CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
La invención de Jesús. Más argumentos de R. Carrier (17-12-2020) (1153)
Escribe Antonio Piñero
 
Antes que nada, tengo el gusto de indicarles la subida a la nube por parte de Miguel Delgado Delgado de Costa Rica, de la siguiente entrevista sobe el pensamiento, que creo auténtico de Pablo de Tarso:

https://www.facebook.com/100004098498864/posts/2354108328069094/?d=n  
 
Y vídeo en YouTube: https://youtu.be/FyI1U3h-Z5Y
 
Foto: Talmud
 
En una postal anterior escribí que no debemos hacer caso prácticamente ninguno a datos sobre Jesús extraídos del Talmud y de las referencias de Epifanio sobre los ebionitas / nazarenos, a saber que habían vivido en la época del rey macabeo Alejandro Janeo  (103-76 a. C.) cien años antes de lo que sabemos. Ahora vuelvo a R. Carrier mismo. En la p. 13 del importante  capítulo inicial “¿De qué Jesús estamos hablando exactamente?” (p. 13, ofrece nuestro más consideraciones, esta vez sobre la inseguridad total que tenemos acerca de cómo fue la muerte de Jesús.
 
Vamos a tratar ahora este aspecto. Carrier no ofrece en su último libro (destinado al gran público) datos concretos del Talmud acerca de la muerte de Jesús. Por ello presento los textos. Son los siguientes.
 
Lo primero es reconocer que acerca de la muerte de Jesús y sus causas se ocupan solo algunos pocos pasajes del Talmud. En diversas ocasiones en el tratado Sanhedrín (b. Sanh 67a = j. Sanh 25cd = Tosefta Sanh X 11) se lee lo siguiente:
 
El primero:
"Respecto a todos aquellos que son dignos de la pena de muerte de acuerdo con la Ley no se utiliza el encubrimiento y el engaño, salvo en el caso del seductor (es decir el que extravía al pueblo hacia una falsa religión) ¿Cómo se actúa con éste? Se disponen a dos discípulos de los sabios en una cámara interior y se sienta (al acusado de herejía) en una habitación exterior, contigua, y se enciende una lámpara sobre él de modo que (los testigos) lo vean y oigan su voz. Eso hicieron con Ben Stada en Lida; escondieron por su causa dos discípulos de los sabios, (éstos escucharon sus opiniones), lo llevaron ante el tribunal (Bet Din), lo lapidaron y lo colgaron en la víspera de la Pascua".
 
Este texto supone, primero, que Jesús fue condenado por sus doctrinas basándose en sus propias palabras; segundo, que Jesús murió en Lida, no en Jerusalén; tercero, que su muerte fue un asunto sin intervención romana, puramente judío –una disputa en materia de ley y religión– y cuarto, que fue apedreado hasta la muerte y luego colgado del madero.
 
Sabemos que, al parecer, algunos cristianos debieron de morir en Lida a instigación del famoso Rabí Aquiba. Y esta tradición, confusa, hace al Maestro, Jesús, morir en el mismo lugar que sus discípulos. Lida Esto es totalmente improbable, pero cualquier modo es claro que los redactores tenían bien poca idea de lo que había ocurrido en verdad con el personaje, Jesús, al que criticaban. En realidad, no les importaba.
 
El otro famoso pasaje del mismo tratado Sanhedrín (43a) es más explícito sobre la ejecución de Jesús. Reza así:
 
"Es tradición: En la víspera de la Pascua fue colgado Jesús (el Nazareno), Y el heraldo fue por doquier durante cuarenta días diciendo: 'Jesús de Nazaret va ser apedreado, porque ha practicado la magia y ha engañado y extraviado a Israel. Si alguien sabe algo en su favor, que salga y declare sobre él. Pero no encontraron nada en su favor. Y lo colgaron en la víspera de la Pascua. Ulla dice: ¿Habría que suponer que Jesús, el Nazareno, un revolucionario, tenía algo a su favor? Era un engañador..."
 
El texto confirma lo de la muerte de Jesús tras lapidación y luego crucifixión (¿?). Por cierto que en la conocida disputa entre los evangelios Sinópticos y el de Juan acerca de la fecha exacta de la muerte de Jesús [los tres primeros evangelios sostienen que Jesús fue crucificado el día de la Pascua; el cuarto, por el contrario, que en la víspera de la Pascua], el texto del Talmud se inclina por la versión de Juan, y vuelve a repetir las acusaciones de magia y de engaño para con el pueblo al haber predicado Jesús una falsa religión, basándose en que él se hacía a sí mismo Dios.
 
El siguiente texto: b. Sanhedrin 106ª dice:
 
“Y él, Balaán, compuso una parábola y dijo: ‘¡Ay! ¿Quién vivirá si Dios hace esto? Rab Simeón ben Laquish dijo: ‘¡Ay de aquél que dice de sí mismo que vive por el nombre de Dios!’”
 
El último texto rabínico, de la Tosefta, Sanhedrin IX 7, alude probablemente a la muerte en cruz de Jesús: (Tosefta es la reunión de opiniones de rabinos igualmente ilustres sobre la Ley y su interpretación no contenidas en la colección más importante, la Misná. Es, pues, un complemento a la Misná).
 
R. Meir acostumbraba a decir: ¿Cuál es el significado de ‘Maldito el colgado [del madero]?’ (Dt 21,23). Es como el caso de dos hermanos, gemelos, que se parecían el uno al otro. Uno de ellos gobernaba sobre el mundo entero; el otro se dedicó al bandidaje. Después de cierto tiempo, el que se dedicó al bandidaje fue hecho prisionero, crucificado y murió en la cruz. Y todos los que pasaban por allí decían: ‘Parece que el rey ha sido crucificado’. Por ello se dice: ‘Maldito el colgado [del madero]?’”.
 
¿Qué puede sacarse históricamente de estos textos? Prácticamente nada. Sostengo que un rabino ilustrado del siglo XXI, crítico, como Daniel Boyarin, por ejemplo, no se creería ni un ápice de lo que dicen estos pasajes.
 
Sí es cierto que –desgraciadamente– la palabras griega para “cruz” –staurós- y “crucificar” –stauróo– valen lo mismo para “empalar” que para “crucificar”. De cualquier modo, se trata un modo de muerte horrible, de esclavos, sediciosos o prisioneros de guerra sobre un madero. También es cierto que en el Deuteronomio 21,22-23 se dice que:
 
“Si un hombre, reo de delito capital, ha sido ejecutado y le has colgado de un árbol, no dejarás que su cadáver pase la noche en el árbol; lo enterrarás el mismo día, porque un colgado es una maldición de Dios. Así no harás impuro el suelo que Yahveh tu Dios te da en herencia”,
 
texto que supone que el reo primero ha sido ejecutado (normalmente por lapidación) y luego colgado de un árbol como ejemplo y escarmiento para aterrorizar a futuros criminales.
 
 
Ahora bien, los Evangelios no hablan de lapidación previa, sino de ejecución en un madero. Y Pablo en Gálatas 3,13 3 tampoco confirma expresamente que “madero” sea “cruz” y no “palo”:
 
 
“Cristo nos rescató de la maldición de la ley, haciéndose él mismo maldición por nosotros, pues dice la Escritura: Maldito todo el que está colgado de un madero”. Y lo mismo en Flp 2,8: “Se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte en  / de madero”.
 
 
Por lo visto es que los cristianos primitivos creían firmemente que Jesús “había muerto en un madero”. Y ¿por qué entendemos en concreto “crucifixión” y no empalamiento? Porque los romanos no practicaban la empalación, y sabemos de otros muertos en la cruz en tiempos cercanos a Jesús (Valerio Grato y los dos mil crucificados tras las revueltas después de la muerte de Herodes el Grande). Además los cristianos primitivos entendieron siempre que la muerte era en cruz. Y esta tradición se sustenta en griego porque fue transmitida por los apóstoles y otros muchos que presenciaron en vivo la muerte de Jesús.
 
Aceptemos, sin embargo, que hay dudas entre empalamiento y crucifixión… Y ¿qué más da?
 
Carrier dice, en la misma p. 13 que este hecho “supone un problema para responder a la cuestión «¿Existió Jesús?» de modo que debemos preguntarnos “¿A qué Jesús nos referimos?”. Y responde que no a un Jesús cualquiera, pues Joshua era un nombre común en la época de cualquier individuo que pudo morir en un madero bajo Poncio Pilato en torno a la época del Jesús que tenemos en mente. Nos referimos, pues, al Jesús que propició el nacimiento de la fe cristiana.
 
 
Ahora bien, como Joshua, o Jehoshúa, era un nombre que significaba “Yahvé es mi salvador”, y como muchos estudiosos opinan que solo después de su muerte / resurrección los cristianos afirmaron que Jesús era el  Mesías y el Señor”, al decir “Jesús Cristo” esos mismos cristianos se referían a que ese personaje vindicado por Dios era el “Salvador de Dios y el Mesías”. Y por tanto…–concluye Carrier– cuando los cristianos decían “murió en cruz Jesús” es posible que ese personaje pudiera NO llamarse Jesús, sino con cualquier otro nombre (Ben Stada, por ejemplo).
 
 
Escribe Carrier:
 
“Lo que necesitamos preguntarnos es si había finalmente algún judío (sea como fuere su nombre) que había reunido un puñado de seguidores, que había sido ejecutado por un tribunal judío o romano, dirigidos por Pedro (Cefas en arameo) que llegaron a convencerse de que Dios lo había exaltado nombrándole su “Señor y Salvador”, el Mesías verdadero del final de los tiempos. (Esto hubo de ser así). Hubo de existir, pues, tal personaje judío. Por el contrario, si tal personaje no existió, tampoco existió Jesús de Nazaret. Si Pedro y su cuadrilla no afirmaban que un sujeto terreno antes de ese momento había sido asesinado y había resucitado, y que entonces –tras su muerte– era su Salvador exaltado a los cielos, no tiene sentido alguno afirmar que existió el Jesús histórico. Ellos pudieron pensar que había existido y que era real. Pero nosotros no tenemos por qué pensarlo” (p. 14)
 
 
Y llegados aquí veo que me he detenido mucho en exponer el pensamiento de Carrier y su fundamento en el Talmud y en la étimo del nombre “Jesús”, por lo que esta postal ha resultado muy larga. Así que el análisis crítico de este razonamiento tiene que ser aplazado para otra postal. De lo contrario no la leerá nadie, porque se le caerá de las manos. Pero adelanto que este razonamiento me parece muy improbable.
 
Hasta el próximo día.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Jueves, 17 de Diciembre 2020
Dioses o ángeles con hijos entre los hombres (15-12-2020.- 1152)
Escribe Antonio Piñero
 
Foto: Logo de Pausanias
 
Hoy voy a hacer un recordatorio del Seminario de Pausanias de un día, sábado 19 de diciembre 2020 sobre el tema de “Jesús y las mujeres”, y responder brevemente a una pregunta enviada a mí hace tiempo
 
El Seminario está hecho en colaboración con la sede de Pausanias, que muchos de Ustedes conocerán como organizadora de viajes culturales, de historia y arqueología. Y el tema,  “Jesús y las mujeres”, está tomado del título de un libro mío, de la editorial Trotta.
 
Enlace de página web de Pausanias:

https://pausanias.es/es/pausanias-detalle-del-viaje/eventodetalle/257/27%7C51/jesus-y-las-mujeres
 
El precio del Seminario completo (tres conferencias y una Mesa Redonda) es de 20 Euros. Como ven, es un precio bajo para que se apunte el mayor número posible: 5 euros por cada una de las tres conferencias de aproximadamente hora y media con preguntas más una mesa redonda.
PROGRAMA:
Mañana
11:00-12:15- "Las 5 mujeres de la genealogía de Jesús de Nazaret" por Javier Alonso López.
En la genealogía de Jesús del evangelio de Mateo aparecen, además de su madre María, cuatro mujeres conocidas por diferentes libros de la Biblia hebrea. ¿Por qué aparecen estas cuatro y ninguna más?
12:30-13:45 - "Jesús: su mensaje sobre las mujeres" por Antonio Piñero Sáenz.
¿Fue Jesús de Nazaret un feminista? Sólo un análisis objetivo de las fuentes puede situar el Nazareno en su justa medida dentro de la “cuestión feminista”.
 
Tarde
 
16:00 -17:15 -"La Virgen María: una perspectiva histórica" por Eugenio Gómez Segura.
María, la madre de Jesús de Nazaret, es uno de los personajes más interesantes del Nuevo Testamento a pesar de su mínima aparición en él.
 
17:30-18:00- Mesa redonda
Los asistentes al curso podrán consultar a los tres ponentes las dudas que hayan quedado pendientes durante las charlas.
Y aquí va la Pregunta:
 
Génesis 6,4 cuenta como los hijos de los dioses se mezclaron con las hijas de los hombres dando lugar a héroes mitológicos.
 
Esto ocurrió con innumerables personajes relevantes de la antigüedad (y otros no como Leónidas. No es algo general). Es como esos "dioses" fecundaran mujeres para poder estar en la tierra.
 
Hijos de "dioses" con mujeres como Perseo, Pitágoras, Platón, Octavio Augusto, Jesús de Nazaret, Demócrito, Platón, César Alejandro Magno, Juan Bautista, El Rey David etc., confirman Génesis 6:
 
Por ejemplo en el caso de David “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre” (Sal. 51:5), de La Virgen María o del mismo Jesús. Mujeres fecundadas por "dioses"
 
¿Qué pruebas tiene la historia para negar que como dice Génesis seres venidos del cielo se mezclaron con humanos?
 
RESPUESTA:
 
La pregunta tan clara en los ejemplos…, y casi se responde por sí misma.
 
Se ve tan espléndidamente que lo que actúa tanto en Génesis 6 como en las leyendas grecorromanas es la facultad mitopoética (= “creadora de mitos”) del ser humano que casi no necesito añadir nada más. Todo es puro mito, invención, manera de explicar por qué algunos hombres realizaron hazañas extraordinarias, pero humanas. Y la razón más sencilla es decir: “Parte de su persona provenía de un dios”. Por eso logró tanto.
 
Pero tal explicación es un producto de una época de gran credulidad, cuando los genes creían en a existencia de dioses y que estos se paseaban cuando querían entre los humanos.
 
Y es necio suponer que los dioses, tan superiores, precisan de mujeres humanas para tener hijos. Esa concepción se llama antropomorfismo… es decir, pensar a los dioses como humanos.
 
Por eso la ciencia histórica no necesita plantearse que existan “pruebas” de que no hay seres celestes que vengan a mezclarse con los humanos. Sensatamente: sostener eso hoy día sería propio de gente irreflexiva y poco formada. Es un imposible Y no necesitan más pruebas. Ni las hay ni se precisan.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Martes, 15 de Diciembre 2020

Las relaciones entre reliquias, difuntos y poder vistas en la última entrega tienen su correspondencia en Canaán. Tanto en la religión de la cúspide social y política como en la base de la población es fácil ver signos de estas creencias.
Hoy escribe: Eugenio Gómez Segura.


040. 30 monedas: la importancia de las reliquias (3).
Tumbas reales del palacio de Ugarit. Tomada de aquí.

Contrariamente a lo que ocurre en el mundo egipcio, en Canaán la arqueología ha proporcionado datos claros sobre el papel del culto a los antepasados y su oportunidad política. En el norte de Canaán la ciudad de Ugarit ofrece pistas sobre el papel político de estas creencias; en Canaán del sur el Antiguo Testamento y la arqueología se combinan para aumentar el interés por estas cuestiones.
 
La religión de los cananeos, el grupo semítico occidental, contemplaba la existencia de cuatro grupos de entidades divinas o no humanas: dios patrono, dioses mayores, dioses menores y dioses esclavos o mensajeros. Entre los dioses medianos (de los oficios, por ejemplo, o de las labores particulares agrícolas, domésticos), figuran los ancestros. Se incluían en este grupo tanto los reyes muertos como cabezas de familia deificados (casi siempre varones).

Entre las tablillas halladas en Ugarit destaca, en relación a estos cultos, la conocida como KTU 1162, que contiene un texto funerario, un encantamiento, que se recitaría durante la ofrenda de alimentos para los difuntos, alimentos destinados a la “alimentación” de los mismos. El texto contiene una introducción y tres partes importantes:
  1. invocaba a los ancestros del rey (dos reyes, Ammittamru y Niqmaddu)
  2. ofrenda de alimentos
  3. libación de agua (ceremonia en que se derramaba, en una instalación en la tumba, agua para los difuntos).
Finalmente, se intenta concretar que los difuntos bendigan al rey vivo, su familia y la ciudad para terminar considerando que los ancestros realmente se han complacido con el ritual y bendicen a los vivos.

El palacio real de la ciudad incluyó una zona de veneración a los reyes difuntos: el conocido como patio II y su contigua habitación 28. En ésta, dos tumbas reales permitieron llevar a cabo este culto que legitimaba al rey vivo y propiciaba a los ancestros, y restantes dioses, con la ciudad y la población en general. Estos ancestros podían asistir a las reuniones que celebraban los dioses más importantes, de ahí su trascendencia para la humanidad.

Por otra parte, el Antiguo Testamento incluye fragmentos que refuerzan la idea de que estos cultos eran comunes en los reinos de Israel y Judá. En ocasiones se les denominaba elohim (dioses) o rephaim (los “sanos” o “salutíferos”). La palabra hebrea rephaim está relacionada con el término ugarítico rpum, que designaba a los ancestros deificados del rey. También se denominaba rephaim a los antiguos habitantes de la región, concebidos como gigantes. La etimología más probable para esta familia de palabras es la raíz RPʾ, “sanar”.

Un buen ejemplo de la importancia de los ancestros y de su labor como mediadores puede ser 1 Sam 28, 7-21, donde el profeta Samuel, ya muerto, es denominado uno de los elohim. La escena relata cómo Saúl se sirvió de una “vidente” para invocar a Samuel ya difunto y conocer por él la voluntad de Yahvé. Is 8, 19 también corrobora esta costumbre:

Y cuando os dijeren: «Consultad a los nigromantes y a los adivinos que bisbisean y murmujean; ¿es que no consulta un pueblo a sus dioses, por los vivos a los muertos? Trad. Cantera-Iglesias.

Por otra parte, a estos ancestros se les veneraba en tumbas familiares, en las que recibían ofrendas de alimento y vino. De hecho, se supone que esa es la razón por la que los varones de la familia deseaban ser enterrados con los ancestros en la tumba familiar y no en lugares alejados: en 1Re 2, 10: David fue sepultado con sus ancestros; en 1RE 11, 43 así se dice también de Salomón; por el contrario, en Jer 22, 18-19 se dice que Yoyaquim fue enterrado fuera de Jerusalén.

Además, diversas prohibiciones de la Ley delatan, en realidad, que el culto a los ancestros era muy corriente: Dt 26, 14 prohíbe ofrecer a los muertos. Pero la costumbre se confirma si, como debiéramos, se traduce en Gn 28, 22 elohim no como Dios, sino como dioses, es decir, como los difuntos deificados: “esta piedra que he erigido como estela será casa de dioses”.

El cambio de traducción se debe realizar a tenor de lo que sabemos de la religión cananea y de los restos arqueológicos que podemos hallar en muchas partes de Israel y Judá. En Gezer, por ejemplo, el conjunto religioso en la acrópolis del yacimiento incluye una serie de estelas, alguna de hasta dos metros, y un altar para ofrendas.

Saludos cordiales
 
 
Domingo, 13 de Diciembre 2020
Un argumento aparentemente serio de Richard Carrier sobre la no existencia  de Jesús (10-12-2020.- 1151)
Escribe Antonio Piñero
 
Foto: Tiberio, emperador. Durante su reinado (14-37 d. C.) tuvieron lugar los ministerios de Juan Bautista y de Jesús de Nazaret
 
Como esta postal es larga, pongo primero un enlace de una entrevista hecha por  Osvaldo Opazo, de Chile, de Daat Ediciones:
https://www.youtube.com/watch?v=lWpjwD_OIwY
 
Y aquí va la postal de hoy:
 
En la p. 12 de su  obra  “Jesus from outer Space” (“Jesús desde el espacio exterior”) argumenta R. Carrier que una prueba de la inexistencia de Jesús de Nazaret es la inexactitud de algunos recuerdos sobre su persona por parte de sus seguidores. Trae a colación para ello una conocido texto de Epifanio de Salamina, en su obra “Panarion” = “La caja de medicinas”, que cita in extenso en su obra científica anterior, de 2014, “On the Historicity of Jesus” (“Sobre la historicidad de Jesús”), en el capítulo 8, donde habla de las pruebas extrabíblicas de la existencia de Jesús.
 
Afirma Carrier que había seguidores de Jesús en la época de Epifanio (siglo IV), la secta de los “nazoreos” que se equivocaban totalmente en la fecha del nacimiento y muerte de Jesús, a saber no situaban el nacimiento de Jesús en el reinado de Herodes el Grande (desde el 37  hasta el 4 a. C.) y su muerte en tiempos de Tiberio / Poncio Pilato como prefecto de Judea en abril del año 30 o 33 (no sabemos) d. C., sino en tiempos del rey de la dinastía macabea Alejandro Janeo que reinó en Israel desde el 103 hasta el 76 a. C. Esos seguidores de Jesús se habían equivocada casi en 100 años cuando hablaban sobre la vida y muerte de Jesús… lo cual –afirma– es una prueba, entre otras,  de que la vida de Jesús era una pura fabricación mítico-literaria. Por eso los cristianos de Oriente no sabían situar históricamente a Jesús.
 
Como la cosa es importante voy a citar la traducción del  texto griego (que no está en Carrier): Panarion XXIX 3,1. El texto de Epifanio, en traducción no literal y abreviada, dice lo siguiente:
 
“El sacerdocio en la santa iglesia es en realidad el trono de David y la sede real, porque el Señor las unió y dio a su santa iglesia, a saber,  tanto la dignidad real como la del sumo sacerdocio, entregándole a ella el trono eterno de David. Porque la línea de sucesión del trono de David se mantuvo hasta el tiempo de Cristo mismo… pero con el advenimiento de Cristo finalizó la línea sucesoria y se detuvo desde el momento en que nació (Jesús el Mesías) en Belén de Judá, en época del rey  Alejandro Janeo), que era de raza sacerdotal y real. Así pues desde los días de Alejandro y desde Salina, también llamada Alejandra (se refiere a Salomé Alejandra, la viuda de Janeo que reinó desde 76 al 67 apoyándose en los fariseos), hasta los días del rey Herodes y Augusto el emperador romano”.
 
Pongo en griego, por si alguien puede leerlo, la parte más importante del texto.
καὶ [μετ]έστη ἐξότε αὐτὸς γεννᾶται ἐν Βηθλεὲμ τῆς Ἰουδαίας, ἐπὶ Ἀλεξάνδρου τοῦ ἀπὸ γένους ἱερατικοῦ καὶ βασιλικοῦ. ἀφ᾽ οὗ Ἀλεξάνδρου διέπεσεν οὗτος ὁ κλῆρος ἀπὸ χρόνων Σαλίνας, τῆς καὶ Ἀλεξάνδρας καλουμένης, ἐπὶ τοῖς χρόνοις Ἡρῴδου τοῦ βασιλέως καὶ Αὐγούστου τοῦ Ῥωμαίων αὐτοκράτορος·
 
Luego Carrier (en la obra grande anterior, pp. 281-282: “On the Historicity of Jesus. Why we might have reasons for doubt”: “Por qué tenemos razones para dudar”) cita un texto del Talmud  de Babilonia que parece aludir a la misma noticia:
 
“Cuando el rey Janeo estaba asesinando a nuestros rabinos, Rabí Jesús hijo de Periah y Rabi Jesús [el Nazareno] escaparon a Alejandría, de Egipto, y cuando se restauró la paz volvieron a Israel”
 
 
EL Talmud de Babilonia no solo confirma esta noticia, sino que al parecer sus autores judíos no conocieron otra forma de cristianismo. Ello significa que los judíos que habitaban fuera de las fronteras del Imperio romano oriental (donde se compiló y ensambló este Talmud desde los siglos III al V) habían reaccionado ante la presencia de esta cristiandad nazorea.
 
Carrier comenta que los ecos de este pasaje resuenen en el relato de la natividad de Mateo, aplicado en este caso a Jesús y a sus padres y este Jesús, que se identifica explícitamente como 'Jesús el Nazareno', fue condenado por inmoralidad, hechicería y culto ídolos, y finalmente ejecutado porque 'practicó magia y llevó a Israel por mal camino” (texto tomado de Talmud de Babilonia, tratado Sanhedrin 107b; Sotah 47a). La otra recensión del Talmud, compuesta en Jerusalén, en su tratado Hagigah 2,2, aparece parte de esta historia, pero se omite el nombre de Jesús. Carrier sostiene que este borrado del nombre de Jesús era una práctica de borrado usual en los manuscritos del Talmud, es decir, obra de los escribas y no delos autores originarios, y que no significa nada
 
De estos textos deduce Carrier lo siguiente: no podemos usarlos como prueba histórica de la existencia de Jesús ya que lo sitúan erróneamente en un periodo histórico equivocado. O bien el Talmud es una fuente inutilizable, o bien no se refiere al mismo Jesús que nosotros. Y añade la suposición siguiente: “A no ser que sean los evangelios los que han colocado mal a Jesús fabricando una historia de un Jesús real que vivió y murió en la época de Alejandro Janeo y lo han situado cien años más tarde en tiempos de Pilato modernizando la historia”.
 
Y continúa en las pp. 12-13:
 
“Pero los cristianos del Oriente no tuvieron necesidad de hacer (esta modernización) ya que no vivían dentro de los límites  del Imperio romano. Es notable que el apóstol Pablo en realidad no dice nada en sus cartas que sitúen a Jesús claramente en el siglo I de nuestra era. Sus cartas pudieron haber sido escritas en realidad cien años antes. Los primero apóstoles, como Pedro y los hermanos Santiago y Juan pudieron haber vivido en la centuria anterior. Es posible que los Evangelio sean una ficción absoluta. O bien es posible que ninguno de estos dos textos (el Talmud / la noticia de Epifanio de Salamina) sea verdadero. Y es posible que los evangelios orientales que situaban a Jesús en la época de Alejandro Janeo (repito 103–76 a.C.) fue un constructo tan igualmente fabricado como los Evangelio occidentales que los sitúan en la época de Poncio Pilato” (pp. 12-13)
 
Y añade “Hay otro problema aquí: el otro Talmud, de fecha algo anterior, el de Jerusalén fue compuesto dentro del Imperio Romano. Pero este Talmud nunca menciona a Jesús de una manera clara. Hay algunas alusiones vaga a los cristianos como herejes, pero no mucho más” (p. 13).
 
A este respecto hago las siguientes observaciones:
 
1. No conozco a ningún historiador que pretendan utilizar este texto de Epifanio como texto histórico, de modo que dé razón exacta del error de fecha de los judeocristianos ebionitas/nazarenos. De hecho, no se cita este texto, que da cuenta del error de fechas, en ninguno de los libros principales que conozco que tratan de Jesús. En general, los datos concreto de fechas y algunos de conceptos teológicos transmitidos por Epifanio de Salamina, se cuestionan casi siempre.
 
2 La mayoría de los cristianos corrientes, hoy, en el siglo XXI, si se les pregunta quién era Tiberio, responden que no lo saben. Y mucho menos conocen la época en la que vivió. Y si pregunta por Augusto, dirán: “Ah. Sí César Augusto”. “¿Y cuándo vivió?”. Respuesta: “Ni idea”. Y ¿Ha leído Usted los Evangelios?”. Respuesta: “No. Nunca.”. De esta suprema ignorancia no puede deducirse que Jesús de Nazaret no existió jamás, sino que es un mito literario.
 
3. En la literatura Clementina, una novela de los siglos III y IV, texto con muchísimo teología, y a menudo muy subida y conceptualmente difícil, se lee que la secta de los saduceos fue fundada en la época de Juan Bautista (¡¡!!):
 
“Cuando ya estaba inminente la aparición de Cristo para suprimir los sacrificios y proporcionar la gracia del bautismo, el Enemigo, sabiendo por lo que había sido predicho que ya llegaba el tiempo, obraba diversos cismas en el pueblo para que, si por casualidad pudiera abolirse el primer pecado, la segunda culpa no se pudiera corregir. 2El primer cisma era el de los que se llamaban saduceos, que empezó ya en tiempos de Juan Bautista. Éstos, como si fueran más justos que los demás, comenzaron a separarse del conjunto del pueblo, a negar la resurrección de los muertos y a probarlo con un argumento propio de su infidelidad, pues decían que no era digno que Dios recibiera culto como por una prometida recompensa. 3El primer autor de esta opinión fue Dositeo, el segundo fue Simón”: Reconocimientos I 54,1-3.
 
Ni uno solo de los datos de este texto es exacto… Y está escrito por alguien que sabe de teología…¡Todo es erróneo! ¿Debo deducir de este pasaje que en la Siria de los siglos III y IV no se tenía ni idea de la historia de Israel y que, por tanto, es muy posible que los saduceos no existieron nunca, sino que son un mito literario?
 
En síntesis: este argumento de R. Carrier sobre la no existencia de Jesús, tomado de la ignorancia de los cristianos delos siglos V o VI,  sobre la época en la que vivió Jesús de Nazaret no me parece sólido en absoluto. No prueba, ni me ofrece motivos para dudar.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Jueves, 10 de Diciembre 2020
"30 Monedas": la importancia de las reliquias (2).- 7-12-2020 (39)

 Continuamos comentando ideas básicas para aprovechar mejor la serie “30 monedas”. En esta ocasión hablaremos de algunos datos que proporciona la arqueología del antiguo Egipto.
 
 
Foto: Excavación de la tumba de Djer, posteriormente considerada Tumba de Osiris
 
 
Hoy escribe Eugenio Gómez Segura.
 
 
El mundo de las reliquias está ineludiblemente unido al mundo funerario. Como veremos a lo largo de estas semanas, la arqueología funeraria es una de las vías más importantes para hacerse una clara idea de lo que significan las reliquias. En esta segunda entrega Egipto nos proporciona un material excelente tanto por razones materiales como en lo referido a los rituales y los mitos, además de apuntar hacia un aspecto notable de lo relativo a las reliquias: su relación con el poder.
 
 
En el yacimiento arqueológico de Abidos (también denominado Abdju) han aparecido las tumbas de los faraones de las primeras dinastías del país unificado, fechadas entre los años 3000 y 2700 antes de nuestra era. Estas tumbas, muy diferentes por su forma a las pirámides, no desmerecen, sin embargo, en cuanto a importancia arquitectónica y cultural. El uso de ingentes cantidades de adobes destinados a la conmemoración de los monarcas se corresponde con una igualmente abrumadora presencia (cuando ha sido posible recuperarlos) de objetos de lujo tanto por su técnica de fabricación como por los materiales empleados en la misma.
 
 
La idea de conmemoración es importante para entender tanto estas edificaciones como el valor de las mismas y de las reliquias. El vocablo “conmemorar” deriva de la raíz indoeuropea *(s)mer, “recordar”, que también da en griego “mártir”, término muy importante en lo referido a las reliquias. Esta labor de recordar tiene una raíz alternativa, *men/mon/mn, que da “mnemotecnia” o, más interesante ahora para nosotros, “monumento”. Porque un monumento sería una construcción pensada para recordar a alguien.
 
 
Algunas de estas construcciones monumentales de Abidos constaban de un impresionante muro que circundaba áreas sagradas; otras eran una cubierta gigantesca hecha de adobe en forma de paralelepípedo destinado a recordar la presencia debajo de ellas de las tumbas propiamente dichas.
 
 
Por otra parte, la elección de Abidos como lugar de enterramiento y conmemoración parece depender de cierto estatus de la localidad como zona ancestral para el enterramiento de reyes del sur de Egipto.
 
 
Pero esta tradición, como cualquier cosa que se extienda a lo largo de tres milenios, sufrió los avatares de las modas, las fluctuaciones económicas y los vaivenes de la vida en general. Tras ser abandonada como lugar de enterramiento preferente de los faraones y alcanzar las tumbas de éstos la forma y dimensiones de las pirámides, Abidos revivió como centro de conmemoración de Osiris. Este dios, famoso por ser el rey de los difuntos, tras haber sido despedazado ya muerto pudo engendrar en Isis a un sucesor, Horus, el rey de los vivos, el faraón-dios que presidía Egipto. Esta imagen de Osiris descuartizado puede entenderse como un refuerzo del milagro: si a la condición de muerto añadimos la de despedazado, tal como a la de las semillas de trigo añadimos la molienda para convertirlas en harina, la posibilidad de dar vida (tanto el pan como Osiris) resultan aún más sorprendentes, pues ambos sujetos, Osiris y el grano, ya no serían reconocibles tras molerlo o descuartizarlo.
 
 
Pero, como ya he indicado anteriormente, la relación entre recuerdo y poder, entre reliquia y poder es muy importante. En Abidos parece que Seti I y Ramsés II pensaron que el lugar estaba asociado con la transmisión de la cualidad de rey, de ahí que estos dos faraones pensaran en rehabilitar el recuerdo de los antiguos reyes de las primeras dinastías, cuyos nombres, sin embargo, ya habían sido olvidados aunque eran considerados como “ancestros” reales.
 
 
Las tumbas de las primera dinastía, en efecto, fueron cruciales en la renovación de la monarquía y no porque fueran comprendidas como lo que realmente eran, antiquísimas tumbas reales, sino porque la tumba de uno de aquellos lejanos monarcas, Djer, fue identificada como la tumba del mismísimo Osiris. Como Osiris, dios del cereal, dador de vida una vez muerto, rey de los difuntos, era considerado una suerte de “Primer rey”, es decir, fuente de la autoridad que convertía a un faraón en faraón, su “tumba” acabó por ser lugar sagrado y demostración de una de las cualidades de las reliquias: la capacidad de transmitir ese algo divino que le falta a la humanidad.
 
Saludos cordiales de
 
Eugenio Gómez Segura
Lunes, 7 de Diciembre 2020
Seminario de Pausanias sobre “Jesús y las mujeres” el sábado 19 de diciembre 2020 (1150.  03-12-2020)
Escribe Antonio Piñero
 
Hoy dedico esta postal a un anuncio de un Seminario “en línea” que puede interesar:
 
El sábado 19 de diciembre 2020, en colaboración con la sede de Pausanias, que muchos de Ustedes conocerán como organizadora de viajes culturales, de historia y arqueología, hemos organizado u Seminario sobre “Jesús y las mujeres”, de acuerdo con el título de un libro mío, de Trotta.
 
Se accede a la Pág. Web de Pausanias por el siguiente enlace:

https://pausanias.es/es/pausanias-detalle-del-viaje/eventodetalle/257/27%7C51/jesus-y-las-mujeres
 
El precio de la inscripción del Seminario completo (tres conferencias y una Mesa Redonda) es de 20 Euros.
 
El resumen del programa es el siguiente:
 
Programa de la mañana - SEMINARIO ONLINE 
 
11:00-12:15- "Las 5 mujeres de la genealogía de Jesús de Nazaret" por Javier Alonso López.
En la genealogía de Jesús que se ofrece en el primer capítulo del evangelio de Mateo aparecen, además de su madre María, cuatro mujeres conocidas por diferentes libros de la Biblia hebrea o Antiguo Testamento. ¿Por qué aparecen estas cuatro y ninguna más? ¿Qué tienen en común? ¿Qué mensaje pretende transmitir Mateo con su inclusión en una lista de hombres? La respuesta contiene diversos ingredientes, algunos de ellos escandalosos.
 
12:30-13:45 - "Jesús: su mensaje sobre las mujeres" por Antonio Piñero Sáenz.
De unos cincuenta años a esta parte, la figura de Jesús ha recogido muchas de las renovaciones éticas que hemos visto en Occidente. Una de ellas es la atención a la mujer como elemento indispensable de la sociedad y la igualdad. La información sobre Jesús de Nazaret, de esta manera, ha sido repasada y se ha llegado a conclusiones novedosas e importantes sobre lo que el mensaje del Nazareno ofreció para las mujeres antiguas y modernas. Pero, ¿es real esa nueva imagen de Jesús? Por ejemplo, ¿fue Jesús de Nazaret un feminista? Sólo un análisis objetivo de las fuentes puede situar el Nazareno en su justa medida dentro de la “cuestión feminista”.
 
Programa de la tarde
16:00 -17:15 -"La Virgen María: una perspectiva histórica" por Eugenio Gómez Segura.
María, la madre de Jesús de Nazaret, es uno de los personajes más interesantes del Nuevo Testamento a pesar de su mínima aparición en él. En efecto, pocos datos, o casi ninguno, tenemos en los primeros textos cristianos sobre ella más allá de las legendarias anécdotas de los evangelios atribuidos a Mateo y Lucas. Sin embargo, su papel en la cristiandad fue creciendo según cambiaba la concepción que tuvieron los cristianos de los cuatro primeros siglos de nuestra era sobre la figura de Jesús.
 
17:30-18:00- Mesa redonda
Los asistentes al curso podrán consultar a los tres ponentes todas las dudas que hayan quedado pendientes durante las charlas y también cualquier otra cuestión relacionada con el tema del seminario.
 
 NOTA:
 Mañana publicaré, deo favente, mi postal sobre “Un argumento serio de R. Carrier sobre la no existencia de Jesús”.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Jueves, 3 de Diciembre 2020

Comienza la serie "30 Monedas", dirigida por Álex de la Iglesia. Su temática nos servirá para analizar el interesante mundo de las reliquias, su significado y sus variedades, en las religiones antiguas.
Hoy escribe: Eugenio Gómez Segura


038. "30 Monedas": la importancia de las reliquias (1).
Denario de plata de Tiberio. Tomado de Wikicommons.

Una reliquia puede ser, según el diccionario de la RAE, el “residuo que queda de un todo”, un “vestigio de cosas pasadas”, “objeto o prenda con valor sentimental”; y, principalmente, “parte del cuerpo de un santo, o lo que por haberle tocado es digno de veneración”.
La palabra es un derivado del latín relinquo, “dejar”, “abandonar”, procedente a su vez de la raíz indoeuropea *leikw-, “dejar”. De su versión griega tenemos en español lipotimia, “pérdida pasajera del sentido y el movimiento”. Del latín linquo provienen delincuente, delito, reliquia y relicario. La idea principal que da significado a nuestras reliquias es que tenemos en nuestras manos los restos de un cuerpo o algún objeto conectado directamente con una persona principal en sentido religioso. Esta costumbre tan católica tiene, pese a las apariencias, una tradición tan antigua como el neolítico, es decir, unos doce mil años de existencia.

En la ciudad de Jericó se desarrolló, durante el denominado Neolítico Precerámico A (entre el 9500 y el 7300 antes de nuestra era), un asentamiento que ha sido calificado como la primera ciudad de la historia. Construida en un promontorio, tenía casas ovaladas de adobe y una muralla que la rodeaba, a la que incluso se añadió una torre circular de la cual se han excavado importantes restos (se conserva parte de la escalera interior).

En esta ciudad tenemos constancia de un culto a los antepasados de chocantes características. Este culto se manifiesta a nuestros ojos en el hallazgo de varias tumbas preparadas en los suelos de las casas. Si bien esta es la costumbre general del asentamiento, que alcanzó incluso unos dos mil habitantes, algunos de estos enterramientos destacan singularmente. Se trata de una serie de cuerpos cuyo cráneo fue reservado para un tratamiento ulterior sumamente notable: una vez separado, el cráneo era remodelado cuidadosamente con una especie de yeso para reconstruir una cara que, se entiende, recordara la faz del difunto. Para los ojos se insertaban en las cuencas conchas. Además, la reconstrucción se decoraba con rojo y negro de manera que se acentuaran detalles de la persona difunta (se llegó a representar de esa manera cabellos o bigotes).
 
Otros yacimientos de Siria, Jordania, Israel y Palestina han proporcionado piezas de este u otros tipos, y en todos los casos esta costumbre se relaciona con el culto a los ancestros. La agricultura llevó a relacionar la siembra con el enterramiento: tal como la semilla se introducía en tierra, así era enterrado el difunto. Por otra parte, la radical característica humana que podríamos calificar como “vida consciente” debió llevar a considerar que los fallecidos mantendrían esa consciencia post portem y que sería posible dirigirse a ellos como intermediarios entre las divinidades y los vivos. Esa forma de mediación se afirmó de dos maneras principales: el respeto hacia los enterramientos y la necesidad de mantener algún contacto más allá de lo reverencial.

No es de extrañar entonces que objetos o partes del cuerpo resultaran indicadas para realizar estas prácticas religiosas. El objetivo primordial sería que la intercesión conllevara el éxito de las labores agrícolas, pues los difuntos, en su calidad de “no vivos”, estarían en contacto con el desconocido mundo de las divinidades, tanto del espacio como de lo subterráneo: por una parte, al haber superado el tiempo mortal se encontrarían en el “no tiempo” o tiempo eterno, de manera que podrían servir para conocer el futuro; por otra, como restos en contacto con la tierra que da el alimento, su influencia sería decisiva para que los vivos pudieran sobrevivir.

Si a esto añadimos que la selección de la calavera o cráneo se corresponde con ciertas tradiciones que consideraban esta parte del cuerpo como la más sagrada o más cercana a la divinidad, la separación y embellecimiento de los cráneos intentando devolver vida a características de aquellos antepasados serviría para perfeccionar el ritual, propiciar a los difuntos y tener éxito en lo relativo a las preocupaciones humanas.

En España también tenemos una muestra de estos rituales con cabezas de difuntos. En Numancia (Soria), la bodega una casa celtíbera ha proporcionado cuatro cráneos que se relacionan o con el rito céltico de las cabezas trofeo o con la conservación del cráneo del ancestro.

Saludos cordiales.
 
www.eugeniogomezsegura.es
logos@eugeniogomezsegura.es
 
 
Domingo, 29 de Noviembre 2020
Acaba de aparecer en Trotta el libro titulado “El Jesús histórico. Otras aproximaciones. Reseña crítica de libros significativos en lengua española” (26-11-2020 – 1149)
 
Escribe Antonio Piñero
 
Interrumpo momentáneamente mi crítica a los argumentos de R. Carrier para anunciaros que ha salido hace una semana, creo, otro breve ensayo mío, que complementa al libro anterior “Aproximación al Jesús histórico” del que escribí que había aparecido la cuarta edición. La primera parte de “Aproximación al Jesús histórico” ha sido muy bien acogida por los lectores. Y esto ha llevado a publicar esta segunda parte, que complementa claramente la primera.
 
Este segundo libro es más breve; solo tiene 195 páginas y de hecho había aparecido ya en versión electrónica que ahora ha sido levemente ampliada y corregida.  El ISBN es 978-84-9879-986-4. El precio, creo es en torno a 20 euros.
 
A este propósito comento lo siguiente:
 
 
Circulan entre los lectores de lengua castellana dos tipos de libros sobre Jesús de Nazaret. Uno, la mayoría, escrito por autores de una u otra confesión cristiana. Otro, minoritario, compuesto por estudios de autores independientes no confesionales, pero que procuran no ser militantes, en pro de una opción que exponga los resultados de una aproximación a Jesús obtenida con los mismos medios empleados para estudiar otras biografías o libros parecidos de personajes ilustres de la Antigüedad. Poner a disposición del público un panorama breve pero bastante completo de lo que se está escribiendo en lengua española en estos momentos es pues la finalidad de esta segunda parte.
 
Este panorama se divide consecuentemente en dos secciones. La primera, que al autor designa como “sendas perdidas”, contiene apreciaciones positivas y negativas respecto a las obras sobre Jesús de autores confesionales, es decir, dependientes de la fe de una iglesia determinada. La segunda, que el autor considera como “otras sendas”, ofrece por medio de análisis históricos otras aproximaciones al personaje que el autor defiende como más cercanas a la figura histórica de este y que no dependen de iglesia alguna. Ahora bien, también esta segunda parte es crítica, aunque se trate de libros que intentan no estar condicionados por una fe previa en Jesús. Se trata de construir una imagen de este sobre la base de lo que razonablemente podemos saber hoy acerca de él utilizando todas las herramientas usuales en la investigación de la historia antigua.
 
No puede hacerse otra cosa con la figura de Jesús, ya que su vida y mensaje se encuadran en el panorama teológico-social del Israel de su tiempo… de hace dos mil años.
 
La lista de libros comentados no es muy grande teniendo en cuenta que sobre Jesús se escriben cerca de mil libros al año, aunque la mayoría sin valor histórico alguno. Pero con los aquí presentados cree el autor que tiene ya el lector suficientes herramientas intelectuales para formarse una idea de cómo debe discurrir hoy día la investigación del Jesús de la historia. La imagen del Nazareno obtenida de este conjunto crítico no está condicionada ni escrita en apoyo de confesión alguna, pero sí con la consciencia plena de que su vida –aun siendo la de un personaje históricamente remoto– está totalmente viva en la inmensa mayoría de los cristianos. Por ello, esa vida sigue interesando por sí misma.
 
Opine que de esa vida se pueden extraer sin duda alguna ciertas normas éticas y principios que ayudan a mejorar la vida del ser humano del siglo XXI.
 
I.  APROXIMACIONES TEOLÓGICO-HISTÓRICAS
El Jesús de Senén Vidal
El Jesús de Sean Freyne
El Jesús de José Antonio Pagola
El Jesús de James D. G. Dunn
El Jesús de Rafael Aguirre, Carmen Bernabé y Carlos Gil Albiol
El Jesús de Gerhard Lohfink
El Jesús de Javier Gomá Lanzón
 
II. APROXIMACIONES HISTÓRICO-CRÍTICAS
 
El Jesús de Paul Heinrich Dietrich, barón (Freiherr von) de Holbach
El Jesús de Gerd Theissen y Annete Merz
El Jesús de José Montserrat Torrents
El Jesús de Gonzalo Puente Ojea
El Jesús de Fernando Bermejo
El Jesús de John P. Meier
El Jesús de Antonio Piñero
 
Espero que os parezca interesante
 
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
 
 
NOTA:
 
Enlace de una entrevista / conversación de hace unos días con Gabriel Andrade sobre el Concilio de Nicea, la postura teológica del arrianismo y temas  conexos
 
 https://www.youtube.com/watch?v=rmZQQ7Lu-lY
 
 
Jueves, 26 de Noviembre 2020

Las relaciones de María con el cielo estrellado son más profundas que lo aparente. La historia de su corona de estrellas, las estrellas de sus mantos, y los cielos estrellados que le sirven de fondo en muchas iglesias así lo apuntan. Y al fondo… Isis.
Hoy escribe Eugenio Gómez Segura.


037. Reina de los cielos (6) Isis y María.
Ascensión de la Virgen. Catredral de Tui. Tomada de https://cipripedia.files.wordpress.com/2020/08/img_20200721_131754.jpg?w=1000

La corona de estrellas que preside muchas imágenes de la Virgen María es de un interés especial. Sus doce astros indican, según la doctrina cristiana, o preferentemente católica, las siguientes cualidades:
  • su predestinación;
  • su inmaculada concepción;
  • su aceptación de la voluntad divina;
  • su santidad;
  • la escena de la anunciación;
  • la maternidad divina;
  • su eterna virginidad;
  • su testimonio de amor a su hijo ya crucificado;
  • su alegría al conocer la resurrección;
  • su propia asunción al cielo;
  • su realeza;
  • la mediación que ejerce entre los mortales y su divino hijo.
 
Esta colección de cualidades adscritas a cada estrella de su corona no oculta la más antigua relación de María con las estrellas.
  • El manto de la imagen de la Virgen de Guadalupe, por ejemplo, ha sido estudiado como un mapa cósmico en el que aparecen diversas constelaciones que indicarían el momento de su aparición (véase aquí).
  • la estrella de Dios (véase aquí)
  • la estrella que guía el camino (véase aquí)
  • La advocación conocida como Virgen de los dolores tiene en su manto una peculiaridad:
“Sin embargo, es en el manto donde encontramos, como ornamento del mismo, un original conjunto de estrellas de plata adosadas al terciopelo. La Estrella, en la Letanía Lauretana "Estrella de la Mañana", Stella Matutina, expresa simbólicamente la esperanza de quien aguarda la llegada del día después de las tinieblas de la noche. Diversos pasajes de la Biblia presentan a las estrellas como guías. El más conocido de todos es el de los Reyes Magos que fueron a adorar a Jesús guiados por una estrella. San Buenaventura nos dice: "La estrella superior, que es la bienaventurada Virgen, nos conduce a Cristo". Muchos otros textos de escritores eclesiásticos se refieren a María como "Estrella del Mar" y así se manifiesta también en el repertorio iconográfico en torno a la Inmaculada. En ambas advocaciones el significado es el mismo”.  Tomado de aquí

          Todos estos detalles han permitido que la figura de María, no sólo en la actualidad, ya desde épocas muy tempranas de la Edad Media, resulte especialmente llamativa para la investigación independiente. Dentro de esta un libro y un artículo destacan. el libro es The Virgin Goddess: Studies in the Pagan and Christian Roots of Mariology, de Stephen Benko. el artículo es “Sur les pas d’Isis”, de Tran Tam Tinh, publicado en el Bulletin de Correspondance Helenique, suplemento del año 2000. De éste último extraigo el siguiente cuadro que compara diversas advocaciones y títulos de Isis con las Letanías de Loreto:


 
Domingo, 22 de Noviembre 2020
¿De qué Jesús estamos hablando exactamente? (19-11-2020; 1148)
Escribe Antonio Piñero
 
Foto: el “David” De Miguel Ángel (Wikipedia)
 
Me temo que quizás sea un poco de desvío al tema de la cristología angélica, siguiendo el pensamiento de  Richard Carrier sobre sus afirmaciones acerca de lo que pensaban sobre Jesús “los cristianos” (primitivos) porque mis lectores se van cansar.  Pero creo que no. Para aligerar un poco y no cansar al lector, me salto algunas páginas del libro de Carrier “Jesus from the outer space” (“Jesús desde el espacio exterior” idea central: Jesús no existió, sino que es un mero mito literario) y voy a al p. 16 en un capítulo, el primero, cuyo título es “Which Jesus are we talking about exactly?”, que podría traducir como “¿De qué Jesús estamos hablando exactamente?”. Dice así:
 
“Entra Jesús. Éste se convierte en el anti Satán de esta saga. Él (Jesús) como Satán, era un arcángel que existía desde la alborada de los tiempos. En esta caso literalmente: incluso desde el principio; que él era la primera cosa que Dios había creado nunca y que fue Jesús a quien Dios encargó luego la tarea de crear todo lo demás”
 
De nuevo me pasa lo mismo con Carrier, a saber, que hay aquí una generalización indebida por parte de nuestro autor. Como base de su argumentación aporta este los textos siguientes
 
1 Corintios 8,6: “Para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y para el cual somos; y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas y por el cual somos nosotros”.
 
Filipenses 2,6-9 (que he traducido en la postal anterior, y cuya idea esencial es que existía en forma de Dios; que no consideró un robo ser igual a Dios; que se anonadó, tomó forma de esclavo llegando a ser semejante a los hombres, y al encontrarse en condición de hombre, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte y muerte de cruz”
 
y Romanos 8,3 (+ v. 4): “Pues lo que era imposible a la Ley, en cuanto que estaba debilitada por la carne, Dios, tras enviar a su propio Hijo en semejanza de la carne pecadora y por el pecado, condenó al pecado en la carne, 4 para que la justicia de la Ley se cumpla en nosotros que caminamos no según la carne, sino según el espíritu”.
 
Y entonces añade Carrier: “Así pues, Jesús existió antes de Adán y Eva, y vivió toda su vida a través de toda la historia bíblica –también como Satanás– residiendo por lo general en las lejanas riquezas del espacio exterior, en su caso en el templo celestial de Dios, en donde Jesús actuó se sumo sacerdote a cargo de la estructura divina, de la que el templo terrenal de Jerusalén no es más que una mera copia” (he procurado hacer una traducción literal, lo cual –se puede argumentar– no es traducción verdadera, pero que aquí vale).
 
Apostillo:
 
1. Admito que los tres textos citados podrían entenderse como lo hace Carrier, a saber, Jesús nunca existió sino que fue un mero constructo literario teológico inventado totalmente. Pero esta intelección puede tener una explicación más sencilla, como digo a continuación.
 
2. en apoyo de este modo de entender me pregunto: ¿Por qué no hace Carrier aquí la diferenciación fundamental entre Jesús y Jesucristo? Una cosa es preguntar históricamente por Yeshúa ben Yosef, es decir, por Jesús de Nazaret, y otra cosa diferente es preguntar por “Jesús-Cristo”, es decir, “Jesucristo”. “Jesús” se refiere a alguien razonablemente datable en el siglo I en Israel, es decir, un personaje como Jesús de Nazaret, pero el segundo, Jesucristo, es un nombre que tiene una segunda parte, Cristo, que es una entidad mental conocido como el Cristo eclesiástico
 
Este puede entenderse como una especie de avatar de un Dios cósmico que se encarna y baja a la tierra para expiar mediante su pasión, muerte y resurrección los pecados de la humanidad pasada y presente (Véase mi obra “Aproximación al Jesús histórico, 4ª edic. 2020, p. 26). Siempre he defendido que es muy razonable defender la existencia histórica del primero, y que el segundo no es histórico ya que al nombre Jesús se le añade un constructum mental teológico, que una creación humana.
 
3. ¿Acaso no sería posible entonces entender estos textos citados arriba del modo siguiente: sobre la base de una persona histórica se hace una interpretación magnificadora y engrandecedora? Me parece perfectamente posible
 
4. Por último, teniendo en cuenta que, según Carrier, los primeros cristianos defendían que Jesús existió antes de Adán y Eva, y que esta aserción la toma de texto de Pablo de Tarso…, ¿cómo explica nuestro autor otro texto del mismo Pablo, a saber el siguiente?:
 
“Pablo, esclavo de Cristo Jesús, llamado, apóstol, separado para el evangelio de Dios, 2 que había ya prometido por sus profetas en las Escrituras sagradas 3 acerca de su Hijo, nacido del linaje de David según la carne, 4 constituido Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad a partir de resurrección de entre los muertos, Jesucristo Señor nuestro” (Romanos 1,1-4)
 
Aquí Pablo afirma que Jesús ––no Jesucristo que solo existe tras la resurrección––, nació del linaje de David según la carne…
 
Por tanto también según los primeros cristianos, Jesús, no Jesucristo, no existió antes de Adán y Eva… (si es que he entendido bien a Carrier…).
 
¿Qué pensáis sobre esta argumentación?
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
 
Jueves, 19 de Noviembre 2020
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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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