CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Literatura Pseudo Clementina. Las Homilías griegas.
Hoy escribe Gonzalo Del Cerro

Homilía VIII

La ingratitud humana frente a la bondad del Creador

El día pasado dejamos nuestra reflexión en la exposición que Pedro hacía sobre la ingratitud de los hombres frente a la bondad y generosidad del Dios Creador, que todo lo ha hecho para favorecer a la humanidad y dotar su existencia de ventajas y comodidades. La actitud de los hombres disgustó a los ángeles, que procuraron cambiar su naturaleza y hacerse como hombres para castigar a los insolentes. Cuando lo consiguieron, “se transformaron, dice Pedro, en toda clase de naturaleza, ya que al ser de una sustancia más divina, podían cambiarse fácilmente en cualquier cosa” (Hom VIII 12,2).

Consecuencia de la metamorfosis de los ángeles

Pedro echa su imaginación a volar guiado por “vuestros poetas”. Cuenta que los ángeles se convirtieron en piedras preciosas, perlas y costosos metales, que los hombres robaban con ambición desmedida. Pero también se transformaron los ángeles en toda clase de cuadrúpedos, reptiles, volátiles, peces y en cualquier cosa que deseaban. En virtud de esta facultad podían convertirse también en hombres con las cualidades de la naturaleza humana. Las consecuencias fueron imprevisibles, porque los hombres tenían algo que no tenían los ángeles, como era la concupiscencia con sus riesgos y consecuencias.

“Dominados por ella, se deslizaron a la cohabitación con mujeres; y apareados con ellas y contaminados por la corrupción, privados totalmente de su primer poder, no pudieron devolver sus miembros salidos del fuego a su primitiva naturaleza incorruptible” (Hom VIII 13,2). Es lo que los exégetas interpretan como la “caída de los ángeles”, de la que cuenta el capítulo sexto del libro del Génesis. La posibilidad de la metamorfosis de la naturaleza angélica impidió incluso su regreso a la primitiva naturaleza incorruptible.

La caída de los ángeles

Su fuego natural caído en la carne por el peso de la concupiscencia, provocó la pérdida de su nivel celestial y siguieron caminando hacia abajo por el camino de la impiedad. Porque encadenados por los lazos de la carne, quedaron retenidos y fuertemente atados, por lo que ya no pudieron volver al cielo. La consecuencia de la caída quedó reflejada en la historia bíblica.

El relator de las Pseudo Clementinas hace una presentación original de las consecuencias que vinieron tras su metamorfosis en seres de una nueva naturaleza contaminada y corruptible. Para satisfacer a sus enamoradas tuvieron que inventar nuevas posibilidades gracias a sus poderes y conocimientos. Extrajeron de las entrañas de la tierra toda clase de piedras preciosas para satisfacer los caprichos de sus amadas. Con estas mágicas piedras, entregaron también las artes de los asuntos pertenecientes a cualquier tema, mostraron la magia, enseñaron la astronomía, el poder de las raíces y todo lo que no era posible descubrir por el entendimiento humano; más aún, la fundición del oro, de la plata y similares con variados teñidos de los vestidos.

Los ángeles y el ornato femenino

En una palabra, cuantas cosas se refieren al ornato y deleite de las mujeres son inventos de los demonios sujetos en la carne. Unos demonios sujetos a la naturaleza de la carne, que no eran otra cosa que los ángeles caídos de su primitiva e incorruptible naturaleza. Desearon ser como los hombres, y lo fueron con todas las consecuencias. Entre ellas, la corrupción en la que había caído también la humanidad creada por Dios para la eternidad y la felicidad. Un proyecto quebrado en el Paraíso por el error monumental de nuestros primeros padres.

Saludos cordiales. Gonzalo Del Cerro










Domingo, 21 de Septiembre 2014
"Historia de Jesús" de Xabier Pikaza (530)
Hoy escribe Antonio Piñero

Si no me equivoco, este es el último libro de nuestro conocido y prestigiado exegeta, publicado en Verbo Divino, 20013, ISBN: 978-84-9945-604-1, 671 pp. Tiene abundante bibliografía dividida por temas, a veces brevemente comentada. Precio: desde 20, 57 IV incluido.

El libro me ha interesado mucho porque pienso que el volumen es como una síntesis de la fecunda vida de su autor (que yo sepa ha debido de escribir unos 90 libros), en especial todo lo relacionado con los Evangelios y en particular su reciente comentario del Evangelio de Marcos. Es bien sabido que la realización de un comentario obliga a multitud de lecturas. Además, la figura de Jesús ha sido el objeto de otros varios libros del autor, que ahora se ven reflejados en esta obra de síntesis.

Aunque el título es “historia de Jesús”, creo que Pikaza utiliza el sustantivo “historia” más como relato que como obra historiográfica pura y dura. El autor admite con gozo que es creyente y que va a transmitir el relato de una “vida” de Jesús que contiene no solo datos históricos, sino también teología. En esta obra entiendo yo, personalmente, por “teología” el estrujar los textos, o combinación de textos evangélicos, procurando ofrecer una interpretación no meramente historicista, sino también espiritual, que refleja la necesaria proyección de la vida de Jesús sobre el lector cristianismo, miembro de una iglesia con la que está más o menos de acuerdo, una interpretación prácticamente siempre positiva de la vid de Jesús con unas consecuencias que ponen en juego el sentido de la propia salvación del creyente.

Esta interpretación histórico-teológica contiene bastantes más reflexiones en torno a la historia de la salvación en la que se proyecta la peripecia vital de Jesús que las presentadas en una obra de mera historia. En este sentido --y si aceptamos estos presupuestos, que tienen mucho de tradicionales y que en el fondo no puede admitir algunas perspectivas sobre Jesús que van contra esa tradición y contra la fe común-- la obra de Pikaza cumple con su cometido. No hay faceta positiva, animante, progresista de la fe cristiana fundamentada en Jesús que no se halle en este libro

La obra presente está compuesta con un notable afán didáctico. El autor divida la lectura en tres niveles:

A. El primero, con tipo de letra redonda, normal, es un relato seguido que contiene en síntesis todo lo que le puede interesar al lector medio que desea ir al grano. Para ayudar a la comprensión, todos los capítulos tienen una introducción (también en letra de tipo normal) que ofrecen la perspectiva general de lo que se va a desarrollar en lo que sigue.

B. El segundo son resúmenes o ampliaciones de lo dicho en el cuerpo normal del capítulo; en otros casos pueden ser un adelanto de lo que se va a decir. Todo está dividido por secciones que indican en negrita la idea central que va a tener una amplificación sobre el texto normal. Las nociones centrales se perciben con una imple ojeada. El lector interesado en el grueso de las ideas puede omitir esta parte –según el autor-- para leerla quizás en un segundo momento, cuando tenga ya formada una idea general de todos los temas.

C. El tercero está compuesto de notas científicas, no a pie de página, sino al final de cada capítulo. En ellas se complementan aún más los puntos de vista desarrollados antes en A. y en B., se confirman con bibliografía o se discute la opinión diversa de otros autores. El 95% de la bibliografía presentada o discutida es netamente confesional. Echo de menos una discusión con otros autores que presentan perspectivas independientes. Pongamos un par de ejemplos de esto último: cuando se estudia la relación de Jesús con Juan Bautista, aunque se admite de grado que el primero pasó un cierto tiempo con su maestro y que su pensamiento se vio condicionada por el esquema apocalíptico del Bautista, a la hora de emitir opiniones conclusivas me parece que Pikaza insiste mucho más en hacer de Jesús un únicum, algo muy especial, que en las enormes concomitancias entre los dos. En este Blog F. Bermejo –en discusión concreta con Pikaza-- ha insistido en los notables puntos de contacto entre los dos personajes. Esta orientción recibe poca atención en la obra que comentamos.

Otro ejemplo: cuando se trata del posible sustrato “revolucionario” de Jesús, en el sentido de que no hay en ninguna de sus sentencias conservadas de él ninguna condenación expresa de la violencia, y que en otros muchos detalles de los evangelios (que han sido designados como “material furtivo” por G. Puente Ojea) aparece un Jesús opuesto a Roma y atento a las circunstancias socio-políticas de su época, sería deseable una confrontación científica con autores independientes, del estilo de P. Winter, H. Maccoby, M. Goguel, Ch. Gignebert, R. Eissler y otros, incluido, por ejemplo, A. Loisy, que han presentado ya una imagen de Jesús que es más afín a una postura antirromana de lo que suele concederse.

Respecto a A. y B. creo que se logra el que los lectores se sientan cómodos con esta división. Pero se nota, a veces que, por el afán didáctico, se repiten varias veces las mismas ideas. Pongo un ejemplo: se habla desde el principio del libro que Jesús fue un pretendiente mesiánico nazoreo, y ciertamente se explica un tanto la primera vez que aparece qué se entiende por este vocablo. Pero hay que esperar hasta la p. 111 para que en las notas (que están destinadas a una tercera lectura, como dijimos) se entere el lector exactamente de lo que piensa el autor, y de las diferencias entre nazoreo y nazireo y sus respectivas raíces y cómo los dos vocablos llegan a confundirse en ocasiones. En el entretnto el vocablo nazoreo aparece Nazaret y otra vez.

Por otro lado, tengo que decir que Pikaza es muy valiente y no oculta las dificultades que para la fe tradicional tienen –por ejemplo-- los primeros capítulos de Mateo y Lucas acerca de la infancia de Jesús. Tampoco evita los problemas históricos de la resurrección y las apariciones, aunque una discusión de ellos se deje para un par de apéndices. Y es de alabar esta valentía en tratar todo lo que desea un lector saber sobre Jesús, ya que otros autores (J. Gnilka, por ejemplo, si no me equivoco, omite los escabrosos problemas de la vida oculta de Jesús e inicia directamente su relato con el bautismo de éste por Juan Bautista). Pero aquí yo diría que me gustaría una mayor claridad. Después de leer el libro, y continuando con este tema de la infancia de Jesús, no estoy del todo seguro si Pikaza cree o no que el padre carnal de Jesús fue José y si tuvo hermanos carnales o no. Hay, en este y otros aspectos, una cierta nebulosa en su libro.

Otro ejemplo: el autor insiste respecto a la interpretación de la Eucaristía en la tarea de la Iglesia transmisora de este episodio, una Iglesia que remodeló muy profundamente el relato de una Última Cena que fue más de despedida apocalíptico-escatológica que pascual. Pero me he quedado sin saber con exactitud qué piensa Pikaza de verdad sobre si Jesús instituyó o no realmente la eucaristía tal como se entiende hoy, y tal como es hoy interpretada por muchos como centro de su piedad.

Y finalmente, sobre lo que considero interpretaciones teológicas abundantes en su libro (ejemplos: el sentido de la filiación divina que se deduce del episodio del bautismo; el concepto del reino de Dios presente; Jesús y el juicio; la universalidad, o no, de la misión concreto de Jesús; en qué sentido es su mesianismo nuevo, su postura antirromana, etc.) este libro es tan rico que merecería una discusión punto por punto, que sobrepasaría, con mucho, el propósito de una reseña como esta. Un ejemplo: después de haber escrito a fondo sobre el tema “Jesús y las mujeres”, tendría que discutir con Pikaza cómo es que se puede afirmar históricamente que Jesús puso en pie de igualdad a hombres y mujeres y cómo rompió Jesús directa y definitivamente el esquema patriarcal de la comprensión del matrimonio. Jesús simplementa está en la línea interpretativa de Génesis 1,27 de los esenios o del rigorista Shammai, quienes ni elevaron el estatus social de las mujeres ni rompieron el esquema patriarcal del matrimonio.

Y otra cosa: rogaría al autor que tuviera cuidado con el uso abusivo en su obra y contrario a las normas de la lengua del pretérito perfecto compuesto en vez del simple. Un ejemplo (hay centenares): “Jesús ha comenzado su andadura en el Jordán… ha centrado su misión en Galilea… ha culminado su tarea en Jerusalén”, Pikaza debería heber escrito “Jesús comenzó… centró… culminó” porque esas acciones son finitas, no duran hasta hoy. El pasado compuesto se usa cuando se describe una acción que va incluida dentro de un lapso de tiempo que todavía dura, no concluido. Así con expresiones que van encabezadas con “Hoy… este mes… año… desde 1850…”. Así: “Desde 1850 ha llovido mucho”. Pero “Ayer llovió mucho”. Expresiones con “desde”… “hasta” son cerradas. Luego hay que usar el pretérito indefinido, ¡pero si la acción sigue hasta el presente! Así, “Hasta 1950 la Medicina progresó enormemente” (“ha progresado es incorrecto porque la acción no dura hasta hoy día). Pero “Desde 1850 hasta 1950 la medicina progresó mucho”.
Pikaza tampoco distingue entre “deber” y “deber de”. El primero expresa obligación, el segundo, siempre posibilidad (véanse, por ejemplo, y entre otras, las pp. 94 y 95, notas 8 y 13. Y otro caso distinto, porque no quiero insistir demasiado en defectos de forma: es que no es lo mismo "El mismo Dios" que "Dios mismo" (aquí creo que el corrector de Verbo Divino no ha tenido la vista fina, así como en las erratas que aparecen de vez en cuando). Y hay otras cosas más, pero no deseo ser un pesado.

Y ahora dejando las quisquillosidades sobre el lenguaje y yendo a lo esencial, diré como síntesis de mi comentario: creo que merece la pena leer el libro de Pikaza porque es la decantación de un pensamiento reflexivo durante decenios de estudio sobre su objeto, la persona y obra de Jesús de Nazaret. El lector avisado e interesado en el aspecto científico-histórico tiene en las notas muchísimo material sobre el que reflexionar. Pikaza hace un buen resumen de lo que se piensa sobre Jesús, sus palabras y sus hechos, su mensaje y su impacto, entre los exegetas confesionales moderadamente abiertos a las propuestas de los investigadores independientes.

Felicito a la Editorial también porque en tiempos de penuria, de pirateo infame, que va a acabar con los deseos de escribir, y de escasez de ventas de los “ensayos” y libros científicos se ha atrevido (¡su atrevimiento dura hasta hoy!) a publicar un libro de casi 700 páginas.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
Www.antoniopinero.com

Jueves, 18 de Septiembre 2014
Hoy escribe Fernando Bermejo

En la disciplina de la historia, y en general en el ámbito de la ciencia, el valor de una hipótesis radica en su simplicidad y su valor explicativo, pero también en su capacidad de responder satisfactoriamente a las objeciones y anomalías a las que se enfrenta –o a las que se la enfrenta–.

Como he señalado en alguna ocasión, la hipótesis de que el galileo Jesús de Nazaret estuvo implicado en ideología y/o práctica de resistencia anti-romana, a pesar de su enorme capacidad explicativa, suscita un profundo rechazo en muchas personas, que han multiplicado objeciones para intentar desacreditarla.
El hecho de que las objeciones se multipliquen es muy comprensible, según algunos, porque la hipótesis carece de fundamento; según otros, en cambio, porque la admisión de la hipótesis pone en cuestión creencias profundamente arraigadas y sentimientos no menos arraigados. En cualquier caso, la hipótesis se beneficia de tales objeciones cuando es capaz de responderlas de manera plausible.

Una constatación muy elemental es la de que quienes rechazan por principio la hipótesis acumulan objeciones sin cesar, sin reparar suficientemente en el fundamento empírico (en nuestro caso, textual) de la hipótesis, en su capacidad explicativa, y en los eventuales gravísimos defectos de las soluciones alternativas.

Esta constatación invita a responder sistemática y simultáneamente a las objeciones habituales a la hipótesis, con el objeto de que quienes se aproximan a la cuestión con voluntad de verdad y sine ira et studio, puedan sopesar –repitámoslo: tras haber comprendido el fundamento empírico, la capacidad explicativa, y la fragilidad argumentativa de las alternativas– tranquilamente la capacidad de la hipótesis para dar cuenta de las objeciones habituales.
Ello ha llevado al autor de estas líneas a publicar el artículo “Has the Hypothesis of a Seditionist Jesus Been Dealt a Fatal Blow? A Systematic Answer to the Doubters”, Bandue 7 (2013), pp. 19-57 (un número correspondiente en efecto a 2013, pero que ha aparecido con un año de retraso). Aunque este artículo no presenta la totalidad de la hipótesis –cosa que el autor hace en un trabajo mucho más extenso que está en prensa en el Journal for the Study of the Historical Jesus, y que será publicado en dos partes–, responde provisionalmente a la veintena de objeciones que cabe detectar tanto en el ámbito académico como en el popular.

Entre ellas cabe mencionar, por ejemplo: Si Jesús hubiera estado implicado en ideología y/o actividad anti-romana, ¿acaso no dispondríamos de más testimonios al respecto? ¿Cómo podría Jesús haber abogado por una resistencia (acaso violenta) al Imperio, si parece haber pensado que la instauración del Reino sería asunto reservado a Dios mismo? ¿Cómo es posible hablar de ideología anti-romana en un autor cuyas críticas parecen haberse dirigido más bien a las autoridades sacerdotales de Jerusalén? ¿No será que los aparentes indicios de implicación política del galileo dependen de una malinterpretación de su mensaje? ¿Acaso Jesús no rechaza la violencia, según Mt 26, 52-53? ¿No es cierto que el mensaje del “amor a los enemigos” (Mt 5) pone a Jesús más allá de los antagonismos políticos de su tiempo?

Dado que no siempre es fácil tener acceso a las revistas científicas, los lectores que lo deseen pueden consultar desde ahora libremente el artículo citado, y otros muchos del autor, sobre la figura histórica de Jesús y sobre sus otros ámbitos de investigación, en el siguiente enlace a una página recién abierta:

https://uned.academia.edu/FernandoBermejoRubio

Saludos cordiales de Fernando Bermejo
Miércoles, 17 de Septiembre 2014

Hoy escribe Antonio Piñero

Durante unos días no voy a poder responder a todas las preguntas porque tengo que terminar dos trabajos urgentes. Sin embargo, por hoy, he aquí algunas preguntas y respuestas de días pasados:

Pregunta:

Jesús habló que benditos los pobres de espíritu, que para un rico sería muy difícil de entrar en el reino de los cielos, mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen..., expulsó a los mercaderes del templo. La teología de liberación lo conceptualiza como un "Cristo Liberador". Antonio Escohotado, en su libro "Los enemigos del comercio", aborda el fenómeno de aquella secta judía que alteró la quietud ideológica del poderoso Imperio Romano levantando la bandera del “pobrismo”. No obstante, la interpretación del calvinismo de las escrituras fue muy diferente, lo que tuvo repercusión directa en los países de dominio protestante, a diferencia de latinoamerica por ejemplo. Me gustaría conocer su opinión al respecto o lecturas para ahondar en el tema.

Respuesta:

Lo que dice Usted es cierto. Calvino interpretó, al estilo del Antiguo Testamento, a saber, que la bendición de Dios en esta vida, debido a una vida justa, se mostraba en la concesión divina de la riqueza acá abajo. Y mi opinión: le diría como los rabinos: “Setenta caras tiene la Biblia y cada uno encuentra en ella lo que busca” y “La Torá, la Biblia, es como una cueva de ladrones; en ella encuentra cada uno lo que quiere”.

Para leer más, busque en Google información sobre ediciones en español de la obra de Max Weber, que es el que reflexionó sobre el fenómeno que Usted describe.

Pregunta:

A propósito de una pregunta en qué consistía el pecado de Sodoma y Gomorra en la que yo respondí lo siguiente,
“Sobre todo el primero (la homosexualidad). Para un judío la sexualidad desviada, sobre todo homofílica, es el gran pecado”,
quiero transcribir, porque las considero muy interesantes las consideraciones del prestigioso teólogo Ariel Álvarez Valdés en la siguiente
Respuesta:

Como siempre, me resultan muy interesantes las respuestas que usted publica en su blog.

Hoy leí sobre el pecado de Sodoma y Gomorra, donde usted contesta que éste sería “sobre todo el primero (la homosexualidad). Para un judío la sexualidad desviada, sobre todo homofílica, es el gran pecado”.

Si me permite, discrepo con su opinión.

Primero, porque el texto dice que todos los habitantes de Sodoma participaron del asalto a la casa de Lot. Y la palabra hebrea enoshim (habitantes) alude tanto a hombres como a mujeres.
Segundo, porque el hecho de que Lot quiera entregar a sus hijas en lugar de sus huéspedes, indica que sus vecinos tenían intereses heterosexuales.
Tercero, porque las hijas de Lot estaban comprometidas con hombres de Sodoma, lo cual demuestra que no todos los sodomitas tenían inclinación hacia el mismo sexo.

Pero el argumento más fuerte contra la homosexualidad es que, jamás, en la tradición bíblica, se interpretó así ese pecado.
En efecto, Isaías dice que tal pecado consistió en la práctica de un culto superficial, la opresión de los más pobres (Is 1,10-17) y la corrupción de los jueces (Is 3,9).
Jeremías dice que fue el adulterio, la mentira y el no arrepentimiento (Jr 23,14).
Ezequiel, que fue el orgullo, la gula y la pereza (Ez 16,49-50).
El Eclesiástico dice que era la soberbia (Eclo 16,8).
El 3º libro de los Macabeos (obra apócrifa judía) dice que era la arrogancia (3 Mac 2,5).
O sea que en ningún libro del Antiguo Testamento es posible encontrar un solo testimonio de que en Sodoma se practicara la homosexualidad.

El Nuevo Testamento también habla del pecado de Sodoma: Mateo (10,14-15; 11,23-24), Lucas (10,12; 17,29), la 2º carta de Pedro (2,6-8), el Apocalipsis (11,7-8). Y ninguno precisa cuál era. Sólo la Carta de Judas (1,7) hace una pequeña alusión: “También Sodoma y Gomorra fornicaron y fueron tras una carne diferente” (es decir, no humana sino de ángeles). O sea que el pecado habría consistido en querer unirse a seres de otra especie, como eran los ángeles. No se trata de la homosexualidad.
Por lo tanto, ningún autor bíblico, cuando habla del pecado de Sodoma hace referencia a la homosexualidad, lo cual resulta sumamente curioso porque en esa época las prácticas homosexuales no estaban bien vistas.

Fue en el siglo II a.C. cuando se produjo el cambio de interpretación.
La más antigua referencia a ella está en El Testamento de Neftalí (4,1), donde por primera vez se identifica a los sodomitas como homosexuales.
La segunda, en El 2º libro de Henoc (10,3).
También Filón, en De Abrahamo (26,134-136), se une a ella.
Y Flavio Josefo, en las Antigüedades Judías comenta lo mismo.

Esta nueva interpretación pasó después al cristianismo.

Que el pecado que se pretende condenar con el relato de Sodoma es el de la falta de hospitalidad queda confirmado por el relato semejante a este de la esposa del levita en Guibeá, (Jue 19,1-30), donde sí se dice expresamente que el pecado fue la falta de hospitalidad (Jue 20,4-6).
También el libro de la Sabiduría (19,13) afirma que el pecado de Sodoma fue la falta de hospitalidad.
Una última confirmación la ofrece Jesús, cuando envía a sus discípulos a predicar y dice: “Si a ustedes no los reciben en un lugar, salgan de la casa o de la ciudad, sacudiendo el polvo de sus pies; porque les aseguro que el día del juicio, Sodoma y Gomorra serán juzgadas con menos dureza que esa ciudad” (Mt 10,11-15).

Un cordial saludo.


Pregunta:

Hace poco leí unos libros de la cultura egipcia en donde aparece la familia: Osiris, Isis y Horus, don de la religion cristiana seria por ejemplo: José, Maríay Jesús su puestamente ellos tomaron de la los egipcio esa representación de divida de la sagrada familia, el cristianismos primitivo pensó que haciendo estos cambios darían mayor importancia a la religión. Ya que leyendo la biblia el nacimiento de Jesús, se ve muy turbio, no tiene lógica como nació no hay algo concreto, luego creo que los judíos se se creían ese nacimiento por obra del espíritu santo.
a: Pienso que los cristianos primitivos quisieron modificar o cambiar la religion judía, pero no lo permitieron.
b: Ningún judío aceptaría ese nacimiento de Jesús de una forma como dicen las escrituras.
c: Creo que los cristianos tomaron muchos símbolos egipcios y a la vez paganos para influir.

Respuesta:

A. Los cristianos primitivos creyeron “vivir el verdadero judaísmo en el Cristo, es decir, en el mesías”. La modificación del judaísmo vino poco a poco sobre todo cuando l incorporación de gentiles (= paganos) a ese “judaísmo vivido en Cristo” fue muy abundante
B. Desde luego que era muy difícil que lo aceptaran
C. El cristianismo naciente no solo toma conceptos de la religión egipcia, casi todos de forma indirecta (aceptados primero por el judaísmo helenístico) sino sobre todo de las religiones o cultos de misterio del mundo grecorromano. He procurado dejar en claro, y espero que se ve así cuando aparezca el año que viene mi libro “Guía para entender a Pablo. Una interpretación del pensamiento paulino” en la Edit. Trotta.

Pregunta:


Cuándo se pervierte el mensaje evangélico, el kerigma paulino, el anuncio del reino... y se empieza a vender la moto que se puede vender según el lugar. ¿Podría ser Pablo hablando del dios desconocido o fue siglos después cuando se sustituye el culto ancestral a Isis, Astarté y otras deidades femeninas por María?

¿Nació el cristianismo inculturando?

Respuesta:

Me es muy difícil responder a preguntas tan enormemente generales y tan fundamentales, porque necesitaría un tratado para dar cuenta de cada aspecto.
El cristianismo no nace de repente, sino que necesita unos cinco ssiglos para conformarse. Pongamos hasta el Concilio de Calcedonia en 451… ¡y algunos estudiosos lo discutirían!

El cristianismo no nace de un padre solo, sino de muchos: Pablo (que no pretendió jamás fundarlo, pero puso sus fundamentos) Mateo, Lucas, Juan, el autor del Apocalipsis, los PP apostólicos y apolegetas del siglo II , etc. Por tanto, la inculturación de Issis y Astarrté va iuall de lenta. Ciertamente no fue Pablo, sino mucho más tarde. No hay devoción a María de un modo general quizás hasta el siglo IV.

Naturalmente el cristianismo nace inculturando, como cualquier obra humana con una gran carga ideológica que va naciendo en diversos lugares.

Pregunta:


¿Es el Cristianismo como el Monoteísmo una construcción colectiva, colaborativa elaborada a lo largo del tiempo? No pudiéndo decir en ningún momento que el monoteísmo se lo debemos a un Yahvista del Antiguo Testaento, sino a un colectivo que ha contribuido directa o indirectamente en la elaboración de este constructo teológico. De la misma forma podríamos decir que Pablo de Tarso no es el creador del Cristianismo, sino un impulsor más como San Aniceto o San Ambrosío desde sus respectivas perspectivas cada uno. ¿Es aproximadamente correcto esto?

La otra consulta esta orientada a una escena en concreto de la polémica película "La última tentación de Cristo". En un pasaje concreto ese Jesús que no muere en la cruz se encuentra con un predicador: Pablo de Tarso. Allí se da una discusión muy acalorado sobre lo que es "la verdad" y lo que "el pueblo necesita saber". La pregunta es: ¿Las nuevas investigaciones están haciendo cada vez más evidente algo que antes era imposible siquiera demostrar? No es esta una disputa entre una concepción clásica de Jesús y otra moderna basada en las investigaciones contemporáneas.
Respuesta:

Ciertamente así es. Es clarísimo que antes del exilio en Babilonia no había un monoteísmo claro en Israel. Y durante siglos se siguió discutiendo si Dios operó en el mundo por sí mismo o bien por modos suyos, como su Palabra o su Sabiduría y se discutió durante siglos en el judaísmo si estos modos eran así, o bien hipóstasis o personificaciones reales de una entidad divina.

Segundo: También respondería que sí. Una perspectiva sobre Jesús como judío radical que no quiso fundar religión alguna y al menos que no condenó la violencia contra Roma es algo que se va abriendo paso modernamente. Pero, la defensa de la postura tradicional es cada vez más inteligente y busca nuevas vueltas a los textos para reivindicar lo tradicional. Por ahora no se agotará esta discusión.

Pregunta:
Se han expuesto argumentos para considerar
"paulino" el evangelio de Marcos,como: 1) el "rechazo" que en éste se dá a los
parientes de Jesús.(por extensión a Santiago considerado éste como líder de
la comunidad de Jerusalem, de alguna manera enfrentado a Pablo.......) 2) el
"rechazo" a los doce, por su torpeza en entender,su falta de fé, y su
cobardía, y especialmente a Pedro (hasta resucitado les reprocha su anterior
falta de fé),esto parece "desacreditar" bastante a los discípulos, y situar a
Pablo en la misma categoría de comprensión de solo después de la
resurrección. 3) el "rechazo" a la "jerarquía" fariseica, y la interpretación
"literal" de la ley. 4)La predicación "universal", basada en 16:15, que
también me ha parecido leer que puede ser un texto añadido. No creo que sean
argumentos de peso porque,no veo con claridad lo más importante en la teología
mesiánica paulina como: -La anexión al nuevo Israel de los convertidos.
Podría ser más claro Marcos y no lo es. - El como se adjuntan, es decir la
validez de la ley Mosáica. Que no es cuestionada, por el Jesús de Marcos, para
los gentiles que en un futuro se convertirían. - Si en Pablo,la divinización
de Jesús no está clara, en Marcos está menos,siendo el secreto mesiánico un
galimatias inexcrutable. - El mesianismo de Pablo, y la venida del Cristo, no
creo que que estén en la línea del cap 13 de Marcos - Habéis escrito que el
evangelio de Marcos, es una extensión de la Pasión, y yo lo comparto, pero
para Pablo la pasión no es lo importante. En fin, me surge dos preguntas: 1.
¿Marcos leyo alguna vez alguna carta de Pablo las "serias", (Gal, Rom,
1ª Tes,..)?, perdonad la expresión pero Pablo tenía que ser un buén cotilla,
metiéndose en temas costumbristas, personales etc., con la que tenía encima.
2.- Si Pablo hubiera leído a Marcos ¿Que le habría parecido?.

Respuesta:

Un buen resumen del paulinismo de Marcos se halla en el vol. I del Comentario al Evangelio de Marcos, de Joel Marcus, Editorial Sígueme, Salamanca 2011. Hay que fijarse en la interpretación global de Jesús y de su muerte y resurrección (y contrastarla con lo poco que sabemos de la mentalidad teológica de los judeocristianos) y no solo en los detalles. En concreto un buen análidis de o que circula por debajo del Evangelio de Marcos presenta en mi opinión un Jesús “histórico” mucho más divino que el de Pablo.

• No sabemos si Marcos es Juan Marcos y si acompañó de veras a Pablo. Tampoco sabemos cuánto se expandieron las cartas del Apóstol hacia el 70-75. Pero el paulinismo ra una teología bien conocida por los pocos cristianos había entonces.

• Pablo se habría extrañado del retraso de la Parusía… ¡y mucho! Pero si hubiera asumido este retraso, quizás no le extrañara –aparte de detalles—la idea general de Marcos sobre la vida terrena de Jesús que era también salvífica (la imitación de Cristo es un tema muy paulino) y habría admitido la necesidad de un “evangelio” .

Saludos cordiales
Martes, 16 de Septiembre 2014
Literatura Pseudo Clementina. Las Homilías griegas.
Hoy escribe Gonzalo Del Cerro

Homilía VIII

Actitud diversa de la turba frente a Pedro y el Mago

El relator habla de las reacciones de la turba frente a Pedro y a su enemigo Simón el Mago. Pedro es objeto de una recepción plena de clamor, mientras que Simón emprende la huida. La palabra de Pedro satisface las ansias de su auditorio. Una de sus obsesiones es la comunicación de la verdad, que es el camino para la salvación eterna. Por eso, habló primero de la Ley de Dios, que es la expresión más correcta de la gran solución de la vida humana. La metáfora del camino traspasa todas las limitaciones de la filología para ser prácticamente la definición de la realidad.

Los dos maestros Moisés y Jesús

Pedro se detiene en la presentación de los dos maestros dados por Dios a sus fieles. Son Moisés y Jesús. Moisés queda en cierto modo oculto para los que creen en Jesús, como Jesús lo está para los que han aceptado la enseñanza de Moisés. Lo que trata de dejar claro Pedro es que la enseñanza de ambos viene a ser la misma. Por lo que se salvan cuantos creen en ellas. Sus palabras dicen literalmente: “Una sola es la enseñanza de ambos, Dios acoge al que cree en cualquiera de ellos” (Hom VIII 6,2). Pero la creencia en cualquiera de estos dos maestros consigue su plenitud cuando se practica lo que Dios ordena.

Sentimientos proselitistas a favor del judaísmo

Algunas afirmaciones de Pedro reflejan lo que muchos investigadores subrayan como uno de los sentimientos latentes en las Pseudo Clementinas, como es un cierto proselitismo a favor de la religión hebrea. Según el convencimiento de Pedro, manifiesto en la letra de los textos, los hebreos no son condenados por ignorar a Jesús si practican lo ordenado por Moisés. Como tampoco los gentiles son condenados por ignorar a Moisés, siempre que vivan practicando lo exigido por las enseñanzas de Jesús. En consecuencia, ni judíos ni gentiles obtendrán ningún provecho por llamar señores a sus maestros, si no dejan de hacer las cosas propias de los esclavos.

Importancia de las obras

Por esa razón, nuestro Jesús se dirigió a uno que lo llamaba con frecuencia “señor”, pero no hacía nada de lo que él ordenaba. Le dijo, pues: “¿Por qué me dices «señor, señor», y no haces lo que digo?” (Mt 7,21). Porque no aprovechará a nadie el decir sino el hacer. Tenemos aquí de nuevo la doctrina del Pseudo Clemente sobre la importancia de las obras por encima de las palabras y la fe. Concluye luego Pedro matizando su postura doctrinal diciendo simplemente: “Si alguien ha recibido el don de reconocer que los dos (Moisés y Jesús) han predicado una misma doctrina, ese hombre es considerado rico ante Dios” (Hom VIII 7,5). El Pseudo Clemente reconoce dos cosas de forma clara: Moisés y Jesús predicaron la misma doctrina. Judíos y gentiles conversos a la fe cristiana tienen expedito el camino para la salvación. Todo si a su fe en las doctrinas de sus maestros añaden la práctica de sus recomendaciones.

La Ley y la amistad de Dios con el hombre

Dios que ha creado todas las cosas, se las ha entregado a los hombres para su uso y disfrute. El gesto es una manera de buscar la amistad con la humanidad, lo mismo que la Ley. Una amistad que es una evidente conveniencia para los hombres. Los hombres deben amar a Dios y ser amados por él. Por ello les ha manifestado el camino que conduce a su amistad con él, enseñándoles con qué obras de los hombres el único Dios y dueño de todos se deleita. Dios que creó el mundo para el hombre, le muestra su Ley, verdadero camino para llegar a la verdad y conseguir la salvación eterna. Pero como ya sucedió en los días del paraíso, la generosidad y la bondad de Dios tuvieron como respuesta una persistente ingratitud de la humanidad.

Ingratitud de la humanidad

Así manifiesta Pedro sus quejas ante el auditorio que le escucha con avidez: “Pero ya que ellos no habían tenido antes la experiencia de los males, adoptando una actitud insensible frente al don gratuito de los bienes, por la abundancia de los alimentos y los lujos, se desviaron hacia la ingratitud, hasta el punto de creer que no existía la Providencia” (Hom VIII 11,1). Será uno de los problemas discutidos hasta la saciedad en los relatos de la obra. Si el orden del mundo es fruto de la Providencia de Dios o de la casualidad o la posición de los astros en el momento del nacimiento. Para el autor, la ausencia de sufrimiento y la abundancia de bienes fueron los elementos que desviaron al hombre hacia la ingratitud.

El autor sigue los pasos de la maldad humana a través de la Escritura hasta el punto de que el Dios Creador, generoso y poderoso, llegó a sentir arrepentimiento de haber creado al hombre (Gén 6,6). El autor de las Pseudo Clementinas sigue esos pasos concretos tal como los expresa el texto bíblico del capítulo 6 del libro del Génesis. El diluvio no deja de ser una prueba de la necesidad de enderezar el rumbo desviado de la humanidad.

Saludos cordiales. Gonzalo Del Cerro



Domingo, 14 de Septiembre 2014
Orígenes del credo cristiano, de Gonzalo Puente Ojea (5299
(Tengo problemas con el añadido de la foto de la cubierta de este libro. En cuanto sepa solucionarlos, la modificaré)

Hoy escribe Antonio Piñero

Signifer libros, pequeña editorial de ámbito cultural, sobre todo en materias de historia antigua, está realizando una labor titánica en nuestro país, en donde mucha gente se interesa por la cultura, ciertamente, pero en donde abundan muchísimo más las gentes a las que esta les interesa bien poco. O al menos así lo parece cuando leemos acerca de los grandes índices de audiencia de algunos programas televisivos. Signifer tiene una pequeña colección, Mikrá “(libros) pequeños”, “Minima” en otras editoriales, que no asustan por su volumen, pero cuyo contenido da mucho que pensar.

El nº 6 lleva por título Orígenes del credo cristiano. El triunfo de la tergiversación paulina, del 2014 ISBN 978-84-1602-00-3, 94 pp., formato de bolsillo, en donde G. Puente, en palabras del editor, “presenta con concisión la hazaña redaccional del evangelista Marco, indeleblemente impregnado del pensamiento paulino, al transformar una tradición oral (precisaré más abajo, en gran parte) sobre el mesianismo galileo en el ‘mito de Cristo’ mediante su hibridación con la literatura greco-oriental de las religiones de misterio. El atento análisis de los evangelios canónicos en el marco judeocristiano del siglo I, incluso en su incongruente redacción, permite desvelar la raíz de esta asombrosa transformación que fluye desde el fondo de su propia composición literaria”.

Estoy de acuerdo con este punto de vista. Haciendo un paréntesis diré que Marcos no es solo literatura oral. Los materiales previos eran probablemente los siguientes:

A) Un ciclo de milagros que presentaba a Jesús lleno de poder y en contacto especial con Dios = Mc 1,21-34 y los capítulos 5 y 7.
B) Un ciclo de “diálogos polémicos” con sus adversarios dialécticos, en especial los escribas y fariseos = Mc 2.
C) Una colección de parábolas = Mc 4.
D) Un discurso apocalíptico de Jesús = Mc 13.
E) Una breve narración sobre la “Última Cena” y la Eucaristía = Mc 10,42-45, tradición que quizá proceda en parte de Pablo: 1 Cor 11,23-26.
F) Una historia de la pasión, ya bien organizada = Mc 14,13-16,8.

Todos estos elementos no estaban unidos aún entre sí y la mayoría no tenía indicaciones precisas del lugar o tiempo en que ocurrieron. Había, además de los conjuntos mencionados, otras muchas noticias sueltas sobre Jesús, tanto dichos como hechos, que Marcos podía recabar de la tradición oral, que en su tiempo circulaba con gran viveza y que en cierto modo vivía paralelamente al intento de ahormarla por escrito. Con todo ello compone Marco una suerte de relato somero de la vida pública de Jesús. A veces, Marcos es respetuoso con la tradición, y la incorporación de algunas partes de ella a su obra causa notables tensiones a sus propios presupuestos teológicos.

Dicho esto, creo que estoy totalmente de acuerdo con Puente Ojea (G. P. O.) en que el marco general del Evangelio, los añadido redaccionales, a veces muy sutiles y continuos, transforman más que notablemente la figura de Jesús que la crítica puede reconstruir, precisamente y muchas veces a partir de ese “material furtivo” (la expresión es de G. P. O.) que ha recogido el evangelista. La perspectiva crítica no pasa en absoluto de moda. La prueba es este librito, que recoge lo que G. P. O. publicó en 1999 en un volumen de ARYS, “Antigüedad, religión y sociedades”, Editorial de la Universidad de Huelva, nº 2, 1999, 359-406, y cuyas ideas siguen estando prácticamente todas vigentes.

Hay que seguir reflexionando sobre la más que probable ficción literario-teológica de que “Jesús había previsto, asumido, y anunciado secretamente a sus discípulos, antes de iniciar el período decisivo de su aventura personal, el martirio expiatorio en la cruz y su resurrección al tercer día”. G. P. O. reflexiona sobre los cinco aspectos relevantes del mensaje de Jesús de Nazaret: la perspectiva mesiánica judía de la que participa plenamente Jesús; el reino de Dios como utopía religioso-política; la inminencia de este Reino y la urgente exigencia de la conversión personal; el radicalismo de la ética escatológica de Jesús o “ética interina” válida sola para los momentos inmediatos antes de la llegada del Reino y que son como una parte añadida a la moral general del judaísmo farisaico del helenismo, y –finalmente-- el cumplimiento de las promesas de Dios al pueblo de Israel.

Lo que creo que puede ser también muy interesante para el lector de hoy, a pesar del paso de un decenio y pico, es –en el apartado del radicalismo y apocalíptica de Jesús y su ética escatológica-- el escrutinio serio y directo, absolutamente al grano, del núcleo interpretativo de los libros de G. Vermes; de la perspectiva del Jesus Seminar (R. W. Funk y R. E. Hooves, “Five Gospels, one Jesus! What did Jesus really say? Sonoma 1992); de los libros de J.D Crossan, The Historical Jesus. The Life of a Mediterranean Jewish Peasant (Nueva York 1991; hay versión española; el de B. M. Mack, The Lost Gospel: the Book of Q and Christian Origins (San Francisco 1993). La crítica de G.P.O. son muy oportunas a pesar del tiempo transcurrido.

Lo que ha cambiado hoy día, y bastante, es la apreciación de los cambios –o mejor de la perspectiva-- que introduce Pablo de Tarso en la consideración del Jesús histórico. G.P.O. habla de “tergiversación” de la figura del Jesús histórico por parte del Apóstol. A nadie le cabe la menor duda que el cambio de perspectiva es tan radical que ciertamente se puede hablar de tergiversación. Pero lo que ha cambiado hoy día es la noción de si Pablo actuó de un modo voluntarista, autónomo, fantasioso a la hora de describir las cualidades del “Cristo celeste”, es decir, si actuó como un prestidigitador teológico que saca un nuevo as de su manga, o bien si siguió unas pautas que le iba marcando la especulación judía apocalíptica desde hace siglos y que hoy conocemos muchos mejor gracias a estudios del pensamiento judío realizados no sólo desde el punto de vista cristiano ¡, sino sobre todo de los especialistas judíos que estudian la época del Segundo Templo.

Es cierto que Pablo no explica en ningún sitio con absoluta claridad cómo concibe la naturaleza del Mesías; le interesa más su función que su esencia. Por un lado, el Jesús terreno, como cristo, ungido mesiánico, no tiene problemas especiales de intelección para el lector de las cartas paulinas. Pero no es el Jesús terreno el que ocupa continuamente la mente de Pablo, sino el Resucitado, el Exaltado a nivel divino, el Cristo celestial. El problema capital, pues, es dilucidar si el Apóstol entendió que este Jesús era Dios desde siempre (al estilo del Evangelio de Juan, aunque la comparación sea anacrónica), con su característica de preexistencia, o bien un ser humano elevado a entidad divina sui generis tras su muerte, lo que sería una suerte de apoteosis.

Hoy día la investigación paulina tiende a pensar que el Apóstol, como judío mesiánico y apocalíptico que era, no abandonó su religión judía, sino que siempre pensó teológicamente dentro de los marcos, muy amplios y libres del pensamiento apocalíptico judío de la época del Segundo Templo. Por ello no parece haber sentido inconveniente mental alguno en admitir la existencia de una figura mesiánica con naturaleza doble e imprecisa a nuestros ojos. Es humana, aunque con características especiales ya en esta tierra puesto que tiene una autoconciencia muy alta; pero cuando muere, es resucitado, elevado y exaltado al cielo por Dios Padre; allí, por “adopción” teñida de una suerte de apoteosis, le son otorgados caracteres exclusivamente divinos. Habría, pues, en Pablo una mezcla de esquemas judíos helenísticos, en el fondo generados por la invasión del platonismo vulgarizado incluso en Palestina –como señalo Martín Hengel-- con un esquema grecorromano de adopción y de apoteosis, con resultados superiores a los de un mero héroe grecorromano como se podría pensar de un Heracles/Hércules, por ejemplo.

Por tanto, Pablo no fue un simple prestidigitador que sacó de su chistera la noción de la humanidad-divinidad del Mesías sabiendo que era un mero truco, ni necesitó inventar fantasiosamente nada acerca de ese Cristo celeste cuando repensó y reinterpretó la vida del Jesús de la historia, centrándose en su muerte, resurrección y exaltación /adopción y, en especial, en su función como agente divino, cuyo asiento está a la diestra de Dios. No debe, pues, pensarse que todo ello es el fruto de una desbordada fantasía de carácter único. En rigor, tampoco Pablo necesitó tampoco inspirarse directamente en las apoteosis de los héroes o varones grecorromanos, contados entre los dioses ya en vida o normalmente después de su muerte. El proceso es ciertamente el mismo, pero la exaltación/apoteosis de un ser humano considerado excepcional estaba ya asimilada dentro de una tradición muy típica del judaísmo de su época, el arrebatamiento al cielo, adscrito ya a Elías y otros personajes como señalaba el texto de J. Marcus. Pablo, pues, no hace otra cosa que asignar a Jesús lo que otros judíos anteriores o coetáneos habían aplicado a diversos personajes, “un como hijo de hombre” de Daniel, Moisés, Elías, Melquisedec, Henoc o Job.

Naturalmente esta constatación no significa disminución alguna de nuestra percepción de la enorme distancia entre lo que pudo realmente ser la vida, figura y misión de Jesús de Nazaret y la concepción paulina del Cristo celeste como señala oportunamente G. P. O. en su libro. Sigue siendo una rotunda verdad en la que insiste una y otra vez el pequeño librito que comentamos que el Cristo celeste no pertenece al ámbito de la historia, sino evidentemente al de la teología. Ahora bien, hoy día ya no se puede pensar simplemente en Pablo como un mero “creador de mitos” (el Mythmaker de H. Maccoby, por ejemplo) desde la nada, sino en un Pablo que siguió fielmente, pero con audacia y cierta innovación los senderos de un pensamiento apocalíptico judío, cuyo transfondo es griego aunque a veces no cayera en la cuenta.

Pues bien, esta es la perspectiva en la que conviene leer las reflexiones de G.P.O. de hace años quien se adelantó claramente en España en señalar las grietas tan notables entre el Jesús histórico y el Cristo teológico. Un libro pionero, por tanto, que merece la pena leerse.

Saludos cordiales Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
Www.antoniopinero.com

Viernes, 12 de Septiembre 2014
Hoy escribe Antonio Piñero

Algunas preguntas y respuestas:

Pregunta:

Algunos de los presente traían a la discusión textos apócrifos y gnósticos publicados por Usted que aportaban a la conversación sal y pimienta, pero no nos hacía profundizar en lo que nos convocaba por su dudosa credibilidad. Sirva de introducción lo escrito para futuras conversaciones, pero lo que nos interesa en esta ocasión es saber qué opinión le merece a usted el Diccionario Teológico Bíblico Leon Diffour.

Respuesta:

Hay que distinguir entre Apócrifos del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento. Los primeros son absolutamente necesarios para entender la teología cristiana y deben estudiarse a fondo. Recomiendo el primero volumen de la colección “Apócrifos del Antiguo Testamento” de Alejandro Díez Macho, Editorial Cristiandad, Madrid, para el estudio y el resto de los volúmenes de la colección para la comparación.

De los apócrifos del Nuevo Testamento se puede prescindir bastante, menos de algunos papiros y sobre todo los Evangelios de Pedro y de Tomás gnóstico.

Los textos gnósticos son fantasiosos y son muestra de un platonismo medio judeo- cristiano y son en extremo fantasiosos.

El Diccionario de León Dufour me parece bien. El autor es un buen conocedor de la Biblia. Pero yo prefiero, porque es más amplio de mente el “Diccionario enciclopédico de exégesis y teología bíblica de la Editorial Herder.
Y sería bueno también tener el Diccionario de Teología de la Editorial Trotta, el dirigido por J.J Tamayo.

Pregunta:

cuál fue el pecado de sodoma para ser exterminada? ¿Lo que hoy llamamos sodomía o faltar a la ley de la hospitalidad?

Respuesta:

Pienso que las dos cosas. Pero sobre todo el primero. Para un judío la sexualidad desviada, sobre todo homofílica, es el gran pecado. Pero no solo en sí mismo, porque rompe el orden de la creación, sino porque es la antesala de la idolatría.

Pregunta:

¿Qué motiva a Pablo (en realidad cristianismo helenístico) a "transformar o reinterpretar" a un Jesús muerto en cruz en función de su particular visión divina, considerando el riesgo de muerte que corría?

• ¿Cómo si hay dos comunidades primitivas judeocristianas: una en Jerusalén y otra en Galilea, y en cual estaría Pedro?
• ¿Porqué la presencia de María Magadalena, sin anuncio de origen ni nada, como testigo y canal de comunicación del acto más significativo del cristianismo, por lo menos para Pablo: la Resurrección.

Respuesta:

Había que darse prisa para lograr dos objetivos del plan divino sobre el final de los tiempos: a) Que todo Israel aceptara a Jesús como mesías; b) Que se completara cuanto antes el número de los gentiles predeterminado por la divinidad para integrarse en el verdadero pueblo o familia de Dios. ¡El tiempo que resta es muy escaso! Pronto, muy pronto, habrá de venir Jesús Mesías como juez definitivo de vivos y muertos.
Según su revelación recibida, Pablo está convencido de que Jesús no es solo mesías judío, sino el salvador universal destinado sobre todo para los gentiles.

Una mentalidad judía como la de Pablo no podía imaginarse que entre la resurrección del Mesías y su parusía definitiva hubiese habido un tiempo intermedio largo…, pero sí lo suficiente como para convertir a los gentiles que Dios hubiese estimado necesarios para que llegara el final para un Israel restaurado, completo. Y en ese momento se instauraría la soberanía absoluta de Dios. El plan de predicar masivamente a los gentiles no tenía socialmente precedentes en el judaísmo –el proselitismo era escaso y selecto--, pero era en sus motivaciones profundamente judío.

Pablo se sintió responsable de ejecutar la parte del plan divino prometido a Abrahán y en la Shemá aún no cumplido. Según la cronología de los judíos de la época, esa labor representaba para el Apóstol el peso sobre sus hombros de unos 1700 o 1800 años. Y como un titán se aprestó a emprender su urgente e ingente tarea, incluida su marcha hasta los que pensaba que eran los confines del orbe. Pablo había comenzado una nueva vida con la “llamada” y ahora se producía una aceleración en su tempo interior. ¡No hay que perder ni un segundo! Es posible que a Pablo le ocurriera algo parecido a lo que debió de sucederle a Jesús de Nazaret cuando –en lo que podemos sospechar que fue como una iniciación a su ministerio público cubierta con el manto legendario del relato de las tentaciones— sintió que su tiempo tranquilo se había acabado. Jesús se lanzó entonces a una loca carrera para proclamar sin descanso la inminente venida del Reino.

2. Pedro pertenece la iglesia de Jerusalén

3. Hay muchas teorías al respecto. pero lo importante que la primera aparición es dudosísima: A Pedro = (1 Cor Pablo); a los de Emaús: Lucas; A M. Magdalena (Ev Juan y finall espurio de Marcos). Por tanto, no sabemos. Además, Taambién dice lla tradición que se apareció a Santiago, su hermano, el primero (Ev de los hebreos)


Pregunta:

al leer el evangelio de Marcos hace unas semanas llamándome la atención una cosa sobre todas las demás: la batería de sanaciones y milagros curativos con las que arranca este primer evangelio de los canónicos. Si todos estos hechos médicos se asientan en algún tipo de base real ¿no sería Jesús de Nazaret, por encimas de otras muchas cosas, un fantástico sanador por medio de la imposición de manos u otras técnicas ancestrales propias de los curanderos que hoy en día aún existen, y de ese modo, es decir, con ese talentazo galeno como don natural, atraería consigo seguidores diversos en busca de curación, aprovechando paralelamente esta circunstancia para adjuntar proclamas proféticas y observaciones bíblicas diversas? ¿Sería descabellado pensar que las masas de gentes campestres de Galilea viendo como este Jesús curaba dolencias a diestro y siniestro, luego estuvieran rendidas a sus pies para atender y escuchar todos aquellos discursos religiosos que tuviera a bien comunicarles? ¿No sería en suma, esa gran virtud médica, la definitiva razón para aglutinar adeptos y seguidores y no el hecho de que anunciara o dejase de anunciar venidas de reinos y otras disquisiciones religiosas mediantes?

Podría, pues, establecerse la hipótesis de que el profeta Jesús el de Nazaret fuera en primerísimo lugar un curandero de talento absolutamente excepcional, como alguno que yo he visto en mi vida (dos en concreto mediante la imposición de manos), y que tal don (y los dones existen, como el de alguno que es capaz de memorizar 100 dígitos en diez segundos entre otras azañas impropias del 99,9% de los seres humanos), en un ambiente religioso claramente propiciatorio, se relacionara con atributos divinos por parte de seguidores y populacho diverso. Todo ello aderezado con un carisma dialéctico notable, podría darnos como resultado parte de lo que con el paso de los años se convertiría en un personaje divino por medio de sus diferentes seguidores.

Respuesta:

Estoy muy de acuerdo con esta perspectiva. Y, además, con el hecho de que Jesús predicaba a gentes que tenían una mentalidad como la suya en cuanto a otros temas, por ejemplo, la venida inmedita del Reino de Dios

Pregunta:

¿Hay algún indicio histórico que se hubieran considerado ilegítimos la concepción y nacimiento de Jesús?

Respuesta:

Sí los hay. Orígenes, Padre de la Iglesia, recoge en su obra Contra Celso (248 d.C.) una acusación de este personaje en un libelo contra los cristianos compuesto en el 178 d.C., con el título El discurso verdadero. Decía Celso que existía en su tiempo una tradición muy consolidada y que era la siguiente: José, el carpintero, había echado de casa a María, su esposa, había cometido adulterio con un soldado romano apodado Pantera. Era, pues una acusación contra Jesús corriente entre paganos, y también entre los judíos del siglo II d.C.

Hay en los Evangelios dos pasajes que podrían apuntar un leve indicio en el sentido del nacimiento ilegítimo. En el primero, Mc 6,3, preguntan los vecinos de Nazaret:

“¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, Joseto, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?» Y se escandalizaban a causa de él”

Y en Jn 8,40-41: replica Jesús a los judíos:

“Tratáis de matarme, a mí que os he dicho la verdad que oí de Dios. Eso no lo hizo Abrahán. Vosotros hacéis las obras de vuestro padre (el Diablo).» Ellos le dijeron: «Nosotros no hemos nacido de la prostitución; no tenemos más padre que a Dios”.

El primer texto supone que se nombra a Jesús “hijo de María”, por ser ilegítimo. Por ello se omite la mención del padre. El segundo, recoge la misma acusación al mencionar lo de “nacido de la prostitución”.

Mi opinión: los indicios no son probatorios en sí. Pero es posible que circulara ese rumor de ilegitimidad, y que los añadidos de los evangelios de Mateo y Lucas, lo dos primeros capítulos, compuestos después de terminados ambos escritos, fueran una réplica cristiana a tal acusación.

O también es posible que la acusación judía, recogida por Celso a finales del siglo II, sea una parodia burlesca de la afirmación cristiana del nacimiento virginal de Jesús.

No es fácil decidir.

Saludos cordiales
Martes, 9 de Septiembre 2014
Literatura Pseudo Clementina. Las Homilías griegas.
Hoy escribe Gonzalo Del Cerro

Homilía VIII

Frustración de las turbas con la huida de Simón

La llegada de Pedro a Trípolis provocó la huida de Simón hacia Siria. La huida del Mago había producido una profunda frustración en las turbas, sedientas de escuchar las prometidas acusaciones de Simón contra Pedro. Pero la ausencia de Simón no había calmado las ansias algo morbosas del auditorio. Era la situación anhelada de un enfrentamiento sistemático, concretado en detalles y sospechas. La enemistad de Pedro y Simón había provocado situaciones similares, en las que no habían estado ausentes las calumnias y los insultos. Debates de cara al público llevaban consigo el riesgo de subida de tono en gestos y palabras.

La dialéctica de Simón frente al poder sagrado de Pedro

Pedro estaba advertido por sus espías sobre la habilidad dialéctica de su adversario. La gente no ignoraba el dato y estaba impaciente por comprobar los resultados reales. La dialéctica de Simón topaba con el poder taumatúrgico de Pedro, que hacía invencible su palabra. El hecho es que Pedro estába sorprendido por la diligencia de las turbas por escuchar su discurso. Y recordando las palabras de Jesús “muchos son los llamados, pero pocos los escogidos”, Pedro se siente gozoso porque observa que los llamados son muchos. Son, pues, muchos los que Dios ha llamado, pero advierte que la llamada no es bastante, si no va acompañada de buenas obras (Hom VIII 4,4). Los llamados que completan la llamada con el ejercicio de obras buenas son los que obtendrán la recompensa.

Necesidad de las buenas obras

Pedro recuerda que no basta la fe, si no va acompañada de buenas obras. Esta recomendación de Pedro es una de tantas que marcan la diferencia de la doctrina de Pedro con la del “hombre enemigo”, que no es otro que Pablo. Es el antipaulinismo de las Pseudo Clementinas, del que hablan los investigadores. No se salvan los hebreos por creer en Moisés si no observan sus palabras. Dios concedió a los hebreos y a los llamados de entre los gentiles la gracia de creer en los maestros de la verdad. Pero dejó en su libre albedrío la práctica de las obras buenas, que son las que en definitiva abren los caminos para llegar a la vida eterna. En contra de lo que Pablo parece recomendar, de nada vale creer si la creencia no va avalada por la práctica de obras buenas o la realización práctica de las palabras escuchadas.

“Tampoco, concluye Pedro, la salvación consiste en creer a los maestros y llamarlos señores” (Hom VIII 5,4). En este sentido da lo mismo creer a Moisés que creer a Cristo. Lo determinante es poner en práctica sus enseñanzas. Porque ni hebreos ni gentiles obtendrán ningún provecho por llamar señores a sus maestros, si no dejan de hacer las cosas propias de los esclavos. Porque no aprovechará a nadie el decir sino el hacer. De todos modos, es imprescindible la práctica de las buenas obras.

Cambio del local que servía de auditorio

Mientras Pedro hablaba estas cosas a su auditorio en el local donde hablaba, irrumpió una gran multitud en tropel, como si hubiera sido llamada por alguien. Cuando Pedro vio al gentío que acudía a escuchar su palabra mansamente como la corriente tranquila de un río, rogó a Marones que le proporcionara un lugar más amplio, que pudiera contener a toda aquella multitud. Su anfitrión condujo a la multitud a un campo abierto y bien cultivado. Era un lugar adecuado para el deseo de Pedro y su anfitrión, así como para las pretensiones de la turba expectante. Pedro subió a la base de una estatua no demasiado alta para dirigir la palabra. Saludó al auditorio según acostumbraba y, al ver que muchos de sus oyentes estaban aquejados por variadas dolencias, les ordenó permanecer tranquilos para escuchar su discurso. Luego, sanaría a todos de sus enfermedades y expulsaría a los demonios de los posesos.

Elogio de la bondad y la justicia de Dios

Inició entonces un discurso que era una apología de la bondad y la justicia de Dios. La bondad de Dios estaba por encima de todas las calumnias que Simón había vertido contra él. El Creador del mundo lo había hecho todo bien, aunque muchos hombres lo acusen movidos de falsos doctores. Según la opinión de Simón Mago, Dios había cometido muchos errores y era merecedor de reproches. Como si fuera el culpable de la existencia del mal en el mundo. La raíz de todo era la ignorancia. Por eso, los que ahora acusan a Dios deben desdecirse con buenas palabras y buenas obras “presentando la ignorancia como causa de su mala conducta para conseguir el perdón” (Hom VIII 9,3).

La ley de Dios

La presencia del mal y del pecado en la sociedad humana hizo que Dios enviara a los hombres su Ley, que venía a ser “la manifestación del camino que conduce a su amistad, enseñándoles con qué obras de los hombres el único Dios y dueño de todos se deleita”. Y eso era la Ley de Dios, que expone las cosas que le agradan, define la ley eterna para todos, que ni puede ser derogada por una guerra, ni menoscabada por ningún hombre impío, ni escondida en algún lugar, sino que puede ser leída y comprendida por todos.

Saludos cordiales. Gonzalo Del Cerro









Domingo, 7 de Septiembre 2014
Hoy escribe Antonio Piñero

He aquí algunas preguntas y respuestas:

Pregunta:

Si del texto de 1 Corintios (11, 23-26) se consideran las frases de Jesús: “este es mi cuerpo que se da por vosotros” y “esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre” en referencia simbólica al Cordero Pascual, y no como institución formal de la Eucaristía tal como se la practicaría después, ¿no desaparecen las objeciones a que esas pudieran ser palabras auténticas de Jesús? ¿Por qué tendríamos que suponerlas invención de Pablo y no una tradición de los primeros cristianos? Por otra parte, quisiera saber cuál es la fecha del papiro o documento más antiguo que se conserva en que aparece el texto de 1 Corintios (11, 23-26).

Respuesta:

No me parece posible que el Jesús histórico

1. Aceptase previamente su muerte, como expiación por los pecados. O que uese a Jerusalén para morir.

2. No me parece posible que el Jesús histórico pudiera compararse ni siquiera simbólicamente con el cordero pascual. Todo ello son teologuemas (= concepciones teológicas) típicamente cristianos que se encuentran por primera vez en Pablo. Deducir que es una tradición anterior es forzar el inicio del texto de 1 Cor 11,23: “Porque yo recibí del Señor lo que os transmití”.

3, He escrito muchas veces que la presunción del argumento, tomado del uso de paralambánein/paradidónai, es radicalmente incorrecta. Basta leer el inicio del que es quizás el tratado más famoso de la Misná, Abbot, 1,1ss para persuadirse:

Moisés recibió (qibbel) la Torá (la Ley) del Sinaí (es decir, de Dios) y la transmitió (masar) a Josué, Josué a los ancianos, los ancianos a los profetas, y los profetas a los Hombres de la Gran Asamblea [el tribunal de 120 miembros que comenzó a actuar en Israel en tiempos del Esdras bíblico, años después de la vuelta del exilio en Babilonia]” (Trad. de Carlos del Valle, Misná, Sígueme, Salamanca, 1997, pág. 835).

La conclusión evidente de la lectura de este importante texto es que una “tradición” no necesariamente procede de una comunidad anterior, sino que puede provenir del Señor celeste, es decir, por medio de una revelación personal.

4. Salvo error, no encuentro en la edición del texto griego de Nestle-Aland 28 ningún papiro que traiga 1 Cor 11,23-26. Por tanto, los manuscritos completos del Nuevo Testamento son los que están en juego, y estos son del principio del siglo IV.


Pregunta:


mi pregunta sencilla es: tiene algun escrito sobre esos versículos de que la "mujer calle en la congregación", es decir, eso se toma literal, o hay que tener en cuenta el contexto cultural de la epoca?. Porque la iglesia catolica NO PERMITE el sacerdocio femenino, por ejemplo, y en iglesias protestante tampoco, al menos las mas cerradas.-
Respuesta:

Transcribo el pasaje crucial atribuido a Pablo = 1 Cor 14,33-36

33b Como en todas la iglesias de los santos, 34 las mujeres cállense en las asambleas, pues no les está permitido hablar; estén sumisas como también dice la Ley. 35 Y si quieren aprender algo, pregúntenlo a sus propios maridos en casa; pues es indecoroso para la mujer hablar en la asamblea. 36 ¿Acaso salió de vosotros la palabra de Dios? O ¿llegó hasta vosotros solos?

Una notable mayoría de estudiosos opina que este pasaje, aunque se halle en todos los manuscritos, es una clara glosa al texto auténtico de Pablo. Por ello se suele subdividir en 33a y 33b. Es una nítida interrupción de la línea de pensamiento entre Pues Dios no lo es de la confusión, sino de la paz (v. 33a) y lo que sigue en el v. 37: Si alguien se cree profeta o espiritual reconozca que lo que escribo es un precepto del Señor. Y sobre todo parece un añadido porque existe una notable contradicción con lo supuesto en 11,5, a saber que las mujeres hablan en las asambleas: Y toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta afrenta a su cabeza; es como si estuviera rapada. Es decir, que las mujeres oraban en alta voz en las asambleas y profetizaban. El vocabulario y el tono del pasaje 14,33b-36 recuerdan más bien los de 1 Tim 2,8-15, texto claramente posterior a Pablo, obra de uno de sus discípulos como se sostiene comúnmente. Además, contrástese el v. 15, se salvará por su maternidad, con el espíritu de 1 Cor 7, donde es imposible que el Pablo auténtico escribiera semejante sentencia. El pasaje de 1 Tim 2,8-15 es el siguiente:

8 Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar elevando hacia el cielo unas manos piadosas, sin ira ni discusiones. 9 Así mismo que las mujeres, vestidas decorosamente, se adornen con pudor y modestia, no con trenzas ni con oro o perlas o vestidos costosos, 10 sino con buenas obras, como conviene a mujeres que hacen profesión de piedad. 11 La mujer oiga la instrucción en silencio, con toda sumisión. 12 No permito que la mujer enseñe ni que domine al hombre. Que se mantenga en silencio. 13 Porque Adán fue formado primero y Eva en segundo lugar. 14 Y el engañado no fue Adán, sino la mujer que, seducida, incurrió en la transgresión. 15 Con todo, se salvará por su maternidad mientras persevere con modestia en la fe, en la caridad y en la santidad.

En conjunto, pues, se opina que el sentido de este texto “paulino”, 14,33b-36, que obliga a las mujeres a callarse en los oficios litúrgicos comunes, responde más bien al espíritu de una comunidad de raigambre paulina ciertamente, pero posterior y organizada ya de otro modo. Algunos manuscritos nos ayudan a confirmar que es un añadido, porque muestran dudas en su colocación. Algunos sitúan la glosa en otro lugar: después del v. 40 (así D F G, algunos minúsculos y ciertos manuscritos de la Vulgata y de la versión siríaca). En concreto esta glosa sería la obra de un escriba que tenía unas ideas parecidas a las de los autores de las Epístolas Pastorales. Por tanto, rechazamos este texto como espurio.

Otros estudiosos, sin embargo, defienden la autenticidad del pasaje en la idea de que Pablo sólo prohíbe en él que las mujeres de los profetas disciernan o evalúen (literalmente “hablar”) lo que sus propios maridos habían ya profetizado. Debían mostrar, pues, respeto a su marido en público y formular sus preguntas en la intimidad de la casa. Es un argumento ingenioso, pero nos parece más verosímil la primera interpretación, pues el texto parece transmitir una norma general: Es indecoroso para la mujer hablar en público. Por tanto, este segundo argumento parece poco convincente.

Otros estudiosos piensan que el texto es original de Pablo, pero que en los vv. 34-35 están reflejando la opinión de algunos seguidores de Jesús varones corintios, y que el v. 36 es la reacción del propio Pablo. Esta opinión parece igualmente poco probable.

Pregunta:


Me podr[ia recomendar una obra que hable acerca del período interstamentario.
Muchas gracias.

Respuesta:

Le recomiendo dos y muy buenas:

1. Alejandro Díez Macho, volumen I, “Introducción” de la colección “Apócrifos del Antiguo Testamento”, Editorial Cristiandad, Madrid 1987.

2. G. Aranda Pérez- F. García Martínez– M. Pérez Fernández, “Literatura judía intertestamentaria” Edit. Verbo Divino, Estella, 1996

Pregunta:

Cristo sufrio la pena máxima durante el reinado de Tiberio, a mano de uno de nuestros procuradores, Poncio Pilatos. (Tacito)
Pilato lo condeno a ser crucificado y a morir, sus discipulos, reportaron que se les habia aparecido 3 dias despues de su crucificción y que estaba vivo (Josefo)
En el mundo entero se presencio la oscuridad mas temible de todas, al momento de la crucificción de Jesús (Talo)
Y con respecto al eclipse en los tiempos de Tiberio Cesár, fue en el tiempo de la muerte de Jesús (Phlegon) Y sobre esto, hubo un eclipse lunar el 3 de abril del año 33 D.C. del calendario Juliano
Ahora mi pregunta, usted cree que estos registros podrian avalar la resurrección de Jesús y aportar datos que corroboren los datos biblicos, tanto en aspectos historicos, como en su tan disputada divinidad?

Respuesta:

De ningún modo.

Da la impresión por su plural que Poncio-Pilato fueran dos procuradores. Ha sido seguramente un lapsus.

No hay registros de tal obscuridad. Paree un dato de “historia teológica” de Mateo.

El eclipse de Luna nada tiene que ver.

Ni la resurrección de Jesús ni su divinidad son datos históricos y como tal no pueden probarse.


Pregunta:

Conforme a su investigación y estudio sobre las diferencias del Dios Judio y el Dios Cristiano, y tambien, gracias a quienes han sabido expresar dentro de la historia la definición de Dios ya sea por cada grupo religioso le hago las siguientes preguntas:
Primero el Dios Judio.
¿Es el Dios Judio un Ser?
En el caso del Dios cristiano (uno y trino, en el caso del grupo mayoritario de cristianos)
¿Es el Dios cristiano uno, dos o tres Seres? ¿Es cada persona un ser distinto?

Respuesta:

El Dios judío está pensado como el Altísimo, el Uno, el único existente, etc. Lea, por favor, la Biblia. Si se cree en él o no, eso es harina de otro costal.

El Dios cristiano, tal como lo “define” el credo niceno-constantinopolitano (Concilios de Nicea, 325; de Calcedonia = pequeña ciudad, luego conurbada, de Constantinopla). Son tres personas distints, pero un solo Dios verdadero.
Si le es posible, lea los capítulo correspondientes de mi obra “Cristianismo derrotados”, EDAF, Madrid, 2009.

Pregunta:

¿Qué motivos impulsaron a sostener que el nacimiento de Jesús había sido virginal?

Respuesta:

Nacer de una madre virgen, o con relaciones sexuales con un dios, era algo muy estimado dentro, sobre todo, del mundo grecorromano. Y los evangelios se escriben para este público.

Pero lo importante no era en el fondo que la madre fuera totalmente virgen o no (también se perdía la virginidad con las relaciones sexuales con un dios = la madre de Pitágoras, Platón o de Alejandro Magno, según las leyendas), sino que el nacimiento del héroe fuera del todo punto extraordinario: producto de la divinidad.

La exaltación del antisexo en sí se da únicamente de modo claro en los ambientes gnósticos judíos y cristianos. Pero como éstos son platónicos a la hora de considerar a la materia lo más bajo del ser –por tanto el sexo--, es posible también que entre las gentes del Imperio influenciadas por el platonismo medio vulgarizado se diera una tendencia semejante.

Saludos cordiales
Domingo, 7 de Septiembre 2014
Hoy escribe Antonio Piñero

He aquí algunas preguntas y respuestas:

Pregunta:

¿Existen pruebas fehacientes de que Pedro estuvo en Roma?

Respuesta:

Realmente no. Pero sí tenemos una alusión de Pablo a que Pedro pudo haber estado en Corinto, ya que al principio de Primera Corintios (1,12-13), cuando ataca el hecho de que los corintios están divididos en facciones o partidos, afirma que hay algunos que se llaman “petrinos”/”cefinos” o de Pedro /Cefas: “Sé de vosotros, hermanos míos, por los de Cloe, que existen discordias entre vosotros. 12 Me refiero a que cada uno de vosotros dice: «Yo soy de Pablo»; «Yo de Apolo»; «Yo de Cefas»; «Yo de Cristo». 13 ¿Está dividido Cristo? ¿Acaso fue Pablo crucificado por vosotros? ¿O habéis sido bautizados en el nombre de Pablo?”.

Y como existe una literatura apócrifa muy abundante sobre Pedro en Roma, es posible que también estuviera allí, en la capital del Imperio, donde había muchísimos judíos. De hecho, cuando Pablo escribe a los Romanos, es muy consciente de que la comunidad judeocristiana era ya muy potente. Pedro pudo tener algo que ver, pues las relaciones entre Jerusalén y Roma eran fáciles (a través del puerto de Cesarea) y muy densas.
Vea, por favor, Hechos Apócrifos de los Apóstoles, edición de A. Piñero-G. del Cerro, “Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 2006 = primera edición española, multilingüe, de estos Hechos Apócrifos.

Pregunta:

que libro me recomendaria de los que ha escrito para empezar a leer sobre estos temas, sabiendo que mi curiosidad es de hace poco y nunca antes habia indagado en estos temas, gracias.


Respuesta:

De los míos le recomendaría, sin duda alguna, dos: “Guía para entender el Nuevo Testamento”, Editorial Trotta, 4ª edición 2011 (también hay edic. electrónic), que es de lectura sencilla y lleva de la mano al lector para que entienda el Nuevo Testamento que s la base del cristianismo actual, y su libro complementario “Año Uno. Israel y su mundo cuando nació Jesús”, Editorial Laberinto, Madrid, 2010.
De los ajenos, que buscara una buena introducción al Nuevo Testamento como la de Raymond E. Brown, también de Trotta, pero quizás le sea más densa.

Pregunta:
Una pregunta para usted, que tanto influyó el paganismo romano en el entorno del nuevo testamento.

Respuesta:

Mucho, como cultura grecorromana no romana solo.
Pero esta pregunta no se puede contestar en unas líneas.

Si le es posible, lea el libro que he editado: "Biblia y Helenismo. Pensamiento griego y formación del cristianismo". El Almendro, Córdoba 2006


Pregunta:

Fue virginal el nacimiento de Jesús?

Respuesta:

Los evangelistas Marcos y Juan prescinden del tema, pero tanto Mateo 1-2 como Lucas 1-2 insis¬ten en que Jesús nació de una madre virgen.

Ahora bien, el Nuevo Testamento mismo contiene alusiones a tradiciones antiguas sobre Jesús que pensaban que éste había nacido de modo normal. Jn 1,45 conoce al Nazareno por su nombre tradicional de "Jesús, hijo de José, de Nazaret", y semejantemente, en Lc 4,22 y Jn 6,42, se le llama "hijo de José". Otro indicio indirecto es que el mismo Lucas narra el episodio de la “purificación de María” tras el parto (Lc 2,22): ¿qué necesidad había de purificación si el nacimiento de Jesús había sido virginal?

Las epístolas de Pablo, que anteceden cronológicamente a los evangelios, hablan de la encarnación, pero nunca mencionan una concepción milagrosa ni el nacimiento virginal. La Epístola a los Gálatas (4,4: “Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley,”) implica un nacimiento natural; y Romanos 1,3-4, “3 acerca de su Hijo, nacido del linaje de David según la carne, 4 constituido Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad a partir de su resurrección de entre los muertos, Jesucristo Señor nuestro” , no parece hacer ninguna alusión a la concepción milagrosa.

Saludos cordiales
Sábado, 6 de Septiembre 2014
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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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