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Blog de Tendencias21 sobre los problemas del mundo actual a través de los libros
16/09/2012
Jean-Pierre Filiu: Las 9 vidas de Al Qaeda. Barcelona: Icaria, 2011 (276 páginas).
Escrito mucho antes de la eliminación de Osama bin Laden (en la primavera de 2011), en el texto de Jean-Pierre Filiu se analiza las diferentes fases en la emergencia de Al Qaeda, desde sus inicios hasta la etapa justo anterior a la desaparición de su líder. Escenario que también contemplaba el autor.
Su diagnóstico de la red Al Qaeda parte de su constatable pérdida de peso en Oriente Medio, las limitaciones de su filial norteafricana, su incapacidad para golpear un territorio occidental en los últimos años y su creciente aislamiento, replegada a “su santuario en las zonas tribales, de la frontera entre Afganistán y Pakistán”.
Al Qaeda es la primera organización terrorista con vocación global. Pero no ha logrado vertebrar su proyecto internacional. Ni tampoco constituir una base social de apoyo. Más que por el desafío militar, Al Qaeda se ha visto afectada por su rechazo masivo en el mundo musulmán, donde más víctimas se cobran sus atentados terroristas.
El autor baraja tres escenarios de futuro. Primero, el de su disolución, debido a que su núcleo central, de lealtad personal, será difícil de reemplazar. Segundo, el de su estallido interno, fruto de las discrepancias entre sus diferentes integrantes. Por último, tercero, el de la agresión occidental a un país musulmán, que podría ser un revulsivo para Al Qaeda, “ofreciéndole nuevas posibilidades de reclutamiento y financiación”.
En esta tesitura, la fragilidad de su construcción ideológica, la ausencia de una base social significativa y su conflicto con otros actores nacionales han contribuido a la creciente marginación y aislamiento de Al Qaeda.
Frente a la predicción, el autor prefiere la cautela, dada la mostrada capacidad de Al Qaeda para adaptarse, transformarse y recuperarse. Aunque, de momento, no se puede aseverar su desaparición, algunos autores consideran que su importancia ha decrecido. Ésta es la opinión expresada por Immanuel Wallerstein en un reciente artículo: Does Al-Qaeda Still Matter?.
Escrito mucho antes de la eliminación de Osama bin Laden (en la primavera de 2011), en el texto de Jean-Pierre Filiu se analiza las diferentes fases en la emergencia de Al Qaeda, desde sus inicios hasta la etapa justo anterior a la desaparición de su líder. Escenario que también contemplaba el autor.
Su diagnóstico de la red Al Qaeda parte de su constatable pérdida de peso en Oriente Medio, las limitaciones de su filial norteafricana, su incapacidad para golpear un territorio occidental en los últimos años y su creciente aislamiento, replegada a “su santuario en las zonas tribales, de la frontera entre Afganistán y Pakistán”.
Al Qaeda es la primera organización terrorista con vocación global. Pero no ha logrado vertebrar su proyecto internacional. Ni tampoco constituir una base social de apoyo. Más que por el desafío militar, Al Qaeda se ha visto afectada por su rechazo masivo en el mundo musulmán, donde más víctimas se cobran sus atentados terroristas.
El autor baraja tres escenarios de futuro. Primero, el de su disolución, debido a que su núcleo central, de lealtad personal, será difícil de reemplazar. Segundo, el de su estallido interno, fruto de las discrepancias entre sus diferentes integrantes. Por último, tercero, el de la agresión occidental a un país musulmán, que podría ser un revulsivo para Al Qaeda, “ofreciéndole nuevas posibilidades de reclutamiento y financiación”.
En esta tesitura, la fragilidad de su construcción ideológica, la ausencia de una base social significativa y su conflicto con otros actores nacionales han contribuido a la creciente marginación y aislamiento de Al Qaeda.
Frente a la predicción, el autor prefiere la cautela, dada la mostrada capacidad de Al Qaeda para adaptarse, transformarse y recuperarse. Aunque, de momento, no se puede aseverar su desaparición, algunos autores consideran que su importancia ha decrecido. Ésta es la opinión expresada por Immanuel Wallerstein en un reciente artículo: Does Al-Qaeda Still Matter?.
15/09/2012
Julián Casanova: Europa contra Europa, 1914-1945. Barcelona: Crítica, 2011 (272 páginas).
La actual crisis económica y financiera que afecta de manera particular a Europa está ensañándose ―al menos de momento― con Grecia, Italia, España y Portugal, países que ocupan el espacio físico del Sur de Europa, pero también el socioeconómico. Del mismo modo, como ha sido habitual en crisis similares a lo largo de la historia, su mayor peso recae sobre las capas sociales más vulnerables y las clases medias, pagando los desmanes cometidos por una minoría privilegiada ―y blindada― que no asume su responsabilidad.
En esta tesitura, no son pocas las personas que vuelven su mirada hacia los demonios del pasado. Pese a tratarse de contextos diferentes, no cabe menospreciar las lecciones de la historia. Una oportunidad para acercarse a ese abismo procede de uno de los textos más brillantes y refrescantes de la memoria histórica europea. Con una considerable bibliografía en su haber profesional, Julián Casanova realiza un extraordinario trabajo de síntesis, análisis y conceptualización de uno de los periodos más convulsos y controvertidos del pasado europeo.
Precedido de importantes transformaciones geopolíticas, económicas y sociales, el denominado periodo de entreguerras no se caracterizó precisamente por una situación de paz y estabilidad. Por el contrario, estuvo dominado por intensos conflictos políticos e ideológicos, controversias nacionalistas, guerras interestatales y civiles, revoluciones y contrarrevoluciones, además de la emergencia de dictaduras de diferentes signos.
El orden internacional, construido por la paz de Versalles (1919), resistió estas embestidas durante una década, hasta la crisis económica de 1929, que arrasó con todo. El propio sistema capitalista se mostró incapaz de evitar el “desastre económico” con el resultado de retroalimentar “el extremismo político, el nacionalismo violento y la hostilidad al sistema parlamentario”. Coyuntura a la que se sumaron algunos Estados (Alemania, Japón e Italia) que, además de su “rechazo a la democracia liberal y el comunismo”, pretendían “un nuevo orden internacional que pusiera el mundo a sus pies”.
El atractivo de la temática que aborda Julián Casanova en su libro se redobla con su estilo ameno y ágil. El autor libera al lector de notas eruditas, haciendo más ligera su lectura, y condensa sus fuentes en un comentario bibliográfico al final del texto, acompañado también de una cronología. Sin ningún tipo de ambages, cabe aseverar que logra hacer de la historia de las relaciones internacionales una asignatura muy atractiva.
La actual crisis económica y financiera que afecta de manera particular a Europa está ensañándose ―al menos de momento― con Grecia, Italia, España y Portugal, países que ocupan el espacio físico del Sur de Europa, pero también el socioeconómico. Del mismo modo, como ha sido habitual en crisis similares a lo largo de la historia, su mayor peso recae sobre las capas sociales más vulnerables y las clases medias, pagando los desmanes cometidos por una minoría privilegiada ―y blindada― que no asume su responsabilidad.
En esta tesitura, no son pocas las personas que vuelven su mirada hacia los demonios del pasado. Pese a tratarse de contextos diferentes, no cabe menospreciar las lecciones de la historia. Una oportunidad para acercarse a ese abismo procede de uno de los textos más brillantes y refrescantes de la memoria histórica europea. Con una considerable bibliografía en su haber profesional, Julián Casanova realiza un extraordinario trabajo de síntesis, análisis y conceptualización de uno de los periodos más convulsos y controvertidos del pasado europeo.
Precedido de importantes transformaciones geopolíticas, económicas y sociales, el denominado periodo de entreguerras no se caracterizó precisamente por una situación de paz y estabilidad. Por el contrario, estuvo dominado por intensos conflictos políticos e ideológicos, controversias nacionalistas, guerras interestatales y civiles, revoluciones y contrarrevoluciones, además de la emergencia de dictaduras de diferentes signos.
El orden internacional, construido por la paz de Versalles (1919), resistió estas embestidas durante una década, hasta la crisis económica de 1929, que arrasó con todo. El propio sistema capitalista se mostró incapaz de evitar el “desastre económico” con el resultado de retroalimentar “el extremismo político, el nacionalismo violento y la hostilidad al sistema parlamentario”. Coyuntura a la que se sumaron algunos Estados (Alemania, Japón e Italia) que, además de su “rechazo a la democracia liberal y el comunismo”, pretendían “un nuevo orden internacional que pusiera el mundo a sus pies”.
El atractivo de la temática que aborda Julián Casanova en su libro se redobla con su estilo ameno y ágil. El autor libera al lector de notas eruditas, haciendo más ligera su lectura, y condensa sus fuentes en un comentario bibliográfico al final del texto, acompañado también de una cronología. Sin ningún tipo de ambages, cabe aseverar que logra hacer de la historia de las relaciones internacionales una asignatura muy atractiva.
13/09/2012
Harald Welzer: Guerras climáticas. Por qué mataremos (y nos matarán) en el siglo XXI. Madrid: Katz, 2010 (342 páginas).
Con el fin de la Guerra Fría concluyó también el modelo de explicación bipolar de los conflictos en la escena internacional. Desde entonces han sido varios los intentos explicativos por colmar ese vacío paradigmático. En líneas generales, cabe reducir a dos las perspectivas que han pretendido dar cuenta de la conflictividad en el sistema internacional de la posguerra fría.
Una primera línea de reflexión fue la iniciada por Samuel S. Huntington con su afamada tesis sobre el choque de civilizaciones. Su principal postulado sostenía que los conflictos en la nueva configuración mundial habían dejado de ser prioritariamente políticos, ideológicos y económicos para pasar a ser culturales y civilizatorios.
En contraposición, la otra línea de investigación mantenía que la conflictividad giraba en torno al aprovisionamiento de los recursos naturales y, en particular, los energéticos. Entre sus máximos representantes destaca Michael Klare y su tesis acerca de la guerra por los recursos.
Pues bien, la obra de Harald Welzer sobre las guerras climáticas se situaría en esta segunda perspectiva. Esto es, en la explicación de los conflictos sobre una base material antes que cultural o religiosa.
Desde esta óptica, el futuro de la conflictividad vendrá dictado por el agotamiento de los recursos (tierras, materias primas, fósiles y base para la supervivencia) y su creciente demanda. Pero a diferencia de Klare, Welzer pone el acento no sólo en ese agotamiento, sino también en los efectos incontrolables de la combustión de las energías fósiles.
De ahí que el autor invite a reflexionar a lo largo del texto en torno a la relación existente entre clima y violencia. Es decir, cómo los problemas causados por los cambios en las condiciones climáticas pueden cosechar una respuesta violenta, de conflictos y guerras. Panorama que, lejos de ser un pronóstico, forma parte del presente.
En conclusión, a la respuesta de por qué se matará en el siglo XXI, Harald Welzer responde en los siguientes términos: “Con su falta de modelos de sociedad con capacidad de futuro, el siglo XXI está lejos de las utopías y cerca de los recursos: se mata porque los asesinos reclaman los recursos que las víctimas tienen o simplemente quisieran tener”.
Con el fin de la Guerra Fría concluyó también el modelo de explicación bipolar de los conflictos en la escena internacional. Desde entonces han sido varios los intentos explicativos por colmar ese vacío paradigmático. En líneas generales, cabe reducir a dos las perspectivas que han pretendido dar cuenta de la conflictividad en el sistema internacional de la posguerra fría.
Una primera línea de reflexión fue la iniciada por Samuel S. Huntington con su afamada tesis sobre el choque de civilizaciones. Su principal postulado sostenía que los conflictos en la nueva configuración mundial habían dejado de ser prioritariamente políticos, ideológicos y económicos para pasar a ser culturales y civilizatorios.
En contraposición, la otra línea de investigación mantenía que la conflictividad giraba en torno al aprovisionamiento de los recursos naturales y, en particular, los energéticos. Entre sus máximos representantes destaca Michael Klare y su tesis acerca de la guerra por los recursos.
Pues bien, la obra de Harald Welzer sobre las guerras climáticas se situaría en esta segunda perspectiva. Esto es, en la explicación de los conflictos sobre una base material antes que cultural o religiosa.
Desde esta óptica, el futuro de la conflictividad vendrá dictado por el agotamiento de los recursos (tierras, materias primas, fósiles y base para la supervivencia) y su creciente demanda. Pero a diferencia de Klare, Welzer pone el acento no sólo en ese agotamiento, sino también en los efectos incontrolables de la combustión de las energías fósiles.
De ahí que el autor invite a reflexionar a lo largo del texto en torno a la relación existente entre clima y violencia. Es decir, cómo los problemas causados por los cambios en las condiciones climáticas pueden cosechar una respuesta violenta, de conflictos y guerras. Panorama que, lejos de ser un pronóstico, forma parte del presente.
En conclusión, a la respuesta de por qué se matará en el siglo XXI, Harald Welzer responde en los siguientes términos: “Con su falta de modelos de sociedad con capacidad de futuro, el siglo XXI está lejos de las utopías y cerca de los recursos: se mata porque los asesinos reclaman los recursos que las víctimas tienen o simplemente quisieran tener”.
Editado por
José Abu-Tarbush
José Abu-Tarbush es profesor titular de Sociología en la Universidad de La Laguna, donde imparte la asignatura de Sociología de las relaciones internacionales. Desde el campo de las relaciones internacionales y la sociología política, su área de interés se ha centrado en Oriente Medio y el Norte de África, con especial seguimiento de la cuestión de Palestina.
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Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850