre, quedó lleno de Espíritu Santo, y profetizó diciendo: 68  «Bendito el Señor Dios de Israel  porque ha visitado y  redimido a su pueblo.  69 y nos ha suscitado una fuerza salvadora en la casa de David, su siervo, 70 como había prometido desde tiempos antiguos, por boca de sus santos profetas, 71 que nos salvaría de nuestros  enemigos y de las manos de  todos  los que nos odiaban  72 haciendo  misericordia  a  nuestros padres y recordando su  santa  alianza  73 y el juramento que juró a Abrahán nuestro padre, de concedernos 74 que, libres de manos enemigas, podamos servirle sin temor 75 en santidad y justicia delante de él todos nuestros días”.
 
Lo que voy a destacar, simplemente fragmentándolo, pertenece, según Lucas, a lo que el padre de Juan Bautista desea para su hijo. Pero me parece absolutamente claro que Jesús solo se entiende bien si se enmarcan sus inicios en la estela del Bautista, como señalan Marcos y Mateo (sobre todo este último) haciendo que Jesús repita palabra por palabra en sus inicios la predicación del Bautista. Y no olvidemos que según ya la teología cristiana primitiva, Juan Bautista es el precursor de Jesús. Nadie puede ser el precursor de nadie si tiene un pensamiento absolutamente distinto.
 
 
1. «Bendito el Señor Dios de Israel  porque ha visitado y  redimido a su pueblo.
2. Nos ha suscitado una fuerza salvadora en la casa de David, su siervo,
3. Como había prometido desde tiempos antiguos, por boca de sus santos profetas,
4. Nos salvaría de nuestros  enemigos y de las manos de  todos  los que nos odiaban  
5. Haciendo  misericordia  a  nuestros padres y recordando su  santa  alianza
6. El juramento que juró a Abrahán nuestro padre, de concedernos que  
7. Libres de manos enemigas, podamos servirle sin temor, en santidad y justicia delante de él todos nuestros días”.
 
Estas siete frases pertenecen de nuevo a la teología de la restauración de Israel. Se trata del dominio físico y terreno de Israel, el pueblo elegido, sobre todas las naciones de la tierra, gracias al brazo de Yahvé. No hay en los pronunciamientos que pueden considerarse auténticos de Jesús –y que son estimados así por el consenso de los investigadores– ningún pasaje expreso de Jesús que contradiga formalmente este ambiente teológico de la restauración de Israel, o que lo extienda formal y expresamente a los paganos.
 
Ya falta poco para terminar la enumeración de las piezas de este “patrón de recurrencia” en los textos evangélicos.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
Viernes, 13 de Enero 2017
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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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