CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
¿Cómo se entiende el concepto ‘mito’ en los Evangelios según la historia de las formas? “Compartir” (280) de  17 de enero de 2019
Hoy escribe Antonio Piñero
 
Foto: Rudolf Bultmann
 
PREGUNTA:
 
¿Qué entiende exactamente Rudolf Bultmann por mito? No pude leer ningún libro de este autor, sólo pude revisar comentarios hechos por personas que lo han leído. Y creo que pude elaborar dos conceptos, que solo uno de ellos es el correcto, y me gustaría saber su postura, permítame exponerlos.
 
Opción 1: Bultmann sí cree en los milagros narrados en los evangelios, pero para explicar estos acontecimientos, los evangelistas hacen uso de mitos de aquella época para elaborar una narración comprensible para estos acontecimientos puedan ser entendidos. Por ejemplo, para explicar algo tan profundo como la encarnación de Jesús, el evangelista hace uso del mito gnóstico y lo aplica a Jesús para que los lectores puedan entender estos acontecimientos.
 
Opción 2: Para Bultmann, los mitos son narraciones fraudulentas y mentirosas sobre hechos que jamás ocurrieron, pero que dicha narración es utilizada solamente para transmitir una enseñanza religiosa. Por ejemplo: Lázaro jamás resucitó, esa narración es utilizada solo para explicar que la vida verdadera comienza cuando recibimos a Jesús como salvador. (Este ejemplo sobre Lázaro fue usado por usted en su obra Guía para entender el Nuevo Testamento).
 
Aunque a los ojos de la historia, estos hechos pudieron no tener lugar, la respuesta a esta pregunta que le planteo es importante para que un creyente decida cómo dirigirse a los textos del Nuevo Testamento en el que se narran milagros.
 
RESPUESTA:
Sin duda, la opción uno. Por otro lado debo decir que el concepto “mito” es complejo y anfibológico, es decir, se presta múltiples interpretaciones y hay mucho escrito sobre ello. Lo que digo a continuación es simplificador
 
De la segunda hay alguna parte aceptable, desde luego no el que se pretendiera engañar voluntariamente. No creo eso posible en el cristianismo primitivo ya que estaban dispuestos a dar su vida por lo que proclamaban Los evangelistas utilizaron leyendas, por ejemplo lo de Lázaro, que corrían por sus comunidades y las repitieron creyendo que todo había sucedió así.
 
En otras ocasiones cuentan los evangelistas las cosas como creen que sucedieron, no exactamente como ocurrieron. Pero así obraban a menudo los historiadores, todos, de la antigüedad. Desde nuestro punto de vista se inventaban los hechos y los dichos, pero estaban convencidos de que reconstruían una realidad exacta según los datos de los que disponían. Modernamente diríamos que eran ingenuos y acríticos. Pero no se les puede juzgar en este aspecto con criterios del siglo XXI.
 
 
La crítica evangélica trata de volvernos a la realidad, observando y analizando el punto de vista, a la vez que se afirma que en muchísimas ocasiones, por ejemplo, en la historia de la pasión de Jesús, están distorsionando aquello que pudo ocurrir históricamente y que la crítica es capaz de reconstruir con cierta verosimilitud, sí verosimilitud, nunca certeza, aquello que sucedió. Continuando con el ejemplo de la Pasión, los hechos ocurridos están remodelados
 
1. Comprimiendo en una semana lo que duró meses.
 
 
2. Juntando en Jerusalén lo que ocurrió en la ciudad y fuera de ella.
 
 
3. Narrando los hechos acomodándolos a las “predicciones” de los profetas de su Biblia tal como ellos las interpretaban como proyecciones previas del Mesías.
 
 
4. Utilizando técnicas narrativas de su ambiente literario (un ejemplo: se ha defendido que la escena de los peregrinos de Emaús está descrita con los mismos mimbres literarios con los que Homero describe en la Odisea el reconocimiento de Ulises por sus familiares. Esas técnicas o modos de contar estaban en la “atmósfera” de las ciudades donde vivían los evangelistas. Toda persona un poco culta las conocía sobre todo por haber oído las recitaciones públicas de obras, épicas por ejemplo, por el teatro, o bien por la atmósfera cultural.
 
Resultado:
 
Los evangelios proporcionan sin duda material histórico, pero no directamente en muchos casos. Hay que extraerlo detectivescamente a base de crítica. Ese material es a veces mítico, y otras veces legendario, magnificante o exaltante respecto al héroe de la narración, Jesús, el cual se presenta al lector modificado o reinterpretado. Pero la empresa de “desmodificación” no es desesperada. Puede hacerse y con buenos resultados, aunque escasos.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
 
 
Una noticia para los del área de Vigo (Pontevedra, España).
 
 
Hoy, jueves, 17 de enero de 2019:
 
 
Presentación de mi libro “Aproximación al Jesús histórico” (Trotta, Madrid, 2ª edición 2018),
 
 
en VIGO (Pontevedra), en La Casa del Libro (c/ Rúa Velázquez Moreno, 27), a las 19.00 hs., a cargo de D. Jesús Bahíllo, ex parlamentario y ex Presidente del Club Financiero y la Asociación de Empresarios de Vigo, y el autor. Entrada Libre.
 
 
 
 
Jueves, 17 de Enero 2019
¿Dice Pablo de Tarso en Romanos 9,5 que Jesús es Dios?”, “Compartir” (279) de 12 de enero de 2019. Y un par de noticias

Foto: Pablo de Tarso

Pregunta:
 
¡Saludos! Me gustaría saber si Romanos 9,5 es una (evidencia) prueba de la Escritura que da a entender que Pablo entendía que Jesús no solo fue divino, sino, Dios.
 
Respuesta:
 
Esta pregunta ha sido ya respondida. Pero como es importante la repito en parte:
El texto completo en su contexto es el siguiente:
 
1 Digo la verdad en Cristo, no miento, mi conciencia lo atestigua en el Espíritu Santo: 2 tengo una gran tristeza y un dolor incesante en el corazón. 3 Pues desearía ser yo mismo anatema, separado de Cristo, por mis hermanos, los de mi raza según la carne, 4 los israelitas, de los cuales es la filiación, la gloria, las alianzas, la legislación, el culto, las promesas, 5 de donde vienen los patriarcas, de los cuales también procede el Mesías según la carne. El cual está por encima de todas las cosas, Dios bendito por los siglos. Amén.
 
La realidad de la nueva vida en Jesús lleva a Pablo a plantearse en este momento de su carta un problema candente para él, y que en el fondo es el núcleo central de su escrito, pues afecta a la incorporación y salvación de los gentiles que se injertan el Israel: ¿qué ocurre ahora con un Israel, cuya relación con el Mesías no es como él, Pablo, desearía que fuera? ¿Cuál debe ser la relación de Israel con los gentiles que se convierten al Mesías?
 
Obsérvese en esta sección: a) El notable amor de Pablo por Israel –está dispuesto a morir por él e incluso, como Moisés, a ser condenado por Dios a causa de Israel--, lo que hace más que improbable la tesis de que el Apóstol pretendía romper con el judaísmo (Aclaración 9ª, p. *); b) La frase El cual está por encima de todas las cosas, Dios bendito por los siglos. Amén, que aparece en todos los manuscritos inmediatamente unido a “Cristo según la carne” y que a primera vista parece declarar que Cristo es el Dios bendito por los siglos. Sin embargo, la mayoría de los comentaristas se inclina a pensar que Pablo refiere aquí con esta fórmula a Dios Padre, y no al Mesías Jesús. El sentido sería, pues: …de ellos procede el Cristo en cuanto a su origen natural (pausa en el dictado). // ¡Dios es el dueño de todo! ¡Bendito sea por los siglos! ¡Amén! Por tanto, Pablo no llama Dios, sin matiz alguno además, al Jesús resucitado. Una interpretación diferente a esta sería contradictoria con los múltiples textos en los que Pablo afirma la subordinación del hijo al Padre (Aclaración 16ª, p. *).
 
Y otro lector había ya comentado lo siguiente:
 
En su excelente “Guía para entender a Pablo”, usted se inclina por interpretar Romanos 9, 5 como una doxología dirigida a Dios Padre, en lugar de a Jesús. Me parece que esto encaja con la época temprana en la que fue escrita la carta, y con el pensamiento general de Pablo (a diferencia de otros versículos del Nuevo Testamento que son de una época posterior, con una cristología más desarrollada y elevada). Sin embargo, hay algunos cabos que no termino de atar en cuanto a dicho versículo, y que requieren de una conocimiento del griego bíblico que pocos tienen como usted. Se trata de unos argumentacios de Bruce M. Metzger.
 
Si la doxología se dirige al Padre, ¿por qué Pablo yuxtapone “ho cristos to kata sarka” y “ho ôn”? Metzger considera antinatural el cambio de sujeto, y afirma que la partícula “ôn” resultaría en ese caso superflua.
 
Por otro lado, las doxologías paulinas no son nunca asindéticas sino que siempre se adhieren a lo que precede, según indica Metzger, que añade que además en las doxologías asindéticas del Antiguo Testamento el verbo o el adjetivo verbal preceden al nombre Dios (“Bendito sea…”), nunca lo siguen.
 
Si la doxología es a Dios Padre -aceptando que por la época de escritura, y por el pensamiento de Pablo en su conjunto, sería probable-, esa construcción gramatical un tanto extraña, ¿podría explicarse por el estilo de Pablo, o por su práctica de dictar a un escriba? ¿O habría alguna otra respuesta a los argumentos de Metzger? Muchas gracias
 
Ulterior respuesta:
 
Los argumentos de B. M. Metzger son muy serios, son estadísticos y son difíciles de rebatir. El griego es así normalmente. Tanto que muchos exegetas consideran que Pablo llama Dios a Jesús Cristo efectivamente. Mi idea es que si esta frase estuviera sola y aislada no habría duda de que Pablo piensa en el Cristo como Dios sin más. Pero no es posible por el conjunto de sus cartas y por otras frases en que demuestra que el único Dios es el Padre (consúltese la citada “Guía”).   
 
Entonces, pienso que la única solución es la conjetura de Schlichting que figura en el aparato crítico y que supone un pequeño lapsus del escriba o del editor del siglo II, que no fue corregido porque en esos momentos ya se podía pensar en una cristología mucho más elevada que la de Pablo de cien años antes.   
 
El texto griego dice: katà sárka ‘o ’on epì pánton theós eulogetós   “según la carne que es sobre todas las cosas Dios bendito”    
El texto griego debe decir: katà sárka ‘ôn ‘o epì pánton theós eulogetóss   “Según la carne de los cuales el Dios sobre todas las cosas sea bendito”.    El cambio es mínimo; cambiar una posición de ’on y mudar el espíritu de suave a aspirado: ‘ôn ‘o.    Este mínimo cambio (= mínimo error del escriba) lo soluciona todo.
Una par de noticias:
 
En la Facultad de Filología. Universidad Complutense de Madrid
Aula A 12 Horario: 10.30-13.30
14 Enero 2019, lunes: conferencias
 
10.30:
–Antonio Piñero (Cat. Filol. Neotestamentaria, UCM):
 
Desde el Jesús de la historia al Cristo celestial de Pablo de Tarso.
 
–Javier Alonso (Inst. Empresa, Filol. Hebrea):
 
El dress-code de Jesús de Nazaret.
 
–Eugenio Gómez Segura (Dr. Filol. Griega, UCM):
 
La narración de la Pasión de Jesús y sus modelos literarios.
Entrada libre
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Entrevista de Jesús Bastante a Antonio Piñero en Religión Digital:
 
https://www.periodistadigital.com/religion/libros/2019/01/10/religion-iglesia-libros-evangelio-biblia-aproximacion-al-jesus-historico-trotta-antonio-pinero-jesus-existio-tuvo-cuatro-hermanos.shtml
 
 
Domingo, 13 de Enero 2019
Cómo se evita la investigación sobre el Jesús histórico (10-01-2019) (1037)
Escribe Antonio Piñero
 
 Foto: Luke Timothy Johnson


Trato hoy el tema que prometí en mi postal anterior, que va enunciado en el título de esta postal. En los amplios prolegómenos de su obra, “La invención de Jesús de Nazaret”, F. Bermejo aborda este tema resumiendo lo que él previamente había escrito en el libro colectivo “¿Existió Jesús realmente? El Jesús de la historia a debate, que como participante y editor se publicó en 2009 en ¡la editorial Raíces de Madrid.
 
 
En el capítulo 9 de ese libro comentaba F. Bermejo lo que él denominaba un fenómeno curioso y, que en el fondo no le cabía mucho en la cabeza, la tesis confesional de la irrelevancia de la investigación sobre la vida de Jesús, y exponía la argumentación al respecto desde Martin Kähler hasta Luke Timothy Johnson, que era el autor más relevante en esos años.
 
 
En el libro actual resume breve y densamente esos mismos argumentos y responde a ellos con contundencia. Lo mejor, en este caso, es que yo –a mi vez– intente abreviar aún más los temas. Así pues, las razones en contra de la conveniencia de una investigación histórica acerca de Jesús son (p. 73) y sus contrarrazones son las siguientes:
 
 
1. “Diseñar una imagen de Jesús es una tarea irremediablemente subjetiva, pues las fuentes disponibles son testimonios de fe, literatura de propaganda religiosa”, por tanto, no interesadas en la historia. No tienen deseos de ofrecer datos históricos.
 
 
2. “Los Evangelios en sí aportan muy pocos datos” sobre Jesús.
 
 
3. “La historia es una actividad interpretativa que solo permite reconstrucciones con mayor o menor grado de probabilidad, de tal modo que no es posible un acceso al Jesús real”.
 
 
4. “Una investigación imparcial no es posible dada la gran relevancia simbólica y cultural de Jesús”.
 
 
5. “La multiplicidad de imágenes sobre el Jesús histórico en la investigación moderna es una prueba palmaria de su carácter arbitrario”.
 
 
6. “El llamado «Jesús histórico» es del todo irrelevante para la fe cristiana, la cual no halla su legitimidad en la investigación histórica”.
 
 
7. “El estudio del Jesús histórico es contraproducente (para la fe) pues solo sirve para desviar la atención del Cristo presentado por los Evangelios canónicos”.
 
 
A estas razones responde Bermejo:
 
 
1.1 No todas las fuentes sobre Jesús son testimonios de fe. Por ejemplo, el estudio atento del “Testimonio flaviano” (Flavio Josefo, Antigüedades de los judíos XVIII 63-64) señala que, aun eliminadas las glosas cristianas al texto, este no es neutro ni inofensivo respecto al Jesús, pues el vocabulario empleado al redactar ese pasaje corresponde totalmente en Josefo al usado para describir revoluciones y problemas serios para el pueblo judío en el siglo I. Y, en segundo lugar, Jesús aparece en Flavio Josefo en una lista de personajes que hicieron mucho daño al pueblo judío al proclamar un Reino de Dios o un mesianismo que iba contra los intereses del Imperio. Y ya estos datos sirven, por ejemplo, para situar en una corriente judía de gente religiosa, pero totalmente contraria al Imperio.
 
 
1.2 El que una fuente (por ejemplo, evangélica) tenga sus condicionantes ideológicos no impide en absoluto que pueda contener datos históricos. La tal fuente no queda invalidada toda ella, sino que la investigación, con la debida crítica, es capaz de detectar datos históricos en ella, en especial aquellos que son transmitidos o bien involuntariamente, o bien a pesar de las tendencias teológicas del autor.
 
 
2. Tenemos datos suficientes sobre Jesús de Nazaret, los suficientes como para “formarnos una imagen suficiente de la fisionomía del personaje”.
 
 
3. Toda historia, y en especial la historia antigua no es más que reconstrucción a partir de muchos menos datos que los que desearíamos tener. De cualquier personaje de la época de Jesús, pongamos Octaviano Augusto, necesitamos la labor de reconstrucción, ya que también los datos son escasos y, a veces, igualmente sesgados. Pero no por eso afirmamos que la reconstrucción de la vida, hechos y dichos de Augusto sea inútil o imposible. Y que lo reconstruido acerca de un personaje no signifique que lo tenemos todo entero, o que no es la totalidad de lo que fue ese personaje en la vida real, es algo evidente y digamos que hasta una verdad trivial que para nada vale.
 
 
4. Negar la posibilidad de un acercamiento imparcial a Jesús nace de un apriorismo inaceptable: o bien solo es posible tener simpatía o antipatía por ese personaje; o bien Jesús era un individuo tan maravilloso y singular que no se puede adoptar ante él una postura imparcial. Pero esa singularidad es precisamente lo que hay que probar históricamente.
 
 
5. Es cierto que hay muchas imágenes de Jesús. Pero, en primer lugar, la investigación en bloque, tanto confesional como independiente, rechaza muchas de ellas por inverosímiles o imposibles, o ignorantes respecto a la realidad histórica del Mediterráneo oriental del siglo I, que nos es conocida por numerosísimos estudios.
 
Segundo: La impresión de la multiplicidad de interpretaciones sobre Jesús es un totum revolutum inservible es totalmente engañosa: hay hoy día un cierto consenso entre los historiadores, insisto tanto confesionales como independientes, por ejemplo, en que Jesús fue un “profeta escatológico”; en que murió en la cruz, que fue a la vez un maestro espiritual, que el núcleo de su predicación era la venida del reino de Dios, etc.
 
6. Asumir que la reconstrucción histórica de Jesús de Nazaret es del todo irrelevante para la fe cristiana supone adoptar una actitud que es totalmente ajena a la historia. Es aceptar que una perspectiva cristológica ha de ser determinante en la consideración de Jesús, lo cual en el campo de la historia es totalmente inadmisible.
 
 
7. Que el estudio del Jesús histórico es contraproducente para la fe cristiana no es tampoco argumento alguno válido cuando se está hablando de historia y no de teología.
 
 
Y concluye Bermejo con una frase lapidaria (p. 77): “La tesis de la irrelevancia del estudio histórico de la figura de Jesús es, en perspectiva estrictamente histórica, del todo irrelevante”.
 
 
Con lo cual estoy totalmente de acuerdo.
 
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
 
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Un par de avisos:
 
 
1. Presentación de mi libro “Aproximación al Jesús histórico” (Trotta, Madrid, 2ª edición 2018), en VIGO, Pontevedra, La Casa del Libro (c/ Rúa Velázquez Moreno, 27), el jueves 17 de enero 2019, a las 19.00 hs., a cargo de D. Jesús Bahíllo, ex parlamentario y ex Presidente del Club Financiero y la Asociación de Empresarios de Vigo, y el autor. Entrada Libre.
 
 
2. Programa de radio: “¿Qué sabemos, históricamente, sobre la infancia de Jesús, sus padres y los Reyes Magos?”
 
 
https://www.ivoox.com/que-sabemos-historicamente-sobre-infancia-jesus-audios-mp3_rf_31235747_1.html
Jueves, 10 de Enero 2019
¿Puede obtenerse para la investigación histórica alguna idea interesante de los argumentos de los mitistas, los negadores de la existencia de Jesús de Nazaret?  (4-01-2019) (1036)
Escribe Antonio Piñero
 
 
Foto: Arthur Drews, el primero que a inicios del siglo XX dio cuerpo serio a la hipótesis de la no existencia histórica de Jesús, recogiendo y renovando argumentos anteriores.
 
 
 
Argumenta F. Bermejo en su libro sobre “La invención de Jesús de Nazaret” que no es totalmente negativa para la investigación la posición de los negacionistas de la historicidad de Jesús. Y aclara que pueden obtenerse de ellas las siguientes ventajas (p. 71):
 
 
1. El carácter forzado y rocambolesco de algunas de las argumentaciones mitistas y la enorme acumulación de hipótesis y conjeturas inverosímiles hacen que la explicación más sencilla de los datos que nos ofrecen los textos es que Jesús de Nazaret existió. O dicho con otras palabras: es más fácil dar cuenta de alguien como Jesús –por supuesto el ser histórico solo recuperable por una reconstrucción crítica de su figura a través de los datos– que los métodos y las razones de quienes se habrían dado a la tarea de crear desde la nada un mito literario absoluto, y tan exitoso que pronto conquistó a muchos judíos piadosos y luego a paganos, ansiosos por la salvación completa del alma.
 
 
2. El impulso negacionista nos hace ser cautos: no se debe defender nada en historia antigua como una certeza absoluta, sino como  estima, de alta, baja o a veces altísima probabilidad.
 
 
3. De nuevo el análisis de sus argumentos conduce a la idea de que a partir de unos datos históricos relativamente escasos,  el personaje Jesús sufrió una profunda transformación, pero no porque Jesús careciera de consistencia histórica, sino “por ser demasiado histórico en el sentido de que su fisonomía original lo circunscribía a unas circunstancias temporales, espaciales e ideológicas muy concretas”, demasiado judías, sobre todo después del fracaso de la Gran Revolución contra Roma, ideas que “muy pronto no casaron bien con la imagen que  sus seguidores necesitaron hacerse de él” (p. 72).
 
 
Estoy de acuerdo con estas perspectivas, que para algunos, al menos semiconscientemente, son tan claras que han conducido a la desestimación teológica, a veces el rechazo puro y duro de la investigación sobre el Jesús histórico. Lo veremos otro día. Y también se verá cómo es conveniente adoptar ante los Evangelios sobre todo una actitud minimalista de aceptación de sus datos, y no maximalista, es decir, la de admitir casi a priori que todo, o casi todo, o que aparece en ellos es histórico. Pero ya sabemos que no es así.
 
 
Y ahora un par de noticias:
 
 
La primera: antes de ayer entregué en Trotta los últimos archivos electrónicos de la tercera, última y exhaustiva revisión, llevada a cabo por Demetrio López Garrido, un profesor jubilado de Instituto de Segunda Enseñanza, especialista en lengua griega, y por Xoan Curráis, catedrático de filosofía de Instituto, especialista en filosofía griega, del próximo libro, el comentario al Nuevo Testamento, histórico crítico y literario (hecho por mí con la ayuda inestimable de Gonzalo Fontana y Josep Montserrat). Tiene casi dos mil folios. Creo que una vez impreso se reducirán a unas 1.700 páginas. En esta edición de los libros más antiguos del cristianismo, el Nuevo Testamento, todos ellos se han traducido de nuevo, teniendo en cuenta también traducciones anteriores, a partir de la edición 28 del texto griego  de Nestle-Aland, del 2012, que tiene más variantes de lo que parece sobre las dos ediciones anteriores.  En concreto en los Evangelios, aunque con sumo respeto, no se han ahorrado las discusiones sobre el valor histórico de las diversas secciones. En la mayoría de los casos se exponen diversos puntos de vista (católicos; protestantes; independientes) sobre la historicidad del dicho o hecho concreto de Jesús, de modo que el lector pueda escoger lo que crea más acertado… y todo con argumentos.
 
 
Me han preguntado muchas veces cuándo verá la luz este libro. Mi respuesta: a lo largo del 2019. La maquetación de esta obra es compleja, por los diversos tipos de letra, cursivas, sangrados, etc. Cuando la editorial Trotta lo estime conveniente saldrá al mercado. Y se hará todo el esfuerzo posible para que el libro no sea caro. Los autores hemos reducido ya nuestras regalías o “derechos de autor” con esa intención.
 
 
Y segunda noticia: en diciembre 2018 salió la segunda edición de mi último libro “Aproximación al Jesús histórico” (Madrid, Trotta sep. 2018) al cabo solo de tres meses. Hay una presentación de él, a modo de entrevista, en “Religión Digital”, sección de vídeos). A mí no me había ocurrido esto nunca antes. Y en la historia de la Editorial también es raro.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
 
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Viernes, 4 de Enero 2019
“Perspectivas sobre la posibilidad de un discurso histórico acerca de Jesús de Nazaret” (30-12-2018) 1035
Foto: Tiberio. Durante su reinado se desarrolló oda la vida pública de Jesús de Nazaret
 
 
Escribe Antonio Piñero
 
 
Sigo hoy con mi propósito de ir comentando pausadamente lo que creo más interesante del libro de F. Bermejo, “La invención del Jesús histórico”, de la editorial Siglo XXI, Madrid 2018, salvo que lleguen críticas razonables argumentando que la gente se aburre…. El título de esta postal es el encabezamiento del capítulo II de la parte primera que comienza con un breve análisis de la posición de los “mitistas”, es decir, de aquellos que consideran que Jesús de Nazaret nunca existió y que es un absoluto producto de la actividad literaria de uno o varios autores, siempre un pequeño grupo, que creo casi de la nada la figura de Jesús.
 
 
Esta sección es relativamente breve y no voy a detenerme demasiado en ella, aunque es un buen resumen del estado de la cuestión. Bermejo resume así los argumentos de esta posición negativa, y en mi opinión insostenible desde el sentido común de la crítica de las obras de la Antigüedad (como creo haber mostrado –no demostrado, ya que en historia antigua casi nada se puede demostrar estrictamente– en mi libro “Aproximación al Jesús histórico”. Nuestro autor enumera las tesis siguientes (p. 66):
 
 
1. Si Jesús hubiese sido una figura histórica relevante habría habido más testimonios sobre él en las fuentes independientes. En concreto, se encontrarían algunos datos sobre Jesús en la literatura antigua de la época de Augusto y de Tiberio, tiempo en el que presuntamente –dicen– vivió.
 
 
2. Pablo de Tarso nada o casi nada sabe de Jesús
 
 
3. Todo lo que dicen los evangelio de Jesús no es de fiar, pues es explicable como un midrás (una composición literaria que por medio de ejemplos y breves comentarios explica y aplica al momento presente los textos dela Biblia hebrea)
 
 
4. No es posible establecer procedimientos críticos para diferenciar lo que es puro material inventado sobre Jesús y lo que puede ser un recuerdo histórico.
 
 
5. Los relatos sobre Jesús presentan paralelos muy estrechos, y a veces correspondencia exacta, con mitos y leyendas de héroes y dioses de la antigüedad grecorromana o de otras religiones. Lo más probable es que los textos evangélicos sean una mera copia de estas leyendas anteriores.
 
 
A esto responde Bermejo sintéticamente (a lo que yo añado alguna idea):
 
 
1. Hay muchas figuras históricas de esa época de las que se sabe –muy poco– o mera mención, por fuentes de la época de Augusto y Tiberio. Tendríamos que borrar o eliminar (nuestro autor diría aquí “cancelar” que es un anglicismo) a mucha gente de la historia de cuya existencia no dudamos en absoluto.
 
 
2. Respecto a Pablo: es totalmente erróneo que Pablo nada sabe de Jesús, salvo los datos míticos (resurrección, exaltación a los cielos, etc.). Habla muy tranquilamente de Santiago, como hermano de Jesús; antes de su resurrección ve en Jesús a un mero ser humano (Rm 5,15), nacido de mujer (Gal 4,4) e históricamente del linaje de David (sea o no erróneo el dato, es igual en este caso: Rm 1,3-4); Pablo dirige sus cartas a creyentes que ya saben de Jesús y solo insiste en los aspectos principales de su acto de salvación de los gentiles como es su muerte en cruz (y resurrección/exaltación) porque quiere fundar teológica y apologéticamente esa salvación.
 
 
Además, y esto es muy importante, autores muy posteriores a Pablo en el Nuevo Testamento, que conocen muchos datos sobre Jesús, simplemente porque han leído los evangelios o literatura similar, nada dicen de la vida de Jesús. En Hechos solo se cita una sentencia de Jesús (que además no está en los Evangelios: 20,35: “Mayor felicidad hay en dar que en recibir”). Y añado: si tuviéramos que escribir una “vida” de Jesús a base del Nuevo Testamento excluidos los Evangelios, sería prácticamente imposible porque nada dicen… ¡y nadie puede argumentar que no sabían nada de él porque era un simple mito literario! Un caso análogo: el autor de la Primera Carta de Juan no cita para nada al Cuarto Evangelio…y eso que sus autores están íntimamente relacionados teológicamente.
 
 
3. Es una pura exageración carente de base aducir que todo el material evangélico se explica como un comentario de la Biblia hebrea. El argumento no merece casi ni ser discutido.
 
 
4. Quien afirme que no es posible establecer procedimientos críticos para discernir entre lo que es material legendario de los meros datos históricos a partir de los Evangelios no tiene ni la menor idea de la metodología diseñada durante más de doscientos años de investigación independiente, mucha de ella relacionada con gente increyente, escéptica del todo, agnóstica o incluso atea.
 
 
5. Hay muchas tradiciones sobre Jesús “transmitidas con carácter mnemónico” (es decir aplicando técnicas memorísticas para recordar bien), lo cual quiere decir que los dichos transmitidos fueron pronunciados en realidad, no meramente inventados y que el que los transmite intenta hacer un esfuerzo para que el lector u oyente los recuerde bien, fielmente. Además, si todo lo de Jesús hubiese sido inventado en lengua griega no se explica por qué los autores añadieron palabras, o frases en arameo, que ningún lector helenístico entendía y que debían ser aclaradas en el texto mismo (Mc 5,41 (Talitha kumi: “Muchacha levántate”), o Mc 15,34 (Eloi, Eloi lama sabachtani: “Dios mío, Dios mío por qué me has abandonado”).
 
 
6. Afirmar que todo lo que se dice en los Evangelios es absolutamente un constructo literario obliga a construir hipótesis enrevesadísimas, algunas casi imposibles de creer, para explicar que todo es un mero constructo. Por ejemplo,  que se está utilizando ideas de mitos solares o leyendas de múltiples culturas antiguas que explican gran parte, o todo, lo que parece en los Evangelios.
 
 
Se podría seguir, pero ya es bastante. Bermejo apunta con claridad que la explicación más sencilla del material claramente legendario de los Evangelio se explica con rotundidad, claridad y sencillez si se parte de una figura histórica, perfectamente encajable/situable en el Israel del siglo I, y parangonable con otras figuras dela época, que luego fue magnificada, idealizada e incluso divinizada.
 
 
En mi opinión todas estas respuestas son correctas. Hace falta ser muy imaginativo y, diría, que carente del sentido de la realidad, y de lo que es la historia antigua, para creer que Jesús de Nazaret se explica –todo él– por una mera construcción literaria. A todo esto, he añadido en el libro arriba citado, “Aproximación al Jesús histórico”, que los Evangelios tal como están son infalsificables. Pero ojo esta afirmación no quiere decir que todo lo que en ellos se contiene sea histórica, sino que parece imposible imaginar una situación en la que una persona o grupo de personas se haya puesto a escribir los Evangelios tal como están, que son un verdadero cajón de sastre…
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
 
Domingo, 30 de Diciembre 2018
LA VANGUARDIA, 24-25 de diciembre 2018. Última página “LA CONTRA”. Entrevista realizada por Víctor-M. Amela
Tengo 77 años. Nací en Chipiona y vivo en Bayona, de Pontevedra. Soy filólogo de textos en griego del cristianismo primitivo. Estoy recasado y tengo dos hijos, Zahra (44) y Antonio (39), y dos nietos. ¿Política? Voté PSOE.., y quizá vote Ciudadanos. Soy spinoziano: si hubiera Dios, sería el cosmos, el universo al completo.
 
 
“Jesús existió”
 
 
Un galileo mesiánico
 
 
Piñero vive en el siglo I. Habla con personajes de entonces de tú a tú y en el griego de entonces. Es un laico que lo sabe todo de la religión cristiana, el origen de cada detalle. Aprendo con él a cada frase, así como del enjundioso libro que acaba de publicar: “Aproximación al Jesús histórico” (Editorial Trotta), en el que concluye que Jesús existió realmente, que fue un galileo carismático al que sus seguidores vestirían luego con ropajes divinos. Retirado en Galicia para escribir en “magna paz y soledad”, Piñero (www.antoniopinero.com) prepara ahora una edición de los libros del Nuevo Testamento desde el ángulo de la historia y la crítica literaria, que se publicará el año entrante.
 
 
 ¿Existió Jesús? ¿Qué Jesús?
 
El del Evangelio, pero por debajo.
 
¿Acaso hay otro?
 
Sí: el Jesús histórico, Yeshua ben Yosef.
 
¿No es histórico el Jesús del Evangelio?
 
Es un Jesús idealizado, recreado, mitificado, endiosado, adornado, medio inventado. Pero por debajo de este Jesús evangélico...
 
¿Qué?
 
... se puede adivinar al muy real Yeshua ben Yosef, un galileo del siglo I, hombre de carne y hueso.
 
 
¿Nació en Belén?
 
No. Eso es invención.
 
¿Dónde nació, pues?
 
Quizá en Nazaret. En todo caso, en Galilea.
 
¿Le visitaron en la cuna unos Reyes Magos, siguiendo una estrella?
 
La estrella y los magos son leyenda.
 
¿María y José fueron sus padres?
 
Sí. Y Yeshua tuvo un hermano importante, Jacobo / Santiago. Pero según los evangelistas Marcos y Mateo tuvo más hermanos y varias hermanas.
 
¿Le adoraron unos pastorcillos al nacer?
 
Más invención.
 
Pero qué bonita! No me estropee el belén navideño...
 
 
De acuerdo. Muy bonita invención: haga su belén, hágalo...
 
 
¿Qué sabemos de cierto sobre Yeshua ben Yosef, el Jesús histórico?
 
Que era carpintero. Que estudió la ley judía por su cuenta. Que quizá se casó, quizá no. Predicó. Tuvo discípulos. Anduvo en Galilea y Jerusalén menos de un año... y la autoridad romana lo ejecutó, por sedición contra el Imperio romano. El hombre fracasó en su familia, en su empresa, en su acción pública...
 
¡Fracasó en todo! Pero fundó una religión.
 
¡Jamás lo pensó! Jesús fue un judío fariseo observante...
 
¿Fariseo?
 
Sí, aunque algo especial. Los fariseos eran una facción judaica: decían que si cumplías la ley judía, resucitarías con tu cuerpo en el cielo, y luego Israel dominaría el mundo. Y seguiría el paraíso celestial en la tierra.
 
 
¿El Reino de este mundo?
 
 
Eso es. ¡Que estaba cerca!, eso predicaba Yeshua: purifícate para salvarte, ¡estás a tiempo! Lo explicitó en su parábola del hijo pródigo, ¡bellísima hasta las lágrimas! Algunos dudan de que la haya dicho Jesús. Pero podría ser.
 
Resúmala
 
El hijo pequeño (tú mismo) se va por ahí con su parte de la herencia del padre (Yahvé) y la dilapida en mujeres y vino. Pero el padre siempre le espera. Al hijo mayor le parecerá injusto que el padre organice una gran fiesta para celebrar el retorno del hijo menor... ¡Pero así de misericordioso es el Padre! Eso es: era el modo de decir a los judíos que si volvían al camino de la vieja ley judía, salvarían el alma, ¡aún en el último segundo!
 
 
¿Y cómo se veía Yeshua a sí mismo?
 
Como profeta, un profeta importante.
 
 
¿Pero no como el hijo de Dios?
 
Eso no. Pero al final de su vida, sí pretendió ser el Mesías-Rey que Israel estaba esperando. ¡Y justamente por eso fue crucificado!
 
¿Por rebelión política?
 
Religión y política se confundían en el Israel del momento: Roma crucificaba a todo sedicioso contra la majestad del emperador (Tiberio), y le clavaron el INRI en la cruz: “Iesus Nazarenus Rex Iudeorum” (Jesús nazareno, rey de los judíos).
 
¿Alentó Jesús recurrir a la violencia contra Roma?
 
No..., pero no le hizo ascos. Jesús tuvo seguidores zelotes, como Simón-Pedro: matar a un romano era para ellos un acto piadoso.
 
¿Había otros líderes como Jesús?
 
¡Bastantes! Le menciono a dos: Rabí Honí, el circulero. Y Rabí Hanán. Como Yeshua, predicaban la ley mosaica y eran taumaturgos.
 
¿Taumaturgos?
 
Hacedores de prodigios: milagreros, exorcizaban y sanaban. Honí trazaba un círculo en el suelo a su alrededor y clamaba a Yahvé: “¡No me moveré de aquí, ni comeré ni beberé hasta que llueva sobre Israel!”. Y llovía.
 
¿En qué fue original Yeshua?
 
En el Sermón de la Montaña, por ejemplo: dijo que más allá de que observes la letra de los 623 preceptos del Pentateuco, ¡hazlo de corazón!
 
 
¿Y “ama al prójimo como a ti mismo”?
 
Está en Levítico 19: todo judío es convertible, salvables para el Reino, hay que amarlo.
 
 
¿Qué fuentes históricas documentan a Yeshua?
 
Una carta del estoico sirio Mara Bar Serapión, aunque es dudosa. Alusiones de Suetonio y Tácito. El libro 18 de Antigüedades de Flavio Josefo.
 
¿Qué cuenta de Jesús Josefo?
 
Incluye a Yeshua en una lista de individuos que perjudicaron al pueblo judío... por haberse dedicado a calentar los cascos de la gente tanto... que les arrastró a la catástrofe colectiva, a resultar aplastados por Roma en la guerra del 66-70..
 
Imaginar un mundo mejor gusta mucho... ¿Y cómo nació el cristianismo?
 
Con el judeo-romano Pablo: sostiene que Jesús desciende de la casa del rey David y que, tras resucitar, es Hijo de Dios.
 
¿Diviniza así a Yeshua?
 
Sí; pero piensa que después de su resurrección, no antes. Y Pablo les dice a los paganos: os salvaréis sin ser judíos, sin circuncidaros, ¡basta con creer, bautizarte y fundirte con Jesús en la eucaristía! Pablo quiere completar el plan de Jesús.
 
¿Qué plan?
 
Según Pablo, si Jesús se sacrificó por todos fue para que la vieja promesa de Yahvé a Abraham se materializara: convertidos ya todos a la fe de Yahvé, sumados todos los judíos y los pagano-cristianos, descenderá el Reino Celestial, ¡leche y miel para todos!
 
VÍCTOR-M.  AMELA
 
 
Martes, 25 de Diciembre 2018
“Descolonizar a Jesucristo” (21-12-2018. 1033)
Escribe Antonio Piñero
 
 
El autor entiende por “descolonizar a Jesucristo” el estudio de Jesucristo yendo en lo posible al original de sus palabras, proferidas en arameo occidental, galilaico en concreto, obviando el sesgo “occidental”, que supone que todas sus palabras hayan sido traducidas al griego y de ahí al latín. Tal versión distorsiona –según el autor– el pensamiento auténtico de Jesús. Ello supone que existe la necesidad perentoria de intentar un retorno al arameo (en este caso en su variante más occidental, el siríaco), y a partir del tenor de esta lengua y de sus significados especiales en muchas expresiones y vocablos llegar en lo posible al sentido originario de la doctrina y –en algunos casos a las actitudes y hechos– del Galileo.
 
 
Ahora bien, este interés por la búsqueda del sentido original sobre todo de las sentencias de “Jesús-Cristo” tiene además otra gran ventaja para el autor: la posibilidad de un diálogo fecundo con el Islam actual. El interés de Vicente Haya en este diálogo se sustenta en su conversión desde un cristianismo desencantado al islam… Y me imagino que a un islam esencial, el que desmitifica toda la teología mítica cristiana (por ejemplo, Trinidad, Encarnación, pecado original, divinidad de Jesús, iglesia institucionalizada, etc.), y se vuelve a una concepción muy simple de la religión: solo hay un Dios, Yahvé-Alá; el ser humano es su criatura y le debe obediencia completa; los intermediarios principales entre ese Dios y el ser humano son Jesús y Mahoma. Y la práctica de la religión se reduce –aparte naturalmente del cumplimiento de las leyes esenciales, que son bíblicas, como el Decálogo– al rezo diario y a la guarda del Ramadán. No sé si he entendido bien su pensamiento (que me corrija por favor, si yerro) y supongo que Vicente Haya no tiene el menor interés en creer, ni siquiera suponer, por ejemplo, que el arcángel Gabriel dictó a Mahoma el Corán palabra por palabra.
 
 
El puente entre el pensamiento del Islam y Jesús radica para Haya en que los autores del Corán y Jesús pertenecen a una misma cultura, la semita, cuya antropología (más unitaria; no dualista platónica) es mucho más parecida, y en general todo su ambiente cultural, muy similar. Así considerado, el pensamiento de Jesús tiene evidentes concomitancias con el Corán, lo que ayuda muchísimo al diálogo entre las dos religiones.
 
 
La intención es sumamente loable, si no fuera porque el medio de acercarse a los dichos y al verdadero pensamiento de ese Jesús totalmente semítico –en casi nada grecorromano– es por medio de la Peschitta. Es esta la versión siríaca de los evangelios, comenzada muy pronto, en el siglo II (y solidificaba en torno al siglo V), a partir del texto griego, ya que la presunta versión original arameo-galilaica de Jesús se ha perdido irremisiblemente. Y como este método lo ha empleado en su libro anterior, muchos le hemos criticado sosteniendo que no se puede llegar al original jesuánico a través de una traducción del griego por muy semítica y vecina que sea la versión. Metodológicamente no es aceptable.
 
 
Vicente Haya ha respondido en este libro a este argumento, razonando que “el que la Peschitta fuera terminada de componer en el siglo V, no quiere decir que no se base en textos arameos anteriores; y el que sea una traducción de manuscritos griegos no impide que en esta versión helénica y sus manuscritos fueran corregidos en determinadas palabras y frases de Jesús según las recordaba la tradición oral de los arameoparlantes”.
 
 
“Efectivamente, en una cultura eminentemente oral –añade–, donde un buen número de frases textuales de Jesús tenían que ser de conocimiento general entre los judeocristianos, una retrotraducción del griego evangélico al arameo nos da bastantes garantías de fidelidad de lo que pudo ser el mensaje original de Jesús. Y por otra parte es un hecho demostrado que en la redacción de la Peschitta se tienen en cuenta manuscritos siríacos anteriores como el Diatessaron (una amalgama concordista de los evangelios que consigue una sola redacción a partir de los cuatro) de Taciano, los evangelios curetonianos, y un palimpsesto sinaítico, algunos de estos del siglo II” (p. 22).
 
 
Admitamos en parte el argumento. Pero no puedo comprender, si el autor conoce bien el arameo, por qué en vez de emplear la Peschitta, no hace un estudio de las numerosas versiones al arameo galilaico del siglo I que han intentado numerosos investigadores, como por ejemplo, G. Schwartz en la revista “Biblische Notizen”, durante años y años, o las de Maurice Casey o G. Dalman o M. Black, etc. Es cierto que las retrotraducciones de esos estudiosos (que –insisto– suelen llevar años ocupados en el tema), y otros, varían bastante entre sí. Pero ello mismo le haría al autor del libro que comentamos ser mucho más prudente en su seguridad de haber recuperado (casi o bastante) el sentido original de los dichos de Jesús.
 
 
En segundo lugar, Vicente Haya no distingue en absoluto entre Jesús de Nazaret y el Cristo celestial… y habla de Jesucristo tan tranquilo como si fuese un personaje histórico… Pero no es así: he argumentado mil veces que “Jesucristo” es una mezcla de un individuo real y de un concepto teológico, “el Cristo celestial” originado en la especulación teológica judía de Pablo de Tarso, con mezclas indudables de una religiosidad griega propia de los cultos de misterio grecorromanos. Por ello, no es extraño que Haya admita como históricas palabras del Jesús del IV Evangelio… que creo –y conmigo la mayoría de filólogo, historiadores y teólogos– no son históricas, sino producto de la teología de los autores del Cuarto Evangelio.
 
 
Así, por poner un ejemplo, Vicente Haya sostiene que se acerca mucho más a la verdad histórica que Jesús dijese “Yo soy el consuelo y las vidas (sic)”, que no “Yo soy la resurrección y la vida”. En mi opinión, y en la de muchos otros, no dijo ni una cosa ni la otra. Otro ejemplo: la intelección correcta de las siguientes palabras del Padrenuestro  –…“Y líbranos de las deudas nuestras, así como también nosotros hemos liberado a nuestros deudores…”– debe entenderse así: “Se pide a Dios que nos libre de las deudas, de la usura, de las hipotecas, así como nosotros tenemos piedad de los que están a merced nuestra (por deudas económicas)” (p. 27).
 
 
Pienso que otros, igualmente estudiosos del arameo, han hecho caer en la cuenta al lector moderno que “deuda” respecto a Dios significa ante todo “pecado”. Así que “perdónanos nuestras deudas” significaba en el pensamiento del Jesús histórico, “perdónanos nuestros pecados así como nosotros perdonamos a los que comenten faltas contra nosotros”.
 
 
Y así en otros casos. En síntesis: el intento de Vicente Haya es loable; pero el método es inseguro y no es el más lógico científicamente; sus conclusiones son al menos dudosas; no se puede atribuir al Jesús histórico un buen monto de palabras del Cuarto Evangelio que en su libro aparecen como procedentes del Jesús galileo. Sobre todo esto último me parce imposible. Tal sistema no nos acerca al verdadero pensamiento del Jesús de la historia, sino al de sus sucesores…, y en especial al del autor/es del Cuarto Evangelio que fue –al igual que los otros evangelistas– en gran parte de su teología deudor del pensamiento de Pablo de Tarso.
 
Y en cuanto a “descolonizar a Jesús”… me parece bien. Pero alguien podría replicar: “Estupendo; he llegado hasta el Jesús semita, galileo. Pero ¿me interesa mucho, a mí occidental del siglo XXI, el pensamiento de un artesano y rabino galileo del siglo I en su pureza semítica? Al fin y al cabo es una cultura muy ajena a la mía”.
 
 
Sin duda, podría al menos pensarlo.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Viernes, 21 de Diciembre 2018
Hoy es día de anuncios (1032.- 16-12-2018)
Escribe Antonio Piñero
 
 
Tres anuncios:
 
 
Primero: se ha procedido a hacer la primera reimpresión de mi librito “En directo desde el siglo I”, de Editorial Lacónica, Madrid, 2018. No es propiamente una nueva edición, que en principio debería llevar consigo alguna novedad, como corrección de erratas, o ampliaciones, sino una reimpresión, puesto que no quedan ya ejemplares de la primera edición.
 
 
Me parece que el libro es muy divertido, ya que es la reunión de cinco conferencias, transcritas tal cual de Internet en las que se han grabado también  los comentarios y preguntas del público, a veces un tanto chuscas, pero siempre interesantes y divertidas.  Los títulos de las conferencias capítulos son:
 
1. Extraterrestres en vuelo rasante por el Néguev, o
cómo se escribió el antiguo testamento ¿Ovnis en la Biblia?.
2. Los orígenes del cristianismo.
3. La gnosis cristiana o el uroboros (el pez que se muerde la cola) espiritual.
4. Propaganda taumatúrgica: los milagros de Jesús.
5. El juicio final y el mundo futuro según el cristianismo
primitivo.
 
 
Las explicaciones son sencillas, por lo que creo que todo el mundo puede entenderlas.
 
 
Segundo. La segunda noticia es el enlace a una entrevista que me ha hecho Jesús Bastante, Subdirector de “Religión digital”, la página de religión y cultura religiosa de “Periodista Digital”. Aquí va:
 
 
https://youtu.be/LY-ej20nnQ8
 
 
Y el tercero: ha salido la segunda edición de mi obra “Guía para entender a Pablo. Una interpretación del pensamiento paulino”. Trotta, Madrid, 2018.
 
 
Y es nueva edición de verdad, porque incorpora un complemento en el Índice que creo muy importantes: el de las 20 “Aclaraciones” sobre el pensamiento paulino, que es el núcleo del libro. Por razones de espacio, no presente aquí el índice. Lo haré otro día.
 
 
¡Feliz Navidad a todos!
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Domingo, 16 de Diciembre 2018

 
Hoy martes 11 de diciembre 2018 a las 19.30 h pronuncio una conferencia-presentación del libro
 
“Aproximación al Jesús histórico”
 
(Madrid, Trotta septiembre 2018).
 
Presenta y modera: Fernando García de Cortázar.
 
Lugar: Museo de ABC, en c/ Amaniel 29 (cerca de la Plaza de España) en Madrid.
 
Entrada libre.
Martes, 11 de Diciembre 2018
El historiador romano P. Cornelio Tácito y el Jesús histórico (10-12-2018. 1031)
Hoy escribe Antonio Piñero
 
En el libro de F. Bermejo, “La invención del Jesús histórico (Madrid, Siglo XXI, 2018), que estamos comentando y en el capítulo dedicado a "Fuentes" se trata también naturalmente la mención de Tácito a la crucifixión de Jesús, en su obra “Anales” XV 44,2-3. Recuerdo el texto para los lectores:
 
“Pero ni los recursos humanos ni la munificencia imperial ni las maneras todas de aplacar al cielo bastaron para acallar el escándalo o  disipar la creencia de que el fuego había ocupado el lugar del orden. Por ello, para cortar los rumores, Nerón señaló como culpables, y  castigó con la mayor crueldad, a una clase de hombres aborrecidos  por sus vicios a los que la turba llamaba cristianos (chrestianos). [Cristo, de quien  tal nombre trae su origen, había sufrido la pena de muerte durante  el reinado de Tiberio, por sentencia del procurador Poncio Pilato  (auctor nominis [«christiani»] eius Christus Tiberio imperitante per procuratorem  Pontium Pilatum supplicio adfectus erat)], y la perniciosa superstición fue contenida durante algún tiempo, pero volvió a brotar  de nuevo, no sólo en Judea, patria de aquel mal, sino en la misma  capital (Roma), donde todo lo horrible y vergonzoso que hay en el  mundo se junta y está de moda”.  
 
Sobre este texto se ha dicho casi todo. La discusión gira sobre si el nombre de Chrestus (en vez de Christus que parece luego) es original o no, y si el texto que va entre corchetes procede de la pluma de Tácito, o bien es una interpolación aclaratoria de un escriba cristiano.
 
Bermejo sostiene, con razón, que Chrestus debe de ser original, ya que es la lectura más difícil. Si es así, Bermejo hace hincapié en que entonces este pasaje podría referirse no a los judeocristianos de Roma, sino “al grupo judío reprimido (expulsado de Roma) por Claudio” probablemente en el año 49 d. C., es decir, Nerón no habría perseguido a cristianos, sino a judíos simplemente, gente reincidente en la perturbación del orden público . Y se basa Bermejo, con otros autores, en que el nombre Chrestus coincide con el que trae Suetonio en su Vida de Claudio 41: “Como los judíos provocaban continuos tumultos a instigación de Chrestus, los expulsó de Roma (Iudaeos impulsore Chresto assidue tumultuantes   Roma expullit). Chrestus  = Cresto (“Útil”) sería, pues el nombre de un judío “normal” y no del Cristo-Mesías de los judeocristianos.
 
Y, volviendo al texto de Tácito, respecto a la posibilidad de que el pasaje en el que se dice que fue crucificado por Poncio Pilato en tiempos de Tiberio, se inclina más bien por su historicidad.

Expone primero las razones de los que creen en que es una interpolación (entre los que me encuentro, como expuse al final, en el Epílogo, en libro “¿Existió Jesús realmente? El Jesús de la historia a debate”, de Editorial Raíces, Madrid 2009):

· El texto de Tácito se lee más fluidamente sin esa frase.
 
· No resulta claro cuáles  y como serían las abominaciones de los cristianos en virtud de las cuales eran merecedores de los más graves castigos.
 
· Tácito utiliza un verbo en pasado (“la turba llamaba cristianos”) para referirse a los cristianos, algo que resulta extraño dada la presencia de muchos cristianos en Roma en el siglo II   que es cuando escribe Tácito (hacia el 115).
 
· Autores cristianos importantes, como Tertuliano y Lactancio, y otros, no hacen referencia alguna a una persecución general de los cristianos bajo Nerón, ni tampoco relacionan cualquier otra persecución con el incendio de Roma hasta el siglo IV, a pesar de que les habría sido muy útil a los apologistas cristianos, porque ponía de relieve la crueldad e injusticia del Imperio Romano contra los cristianos
· Tácito denomina a Poncio Pilato “procurador”; se equivoca porque era “prefecto”.
 
Bermejo cree que estas objeciones no tiene el peso suficiente como para considerar el texto una interpolación y que todo el texto tiene sentido como salido de la pluma de Tácito. Ni siquiera el leve error en la denominación del cargo de Pilato, error que cometen otros historiadores. Tácito probablemente se ciñó a una pura descripción de lo que creía respecto a los cristianos.
 
Y en resumidas cuentas sostiene nuestro autor, al igual que la mayoría, que –de todos modos—lo único, y ya es bastante, que puede obtenerse de la reseña de Tácito es que creía totalmente en la existencia de ese personaje, para él un judío aborrecible, y además que había muerto en cruz por orden de un gobernador romano. Y añade que en la perspectiva de Tácito, y dando por supuesto el que Jesús fue condenado a la cruz por subversión contra el Imperio, sus seguidores merecerían el mismo castigo, puesto que van detrás de un criminal acusado de haber herido la majestad del emperador Tiberio


Lo más interesante de lo aportado por Bermejo quizás esté en una nota de la p. 57, en la que afirma que la ausencia de menciones de una persecución de cristianos bajo Nerón (en Roma) supone también que no hubo persecución general contra esos mismos cristianos en el resto del Imperio y bajo el mismo emperador. Bermejo dice que “esta pretensión es discutible”. Pero no aporta más razones. En este caso me inclino a opinar que si no hubo persecución general contra los cristianos en Roma después del incendio, tampoco la hubo en el resto del Imperio.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
www.antoniopinero.com
 
NOTA PARA LOS RESIDENTES EN MADRID
 
El martes 11 de diciembre 2018 a las 19.30 h pronuncio una conferencia-presentación del libro

“Aproximación al Jesús histórico” 

(Madrid, Trotta septiembre 2018).

Presenta y modera: Fernando García de Cortázar.

Lugar: Museo de ABC, en c/ Amaniel 29 (cerca de la Plaza de España) en Madrid.

Entrada libre.
Lunes, 10 de Diciembre 2018
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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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