Posiblemente ustedes piensen que vivimos en un entorno tranquilo y pacífico, donde es posible salir a dar un paseo sin el más mínimo peligro. Y si piensan en una posible amenaza, seguro que piensan en que se separen los hielos y nos caigamos al agua.
Es verdad que eso puede pasar, pero solemos caminar muy pendiente de por dónde pisamos y, además, ya hemos aprendido a estimar el espesor del hielo por el ruido que hacen nuestras pisadas. Luego el peligro no nos suele acechar por ahí.
No todas las focas son iguales
Si ustedes piensan que las focas son animales pacíficos a los que les damos caza sin el menor peligro se equivocan. Efectivamente eso ocurre con la mayoría de las focas, que son las más abundantes y la que no nosotros cazamos, pero hay una que es un terrible y astuto cazador: la foca leopardo.
Esta foca es un terrible depredador de pingüinos. De hecho lo pingüinos, cuando están en un témpano, no se lanzan al agua hasta asegurarse de que no hay ninguna foca nadando por los alrededores.
Aunque éstas suelen ser muy astutas y se ocultan debajo de los témpanos, donde han visto que hay pingüinos, hasta que alguno de estos se confía y salta al agua. No hace falta que les cuente más. Si los pingüinos son grandes nadadores estas focas lo son más y en el agua sus víctimas están sentenciadas a muerte.
Bueno, en el agua y fuera de ella, como le pasó a uno de nosotros
Un susto mayúsculo
Solemos salir en parejas para cazar. Y uno de esos días mientras volvían Orde-lees y Wild de una de esas infructuosas partidas de caza, Orde-Lees, que iba esquiando, se adelantó. El hielo estaba muy quebradizo y había abundantes grietas, por lo que tenía que ir con cuidado.
De repente vio entre dos bloques de hielo vio la cabeza de una foca leopardo fuera del agua observándole. Como les pasa a los pingüinos, las focas tienen la vista adaptada al medio marino y al mirar fuera del agua, suelen verlo todo muy distorsionado.
Puede que esto hiciera que le confundiese con un pingüino, un poco raro, pero era evidente que olía a comida y decidió aprovecharla. De un salto salió fuera del agua y comenzó a dar una especie de saltos en su dirección.
Orde-Lees no se lo pensó dos veces, se dio la vuelta y comenzó a huir, mientras gritaba para llamar la atención de Wild que era quien llevaba la escopeta.
No había hecho más que dar unos cuantos saltos cuando la foca paró de perseguirlo y se lanzó al agua. Nuestro compañero que todavía estaba asustado por haber sido perseguido por un animal de más de tres metros de largo, 500 kgs de peso y con una dentadura terrible, siguió buscando la protección del rifle de Wild, al que no veía por ninguna parte.
De repente, se le heló la sangre en las venas, la foca de un fuerte salto salió del agua y se movió a gran rapidez hacia él. Había nadado bajo el hielo, siguiéndole por la sombra que proyectaba en el hielo y había salido justo delante de él. Cortándole el paso.
Si siempre es difícil retroceder, cuando se llevan esquíes el giro es todavía más complicado y nuestro compañero se hubiera visto en un compromiso, que podría haber sido mortal, de no ser porque Wild ya había llegado.
Apoyó una rodilla en el hielo y apuntó a la foca. Tuvo que hacer varios disparos hasta conseguir matarla. Verdaderamente se había salvado por los pelos.
Es verdad que eso puede pasar, pero solemos caminar muy pendiente de por dónde pisamos y, además, ya hemos aprendido a estimar el espesor del hielo por el ruido que hacen nuestras pisadas. Luego el peligro no nos suele acechar por ahí.
No todas las focas son iguales
Si ustedes piensan que las focas son animales pacíficos a los que les damos caza sin el menor peligro se equivocan. Efectivamente eso ocurre con la mayoría de las focas, que son las más abundantes y la que no nosotros cazamos, pero hay una que es un terrible y astuto cazador: la foca leopardo.
Esta foca es un terrible depredador de pingüinos. De hecho lo pingüinos, cuando están en un témpano, no se lanzan al agua hasta asegurarse de que no hay ninguna foca nadando por los alrededores.
Aunque éstas suelen ser muy astutas y se ocultan debajo de los témpanos, donde han visto que hay pingüinos, hasta que alguno de estos se confía y salta al agua. No hace falta que les cuente más. Si los pingüinos son grandes nadadores estas focas lo son más y en el agua sus víctimas están sentenciadas a muerte.
Bueno, en el agua y fuera de ella, como le pasó a uno de nosotros
Un susto mayúsculo
Solemos salir en parejas para cazar. Y uno de esos días mientras volvían Orde-lees y Wild de una de esas infructuosas partidas de caza, Orde-Lees, que iba esquiando, se adelantó. El hielo estaba muy quebradizo y había abundantes grietas, por lo que tenía que ir con cuidado.
De repente vio entre dos bloques de hielo vio la cabeza de una foca leopardo fuera del agua observándole. Como les pasa a los pingüinos, las focas tienen la vista adaptada al medio marino y al mirar fuera del agua, suelen verlo todo muy distorsionado.
Puede que esto hiciera que le confundiese con un pingüino, un poco raro, pero era evidente que olía a comida y decidió aprovecharla. De un salto salió fuera del agua y comenzó a dar una especie de saltos en su dirección.
Orde-Lees no se lo pensó dos veces, se dio la vuelta y comenzó a huir, mientras gritaba para llamar la atención de Wild que era quien llevaba la escopeta.
No había hecho más que dar unos cuantos saltos cuando la foca paró de perseguirlo y se lanzó al agua. Nuestro compañero que todavía estaba asustado por haber sido perseguido por un animal de más de tres metros de largo, 500 kgs de peso y con una dentadura terrible, siguió buscando la protección del rifle de Wild, al que no veía por ninguna parte.
De repente, se le heló la sangre en las venas, la foca de un fuerte salto salió del agua y se movió a gran rapidez hacia él. Había nadado bajo el hielo, siguiéndole por la sombra que proyectaba en el hielo y había salido justo delante de él. Cortándole el paso.
Si siempre es difícil retroceder, cuando se llevan esquíes el giro es todavía más complicado y nuestro compañero se hubiera visto en un compromiso, que podría haber sido mortal, de no ser porque Wild ya había llegado.
Apoyó una rodilla en el hielo y apuntó a la foca. Tuvo que hacer varios disparos hasta conseguir matarla. Verdaderamente se había salvado por los pelos.