NotasEscribe Antonio Piñero Transcribo aquí los últimos indicios evangélicos sobre la posición religiosa-social-política de Jesús, que ya sabemos iban indisolublemente unidas, tal como las ha descrito F. Bermejo en su artículo tantas veces citado. A estos hay que añadir los que yo mismo había señalado en mi ensayo “Jesús y la política de su tiempo”, que publiqué en primer lugar, y que resumí también aquí: 26. «La tradición demuestra que los discípulos tenían profundos temores de ser detenidos y presuntamente ejecutados (tanto en la huida narrada en el relato de la pasión, y en la historia de las tres negaciones de Pedro). 27. «Mc 15,7 y Lc 23,19 mencionan una insurrección conocida en Jerusalén (griego: stásis), supuestamente poco antes de la detención de Jesús, en la que los rebeldes (griego hoy stasiastaí) había causado al menos una víctima mortal». 28. «El libro del Apocalipsis ha conservado el recuerdo de una concepción de Cristo como el feroz guerrero por excelencia: que va a luchar con los santos que van a vivir con él al final de la historia humana, y está " vestido con una ropa teñida en sangre». Ap 19,11-19: 11 Entonces vi el cielo abierto, y había un caballo blanco: el que lo monta se llama «Fiel» y «Veraz»; y juzga y combate con justicia. 12 Sus ojos, llama de fuego; sobre su cabeza, muchas diademas; lleva escrito un nombre que sólo él conoce; 13 viste un manto empapado en sangre y su nombre es: La Palabra de Dios. 14 Y los ejércitos del cielo, vestidos de lino blanco puro, le seguían sobre caballos blancos. 15 De su boca sale una espada afilada para herir con ella a los paganos; él los regirá con cetro de hierro; él pisa el lagar del vino de la furiosa cólera de Dios, el Todopoderoso. 16 Lleva escrito un nombre en su manto y en su muslo: Rey de Reyes y Señor de Señores. 17 Luego vi a un Ángel de pie sobre el sol que gritaba con fuerte voz a todas las aves que volaban por lo alto del cielo: «Venid, reuníos para el gran banquete de Dios, 18 para que comáis carne de reyes, carne de tribunos y carne de valientes, carne de caballos y de sus jinetes, y carne de toda clase de gente, libres y esclavos, pequeños y grandes.» 19 Vi entonces a la Bestia y a los reyes de la tierra con sus ejércitos reunidos para entablar combate contra el que iba montado en el caballo y contra su ejército. Así es el tono general del Apocalipsis. El desconocido autor del libro muestra un odio espectacular hacia el Imperio Romano, que para él es la Segunda Bestia que amenaza a los seguidores de Jesús hasta la muerte. Jesús, el Mesías, le retribuye con lo mismo. Ap 14,20: 14 Y seguí viendo. Había una nube blanca, y sobre la nube sentado uno como Hijo de hombre , que llevaba en la cabeza una corona de oro y en la mano una hoz afilada. 15 Luego salió del Santuario otro Ángel gritando con fuerte voz al que estaba sentado en la nube: «Mete tu hoz y siega, porque ha llegado la hora de segar; la mies de la tierra está madura.» 16 Y el que estaba sentado en la nube metió su hoz en la tierra y se quedó segada la tierra. 17 Otro Ángel salió entonces del Santuario que hay en el cielo; tenía también una hoz afilada. 18 Y salió del altar otro Ángel, el que tiene poder sobre el fuego, y gritó con fuerte voz al que tenía la hoz afilada: «Mete tu hoz afilada y vendimia los racimos de la viña de la tierra, porque están en sazón sus uvas.» 19 El Ángel metió su hoz en la tierra y vendimió la viña de la tierra y lo echó todo en el gran lagar del furor de Dios. 20 Y el lagar fue pisado fuera de la ciudad y brotó sangre del lagar hasta la altura de los frenos de los caballos en una extensión de 1.600 estadios. 21 Los demás fueron exterminados por la espada que sale de la boca del que monta el caballo, y todas las aves se hartaron de sus carnes.» En esta obra la espada es el símbolo del Mesías triunfante Ap 1,16: “Tenía en su mano derecha siete estrellas, y de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro, como el sol cuando brilla con toda su fuerza” Ap 2,12.16: “Al Ángel de la Iglesia de Pérgamo escribe: Esto dice el que tiene la espada aguda de dos filos”. “Arrepiéntete, pues; si no, iré pronto donde ti y lucharé contra ésos con la espada de mi boca”. Ap 19,15. 21 (texto citado arriba). Y concluyo repitiendo la observación final de F. Bermejo: «No es posible que un historiador objetivo para descartar todos las referencias militares relacionadas con las enseñanzas de Jesús o de algún modo relacionas con él. La simple enumeración de estos elementos muestra que los textos a nuestra disposición no son pocos. Si los evangelios y el Nuevo Testamento contuvieran sólo unos escasos elementos, se podría fácilmente cuestionar o minimizar su importancia, pero la convergencia de tantos elementos diferentes y estrechamente relacionados constituyen un “patrón” de elementos interrelacionados que requiere una explicación. Todos estos elementos se derivan de las fuentes canónicas (los evangelios sinópticos, Juan, Hechos, y algunos otros libros del Nuevo Testamento), y aparecen en diferentes tipos de formas literarias: dichos de Jesús, palabras asignadas a otros personajes (tanto seguidores como adversarios), resúmenes kerigmáticos (es decir, de la proclamación de la fe cristiana), relatos de exorcismo, historias, y así sucesivamente. Al mismo tiempo, este material (cumple con el criterio de dificultad) pues está en desacuerdo con la impresión de conjunto producida por los evangelistas, según la cual Jesús fue un maestro espiritual que nada tenía que ver con los turbios asuntos de la política en la Judea del siglo I controlada por los romanos». Saludos cordiales de Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Lunes, 16 de Enero 2017
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Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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