Notas![]()
Escribe Antonio Piñero
Foto: Arthur Drews, el primero que a inicios del siglo XX dio cuerpo serio a la hipótesis de la no existencia histórica de Jesús, recogiendo y renovando argumentos anteriores. Argumenta F. Bermejo en su libro sobre “La invención de Jesús de Nazaret” que no es totalmente negativa para la investigación la posición de los negacionistas de la historicidad de Jesús. Y aclara que pueden obtenerse de ellas las siguientes ventajas (p. 71): 1. El carácter forzado y rocambolesco de algunas de las argumentaciones mitistas y la enorme acumulación de hipótesis y conjeturas inverosímiles hacen que la explicación más sencilla de los datos que nos ofrecen los textos es que Jesús de Nazaret existió. O dicho con otras palabras: es más fácil dar cuenta de alguien como Jesús –por supuesto el ser histórico solo recuperable por una reconstrucción crítica de su figura a través de los datos– que los métodos y las razones de quienes se habrían dado a la tarea de crear desde la nada un mito literario absoluto, y tan exitoso que pronto conquistó a muchos judíos piadosos y luego a paganos, ansiosos por la salvación completa del alma. 2. El impulso negacionista nos hace ser cautos: no se debe defender nada en historia antigua como una certeza absoluta, sino como estima, de alta, baja o a veces altísima probabilidad. 3. De nuevo el análisis de sus argumentos conduce a la idea de que a partir de unos datos históricos relativamente escasos, el personaje Jesús sufrió una profunda transformación, pero no porque Jesús careciera de consistencia histórica, sino “por ser demasiado histórico en el sentido de que su fisonomía original lo circunscribía a unas circunstancias temporales, espaciales e ideológicas muy concretas”, demasiado judías, sobre todo después del fracaso de la Gran Revolución contra Roma, ideas que “muy pronto no casaron bien con la imagen que sus seguidores necesitaron hacerse de él” (p. 72). Estoy de acuerdo con estas perspectivas, que para algunos, al menos semiconscientemente, son tan claras que han conducido a la desestimación teológica, a veces el rechazo puro y duro de la investigación sobre el Jesús histórico. Lo veremos otro día. Y también se verá cómo es conveniente adoptar ante los Evangelios sobre todo una actitud minimalista de aceptación de sus datos, y no maximalista, es decir, la de admitir casi a priori que todo, o casi todo, o que aparece en ellos es histórico. Pero ya sabemos que no es así. Y ahora un par de noticias: La primera: antes de ayer entregué en Trotta los últimos archivos electrónicos de la tercera, última y exhaustiva revisión, llevada a cabo por Demetrio López Garrido, un profesor jubilado de Instituto de Segunda Enseñanza, especialista en lengua griega, y por Xoan Curráis, catedrático de filosofía de Instituto, especialista en filosofía griega, del próximo libro, el comentario al Nuevo Testamento, histórico crítico y literario (hecho por mí con la ayuda inestimable de Gonzalo Fontana y Josep Montserrat). Tiene casi dos mil folios. Creo que una vez impreso se reducirán a unas 1.700 páginas. En esta edición de los libros más antiguos del cristianismo, el Nuevo Testamento, todos ellos se han traducido de nuevo, teniendo en cuenta también traducciones anteriores, a partir de la edición 28 del texto griego de Nestle-Aland, del 2012, que tiene más variantes de lo que parece sobre las dos ediciones anteriores. En concreto en los Evangelios, aunque con sumo respeto, no se han ahorrado las discusiones sobre el valor histórico de las diversas secciones. En la mayoría de los casos se exponen diversos puntos de vista (católicos; protestantes; independientes) sobre la historicidad del dicho o hecho concreto de Jesús, de modo que el lector pueda escoger lo que crea más acertado… y todo con argumentos. Me han preguntado muchas veces cuándo verá la luz este libro. Mi respuesta: a lo largo del 2019. La maquetación de esta obra es compleja, por los diversos tipos de letra, cursivas, sangrados, etc. Cuando la editorial Trotta lo estime conveniente saldrá al mercado. Y se hará todo el esfuerzo posible para que el libro no sea caro. Los autores hemos reducido ya nuestras regalías o “derechos de autor” con esa intención. Y segunda noticia: en diciembre 2018 salió la segunda edición de mi último libro “Aproximación al Jesús histórico” (Madrid, Trotta sep. 2018) al cabo solo de tres meses. Hay una presentación de él, a modo de entrevista, en “Religión Digital”, sección de vídeos). A mí no me había ocurrido esto nunca antes. Y en la historia de la Editorial también es raro. Saludos cordiales de Antonio Piñero http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Viernes, 4 de Enero 2019
Comentarios
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Foto: Tiberio. Durante su reinado se desarrolló oda la vida pública de Jesús de Nazaret
Escribe Antonio Piñero Sigo hoy con mi propósito de ir comentando pausadamente lo que creo más interesante del libro de F. Bermejo, “La invención del Jesús histórico”, de la editorial Siglo XXI, Madrid 2018, salvo que lleguen críticas razonables argumentando que la gente se aburre…. El título de esta postal es el encabezamiento del capítulo II de la parte primera que comienza con un breve análisis de la posición de los “mitistas”, es decir, de aquellos que consideran que Jesús de Nazaret nunca existió y que es un absoluto producto de la actividad literaria de uno o varios autores, siempre un pequeño grupo, que creo casi de la nada la figura de Jesús. Esta sección es relativamente breve y no voy a detenerme demasiado en ella, aunque es un buen resumen del estado de la cuestión. Bermejo resume así los argumentos de esta posición negativa, y en mi opinión insostenible desde el sentido común de la crítica de las obras de la Antigüedad (como creo haber mostrado –no demostrado, ya que en historia antigua casi nada se puede demostrar estrictamente– en mi libro “Aproximación al Jesús histórico”. Nuestro autor enumera las tesis siguientes (p. 66): 1. Si Jesús hubiese sido una figura histórica relevante habría habido más testimonios sobre él en las fuentes independientes. En concreto, se encontrarían algunos datos sobre Jesús en la literatura antigua de la época de Augusto y de Tiberio, tiempo en el que presuntamente –dicen– vivió. 2. Pablo de Tarso nada o casi nada sabe de Jesús 3. Todo lo que dicen los evangelio de Jesús no es de fiar, pues es explicable como un midrás (una composición literaria que por medio de ejemplos y breves comentarios explica y aplica al momento presente los textos dela Biblia hebrea) 4. No es posible establecer procedimientos críticos para diferenciar lo que es puro material inventado sobre Jesús y lo que puede ser un recuerdo histórico. 5. Los relatos sobre Jesús presentan paralelos muy estrechos, y a veces correspondencia exacta, con mitos y leyendas de héroes y dioses de la antigüedad grecorromana o de otras religiones. Lo más probable es que los textos evangélicos sean una mera copia de estas leyendas anteriores. A esto responde Bermejo sintéticamente (a lo que yo añado alguna idea): 1. Hay muchas figuras históricas de esa época de las que se sabe –muy poco– o mera mención, por fuentes de la época de Augusto y Tiberio. Tendríamos que borrar o eliminar (nuestro autor diría aquí “cancelar” que es un anglicismo) a mucha gente de la historia de cuya existencia no dudamos en absoluto. 2. Respecto a Pablo: es totalmente erróneo que Pablo nada sabe de Jesús, salvo los datos míticos (resurrección, exaltación a los cielos, etc.). Habla muy tranquilamente de Santiago, como hermano de Jesús; antes de su resurrección ve en Jesús a un mero ser humano (Rm 5,15), nacido de mujer (Gal 4,4) e históricamente del linaje de David (sea o no erróneo el dato, es igual en este caso: Rm 1,3-4); Pablo dirige sus cartas a creyentes que ya saben de Jesús y solo insiste en los aspectos principales de su acto de salvación de los gentiles como es su muerte en cruz (y resurrección/exaltación) porque quiere fundar teológica y apologéticamente esa salvación. Además, y esto es muy importante, autores muy posteriores a Pablo en el Nuevo Testamento, que conocen muchos datos sobre Jesús, simplemente porque han leído los evangelios o literatura similar, nada dicen de la vida de Jesús. En Hechos solo se cita una sentencia de Jesús (que además no está en los Evangelios: 20,35: “Mayor felicidad hay en dar que en recibir”). Y añado: si tuviéramos que escribir una “vida” de Jesús a base del Nuevo Testamento excluidos los Evangelios, sería prácticamente imposible porque nada dicen… ¡y nadie puede argumentar que no sabían nada de él porque era un simple mito literario! Un caso análogo: el autor de la Primera Carta de Juan no cita para nada al Cuarto Evangelio…y eso que sus autores están íntimamente relacionados teológicamente. 3. Es una pura exageración carente de base aducir que todo el material evangélico se explica como un comentario de la Biblia hebrea. El argumento no merece casi ni ser discutido. 4. Quien afirme que no es posible establecer procedimientos críticos para discernir entre lo que es material legendario de los meros datos históricos a partir de los Evangelios no tiene ni la menor idea de la metodología diseñada durante más de doscientos años de investigación independiente, mucha de ella relacionada con gente increyente, escéptica del todo, agnóstica o incluso atea. 5. Hay muchas tradiciones sobre Jesús “transmitidas con carácter mnemónico” (es decir aplicando técnicas memorísticas para recordar bien), lo cual quiere decir que los dichos transmitidos fueron pronunciados en realidad, no meramente inventados y que el que los transmite intenta hacer un esfuerzo para que el lector u oyente los recuerde bien, fielmente. Además, si todo lo de Jesús hubiese sido inventado en lengua griega no se explica por qué los autores añadieron palabras, o frases en arameo, que ningún lector helenístico entendía y que debían ser aclaradas en el texto mismo (Mc 5,41 (Talitha kumi: “Muchacha levántate”), o Mc 15,34 (Eloi, Eloi lama sabachtani: “Dios mío, Dios mío por qué me has abandonado”). 6. Afirmar que todo lo que se dice en los Evangelios es absolutamente un constructo literario obliga a construir hipótesis enrevesadísimas, algunas casi imposibles de creer, para explicar que todo es un mero constructo. Por ejemplo, que se está utilizando ideas de mitos solares o leyendas de múltiples culturas antiguas que explican gran parte, o todo, lo que parece en los Evangelios. Se podría seguir, pero ya es bastante. Bermejo apunta con claridad que la explicación más sencilla del material claramente legendario de los Evangelio se explica con rotundidad, claridad y sencillez si se parte de una figura histórica, perfectamente encajable/situable en el Israel del siglo I, y parangonable con otras figuras dela época, que luego fue magnificada, idealizada e incluso divinizada. En mi opinión todas estas respuestas son correctas. Hace falta ser muy imaginativo y, diría, que carente del sentido de la realidad, y de lo que es la historia antigua, para creer que Jesús de Nazaret se explica –todo él– por una mera construcción literaria. A todo esto, he añadido en el libro arriba citado, “Aproximación al Jesús histórico”, que los Evangelios tal como están son infalsificables. Pero ojo esta afirmación no quiere decir que todo lo que en ellos se contiene sea histórica, sino que parece imposible imaginar una situación en la que una persona o grupo de personas se haya puesto a escribir los Evangelios tal como están, que son un verdadero cajón de sastre… Saludos cordiales de Antonio Piñero http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Domingo, 30 de Diciembre 2018
Notas
Tengo 77 años. Nací en Chipiona y vivo en Bayona, de Pontevedra. Soy filólogo de textos en griego del cristianismo primitivo. Estoy recasado y tengo dos hijos, Zahra (44) y Antonio (39), y dos nietos. ¿Política? Voté PSOE.., y quizá vote Ciudadanos. Soy spinoziano: si hubiera Dios, sería el cosmos, el universo al completo.
“Jesús existió” Un galileo mesiánico Piñero vive en el siglo I. Habla con personajes de entonces de tú a tú y en el griego de entonces. Es un laico que lo sabe todo de la religión cristiana, el origen de cada detalle. Aprendo con él a cada frase, así como del enjundioso libro que acaba de publicar: “Aproximación al Jesús histórico” (Editorial Trotta), en el que concluye que Jesús existió realmente, que fue un galileo carismático al que sus seguidores vestirían luego con ropajes divinos. Retirado en Galicia para escribir en “magna paz y soledad”, Piñero (www.antoniopinero.com) prepara ahora una edición de los libros del Nuevo Testamento desde el ángulo de la historia y la crítica literaria, que se publicará el año entrante. ¿Existió Jesús? ¿Qué Jesús? El del Evangelio, pero por debajo. ¿Acaso hay otro? Sí: el Jesús histórico, Yeshua ben Yosef. ¿No es histórico el Jesús del Evangelio? Es un Jesús idealizado, recreado, mitificado, endiosado, adornado, medio inventado. Pero por debajo de este Jesús evangélico... ¿Qué? ... se puede adivinar al muy real Yeshua ben Yosef, un galileo del siglo I, hombre de carne y hueso. ¿Nació en Belén? No. Eso es invención. ¿Dónde nació, pues? Quizá en Nazaret. En todo caso, en Galilea. ¿Le visitaron en la cuna unos Reyes Magos, siguiendo una estrella? La estrella y los magos son leyenda. ¿María y José fueron sus padres? Sí. Y Yeshua tuvo un hermano importante, Jacobo / Santiago. Pero según los evangelistas Marcos y Mateo tuvo más hermanos y varias hermanas. ¿Le adoraron unos pastorcillos al nacer? Más invención. Pero qué bonita! No me estropee el belén navideño... De acuerdo. Muy bonita invención: haga su belén, hágalo... ¿Qué sabemos de cierto sobre Yeshua ben Yosef, el Jesús histórico? Que era carpintero. Que estudió la ley judía por su cuenta. Que quizá se casó, quizá no. Predicó. Tuvo discípulos. Anduvo en Galilea y Jerusalén menos de un año... y la autoridad romana lo ejecutó, por sedición contra el Imperio romano. El hombre fracasó en su familia, en su empresa, en su acción pública... ¡Fracasó en todo! Pero fundó una religión. ¡Jamás lo pensó! Jesús fue un judío fariseo observante... ¿Fariseo? Sí, aunque algo especial. Los fariseos eran una facción judaica: decían que si cumplías la ley judía, resucitarías con tu cuerpo en el cielo, y luego Israel dominaría el mundo. Y seguiría el paraíso celestial en la tierra. ¿El Reino de este mundo? Eso es. ¡Que estaba cerca!, eso predicaba Yeshua: purifícate para salvarte, ¡estás a tiempo! Lo explicitó en su parábola del hijo pródigo, ¡bellísima hasta las lágrimas! Algunos dudan de que la haya dicho Jesús. Pero podría ser. Resúmala El hijo pequeño (tú mismo) se va por ahí con su parte de la herencia del padre (Yahvé) y la dilapida en mujeres y vino. Pero el padre siempre le espera. Al hijo mayor le parecerá injusto que el padre organice una gran fiesta para celebrar el retorno del hijo menor... ¡Pero así de misericordioso es el Padre! Eso es: era el modo de decir a los judíos que si volvían al camino de la vieja ley judía, salvarían el alma, ¡aún en el último segundo! ¿Y cómo se veía Yeshua a sí mismo? Como profeta, un profeta importante. ¿Pero no como el hijo de Dios? Eso no. Pero al final de su vida, sí pretendió ser el Mesías-Rey que Israel estaba esperando. ¡Y justamente por eso fue crucificado! ¿Por rebelión política? Religión y política se confundían en el Israel del momento: Roma crucificaba a todo sedicioso contra la majestad del emperador (Tiberio), y le clavaron el INRI en la cruz: “Iesus Nazarenus Rex Iudeorum” (Jesús nazareno, rey de los judíos). ¿Alentó Jesús recurrir a la violencia contra Roma? No..., pero no le hizo ascos. Jesús tuvo seguidores zelotes, como Simón-Pedro: matar a un romano era para ellos un acto piadoso. ¿Había otros líderes como Jesús? ¡Bastantes! Le menciono a dos: Rabí Honí, el circulero. Y Rabí Hanán. Como Yeshua, predicaban la ley mosaica y eran taumaturgos. ¿Taumaturgos? Hacedores de prodigios: milagreros, exorcizaban y sanaban. Honí trazaba un círculo en el suelo a su alrededor y clamaba a Yahvé: “¡No me moveré de aquí, ni comeré ni beberé hasta que llueva sobre Israel!”. Y llovía. ¿En qué fue original Yeshua? En el Sermón de la Montaña, por ejemplo: dijo que más allá de que observes la letra de los 623 preceptos del Pentateuco, ¡hazlo de corazón! ¿Y “ama al prójimo como a ti mismo”? Está en Levítico 19: todo judío es convertible, salvables para el Reino, hay que amarlo. ¿Qué fuentes históricas documentan a Yeshua? Una carta del estoico sirio Mara Bar Serapión, aunque es dudosa. Alusiones de Suetonio y Tácito. El libro 18 de Antigüedades de Flavio Josefo. ¿Qué cuenta de Jesús Josefo? Incluye a Yeshua en una lista de individuos que perjudicaron al pueblo judío... por haberse dedicado a calentar los cascos de la gente tanto... que les arrastró a la catástrofe colectiva, a resultar aplastados por Roma en la guerra del 66-70.. Imaginar un mundo mejor gusta mucho... ¿Y cómo nació el cristianismo? Con el judeo-romano Pablo: sostiene que Jesús desciende de la casa del rey David y que, tras resucitar, es Hijo de Dios. ¿Diviniza así a Yeshua? Sí; pero piensa que después de su resurrección, no antes. Y Pablo les dice a los paganos: os salvaréis sin ser judíos, sin circuncidaros, ¡basta con creer, bautizarte y fundirte con Jesús en la eucaristía! Pablo quiere completar el plan de Jesús. ¿Qué plan? Según Pablo, si Jesús se sacrificó por todos fue para que la vieja promesa de Yahvé a Abraham se materializara: convertidos ya todos a la fe de Yahvé, sumados todos los judíos y los pagano-cristianos, descenderá el Reino Celestial, ¡leche y miel para todos! VÍCTOR-M. AMELA
Martes, 25 de Diciembre 2018
Notas
Escribe Antonio Piñero
El autor entiende por “descolonizar a Jesucristo” el estudio de Jesucristo yendo en lo posible al original de sus palabras, proferidas en arameo occidental, galilaico en concreto, obviando el sesgo “occidental”, que supone que todas sus palabras hayan sido traducidas al griego y de ahí al latín. Tal versión distorsiona –según el autor– el pensamiento auténtico de Jesús. Ello supone que existe la necesidad perentoria de intentar un retorno al arameo (en este caso en su variante más occidental, el siríaco), y a partir del tenor de esta lengua y de sus significados especiales en muchas expresiones y vocablos llegar en lo posible al sentido originario de la doctrina y –en algunos casos a las actitudes y hechos– del Galileo. Ahora bien, este interés por la búsqueda del sentido original sobre todo de las sentencias de “Jesús-Cristo” tiene además otra gran ventaja para el autor: la posibilidad de un diálogo fecundo con el Islam actual. El interés de Vicente Haya en este diálogo se sustenta en su conversión desde un cristianismo desencantado al islam… Y me imagino que a un islam esencial, el que desmitifica toda la teología mítica cristiana (por ejemplo, Trinidad, Encarnación, pecado original, divinidad de Jesús, iglesia institucionalizada, etc.), y se vuelve a una concepción muy simple de la religión: solo hay un Dios, Yahvé-Alá; el ser humano es su criatura y le debe obediencia completa; los intermediarios principales entre ese Dios y el ser humano son Jesús y Mahoma. Y la práctica de la religión se reduce –aparte naturalmente del cumplimiento de las leyes esenciales, que son bíblicas, como el Decálogo– al rezo diario y a la guarda del Ramadán. No sé si he entendido bien su pensamiento (que me corrija por favor, si yerro) y supongo que Vicente Haya no tiene el menor interés en creer, ni siquiera suponer, por ejemplo, que el arcángel Gabriel dictó a Mahoma el Corán palabra por palabra. El puente entre el pensamiento del Islam y Jesús radica para Haya en que los autores del Corán y Jesús pertenecen a una misma cultura, la semita, cuya antropología (más unitaria; no dualista platónica) es mucho más parecida, y en general todo su ambiente cultural, muy similar. Así considerado, el pensamiento de Jesús tiene evidentes concomitancias con el Corán, lo que ayuda muchísimo al diálogo entre las dos religiones. La intención es sumamente loable, si no fuera porque el medio de acercarse a los dichos y al verdadero pensamiento de ese Jesús totalmente semítico –en casi nada grecorromano– es por medio de la Peschitta. Es esta la versión siríaca de los evangelios, comenzada muy pronto, en el siglo II (y solidificaba en torno al siglo V), a partir del texto griego, ya que la presunta versión original arameo-galilaica de Jesús se ha perdido irremisiblemente. Y como este método lo ha empleado en su libro anterior, muchos le hemos criticado sosteniendo que no se puede llegar al original jesuánico a través de una traducción del griego por muy semítica y vecina que sea la versión. Metodológicamente no es aceptable. Vicente Haya ha respondido en este libro a este argumento, razonando que “el que la Peschitta fuera terminada de componer en el siglo V, no quiere decir que no se base en textos arameos anteriores; y el que sea una traducción de manuscritos griegos no impide que en esta versión helénica y sus manuscritos fueran corregidos en determinadas palabras y frases de Jesús según las recordaba la tradición oral de los arameoparlantes”. “Efectivamente, en una cultura eminentemente oral –añade–, donde un buen número de frases textuales de Jesús tenían que ser de conocimiento general entre los judeocristianos, una retrotraducción del griego evangélico al arameo nos da bastantes garantías de fidelidad de lo que pudo ser el mensaje original de Jesús. Y por otra parte es un hecho demostrado que en la redacción de la Peschitta se tienen en cuenta manuscritos siríacos anteriores como el Diatessaron (una amalgama concordista de los evangelios que consigue una sola redacción a partir de los cuatro) de Taciano, los evangelios curetonianos, y un palimpsesto sinaítico, algunos de estos del siglo II” (p. 22). Admitamos en parte el argumento. Pero no puedo comprender, si el autor conoce bien el arameo, por qué en vez de emplear la Peschitta, no hace un estudio de las numerosas versiones al arameo galilaico del siglo I que han intentado numerosos investigadores, como por ejemplo, G. Schwartz en la revista “Biblische Notizen”, durante años y años, o las de Maurice Casey o G. Dalman o M. Black, etc. Es cierto que las retrotraducciones de esos estudiosos (que –insisto– suelen llevar años ocupados en el tema), y otros, varían bastante entre sí. Pero ello mismo le haría al autor del libro que comentamos ser mucho más prudente en su seguridad de haber recuperado (casi o bastante) el sentido original de los dichos de Jesús. En segundo lugar, Vicente Haya no distingue en absoluto entre Jesús de Nazaret y el Cristo celestial… y habla de Jesucristo tan tranquilo como si fuese un personaje histórico… Pero no es así: he argumentado mil veces que “Jesucristo” es una mezcla de un individuo real y de un concepto teológico, “el Cristo celestial” originado en la especulación teológica judía de Pablo de Tarso, con mezclas indudables de una religiosidad griega propia de los cultos de misterio grecorromanos. Por ello, no es extraño que Haya admita como históricas palabras del Jesús del IV Evangelio… que creo –y conmigo la mayoría de filólogo, historiadores y teólogos– no son históricas, sino producto de la teología de los autores del Cuarto Evangelio. Así, por poner un ejemplo, Vicente Haya sostiene que se acerca mucho más a la verdad histórica que Jesús dijese “Yo soy el consuelo y las vidas (sic)”, que no “Yo soy la resurrección y la vida”. En mi opinión, y en la de muchos otros, no dijo ni una cosa ni la otra. Otro ejemplo: la intelección correcta de las siguientes palabras del Padrenuestro –…“Y líbranos de las deudas nuestras, así como también nosotros hemos liberado a nuestros deudores…”– debe entenderse así: “Se pide a Dios que nos libre de las deudas, de la usura, de las hipotecas, así como nosotros tenemos piedad de los que están a merced nuestra (por deudas económicas)” (p. 27). Pienso que otros, igualmente estudiosos del arameo, han hecho caer en la cuenta al lector moderno que “deuda” respecto a Dios significa ante todo “pecado”. Así que “perdónanos nuestras deudas” significaba en el pensamiento del Jesús histórico, “perdónanos nuestros pecados así como nosotros perdonamos a los que comenten faltas contra nosotros”. Y así en otros casos. En síntesis: el intento de Vicente Haya es loable; pero el método es inseguro y no es el más lógico científicamente; sus conclusiones son al menos dudosas; no se puede atribuir al Jesús histórico un buen monto de palabras del Cuarto Evangelio que en su libro aparecen como procedentes del Jesús galileo. Sobre todo esto último me parce imposible. Tal sistema no nos acerca al verdadero pensamiento del Jesús de la historia, sino al de sus sucesores…, y en especial al del autor/es del Cuarto Evangelio que fue –al igual que los otros evangelistas– en gran parte de su teología deudor del pensamiento de Pablo de Tarso. Y en cuanto a “descolonizar a Jesús”… me parece bien. Pero alguien podría replicar: “Estupendo; he llegado hasta el Jesús semita, galileo. Pero ¿me interesa mucho, a mí occidental del siglo XXI, el pensamiento de un artesano y rabino galileo del siglo I en su pureza semítica? Al fin y al cabo es una cultura muy ajena a la mía”. Sin duda, podría al menos pensarlo. Saludos cordiales de Antonio Piñero http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Viernes, 21 de Diciembre 2018
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Escribe Antonio Piñero
Tres anuncios: Primero: se ha procedido a hacer la primera reimpresión de mi librito “En directo desde el siglo I”, de Editorial Lacónica, Madrid, 2018. No es propiamente una nueva edición, que en principio debería llevar consigo alguna novedad, como corrección de erratas, o ampliaciones, sino una reimpresión, puesto que no quedan ya ejemplares de la primera edición. Me parece que el libro es muy divertido, ya que es la reunión de cinco conferencias, transcritas tal cual de Internet en las que se han grabado también los comentarios y preguntas del público, a veces un tanto chuscas, pero siempre interesantes y divertidas. Los títulos de las conferencias capítulos son: 1. Extraterrestres en vuelo rasante por el Néguev, o cómo se escribió el antiguo testamento ¿Ovnis en la Biblia?. 2. Los orígenes del cristianismo. 3. La gnosis cristiana o el uroboros (el pez que se muerde la cola) espiritual. 4. Propaganda taumatúrgica: los milagros de Jesús. 5. El juicio final y el mundo futuro según el cristianismo primitivo. Las explicaciones son sencillas, por lo que creo que todo el mundo puede entenderlas. Segundo. La segunda noticia es el enlace a una entrevista que me ha hecho Jesús Bastante, Subdirector de “Religión digital”, la página de religión y cultura religiosa de “Periodista Digital”. Aquí va: https://youtu.be/LY-ej20nnQ8 Y el tercero: ha salido la segunda edición de mi obra “Guía para entender a Pablo. Una interpretación del pensamiento paulino”. Trotta, Madrid, 2018. Y es nueva edición de verdad, porque incorpora un complemento en el Índice que creo muy importantes: el de las 20 “Aclaraciones” sobre el pensamiento paulino, que es el núcleo del libro. Por razones de espacio, no presente aquí el índice. Lo haré otro día. ¡Feliz Navidad a todos! Saludos cordiales de Antonio Piñero http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Domingo, 16 de Diciembre 2018
NotasHoy martes 11 de diciembre 2018 a las 19.30 h pronuncio una conferencia-presentación del libro “Aproximación al Jesús histórico” (Madrid, Trotta septiembre 2018). Presenta y modera: Fernando García de Cortázar. Lugar: Museo de ABC, en c/ Amaniel 29 (cerca de la Plaza de España) en Madrid. Entrada libre.
Martes, 11 de Diciembre 2018
Notas
Hoy escribe Antonio Piñero
En el libro de F. Bermejo, “La invención del Jesús histórico (Madrid, Siglo XXI, 2018), que estamos comentando y en el capítulo dedicado a "Fuentes" se trata también naturalmente la mención de Tácito a la crucifixión de Jesús, en su obra “Anales” XV 44,2-3. Recuerdo el texto para los lectores: “Pero ni los recursos humanos ni la munificencia imperial ni las maneras todas de aplacar al cielo bastaron para acallar el escándalo o disipar la creencia de que el fuego había ocupado el lugar del orden. Por ello, para cortar los rumores, Nerón señaló como culpables, y castigó con la mayor crueldad, a una clase de hombres aborrecidos por sus vicios a los que la turba llamaba cristianos (chrestianos). [Cristo, de quien tal nombre trae su origen, había sufrido la pena de muerte durante el reinado de Tiberio, por sentencia del procurador Poncio Pilato (auctor nominis [«christiani»] eius Christus Tiberio imperitante per procuratorem Pontium Pilatum supplicio adfectus erat)], y la perniciosa superstición fue contenida durante algún tiempo, pero volvió a brotar de nuevo, no sólo en Judea, patria de aquel mal, sino en la misma capital (Roma), donde todo lo horrible y vergonzoso que hay en el mundo se junta y está de moda”. Sobre este texto se ha dicho casi todo. La discusión gira sobre si el nombre de Chrestus (en vez de Christus que parece luego) es original o no, y si el texto que va entre corchetes procede de la pluma de Tácito, o bien es una interpolación aclaratoria de un escriba cristiano. Bermejo sostiene, con razón, que Chrestus debe de ser original, ya que es la lectura más difícil. Si es así, Bermejo hace hincapié en que entonces este pasaje podría referirse no a los judeocristianos de Roma, sino “al grupo judío reprimido (expulsado de Roma) por Claudio” probablemente en el año 49 d. C., es decir, Nerón no habría perseguido a cristianos, sino a judíos simplemente, gente reincidente en la perturbación del orden público . Y se basa Bermejo, con otros autores, en que el nombre Chrestus coincide con el que trae Suetonio en su Vida de Claudio 41: “Como los judíos provocaban continuos tumultos a instigación de Chrestus, los expulsó de Roma (Iudaeos impulsore Chresto assidue tumultuantes Roma expullit). Chrestus = Cresto (“Útil”) sería, pues el nombre de un judío “normal” y no del Cristo-Mesías de los judeocristianos. Y, volviendo al texto de Tácito, respecto a la posibilidad de que el pasaje en el que se dice que fue crucificado por Poncio Pilato en tiempos de Tiberio, se inclina más bien por su historicidad. Expone primero las razones de los que creen en que es una interpolación (entre los que me encuentro, como expuse al final, en el Epílogo, en libro “¿Existió Jesús realmente? El Jesús de la historia a debate”, de Editorial Raíces, Madrid 2009): · El texto de Tácito se lee más fluidamente sin esa frase. · No resulta claro cuáles y como serían las abominaciones de los cristianos en virtud de las cuales eran merecedores de los más graves castigos. · Tácito utiliza un verbo en pasado (“la turba llamaba cristianos”) para referirse a los cristianos, algo que resulta extraño dada la presencia de muchos cristianos en Roma en el siglo II que es cuando escribe Tácito (hacia el 115). · Autores cristianos importantes, como Tertuliano y Lactancio, y otros, no hacen referencia alguna a una persecución general de los cristianos bajo Nerón, ni tampoco relacionan cualquier otra persecución con el incendio de Roma hasta el siglo IV, a pesar de que les habría sido muy útil a los apologistas cristianos, porque ponía de relieve la crueldad e injusticia del Imperio Romano contra los cristianos · Tácito denomina a Poncio Pilato “procurador”; se equivoca porque era “prefecto”. Bermejo cree que estas objeciones no tiene el peso suficiente como para considerar el texto una interpolación y que todo el texto tiene sentido como salido de la pluma de Tácito. Ni siquiera el leve error en la denominación del cargo de Pilato, error que cometen otros historiadores. Tácito probablemente se ciñó a una pura descripción de lo que creía respecto a los cristianos. Y en resumidas cuentas sostiene nuestro autor, al igual que la mayoría, que –de todos modos—lo único, y ya es bastante, que puede obtenerse de la reseña de Tácito es que creía totalmente en la existencia de ese personaje, para él un judío aborrecible, y además que había muerto en cruz por orden de un gobernador romano. Y añade que en la perspectiva de Tácito, y dando por supuesto el que Jesús fue condenado a la cruz por subversión contra el Imperio, sus seguidores merecerían el mismo castigo, puesto que van detrás de un criminal acusado de haber herido la majestad del emperador Tiberio Lo más interesante de lo aportado por Bermejo quizás esté en una nota de la p. 57, en la que afirma que la ausencia de menciones de una persecución de cristianos bajo Nerón (en Roma) supone también que no hubo persecución general contra esos mismos cristianos en el resto del Imperio y bajo el mismo emperador. Bermejo dice que “esta pretensión es discutible”. Pero no aporta más razones. En este caso me inclino a opinar que si no hubo persecución general contra los cristianos en Roma después del incendio, tampoco la hubo en el resto del Imperio. Saludos cordiales de Antonio Piñero www.antoniopinero.com NOTA PARA LOS RESIDENTES EN MADRID El martes 11 de diciembre 2018 a las 19.30 h pronuncio una conferencia-presentación del libro “Aproximación al Jesús histórico” (Madrid, Trotta septiembre 2018). Presenta y modera: Fernando García de Cortázar. Lugar: Museo de ABC, en c/ Amaniel 29 (cerca de la Plaza de España) en Madrid. Entrada libre.
Lunes, 10 de Diciembre 2018
Notas![]()
Escribe Antonio Piñero
Sigo con el comentario al capítulo de “Fuentes” del libro de F. Bermejo, “La invención del Jesús histórico”, Editorial Siglo XXI, Madrid 2018. Dijimos en una postal anterior que en teoría, y en la práctica, no existen argumentos lícitos que obliguen al estudioso de la vida del Jesús de la historia a restringir sus fuentes a los evangelios admitidos o canonizados por la Iglesia. Y afirmamos también que el “Evangelio de Tomás”, de Nag Hammadi podría ser un buen candidato para esta posible reconstrucción, en cuanto se refiere sus palabras. Teóricamente es posible que el autor, o los autores, gnosticizantes del siglo II haya(n) utilizado un material de dichos de Jesús que pueda remontarse al primer o segundo tercio del siglo I. Pero, de facto, y tras innumerables análisis, los estudiosos no se ponen de acuerdo en qué dichos de Jesús podrían ser antiguos entre los recogidos en el Evangelio de Tomás de Nag Hammadi. Se ha señalado que los logia 77 y 82 son posibles candidatos. He aquí el texto en traducción de F. Bermejo en “Todos los Evangelios” (Madrid, EDAF, 2008, pp. 448-449): 77. Jesús dijo: “Yo soy la luz que está sobre todas las cosas (“sobre todos”). Yo soy todo o “el Todo”). Todo vino de mí, y todo ha llegado hasta mí”. “Romped un madero: yo estoy allí. Levantad la piedra y me encontraréis allí”. 82. Jesús dijo: “Quien está cerca de mí está cerca del fuego. Y quien está lejos de mí está lejos del Reino”. Me parece que el que tiene más visos de ser auténtico es el 82. Bermejo critica luego con razón a J. D. Crossan (quien, en una monografía de 1991, traducida al español en 1994: “Jesús. Vida de un campesino judío”, Editorial Crítica, hace una estratigrafía de los dichos de Jesús, según la cual algunos de ello serían incluso anteriores o coetáneos con el Evangelio de Marcos) sosteniendo que tal estratigrafía es arbitraria, y que su defensa de un Jesús que había predicado un reino de Dios realizado solo en el interior de cada individuo (escatología realizada en contra de la escatología de futuro) se basa en textos que son muy probablemente adiciones posteriores a la escatología normal, de futuro, es decir, apocalíptica, que se muestra en los dichos 10, 82 y 111, que parece la más antigua y atribuible a Jesús. El más claro de los dichos de “escatología de presente” es el dicho 3: “3. Jesús dijo: “Si los que os guían os dicen: ‘¡He aquí que el Reino está en el cielo!’, entonces los pájaros del cielo se os adelantarán. Si os dicen: ‘(Está) en el mar’, entonces los peces se os adelantarán. En cambio, el Reino está dentro de vosotros y fuera de vosotros”. “Cuando os conozcáis, entonces seréis conocidos y comprenderéis que vosotros sois los hijos del Padre Viviente. Pero si no os conocéis, entonces estáis en la indigencia y sois la indigencia” (“Todos los Evangelios” (Madrid, EDAF, 2008, p. 441): Ciertamente –en mi opinión– este dicho está en la línea de Lc 17,20-21 (“Habiéndole preguntado los fariseos cuándo llegaría el Reino de Dios, les respondió: «El Reino de Dios viene sin dejarse sentir. Y no dirán: “Vedlo aquí o allá”, porque el Reino de Dios ya está entre vosotros»), y no es atribuible al Jesús histórico. Por tanto el dicho 3 del Evangelio de Tomás, tampoco. Lucas, en el pasaje/contexto completo de esta sección de su capítulo 17 habla claramente de un reino de Dios futuro; y es imposible que el reino de Dios esté en el corazón de los fariseos; y, por último, un reino de Dios presente en los corazones, es una ficción lucana sobre todo, en mi opinión, para justificar el retraso de la parusía. He aquí los dichos 10 y 111 del Evangelio de Tomás de Nag Hammadi que Bermejo, con razón, piensa que tienen una escatología similar a la de los evangelios canonizados, y que tiene visos de ser la que correspondía al Jesús de la historia: 10. Jesús dijo: “He lanzado fuego sobre el mundo, y he aquí que aguardo hasta que prenda”. 111. Jesús dijo: “Los cielos y la tierra se enrollarán ante vosotros”. “Y quien vive gracias al Viviente no verá la muerte”. “¿(Acaso) no (es) que Jesús dijo (la fórmula introductoria de este logion es inusual. Puede que el escriba haya suprimido algo del texto): ‘Del que se encuentra a sí mismo, el mundo no es digno’?” (“Todos los Evangelios” (Madrid, EDAF, 2008, pp. 442 y 451 respectivamente). Y la conclusión de Bermejo es: “Dado que solo un número limitado de dichos (del Evangelio de Tomás) tiene trazas de remontarse a Jesús, este evangelio será usado con reservas (en la reconstrucción del Jesús de la historia”) (p. 45). Estoy de acuerdo. Saludos cordiales de Antonio Piñero http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Viernes, 30 de Noviembre 2018
Notas
Escribe Antonio Piñero
Continúo comentando el libro de F. Bermejo, “La invención de Jesús de Nazaret”, de Siglo XXI, Madrid 2018. Transcribo de nuevo el conocido pasaje en el que Flavio Josefo menciona a Jesús, denominado “Testimonio flaviano” (Antigüedades XVIII 63-64), muy sujeto a discusión: “Por esta época vivió Jesús, un hombre sabio, si se le puede llamar hombre. Fue autor de obras sorprendentes y maestro de los hombres que acogen la verdad con placer y atrajo no solamente a muchos judíos, sino también a muchos griegos. Él era el Cristo. Y, aunque Pilato, instigado por las autoridades de nuestro pueblo, lo condenó a morir en cruz, sus anteriores adeptos no dejaron de amarlo. Al tercer día se les apareció vivo, como lo habían anunciado los profetas de Dios, así como habían anunciado estas y otras innumerables maravillas sobre él. Y hasta el día de hoy existe la estirpe de los cristianos, que se denomina así en referencia a él”. El pasaje fue ciertamente interpolado, en favor de Jesús, por escribas cristianos, después del 250 d. C. (momento en el que el teólogo cristiano Orígenes lo cita de un modo diferente). Eliminados, por renombrados estudiosos judíos (véase Louis Feldman, en la p. 48 del volumen IV de las Obras de Josefo de la Loeb Classical Library, de 1965), las frases más que dudosas, diría que imposibles, quedaría el texto así: “Por esta época vivió Jesús, un hombre [sabio]. Fue autor de obras sorprendentes y maestro de hombres que acogen la verdad con placer, y atrajo no solamente a muchos judíos, sino también a muchos griegos. Y, aunque Pilato, instigado por las autoridades de nuestro pueblo, lo condenó a morir en cruz, sus anteriores adeptos no dejaron de amarlo. Y hasta el día de hoy existe la tribu de los cristianos, que se denomina así en referencia a él”. John P. Meier en el vol. I de su magna obra “Un judío marginal”, argumenta que este texto josefino es neutro/neutral respecto a Jesús, o que incluso se denota que veía su figura con simpatía. Pero F. Bermejo argumenta en contrario que esa interpretación es meramente apologética. El texto josefino recuperado no es neutro, sino en el fondo negativo para la imagen de Jesús. Argumentos: · El códice Parisinus Graecus del siglo XV recoge una interesantísima variante, que casi nadie señala, pero que es muy probablemente auténtica. No escribe “Jesús» en la primera línea, sino “un cierto Jesús”, lo cual es despectivo. · Hay varias expresiones en el texto griego que son negativas: -Así “la designación de Jesús como «maestro de hombres que acogen la verdad con placer» tiene el siguiente griego subyacente: tôn hedonéi t’alethé dechoménon, que parece positiva, pero el sintagma t’alethé déchesthai es usada en contextos muy negativos en las Antigüedades de Josefo, para referirse al comportamiento tumultuoso de la multitud (XVII 3289; XVIII 6)”. -Igualmente el sintagma “atrajo… a muchos”, en donde se usa el verbo griego epágomai, que puede tener el sentido negativo de “descarriar”, o “seducir”. -Dígase lo mismo del uso del vocablo christianus, que en latín (y griego oficial) tenía ya una connotación (a finales del siglo I) a menudo de carácter político y a veces sedicioso. · En dos manuscritos de los siglo VIII y IX, de la traducción de Rufino de la Historia Eclesiástica de Eusebio de Cesarea, que cita el Testimonio Flaviano (I 11,7), se lee “y se creía que este era el Cristo” (latín: et credebatur esse Christus), lo cual es muy distinto del “Este era el Cristo” que aparece en el texto normal. Y argumenta Bermejo que lo más verosímil es que lo original estuviera en la traducción de Rufino (“se creía que…”; que duda de la mesianidad de Jesús por parte de Josefo) y que luego se cambiara, por algún copista, en “Este era el Cristo”, atribuyendo esta contundente afirmación al historiador judío. Por tanto, la expresión original de Josefo era muy probablemente “se creía que era el Cristo. · El contexto en el que se encuentra. Bermejo comenta la opinión, ya añeja de Eduard Norden que el texto josefino se halla en Antigüedades en una secuencia de sucesos acontecidos bajo Pilato, cuyo mandato es descrito como una serie de disturbios. Y cada sección de la lista contiene términos como “alboroto” o desorden”. Es más que plausible que un término parecido hubiese sido eliminado por los escribas cristianos del texto acerca de Jesús, que es el único de la serie que carece de esos términos. · Por último: un original josefino más bien negativo, no neutro, explica mucho mejor el que los escribas cristianos se decidieran a interpolarlo. En el conjunto de su argumentación Bermejo omite un argumento mío, que es decisivo, y que le hubiera venido muy bien, y que creo conoce perfectamente, porque lo he publicado anteriormente en el epílogo del libro “Existió Jesús realmente. El Jesús de la historia a debate”, Madrid, Raíces, 2008, p. 340, en el que Bermejo participó con dos capítulos. Últimamente, en un libro que no ha podido conocer el autor, ni yo el suyo porque aún no había salido (“Aproximación al Jesús histórico”, Trotta, Madrid, septiembre 2018, p. 31) he aumentado el impacto del argumento del siguiente modo, que cito literalmente: Casi todos los investigadores mencionan este famoso pasaje tal cual lo hemos transcrito al principio, aislándolo de su contexto y considerándolo en sí mismo, pero pocos hacen hincapié en el final del texto sobre Jesús que sirve de empalme con el siguiente y que me parece iluminador: “Y por el mismo tiempo (de Jesús) ocurrió otra cosa terrible (héteron ti deinón) que causó gran perturbación entre los judíos (ethorýbei toùs ioudaíous)”. Ciertamente el pasaje de Antigüedades XVIII 65 aclara mucho. De él se trasluce que el núcleo del testimonio de Flavio Josefo sobre Jesús estaba dentro de una lista de personajes y sucesos tristes y malos que impulsaron a los judíos a la desastrosa sublevación del 66 d.C. Por tanto, el historiador judío estaba dando unos breves toques sobre tipos dañinos para el judaísmo y en concreto menciona la vida de un personaje mesianista, Jesús de Nazaret, cuya existencia había causado daños al pueblo judío, pues había potenciado las expectativas mesiánicas; había contribuido notablemente al ambiente exaltado general que llevó al pueblo judío a la catástrofe del año 70 d.C.: destrucción de Jerusalén del pueblo, de gran parte del país, innúmeras gentes hechas prisioneras y esclavas, y muchos muertos. Flavio Josefo no tenía ningún interés en inventarse la existencia de un Jesús nefasto y colocarla dentro de una lista de personajes para él desastrosos. Luego, si eliminamos los retoques cristianos, el pasaje es un testimonio directo de la existencia de Jesús. Por tanto, el texto no puede eliminarse alegre y desenvueltamente de la discusión, como si todo él fuera un añadido voluntario, con ánimo falsario, por obra de un escriba cristiano que apoyaba así la existencia de un personaje que en el fondo era un puro mito. El argumento ser revela insostenible. Lo único que hizo el escriba cristiano fue manipular el texto y presentar a Jesús a mejor luz. Así el retoque consistió en a) eliminar un posible principio del texto que ponía a Jesús dentro de una lista de personajes indeseables; b) añadir tres frases (las arriba destacadas); c) cambiar la más que probable palabra de Josefo sophistés, “sofista” (Jesús era un sofista más) por sophós = “sabio”. Teniendo todo esto en cuenta, no es extraño que el texto de Josefo reconstruido por R. Esissler en su obra de 1931 Jesús rey que nunca reinó sea bastante plausible y haya comenzado del siguiente modo: “Por aquel tiempo ocurrió el inicio de nuevas perturbaciones: Jesús, varón sofista… (archè néon thorýbon)”. Si algún lector quiere leer ampliamente los argumentos de Bermejo respecto al Testimonio flaviano, puede acudir a mis Blogs de Periodista Digital o Tendencias21, utilizando el siguiente buscador: http://mynorte.com/cristoria , con el lema Testimonium Flavianum, del 12 al 26 de junio del 2013. Saludos cordiales de Antonio Piñero http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html P. D. Mi página Web www.antoniopinero.com, que hizo y mantiene el muy famoso webmaster Guillermo León (el mismo que hace la página oficial de IV Milenio, y creo que otras de Iker Jiménez) está ya al día, y puede consultarse también mi currículum, igualmente actualizado.
Lunes, 26 de Noviembre 2018
Notas
Hoy escribe Antonio Piñero
Solo una breve nota para una, también breve, información: Hace unos días la Editorial Trotta de Madrid, me hizo una entrevista breve, de –creo– unos diez minutos, como explicación/promoción del libro, recientemente publicado (10 septiembre 2018) por la Editorial y cuyo título es “Aproximación al Jesús histórico”. Esa entrevista inauguró el nuevo canal de YouTube de la Editorial. Me escriben: “Estamos muy contentos con la buena acogida que ha tenido en nuestras redes sociales, y esperamos que el resultado sea también de tu agrado. Te facilito el enlace directo al vídeo: www.youtube.com/watch?v=zS9Gcapz7hU&t=0s. Nos vemos pronto en la presentación de tu libro”. Al recibir este correo, se me ha ocurrido informarles. De paso decirles también que esa futura presentación del libro será en Madrid, en el Centro del periódico ABC tiene en la calle Amaniel 29, a las 19.30 hombres, el día 11 de diciembre 2018. Habrá, según creo, una breve introducción a la conferencia por parte del afamado historiador Fernando García de Cortázar. Como se trata de un libro de introducción histórica a como trazar desde el punto de vista de la historia científica la figura y misión de Jesús de Nazaret es muy bueno que el presentador y el conferenciante tengan en parte ideas distintas sobre el personaje. Eso enriquece las perspectivas y la libertad de elección de los futuros lectores. Desde luego, el personaje Jesús no deja indiferente a casi nadie. Cuando se acerque el día, volveré a anunciar la presentación. Saludos cordiales de Antonio Piñero
Jueves, 22 de Noviembre 2018
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Editado por
Antonio Piñero
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Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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