Notas![]()
Hoy escriben Antonio Piñero y Claudio García Turza
Continuamos la presentación del siguiente libro: Gemma Avenoza, Biblias Castellanas Medievales. Cilengua (Instituto de orígenes del español), Fundación San Millán de la Cogolla, 2011, 448 pp. de gran formato. CD incluido con la reproducción de los manuscritos presentados. ISBN 978-84-938395-6-7. La descripción y análisis de los aspectos codicológicos (todo lo que atañe al estudio de un códice) examinados en este libro rozan la exhaustividad: • Historia del manuscrito: resulta rigurosamente magistral, a este respecto, la reconstrucción histórica que la autora lleva a cabo del manuscrito de la Biblia de Alba; • Contenido de los manuscritos estudiados; • Anotaciones hechas en ellos; • Constitución material de los manuscritos: cuadernillos de los que consta, "reclamos" (palabra o sílaba que solía ponerse en lo impreso antiguamente, al final de cada plana, que era la misma con la que había que comenzar en la plana, o página, siguiente), medidas y proporciones, pautado, correcciones, enmiendas, llamadas al texto, decoración, heráldica, filigranas, etc. En el apéndice cuarto de este libro pueden observarse en una visión global y esquemática todos estos elementos codicológicos y, de modo particular, los valores de las proporciones de la caja de escritura (el tamaño de las letras con el conjunto de la página que se obtiene con tal tamaño) atendiendo rigurosamente a aspectos como la dimensión vertical y horizontal de la caja, el número de líneas por columna, el valor numérico de la proporción y el nombre de la misma. El estudio incluye además un apéndice de las filigranas, con una generosa reproducción de sus calcos en el tamaño original. En este importante capítulo de la codicología medieval, Gemma Avenoza se ha consolidado como una de nuestras especialistas más competentes. En cuanto al estudio de la escritura, la autora ofrece unas breves y certeras muestras paleográficas que ayudan mucho a identificar las diferentes manos que intervienen en los manuscritos, aunque a este estudio no le corresponde obviamente realizar un peritaje paleográfico detallado, estudio que vendrá posteriormente y que pueden hacer otros especialistas. En este punto nuclear del trabajo -el método y la amplitud de los aspectos codicológicos estudiados-, Avenoza hace notar que, pese a la unidad del método de análisis empleado, la singularidad de cada uno de los manuscritos ha orientado el tipo de investigación. En ocasiones ha debido primar la perspectiva codicológica (el estudio del manuscrito en sí) y en otros casos, la histórica, es decir el estudio de las circunstancias de su elaboración. Interesa destacar, por último que, como consumada arqueóloga de los libros manuscritos, Avenoza ha examina todos los indicios codicológicos a los que nos hemos referido y ha buscado darles una explicación. Así nos hacer ver que los elementos materiales con que se organiza la copia permiten explicar cómo trabajaban los copistas, cuándo se llevó a cabo la copia, quién la realizó o para quién se hizo. Esos rasgos materiales ofrecen además datos sobre la historia y transmisión de los manuscritos y en ocasiones sobre la propia naturaleza de los textos; es decir que la elección de los contenidos textuales concretos viene condicionada muchas veces por la constitución material del volumen, sobre todo en este tipo de corpus romanceados donde hay una especial interrelación entre los lazos materiales y los textuales. En suma, el libro que presentamos es uno de los estudios de codicología española científicamente más sólido, un trabajo rigurosamente ejemplar. Constituirá, no lo dudamos, un hito singular en la historia de esta disciplina. Saludos cordiales de Claudio García Turza y Antonio Piñero Universidades de La Rioja y Complutense de Madrid b[
Miércoles, 3 de Agosto 2011
Comentarios
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Hoy escriben Antonio Piñero y Claudio García Turza
Estoy, por mi parte, muy contento en verdad, en la semana presente, de presentar este libro de Avenoza, pues su contenido entra de lleno en la tarea filológica que es propiamente la de este Blog. Creo que una de las principales, quizá la primera, ocupaciones de un filólogo es proporcionar al público una acceso libre, fácil y cuidado a los manuscritos antiguos que conservan nuestras bibliotecas, en España, o fuera de ella. El libro de la profesora Gemma Avenoza es espectacular. A mí me parece sencillamente sensacional, pues -además de su contenido en letra impresa- viene acompañado de un CD, con el mismo título, donde el lector, deseoso de conocer nuestros tesoros, puede saciar plenamente su curiosidad con imágenes de los manuscritos que se estudian. En la presentación de este libro tengo muy poco o nada que criticar, pues soy sólo un admirador inexperto en estas lides de edición de manuscritos medievales- utilizaré las palabras de las dos presentaciones, la de la autora y la del Prof. Claudio García Turza, prologuista de la obra. Gemma Avenoza, Biblias Castellanas Medievales. Cilengua (Instituto de orígenes del español), Fundación San Millán de la Cogolla, 2011, 448 pp. de gran formato. CD incluido con la reproducción de los manuscritos presentados. ISBN 978-84-938395-6-7. Escribe el Prof. García Turza que “Dentro del proyecto general ‘Biblias hispánicas’, que en la actualidad centra una buena parte del ‘Instituto de Orígenes del Español’, consideramos prioritaria la línea de investigación orientada a la edición y estudio de las biblias romanceadas castellanas de la Edad Media. “Estas traducciones vernáculas de la Biblia tienen un interés histórico y filológico evidente. Su sola mención, por una parte, se asocia inevitablemente con una de las consecuencias más espantosas del fanatismo religioso en esa época: la persecución insensata precisamente de muchas de las versiones bíblicas judeorromances y, en sentido contrario, constituyen una prueba tangible, sobre todo en la primera mitad del siglo XV, de la arraigada convivencia y colaboración entre cristianos y judíos. “Por otro lado, manifiestan un desarrollo cultural tan alto de los cristianos y de la comunidad judía que posibilitó las traducciones desde el latín y el hebreo (añado: ¡qué pena que no fueran del griego, como hizo en Inglaterra/Gales William Tyndale que antes del 1536 [murió ejecutado en Antwerpen/Amberes por luterano] había traducido casi todo el Nuevo Testamento del griego al inglés. En España podríamos habernos adelantado un siglo!), en este caso merced a una profunda integración de los judíos en la cultura medieval española. “Estas Biblias revelan, además, la antigua técnica tradicional de traducción fundamental en el sistema pedagógico de sus aljamas (es decir, sinagogas; lit. en árabe el lugar donde se reúne la congregación), así como las diversas adaptaciones realizadas por los traductores judíos a instancia de los reyes y los nobles cristianos, que, estimulados por una curiosidad intelectual afín a la renacentista, encomendaban traducciones en todos los campos del saber, incluida la Biblia. “En otro orden de cosas, estas Biblias propician y consagran de modo general el avance de la lengua castellana: las Escrituras sagradas configuran el documento seguramente más apropiado para aquilatar las posibilidades de cualquier sistema idiomático en el proceso o reto de su traducción. “Finalmente, desde el enfoque de la lingüística histórica, estos romanceamientos (es decir, traducciones a la lengua vulgar o romance), cronológicamente dispuestos a lo largo de los siglos, ilustran palmariamente la evolución lingüística del español. “Por todo ello, resultaba urgente disponer antes que nada de una monografía que atendiera con el rigor necesario a los aspectos codicológicos de todos estos manuscritos. Y no tuvimos ninguna duda: la profesora Gemma Avenoza, por su reconocida competencia en esta materia, habría de abordar tan importante contribución científica. “Y este libro que ahora presentamos es el excelente resultado de este empeño: una obra completa en cuanto al número de los manuscritos examinados, ejemplar por el método y la amplitud de sus descripciones codicológicas e innovadora por la búsqueda de interpretaciones a partir de los numerosos datos ofrecidos en la minuciosa descripción de los manuscritos. “En efecto, en el presente trabajo, con excepción de las traducciones bíblicas romances integradas en la General Estoria de Alfonso X y de la "Fazienda de Ultramar" (cuyo contenido no es en su totalidad una traducción bíblica), figura un estudio directo de todo el corpus bíblico castellano medieval: Biblias completas: · El Escorial, · Biblioteca Nacional, · Real Academia de la Historia, · Casa de Alba, · Évora · Ayuda), · Libros bíblicos exentos y fragmentos bíblicos (el libro incluye la edición de dos de estos fragmentos conservados: Évora y Córdoba). Continuamos en la próxima postal Saludos cordiales de Claudio García Turza y Antonio Piñero Universidades de la Rioja y Complutense de Madrid
Martes, 2 de Agosto 2011
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Hoy escribe Gonzalo del Cerro
Pablo en los Hechos de Pedro y Pablo Hay unos Hechos Apócrifos, etiquetados como Hechos de Pedro y Pablo, escritos presuntamente por el Pseudo Marcelo. Una obra nacida hacia los siglos V o VI no puede ser producto del Marcelo, que conocemos por los Hechos Apócrifos de Pedro. Por esta razón obvia anteponemos al nombre de Marcelo el elemento limitativo de Pseudo. En aquellos Hechos, los dos apóstoles aparecen unidos, en opinión del autor, lo mismo que las dos lumbreras del mundo, el sol y la luna. Ambas lumbreras del día y de la noche, van juntas sin posibilidad de separación. Lo mismo sucede con estos dos apóstoles, que ocupan más páginas en las escrituras canónicas y que mayor trascendencia han conseguido como maestros de la comunidad cristiana. Pedro había recibido el encargo de predicar el evangelio entre los cristianos oriundos del judaísmo. Pablo lo predicó entre los gentiles hasta el punto de que es denominado Apóstol de las Gentes, de los Goyîm que dicen los hebreos. Pero el autor de estos HchPePl deja claro que ambos apóstoles son miembros de un colegio con comunidad de objetivos y de contenidos. Llevarán el evangelio hasta los confines de la tierra, pero un evangelio único e inmutable. Un evangelio que enseña que hay un Salvador, enviado por el Padre a la tierra para vencer al pecado y sembrar la gracia, ahuyentar las tinieblas y hacer brillar la luz. La letra de estos Hechos insistirá en que, a pesar de las posibles divergencias de matiz entre las personas y las misiones de Pedro y Pablo, la coincidencia es total en la esencia del mensaje fundamental. Proyectos de los enemigos de Pablo Nos movemos en el ambiente de las tradiciones que giran en torno a su figura. En este sentido, notamos que la primera unidad literaria de estos Hechos trata del viaje de Pablo desde la isla de Malta hasta Roma. Otros documentos hablan del viaje de Pablo a Roma, pero desde España. La estancia de Pablo en España puede calificarse de históricamente probable. En la carta a los romanos, manifestaba Pablo la esperanza de visitar a los cristianos de Roma cuando pasara camino de España (Rom 15,24.28). Los HchPe cuentan del viaje de Pablo a España. Es coherente, pues, con las tradiciones sobre Pablo la referencia a un viaje de regreso de España a Roma. Los Hechos de los Apóstoles de Lucas cuentan la peripecia del viaje hasta la isla de Malta, a la que llegaron los pasajeros muy a pesar de sus intenciones tras una furiosa tempestad. Los HchPePl comienzan su relato describiendo el viaje desde la isla hasta la ciudad eterna. El autor tiene la intención de presentar los sucesos desde la óptica de los judíos. Cuenta cómo los judíos de Roma se sentían alarmados ante la noticia de que Pablo llegaría a la ciudad porque había solicitado presentarse ante el César. Convencidos del daño que ya había causado a su estirpe en Samaría y en toda Palestina, estimaban que llegaba a Roma con la intención de entrevistarse con el emperador para continuar su labor destructiva de la cultura hebrea (c. 2). En consecuencia, se dirigieron a Nerón para prevenirle de las intenciones de Pablo. Por ello le pedían que no permitiera a Pablo poner los pies en ninguna región de Italia. Acompañaban sus peticiones con abundantes regalos (c. 3). El emperador aseguró a los judíos que daría órdenes para que se cumpliera su deseo. Más aún, solicitó para ello la ayuda de Simón Mago (c. 4). Entretanto, unos ancianos, convertidos a la fe por Pedro, llevaron a Pablo una carta de la cristiandad romana, que contenía un informe sobre los proyectos de los judíos y sus gestiones para evitar su llegada a Roma. Habían conseguido del emperador una orden para que cualquiera que encontrara a Pablo en tierras del imperio le diera muerte. Consideraban, sin embargo, que nadie podría separar a los dos grandes apóstoles, como no era posible separar las dos grandes lumbreras del mundo, la luna y el sol. Los cristianos de Roma debían recibir las enseñanzas de Pablo como habían recibido las de Pedro (c. 5). Viaje de Pablo desde Malta a Roma El apócrifo informa de la fecha, 20 de mayo, en la que llegaron a Pablo los emisarios portadores de la carta. Pablo zarpó de la isla de Malta (Gaudomeleta) y se dirigió a Siracusa de Sicilia. Navegó luego hasta Regio de Calabria y desde allí hizo la travesía a Mesina, donde consagró a un obispo. De Mesina navegó hasta la isla de Dídimo y tras dos días de navegación arribó a Putéoli. Allí encontró a unos discípulos de Pedro que le rogaron que permaneciera con ellos algunos días. En efecto, permaneció una semana prácticamente de incógnito por temor a las órdenes del César. El patrón del barco en el que viajó Pablo hasta Siracusa, de nombre Dióscoro, hizo gran amistad con el apóstol y lo siguió hasta Putéoli. Daba la casualidad de que era calvo, lo mismo que Pablo. La circunstancia confundió a los sabuesos de Nerón, que lo apresaron, le cortaron la cabeza y se la enviaron triunfantes al César. Nerón convocó a los principales de los judíos y les dio la noticia de la muerte de Pablo. “Alegraos, les decía, vuestro enemigo Pablo ha muerto”. Y les mostraba la cabeza. El apócrifo da cuenta una vez más de la fecha exacta del suceso. Era el catorce de junio. Cuando se enteró Pablo, sintió gran tristeza. Dirigió a Dios una plegaria en la que solicitaba un castigo para la ciudad, pero pedía gracia para todos los que creían en Dios y practicaban su palabra. Se dirigió con los que amaban a Dios a un lugar llamado Bayas, en la Campania. Desde allí volvieron la vista y vieron cómo la ciudad se hundía bajo las aguas “a una braza de profundidad” (c. 12). Lo cuenta el apócrifo con pequeños detalles, pero lo que es una realidad palpable en nuestros días es el estado de lugar inquieto, con emanaciones, fumarolas y arenas en ebullición. Pablo continuó su camino de Bayas a Gaeta, donde permaneció tres días enseñando la palabra de Dios en casa de Erasmo, un enviado de Pedro. De allí partió para Terracina, donde estuvo siete días alojado en la casa del diácono Cesáreo, varón elegido por Pedro. La siguiente estación fue la población de Tres Tabernas, situada a unos 50 kilómetros al sur de Roma sobre la Vía Apia. Entretanto, los habitantes de Putéoli salvados del cataclismo enviaron al emperador noticias del hundimiento de su ciudad, que le produjeron una gran pesadumbre. Atribuía el fenómeno al hecho de haber hecho decapitar a Pablo. Los judíos pretendieron, y consiguieron, consolar a Nerón con el argumento de Caifás: Era preferible que pereciera una sola ciudad, pero que se salvara todo el imperio (Jn 11,50). Cuatro días se detuvo Pablo en Tres Tabernas, de donde partió para marchar al Foro de Apio según el apócrifo. El Foro de Apio, siempre sobre la Vía Apia, estaba situado a 66 kilómetros de Roma. No era, pues, lógica la marcha de Tres Tabernas al Foro de Apio, sino al revés. Fue en el Foro de Apio donde Pablo tuvo una visión que le daba noticias del estado de la cristiandad de Roma. Ante un personaje sentado en trono de oro, se postraban negros que le anunciaban resultados de su actividad. En numerosos pasajes de los HchAp, los demonios son presentados como negros o etíopes. Uno se preciaba de haber conseguido que un hijo matara a su padre. Otro había hecho caer una casa que había matado a toda una familia. Llegó también un negro que presumía de haber conseguido que el obispo Juvenal, consagrado por Pedro, se acostara con la matrona Juliana (c. 16). La noticia sobre el obispo Juvenal había causado en Pablo la natural alarma. Envió a unos compañeros de camino para que comunicaran a Juvenal lo que debía hacer para expiar su falta. El obispo corrió a postrarse a los pies de Pedro a quien habló del aviso de Pablo. Añadía su personal comentario de que podría tratarse de la lumbrera que estaban esperando. Pero Juvenal llevó al enviado de Pablo ante Pedro a quien anunció que Pablo vivía y que venía camino de Roma. (c. 19). Pedro envió a unos fieles para que buscaran a Pablo en Tres Tabernas. Y con ellos marchó Pablo a la ciudad de Aricia, donde pasaron la noche (c. 20). Es una ciudad conocida ya por la leyenda desde Tarquinio el Soberbio. Está situada en la Vía Apia sobre los montes Albanos entre los lagos Albano o de Castelgandolfo y Nemi. Llegó a Roma la noticia de que llegaba Pablo, el hermano de Pedro. Los fieles la recibieron con alegría, pero los judíos quedaron desconcertados. Se dirigieron a Simón Mago para decirle que avisara al emperador que Pablo no solamente no había muerto, sino que había llegado a la ciudad. Simón les preguntó intrigado: “¿De quién era entonces la cabeza que enviaron al César desde Putéoli? Porque desde luego era la cabeza de un calvo” (c. 21). Vista de la ciudad de Aricia desde el puente. Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro
Lunes, 1 de Agosto 2011
NotasHoy escribe Antonio Piñero El segundo centro de gravedad (véase la nota 194-03) de los textos ‘mesiánicos’ del Antiguo Testamento se encuentra en los Salmos, puesto que en ellos aparece también, como en los libros históricos, la expresión “el ungido de Yahvé” con carácter claramente mesiánico: así los Salmos 2, 18, 28, 84, 89, 132 que lo aplican al rey. Es en los salmos más antiguos, en todo el conjunto del Antiguo Testamento que contiene pasajes anteriores al exilio, donde se halla con más claridad el ritual monárquico judío, la ideología de la realeza. Ejemplos son: • Salmo 2,1-9: “2:2 Se levantan los reyes de la tierra, y los príncipes consultan unidos contra Jehová y contra su ungido… Yahvé me ha dicho: Mi Hijo eres tú; yo te engendré hoy:8 Pídeme, y te daré por heredad las naciones, y por posesión tuya los confines de la tierra. 9 Los quebrantarás con vara de hierro; como vaso de alfarero los desmenuzarás.” • Salmos 3,18; 20; 35,1-6; 45; 72; 101; 110 (“Yahvé dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. 2 Yahvé enviará desde Sión la vara de tu poder: Domina en medio de tus enemigos.”); 144. Atención al salmo 110 –tan importante mesiánicamente: ewn un principio el sujeto del salmo, el interlocutor originario, era un siervo del rey y luego, mediante el título del salmo, se adscribió al rey y a David en concreto como el rey esencial. La esperanza de una restauración del reino de David tras su extinción recorre los salmos exílicos y postexílicos 89 y 132, que hacen suya la interpretación deuteronomística de la profecía de Natán de 2 Samuel 7 (No faltará nunca un rey de la semilla de David). Los hermeneutas discuten si la complementación postexílica del Salmo 2,10ss (“ Y ahora, reyes, entended: Admitid corrección, jueces de la tierra. 11 Servid a Yahvé con temor, y alegraos con temblor. 12 Besad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino, cuando se encendiere un poco su furor. Bienaventurados todos los que en Él confían”) se refiere al reino de Dios del final de los tiempos o a la sumisión al hijo de Dios, es decir el rey actual. Es seguro de cualquier modo que en la época del judaísmo temprano (en torno a los siglos II y I a.C.) y en la del Nuevo Testamento David fue visto y considerado como profeta, y el salterio, con sus plegarias que tienen como centro el rey, contiene el anuncio de un mesías para el fin de los tiempos unido a la figura de David. A este David se le promete en el mundo del Nuevo Testamento que recibe los salmos como Escritura sagrada que tendrá un sucesor que será el Señor, el kýrios en greigo, como Yahvé (Mc 12,36s). Finalizaremos en la nota siguiente con un esbozo de las líneas teológicas maestras del mesianismo del Antiguo Testamento según los autores del artículo “mesías” (en el Antiguo Testamento; otros apartados como el mesías en el judaísmo temprano podrá ser considerado como materia del Blog en otra ocasión) del Diccionario exegético de Herder, 2011, que estamos presentando. Saludos cordiales de Antonio Piñero. Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Domingo, 31 de Julio 2011
Notas
Hoy escribe Antonio Piñero
Seguimos exponiendo el artículo “mesías” en el Antiguo Testamento, según el Diccionario Herder de exégesis y teología bíblica del 2011. La promesa de Miqueas 5,1-5 está fuertemente reelaborada. He aquí el texto: “Reúnete ahora en tropas, oh hija de guerreros; nos han sitiado; con vara herirán en la mejilla al Juez de Israel. 2 Pero tú, Belén Efratá, aunque eres pequeña entre los millares de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas han sido desde el principio, desde la eternidad. 3 Pero los dejará hasta el tiempo que dé a luz la que ha de dar a luz; entonces el resto de sus hermanos volverán a los hijos de Israel. 4 Y Él estará, y apacentará con el poder de Yahvé con la majestad del nombre de Yahvé su Dios; y permanecerán; porque ahora Él será engrandecido hasta los fines de la tierra. 5 Y Éste será nuestra paz. Cuando el asirio venga a nuestra tierra, y cuando pise nuestros palacios, entonces levantaremos contra él siete pastores, y ocho hombres principales”. Este pasaje (Miqueas fue contemporáneo de Isaías y de Oseas, por tanto del siglo VIII a.C.) espera –como expresión de un nuevo comienzo—que en la patria de David, Belén, surja un pastor davídico que inaugurará un reinado universal de paz. Esta promesa fue reinterpretada por los siguientes pasajes de profetas posteriores: Jeremías 23,5-6; 33,14-18 y Ezequiel 33,14-18 + Ez 17,22-24 + Ez 34,23-24 y Ez 37,22-25. Estos pasajes son en parte reescrituras escalonadas del auténtico mensaje profético que anuncian la reinstauración del reino de David y lo insertan en un programa de restauración de Israel después del exilio. Leemos lo esencial de estos pasajes: Jeremías 23,5-6: “He aquí que vienen días, dice Yahvé, en los cuales levantaré a David un Renuevo justo, y un Rey reinará y prosperará, y hará juicio y justicia en la tierra. 6 En sus días será salvo Judá, e Israel habitará seguro; y éste es su nombre por el cual será llamado: Yahvé, justicia nuestra.” Ezequiel 33,14-18: “Y dice Yahvé al impío: De cierto morirás; si él se volviere de su pecado, e hiciere juicio y justicia, 15 si el impío restituyere la prenda, devolviere lo que hubiere robado, caminare en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá. 16 No se le recordará ninguno de sus pecados que había cometido; hizo según el derecho y la justicia; vivirá ciertamente. 17 Luego dirán los hijos de tu pueblo: No es recto el camino del Señor. ¡El camino de ellos es el que no es recto! 18 Cuando el justo se apartare de su justicia, e hiciere iniquidad, morirá por ello”. Ezequiel 17,22-24: “Así dice Yahvé el Señor: Y yo tomaré el más alto de los renuevos de aquel alto cedro, y plantaré; del principal de sus renuevos cortaré un tallo, y lo plantaré sobre un monte alto y sublime. 23 En el monte alto de Israel lo plantaré, y alzará ramas, y llevará fruto, y se hará magnífico cedro; y todas las especies de aves habitarán debajo de él, a la sombra de sus ramas habitarán. 24 Y sabrán todos los árboles del campo que yo Yahvé abatí el árbol sublime, levanté el árbol bajo, hice secar el árbol verde, e hice reverdecer el árbol seco. Yo Yahvé hablé e hice”. Ezequiel 34,23-24: “Y suscitaré sobre ellas a un pastor, y Él las apacentará; a mi siervo David; Él las apacentará, y Él será su pastor. 24 Yo Yahvé seré su Dios, y mi siervo David será príncipe en medio de ellos. Yo Yahvé he hablado.” Ezequiel 37,22-25: “Y los haré una nación en la tierra, en los montes de Israel; y un rey será a todos ellos por rey; y nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán divididos en dos reinos. 23 No se contaminarán ya más con sus ídolos, ni con sus abominaciones, ni con ninguna de sus transgresiones; y los salvaré de todas sus habitaciones en las cuales pecaron, y los limpiaré; y ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios. 24 Y mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un pastor. Andarán en mis decretos y guardarán mis estatutos y los pondrán por obra. 25 Y habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob, en la cual habitaron vuestros padres, en ella habitarán ellos, y sus hijos, y los hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo David les será príncipe para siempre” Otras promesas posteriores semejantes de restauración del dominio pacífico de Israel sobre el mundo son Ageo 2,20-23 y Zacarías 4,1-6 + 10-14, junto con 6,9-15. Todas ellas aparece en conexión de algún modo con la reconstrucción del Segundo Templo después del exilio iniciada por Zorobabel. Pero tales promesas no fueron confirmadas por la historia subsiguiente por lo que se reinterpretaron pasándolas a un futuro más o menos mediato. El posterior vaticinio de Zacarías 9,9-10 “Alégrate mucho, hija de Sión; da voces de júbilo, hija de Jerusalén: he aquí, tu Rey vendrá a ti, Él es justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna. 0 Y de Efraín destruiré los carros, y los caballos de Jerusalén; y los arcos de guerra serán quebrados; y hablará paz a las naciones; y su señorío será de mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra” es de época helenística (posterior al siglo IV a.C.) y habla de un rey pobre y modesto de Jerusalén, probablemente de la casa de David, pero que con el poder de Dios instaurará un reino universal de paz. Se trata de unos momentos en los que el profeta ve que Israel no tiene poderío político ninguno, pero que con la ayuda de Yahvé, manifestada en el rey, ocupará su puesto de rectora de todas las naciones, Como se ve es verdad lo que dijimos en la nota 194-03 que el primer centro de gravedad del mesianismo está centrado sobre la monarquía en Israel. ¿Por qué? Porque era creencia común de esas épocas que sólo el rey era el mediador entre Dios y el pueblo, el personaje que podía transmitir al pueblo las bondades divinas Finalizaremos pronto. Saludos cordiales de Antonio Piñero. Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Sábado, 30 de Julio 2011
Notas
Hoy escribe Antonio Piñero
Seguimos presentando, como en las dos notas anteriores, el novísimo “Diccionario enciclopédico de exégesis y teología bíblica” de la Editorial Herder (Barcelona 2011). Continuamos con la exposición del contenido del artículo “mesías” I “El primer centro de gravedad de los textos ‘mesiánicos’ del Antiguo Testamento debe situarse en los libros proféticos, aunque no en los profetas más antiguos (donde no parece el mesianismo), pues los críticos piensan con toda razón que los textos de Amós 9,11-12 “En aquel día yo levantaré el Tabernáculo de David, caído, y cerraré sus portillos, y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado; 12 para que aquellos sobre los cuales es llamado mi nombre, posean el resto de Idumea, y a todos los gentiles, dijo el Señor que hace esto.” y Oseas 3,5 “Después volverán los hijos de Israel, y buscarán al Señor su Dios, y a David su rey; y temerán al Señor y a su bondad en el fin de los días.” son añadidos o glosas posteriores que anuncian el restablecimiento del reinado de David ya ocurrido (pero en tiempos de Jesús se consideraban como verdaderas profecías que anunciaban el reino futuro de David). Son especialmente discutidos por la crítica histórica en lo que atañe a su calidad mesiánica, su antigüedad y –a este respecto- su autenticidad y su contexto, los siguientes pasajes de Isaías 7,10-17; 9,2-6; 11,1-9. Los presentamos seguidos para recordarlos. Isaías 7,10-17: “Y habló más el Señor a Acaz, diciendo: 11 Pide para ti señal del Señor tu Dios, demandándola en lo profundo, o arriba en lo alto. 12 Y respondió Acaz: No pediré, y no tentaré al Señor. 13 Dijo entonces Isaías : Oíd ahora, casa de David. ¿No os basta ser molestos a los hombres, sino que también lo seáis a mi Dios? 14 Por tanto, el mismo Señor os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emmanuel. 15 Comerá manteca y miel, hasta que sepa desechar lo malo y escoger lo bueno. 16 Porque antes que el niño sepa desechar lo malo y escoger lo bueno, la tierra que tú aborreces será dejada de sus dos reyes. 17 El Señor hará venir sobre ti, y sobre tu pueblo, y sobre la casa de tu padre, días cuales nunca vinieron desde el día que Efraín se apartó de Judá, es a saber , al rey de Asiria” Isaías 9,2-6: 2 El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos. 3 Aumentando la gente, no aumentaste la alegría. Se alegrarán delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten despojos. 4 Porque tú quebraste su pesado yugo, y la vara de su hombro, y el cetro de su opresor, como en el día de Madián…5 Porque nos ha nacido un niño, se nos ha dado un hijo; y el principado se asiente sobre sus hombros. Y se llamará Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. 6 La grandeza del señorío, y la paz, no tendrán término sobre el trono de David, y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo del Señor de los ejércitos hará esto.” Isaías 11,1-9: “Y saldrá una vara del tronco de Jesé, y un renuevo retoñará de sus raíces. 2 Y reposará sobre él el Espíritu del Señor, Espíritu de sabiduría y de inteligencia, Espíritu de consejo, y de fortaleza, Espíritu de conocimiento y de temor del Señor; 3 y le hará oler en el temor del Señor. No juzgará según la vista de sus ojos; ni argüirá por lo que oyeren sus oídos. 4 Sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. 5 Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fe cinto de sus riñones. 6 Morará el lobo con el cordero, y el tigre con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. 7 La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. 8 Y el niño jugará sobre la cueva del áspid; y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna del basilisco. 9 No harán mal, ni dañarán en todo mi santo Monte; porque la tierra será llena del conocimiento del Señor, como las aguas cubren el mar”. La interpretación conjunta, sincrónica, de estos pasajes, en el conjunto del libro de Isaías como un todo tiende a considerarlos tardíos (no del siglo VIII a.C., sino del exilio o posteriores) y que son una explicación colectiva de la figura real como referida a la comunidad del “resto” de Sión (al igual que Isaías 49,3 interpreta al “siervo de Yahvé” como el conjunto del pueblo israelita). El análisis diacrónico (que considera estos pasajes a lo largo del tiempo) pone al descubierto el proceso de interpretación. En él núcleo de Is 7,10-17 hay un oráculo del primer Isaías que anuncia un nacimiento (vv. 14b-16) y que se refiere al sucesor en el trono del rey Acaz al que se llamará ‘Dios con nossotros’ = hebreo Immanuel (naturalmente la madre era virgen o mejor “mujer joven” –así en hebreo la palabra ‘almah del texto, pero luego concibió del rey de modo normal). Pero los primeros discípulos del profeta reinterpretaron ya el oráculo del nacimiento en el sentido de una señal nefasta para la dinastía de David (vv. 14a y 17). Y más adelante, aunque se mantuvo el v. 17 (anuncio de males) otros discípulos del profeta vieron en el futuro Immanuel el guía glorioso del ‘resto’ del pueblo que sería conservado por Dios a pesar del castigo (cvv. 15-22). Luego, la promesa en conjunto de Is 7,10-17 dio pie a posteriores reinterpretaciones mesiánicas en la traducción al griego de los Setenta (quizás del siglo II a.C. en Isaías en concreto o un poco anterior) y de ahí pasó a interpretarse al Nuevo Testamento que vio en ello el anuncio virginal del mesías puesto que los Setenta tradujeron ‘almah (“virgen” o mujer joven casadera” por parthenos, “virgen” estricta, en griego. El texto de Isaías 9,5 empalma con Is 7,14 (alusión al nacimiento), por lo que los dos textos –oráculos diferentes en principio- fueron considerados como complementarios. Dios crea las condiciones para un dominio pacífico permanente del Salvador ideal del linaje de David. El canto de acción de gracias de Is 9 pudo surgir en tiempos del rey Josías (= 641-602 a.C. por tanto muy posterior al primer profeta que era del siglo VIII). El texto de Isaías 11,1-5. 6-8. 9 describe, apoyándose en Is 9 el reinado pacífico del nuevo David en una creación libre de violencia, marcada por la presencia de la salvación de Dios. Y esta promesa surgió, sin duda, en los labios de un profeta posterior al exilio. Seguiremos Saludos cordiales de Antonio Piñero. Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Viernes, 29 de Julio 2011
Notas
Hoy escribe Fernando Bermejo
Las numerosas ramificaciones de la galopante crisis económica, la atroz tragedia desencadenada por la sequía en Somalia, Etiopía y Kenya o la devastación sembrada por el “caballero cruzado” noruego son solo algunas de las noticias de actualidad lo bastante penosas e inquietantes como para merecer la principal atención de los lectores y la de este blogger. Son también algunas de las noticias que han dejado enseguida en la penumbra ciertos acontecimientos sucedidos en Irlanda en los últimos días.<!--more--> No me refiero simplemente a la aparición de otro informe (van cuatro, si no yerro) sobre los abusos sexuales (y otros) perpetrados por clérigos católicos en diócesis irlandesas. Nadie que haya seguido, por someramente que sea, las historias de abusos tiene ya de qué escandalizarse. Y nadie que sepa algo de cómo funcionan realmente las jerarquías de la Iglesia Católica necesita leer voluminosos informes independientes para concluir que el cinismo eclesiástico no tiene límites. El voluminoso informe sobre la diócesis de Cloyne entre 1996 y 2009 no es, en efecto, nada nuevo. El informe, simplemente, demuestra la existencia de abusos sexuales (esta vez por parte de 19 -diecinueve- sacerdotes), las mentiras de los obispos (el obispo John Magee mintió como el embustero que es al decir que había informado a las autoridades de todos los casos denunciados en la diócesis), el encubrimiento sistemático de la injusticia por parte de cardenales y obispos, y la complicidad directa del Vaticano en el encubrimiento. Es decir, la historia de siempre. No es esto lo que irrita a los funcionarios del Vaticano –comenzando por el Papa, siguiendo por sus cardenales, y continuando por sus obispos, nuncios y secretarios–. La experiencia ha demostrado hasta la saciedad que las víctimas y sus sufrimientos les traen enteramente sin cuidado. Como hemos mostrado en la serie dedicada al caso Maciel, el propio Ratzinger es un consumado encubridor de pederastas. Mientras en público su cinismo les permite poner los ojos en blanco y presentarse como arrepentidos y azotes de pederastas, en privado se ríen de las víctimas, como se han reído de ellas a lo largo de la Historia. Lo realmente novedoso en lo ocurrido, y lo que irrita a los más altos funcionarios de la Iglesia Católica, es que quienes desde siempre han sido sus cómplices y sus devotos fieles –los políticos, en este caso los irlandeses– se han atrevido ahora a decir la verdad sin pelos en la lengua. Esto es lo que ha hecho el primer ministro irlandés Enda Kenny (de un partido “demócrata-cristiano”, para más señas) al hablar con toda claridad de la responsabilidad directa del Vaticano, afirmando por ejemplo que “la violación y tortura de niños fue minimizada o gestionada de forma que se sostuviera la primacía de la institución, su poder, posición y reputación”. Esto es lo que explica que, mientras que el Vaticano apenas reaccionó cuando el 13 de julio se publicó el informe, haya reaccionado llamando a consultas al nuncio tras las declaraciones del primer ministro (efectuadas una semana después). Lo que irrita a los funcionarios del Vaticano no es la revelación de los abusos –de cuya existencia y extensión saben, mejor que nadie, desde siempre–, ni es la revelación de las mentiras episcopales (estas forman parte del sistema), ni el encubrimiento sistemático de la injusticia por obispos y cardenales –la injusticia eclesiástica se dispensa desde siempre–, ni la revelación de su propio cinismo (del que ellos saben mejor que nadie). Lo que irrita a los funcionarios del Vaticano es que aquellos personajes significados e influyentes, de quienes siempre esperan que les rindan pleitesía y les besen la mano (y no solo), les pierdan el temor reverencial y se atrevan a decir la verdad en público. Y que pueda cundir el ejemplo. Pues entonces ya no es la prensa sin valores, o los cachorros de la Revolución Francesa, o los exaltados anticlericales, de los que siempre puede decirse (y siempre se dice) que ladran resentidos contra la Madre Iglesia. Ahora es el honorabilísimo, decente y cristiano Taoiseach irlandés el que se atreve a decir cortésmente que el Vaticano, con el Papa a la cabeza, es un pozo de mierda (sic). Y el que se atreve a sugerir que a partir de ahora los privilegios -¡ah, los anhelados privilegios!– podrían no ser los mismos. Desde luego, el Estado irlandés, como tantos otros, es corresponsable por haber privilegiado a la Iglesia en su momento (la seguirá privilegiando) e incluso por haberla exonerado de casi toda responsabilidad económica para compensar a las víctimas. De hecho, no sabemos si las tajantes declaraciones de Kenny responden a una genuina indignación moral o si tiene también algo que ver con ellas el comprensible enfado por el dinero que el Estado irlandés, en una situación de galopante crisis económica, va a tener que seguir desembolsando como indemnización a las víctimas. En efecto, el hecho de que, tras el acuerdo de 2002 entre el Ejecutivo de Dublín y la jerarquía católica, los obispos apenas tendrán que pagar un 10% de las indemnizaciones (por entonces se pensaba que la cosa sería relativamente barata). Con toda la podredumbre que sigue saliendo a flote en la Iglesia irlandesa (y si se han producido abusos a lo largo de la Historia y en los últimos años, seguirán produciéndose –no les quepa de ello la menor duda–), el pobre Estado irlandés va a tener que desembolsar muchos cientos de millones, miles de millones, de euros. A todo esto, por supuesto, los cínicos eclesiásticos intentan disimular su irritación y piden “objetividad”. Piden "objetividad" los dirigentes de un Estado sin democracia ni separación de poderes, experto en la gestión de la arbitrariedad a lo largo de toda su historia. Piden “objetividad” los miembros de una corporación que pisotea la verdad y la justicia sin contemplaciones, y para la cual el abuso de poder es el aire que respira. Para desternillarse, vamos. Pero no se preocupen, que la irritación pasará. El cínico, por definición, es capaz de digerirlo todo. El Vaticano, una institución integrada por profesionales del cinismo, soporta lo aparentemente insoportable. Y ya veremos si el asunto de Dublín no termina como el episodio de Canossa. Hasta septiembre, feliz agosto y saludos cordiales de Fernando Bermejo
Jueves, 28 de Julio 2011
Notas
Hoy escribe Antonio Piñero
Tal como prometíamos en la nota anterior vamos a tomar un artículo del Diccionario que comentamos como base para que los lectores del Blog puedan calibrar bien lo que les ofrece el Diccionario de exégesis y teología bíblica de la Editorial Herder (2011) que estamos presentando. Y como el lema que subyace a toda una etapa de nuestro Blog es la divinización o semi divinización de Jesús por parte ya de sus primerísimos seguidores (judeocristianos “hebraizantes” o judíos plenamente helenizados) voy a presentar sintéticamente, con algún comentario intercalado qué sostiene este Diccionario en el artículo “mesías” (columnas 1057-1066). Añado aclaraciones por mi parte para facilitar la lectura. A. “El término ‘mesías’ es la forma helenizada de un vocablo arameo (Jn 1,45; 4,25) que se remonta a un original hebreo anterior, masiah, que significa ‘ungido’. Los Setenta (LXX) lo vierten como christós, adjetivo del verbo chrío, que significa igualmente ‘ungir’. En la versión neotestamentario se mantiene como nombre propio, Cristo. La denominación ‘el ungido’ aparece en el Antiguo Testamento, casi sin excepciones, en conexión sintáctica con Yahvé (‘ungido de Yahvé’; ‘mi/tu/su ungido’, con lo que se expresa el singular estatus de la persona consagrada, protegida y autorizada por la unción de Dios. El título se aplica fundamentalmente a los monarcas israelitas, y subraya la función destacada de la unción en el rito de la coronación/entronización del rey desde tiempos antiguos (por ejemplo, Jueces 9,8; 2 Samuel 2,4; 1 Reyes 1,34.39). La expresión el ‘ungido de Yahvé’ aparece básicamente en 1 y 2 Samuel y en los Salmos. La literatura profética evita esta designación y sólo el Deuteroisaías en época del exilio esta denominación al rey persa Ciro el Grande Isaías 45,1). Tras la desaparición de la monarquía en Israel (después de la época y muerte misteriosa de Zorobabel: ¿hacia el 515/510 a.C.?) hereda el título el sumo sacerdote en la literatura sacerdotal (Levítico 4: texto anterior, pero redactado y editado finalmente en esta época). De manera singular aparece en Salmo 105,15 y 1 Crónicas 16,22, donde se menciona a los patriarcas como ‘ungidos de Yahvé’. B. Cuando se acomete el estudio de las expectativas mesiánicas en el Antiguo Testamento, deben tenerse en cuenta las siguientes peculiaridades: a) El concepto ‘mesías’ tal como lo entendemos hoy no parece en los textos básicos del Antiguo Testamento que suelen aducirse como prueba del mesianismo; de hecho el vocablo no se convierte en un ‘término técnico’ hasta la época del judaísmo temprano (es decir, después del exilio, bien inmediatamente antes de la aparición en la historia de Alejandro Magno, que muere en el 323 a.C., bien después hasta la destrucción del templo de Jerusalén en el 70 d.C.). Además, como término técnico sólo aparece en pasajes de libros que no forman parte del canon del Antiguo Testamento. De ello se deriva una inseguridad cuando se habla de las concepción es veterotestamentarias del ‘mesías’ (¡Ojo!: no siempre con mayúscula como se suele escribir. Se escribe con minúscula cuando se trata de un adjetivo que expresa una función; con mayúscula, cuando sustituye a un nombre propio como Cristo como mesías, sin más referidos a Jesús) tal como se refleja en pasajes que hablan del contenido en sí de expectativas que llamaríamos mesiánicas. Tampoco aparece claramente en el Antiguo Testamento una secuencia cronológica del concepto ni tampoco las interconexiones entre los textos que hablan del mesías, sin mencionarlo, o de las esperanzas mesiánicas, sin llamaras así. b) Los pasajes citados como testimonio o prueba teológica en los tratados modernos de teología, de los conceptos mesiánicos en el Antiguo Testamento, son interpretados hoy por nuestra mentalidad histórico-crítica de un modo muy diferente a como los interpretó el judaísmo o el cristianismo primitivo. Puede decirse que el Antiguo Testamento sólo proporciona los impulsos para un mesianismo múltiple y en proceso de realización en el futuro. c) Textos "mesiánicos" más importantes del Antiguo Testamento En el Pentateuco (5 primeros libros de la Biblia) figuran varios pasajes que, aunque no son mesiánicos en un sentido histórico-crítico, fueron interpretados como tales: 1. Génesis 3,14: “Y el Señor Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás más que todas las bestias y que todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida; y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la suya; ella te herirá la cabeza, y tú le herirás el calcañar” Este pasaje maldice a la serpiente y anuncia una hostilidad permanente entre ella, entendida como símbolo del mal, y el género humano. Desde Ireneo de Lión la tradición cristiana ha interpretado estos versículos como un protoevangelio, como un vaticinio de la victoria de Jesús sobre Satanás y su poder. 2. El oráculo sobre Judá de Génesis 49,10 (“No será quitado el cetro de Judá, y el legislador de entre sus pies, hasta que venga Siloh; y a él se congregarán los pueblos”) y el de Balaán en Números 24,17 (“Lo veré, mas no ahora; lo miraré, mas no de cerca; saldrá una estrella de Jacob, y se levantará un cetro de Israel, y herirá los cantones de Moab, y destruirá a todos los hijos de Set”) son originariamente vaticina ex eventu, es decir textos que lanzan una mirada retrospectiva desde el presente del dominio político de David hacia el pasado 3. En los libros históricos se ha considerado como mesiánica la profecía de Natán de 2 Samuel 7,12-16 “Y cuando tus días fueren cumplidos, y durmieres con tus padres, yo afirmaré tu simiente después de ti, la cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. 13 El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino. 14 Yo le seré a el padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; 15 pero mi misericordia no se apartará de él, como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti. :16 Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro; y tu trono será firme eternalmente” como el texto básico de las esperanzas acerca del mesías. Pero los escritores de la historia deuteronomista entendieron que la promesa originaria de una permanencia duradera de una dinastía y reinado davídicos sobre Israel había quedado obsoleta a causa de los pecados de Salomón y de la subsiguiente división del Reino y la reinterpretaron en la forma de una promesa de una “'lámpara' para David en Jerusalén” (es decir, la salvación de Dios vendrá desde Jerusalén donde reside su Gloria = 1 Reyes 11,36; 15,4 y 2 Reyes 8,19). "Lámpara en el judaísmo de la época era tanto la Ley como la "salvación". En la época postexílica se recurrió a la posibilidad encerrada en estos textos de un nuevo comienzo mediante la intervención de Yahvé y se la transformó en la esperanza de que Dios restauraría la monarquía davídica. Así lo indica el Salmo 89,20-46 y todo el Salmo 132. Por este camino de la reinterpretación de textos antiguos en épocas posteriores la denominación “ungido de Yahvé” se convertiría en título del esperado portador humano de esa salvación. Seguiremos Saludos cordiales de Antonio Piñero. Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Miércoles, 27 de Julio 2011
Notas
Hoy escribe Antonio Piñero
Hoy, de nuevo, más que crítica hago una presentación de un libro, en este caso de dos volúmenes en verdad muy interesantes que me ha enviado la editorial Herder. Son de recentísima aparición y tratan expresa y manifiestamente de teología, bíblica. Aparente y teóricamente no sería el ámbito de un blog histórico filológico, pero -como verán lo lectores- la hermenéutica bíblica confesional ha de ser tenida muy en cuenta por los filólogos porque al fin y al cabo se basa en un sistema de exégesis y utiliza los métodos histórico-críticos. Y éste es uno de nuestro campos. He aquí su ficha: Walter Kasper (editor general) y Marciano Villanueva Salas (edición española, presentación y traducción), Herder, Barcelona, 2011, 2 vols., 1668 pp. ISBN: 978-84-2542556-1. Para la presentación utilizo el material de M. Villanueva (pp. VII-VIII del primer volumen). El presente diccionario reproduce esencialmente el contenido de los conocimientos bíblicos presentados por la enciclopedia alemana Lexikon für Theologie und Kirche (“Diccionario de teología y eclesiología”) en 11 volúmenes (excelente y serio) que presenta lo mejor de la exégesis y hermenéutica católica, fundamentalmente alemana (apenas nada anglosajona, más un poco, poquísimo, de exégesis francesa, italiana y española) en torno a temas de teología bíblica fundamental. Así pues, estos dos volúmenes son una síntesis de la investigación exegética alemana confesional sobre cuestiones bíblicas que siguen interesando hoy. Los artículos están ampliados en la versión castellana con noticias específicas del espacio cultural hispanohablante. La obra original aquí sintetizada focaliza su interés en das aspectos particulares: En primer lugar, una especial atención a la exposición de los grandes temas que configuran la trama básica del mensaje bíblico (creación, pecado, muerte, redención, alianza, promesa liberación, sacrificio, amor, salvación, sexualidad, misericordia, oración, etc.), tratados a modo de pequeñas y sintéticas monografías, con análisis y exposiciones para intentar llegar a lo que se estima lo más profundo del mensaje de Dios a la humanidad según la fe cristiana. La dirección de la obra, al elegir los “lemas” (o “voces”; o "artículos"..., pero no “entradas”, como escribe el traductor que utiliza feo anglicismo que se ha impuesto ya, pero que empobrece una riqueza previa del idioma) piensa que aborda temas que, más allá del marco estrictamente bíblico, atañen a la experioencia y al pensamiento humano global y que en la obra base (el Lexikon für Theologie und Kirche) están tratados desde múltiples perspectivas (sociológica, filosófica, teológica, jurídica, de historia de las religiones, o el punto de vista de la historia de la literatura y del arte). El segundo punto de focalización de este Diccionario se concentra en el proceso de génesis y evolución de los textos capitales y sus temas que la fe considera revelados. El germen primero de los escritos se sitúa en estos volúmenes en el tiempo y en el espacio. En el caso de temas del Antiguo Testamento se tienen en cuenta cómo tales temas se van aclimatando y actualizando con el tiempo. Para observar este interesante y funda,mental fenómeno hay que tener en cuenta en el análisis: • Las tradiciones orales de las tribus israelitas • El entorno de los santuarios locales cananeos o israelitas antes de la formación del estado y la monarquía • Las primeras etapas de la consignación por escrito en Israel de las tradiciones antiguas . Las fase de relectura, de reinterpretación, glosas, comentarios a la luz de las nuevas experiencias históricas del pueblo de Israel o de los autores bíblicos, las reflexiones de los círculos sacerdotales, los grupos proféticos y sus discípulos que aumentan el legado del maestro, las escuelas deuteronomistas, las influencias históricas del entorno: otras culturas religiosas o filosóficas de otros pueblos, etc. Este doble punto de vista supone que la revelación se va formando poco a poco, en un proceso a través de múltiples generaciones que releen y reinterpretan continuamente el legado de sus antepasados. Por tanto: los textos bíblicos no surgen de pronto, repentinamente, en el paisaje religioso humano y no se mantienen inmutables a modo de bloques, que viajan de una lado a otro y que son impermeables, sino que son palabra viva y por tanto que se actualiza y transforma. Según la fe, esta evolución y enriquecimiento está dirigido por el Espíritu Santo que --a modo de columna de nube y fuego—iluminaba y marcaba el paso de los días de la peregrinación de Israel por el desierto hasta la tierra prometida. Lo mismo hace con la Iglesia. Sostiene Marciano Villanueva, que este esfuerzo de interpretación teológica de los temas bíblicos hoy día se hace teniendo siempre en cuenta el sentido originario y su evolución a lo largo de la historia y que con ello se cumple el mandato de la Constitución Dei Verbum, par. 12) del Concilio Vaticano II que ordena al intérprete cristiano “investigar con atención qué pretendieron expresar realmente los escritores sagrados y lo que quiso Dios manifestar a través de las palabras de estos seres humanos”. Mantiene también el presentador español del Diccionario presente, Marciano Villanueva, que para buscar el sentido originario los autores de esta obra se han preocupado por el análisis filológico de los vocablos y expresiones bíblicas, iluminando su sentido a través del estudio de sus antecedentes en las lenguas previas al hebreo bíblico (ya sean de la misma familia lingüística como el acadio o el ugarítico; ya sean de otras familias como el sumerio o el egipcio, pero muy influyentes) y de las derivaciones posteriores de significado. Los términos hebreos o griegos de la Biblia aparecen transcritos y bien explicados en este Diccionario, de modo que el lector pueda sumergirse en el ambiente originario de los conceptos, de modo que éstos queden bien anclados en su entorno primitivo. Así el lector puede mantener en su cabeza el sentido originario de los conceptos, aunque las traducciones concretas al castellano de los pasajes bíblicos sean a veces bastante diferentes. Por último, Marciano Villanueva ha actualizado la bibliografía fundamentalmente alemana añadiendo obras española ignoradas por los editores (hispanicum est non legitur, un dicho latino que podríamos parafrasear del modo siguiente: “Está escrito en español; por tanto ni se tiene en cuenta ni se menciona… aunque sea de hecho original y bueno”. En la próxima nota pondremos un ejemplo de cómo son los artículos de este diccionario. Creo que es la mejor manera de que el lector juzgue ateniéndose al contenido. Saludos cordiales de Antonio Piñero. Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Martes, 26 de Julio 2011
Notas![]()
Hoy escribe Gonzalo del Cerro
APÉNDICE 3. Carta de Pelagia La Carta de Pelagia es la versión de un texto etíope editado y traducido por E. J. Goodspeed, que recoge toda la conocida leyenda del león bautizado por Pablo con detalles sobre su ministerio. (Puede verse en Goodspeed, E. J., “The Epistle of Pelagia”, American Journal of Semitic Languages and Literature, 20 (1904) 95ss). El final de los textos refiere el caso de la bella Pelagia, condenada a ser quemada en un becerro de bronce por negarse a convivir maritalmente con su esposo. El texto del documento comienza narrando la actividad de Pablo en la región de Cesarea. Muchos habitantes de la zona, que no creían en la ley de Moisés y mucho menos en la de Cristo, se levantaron contra él y lo arrojaron en la cárcel encadenado. Los jueces quedaron sorprendidos con la doctrina de Pablo, pero lo despreciaron y lo dejaron marchar en libertad. Se dirigió a la montaña, donde se encontró con un león gigantesco, que le abordó diciéndole en lenguaje humano: “Me alegro de encontrarte, Pablo, siervo de Dios y apóstol de nuestro Señor Jesucristo. Tengo que pedirte una cosa”. Pablo le contestó: “Habla, que te escucho”. El león le pidió que le concediera la gracia que reciben los cristianos. Se supone que Pablo le administró el bautismo. A los siete días, el león se retiró a las montañas y Pablo regresó a la ciudad. Allí encontró a un hombre que le comunicó que había muerto un hombre, por el que le pedía que rezara una plegaria en su casa. Después de una oración en la que pedía al Señor que devolviera la vida a aquel hombre, dijo al difunto: “Hombre, levántate”. Los testigos del acontecimiento decían a Pablo que les predicara aquella fe que era capaz de resucitar a los muertos. Pablo les repitió el aforismo de Jesús que prometía los mayores milagros a los que tuvieran fe como un grano de mostaza. Los oyentes le suplicaron que se la explicara. Pablo hizo un repaso de personajes bíblicos que todo lo consiguieron gracias a su fe. Mencionó a Rahab la prostituta, a Daniel en la cueva de los leones, a Ezequiel, a Abrahán, Isaac y José, Elías y Eliseo. Entre ellos recordó a Tecla, la que se libró de las llamas y de las fieras por la ayuda de Dios. Pero los personajes bíblicos nombrados habían conseguido gracias espectaculares gracias a su fe. Si sus oyentes creían que Jesús era Dios, debían cumplir su voluntad, expresada en los mandamientos de la Ley: No robar, no cometer adulterio, no adorar a los ídolos, no jurar en vano, no codiciar los bienes ajenos, honrar padre y madre y vivir en todo según el temor de Dios. Un Dios que recomendaba ayudar a los necesitados y ayudar con dones a la práctica de su culto. La palabra de Pablo convenció a muchos de sus oyentes, que renunciaron a este mundo y siguieron la voluntad de Dios según la anunciaba Pablo. Entre ellos había una mujer, extraordinariamente hermosa, de nombre Pelagia, hija del rey, que oyó la predicación de Pablo, renunció a su marido y se convirtió a la vida de castidad. El rey se enfrentó con Pablo y le echó en cara los desmanes que estaba provocando. Por ellos tendría que pagar lo debido, incluido el daño que había causado a Pelagia. Por ello, Pablo fue encerrado en prisión con la intención de que fuera arrojado a las fieras. Quiso la suerte que el feroz y gigantesco león que prepararon para arrojarlo al teatro contra Pablo fuera el que había trabado amistad con Pablo y había sido bautizado por él. Todos se alegraban de que Pablo fuera al fin devorado en castigo por sus malas acciones. Pero Pablo se puso a rezar con sus manos extendidas, lo que igualmente hizo el león. Cuando acabaron la oración, se pusieron a charlar tranquilamente. Las gentes que contemplaron el espectáculo prorrumpieron en gritos confesando que aquel hombre era digno y grande puesto que hasta las fieras del campo le obedecían. Pidieron, pues, que dejaran marchar a Pablo, pero que trajeran a Pelagia. Pablo y el león se marcharon juntos. Pedían luego que encendieran el becerro de bronce para arrojar dentro a Pelagia. Pero en ese preciso momento cayó una lluvia torrencial que lo apagó. El marido de Pelagia vino con la espada desenvainada y se dio la muerte arrojándose sobre su espada porque no podía soportar perder a una mujer tan bella. Pero Pelagia, libre ya de la condena, no pensaba en su hermosura, sino que la consideraba un detalle insignificante de este mundo caduco y pasajero. Acueducto romano en la playa de Cesarea Marítima. Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro
Lunes, 25 de Julio 2011
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Editado por
Antonio Piñero
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Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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