Notas
Un enlace a una entrevista con Javier Ruiz de la Presa (el editor mexicano de “El Jesús que yo conozco” sobre el reino de Dios y Jesús que viene muy bien al contenido de lo que sigue
https://www.youtube.com/watch? Escribe Antonio Piñero Foto: Jesús como “Pantocrátor”, rey del universo ¿Pudieron los cristianos equivocarse y movidos por su fe afirmaron que cualquier personaje, por ejemplo el presunto padre biológico e Jesús, llamado Ben (“hijo de”) Pantera o Ben Stada, pudo ser llamado “Jesús” (aunque él no se llamara así originariamente) porque creían –dando fe a las alucinaciones de sus mujeres, por ejemplo– que Yahvé lo había resucitado y la había nombrado “salvador de los judíos” (Jehoshúa significa “Yahvé salva”)? Me parece una hipótesis implausibilísima. Supone que los discípulos siguieron a una suerte de fanático religioso que predicaba el reino de Dios futuro, que se llamaba Ben Pantera (pongamos), y que luego le cambiaron el nombre a Jesús cuando creyeron que era le Salvador) Yo no lo creo verosímil. Además no es seguro en absoluto que el Jesús histórico no llegara a creerse, al final de su vida ciertamente, el mesías de Israel. Para mí y muchos otros historiadores independientes, al menos al final de su vida, insisto, Jesús se presentó como el mesías, rey de Israel y por tanto el “salvador de Israel” (naturalmente con la mano potentísima de Yahvé) de su enemigos = Lc 1,54 y 1,71: cánticos de María y Zacarías referidos a la función mesiánica, tanto de Juan Bautista como de Jesús), y que eso explica que luego, tras su muerte –y creyendo sin duda en su resurrección– confirmaron que Dios le había nombrado y confirmado como mesías y juez final de vivos y muertos (Hechos 2,36 y Romanos 1,3-4). Esto supone que el tal personaje –antes de la creencia en la resurrección y elevación a los cielos donde Dios lo declaraba Mesías– ya se lo creyó durante su vida. ¿Qué argumentos, pues, tenemos para pensar que Jesús al final de su vida tuvo pretensiones regias? Defino primero que significa tener una pretensión regia: Un rey ungido que derrocaría a los enemigos, restablecería las doce tribus, y restauraría el reino y la paz a Israel parece haber sido la expectativa más extendida, impulsada por un sentimiento nacionalista. Los episodios más importantes son A. El interrogatorio de Jesús por Pilato y la condena a la cruz B. La burla de los judíos de las pretensiones de Jesús como rey de Israel C. El título de la cruz Ahora examinemos los textos evangélicos bajo el presupuesto de que son escritos de propaganda de la fe en Jesús, pero que de ellos pueden obtenerse elementos históricos si se aplican los criterios de historicidad: A. El interrogatorio de Pilato y la condena a la cruz 1. Mc 15, 1-3: Poncio Pilato examinando a Jesús y preguntándole: «¿Eres tú el rey de los judíos?» (Mc 15, 2), y en el resto de la escena del interrogatorio la expresión Rey de los judíos reaparece a menudo en su boca. 2. Jn 19, 12 («Cualquiera que pretenda ser rey se declara contra el césar») y Hch 17, 7: «Y todos estos obran contra los edictos del César, diciendo que hay otro rey, Jesús indican que aquel que pretendiera ser rey en Israel donde gobernaba Tiberio era un sedicioso. 3. Ser «rey» y «mesías» como equivalente aparecen en Mc 15,32-32: “Igualmente los sumos sacerdotes se burlaban entre ellos junto con los escribas diciendo: «A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse. ¡El Cristo, el Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.» También le injuriaban los que con él estaban crucificados” 4. Los evangelios indican que la acusación de los principales de los judíos ante Pilato era política, no religiosa (Veremos en su momento como no es plausible que los jerarcas judíos hubieran simplemente inventado esta acusación para engañar a Pilato y que lo condenara a muerte): Lc 23,2: “Comenzaron a acusarle diciendo: «Hemos encontrado a éste alborotando a nuestro pueblo, prohibiendo pagar tributos al César y diciendo que él es Cristo Rey”. Igual en Mc 15,12: “¿Pilato les decía otra vez: «Y ¿qué voy a hacer con el que llamáis el rey de los judíos?”. B. La burla de Jesús por los soldados en Mc 15, 16-20 (cf. Jn 19, 1-5), Jesús es objeto de una parodia en la que los soldados le ponen una vestidura de púrpura y una corona de espinas. Además lo aclaman repetidas veces con la expresión: “Salve, rey de los judíos”. No parece que la escena se una invención de los cristianos, sino más bien que los soldados eran conscientes de que Jesús había pretendido ser el rey de Israel, lo cual para ellos era absurdo… e incluso que Jesús habría recurrido a cierta violencia como en el episodio de la “purificación del Templo”. C. Muy importante es el título de la cruz, que parece en versión distinta en los cuatro Evangelios, pero todos coinciden en denominarlo “rey de los judíos”. Algunos estudiosos creen que el episodio no es auténtico porque hay pocos casos en el resto de la historia de Roma de un hecho semejante. No puedo detenerme aquí en esta discusión, pero en general se cree auténtico. D. Otros episodios en los que se denomina “rey” a Jesús o se supone que lo es. Volvamos a tener en cuenta que A) La entrada en Jerusalén, en donde aparecen acciones que presuponen que Jesús actúa como rey de Israel: l. Jesús montado en un pollino de Mc 11, 1-10 evoca la entronización real de 1 Re 1, 38-40: Salomón cabalga sobre la mula de David a Guijón, donde el sacerdote Sadoc le unge y el pueblo lo aclama como rey. 2. Extender vestiduras en el suelo: Mc 1, 8) recuerda también la entronización de Jehú: 2 Re 9, 13. 3. Los gritos de la multitud aclamando a Jesús en Mc 11, 9-10: “¡Bendito el reino que viene de nuestro padre David!”. 4. Los gritos de los discípulos de Jesús aclamándolo como rey en Lc 19, 37-38: “¡Bendito el rey que viene en nombre del Señor!” B) La petición de sentarse a un lado o a otro de Jesús en el reino de Dios. En Mc 10, 35-37 leemos: “Se acercan a él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen: «Maestro, queremos, nos concedas lo que te pidamos. Él les dijo: «¿Qué queréis que os conceda?». Ellos le respondieron: «Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda». Jesús les dijo: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?». Ellos le dijeron: «Sí, podemos.» Jesús les dijo: «La copa que yo voy a beber, sí la beberéis y también seréis bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado; pero, sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado. Parece evidente que Jesús había enseñado a los discípulos que tras la venida del reino de Dios, él ocuparía el cargo más elevado en ese reino: el de monarca terreno (pues el rey de verdad es Dios, pero a él no se lo ve) y que Dios mismo habría de designar quiénes ocuparían otros cargos importantes. Parece, pues, bastante claro que la mera posibilidad de Dios distribuyera los puestos importantes en el Reino no era una broma de Jesús, sino algo que él creía que iba a suceder totalmente. C) Los discípulos estaba absolutamente convencidos de que Jesús iba a liberar a Israel de sus enemigos. Esta era la función del rey mesiánico según la mentalidad de los judíos: el gran liberador político de los enemigos dl pueblo elegido por Dios. Se deduce de dos textos muy claros: 1. Lc 24,20-21: “Nuestros sumos sacerdotes y magistrados lo condenaron a muerte y lo crucificaron. Y nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; 2. Igualmente en Hch 1,6-7: “Los que estaban reunidos le preguntaron: «Señor, ¿es en este momento cuando vas a restablecer el Reino de Israel?»El les contestó: «A vosotros no os toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad”. D) Los relatos de la infancia son totalmente legendarios, cierto, pero también aparece en ellos la idea de que Jesús es el rey de Israel. En Mt 2, 1-12 los magos que adoran al «rey de los judíos», y Herodes teme el nacimiento de un rival. El ángel Gabriel dice a María: «Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y le dará el Señor, Dios, el trono de David, su padre. Y reinará sobre la casa de Jacob eternamente, y su reinado no tendrá fin» (Lc 1, 32-33). El cántico de Zacarías (Lc 1, muestra a las claras el deseo de la liberación del pueblo de Dios, que es Israel, de manos de los enemigos extranjeros: ¡los romanos! Creo que ya es bastante. Por todo ello me parece absolutamente inverosímil la hipótesis que una persona ––o un pequeño grupo de dos o tres– se haya puesto a inventar todos estos pasajes, que además parecen contradecir a otros muchos a) en los que Jesús aparece solamente como profeta proclamador del reino de Dios, a otros en los que aparece sobremanera criticando a los ricos siempre que puede; b) a otro en el que parece oponerse al modo de dominación de los reyes de la tierra (“Jesús, llamándolos, les dice: «Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos (Marcos 10,42-44). c) a otros en los que manda prepararse con tres recetas implausibles, salvo para un fanático creyente en la acción de Dios que implantará su reino de inmediato en la tierra: Estas tres recetas son: – Vender todo o que se tiene y darlo a los pobres
Todo este panorama (dificilísimo de inventar) que estoy dibujando resiste perfectamente el filtro de los criterios de historicidad: 1. De entrada, la aplicabilidad del criterio de plausibilidad contextual se infiere de la existencia de diez o doce aspirantes a mesías / agentes mesiánicos / reyes después de la muerte de Herodes el Grande hasta la Primera Gran Guerra judía, descritos o mencionados por Flavio Josefo tanto en “Antigüedades” como en la “Guerra” 2. El criterio de dificultad se supera ampliamente, pues el mesías / rey terrenal y el reino de Dios en a tierra llenos de los bienes materiales de un convite choca de plano con la idea del reino de Dios implantado por Pablo (solo ultramontano: el puro paraíso o cielo; nada de Reino en la tierra) y por sus seguidores en los siglos I y II 3. El criterio de coherencia, ya que esta imagen de sedicioso (aunque dejaba totalmente en manos de Dios la implantación del Reino, ya que él no tenía ejército ninguno) encaja bien con casi todos los datos que la investigación independiente ha ido reuniendo de la figura y misión de Jesús 4. Y el criterio de múltiple atestación, porque los datos, aunque dispersos –y a veces contrarrestados por otros– sobre la realeza de Jesús son muchos y esparcidos por todos los evangelios y por sus narraciones de diversos géneros literarios Y no digamos lo bien que explica este panorama que acabamos de dibujar la muerte en cruz de Jesús, absolutamente inexplicable para los autores confesionales que ven como un inmenso enigma como el Imperio Romano pudo crucificar a un hombre “manso y humilde de corazón “ que pasó haciendo el bien” eso y solo eso, alejado de cualquier intento político. Sin embargo, se explica muy bien la muerte de Jesús en la cruz si Jesús fue en verdad un sedicioso para el Imperio. En su reino no cabían ni Tiberio, ni poncio Pilato, ni Anás ni Caifás… Por eso lo quitaron de en medio. Y esta hipótesis de la pretensión regia de Jesús explicar fácilmente la hostilidad de Herodes Antipas que buscaba a Jesús para matarlo (Lc 13, 31-33), y de los herodianos (Mc 3, 1-6; 12, 13-17). Jesús era tanto o más peligroso que Juan Bautista Así que veo dificilísima la hipótesis de R. Carrier quien piensa que Pilato crucificó a un cabecilla cualquiera, al hijo de Pantera o de Stada, por ejemplo, y que luego, tras la alucinación colectiva de la resurrección y apariciones, sus creyentes lo llamaron “Jesús” (Yahvé salva) o bien Jesús-Cristo, el mesías = rey. Hipótesis implausible si las hay… Saludos cordiales de Antonio Piñero Http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Jueves, 24 de Diciembre 2020
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Editado por
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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