RESEÑAS

Reseñas

Historia Social del conocimiento. De Gutenberg a Diderot
Ficha Técnica

Título: Historia Social del conocimiento. De Gutenberg a Diderot
Autor: Peter Burker
Edita: Paidós. Brarcelona, 2002. Tomo I
Colección: Orígenes
Materia: Historia
Traducción: Isidro Arias
Número de páginas: 322
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN: 978-84-493-1220-5
PVP: 24,00 €


Peter Burke adopta en este libro un enfoque sociocultural para analizar los cambios producidos en la organización del conocimiento en Europa, desde la invención de la imprenta hasta la publicación de la Encyclopédie francesa. El libro comienza con una valoración de diferentes sociologías del conocimiento, de Mannheim a Foucault e incluso autores posteriores, y pasa después a debatir el tema de los intelectuales como grupo social y de las instituciones sociales --especialmente universidades y academias-- que impulsaron o entorpecieron la innovación intelectual.

A continuación, a lo largo de varios capítulos, Burke investiga aspectos como la geografía, la antropología, la política y la economía del conocimiento, poniendo de relieve el papel de algunas ciudades, academias, Estados y mercados en el proceso de recopilación, clasificación, difusión y a veces eliminación de la información. Los capítulos finales tratan del conocimiento desde el punto de vista del lector, del oyente, del contemplador o del consumidor individuales. En estos capítulos se aborda también la fiabilidad del conocimiento, tema objeto de intensos debates durante el siglo XVII.

Uno de los rasgos más originales de este libro, que puede interesar tanto a historiadores y sociólogos como al público en general interesado en estos temas, es la consideración de la pluralidad de aspectos del conocimiento. Se centra en el conocimiento impreso, especialmente el académico, pero estudia la historia de la «explosión» del conocimiento posterior a la invención de la imprenta y al descubrimiento del mundo transeuropeo como un proceso de intercambio o negociación entre diferentes tipos de conocimiento, a saber, masculino y femenino, teórico y práctico, de rango superior y de rango inferior, europeo y no europeo. Escrito básicamente como contribución a nuestra historia social o sociocultural, el texto puede interesar también a historiadores de la ciencia, a sociólogos, antropólogos y geógrafos.


Sumario

Prefacio y agradecimientos

1. Sociologías e historias del conocimiento: Introducción
2. Profesionales del conocimiento: La intelectualidad europea
3. Institucionalización del conocimiento: Viejas y nuevas instituciones
4. Localización del conocimiento: Centros y periferias
5. Clasificación del conocimiento: Currículos, bibliotecas y enciclopedias
6. El control del conocimiento: Iglesias y estados
7. La venta del conocimiento: El mercado y la imprenta
8. Adquisición del conocimiento: La participación del lector
9. Conocimiento fiable y conocimiento no fiable: Conclusión


Bibliografía
Índice analítico y de nombres

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07/01/2013 Comentarios

Reseñas

El arte de la vida. De la vida como obra de arte Juan Antonio Martínez de la Fe , 04/01/2013
El arte de la vida. De la vida como obra de arte
Ficha Técnica

Título: El arte de la vida. De la vida como obra de arte
Autor: Zygmunt Bauman
Edita: Paidós, 2012
Colección: Contextos
Traducción: Dolors Udina Abelló
Encuadernación: Tapa dura, sobrecubierta con solapas
Número de páginas: 173
ISBN: 974-84-493-2767-4
Precio: 19 euros

Zygmunt Bauman es un autor prolífico. Y profundo, a la vez que, con frecuencia, desconcertante por la intuición de sus propuestas y su claridad expositiva, aunque no todos compartan este dictamen. Es, también, un autor muy comentado, cómo no, en cualquier medio de comunicación, escrito o virtual; y lo es con razón, pues sus obras no dejan indiferente a quien se aproxime a ellas. Aquí van dos ejemplos, tomados de las redes sociales, de blogs que comentan este título que ahora reseñamos; quien se presenta como Julen, dice: Uno no sabe si quedarse con la esperanza o con la desazón, con la posibilidad o con la depresión, con la ironía o con la cruda realidad. Por su parte, La Lectora Voraz, en su blog, comenta: la lectura de este libro no es nada fácil ni complaciente en la medida que no da pautas sino que se limita a describir el comportamiento del ciudadano posmoderno, tan "líquido", tan deslavazado diría yo, que el autor se contagia de esa liquidez y no ejecuta un texto rotundo ni categórico sino un tanto disperso, o por decir algo abierto, demasiado abierto para mi gusto, sin unas conclusiones claras más allá de las ya descritas en otros textos.

Como se puede apreciar, ambos comentarios coinciden en su percepción de lo líquido en los planteamientos que nos hace Bauman. Nuestra vida es un arte, porque está abierta a lo que hagamos con ella; si entendemos que nuestro decurso vital es fundamentalmente una permanente tendencia hacia la felicidad, que podremos encontrar no en su posesión, sino en el camino, en su búsqueda, ese sería nuestro objetivo vital. Y esa felicidad la hallaremos centrándonos en nosotros mismos o en el otro, sin entrar en la moralidad o no de la postura que elijamos. Es nuestra elección, es nuestra labor de artista en la confección de esa obra de arte que es nuestra vida.

Ya la Introducción lleva un título que resulta, cuando menos, paradójico: ¿Qué hay de malo en la felicidad? Lógicamente, salta la pregunta: pero, ¿puede haber algo malo en la felicidad? ¿No es la felicidad la negación de cualquier mal? Bauman arranca su obra con este planteamiento. Hay quienes opinan que los países con un mayor PIB son los que muestran mayores sentimientos de felicidad entre sus ciudadanos; pese a ello, los datos empíricos vienen a demostrar lo contrario: “si bien los índices de satisfacción vital suelen crecer en paralelo con el producto interior bruto, solo lo hacen hasta el punto en que la necesidad y la pobreza dan paso a la satisfacción de las necesidades esenciales de supervivencia”; a partir de ahí, una vez cubiertas las necesidades básicas, lo que se nos presenta como una verdad de Perogrullo resulta ser una estimación equivocada. La posesión de un gran número de bienes de consumo no es un equivalente de mayor grado de felicidad, pues la mitad de los bienes cruciales para alcanzarla no tienen precio de mercado y no se venden en las tiendas. Pese a ellos, las empresas, la publicidad e, incluso, los gobiernos pretenden convencernos de que la necesidad de acumular bienes, de alcanzar una satisfacción inmediata a nuestros deseos (reales o creados) constituyen la felicidad. Llegamos así al punto de que, con la adquisición de obsequios caros, pretendemos compensar a nuestros seres queridos por el poco tiempo que les dedicamos. Parece que el crecimiento del PIB es un índice muy pobre para medir el crecimiento de la felicidad, aunque muchas de las rutas seguidas por quienes la persiguen se han rediseñado y pasan por las tiendas en una búsqueda interminable, ya que, una vez logrado un objetivo, necesitamos alcanzar otro para calmar esa sed insaciable de poseer bienes de consumo. Y, “al no ser alcanzable el estado de felicidad estable, solo la persecución de ese objetivo porfiadamente huidizo puede mantener felices (por moderadamente que sea) a los corredores que la persiguen”. En una sociedad de compradores y una vida de compras, somos felices mientras no perdamos la esperanza de llegar a ser felices; sin embargo, solo puede mantenerse viva esa esperanza si se cumple la condición de una rápida sucesión de nuevas oportunidades y nuevos comienzos.

Y concluye el autor: “Nuestra vida, tanto si lo sabemos como si no, y tanto si nos gusta esta noticia como si la lamentamos, es una obra de arte. Para vivir nuestra vida como lo que requiere el arte de vivir, como los artistas de cualquier arte, debemos plantearnos retos que sean (al menos en el momento de establecerlos) difíciles de conseguir a bocajarro, debemos escoger objetivos que estén (al menos en el momento de su elección) mucho más allá de nuestro alcance y unos niveles de excelencia que parezcan estar tozuda e insultantemente muy por encima de nuestra capacidad (al menos de la que ya poseemos) en todo lo que hacemos o podemos hacer”.

Es una larga introducción, pero de una claridad aplastante, didácticamente presentada, en la línea que acostumbra Zygmunt Bauman.

El primer capítulo lleva por título Las miserias de la felicidad. Parte de la premisa de que la felicidad requiere la individualización; al menos, es esa la teoría dominante. En la sociedad actual, parece exigirse que, para ser feliz, se ha de alcanzar un estatus lo más exclusivo posible al que el menor número posible de personas pueda acceder, de forma que, en la comparación, pueda rebajar o humillar al otro. Y esto ocurre en una sociedad en la que todo el mundo tiene el derecho de considerarse a sí mismo igual a cualquier otro, cuando en realidad es incapaz de ser igual que ellos porque es un nivel que nunca podrá alcanzarlo. Seguidamente, nos ofrece Bauman las reflexiones sobre la felicidad de destacados filósofos a través de los siglos: Epicteto, Séneca, Marco Aurelio, Pascal, Scheler, Heidegger, Kant, … Y llega a la conclusión de que “para sacar satisfacción de su vida, los humanos necesitan dar, amar y compartir tanto como necesitan tomar, defender su privacidad y proteger lo suyo”. Y, considerándose incapaz de aportar una solución indiscutible, deja “a los lectores la decisión de si la coerción para buscar la felicidad, en la forma practicada en nuestra sociedad líquida de consumidores, hace felices a los coaccionados”. Se trata de un capítulo que invita a la reflexión ante los diferentes puntos de vista que, sobre la felicidad, se han dado en la historia.

Nosotros, los artistas de la vida. Así se titula el segundo capítulo de la obra, el más largo. En él, se parte de la base de que el mundo no nos viene dado e inmutable, sino que puede ser diferente; y nosotros somos como artistas capaces de dar forma a las cosas, a la vez que somos producto de esa capacidad creadora. Nos trazamos una visión de lo que ha de ser una buena vida y, como artistas, vamos moldeando la nuestra para adecuarnos a ese ideal. En este camino, se puede ganar o perder, por lo que la vida se vive en compañía de la incertidumbre. El autor hace un excurso para tratar la idea de las generaciones y alude a Sartre y su planteamiento de un proyecto de vida; ese tal proyecto, en aquellos años del siglo XX, era algo fijo, estable; pero, en la actualidad, ya no existe un proyecto sólido, como hacían los jóvenes de aquella generación, sino que nuestra modernidad es líquida. Por ello, hemos de plantearnos, antes que nada, adquirir la flexibilidad necesaria para olvidar pronto los valores del pasado y para cambiar todo lo que haga falta con rapidez y sin pensar. Ahora bien: ese arte de ir moldeando nuestra vida tiene escaso interés si no existe una cierta esperanza de que los objetos que producimos van a ser admirados, lo que se puede observar en internet y las redes sociales, donde todos exponen sus perfiles, exponiéndolos a la admiración de los internautas. Aunque esos perfiles están sujetos, como en muchas tendencias del arte actual, a rápidos montajes y desmontajes. Muy bien lo expone Bauman: “Practicar el arte de la vida, hacer de la propia vida una ‘obra de arte’, equivale en nuestro mundo moderno líquido a permanecer en un estado de transformación permanente, a redefinirse perpetuamente transformándose (o al menos intentándolo) en alguien distinto del que ha sido hasta ahora”. Ahora los absolutos no existen, se hacen, solo existen en la modalidad de ‘en proceso’. ¿Y qué supone esto? “Se mire por donde se mire, la reflexión sobre el arte de la vida lleva en última instancia a la idea de autodeterminación y autoafirmación, y a la fuerte voluntad que afrontar una tarea tan ímproba necesariamente requiere”. Un paso más: la autocreación necesita una afirmación que le viene de la sociedad que la rodea, que, en definitiva, la admite o rechaza, permitiendo o no su pertenencia a ese colectivo. La cuestión es que no tenemos una sola pertenencia, sino múltiples pertenencias. Y, en ese camino, hay escasez de puntos de orientación firmes y fiables y de guías fidedignas.

Se llega, así, al capítulo tercero: La elección. Cada uno de nosotros somos sujetos que deseamos la felicidad, siempre que consideremos que la búsqueda de esta felicidad es nuestro desafío y nuestra tarea y hagamos de esta búsqueda nuestra estrategia vital. La energía que libera tal deseo de felicidad puede ser centrípeta o centrífuga, según se oriente hacia el propio sujeto o hacia los demás. ¿Cuál sería una actitud moral ante esta disyuntiva? ¿Hay una respuesta? Sí es claro que, aunque uno pueda negarse a escuchar la voz de la conciencia, es imposible hacerla callar y, a su requerimiento, respondemos de diferentes maneras. ¿Por qué reaccionamos de modo distinto ante situaciones idénticas? No se sabe. Bauman analiza las posturas de Logstrup y de Lévinas; ambos coinciden en que el comportamiento iniciado con vistas al bien de otra persona no es moral si no es desinteresado: “un acto es moral siempre que sea una manifestación de humanidad no calculada, natural, espontánea y sobre la que esencialmente no se ha reflexionado”. ¿Debemos actuar mirando al bien del otro o el bien propio? “Es la elección de la respuesta la que nos hace llevar una vida ordenada a elecciones sin fin, que obligan al artista de la vida a navegar entre valores incompatibles e impulsos contradictorios”. Seguidamente, el autor analiza dos posturas: la de Nietzsche, totalmente centrípeta, orientada al superhombre, para quien la moralidad es una farsa, una debilidad ante el poderoso; y la de Lévinas, quien afirmaba que “soy porque soy para otros”. ¿Cuál de las dos opciones es mejor y cuál sería nuestra responsabilidad por la actitud que adoptemos? Para la respuesta, se recurre a Séneca: “cuando se trata de averiguar qué es lo que hace feliz una vida, andamos a ciegas”. Y concluye Bauman: “Seguimos andando a ciegas. Esto es, en definitiva, aquello de lo que trata el arte de la vida”.

Cierra la obra un Epílogo. Dice en él Bauman: “Somos, pues, artistas de nuestras vidas, tanto si lo sabemos como si no, si queremos como si no y si nos gusta como si no. Ser artista significa dar forma a lo que de otro modo no la tendría”. Y, en ese tener la vista puesta en el otro, habla del amor y de lealtades, que hoy, en un entorno moderno líquido, parecen no ser para toda la vida. Aunque, advierte, sin esfuerzo, la vida no ofrecería nada para hacerla digna de ser vivida.

En definitiva, no se trata de un libro que dé soluciones. Coherente con su planteamiento sobre la modernidad líquida, aquí no hay nada sólido, pero ofrece, qué duda cabe, una serie de puntos para la reflexión; una reflexión que nos guíe en la manera de dar forma a nuestra vida en busca de la felicidad, en otras palabras, de actuar como artistas de nuestra propia vida.

Índice

Introducción: ¿Qué hay de malo en la felicidad?
1. Las miserias de la felicidad
2. Nosotros, los artistas de la vida
3. La elección

Epílogo: De la organización y de organizarse
Notas

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04/01/2013 Comentarios

Reseñas

Comunismo hermenéutico, de Heidegger a Marx Redacción T21 , 21/12/2012
Comunismo hermenéutico,  de Heidegger a Marx
Ficha Técnica

Título: Comunismo hermenêutico, de Heidegger a Marx
Autores: Gianni Vattimo y Santiago Zabala
Edita: Herder Editorial Herdereditorial.com. Barcelona, noviembre de 2012
Traducción: Miguel Salazar
Encuadernación: Rústica con solapas
Colección: Pensamiento Herder
Materia: Filosofía
Número de páginas: 280
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN: 978-84-254-2848-7
PVP: 24,90 €
Para adquirir como EBOOK


En Comunismo hermenéutico, de Heidegger a Marx, sus autores Gianni Vattimo y Santiago Zabala no afirman que el comunismo pueda traducirse en una postura filosófica particular ni la hermenéutica en una posición política, sino que ambos hacen que nos percatemos de la actual falta de urgencia, es decir, de la homologación creciente de las estructuras políticas, económicas y sociales de poder. En tanto que alternativa política a las imposiciones del capitalismo neoliberal y a la filosofía de la naturaleza interpretativa de la verdad, el comunismo y la hermenéutica, más que posiciones revolucionarias al servicio del poder, se han convertido en respuestas alternativas para los perdedores de la historia, es decir, los débiles.

Al contrario de numerosos intérpretes de Marx que se presentan como “socialistas científicos”, continúan los autores, este libro es obra de dos “comunistas hermenéuticos”, es decir, de quienes creen que la política no puede estar basada en fundamentos científicos y racionales, sino únicamente en la interpretación, la historia y el acontecimiento. Por esa razón, como Richard Rorty , también nos parece completamente equivocado que

lo más importante que los marxistas académicos actuales han heredado de Marx y Engels (sea) la convicción de que la búsqueda de una comunidad de cooperación debe ser una tarea científica en vez de utópica, una empresa de altos vuelos teóricos en vez de romántica.

¿Qué une al comunismo y la hermenéutica? La disolución de la metafísica, de la filosofía de los vencedores que aspiran a conservar el mundo tal como es.

El comunismo y la hermenéutica, o mejor, “el comunismo hermenéutico”, dejan de lado tanto el ideal de desarrollo como el llamamiento general a la revolución. A diferencia de Alain Badiou, Antonio Negri y otros teóricos marxista contemporáneos, Vattimo y Zabala no creen que el siglo XXI llame a la revolución, toda vez que las fuerzas de la política de las descripciones son demasiado poderosas, violentas y opresivas para ser superadas por medio de una insurrección paralela: solo el pensamiento débil como la hermenéutica puede evitar revueltas ideológicas violentas y, por tanto, defender a los débiles. En nuestra condición posmetafísica, a los vencidos de la historia les queda, como Slavoj Žižek señaló con severidad, solo un

pensamiento débil (…) un pensamiento atento a la textura rizomática de la realidad; tampoco debemos aspirar ya en el ámbito político a sistemas que lo expliquen todo y a proyectos de emancipación mundial; la imposición violenta de grandes revoluciones debe dar paso a formas de intervención y resistencia específicas.

Aunque a menudo el comunismo se haya aplicado a todos los ámbitos de la sociedad y la hermenéutica se haya limitado a ser una simple técnica de interpretación, aclaran los autores, invertiremos esta explicación, limitando el comunismo a su función social y haciendo hincapié en la esencia filosófica de la hermenéutica, que, como dijimos antes, comparte el mismo proyecto de emancipación con respecto a la metafísica. Es por ello que en este libro no nos referimos al comunismo histórico soviético ni al modelo contemporáneo chino, sino a los gobiernos comunistas (democráticamente electos) sudamericanos, los cuales están decididos a defender los intereses de sus ciudadanos más débiles. Nosotros creemos que esa es la región del mundo que representa mejor el comunismo del siglo XXI, el cual como dijo Eric Hobsbawm, debe ser, en primer lugar,

crítica al capitalismo, crítica de una sociedad injusta que está desarrollando sus contradicciones. El ideal de una sociedad de mayor igualdad, libertad y fraternidad. La pasión de la política, el reconocimiento de la necesidad colectiva. La defensa de la causa de los pobres y los oprimidos. Lo que ya no significa es un orden social como el de tipo soviético, un orden económico de una planificación total y colectiva; me parece que ese experimento ha fallecido. El comunismo como motivación continúa vigente; como programa, no.



Índice

Agradecimientos
Introducción
Notas


Parte I. La democracia emplazada

1. Descripciones que se imponen
La violencia de la verdad
La naturaleza conservadora del realismo
La historia de los vencedores
Notas
2. Capitalismo armado
Las imposiciones del estado liberal
La conservación de las recesiones económicas
Combatir a los débiles
Notas

Parte II. Comunismo hermenéutico

3. La interpretación como anarquia
La vena anárquica de la hermenéutica
La existencia es interpretación
La hermenéutica como pensamiento débil
Notas
4. Comunismo hermenéutico
Comunismo débil
La alternativa sudamericana
Chávez: ¿Un modelo para Obama?
Notas

Bibliografía
Índice analítico



Datos de los autores
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21/12/2012 Comentarios

Reseñas

Una Europa alemana Redacción T21 , 19/12/2012
Una Europa alemana
Ficha Técnica

Título: Una Europa alemana
Autor: Ulrich Beck
Edita: Paidós. Barcelona. Primera edición, noviembre de 2012
Colección: Estado y Sociedad
Materia: Sociología política
Traducción: Alicia Valero Martín
Número de páginas: 120
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN: 978-84-493-2803-9
PVP: 12,95 €


Ante las condiciones que se dan hoy en Europa y el poder de decisión que posee Alemania en la llamada crisis económica, Ulrich Beck se pregunta, en este ensayo que titula Una Europa alemana, ¿Cómo ha podido ocurrir esto? ¿Qué consecuencias tiene? ¿Qué posibilidades se ciernen sobre nosotros como amenazas? ¿Cuáles como tentaciones?

La perspectiva económica que domina en todos los debates es absurda para el autor, dicha perspectiva “pasa por alto que no se trata de una crisis de la economía (y del pensamiento económico) sino, sobre todo, de una crisis de la sociedad y de la política –y del concepto dominante de sociedad y política-. Beck se propone interpretar la crisis en el marco de referencia de su teoría del riesgo y de su idea ya expuesta en otros de sus libros sobre una modernidad que ha perdido el control sobre sí misma y una sociedad, la europea, que ha olvidado contar con el protagonismo de su ciudadano.

“El Parlamento alemán decide hoy sobre el ser o no ser de Europa”, este enunciado expresa con mayor precisión, dice el autor, la situación espiritual y política de la época que estamos viviendo. Pero, concluye en su introducción a la obra, que nadie lo dude: en una “Europa alemana”, se responsabilizaría a Alemania del fracaso del euro y de la Unión Europea.

“La crisis del euro está poniendo a Europa contra las cuerdas, no cabe duda de ello. No obstante, el quid de la cuestión es que, en este proceso, las reglas básicas de la democracia europea están en suspenso o incluso transformándose en su contrario, pasando por encima de los parlamentos, gobiernos e instituciones dela Unión Europea. El multilateralismo se convierte en unilateralismo; la igualdad en hegemonía y la soberanía en privación de soberanía de los países.”

¿Cuáles son las consecuencias de las controvertidas medidas de austeridad que Alemania dicta para el panorama político europeo? ¿Cómo puede resolverse el conflicto entre los arquitectos de Europa y los partidarios de los modelos tradicionales de soberanía? Estas y otras muchas cuestiones son las que Ulrich Beck se propone responder en este apasionado ensayo, en el que concluye que lo que necesitamos es un contrato social europeo: un contrato que garantice mayor libertad, mayor seguridad social y mayor democracia en Europa.


Índice

Prólogo

Introducción. Alemania ante la decisión sobre el ser o no ser Europa

I. Cómo la crisis del euro divide –y une- a Europa

1. La política de ahorro europea divide a Europa: los Gobiernos la aprueban, las poblaciones la desaprueban
2. Acerca de los éxitos de la Unión Europea
3. La ceguera de la economía
4. Política interior europea: el concepto de política de cuño estado-nacional es anacrónico
5. La crisis de la Unión Europea no es una crisis de deuda

II. Las nuevas coordenadas europeas de poder: cómo Europa se hace alemana

1. La Europa amenazada y la crisis política
2. El nuevo escenario de poder en Europa
3. “Merkiavelo”: titubear como táctica de adiestramiento

III. Un contrato social para Europa

1. Más libertad mediante más Europa
2. Más seguridad social mediante más Europa
3. Más democracia mediante más Europa
4. La cuestión del poder: ¿quién hace prevalecer el contrato social?
5. ¿Una primavera europea?

Notas


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19/12/2012 Comentarios

Reseñas

François Hollande y Edgar Morin


Diálogo sobre la política, la izquierda y la crisis
Ficha Técnica

Título: Diálogo sobre la política, la izquierda y la crisis
Entrevista: Nicolas Trouong
Edita: Paidós. Barcelona. Primera edición, diciembre 2012
Colección: Estado y Sociedad
Materia: Política
Traducción: Núria Petit Fontserè
Número de páginas: 80
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN: 978-84-493-2818-3
PVP: 8,95 €


François Hollande, el actual presidente francés y socialista de la “síntesis”, y Edgar Morin, el filósofo de la “desmesura” y sociólogo de la “complejidad”, mantuvieron un encuentro en plena campaña de las elecciones presidenciales francesas de 2012.

El objetivo del encuentro era que ambos confrontasen su visión de la izquierda, del progreso y del nuevo desorden mundial. Para Morin, la crisis que vivimos es una crisis de civilización, que hace que el puntal de nuestros valores y de nuestras creencias se tambalee. En su opinión, solo un pensamiento político capaz de unir, de “ensamblar aquello que está separado”, podrá estar a la altura de la era planetaria. Desea que Francia, y los demás países, sean capaces de ser “unos y multiculturales a la vez”, capaces de reconocer las diferencias sin caer en el comunitarismo.

A su vez, François Hollande, considera que las ambigüedades de esta formulación podrían borrar las referencias comunes, razón por la cual considera necesario “reforzar la laicidad enla Constitución”.

Estos dos hombres han confrontado sus puntos de vista sobre la concepción de la izquierda, la globalización, la política económica y la política de civilización… Y sus reflexiones sobre los grandes temas que nos incumben a todos constituyen los ingredientes de esta excelente entrevista, inspirada y animada por Nicolas Truong, de Le Monde.


Sumario


Prefacios

François Hollande
Edgar Morin

Introducción. Nicolas Troung
Diálogo sobre política, la izquierda y la crisis. François Hollande y Edgar Morin



Datos de los autores

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18/12/2012 Comentarios

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