CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Hoy escribe Antonio Piñero


Seguimos con las líneas maestras, esenciales, de la reconstrucción de la figura del Jesús según Gonzalo Puente Ojea (abordamos el Apartado C: “La ética del reino de Dios”). Hacemos un resumen, no un desarrollo.



C. El reino de Dios exige una ética radical tanto general como particular.

- La ética general es la común israelita y se resume en el Decálogo. Uno de los textos básicos es Marcos 10,17-20:

“17 Se ponía ya en camino cuando uno corrió a su encuentro y arodillándose ante él, le preguntó: «Maestro bueno, ¿ qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?»18 Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios.19 Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, = no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre.» 0 El, entonces, le dijo: «Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud»”

Por tanto la ética de Jesús no niega, sino que se basa los principios generales de la moral normativa y común israelita.

- Pero añade preceptos que sólo sirven para los momentos especiales inmediatamente anteriores a la venida del Reino. Es, por tanto una ética interina y radical, cuyos principales mandatos abarcan los siguientes ámbitos:

a) Las tareas en pro de la venida del Reino tienen preferencia sobre el trabajo: Dios proveerá como hace con los pajarillos y las flores del campo (Lc 12,22-23: “22 Dijo a sus discípulos: «Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis:23 porque la vida vale más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido;”). Esto significa claramente un desprecio del trabajo, o al menos un puesto muy secundario para él en los momentos inmediatos a la venida del Reino, que son los que vivía Jesús;

b) Se exige la renuncia a todos los bienes que se posean. Hay que vender todas las posesiones y repartir lo obtenido entre los pobres (Lc 14,33: “Pues, de igual manera, cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío.”).

Ello implicaría de facto una comunidad de bienes consuntivos de la nueva familia espiritual mesiánica (como en Hch 2,44: “Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común”). Aquí y en la condición anterior los primeros seguidores de Jesús, los de la comunidad judeocristiana de Jerusalén, son totalmente consecuentes con el Maestro

c) Se exige también el desapego y postergación de la familia natural en pro de la espiritual, mesiánica = Mc 3,31-35:

“:31 Llegan su madre y sus hermanos, y quedándose fuera, le envían a llamar. 32 Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: «¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan.» 33 El les responde: «¿Quién es mi madre y mis hermanos?»34 Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: «Estos son mi madre y mis hermanos. 35 Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.»”

d) Igualmente, el rechazo del grupo mesiánico de toda justicia civil (Mt 5,38-42: “38 «Habéis oído que se dijo: = Ojo por ojo y diente por diente. 39 Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra:40 al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto;41 y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. 42 A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda.”).

Y en el mismo Sermón de la Montaña: antes que ir al juez hay que arreglar las contiendas amistosamente, entre hermanos (Mt 5,20-26)

Es evidente que esta ética no está pensada para una sociedad civil normal y duradera, sino sólo como preparatoria para la recepción del gran evento: la llegada del Reino de Dios. Sus normas son, pues, incumplibles en una sociedad cualquiera. Jesús no daba estas normas para que se interpretaran metafóricamente, sino de un modo real y concreto.


¿Cómo esperaba Jesús que viniera este Reino?

Es posible que hacia la mitad de su ministerio público (cuando envió a sus discípulos a predicar la inminente venida del Reino a las ciudades y villa a las que él mismo –pensaba- quizás no tuviera tiempo de acceder: Mateo 10: envío de los Doce; Lc 10: de los Setenta y dos), Jesús contemplara una venida súbita del Reino b[en todo Israel sin acción humana alguna: esto acaecería antes de que retornaran los enviados]b, incluso a pesar de la oposición o persecuciones de algunos contra sus agentes.

Más tarde, al ver que ninguna de las dos cosas tuvieron lugar, Jesús debió de cambiar su mente. El reino de Dios vendría también de inmediato, por obra divina, pero en Jerusalén, según la profecía de Zacarías:

- Zacarías 9,9-10 “ ¡Exulta sin freno, hija de Sión, grita de alegría, hija de Jerusalén! He aquí que viene a ti tu rey: justo él y victorioso, humilde y montado en un asno, en un pollino, cría de asna.:10 El suprimirá los cuernos de Efraím y los caballos de Jerusalén; será suprimido el arco de combate, y él proclamará la paz a las naciones. Su dominio irá de mar a mar y desde el Río hasta los confines de la tierra.”;

Esta paz sólo viene después de que Israel haya conseguido por medio de la ayuda de Dios el poderío real, militar y civil de todas las naciones del mundo.

Las que se resistan serán aniquilados (Isaías y Salmos de Salomón); otros (pocos) se convertirán; la mayoría de las naciones observarán un respeto a distancia por Israel por miedo al Dios de los judíos al que no se convertirán.

- Zacarías 14,3-9:

“3 Saldrá entonces Yahvé y combatirá contra esas naciones como el día en que él combate, el día de la batalla.
4 Se plantarán sus pies aquel día en el monte de los Olivos que está enfrente de Jerusalén, al oriente, y el monte de los Olivos se hendirá por el medio de oriente a occidente haciéndose un enorme valle: la mitad del monte se retirará al norte y la otra mitad al sur. 5 Y huiréis al valle de mis montes, porque el valle de los montes llegará hasta Yasol; huiréis como huisteis a causa del terremoto en los días de Ozías, rey de Judá. Y vendrá Yahvé mi Dios y todos los santos con él.6 Aquel día no habrá ya luz, sino frío y hielo. 7 Un día único será - conocido sólo de Yahvé -: no habrá día y luego noche, sino que a la hora de la tarde habrá luz. 8 Sucederá aquel día que saldrán de Jerusalén aguas vivas, mitad hacia el mar oriental, mitad hacia el mar occidental: las habrá tanto en verano como en invierno.9 Y será Yahvé rey sobre toda la tierra: ¡el día aquel será único Yahvé y único su nombre!”


También pensaría Jesús que era entonces necesaria una cierta cooperación humana. Consistiría en

- Su entrada mesiánica en la capital y

- La purificación del Templo.


Concluiremos en seguida, la semana que viene, con este resumen esquemático del pensamiento de GPO.


Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
Domingo, 21 de Agosto 2011
Hoy escribe Antonio Piñero


Seguimos con las líneas maestras, esenciales, de la reconstrucción de la figura del Jesús según Gonzalo Puente Ojea (seguimos con el Apartado B: “reino de Dios” cuya introducción hicimos en la postal anterior). Hacemos un resumen, no un desarrollo.


Las características principales del reino de Dios, según Jesús, eran las siguientes, en opinión de GPO:

Es un reino futuro; está cercano, pero aún no ha llegado. Son casi una quincena los pasajes evangélicos que lo afirman claramente Por ejemplo,

- Mc 1,15: “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva”;

- Mc 11,10 “¡Bendito el reino que viene, de nuestro padre David! = ¡Hosanna = en las alturas!»”;

- Mc 12,34 “¡Bendito el reino que viene, de nuestro padre David! = ¡Hosanna = en las alturas!”;

- Mc 13,30-31.32-37 “30 Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda.31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
32 Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre.33 «Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento.34 Al igual que un hombre que se ausenta: deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al portero que vele;35 velad, por tanto, ya que no sabéis cuándo viene el dueño de la casa, si al atardecer, o a media noche, o al cantar del gallo, o de madrugada.36 No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos.37 Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!»”;

- Mc 14,25 y par.: “Yo os aseguro que ya no beberé del producto de la vid hasta el día en que lo beba nuevo en el Reino de Dios.»”;

- Mt 6,10: “Venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo.”;

- Mt 7,21-22: “21 «No todo el que me diga: “Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial.22 Muchos me dirán aquel Día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?””;

- Lc 1,32-33: “El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre;33 reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.»”;

- Lc 10,9: “Curad los enfermos que haya en ella, y decidles: “El Reino de Dios está cerca de vosotros.””,
etc.).

• Los dos únicos textos que hablan aparentemente de un Reino que comienza en el presente, que ya está aquí, , Lc 11,20 y 17,20, dan a entender otra cosa distinta que lo afirmado por la exégesis usual:

- El primer pasaje es el siguiente: Lc 17,20-21:

“20 Habiéndole preguntado los fariseos cuándo llegaría el Reino de Dios, les respondió: «El Reino de Dios viene sin dejarse sentir.21 Y no dirán: “Vedlo aquí o allá”, porque el Reino de Dios ya está entre vosotros.»”

El significado de (“el reino de Dios está entre vosotros”) es oscuro, pero está dentro de un contexto que y piensa y evoca nítida y absolutamente un Reino futuro. Estúdiese el contexto y se observará claramente que Jesús habla del futuro.


- Este primer pasaje contiene una parte Lc 17,20 que debe comentarse por sí misma:

“20 Habiéndole preguntado los fariseos cuándo llegaría el Reino de Dios, les respondió: «El Reino de Dios viene sin conjetura” ( la versión de Biblia de Jerusalén antigua «El Reino de Dios viene sin dejarse sentir” es claramente partidista; presupone lo que se debe probar).

De esta frase sólo emerge claramente que cuando venga en el futuro ese reino de Dios todos lo conocerán: será visible y evidente; no hará falta conjetura alguna. Entendido así casa perfectamente con la idea global de Mc 13 (“Pequeño apocalipsis sinóptico”) de que el Reino de Dios vendrá con toda claridad… y según Jesús acompañado de fenómenos cósmicos… por lo tanto, no se puede decir que es algo silencioso que ya está aquí y dentro de los corazones…, etc.

Segundo texto: la exégesis de Lc 11,20 (“Pero si por el dedo de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios.”) indica que los exorcismos de Jesús son un signo del Reino futuro. La frase “ha llegado hasta vosotros el reino de Dios” señala sólo que los inicios, prenotandos, albores, o como quieran denominarse, del Reino se han hecho presentes porque Satanás comienza a ser derrotado. La prueba concluyente está en Lc 10,9.17 donde Jesús envía a los 72 discípulos a predicar la futura venida del Reino y les ordena sanar enfermos y expulsar los demonios = Satanás está siendo derrotado. Eso indica que la venida del Reino, futura, ¡está cercana!

Las parábolas de

• La semilla (Mt 13,24),

• El grano de mostaza (Mt 13,31) o

• La levadura (Mt 13,33)

no se refieren a que el Reino está ya aquí y que crece lentamente, sino que su éxito final, con unos comienzos modestos, es absolutamente feliz y seguro. No ha comenzado ya ese Reino, pues “nadie sabe, ni el Hijo, sino sólo el Padre” cuándo vendrá (Mc 13,32).

Para Jesús y sus discípulos el Reino o estaba ya allí, o bien aún no estaba allí (GPO parafrasea aquí a Johannes Weiss). No hay una tercera posibilidad, y el conjunto de los documentos no autoriza a pensar lo contrario.

• El reino de Dios futuro contendrá una mezcla de bienes materiales y espirituales. Eclosionaría con él una nueva era mundana, una nueva "politeia" (una nueva constitución político-teocrática de Israel, contrrolado por el Altísimo por medio de su (el rey mesiánico) o sus representantes = sumo sacerdote también) en la que la única “constitución” sería la ley de Moisés, en la tierra de Israel renovada y purificada en donde se acabaría toda opresión e injusticia. Esta paz se extenderá al mundo entero en determinadas condiciones.

- El reino de Dios sería la nueva Jerusalén para cuyo advenimiento Dios provocaría una compleja metamorfosis política, religiosa, social y económica de Israel y como consecuencia e indirectamente del resto de las naciones: surgiría un mundo recreado y paradisíaco. La nueva Jerusalén descendería sobre el solar de la antigua en forma radiante y esplendorosa.


- El signo del Reino es el banquete mesiánico (Mt 8,11; 22,2), que es una metáfora de abundantes bienes materiales y que es claramente futuro;

- Jesús promete a sus discípulos el ciento por uno ya en esta vida (Mc 10,30) y un puesto prominente en él como jueces de todo Israel (Mt 19,28);

- Los discípulos pugnan, cada uno, por ser el primero dentro de ese Reino (Mc 10,37): es decir está tomando puestos pare el bienestar futuro.

- Las Bienaventuranzas (Mt 5,3-11) sólo tienen sentido si se incluye en sus promesas la hartura de bienes materiales, (las tres primeras sobre todo)

• El reino de Dios no se evangeliza a los paganos, sino que está reservado a las ovejas de Israel (Mt 10,6). Conforme a la teología israelita común, los gentiles no están excluidos del reino (“Vendrán de Oriente y Occidente…”: Mt 8,11), pero habrán de convertirse a la fe de Israel, o bien se mantendrán a distancia en una actitud de respetuoso temor, de acuerdo con los profetas, sobre todo Isaías.

Seguiremos con esta síntesis de ideas sobre el reino de Dios según Jesús, que es una exposición un tanto descarnada, sin apenas comentario.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
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Sábado, 20 de Agosto 2011
Hoy escribe Antonio Piñero


Seguimos con las líneas maestras, esenciales, de la reconstrucción de la figura del Jesús según Gonzalo Puente Ojea (Apartado A y comenzamos el B). Hacemos un resumen, no un desarrollo.



• Jesús utilizó el modismo arameo “Hijo del Hombre” como alusión modesta, o enfática, a sí mismo en determinadas circunstancias.

Esa misma expresión como título mesiánico le era desconocida, así como también a las muchedumbres que lo oían, la cual no podría haber entendido tal uso titular sin explicación alguna.

Por tanto, todos los textos evangélicos que atribuyen a Jesús:

a) una segunda venida como juez mesiánico divino, o

b) una teología de la necesaria pasión del Hijo del Hombre

son productos o bien de profecías ex eventu, es decir, formuladas una vez que han ocurrido ya los hechos o bien (complementariamente) una creación teológica de la comunidad tras la muerte de Jesús y la creencia en su resurrección.


En ningún momento de su vida se creyó Jesús Hijo de Dios óntico y rea; es decir qué el mismo fuese Diosl, sino metafórico, como profeta. Para él hubiese sido absolutamente imposible creerse tal cosa dentro del marco de su acendrada religión judía. Toda la teología del “hijo de Dios” que pueda entenderse en un sentido real y físico es creación de la comunidad en el período postpascual


• Jesús tampoco fundó una iglesia alguna o en momento alguno de su vida terrenal, tal como la vemos hoy, pues era incompatible con su noción del reino de Dios sobre la tierra, judío del todo.

Su grupo especial de Doce discípulos representaba tan sólo simbólicamente al futuro Israel restaurado.


B. El núcleo de la predicación de Jesús y de todos su intereses durante su ministerio público fue la predicación del reino de Dios.

En ningún momento aclaró ni necesitó explicar qué era ese Reino, cuál era su naturaleza, etc. (sólo aclaró circunstancias externas y su valor extremo), de lo que se deduce con claridad meridiana que su noción del Reino de Dios era compartida con la de sus oyentes. Era, por tanto, plenamente judía.

¿En qué consistía el Reino de Dios?

Se deduce estudiando las concepciones judías mayoritarias de los judíos de la época de Jesús. Se concepto nuclear era el cumplimiento de las promesas divinas al pueblo de Israel, por lo que el Reino era el mismo que el predicado por la tradición israelita respecto al futuro glorioso de Israel.

Se trataba de una utopía político-religiosa construida durante siglos, sobre todo por los profetas. El Reino estaba fundamentado en la venida de un agente mesiánico, normalmente un rey aclamado por el pueblo y que tuviera ascendencia davídica.

El reino de Dios implicaría

a) La libertad de Israel de todos sus enemigos, condición primera para el dominio de Yahvé sobre la tierra y el cumplimiento de su Ley;

b) La expulsión de los extranjeros, pues impedían el pleno cumplimento de la Ley, y finalmente

c) El dominio paralelo de Israel sobre todas las naciones del universo, que mirarían desde lejos con respeto y temor el poder de Dios asentado en el monte Sión.

La venida del Reino era futura pero inminente.

Aunque el dicho “Algunos de los aquí presentes no gustarán la muerte hasta que vean venir al reino de Dios en poder” (Mc 9,1 y par.), pueda haber sido retocado por la Iglesia primitiva, su idea central pertenece al pensamiento de Jesús.

Las exigencias para entrar en el reino de Dios son muy precisas. Son necesarios:

a) El arrepentimiento sincero de corazón;

b) La movilización ideológica para permitir la instauración del Reino, pensado probablemente como que iba a acaecer tras una acción colectiva guiada por la mano de Dios;

c) Una disposición de apertura de ánimo, de abnegación y renuncia a sí mismo para sobrellevar cualquiera dificultad que se hiciera presente antes de la llegada del Reino;

d) El cumplimiento de unas normas éticas rigurosas (posteriormente se detallarán).


Seguiremos
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
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Viernes, 19 de Agosto 2011
Final de los apóstoles Pedro y Pablo
Hoy escribe Gonzalo del Cerro

Vuelo y caída de Simón Mago

El debate llegaba a su clímax en presencia del emperador Nerón. Simón prometió que al día siguiente subiría al cielo para hacer felices a los que creían en él y descargar su ira sobre Pedro y Pablo. Los dos apóstoles replicaron a una voz que ellos iban camino de su gloria, llamados por el Señor, mientras que Simón iba a toda prisa hacia su castigo, llamado por el diablo (c 70). Simón pidió al emperador que hiciera construir una torre alta sobre vigas fuertes para que cuando subiera a ella lo recogieran sus ángeles para transportarlo al cielo. Pedro y Pablo trazaron su estrategia. Pablo se puso en oración; Pedro retó a Simón a dar fin a su intento, porque ya estaba viendo a Cristo que llamaba a los suyos a la gloria (c. 73). Nerón no sabía a quién creer, porque los dos apóstoles de Jesús también hablaban de subir al cielo. Simón le prometió que cuando él subiera, haría subir también al cielo al mismo emperador. "Pues hazlo enseguida", fue la reacción de Nerón, que quería ver si el Mago cumplía su palabra.

Simón, coronado de laurel, subió a la torre y comenzó a volar. Nerón interpeló a Pedro y a Pablo haciéndoles ver que ellos eran unos mentirosos, mientras que Simón decía la verdad. Pedro insistió en que todavía no había terminado el lance. Pablo, por su parte, urgió a Pedro diciendo: "Haz ya lo que vas a hacer". Y en efecto, lo hizo. Conjuró a los ángeles de Satanás, que transportaban a Simón para que desistieran en su empeño y lo soltaran (c. 77). Así lo hicieron, soltaron a Simón que vino a caer sobre la Vía Sacra y se partió en cuatro trozos. Ése fue el final del enemigo de Pedro y de la iglesia naciente según el texto de este apócrifo. Los detalles fundamentales son comunes a otros documentos, como los primitivos Hechos Apócrifos de Pedro.

Martirio de los apóstoles Pedro y Pablo

Según el desarrollo del debate a lo largo del apócrifo, la muerte de Simón Mago había representado no sólo su derrota dialéctica, sino la de Nerón. El emperador, que había llegado a creer en la divinidad del Mago, mandó custodiar el cuerpo del caído durante tres días, pues estaba convencido de que resucitaría. Al ver que no se cumplían las promesas de Simón, ordenó encarcelar a los dos apóstoles a los que consideraba responsables de “un hecho tan terrible” (c. 78,1). Trató con el prefecto Agripa el tema del castigo que merecían. Agripa estimaba que Pablo era inocente y sin religión, por lo que debía morir decapitado. Pedro, como reo de homicidio, tenía que ser crucificado. Nerón consideró acertado el criterio de su prefecto.

Se llevaron a los condenados de la presencia de Nerón. A Pablo lo condujeron encadenado para decapitarlo a tres millas de distancia. El dato concreto coincide con el lugar de las Tres Fuentes, señalado por la tradición como lugar del martirio del Apóstol de las Gentes. Durante el camino, sucedió el encuentro de la comitiva del condenado con una mujer piadosa, de nombre Perpetua, que era tuerta. Al ver a Pablo, se compadeció de él y se puso a llorar a gritos. Pablo le pidió el pañuelo que llevaba a la cabeza con el propósito de devolvérselo. Los soldados tomaron a risa el gesto, pero la mujer les rogó que le ataran con el pañuelo la cabeza cuando lo decapitaran. El apócrifo refiere que así lo hicieron en el lugar denominado “Aguas Salvias”. El pañuelo, que tenía algunas gotas de sangre, llegó a las manos de la mujer, y en cuanto se lo puso sobre la cabeza, recuperó el ojo que tenía perdido (c. 80,3).

Después del relato de la muerte y sepultura de Pedro, refiere el apócrifo el encuentro de los soldados que habían decapitado a Pablo con Perpetua. Le comentaron que por un exceso de confianza había perdido su pañuelo. Pero ella les contó lo sucedido y cómo había recuperado el ojo, por lo que se había convertido en la esclava del Señor Dios de Pablo. Los soldados quedaron estupefactos con el milagro y gritaron a una: “Nosotros también somos siervos del dueño de Pablo" (c. 84,2). Decían incluso: "Hemos creído en el Cristo que Pablo predicó, y ahora somos cristianos" (c. 84,3). Nerón ordenó que Perpetua fuera encarcelada y finalmente arrojada por un precipicio. Una amiga suya, de nombre Potenciana, hermana de la mujer de Nerón, fue catequizada por Perpetua y se convirtió a la fe de Pablo. Después de padecer variados tormentos, fue condenada a la hoguera.

El apócrifo termina refiriendo el castigo de Nerón, que cayó en desgracia de su ejército y del pueblo romano. Abandonado de todos, anduvo errante por selvas y bosques, muerto de hambre y de frío. Cuentan algunos que fue devorado por los lobos. Como sucede en otros Hechos Apócrifos, se cuenta de la sepultura de los apóstoles protagonistas y de las fechas de sus fiestas. Del sepulcro de Pablo, se cuenta que se encontraba en la Vía Ostiense, a dos millas de las puertas de la ciudad de Roma.

Presunta tumba del emperador Nerón

Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro



Lunes, 15 de Agosto 2011
Hoy escribe Antonio Piñero


Continuamos con el resumen de la teología de los judeocristianos, según GPO


En segundo lugar: a partir de los datos proporcionados por los Hechos de los Apóstoles, sobre todo en sus primeros capítulos, sabemos que los judeocristianos seguían siendo judíos piadosos, observantes irreprochables de la ley mosaica, visitantes asiduos al Templo, y que seguían predicando la necesidad de la circuncisión para salvarse.

En síntesis, eran los seguidores del Jesús asesinado en la cruz un grupo judío que sólo se distinguía de los demás por su creencia en que el mesías había llegado ya y que era el crucificado Jesús de Nazaret.

Tercero: aparte de lo dicho, sólo era novedosa también la consecuencia obtenida de la creencia en su resurrección: este mesías volvería de nuevo a la tierra (parusía = “presencia” -- > nueva presencia de Jesús) para cumplir su misión mesiánica de instaurar el Reino de Dios, truncada por su inesperada muerte a manos de inicuos enemigos de Dios. No era extraño que un buen número de sacerdotes, del clero bajo probablemente, y de fariseos, deseosos de la venida del Reino divino, engrosaran pronto las filas de la secta.

Cuarto: estos judeocristianos no mostraron en principio ningún interés hacer proselitismo entre los gentiles (cf. Mc 7,24-30 y Mt 15,21-28, en el sentido de exponentes también de una mentalidad judeocristiana que conservó estas perícopas).

He aquí los textos:

Mc 7,24-30: “24 Y levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse. 25 Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, oyendo de Él, vino y se postró a sus pies. 26 Y la mujer era griega, sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio. 27 Pero Jesús le dijo: Deja que primero se sacien los hijos, porque no está bien quitar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos. 28 Y ella respondió y le dijo: Sí, Señor, pero aun los perrillos debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. 29 Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. 30 Y cuando ella llegó a su casa, halló que el demonio había salido, y a su hija acostada sobre la cama.”


Paralelo de Mt 15,21-28 con algunas variantes:

“Y saliendo Jesús de allí, se fue a las costas de Tiro y de Sidón. 22 Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí, mi hija es gravemente atormentada por un demonio. 23 Pero Él no le respondió palabra. Y sus discípulos vinieron y le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros. 24 Y Él respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 25 Entonces ella vino y le adoró, diciendo: ¡Señor, socórreme! 26 Mas Él respondió, y dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. 27 Y ella dijo: Sí, Señor, mas los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores. 28 Entonces respondiendo Jesús, le dijo: ¡Oh mujer, grande es tu fe! Sea hecho contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.”


Sí mostraron los judeocristianos de Jerusalén el deseo de comunicar sus creencias a otros judíos, incluidos los de la Diáspora. Por ejemplo, Roma, Alejandría y Corinto fueron ciudades en las que Pedro creó probablemente comunidades cristianas entre los judíos que allí residían.

• Quinto: los judeocristianos jerusalemitas mantuvieron al principio un conato de compromiso con el “evangelio” de Pablo, quizás porque debían sentirse agradecidos al apoyo económico que éste mostraba hacia ellos. Pero finalmente rechazaron drásticamente el “evangelio” paulino.

Sexto: su organización interna tuvo también probablemente un carácter mesianista. Aunque al principio los dirigentes de esta comunidad primigenia (había otra en Galilea, y probablemente en Samaría, pero tenemos de ellas pocas noticias, salvo las obtenidas de modo indirecto de la “Fuente de los dichos”) constituyeran una tríada, Pedro, Juan y Santiago, pronto quedó este último -hermano natural de Jesús- como dirigente exclusivo.

Además de otras razones, este hecho lleva a pensar en el carácter mesiánico de este grupo jerusalemita, pues era típico en grupos de esta característica la sucesión familiar, como en el caso del “bandido” Ezequías o en el de Judas de Gamala; la sucesión entre la familia de Jesús continuó: tras el asesinato de Santiago en el 62, dirigió la comunidad de Jerusalén Simeón, primo carnal del Nazareno. La actitud de la comunidad primitiva hacia los romanos no podía ser, por consiguiente, muy diferente a la de los activistas celotas.

Séptimo: además resulta claro que el carácter del Reino divino que el mesías vuelto a la tierra iba a instaurar por fin definitivamente era incompatible del todo con una ocupación romana. Restos de esta actitud pueden verse en el hecho de que Jesús y el Nuevo Testamento, que recoge también en los Hechos la teología de estos judeocristianos, no condenan jamás a los celotas y su concepción del señorío absoluto de Yahvé.

Para desgracia suya y, para bien de las iglesias paulinas que quedaron dueñas de todo el terreno, la Comunidad primitiva jerusalemita debió de perecer en el asalto y destrucción de la ciudad santa en el 70 d.C. No quedaron restos de ella apenas en la historia posterior. La tradición recogida por Eusebio de Cesarea de una huida previa del grupo completo a la ciudad transjordana de Pella, gracias a la temprana recomendación de un oráculo divino, no deja de ser una clara leyenda. En el 135, tras la derrota de los judíos en la Segunda Gran Revuelta contra Roma, en la Jerusalén devastada y reconstruida como ciudad helenística con el nombre de Aelia Capitolina, había una iglesia cristiana compuesta por gentiles que nunca se proclamó heredera de la de Jerusalén.

Los siete rasgos --enumerados en las postales de hoy y el día anterior-- del judeocristianismo jerusalemita, que giran todos en torno a una acendrada piedad y mesianismo judíos, sirven, retroproyectándolos hacia atrás, para pensar la figura de Jesús en un marco judío y mesianista semejante.

Por poner un ejemplo claro y suficiente: si Jesús hubiese quebrantado el sábado, despreciado el Templo o predicado que las leyes relativas a los alimentos puros o impuros no tenían ya valor, sería absolutamente inexplicable el comportamiento de sus seguidores de Jerusalén… ¡que hacían exactamente lo contrario!


(Ideología e historia, 140ss).


Concluiremos pronto
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
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Domingo, 14 de Agosto 2011
Hoy escribe Antonio Piñero



Continuamos con la reconstrucción de la figura y misión de Jesús según G, Puente Ojea.


Antes de exponer sucintamente los rasgos característicos de la figura y misión de Jesús según GPO, conviene detenerse un instante en el análisis del pensamiento sobre el Nazareno de sus más inmediatos seguidores reunidos en Jerusalén tras su muerte, porque nos ayudará a enmarcar y comprender la figura de Jesús.

Por esta razón parece razonable hacerlo, aunque las fuentes sean escasas y a veces muy oscuras. Éstas son fundamentalmente escenas, sumarios, alusiones y detalles del Nuevo Testamento, especialmente de los Hechos, algunas indicaciones de Pablo en sus cartas auténticas y las Homilías Pseudoclementinas, junto con otras sucintas noticias entre los restos de evangelios judeocristianos.

No cabe duda de que para reconstruir el pensamiento del Jesús histórico tiene valor metodológico (en una marcha hacia atrás desde el pensamiento de los discípulos hacia el del Maestro), aunque indirecta y referencial, las actitudes e ideas de aquellos que convivieron con Jesús durante mucho tiempo frente a las visiones de un discípulo tardío y lejano, procedente de un ambiente ideológico muy diverso al del Nazareno, y del que algunos dudan que conociese si quiera a Jesús, como fue Pablo de Tarso.

A partir de datos irrefutables del Apóstol, sabemos que la comunidad jerusalemita enseñaba un “evangelio diferente” y presentaba a otro Jesús. Así lo dice Pablo en Gálatas 1,6-12:


“Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis traspasado del que os llamó a la gracia de Cristo, a otro evangelio: 7 No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban, y quieren pervertir el evangelio de Cristo. 8 Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo os predicare otro evangelio del que os hemos predicado, sea anatema. 9 Como antes hemos dicho, así ahora digo otra vez: Si alguno os predicare otro evangelio del que habéis recibido, sea anatema. 10 Qué, ¿persuado yo ahora a los hombres, o a Dios? ¿Acaso busco agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo. 11 Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio predicado por mí, no es según hombre; 12 pues yo ni lo recibí de hombre, ni tampoco me fue enseñado, sino por revelación de Jesucristo.”

Era radicalmente un evangelio de la circuncisión el de la comunidad de Jerusalén frente al paulino de la incircuncisión. La proclamación paulina de Jesús chocaba directamente contra la mentalidad de éste, puesto que anunciaba –entre otras cosas de no menor importancia- la carencia de valor salvífico de la ley mosaica, y hacía del anunciador del reino de Dios un objeto de proclamación en sí: el Nazareno “pasaba de proclamador a proclamado” con lo que cambiaba sustancialmente su naturaleza.

Los rasgos fundamentales del pensamiento del judeocristianismo jerusalemita acerca de Jesús son los siguientes, según G.P.O:


• En primer lugar, la solución del problema teológico de la muerte del “mesías verdadero”.

El inesperado suplicio en la cruz de Jesús había sido el obstáculo principal para la continuación de un discipulado basado en su memoria, pues había provocado la huida de los discípulos.

Sin embargo, posteriormente, la creencia firme en que Jesús había sido resucitado por Dios comenzó a arreglar las cosas. Por medio del recurso a una nueva exégesis de pasajes de la Escritura, que se interpretaron radicalmente de nuevo en la creencia de que se referían proféticamente a Jesús, llegaron los discípulos reunidos en Jerusalén a la solución de que la muerte en cruz se inscribía en un misterioso designio divino que exigía el sufrimiento del Justo.


Así, según Hch 1,12-15:

“12 Entonces se volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén camino de un sábado. 13 Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo/Santiago, y Juan y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Jacobo/Santiago hijo de Alfeo, y Simón Celota, y Judas hermano de Jacobo/Santiago. 14 Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos. 15 Y en aquellos días Pedro se levantó en medio de los discípulos (el número de las personas allí reunidas, era como de ciento veinte)….”



Contrariamente a Pablo, no creían los judeocristianos jerusalemitas que esa muerte del Maestro fuera un sacrificio universal y vicario de expiación de los pecados de la humanidad toda, entre otras razones porque los pecados se expiaban continua y fácilmente en el judaísmo sin necesidad de que la divinidad sacrificara a su hijo.

Además, el supplicium servile (el suplicio o condena a muerte propia de los siervos), la muerte en cruz, pudo llegar a ser para ellos incluso un título honroso, pues Jesús había muerto como mártir de Israel a manos de los ocupantes romanos.


Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com



Sábado, 13 de Agosto 2011
Hoy escribe Antonio Piñero

Seguimos con el pensamiento de Gonzalo Puente Ojea sobre Jesús de Nazaret, en concreto estamos dilucidando el carácter de su mesianismo.

Según GPO, muertos los dos dirigentes, Juan Bautista y Jesús, sus respectivos discípulos siguieron manteniendo cierta rivalidad, como se intuye por dos pasajes de los Hechos de los apóstoles:

18,25:

“Apolo había sido instruido en el camino del Señor; y siendo ferviente de espíritu, hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor, aunque sólo conocía el bautismo de Juan.”

y 19,1-7:

“Y aconteció que mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo, habiendo pasado por las regiones superiores, vino a Éfeso, y hallando a ciertos discípulos, 2 les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído que hay Espíritu Santo. 3 Entonces les dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Y ellos dijeron: En el bautismo de Juan. 4 Y Pablo les dijo: Juan bautizó con el bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en Aquél que vendría después de él, esto es, en Cristo Jesús.
5 Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. 6 Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban. 7 Y eran por todos unos doce hombres”.

Al encuadrar a Jesús en el discipulado de Juan, tan judío y tan escatológico-apocalíptico, la mesianidad posterior de Jesús se entiende perfectamente. Así si leemos Mc 11,27-33:

“Y vinieron de nuevo a Jerusalén; y andando Él por el templo, vienen a Él los príncipes de los sacerdotes y los escribas, y los ancianos, 28 y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Y quién te dio la autoridad para hacer estas cosas? 29 Y Jesús, respondiendo, les dijo: Yo también os haré una pregunta; y respondedme, y os diré con qué autoridad hago estas cosas: 30 El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres? Respondedme. 31 Y ellos discutían entre sí, diciendo: Si dijéremos: Del cielo, dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis? 32 Y si dijéremos: De los hombres, tememos al pueblo; porque todos tenían a Juan como un verdadero profeta. 33 Y ellos, respondiendo, dijeron a Jesús: No sabemos. Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Tampoco yo os diré con qué autoridad hago estas cosas.”

Este pasaje corrobora el aprecio de Jesús hacia Juan, la autoridad y legitimidad del mensaje de aquel y la coincidencia de vocación con la suya. El mesianismo de Juan Bautista apuntaba ya hacia la instauración del reino de Dios que ejercería la justicia a favor de los pobres y oprimidos, como exigía la gran tradición profética de Israel… y ¡el de Jesús igualmente!

La “mesianidad” de este último, Jesús, comienza a aparecer a medida que se va filtrando y analizando el texto marcano, si se aplican criterios objetivos de exégesis. Así, Mc 1,15:

“El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado: Arrepentíos, y creed el evangelio”

Este pasaje señala que el punto de partida y el objetivo de Jesús es el mismo que el del Bautista.

El texto de Mt 11,8-11 no es un pasaje del todo fiable críticamente, pero contiene una autodeclaración de mesianidad de Jesús y una negación (cristiana) de la pretensión mesianista de Juan Bautista:

8 ¿O qué salisteis a ver? ¿Un hombre cubierto de ropas delicadas? He aquí, los que visten ropas delicadas, en las casas de los reyes están. 9 Mas, ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. 10 Porque éste es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti. 11 De cierto os digo: Entre los nacidos de mujer jamás se levantó otro mayor que Juan el Bautista; pero el que es menor en el reino de los cielos, mayor es que él”.

Lo mismo ocurre con el siguiente pasaje del Evangelio de Juan:

Jn 1,20: “Y el Bautista confesó, y no negó; sino confesó: Yo no soy el Cristo.”

y Jn 3,27-31;

“27 Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada si no le es dado del cielo. 28 Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de Él. 29 El que tiene la esposa, es el esposo, mas el amigo del esposo, que está en pie y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo. Así pues, este mi gozo es cumplido. 30 Es necesario que Él crezca, y que yo mengüe. 31 El que viene de arriba, sobre todos es; el que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla; el que viene del cielo, sobre todos es.”


El asesinato del Bautista decidió a Jesús a actuar más enérgicamente en su proclamación del Reino. GPO endosa es decir, acepta, la opinión de Hyam Maccoby (Revolution in Judaea, 115-116) de que la desaparición de Juan y el crecimiento explosivo del movimiento propio de Jesús hicieron que éste no pudiera contentarse sólo con esperar.

“Sus seguidores, convencidos de su grandeza, esperaban de él algunos audaces progresos. Lo presionaron para que él mismo se revelase y emprendiese abiertamente el camino a Jerusalén”.

Y allí tienen lugar acciones de Jesús –entrada en la ciudad y purificación del templo en Jerusalén-- que son ya abiertamente mesiánicas


(Ideología e historia, 179; Mito de Cristo, 26s; Vivir la realidad, 301ss; Existencia histórica de Jesús, 66).


Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
Viernes, 12 de Agosto 2011
Hoy escribe Antonio Piñero

Lo que sigue va de acuerdo con el pensamiento de la obra de Gonzalo Puente Ojea. El primer tema es la comparación con la figura de Juan Bautista e inserción de Jesús dentro de su movimiento

Que Jesús fue discípulo de Juan Bautista es un bien firme adquirido por la investigación, aunque no pueda precisarse con total exactitud su relación exacta, entre otras razones porque tal relación aparece desfigurada en los Evangelios canónicos.

Sin embargo, en los evangelios se pone en duda esta realidad: Juan Bautista llega incluso a dudar si Jesús es el mesías. Esta afirmación es incomprensible para quien había visto el cielo abierto sobre Jesús y oído la voz celeste de la teofanía del bautismo. No casa una noticia con la otra.

Dice Marcos 1,9s

“9 Y aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. 10 Y luego, subiendo del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre Él. 11 Y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado, en ti tengo contentamiento”,

La duda de Juan Bautista es aprovechada por el Jesús sinóptico para hacer constar su mesianidad y eliminar las pretensiones al mismo título del Bautista. Así Mt 11,7-14:

“7 Y yéndose ellos, comenzó Jesús a decir a las multitudes acerca de Juan: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? 8 ¿O qué salisteis a ver? ¿Un hombre cubierto de ropas delicadas? He aquí, los que visten ropas delicadas, en las casas de los reyes están. 9 Mas, ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. 10 Porque éste es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti. 11 De cierto os digo: Entre los nacidos de mujer jamás se levantó otro mayor que Juan el Bautista; pero el que es menor en el reino de los cielos, mayor es que él. 12 Y desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. 13 Porque todos los profetas y la ley, hasta Juan profetizaron. 14 Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir.”

Aparte de lo que pueda haber del pensamiento de Jesús en este texto, toda la situación es inverosímil.

Así pues, da toda la impresión de que en contra de la verdad histórica, Juan Bautista aparece en los evangelios en una situación inversa a lo que hubo de ser en la realidad: como el de menor importancia, el precursor, y Jesús como el superior, "el que viene, el mesías".

En consecuencia, GPO insiste en que dilucidar el verdadero carácter de la figura del Bautista ayuda por inferencia deductiva a la indagación del Jesús histórico, puesto que los inicios y la enseñanza de este último se enmarcan, según los evangelistas mismos, en el cuadro ideo-teológico del Bautista.

Por las indicaciones de Flavio Josefo (Antigüedades de los judíos XVIII 5,2 = # 116-119, y por el dicho recogido en Mt 11,12, sobre los violentos que conquistan el Reino se prueba que los judeocristianos consideraban revolucionario el movimiento del Bautista y veían al suyo como continuación de aquél. Leamos los textos

1. Flavio Josefo:

“Herodes Antipas empezó a temer que la gran capacidad de Juan para persuadir a la gente podría conducir a algún tipo de revuelta, ya que la gente parecía animada a hacer cualquier cosa que él aconsejase”,

2. Mateo 11,12:

“Y desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.”,

Por tanto, se deduce críticamente de los Evangelios que no puede caber duda de que Juan Bautista era un mesianista radical, de tono apocalíptico, que predicaba una pronta venida de un terrible juicio divino, unido al reinado posterior de Dios en Israel, un personaje que arrastraba grandes multitudes con el consiguiente pánico de las autoridades.

Una última idea: aunque discípulo y maestro, Jesús y Juan condujeron durante algún tiempo tras su separación un ministerio paralelo pero un tanto antagónico, precisamente por la proximidad real de sus ideas, como muestran sobre todo los primeros capítulos del Cuarto Evangelio (cap. 4º sobre todo).


Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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Jueves, 11 de Agosto 2011
Hoy escribe Antonio Piñero


Seguimos con el tema “El Jesús histórico según la obra de Gonzalo Puente Ojea”


Si se llega a la conclusión invencible --una vez examinado el conjunto del Evangelio de Marcos -y el resto de los evangelios canónicos--, de que Jesús profesaba una estricta fe monoteísta judía y que de ningún modo podía aceptar aquello que pudiera llevarlo a la idolatría, tal convencimiento ha de conducir al historiador a mostrarse a priori escéptico al menos, o más bien contrario, a las siguientes afirmaciones del evangelista Marcos de carácter sobrenaturalista, y por tanto imposibles de probar históricamente. Son las siguientes:


• Jesús no fue el Hijo de Dios óntico y real (Mc 1,1). Pensarlo así sería para él un acto de idolatría

• Jesús no bautizó “en el Espíritu” (Mc 1,8). En todo caso hubo unos momentos de su vida pública que bautizó, él o sus discípulos, en cierta competencia con Jesús, como afirma el Evangelio de Juan (4,1-2).

• No experimentó la teofanía del bautismo (Mc 1,9-11). Sólo queda el hecho del bautismo en sí por Juan Bautista, lo que enmarca a Jesús dentro del pensamiento judío de este último.

• No enseñó a sus discípulos que era necesario que el Hijo del Hombre (como figura mesiánica) padeciera, muriera y resucitara (Mc 8,31). Por tanto no instauró un mesianismo nuevo.

• No declaró que fuera lícito pagar el tributo al César (Mc 12,12-17). Por tanto, como otros judíos mantuvo una suerte de “insumisión fiscal”, sólo que expresada con prudencia.

• No instituyó la eucaristía (Mc 14,22s). Era imposible porque hubiera destrozado el sistema sacrificial del Templo y el sistema de expiación propio de su religión judía.

• No resucitó, ni ascendió finalmente a los cielos (Mc 16,9ss más Evangelio de Lucas). No son materia de historia, sino de pura fe.


Con otras palabras: según GPO, no vale aceptar como históricos los contenidos de estas afirmaciones marcanas aunque parezcan ir avaladas por lo que se he denominado el “criterio de disimilitud”, es decir, que la doctrina de Jesús no se deriva de premisas anteriores, en distinta de la que profesaba el judaísmo de su época y de la que mantendrán luego los seguidores de Jesús en los siglos I y II.

Y no se puede aceptar porque esas propuestas, o afirmaciones sobre Jesús del evangelista Marcos acerca de cómo era Jesús, son tan dispares y contradictorias con lo que podría pensar y sostener teológicamente un judío verdadero (y por hipótesis se parte de esta propuesta, afirmada por la historia antigua hoy casi unánimemente) que no pueden admitirse.

Por consiguiente también, según Puente Ojea, esas proposiciones del Evangelista Marcos proceden de la teología paulina y del constructo que GPO ha denominado “El Cristo celeste”, propagado por Pablo de Tarso como el producto de una revelación particular a él otorgada después de su llamada a predicar lo qu el Padre le había revelado de su Hijo (Gálatas 1).

Naturalmente la negación de estas premisas del Evangelio marcano, que hemos enumerado, tiene consecuencias enormes para la interpretación de la figura de Jesús en los evangelios que le siguen Mateo/Lucas, y también Juan:

(Ideología e historia, 163-175; Fe cristiana, 29ss; Evangelio de Marcos VII y passim; El mito de Cristo , 1ss, passim; u[Vivir la realidad, 306ss; La existencia histórica de Jesús, 74ss).


Seguiremos.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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Miércoles, 10 de Agosto 2011
La Torre de Babel. Historia y mito (196)
Hoy escribe Antonio Piñero


El libro que presentamos esta semana es en realidad un catálogo, maravillosamente confeccionado, de una exposición que se celebró en el Museo Arqueológico de Murcia del 9 de diciembre del 2010 al 20 de marzo de 2011. Pero hay que decir que más que catálogo es una publicación monográfica, en verdad muy interesante.

Y una prueba de ello es que parte de los estudios sobre la Torre de Babel presentados en este catálogo fueron galardonados en el 2004 con el IV Premio de Investigación “Concepción Arenal”, de Humanidades, que concede la Universidad de La Coruña y el Ayuntamiento de El Ferrol. El equipo de investigación estaba formado por Juan Luis Montero, Fernando Vegas, Camilla Mileto, José Antonio Hidalgo, Pasquale de Dato, Francisco Bescós, Jesús Busto y Eloy Taboada. La ficha del libro es:

Juan Luis Montero Fenollós (coordinador científico), Torre de Babel. Historia y mito. Ediciones Tres Fronteras (Editorial de la Consejería de Cultura de Murcia), 2010. 228 pp. Fotografías, planos, dibujos y esquemas. ISBN 978-84-7564-578-0

El libro del Génesis narra en su capítulo 11 la historia de la Torre, un relato mítico –que tiene una base histórica y arqueológica en monumentos religiosos de Babilonia- muy conocido del Antiguo Testamento, que trata de explicar como fruto de la decisión divina la confusión que surge en la tierra entre los hombres por la diversidad inmensa de su lenguaje. En torno a este mito ha especulado la religión, la literatura y el arte, y han trabajado en serio la arqueología y la historia antigua.


He aquí el texto del Génesis, 11, 1-9:

Tenía entonces toda la tierra un solo lenguaje y unas mismas palabras. 2 Y aconteció que, cuando partieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y asentaron allí. 3 Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les fue el ladrillo en lugar de piedra, y el betún en lugar de mezcla. 4 Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra. 5 Y descendió Yahvé para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. 6 Y dijo Yahvé: He aquí el pueblo es uno, y todos estos tienen un solo lenguaje; y han comenzado a obrar, y nada les retraerá ahora de lo que han pensado hacer. 7 Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. 8 Así los esparció Yahvé desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. 9 Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió Yahvé el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra”.

Comenta Juan Luis Montero que “los restos de lo que fue la Torre de Babel se encuentran actualmente a unos 90 kms al sur de la actual Bagdad, en Iraq. Babel no es otra que la antigua ciudad de Babilonia, en cuyo centro neurálgico se levantó hace más de 2.500 años una gran torre escalonada, un zigurat, de adobe y de ladrillo,. Los babilonios llamaron a esta torre ‘Etemenanki’, que significa ‘Casa –que es el- fundamento del cielo y de la tierra’. Los judíos, que la conocían perfectamente la denominaron ‘Torre de Babilonia/Babel’”.

“En 1982 el ‘Centro Georges Pompidou’ de París organizó una gran exposición sobre las arquitecturas de edificios construidos a base de tierra. En esa muestra se analizaron los más diversos aspectos sobre el pasado milenario de esta forma de edificación. Allí se presentó la Torre de Babel como el primer gran rascacielos de la historia de la humanidad, unos 90 metros de altura. La pregunta se formuló de inmediato: ¿puedo construirse en verdad, a base de adobe, un edificio de tal envergadura en la antigua Mesopotamia?

El objetivo del grupo formado en la Facultad de Humanidades de la Universidad de La Coruña fue reconstruir con las mayores garantías posibles, cuál debió ser el aspecto de este célebre monumento. Miniaturistas, pintores y grabadores nos han ido transmitiendo a lo largo de la historia del arte cuál era su idea imaginativa de la Torre. A partir del siglo XVI pintores flamencos, holandeses y alemanes fijarán el modelo corriente hoy de un edificio de planta circular formado por galer´`ia superpuestas. Su modelo es sin duda la estructura del Colosseo de Roma. La imagen más famosa es quizás la de Pieter Bruegel de 1563.

A finales del siglo XIX los científicos europeos empiezan a interesarse por el tema. En 1892 se publicó la primera historia hipótesis científica. La teoría que defiende el libro que presentamos se basa en los análisis del dibujo de un monumento babilónico real, el “pintado” en una estela de piedra, denominada “Estela de Oslo”, un grabado que es una representación contemporánea de un zigurat, una torre de significado religioso, grabado que es probablemente contemporáneo del monumento real.

El contenido del libro me parece muy ilustrativo, interesante y entretenido:

• “Un paseo por la historia milenaria de Babilonia”, de Ignacio Márquez Rowe.

• “Babilonia. La gran metrópoli del Oriente antiguo”, de Juan Luis Montero Fenollós.

• “La Torre de Babel, un zigurat mesopotámico”, de Juan Luis Montero Fenollós.

• “Fuentes documentales para el estudio de la Torre de Babel. De los textos cuneiformes a los viajeros europeos” , de Juan Luis Montero Fenollós.

• “Historia de una arquitectura utópica. Hipótesis de reconstrucción de la Torre de Babel”, de Juan Luis Montero Fenollós.

• “Arquitectura de tierra. Materiales y técnicas de construcción de la torre de Babel”, de Fernando Vegas, Camilla Mileto, Jesús Busto

• “Etemenanki versus Torre de Babel. Nueva hipótesis de reconstrucción del zigurat de Babilonia”, de Juan Luis Montero Fenollós.

• “La construcción de la Torre de Babel. La organización de la obra”, de Fernando Vegas, Camilla Mileto.

• “Precipicio de soberbios y cima de sabios. Los procesos de apropiación simbólica del tema de la Torre de Babel”, de Juan Luis Monterroso Montero.

Y quizás uno de los temas que más pueda interesar a la mayoría de lectores es el último:

• “La religión babilónica. El triunfo del Dios Marduk”, de Francisco Caramelo.

Personalmente me ha interesado mucho el libro que es un disfrute para los sentidos. Como si estuviera paseando por el Museo rodeado de sabios comentaristas.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
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Martes, 9 de Agosto 2011
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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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