Bitácora
Este es un Rey que los tiene
José Rodríguez Elizondo
Este era un Rey que tenía un currículo brillante, críticos en las autonomías y una pena avasallante.
Durante los últimos años había verificado que algunos elefantes políticos de su rebaño estaban olvidando cuánto le debían. Por ejemplo, que estaban donde estaban y como estaban, gracias a que supo tragarse los sapos que le servía el dictador vetusto, a su buen ojo para designar un gran primer Presidente y a su coraje para golpear a los golpistas de su Ejército.
Su pena crecía cuando veía el rumbo que estaban tomando las reuniones con los jefes de sus ex colonias. El las inventó para conmemorar el Quinto Centenario del Descubrimiento y así restablecer la familia, siguiendo el ejemplo de su prima Lilibeth, la Reina de Inglaterra.
Para ello debió transigir en un cambio de nomenclatura, diciendo “encuentro” en vez de “descubrimiento”. También se resignó a invitar, como co-patrocinante, al Presidente de Portugal, pues sin Brasil la familia no funcionaba. Por último, debió seducir a ese líder cubano (¡hijo de gallegos tenía que ser!) que quería reventarle la iniciativa hablando contra los conquistadores genocidas. En la Primera Cumbre se esmeró tanto en reconquistarlo y tanto éxito tuvo, que el recalcitrante mutó en hincha del Rey y de su invención.
Pero, en su otoño patriarcal, el cubano-gallego había cedido su lugar a un militar venezolano salido de un golpe frustrado y de una obra de Valle Inclán. Astutísimo, éste utilizaba las cumbres para apernarse como jefe vitalicio en su país. Y no a golpe de ideas sin dólares -como hizo antes el gallego de la isla-, sino a golpe de petrodólares sin ideas, más intrusismo, matonaje emocional y hasta insultos.
Cumbre a cumbre
Cumbre a cumbre, el Rey vió como los otros jefes empequeñecían ante ese colega hiperventilado. Unos le celebraban, con risa nerviosa, sus cantos, chanzas y tuteos prepotentes. Otros creían que la humillación era menos dura si la acompañaba un cheque asistencialista. Todos, a una, hasta el brasileño y el peruano grandote, fingían ignorar sus despropósitos, como los ciudadanos de la fábula ante ese otro Rey que andaba en pelotas.
El resultado fue que lo esperpéntico se hizo provocación impune. El Rey observó que, en la última cumbre, en Chile, el venezolano comenzó a valerse, sexistamente, del femenino género de la Presidenta. Al efecto, la había apachurrado con prolijidad –cinco besos con sobajeo fue su primer acto en cámara-, mientras la tentaba con un subsidio cuantioso y trataba de reventarle la reunión. Esto lo hizo ninguneándole el lema, aireando un tema conflictivo para Chile, ignorándola como moderadora y organizándose un acto proselitista paralelo.
Pero había algo más urticante, aún: el venezolano inició su show insultando a ese ex Presidente suyo que se parecía a Chaplin. Pese a ser el chaplincete más súbdito de George W. Bush que de él mismo, el Rey asumió que tal insulto ofendía a España.
Por eso, cuando el hombre reincidió en la insultadera, ante el silencio pusilánime del resto e interrumpiendo el educado reproche de su Presidente actual, el Rey comprendió que estaba viviendo el revés de la fábula: aquí eran los jefes políticos los que estaban en pelotas. Fue entonces cuando, asumiendo su legitimidad democrática, saltó la barrera para cuadrar al toro. Le bastó un capotazo de cinco palabras. “¡Por qué no te callas!”, explosionó.
Así fue como Juan Carlos I mostró su autoridad sin votos y hoy podemos decir, parafraseando a Rubén Darío, que viste el Rey ropas brillantes / y hasta hace desfilar / a los jefes que en las Cumbres / no se hacen respetar.
Publicado en La Tercera el 14.11.07
Bitácora
Cumbre, aguafiestas y poesía
José Rodríguez Elizondo
Se dice que las iberoamericanas son mucha cumbre y muy seguidas. Sin embargo, nadie trata de modificarlas.
Por eso, se adivina que en ésta se mantendrán el buen ambiente, la atención cordial, las buenas conversaciones bilaterales y … los aguafiestas. Esos que siguen pidiendo objetivos estratégicos claros, para impulsar el objetivo integracionista inicial.
No es casual, entonces, que la “cohesión social” como eje de esta XVII Cumbre suene a artefacto conocido o a congreso de sociólogos. Sospecho que tal percepción refleja la necesidad de soslayar los problemas reales, propios del GTH (que quiere decir, como cualquiera sabe, el Gran Tema de la Hora). ¿Y cual es ese GTH?
Elementalmente, es la amenaza de ese cataclismo hipócrita, que baja desde la Crisis de las Ideologías, pasa por la Crisis de las Ideas y desemboca en la Crisis de los Estados de Derecho Democráticos. Por no visualizar la secuencia, algunos parcelan dicho cataclismo y hablan de corrupción, clientelismo, nepotismo, falta de cohesión social o violencia interna. Rehúsan ir al hueso del autoritarismo que nunca se fue y de las dictaduras que están volviendo con chaquetas nuevas.
Tal falta de visualización equivale a una nueva ola de oportunidades perdidas. No es casual que, cuando parecía superada la alternativa castrista “primero revolución, después integración”, haya surgido “el eje” bolivariano con su socialismo del siglo XXI y distintos proyectos de “antiejes”. Como habría dicho César Vallejo, el cadáver de Fidel Castro ”ay, siguió muriendo”.
Falencias democráticas
En tal contexto, esta Cumbre puede perder la oportunidad de poner el dedo en la llaga de nuestras falencias democráticas más notorias. Bastará con que nadie hable sobre esos partidos que rechazan la participación creativa de sus militantes, asumen a concho el superpresidencialismo autoritario, inducen cuoteos para favorecer a incondicionales incompetentes, soslayan la corrupción o se acomodan –como en Chile- a la repartija del binominalismo. Todo ello mientras sus dirigentes se autoconsuelan, porque siempre habrá otro país donde las cosas estén peor.
No pretendamos, entonces, que los líderes de España y Portugal se la jueguen por una comunidad de naciones iberoamericanas, en el molde de la británica commonwealth.
(Aunque no estaría mal, como paréntesis, que hubiera una autocrítica española a la gestión de José María Aznar. No olvidemos que éste subordinó la política exterior del reino a sus buenas relaciones con George W. Bush -“siempre tendrás un bigote a tu lado”- y esto fue muy dañino para su política hacia América Latina.)
Tampoco pretendamos que esta Cumbre asuma nuevos “compromisos” con la democracia. Reconozcamos, al respecto, que los ciudadanos de nuestros países no aman incondicionalmente las tesis y por eso vienen circulando desde el desencanto con los políticos a la decepción con el sistema democrático. En el camino pueden encontrar outsiders como Alberto Fujimori y hasta inventar órdenes nuevos que equivalen a un oximoron: dictaduras constitucionalmente elegidas.
Con o sin Cumbre, digamos, entonces, que lo que necesitamos son genuinos comportamientos democráticos. Y esto significa líderes que induzcan la participación de los liderados, la desconcentración del poder y el desalojo de los “apitutados”. Líderes que aprendan a trabajar no sólo con los leales y los parientes, sino también con los inteligentes.
Mientras madura ese talante en nuestras cúpulas, no esperemos de esta Cumbre nada dramáticamente ajeno a lo habitual. Salvo alguna alusión marina de Evo Morales o algún desplante de Hugo Chávez, lo que quedará será el mensaje de la poesía. Tengo entendido que uno de los regalos que hará Michelle Bachelet a sus colegas es un libro con los mejores poemas de Gonzalo Rojas. Un gran acierto, sin ninguna duda.
Publicado en La Tercera el 8.11.07.
Bitácora
Cumbre Iberoamericana: una potencialidad política más que una realidad
José Rodríguez Elizondo
El Escritor y ex diplomático chileno José Rodríguez Elizondo analiza la Cumbre Iberoamericana para Terra Magazine. Enrevista realizada por Ximena Torres Cautivo
Santiago, Chile.
El frente del Espacio Riesco en Santiago de Chile, donde se llevará a cabo la sesión plenaria de la XVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno. "Al rey Juan Carlos, Fidel Castro le inspiraba ternura. Lo veía como a un niño con juguete nuevo, que había estado mucho tiempo encerrado, castigado, y ahora le daban permiso para salir a jugar y los demás chicos del barrio lo aceptaban en el equipo". Ahora el niño es un anciano enfermo, cuyo real estado de salud constituye un secreto revolucionario y lo ha obligado a caer de nuevo en el ostracismo de su isla. Viejo y convaleciente, este año no podrá salir a su recreo anual, como había logrado hacer desde 1991, cuando se celebró la Primera Cumbre Iberoamericana en Guadalajara. En su actual estado no lo tendremos en la versión XVII, en Santiago de Chile, igual como no pudo asistir a la anterior en Montevideo.
Desde el encuentro fundacional de 1991, realizado a instancias del rey de España ante la inminencia de la conmemoración de los 500 años del Descubrimiento de América, el Comandante no se perdió reunión anual. "Pudo sacarse el uniforme verde oliva, ponerse la primera corbata y codearse con todos los Jefes de Estado y de Gobierno de los países iberoamericanos, verificando además su arraigo popular en cada país sede que le tocó visitar. Él disfrutaba mucho en estas citas. Cuando yo trabajaba en Naciones Unidas, en España tuve acceso a una conversación de alto nivel donde se comentó la simpatía que le inspiraba al rey este entusiasmo de Fidel por las cumbres iberoamericanas, como que lo enternecía, como que le daba pena", señala José Rodríguez Elizondo, abogado, escritor, periodista y ex diplomático chileno.
Rodríguez Elizondo es experto en relaciones internacionales. Por sus conocimientos de la realidad regional y en particular de la peruana, donde debe ser uno de los pocos chilenos genuinamente queridos, este caballero de fina estampa, es un magnífico intérprete de las señales que permiten tomarle la temperatura a las relaciones de Chile con sus vecinos. En el contexto de la XVII Cumbre Iberoamericana, es que hablamos del clima en el continente.
Segunda Cumbre Iberoamericana sin Fidel, ¿qué sabes, José, de su estado real de salud? ¿De su vida?
El último triunfo de Fidel Castro es haber despistado a los servicios secretos estadounidenses con la fecha de su muerte. Para ellos, Fidel debería haber muerto hace por lo menos un par de meses. Lo pregonaron así a sus seccionales en todo el mundo y los diarios más importantes del planeta ya tienen lista su nota necrológica. O sea, estamos ante un triunfo macabro de Fidel Castro, que no se muere cuando se debería morir. Sus fotos más recientes, en que lo vimos visitado por Hugo Chávez, lo muestran mejor que en las penúltimas, mientras Chávez luce esa condición un poco pueril, como de vocero oficial, con una admiración tan ostensible como la que manifiesta Evo Morales por el propio Chávez. Es una especie de bombo en cadena, de relaciones perrunas, que a mí como analista me chocan, aunque también me choca un personaje como Fujimori, que alguna vez declaró que no admiraba a nadie.
La imagen (real, por lo demás) de que Fidel se puso la primera corbata para estas cumbres iberoamericanas, ¿qué significó en términos políticos?
Fue importante. Al incluirlo en estos encuentros se empezó a acariciar la posibilidad de influir para una transición pacífica hacia la democracia en Cuba. Claro que Fidel Castro, tal como sucedía con Francisco Franco en España, tiene perfectamente claro que la evolución de su régimen ya no es tarea de él.
Dejando a Fidel de lado, ¿qué han significado estos encuentros?
Hasta ahora son más una potencialidad política más que una realidad. Es interesante que en la era de la globalización los jefes de Estado de nuestros países puedan decirle al resto del mundo a manera de advertencia: "Nosotros somos familia". Eso es muy importante. Aunque hasta ahora es un logro muy distante de lo que se pretendió en un comienzo: convertirnos en una comunidad hispanoamericana equivalente a la Commonwealth. Hoy estamos mucho más cerca del triunfo de la Doctrina Monroe. Es decir, con América Latina lejos de Europa, y España, que debería ser el alma mater de esa integración, tratando de estar bien con los países latinoamericanos, pero sin disgustar a Estados Unidos.
Rodríguez Elizondo es lapidario con la herencia que dejó José María Aznar en este sentido. "Él subordinó toda la política internacional de España a sus buenas relaciones con Bush y su gobierno, todo para aparecer como invitado al rancho de Texas y declararle: 'George, aquí tienes un bigote junto a ti con el que puedes contar'. Eso fue patético y muy dañino para las relaciones de España con América Latina".
Evo y la playa
El tema de la XVII Cumbre Iberoamericana que se inicia el 8 de noviembre en Santiago es la cohesión social. ¿Cómo debe entender la ciudadanía este concepto tan teórico?
Tiene que ver con fenómenos como la violencia urbana, con los altos niveles de delincuencia en Santiago, que no son sólo un tema de Santiago, sino comunes a todas las grandes ciudades y obedecen a una doble crisis: política y social. En las megápolis del mundo, por ejemplo, la policía se ha vuelto impotente, porque se ha perdido el verdadero orden, el social, no el político. Y cuando esto sucede, el ciudadano prefiere cualquier orden con tal de mantener su seguridad personal. Y lo dramático es que "cualquier orden" significa dictadura. Ese es un aspecto.
Pero hay otros como la xenofobia, el rechazo a los inmigrantes...
Eso en sociología se llama anomia ciudadana, y en jerga chilena es conocido como "la ley del gallinero". Esto significa que siempre el que está encima en la estructura social debe fregar al de abajo.
Por eso, opina el escritor, en Chile los que se oponen a la presencia de los peruanos son los que ocupan los estratos sociales y de ingresos más bajos. La clase alta, en cambio, reconoce en las "nanas" peruanas un aporte cultural, por el lado culinario y lingüístico, enorme. "Todos se dan cuenta que cualquier futbolista peruano habla mejor que un académico chileno", afirma Rodríguez Elizondo y agrega que el otro grave problema chileno es que "tenemos docencia política para todo lo que sea mercado, pero no para los grandes temas país".
La política exterior entonces se maneja dentro de los códigos del secretismo, no es transparente y se mantiene a la ciudadanía alejada de estas materias. "Así, por ejemplo, desperdiciamos en cada partido de fútbol entre selecciones nacionales la posibilidad de que la gente aprenda a respetar los emblemas patrios de los vecinos".
Para colaborar al entendimiento y aprovechando la coyuntura de esta Cumbre pasemos revista a los mandatarios de los países que vienen y que tienen más interés para nuestra política exterior. Alan García, por ejemplo.
Él viene en una parada muy clara: tiene que demandarnos ante el Tribunal de la Haya, probablemente en diciembre próximo, porque el ex presidente Toledo dejó amarrada esa resolución, pero al mismo tiempo, por doctrina, quiere tener una buena relación con Chile. García debe demandarnos, pero, al mismo tiempo debe "platicarnos la amistad", como dice el bolero. Esto es un desafío máximo para nosotros que somos "amurrados", y poco entendemos de sociabilidad elegante. Y es lo que supieron hacer los países europeos, al diseñar y sacar adelante la Unión Europea, pese a los muchos muertos que cargaban en sus respectivas mochilas, tras dos Guerras Mundiales.
¿Qué podemos esperar de la señora K, flamante presidenta electa de Argentina?
Nada distinto de su marido, el actual presidente. En Argentina, no hubo cambio de gobierno, hubo cambio de cónyuge. Si alguien sabe cómo está la relación matrimonial de los Kirchner, sabrá cómo van a estar nuestras relaciones bilaterales.
Y de Evo, ¿qué podemos esperar?
Evo, interesante personaje. Primero porque es aymará, pueblo que nunca se compró los pleitos históricos de peruanos, chilenos y bolivianos. Aunque tiene ese plus de autonomía sociopolítica no exageremos, es Presidente y ninguna autonomía para un mandatario es plena. Hoy, cuando Evo insiste en el acceso al mar, desafía directamente la aspiración peruana de redelimitación de los límites marítimos. Esto ha hecho aún más compleja la aspiración de Bolivia, y, con Perú llevando la materia a La Haya, Evo está metido en un zapato chino elefantiásico y, a lo más, lo que tiene es la posibilidad de chapotear en la playa.
Este de la salida al mar de Bolivia es un conflicto eterno y al parecer sin solución.
Bolivia sólo puede salir de él si acepta que el concepto de soberanía plena es imposible, no tiene cabida.
Eso para los bolivianos debe sonar inaceptable.
Ya no me parece tan imposible. Hoy la Unión Europea es un conjunto de 21 países sin soberanía plena, y ahí los tienes, viento en popa.
Chilenos: soberbios y mal vestidos
¿Qué rol juega Hugo Chávez en este encuentro?
Es el gran personaje. El único que tiene presencia mediática mundial, incluso por encima de Lula. Chávez es el fruto de la subestimación de todos nosotros que hacemos análisis de política exterior y que por mucho tiempo lo vimos como un hincha tropical de Fidel Castro. Con él se cumplió la ley universal que indica que la única manera de hacer una revolución es que sea inédita. Él lo logró gracias a su poder económico petrolero y nos tiene a todos metidos en un "tete", impidiendo la integración latinoamericana. El punto es que ningún país va a poder desplazar a Brasil como líder de la región. Es la octava economía mundial, se codea con los grandes y ha hecho un grupete de amigos con India y Rusia, todo eso lo pone en un status aparte. Frente a esto, el rol de Chávez se juega desde la negativa. Desde andar metiendo cuñas en Bolivia, en Argentina, en Ecuador, hasta generar desde su proyecto ALBA (Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) escuelas de formación política en otros países.
¿Qué puede hacer Lula ante esto?
Acopio de paciencia, resistencia y consistencia, como lo viene haciendo de manera notable. Ahora, Chávez llega con un poco más de experiencia social en el cuerpo y ojalá no sea tan obviamente "cortejón" como ha sido con Michelle Bachelet en anteriores visitas. En relación a Chile, Lula sabe la importancia que tiene su país para nosotros. Después de Argentina, es nuestro segundo aliado, si las cosas con los otros vecinos se ponen pesadas.
¿Y con México cómo estamos?
El reflejo condicionado es que debemos estar bien con ellos, porque si nos falla Argentina, nos falla Brasil, sólo nos queda México¿ México, lindo y querido.
Es dramático que el tema de las relaciones se reduzca a una cuestión tan belicosa y poco integracionista.
Lo es, porque en vez de pensar en integración, pensamos en equilibrio de poder. En los términos que pensaba Europa en los tiempos de Bismarck.
¿Esto no se deberá a que somos países muy dispares en términos de desarrollo?
Antes de que se creara la Unión Europea, España, Portugal y Grecia eran disparejos en relación al resto. Ya no lo son, porque los demás decidieron hacer un esfuerzo y subvencionar a los más débiles. Esta mirada es la que nosotros en la región no tenemos y vamos pensando en cómo vamos a meter a los bolivianos en nuestra integración¿
¿Esta actitud excluyente será la que nos ha vuelto tan impopulares, como lo revela la encuesta sobre cómo nos ven los argentinos que publicó hace una semana el diario La Tercera?
Ahí se señala que somos tres veces más soberbios que los argentinos y que en esto empatamos con los brasileños. Pero esto es de hace mucho más tiempo. En mi libro "Chile, un caso de subdesarrollo exitoso", un brasileño ya me decía que los chilenos estábamos tan engreídos que íbamos camino de convertirnos en "los argentinos del siglo XXI", y la réplica de un diplomático argentino era: "sí, pero mal vestidos".
Bitácora
Desde el Sur: El Che como mito literario
José Rodríguez Elizondo
La leyenda del Che Guevara nació cuando las izquierdas, según Carlos Fuentes, estaban enfermas de Apocalipsis. Por eso, pocos procesaron el error y el horror de su consigna "hay que crear dos, tres, muchos Vietnam", gritada para hundir a los Estados Unidos.
Cuando la lanzó, desde su última guerrilla, contradijo la lógica humana y la estrategia política de los propios vietnamitas. Lo primero, porque ese largo espanto era demasiado costoso en vidas y desarrollo, para pensarlo como modelo.
Lo segundo, porque los líderes de Vietnam del Norte luchaban por desideologizar su combate, levantando como objetivo la "liberación nacional". El grito del Che, a estricto contrapelo, los mostraba como vanguardia fáctica de la revolución socialista mundial.
Ese encontronazo entre el mito del Che y los intereses reales de una de las izquierdas más fogueadas del mundo, debió servir para entender, a cabalidad, que con los líderes carismáticos y sus fans no cabe discutir sobre hechos y políticas, sino sobre cómo abandonarlo todo para seguirlos hasta la muerte.
La mejor ilustración de esta contradicción la viví como asistente a un simposio sobre el Che, en el madrileño centro Conde Duque, a fines de los años 80, con la participación del inefable Regis Debray y el irreverente filósofo español Fernando Savater.
El público, compuesto por profesores y estudiantes de ciencia política, progres hispanos de la vieja izquierda, teóricos de la izquierda renovada y sudacas exiliados, había seguido con atención el debate y los admiradores del Che se sentían descolocados. Comentaban que Debray mostraba un exagerado afán por desacralizar al personaje y no reflejaba admiración por su compromiso a muerte con las posiciones puras.
Ya bullía esa decepción, cuando entró al ruedo Savater y lanzó su provocación. Mirando a la audiencia con sus ojos estrábicos, dijo que Guevara fue un hombre intelectualmente dotado, pero muy poco informado, lo cual le hacía ver la realidad sin matices. Esto lo había convertido en el equivalente inverso de los superhéroes norteamericanos. Si Rambo era el villano campeón de los imperialistas, el Che era "un Rambo bueno". Hasta ahí no más llegó la tolerancia de los guevaristas. Entre insultos y réplicas, el debate debió suspenderse.
Las cosas han cambiado
En este cuadragésimo aniversario de su muerte las cosas (creo) han cambiado. Lo que algunos llaman "chelatría" aparece como un fenómeno transversal, pero micro, sostenido por revolucionarios nostalgiosos y coleccionistas despolitizados. En tal marco, el fundamentalismo guevariano y el rol de Fidel Castro, aparecen sometidos a la disección de analistas e investigadores poco amistosos con los mitos.
Además, gracias a esta permisividad laica, quizás algún estudioso descubra que el Che preexistió como personaje paradigmático de la literatura. En efecto, Jean-Paul Sartre supo prefigurarlo como ese Hugo de Las manos sucias, que amaba más a los principios que a los hombres, que confundía la pureza con la muerte y concebía una revolución más para hacer saltar el mundo que para transformarlo.
También está anticipado por Albert Camus en sus anarco-revolucionarios de Los justos y, en especial, en el poeta terrorista Kalaiev. Cuando éste dice que "morir por la idea es la única manera de estar a su altura", está casi dictando lo que Guevara escribirá, antes de embarcarse rumbo a Cuba: "valía la pena morir en una playa extranjera por un ideal tan puro".
Tal vez por ser un personaje con perfiles de ficción, el Che pudo sobrevivir a la Unión Soviética y al descalabro del socialismo real, para instalarse en su marquetera inmortalidad de hoy.
Publicado en La Republica el 6.11.07
Bitácora
¿Importa que no nos quieran?
José Rodríguez Elizondo
La encuesta sobre cómo nos miran los peruanos (La Tercera de ayer) indica que, a semejanza de los argentinos (encuesta del 30.10.07), tampoco mueren de amor por nosotros.
En todo caso, el desafecto peruano es más rotundo: un 59% nos considera enemigos naturales, un 44 % ve mal la relación bilateral y sólo un 8% cree que es buena. Además, la mala onda viene creciendo, como cada vez que Chile y Bolivia actualizan negociaciones sobre territorios ex peruanos. En encuesta de abril 2006, un 12% nos consideraba amigos y un 58%, enemigos. En ésta, la amistad disminuye a un 6% y la enemistad sube a un 58%.
Impresionante, si se verifica que sólo un 19% da como malas las relaciones con Ecuador y un 22% las percibe como buenas. Se recordará que, en 1995, Ecuador y Perú protagonizaron la guerra del Cenepa. Si hasta Venezuela tiene mejor rating. Pese a las intervenciones a destajo de Hugo Chávez en las últimas elecciones peruanas y a su insultadera con Alan García, luce más del doble de las simpatías (17%) y casi la mitad de las antipatías (25%).
Las percepciones sobre economía confirman la autarquía de los malos sentimientos políticos. Mientras un 67% nos percibe como país modélico -en desarrollo y estabilidad aparecemos primeros en la región-, y un 60% cree que las inversiones de empresas chilenas son beneficiosas para el Perú, un 55% cree que se debiera limitar el ingreso de capitales chilenos.
La aspiración marítima de Bolivia, superpuesta al tema de la frontera marítima chileno-peruana, induce reacciones confusas. Así, un 50 % acepta que Chile ceda una franja de tierra soberana en la zona limítrofe. Pero, a propósito de la eventual reacción del Perú, sólo un 39% cree que Chile debe desprenderse de una franja de territorio soberano, un 27% cree que no debe hacerlo y un 20% valora el statu quo.
Esta dislocación puede ser efecto del secretismo o de una contradicción al interior del gobierno peruano. Cabe recordar que el 22 de agosto, al borde de la Línea de la Concordia, el Presidente García se mostró contrario a crear una buffer zone (territorio “tampón”). “Esta es una frontera fundamental para nuestra patria”, dijo.
Sin embargo, el 28 de octubre, entrevistado por La Tercera, su canciller José A. García Belaunde dijo que no se opondría a una salida soberana para Bolivia, por territorio ex peruano, si se respetaban los derechos y servidumbres contemplados en el Tratado de 1929.
Todo lo cual amerita una encuesta especial sobre la importancia estratégica del factor “simpatía vecinal” –tan poco reflexionado por los diplomáticos-, más una pregunta definitoria: ¿Seguiría en disputa la frontera marítima, si Chile cede a Bolivia una franja soberana por Arica-Parinacota?
Publicado en La Tercera el 5.11.07
Editado por
José Rodríguez Elizondo
Escritor, abogado, periodista, diplomático, caricaturista y miembro del Consejo Editorial de Tendencias21, José Rodríguez Elizondo es en la actualidad profesor de Relaciones Internacionales de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Su obra escrita consta de 30 títulos, entre narrativa, ensayos, reportajes y memorias. Entre esos títulos están “El día que me mataron”, La pasión de Iñaki, “Historia de dos demandas: Perú y Bolivia contra Chile”, "De Charaña a La Haya” , “El mundo también existe”, "Guerra de las Malvinas, noticia en desarrollo ", "Crisis y renovación de las izquierdas" y "El Papa y sus hermanos judíos". Como Director del Programa de Relaciones Internacionales de su Facultad, dirige la revista Realidad y Perspectivas (RyP). Ha sido distinguido con el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales (2021), el Premio Rey de España de Periodismo (1984), Diploma de Honor de la Municipalidad de Lima (1985), Premio América del Ateneo de Madrid (1990) y Premio Internacional de la Paz del Ayuntamiento de Zaragoza (1991). En 2013 fue elegido miembro de número de la Academia Chilena de Ciencias Sociales, Políticas y Morales.
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