Notas
Hoy escribe Fernando Bermejo
La idea de que el galileo Jesús el nazareno al que se refieren las fuentes cristianas nunca existió es conocida habitualmente como “mitismo”. Aunque esta posición tuvo representantes a más tardar en el s. XVIII, uno de los fenómenos más llamativos del debate público contemporáneo sobre la figura de Jesús es el resurgir de esta posición. Uno de los rasgos asociados con el fenómeno es el grado de acritud que caracteriza mucho del debate entre mitistas y lo que podríamos llamar “historicistas”. Muchas personas –incluyendo estudiosos– consideran a los mitistas nada sino una pandilla de aficionados incompetentes, cuando no directamente estúpidos. A su vez, los mitistas suelen considerar a quienes creen que el galileo Jesús fue una figura histórica un hatajo de crédulos. Aunque, en estas circunstancias, a menudo no se produce un diálogo cabal entre los representantes de estas posiciones, en la ola contemporánea de publicaciones se encuentran no solo obras en las que los mitistas exponen sus posiciones y responden a objeciones, sino también obras de historicistas dedicadas a refutar los postulados mitistas. Aunque es dudoso que la enorme proliferación de libros a la que se asiste hoy en día esté realmente justificada, la aparición de algunas de estas obras puede tener efectos positivos a la hora de disipar algunas ideas simplistas –como la de que todos los mitistas son necesariamente anticristianos majaderos, o la de que todos los historicistas son creyentes interesados en defender la existencia de Jesús a toda costa (de hecho, entre los intentos de refutación del mitismo, dos de los más significados han sido escritos por estudiosos no creyentes, Bart Ehrman y el recientemente fallecido Maurice Casey). Para aquellos de nuestros lectores que estén interesados en este debate y que no conozcan las contribuciones más recientes, consigno a continuación los datos de dos libros aparecidos el año que acaba de terminar –el primero, de un mitista; el segundo, de un historicista–: Richard Carrier, On the Historicity of Jesus. Why We Might Have Reason for Doubt, Sheffield Phoenix Press, 2014, 696 pp. Maurice Casey, Jesus: Evidence and Argument or Mythicist Myths? T & T Clark, 2014, 272 pp. Quizás habría que abrir en este blog una nueva categoría: "mitismo" o "Jesús no histórico"... Saludos cordiales de Fernando Bermejo
Miércoles, 7 de Enero 2015
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Notas
Escribe Antonio Piñero
Otro movimiento de renovación interesante fue el de Prisciliano., que pone en evidencia la corrupción reinante en la Iglesia del siglo IV y que explica los movimientos contrarios a ella y de renovación en general, con el consabido deseo de la vuelta a los orígenes. Fue el grupo fundado por Prisciliano un grupo arcaizante, ascético, pobre, y aparte del interés histórico por sí mismo, lo es más porque se dio en suelo hispano, y porque no es en absoluto improbable que quien está enterrado en Santiago de Compostela no es el apóstol Santiago el Mayor, sino Prisciliano. La vida y obras de este personaje están envueltas en grandes sombras debido a que gran parte de lo que de él sabemos proviene de sus múltiples, potentes y feroces adversarios. Por suerte, estas lagunas se disiparon parcialmente con el descubrimiento en 1885 de un códice con 11 tratados, conservado en la actualidad en Würzburg, que proceden de Prisciliano mismo o bien de sus primeros y más íntimos seguidores, por lo que parecen reflejar bastante bien el pensamiento del maestro. Los comienzos de la vida de Prisciliano son oscuros. Nació en el norte de España, probablemente en el actual Bierzo, en su parte menos lluviosa y occidental que entonces pertenecía a Galicia, hacia el 330/340, y murió en Tréveris, Alemania, en el 386. Era de familia noble y pudiente y, al parecer, tuvo una excelente educación. Sulpicio Severo –historiador cristiano fallecido hacia el 420-- dice en su Crónica que Prisciliano era un buen orador, versado en todo tipo de lecturas y buen polemista. Se dice también que desde su juventud Prisciliano se interesó con gran curiosidad por temas filosóficos, teológicos y esotéricos. Parece ser que viajó a Egipto y se hizo discípulo de un monje egipcio, de la ciudad de Menfis, de nombre Marcos, del que recibió enseñanzas esotéricas (¿gnósticas?), cuyo contenido no podemos determinar con exactitud más que a través de las quejas y calumnias de sus acusadores. Pronto, la encendida palabra e intensa pasión y radical deseo en pro de un cristianismo auténtico que animaba el deseo restaurador de Prisciliano promovió en torno a él un conglomerado de seguidores, a la vez que desataba también pasiones en contra. Prisciliano impulsó un movimiento religioso y ascético, igualmente amable de la pobreza y alejado de toda corrupción, que pretendía renovar la Iglesia: un grupo de gentes que deseaba retirarse de las aglomeraciones urbanas y ejercitarse en la soledad de la vida rural, para luego volver a las ciudades y reformar allí la vida de la Iglesia. Veía Prisciliano en el espíritu monástico y ascético un arma poderosa para volver a los orígenes más puros del cristianismo, que él veía como un movimiento de pobres y de rigurosos ascetas. Por ello promovía el ayuno frecuente, la más estricta pobreza, el apartamiento del sexo, o continencia, todo movido –decía-- por la fuerza del Espíritu Santo que cada cristiano debía poseer en su interior. Impulsaba además Prisciliano el estudio serio y continuo de la Biblia, no sólo de los evangelios sino del Nuevo Testamento completo, y también –adelantándose totalmente a su tiempo-- la investigación de los “otros” evangelios y hechos de los apóstoles, los considerados apócrifos por la Gran Iglesia, por si el Espíritu Santo pudiera haber ocultado en ellos algunas verdades no fácilmente perceptibles en los escritos canónicos. El movimiento priscilianista fue pronto, naturalmente, objeto de múltiples ataques por parte sobre todo de la jerarquía eclesiástica establecida, cuya vida debemos presumir contraria a estos ideales. Se le acusó de orgías nocturnas, de magia, y de todo tipo de perversión (cosa típica en la época y no lejana hoy a la difamación de políticos adversarios hurgando en sus presuntos extravíos sexuales o monetarios) como diremos en seguida. Consciente del poder de sus adversarios, el grupo se concentró en sí mismo y mantuvo en torno a sus doctrinas y prácticas un estricto secreto, sólo revelado a los que en verdad querían integrarse en el núcleo de los reformadores. Cuenta Agustín de Hipona que era una máxima de Prisciliano y su grupo –cuando fueran interrogados por la jerarquía-- jurar que no sabían nada, con tal de no revelar ciertas enseñanzas esotéricas mantenidas por él y los suyos. A partir del 370 se propagó con cierta rapidez este movimiento de renovación por el norte y occidente de España sobre todo, y el sur de las Galias (en la región denominada Aquitania, precisamente en donde había nacido Sulpicio Severo). Es lógico que los obispos de entonces percibieran que ese movimiento de restauración tenía una gran potencialidad de cuestionamiento y subversión del status quo vigente en la Iglesia. Y como es lógico, la primera oposición seria al priscilianismo vino de la propia Iglesia hispana. El metropolita Hidacio, titular de la sede episcopal de Emerita Augusta, e Itacio, obispo de Ossonuba, hoy Faro en Portugal, se opusieron tenazmente al que ya tachaban de heterodoxo. Resultaba claro que cualquier movimiento revisionista que pudiera quebrantar el deseado estatus de la Iglesia era muy mal visto en esos momentos. Como anunciábamos, pronto circularon contra Prisciliano graves acusaciones: sus ideas teológicas estaban contaminadas de maniqueísmo y de magia, que podía estar fundado en sus contactos de juventud con el monje egipcio antes mencionado, o en el carácter privado y secreto de las reuniones de los más fieles a Prisciliano, en donde probablemente se transmitían algunas enseñanzas sólo consideradas aptas para los iniciados. Muy pronto también, y siguiendo también la costumbre de siglos anteriores, se acusó a Prisciliano de vida licenciosa: así era la imputación del obispo Itacio de Ossonuba, que se reunían de noche, en campos y bosques, hombres y mujeres priscilianistas, que pasaban las horas nocturnas desnudos y que se entregaban a toda suerte de actos licenciosos. Un sínodo de Zaragoza del 380 prohibió a los clérigos que ingresaran en su movimiento, y que llevaran a cabo oficios litúrgicos en el campo como hacían los priscilianistas, pues fuera del marco de las iglesias oficiales eran más difíciles de supervisar. Al parecer, fue difícil para la Iglesia hispana de entonces condenar a alguien que intentaba vivir un cristianismo auténtico y pobre, a un lector fervoroso de la palabra divina contenida en las Escrituras y a un crítico de las debilidades de la Iglesia en la Hispania del momento. Entonces ocurrió algo inesperado para los adversarios del grupo priscilianista: un año más tarde del sínodo zaragozano, en el 381, la fama de Prisciliano entre el pueblo de Hispania había crecido tanto que al quedar vacante la sede episcopal de Ávila, fue elegido obispo casi por aclamación. Y fue entonces cuando cargaron más fuertemente contra sus enemigos, porque el poder de Prisciliano empezaba a ser seriamente molesto. En el 384 el usurpador del poder imperial Magno Máximo, cuya posición política era precaria, pensó que si intervenía contra Prisciliano en favor de la mayoría de la jerarquía católica de Hispania podría ganar prestigio ante la Iglesia local. Por ello ordenó que se celebrara un sínodo en Burdeos donde se pusieran en claro los cargos contra Prisciliano…, que resultó de nuevo condenado (año 384). Tildado ya de heresiarca nada menos que por un sínodo importante, Prisciliano intentó una baza de gran riesgo: apeló al monarca usurpador –que continuaba presentándose como gran defensor de la ortodoxia-- solicitando la revisión de su condena. Para ello se trasladó a la corte de Tréveris deseando intervenir personalmente en su propia defensa. Su acción resultó vana, y en el 386 él y cuatro de sus principales seguidores fueron acusados nuevamente de magia, juzgados por un tribunal imperial, declarados culpables y condenados a muerte. Los cargos contra ellos no eran por desviaciones teológicas, sino el de entregarse a la magia, practicar licenciosas reuniones nocturnas con mujeres, y la costumbre de rezar desnudos. La pasión por su causa reformista, su ingenuidad y celo habían llevado a Prisciliano hasta la muerte. En el trasfondo hay que ver el deseo de Magno Máximo de confiscar las riquezas de Prisciliano. La sentencia y ejecución del considerado heterodoxo fueron tan sonadas y tan criticadas por muchos que hasta los paganos se escandalizaron de que un hombre piadosísimo y entregado al culto a Dios fuera ajusticiado. También Ambrosio de Milán, aunque en tiempos se hubiese negado a recibir a Prisciliano, Martín de Tours y el entonces papa Siricio criticaron duramente el proceso: era la primera vez en la cristiandad que se condenaba a muerte a un pretendido hereje. En el sur de las Galias y en Hispania Prisciliano fue declarado y reverenciado como mártir, y el movimiento de reforma de la Iglesia que apelaba a las obras, el ejemplo y al recuerdo del ajusticiado, se propagó con mayor fuerza. Saludos cordiales de Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid Www.antoniopinero.com
Martes, 6 de Enero 2015
Notas![]()
Hoy escribe Gonzalo Del Cerro
Homilía X Características únicas de Dios Los que eligen dar culto a Dios deben saber ante todo qué es lo único propio de la naturaleza de Dios, algo que es imposible que se encuentre en otro ser. Por eso, para que mirando a esa particularidad de Dios y no encontrándola en ningún otro, no se engañe nunca como para atribuir a otro el ser Dios. Porque es propio de Dios el ser único, como hacedor de todo, y por eso es también mejor que los demás. El que hace algo es mejor en poder que lo hecho, en grandeza es mejor lo ilimitado que lo que tiene límite, en aspecto lo más hermoso, en felicidad lo más dichoso, en inteligencia lo más perfecto. De la misma manera, también en las demás cosas tiene sin comparación la hegemonía. Ya que, como he dicho, es propio de Dios ser mejor que todas las cosas; él es el que ha hecho el mundo que todo lo contiene y es absolutamente necesario decir que ninguna de las cosas hechas por él puede compararse ni igualarse con él (Hom X 19). El mundo creado no puede ser Dios El mundo no es ni incomparable ni insuperable, por lo que no puede ser en absoluto un Dios no necesitado. Y si el mundo entero no puede serlo, tal como ha sido creado, mucho menos sus partes podrían recibir razonablemente el nombre de dios. Me refiero a las partes que los gentiles llaman dioses, hechas de oro, plata, bronce, piedra o cualquier otro material, fabricadas además por una mano mortal. Sin embargo, por la boca del hombre la serpiente terrible envenena todavía a los que son engañados por sus burlas. Argumento vano a partir de lo espiritual Los adoradores de los ídolos contestan a la objeción que se les hace diciendo que ellos no adoran el oro, ni la plata, ni las piedras preciosas, que son realmente materiales sin vida ni sentimientos. Lo que ellos adoran es el espíritu que en los ídolos habita. Su necedad va escondida detrás de su maldad. Pues como ellos saben que lo que aparece a la vista no es nada, se refugian en su argumentación en lo que no es visible, conscientes de que no es posible argumentar a base de lo que no se ve, como ocurre con el espíritu. Están en parte de acuerdo con nosotros en el sentido de que están convencidos de que los ídolos no tienen vida ni sentimientos. Yerran, en cambio, cuando afirman que dan culto al espíritu que en los ídolos se esconde. Pero no pueden demostrar lo que dicen, es decir, que las estatuas poseen un espíritu divino, ajeno a la vista natural del hombre. Por el contrario, nosotros les presentaremos pruebas de que tales estatuas no tienen un espíritu divino, para que los amantes de la verdad, al oír la refutación de que parece que son seres animados, se aparten de esa idea propia de locos furiosos. Inutilidad de las ofrendas Si realmente los objetos de culto entre los gentiles fueran animados, se moverían por sí solos, tendrían voz, se sacudirían las telarañas que tienen encima, ahuyentarían a los que quisieran tenderles asechanzas, o robarles, capturarían fácilmente a los que hurtan las ofrendas. Pero no hacen nada de esto, sino que como condenados, -sobre todo, los más valiosos de ellos-, son custodiados por su valor material. Cuando los príncipes reclaman nuevos impuestos, son conscientes de que con ello consiguen pingües beneficios. Y un hecho comprobado por los investigadores es que a veces los mismos sacerdotes roban gran parte de las ofrendas porque están convencidos de su inutilidad. La idolatría es una locura No tienen valor los razonamientos de los que recuerdan que algunos ladrones de los santuarios fueron detenidos por la autoridad. En estos contextos ocurre lo que con los salteadores de tumbas. Unos son descubiertos, pero la mayoría escapan impunes. Lo que no cabe duda es que los que son descubiertos y detenidos no lo son por el poder de los muertos, sino por la habilidad de los funcionarios defensores de los lugares santos. Unas veces, por el mismo valor material de los robos; otras, por la custodia legal de los bienes de la sociedad. Para los ladrones, nada representan los dioses que moran en las estatuas, son más de temer las espadas y los bastones de los guardianes señalados por las leyes para su custodia. Por esta razón, añade Pedro la argumentación de que los paganos no usan un correcto razonamiento. Pues lo mismo que lloran a sus muertos, así también ofrecen sacrificios y libaciones a unos dioses que no son nada. Tampoco esto está de acuerdo con el ejemplo del César y de los poderes a él subordinados para llamarlos administradores, siendo así que vosotros representáis toda la providencia atribuida a vuestros dioses, como dije anteriormente, cuidando en todo vuestras estatuas. Pues ellas nada pueden y nada hacen. No hacen el menor gesto ante los asaltadores y ladrones. Impotencia absoluta de los ídolos La presencia incluso de guardianes es la prueba más evidente de que las estatuas de los dioses no encierran ninguna clase de espíritus o de seres vivientes. No tienen ninguna capacidad de autodefensa. No poseen el poder de gobernar el mundo que algunos atribuyen a las estrellas; no tienen capacidad para regular las lluvias que vivifican las plantas; no pueden aumentar el rendimiento de los árboles o la multiplicación de los animales; no tienen en su facultad la salud, la enfermedad o hasta la vida de las personas que les dan culto. Sus ojos no ven, sus oídos no oyen, sus manos no realizan obra alguna, sus pies no les permiten moverse de sus santuarios. En definitiva, nada hacen porque nada pueden (Hom X 24). Saludos cordiales. Gonzalo Del Cerro
Lunes, 5 de Enero 2015
Notas
Escribe Antonio Piñero
Pregunta: Para el cristianismo del siglo I, ¿el bautismo era un mero símbolo de haber creído en Jesús, o tenía alguna otra connotación, como signo de la gracia, sello de entrada en la comunidad, o incluso rito que lava en sí mismo los pecados? ¿En Hechos 16, 33 y en 1 Corintios 1, 16, podría entenderse que las familias bautizadas incluían a los niños, o el bautismo de infantes llegó con posterioridad a la época neotestamentaria? Muchas gracias. Respuesta: En realidad conocemos sobre todo el cristianismo paulino y poco el judeocristiano. A tenor de los primeros discursos de los Hechos, el bautismo “cristiano”, es decir, de los creyentes en Jesús mesías judío, es muy parecido al de Juan Bautista, del que heredan, a saber, es un signo de haber creído en el Mesías, del arrepentimiento del corazón y por tanto de que Dios ha perdonado ya los pecados, aun antes de los sacrificios refrendatorios del perdón en el Templo. Que es un rito probablemente una herencia de Jesús perece apuntarlo Jn 3,22.26). El bautismo en Pablo debe entenderse dentro del marco general de la misteriosofía helénico-paulina. Los Hechos de los apóstoles afirman en 2,41 que algunos que aceptaron la palabra de Pedro se bautizaron, y se agregaron a ellos en aquel día como unas tres mil personas. El bautismo para Pablo entra en esa cadena de la apropiación de los beneficios del evento de la cruz después de haber oído con fe/confianza la proclamación del evangelio. La secuencia de la apropiación de los beneficios de creer en el mesías y su cruz es (véase 1 Tes 1,5-6): escucha de la predicación; aceptación con fe de la proclamación; recepción del Espíritu; bautismo. Así pues, el bautismo era en muchos casos posterior a la recepción del Espíritu (Hch 10,44.47; 11,15-17); pero en ese acto se confirmaba con la recepción de nuevos dones del Espíritu, haciendo del bautizado templo del Espíritu (1 Cor 6,19). El significado del rito es dejar constancia de la eliminación del vínculo con el Pecado, del paso a ser propiedad del Mesías, quien era su señor (1 Cor 12,3) y de la recepción del sello del nuevo propietario, como reconocimiento de ese acto de cambio de propiedad. El bautismo es, pues, “en el nombre de” con el significado de cambio de dueño, y de que la vida anterior no tenía ya valor ni sentido: b[• ¿O habéis sido bautizados en el nombre de Pablo? 14 Doy gracias [a Dios] porque no bauticé a ninguno de vosotros salvo a Crispo y Gayo,15 de modo que nadie diga que habéis sido bautizados en mi nombre (1 Cor 1,13-15). • El que nos conforta con vosotros en Cristo y el que nos ungió, Dios, 22 es el que nos selló y nos da las arras del Espíritu en nuestros corazones (2 Cor 1,21-22). ]b El bautismo hace que el creyente participe de la nueva creación del Mesías que ya ha comenzado, y es ante todo un símbolo de la participación mística del creyente en la peripecia vital del Mesías: sufrimientos, muerte y resurrección: ¿Qué diremos, pues? ¿Permaneceremos en el pecado para que abunde la gracia? ¡De ningún modo! 2 Quienes hemos muerto al pecado ¿cómo seguiremos viviendo en él? 3 ¿Acaso ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? 4 Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, para que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros caminemos en una vida nueva. 5 Pues si hemos sido injertados con él en una muerte semejante a la suya, también lo seremos por una resurrección semejante (Rom 6,1-5). Es este uno de los pasajes más claros de la comprensión por parte de Pablo del bautismo como participación del creyente en la peripecia de una entidad divina que tiene una peripecia de padecimientos y muere y resucita, típica de los cultos de misterio (con las debidas precisiones en cuanto a los conceptos de muerte y resucitación). Por tanto, el bautismo sirve también como rito de incorporación al cuerpo místico de Cristo: • En efecto, todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo. 28 No hay ya judío ni griego; no hay esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, puesto que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús (Gál 3,27-28). • Pues al igual que el cuerpo es uno aunque tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, que son muchos, no son más que un solo cuerpo, así también el Mesías. 13 Y pues en un único Espíritu hemos sido todos nosotros bautizados para (constituir) un único cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres, y todos hemos bebido de un solo Espíritu (1 Cor 12,12-13). El bautismo es un acto público donde se confiesa en alta voz la fe en el Mesías. El siguiente pasaje no nombra explícitamente el bautismo, pero es casi seguro que se refiere a él: Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. 10 Pues con el corazón se cree para conseguir la justicia, y con la boca se confiesa para la salvación (Rom 10, 9-10). Sin embargo, no es concebible dentro de la misteriosofía griega --dado que los gentiles politeístas tenían poca o ninguna conciencia del pecado-- el añadido judío al sentido del bautismo, que sigue aquí los pasos de su Biblia, de Juan Bautista y de Jesús: ese acto es también un símbolo de la purificación y del perdón de los pecados, incluido dentro de la imagen del lavado por medio del agua lustral: b[No quiero, pues, que ignoréis, hermanos, que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube y que todos atravesaron el mar; 2 y todos fueron bautizados en Moisés por la nube y el mar; 3 y todos comieron el mismo alimento espiritual; 4 y todos bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que les seguía; y la roca era Cristo [...] 11 Todo esto les acontecía en figura, y fue escrito para nuestra corrección, para quienes ha salido al encuentro el final de los siglos (1 Cor 10,1-4.11). ]b En el acto del bautismo había lugar también para la exhortación moral, destinada a resaltar la fidelidad consecuente, en la vida, de la fe proclamada, como da a entender Rom 6,3 (¿Acaso ignoráis…). En Corinto, al menos, los fieles estaban convencidos de que la recepción del bautismo era como una garantía absoluta, casi mágica, para evitar la condenación eterna y conseguir la inmortalidad. Esta creencia explica la costumbre de que los vivos se bautizaran por segunda vez en sustitución de los creyentes fallecidos, pero aún no bautizados (1 Cor 15,29). Se ha propuesto recientemente (Garroway 2012) que la circuncisión espiritual preconizada y defendida por Pablo para los gentiles es el bautismo. Este rito sustituiría a la circuncisión carnal de los judíos. Pablo lo interpretó así porque de este modo solucionaba un problema centenario del judaísmo: formalmente la admisión de mujeres gentiles en el judaísmo, es decir, su transformación en prosélitas, no podía hacerse por el rito de la circuncisión. Si ese rito era sustituido por el bautismo en el nombre de Cristo quedaba el problema resuelto. La idea es muy sugerente, aunque Garroway mismo admite que no tenemos testimonios directos en las cartas paulinas para defenderla. En realidad pasa igual que con mi propuesta de que la “justificación por la fe” es la circuncisión espiritual, puesto que en ninguna parte Pablo se expresa con claridad. Los textos básicos, Pues nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu de Dios adoramos y nos gloriamos en Cristo Jesús, no confiando en la carne (Flp 3,3) Y el que, siendo físicamente incircunciso, cumple la Ley, te juzgará a ti, que con la letra y la circuncisión eres transgresor de la Ley. 28 Pues no está en lo manifiesto el ser judío, ni es circuncisión (verdadera) la manifiesta, la de la carne, 29 sino que el judío (verdadero) está en lo oculto, y la (verdadera) circuncisión es la del corazón, en espíritu y no en la letra (Rom 2,27-29), pueden ser invocados para defender cualquiera de las dos posturas, aunque el segundo no mencione el bautismo para nada. Igualmente, de los dos pasajes de obras de discípulos de Pablo, Hechos y Colosenses, el primero es una muy buena base para mantener que la recepción del Espíritu es lo primero y el bautismo viene después, mientras que el segundo y el tercero relacionan la circuncisión espiritual directamente con el bautismo. He aquí los textos: Hch 10,44-47: 44 Todavía estaba Pedro hablando de estas cosas cuando descendió el Espíritu Santo sobre todos los que escuchaban su palabra... Entonces dijo Pedro: 47 “¿Puede acaso alguien impedir que reciban el agua del bautismo estos que han recibido el Espíritu Santo como nosotros?” 48 Y mandó que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo. Hch 11,2: 15 Cuando comencé a hablar, descendió el Espíritu Santo sobre ellos lo mismo que sobre nosotros al principio. 16 Entonces me acordé de la palabra del Señor, que nos decía: «Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo». 17 Por consiguiente, si Dios les ha otorgado el mismo don que a nosotros cuando creímos en el Señor Jesucristo. Col 2,11-13: en él también fuisteis circuncidados con la circuncisión no quirúrgica, sino mediante el despojo de vuestro cuerpo mortal, por la circuncisión en Cristo. 12 Sepultados con él en el bautismo, con él también habéis resucitado por la fe en la acción de Dios, que resucitó de entre los muertos. 13 Y a vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y en vuestra carne incircuncisa, os vivificó juntamente con él y nos perdonó todos nuestros delitos. Manteniéndome, pues, en el terreno de lo hipotético defendería que mi posición tiene también su probabilidad por el siguiente argumento: cuando Pablo habla, directa o indirectamente de la circuncisión espiritual en Gál 3,2-5, menciona la recepción del Espíritu: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la Ley o por la escucha de la fe? 3 ¿Sois tan insensatos como para empezar por el espíritu y concluir ahora por la carne? 4 ¿Habéis padecido en vano tantas cosas? Ciertamente ¡en vano! 5 Así pues: el que os otorga el Espíritu y obra prodigios entre vosotros, ¿lo hace porque observáis las obras de la Ley o por la escucha de la fe? Y como sabemos que no siempre es el bautismo el momento de la recepción del Espíritu, puesto que esta recepción puede ocurrir antes y que, en segundo lugar, que la tradición cristiana habla del bautismo como sello confirmatorio de que ya se pertenece al Mesías al haberlo aceptado como tal por la fe en la proclamación del Apóstol, es decir, se pertenece ya de facto al Mesías, es también posible que para Pablo la circuncisión espiritual fuese unida a la “justificación por la fe” que es un acto de fe. Pero la cuestión sigue abierta. Y por último, para el cristianismo primitivo el bautismo era cosa de adultos. No he investigado cuando comienza históricamente el bautismo para los niños. Pero la evolución hacia hacerlo común para los infantes era muy verosímil por el retraso de la parusía de Jesús. Y segundo: si se circuncidaba a los infantes judíos para participar de los bienes de la Alianza, parecía lógico que --dado el retraso de la parusía y las peripecias de la vida-- se pensara que un niño que muriera muy pronto podría quedar sin los beneficios del evento de Cristo al faltarle el sello de su pertenencia a él. Me imagino que una mentalidad semejante es la que lleva con cierta rapidez al bautismo de los niños. Saludos cordiales Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Domingo, 4 de Enero 2015
Notas
Escribe Antonio Piñero
Pregunta: Un amigo que le gusta la cultura Egipcia me envió esta reflexión dice, mi amigo que nunca llego el pueblo de Israel a Egipto y que solo es una simple leyenda. Y el me envía este dato que se lo comparto: "La estela de Merneptah se refiere a Israel como un grupo humano residente ya en Canaán. Pero no tenemos ninguna pista, ni siquiera una sola palabra, sobre israelitas antiguos en Egipto,ni en inscripciones monumentales sobre muros de templos ni en inscripciones funerarias ni en papiros. Israel no aparece por ningún lado ni como posible enemigo de Egipto ni como amigo ni como nación esclavizada. Y, sencillamente, no hay en este país ningún hallazgo que se pueda asociar directamente a la idea de un grupo étnico extranjero diferenciado (contrapuesto a una concentración de trabajadores emigrantes procedentes de muchos lugares) que residiera en una zona concreta del este del delta, tal como sugiere la crónica bíblica al hablar de los hijos de Israel que vivían juntos en el país de Gosén (Génesis 47:27)". Respuesta: Que el éxodo y la conquista de Canaán son mitos fundacionales de Israel es muy acertado. No es histórico prácticamente nada. En todo caso reproduce una situación del siglo VII a.C. Y lo sabemos sobre todo por motivos arqueológicos, pues no hay huella alguna del éxodo no de la conquista de Canaán. Y si no me equivoco la estela de Merneptah, que es muy conocida, es del siglo VIII a.C. Sobre todo este asunto es muy esclarecedor leer la obra de Finkelstein y Silberman, La Biblia desenterrada, publicada en español por Siglo XXI, si no yerro, hacia 2003 (el libro no lo tengo en Madrid). Pregunta: Según he visto en varias fuentes y en un libro que tengo, Jesús murió el 3 de abril del año 33, pero usted creo recordar, dijo en un programa que fue el 14 de abril del año 30, lo cual me parece más lógico. Aun así me gustaría que me lo confirmase para ponerlo sin dar lugar a equívocos. Otro aspecto que me gustaría conocer y esto es muy importante es si pudo haber música en la pasión de Jesús de Nazaret, desde su entrada en Jerusalén, hasta los apóstoles tocando instrumentos de percusión en la última cena, ya que fue una cena de despedida desde mi punto de vista, o los romanos burlándose de Jesús tocaran algún tipo de flauta mientras le coronaban de espinas o llevasen instrumentos militares mientras le llevaban al calvario junto a los otros reos. Y también me gustaría saber, si Jesús pudo tener conocimientos musicales, ya que en esa época la música era creo, más fundamental que ahora, y Jesús era un sabio de aquellos tiempos, bien podría saber música. Además, el Rey David sabía música. Respuesta: La fecha de la muerte de Jesús es una cuestión sobre la que he dudado toda la vida. Ciertamente dije que la fecha más probable fue el año 30. Pero también es probable el año 33 (son los dos únicos años de los alrededores en los que astronómicamente hay luna llena = Pascua en abril. Vea, por favor, Raymond E. Brown, El nacimiento del Mesías, Editorial Cristiandad, Madrid, 1982. Pero, después de estudiar con cierta profundidad a Pablo de Tarso, pienso que con la cronología probable de Pablo encaja mejor la fecha de abril del 33. Pero todo es discutible, pues hay revisionistas que hacen oscilar la cronología de Pablo en cinco o seis años. Por tanto, en síntesis, cualquiera de las dos fechas es posible. Respecto a las otras preguntas sobre si había y se utilizaban instrumentos musicales, etc, si Jesús sabía música. Última Cena, etc.: sabemos tan absolutamente poco por las fuentes, que todo es posible. Si Usted se representa en su mente a la Antigüedad llena de música de instrumentos de viento como flauta o trompetas, y de cuerda como liras, no se equivoca en absoluto Igualmente puede responderse sobre si había o no instrumentos de percusión en las ejecuciones. Todo es posible que ocurriera en un acto o procesión militar tan solemne como ajusticiar ante el público --y para que este escarmiente-- a tres sediciosos contra el Imperio. Pero no hay fuentes para afirmarlo ni para negarlo. Pregunta: En tiempos de Jesús, qué parte del Antiguo Testamento había escrita. ¿Del Éxodo en adelante, todo desde el Génesis, o solo las escrituras y lo demás era por tradición oral? R.: Estaba escrita prácticamente toda. Incluso Daniel, Macabeos y partes tardías y griegas del Antiguo Testamento. Pero no todo era canónico por igual. En tiempos de Jesús eran canónicos con total seguridad: Pentateuco, Profetas y Salmos. Hasta bien entrado el siglo II no definen el canon los rabinos. Puede consultar: Los libros sagrados en las grandes religiones: judaísmo, cristianismo, islam, hinduismo y budismo. Los fundamentalismos, El Almendro, Córdoba, 2007, 298 pp. ISBN 978-84-8005-107-1. Editor junto con J. Peláez. Autor del capítulo “Cómo y porqué se formó el canon del Nuevo Testamento”, pp. 177-210. También está el capítulo de Julio Trebolle sobre la formación del canon del Antiguo Testamento. Puede consultar en la Biblioteca de algún Seminario cercano, un buen diccionario bíblico enciclopédico, artículo “Canon”. Como diccionario de la Biblia es recomendable el “Gran Diccionario Enciclopédico de la Biblia”, de Editorial Clie, editor general, Alfonsoo Ropero, 08232 Viladecavalls, Barcelona. 6: Me llamó la atención que se dijese que no se sabían bien quienes eran los apóstoles. Tenía entendido que eran 12, pero ahora he quedado realmente intrigado. O son los 12, pero se duda de los nombres. R.: No sabemos el contenido exacto de la lista de los Doce, porque varía entre los diversos evangelistas. Consulte el Diccionario de la Biblia. De muchos de ellos solo sabemos el nombre. Incluso hay investigadores que creen que el “colegio apostólico de 12” es una creación de la Iglesia primitiva 7: Cómo se sabe que Jesús nació en el S. X o XI a. C. y bajo el reinado de Herodes, si quizá el capítulo de los magos sea literatura y como apuntaste la matanza de Herodes también. R.: Esta pregunta es sabia y a la vez elemental. En principio solo por el testimonio de dos de los evangelistas, Lucas y Mateo. Pero por todo el conjunto de los textos que tenemos de la Antigüedad engarzados unos a otros históricamente por citas o alusiones. Así, por el conjunto de los evangelios y lo que se cuenta. Porque a finales del siglo I el Evangelio de Juan es ya una especie de comentario y corrección de la tradición que se halla en los evangelios anteriores. Porque hay papiros con el Nuevo Testamento completo de principios del siglo III. Porque hay comentarios y citas a los Evangelios de obras datables en el siglo II. Pregunta: SI EN EL FUTURO APARECIA UN PROFETA QUE LOS INVITABA A APARTARSE DE LAS LEYES DE YAHVE Y QUE LOS INCITABA A SEGUIR A UN DIOS DIFERENTE A YAHVE, NO ESCUCHEN A ESE PROFETA, (POR MAS QUE TENGA EL PODER DE HACER MILAGROS), QUE ESO NO SERIA MAS QUE UNA PRUEBA QUE EL MISMO YAHVE LES ESTABA PONIENDO: Y QUE AQUEL PROFETA DEBIA MORIR "Si se levanta en medio de ti un profeta o un soñador de sueños, y te da una señal o un prodigio, si se cumple la señal o el prodigio que él te predijo al decirte: 'Vayamos en pos de otros dioses' --que tú no conociste-- 'y sirvámoslos', no escuches las palabras de tal profeta ni de tal soñador de sueños; porque Yahvé vuestro Dios os estará probando, para saber si amáis a Yahvé vuestro Dios con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma. En pos de Yahvé vuestro Dios andaréis, y a él temeréis. Guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz. A él serviréis y a él seréis fieles. Pero tal profeta o tal soñador de sueños ha de ser muerto, porque predicó la rebelión contra Yahvé vuestro Dios que te sacó de la tierra de Egipto y te rescató de la casa de esclavitud. El trató de desviarte del camino por el que Yahvé tu Dios te mandó andar. Así eliminarás el mal de en medio de ti. (Deuteronomio 13: 1-11) Al analizar el sermón de la montaña notaremos lo ambiguo que era Jesús. Las palabras con que Jesús empezó su sermón fueron:”Dichosos los que tienen espíritu de pobres, porque de ellos es el reino de los cielos.” Es decir, de entrada Jesús dice dos cosas muy alejadas del discurso que Yahvé había dicho a través de sus profetas ya que las profecías que describían el contexto de la llegada del Mesías tenían un tono marcadamente materialista. Esas profecías incentivaban en el pueblo, el deseo de poseer riquezas materiales, ya que en pasajes como Isaías 14:1-2, Isaías 60:4-7, Isaías 60:10-12, Isaías 61:4-7, y Ezequiel 28:25-26, leemos proclamas tales como: “y la riqueza de las naciones te será traída. Traerán oro e incienso”, “Tus puertas estarán siempre abiertas; no se cerrarán de día ni de noche, para que puedan traerte las riquezas de las naciones y entren los reyes con sus comitivas. El país que no te sirva, perecerá; naciones enteras serán destruidas., “Disfrutarán de las riquezas de las naciones, y se adornarán con el esplendor de ellas”, mientras que allí, en las Escrituras hebreas, se incentiva el deseo de poseer riquezas, viene este profeta desconocido y proclama: “Dichosos los que tienen espíritu de pobres, porque de ellos es el Reino de los Cielos.” Entonces, esto es una prueba de que desde el comienzo mismo de sus intervenciones públicas, Jesús introduce figuras totalmente ajenas a la esencia del judaísmo mesiánico, ya que, así como la exaltación de la pobreza era algo ajeno a lo manifestado por Yahvé, así de extraño también era eso del “Reino de los Cielos”! ¿Qué era eso del Reino de los Cielos? En todo el compendio de libros conocidos como las Escrituras hebreas, o Antiguo Testamento cristiano, NO EXISTE NI UNA SOLA MENCION O REFERENCIA AL REINO DE LOS CIELOS. Otros ejemplos claros de cómo Jesús contravino las leyes establecidas por Yahvé los tenemos en lo referente al ojo por ojo: Ustedes han oído que se dijo: “Ojo por ojo y diente por diente.” Pero yo les digo: No resistas al que te haga algún mal; al contrario, si alguien te pega en la mejilla derecha, ofrécele también la otra. (Mateo 5: 38-39) En lo referente a los juramentos: También han oído ustedes que se dijo a los antepasados: “No dejes de cumplir lo que hayas ofrecido al Señor bajo juramento.” Pero yo les digo: simplemente, no juren. No juren por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni juren ustedes tampoco por su propia cabeza, porque no pueden hacer blanco o negro ni un solo cabello. Baste con decir claramente “sí” o “no”. Pues lo que se aparta de esto, es malo (Mateo 5: 33-37). También los tenemos en los constantes casos en que Jesús violaba la ley del sábado. Y en un pasaje de Lucas Jesús incluso llegó a declarar que la Ley había dejado de regir: La ley y los profetas llegan hasta Juan. Desde entonces se anuncia la buena noticia acerca del reino de Dios, y a todos se les hace fuerza para que entren.(Lucas 16: 16) Respuesta: Toda esta argumentación de basa en una intelección del Jesús histórico absolutamente falsa: ni quebró la Ley, ni violó el sábado, ni predicó la acumulación de riqueza, ni incitó a ir contra la Ley, ni su mensaje del reino de Dios es ajeno al Antiguo Testamento y en concreto a los profetas. Lea, por favor, el resumen del Jesús histórico que hago al principio de Jesús y las mujeres, Trotta, reed. Madrid 2014. Tiene que replantearse nítidamente su imagen de Jesús y leer los libros básicos de grandes investigadores de hoy. Por poner algunos ejemplos sencillos y accesibles y en castellano y sin citar autores que a algunos pueden parecer extremos como Maccoby (vea en el Blog los artículos de F. Bermejo sobre le Jesús histórico y los míos, que son muchísimos; utilice el buscador), G. Theissen, “Jesús histórico”. J. G. D. Dunn, G. Vermes, J. Klausner, y J. P. Meier en sus cuatro volúmenes (a veces divididos), etc. Casi me da vergüenza ponerme a citar libros básicos y elementales, con los que no estoy totalmente de acuerdo,pero que considero que se deben lleer. Y vea por favor, mi Guía para entender el Nuevo Testamento, Trotta, Madrid 2006. 568 pp. ISBN: 84-8164-832-9. 2ª edición 2007. 3ª edic. 2008. 4ª edic. 2011. Y cuando haya leído y criticado estos autores, seguimos dialogando. Saludos cordiales de Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Sábado, 3 de Enero 2015
Notas
Hoy escribe Antonio Piñero
Seguimos con lo anunciado en la postal 548 El donatismo es un movimiento de renovación eclesial, apenas herético, pero sí fuertemente separador –es decir, “cismático” (del griego schísma, “división”)-, que prosperó sobre todo en el norte de África en el siglo IV. El donatismo se rebelaba en concreto contra la concesión por parte de la Iglesia de una nueva ocasión de penitencia a los que hubieren caído en pecado grave después del bautismo, en especial en ciertas faltas, y proclamaba una dureza y un rigor extremos como condiciones necesarias de la vida cristiana. Los donatistas se denominaron a sí mismos expresamente “cátaros” (del griego katharós, “puro”), la Iglesia de los “puros”. Pero no fueron los primeros en hacerlo adelantándose a los famosos cátaros de los siglos XI al XIV, como veremos en seguida. La crisis del donatismo ha de encuadrarse –como el priscilianismo- entre los movimientos cristianos de renovación, que muestran una tendencia a mirar hacia los orígenes, buscando restaurar en el presente el rigor, la pobreza y la pureza de vida que caracterizó los primeros momentos de la cristiandad. El movimiento de Novaciano es el precedente inmediato de los donatistas, al menos en la concepción que tenían de sí mismos como “puros”. Vamos a prestar unos momentos de atención a este personaje. Novaciano era un sacerdote nacido y activo en Roma antes de la mitad del siglo III. Poco después de la primera gran persecución general anticristiana del Imperio, la emprendida por el emperador Decio (poco antes del 250), quedó vacante la sede episcopal romana. Se postularon dos candidatos: Cornelio, destacado presbítero de la diócesis, y Novaciano. Cuentan nuestras fuentes que resultó elegido el primero y que Novaciano protestó creyéndose más capacitado. Acusó a Cornelio de moral relajada. Dentro de esta disputa, Novaciano con sus seguidores constituyó un grupo intraeclesial que se denominó “Iglesia de los puros”, o de los “cátaros”, siendo así los primeros en usar este vocablo que más tarde se haría célebre. La principal preocupación de Novaciano fue manifestar que la Iglesia se corrompía al ser indulgente con los pecados graves. La Iglesia no tenía poder para perdonar lo pecados especialmente enormes, sobre todo la apostasía. La vez que la rigidez doctrinal con las malas prácticas éticas, la iglesia de los novacianistas fomentaron la práctica del ayuno y se exigió unas costumbres más ascéticas, pobres y rigurosas en general. Se trataba de volver a los orígenes. El grupo de los novacianistas tuvo cierto éxito y llegó a ser numeroso. Sus ideas rigoristas se extendieron, junto con sus escritos, desde Hispania hasta Siria, y su movimiento de restauración religiosa duró por lo menos dos siglos. El donatismo o la “crisis donatista” tuvo un origen –dentro de la política eclesiástica-- parecido al movimiento de Novaciano: disputas internas por una sede episcopal, en concreto la de Cartago, ciudad prestigiosa, hacia el 311. El enfrentamiento entre dos bandos clericales de la ciudad dio como resultado el nombramiento de dos obispos, una de moral más relajada, de nombre Ceciliano y otro muy rigorista llamado Donato. Los dos grupos se enfrentaron, y se produjo una suerte de cisma en la iglesia del norte de África con epicentro en Cartago. Las doctrinas fundamentales de Donato no eran propiamente herejía alguna, pero sí rigoristas. En lo que aquí nos interesa pueden resumirse en dos puntos: 1. No hay que contemporizar con los que en períodos de persecuciones se han apartado de la Iglesia. Para ser readmitidos necesitan una purificación especial. La Iglesia consta sólo de elementos buenos, puros, no de malos. La Iglesia es perfecta o no es Iglesia. 2. Los sacramentos, en especial el bautismo y la penitencia, administrados por miembros malos de la Iglesia no tienen valor alguno. Por ello, los donatistas exigieron un nuevo bautismo a los apóstatas si querían volver al seno de la “iglesia de los buenos”. Esta actitud cismática y rigorista iba acompañada, al igual que en el novacianismo, de una tendencia claramente ascética, amante de la pobreza y el apartamiento de lo mundano. Pero a diferencia del movimiento de Novaciano, más bien pacífico, los donatistas se mostraron belicosos y defensores de sus ideas por la fuerza, sobre todo por haber aceptado tiempo atrás dentro del grupo a unos fanáticos que la practicaban. En efecto, en época anterior a las persecuciones existían ciertos personajes que formaban grupo propio y que aceptaban denominarse circumcelliones. Estos personajes ardorosos habían sido convencidos propagandistas del martirio en defensa y confesión de la fe. Y no sólo habían engrosado la lista de mártires involuntarios, sino que impulsaban a sus miembros al martirio voluntario: provocaban osadamente a las autoridades paganas para así conseguir “la palma de la victoria”. El vocablo circumcelliones hacía alusión a las vueltas que daban en torno a las casas de los que consideraban traidores a la fe, a los que, si podían, molían a bastonazos. Los circumcelliones que habían engrosado las filas donatistas persiguieron a los fieles de la Iglesia mayoritaria y en algunos casos llegaron a asesinar a algunos. El gran éxito del donatismo se explica también por evidentes causas sociales y políticas. La Gran Iglesia estaba ya al lado del Imperio, mientras que los donatistas eran más bien la iglesia de los desarrapados, de los antirromanos, de los no constantinianos, de los que se sentían abrumados por las imposiciones fiscales romanas promulgadas desde la época de Diocleciano y cuya vida no era fácil económicamente. La iglesia donatista era, pues, la iglesia de los buenos, de los no traidores, de los pobres, de los que no habían dudado arrostrar el martirio, de los que abogaban por la eliminación práctica, aun por la fuerza, de toda corrupción. Es evidente que para ellos la Iglesia oficial estaba ya corrupta, incluso monetariamente, vendida al poder imperial. Estas características explican también la eficacia de su proselitismo entre las masas. Este grupo duró en el norte de África hasta la invasión de los vándalos en el norte de África, que supuso un gran golpe tanto para los cristianos mayoritarios como para los donatistas. El próximo día hablaremos del movimiento anticorrupción de Prisciliano. Saludos cordiales de Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Viernes, 2 de Enero 2015
Notas
Hoy escriben Miguel Font y Antonio Piñero
Aprovecho un artículo de mi amigo, columnista en el periódico “Atlántico”, Miguel Font quien se ha ocupado de resumir la clasificación de los ángeles que regirán nuestras vidas en 2015, y os transmito sus indagaciones con algunos suplementos por mi parte La clasificación de los ángeles admitida hoy, fue estudiada y establecida por un teólogo y místico bizantino en el siglo V, conocido como Pseudo Dionisio Areopagita (La jerarquía celeste) considerada hasta hoy. Tras sesudos estudios bíblicos sobre el particular, el bueno de Areopagita llega a la conclusión siguiente: Existen tres jerarquías, esferas o tríadas de ángeles, cada una de las cuales alberga tres órdenes o coros. Ocupando el lugar prominente de la escala, en la primera jerarquía, se encuentran los serafines, querubines y tronos. En la segunda las dominaciones, virtudes y potestades, mientras que en la jerarquía más baja encontramos a los principados, arcángeles y ángeles. En la primera de las jerarquías nos encontramos a los “consejeros” divinos, siendo los Serafines los de mayor nivel, encargados del trono de Dios y de cantarle continuamente sus alabanzas, encargados además de regular el movimiento de los cielos. Disponen de tres pares de alas. Le siguen en jerarquía los Querubines, guardianes de la luz y las estrellas. Disponen de dos pares de alas. Finalmente de entre los de mayor rango los Tronos, quienes solo disponen de dos alas, pero circulares e iluminadas con los colores del arco iris. Están relacionados con las acciones de los hombres, llevando un registro de esas acciones –denominadas por los judíos las “tablas celestiales” y siendo a la vez los constructores del orden universal. Su deber es el cargar el trono de Dios por el paraíso. Ya en la segunda jerarquía nos encontramos con los Dominaciones, cuya misión es la de regular los deberes de los ángeles inferiores, responsables de que el universo se mantenga en orden. Le siguen los Virtudes, cuyo deber es supervisar a los grupos de personas para comprobar qué actos de valor meritorio (“virtutes” en latín; también “prodigios” /milagros). Finalmente están los Potestades, encargados de salvaguardar la conciencia y la historia, siendo, a su vez, los encargados de la muerte y el nacimiento, así como de la distribución de poderes entre los humanos. Finalmente encabezan la tercera jerarquía los Principados, guardianes de las naciones y los países. Supervisan la política, los temas militares y el comercio. En un escalón inferior nos encontramos a los Arcángeles, quienes atienden a los esfuerzos humanos, siendo líderes administrativos de los seres celestiales, contando entre los más conocidos con Miguel, encargado de entrenar a las tropas celestiales, vencedor del maligno, el ex querubín Lucifer (jamás se llamó así hasta el siglo IV d.C. por la exégesis conjunto de dos pasajes bíblicos; véase Isaías 14, 12-15: “12 ¡Cómo has caído de los cielos, Lucero, hijo de la Aurora! (= ¡Lucifer!) ¡Has sido abatido a tierra, dominador de naciones! 13 Tú que habías dicho en tu corazón: «Al cielo voy a subir, por encima de las estrellas de Dios alzaré mi trono, y me sentaré en el Monte de la Reunión, en el extremo norte. 14 Subiré a las alturas del nublado, me asemejaré al Altísimo. 15 ¡Ya!: al seol has sido precipitado, a lo más hondo del pozo.»” (referido al orgullo del emperador asirio y contrástese con la visión de Jesús de Lucas 10,18: “Y El les dijo (a los setenta y dos discípulos retornados de la misión a todo Israel : “Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo”, conocido más comúnmente como Satán /Satanás. Rafael, otro de los conocidos, es el encargado de las sanaciones/curaciones de los humanos, mientras Gabriel, también un jefe militar = “El fuerte de Dios”, es el mensajero divino, tanto para judíos como para cristianos y musulmanes, pues le dijo a Abrahán, aquello de “Detente Abrahán non mates a tu hijo ()”, a María lo de la maternidad sin espermatozoide humano, y finalmente le dictó el Corán a Mahoma. Ya en el último escalón de la jerarquía, están con los ángeles a secas, los más conocidos (la clase normal de tropa angélica), los directamente relacionados con los hombres, a quienes se asigna uno por cabeza, el ángel de la guarda, que cuidan también de las naciones en especial de Israel. Algunos de ellos están tan cerca de los hombres que en otros tiempos, como dice el Génesis a quienes denomina “hijos de Dios” (restos de dioses secundarios del panteón cananeo degradados a ángeles por los hebreos): Cuando la humanidad comenzó a multiplicarse sobre la haz de la tierra y les nacieron hijas, 2 vieron los hijos de Dios que las hijas de los hombres les venían bien, y tomaron por mujeres a las que preferían de entre todas ellas 4 Los nefilim (= los gigantes, ángeles “caídos” –naphal en hebreo-- existían en la tierra por aquel entonces, cuando los hijos de Dios se unían a las hijas de los hombres y ellas les daban hijos, los gigantes: estos fueron los héroes de la antigüedad, hombres famosos. Como ven muy interesante. Saludos de Miguel Font y Antonio Piñero
Jueves, 1 de Enero 2015
Notas
Hoy escribe Antonio Piñero
En la última entrega de este miniserie hice una cita del l Prof. Dr. Ramón Teja, en su artículo “El oro de Cirilo de Alejandría: compra de voluntades y sobornos en el Concilio Ecuménico de Éfeso I (431)” 327-337, publicado en la obra, G. Bravo - R. González Salinero (eds.), LA CORRUPCIÓN EN EL MUNDO ROMANO, Editorial Signifer, Madrid 2008. Y dije que iba a poner unos ejemplos sobre la corrupción eclesiástica. Son tres: 1: Las comidas con las autoridades 2: Los inicios del negocio de las reliquias. Empiezo con el número 1 y utilizo el material del Dr. Teja. Retomo la cita repitiendo algo de lo que ya cité para tomar bien el hilo: “Si ya resulta difícil y arriesgado establecer comparaciones entre países actuales sobre la valoración social de la corrupción, mucho más lo es, con el riesgo de caer en anacronismos groseros, trasladar nuestros hábitos y esquemas de valores a otras épocas históricas. Es una constatación evidente que la política en el Mundo Romano se basaba en formas de actuación que con nuestros esquemas de moral pública actual podríamos calificar sin ninguna duda como «corrupción». La venta de cargos, el nepotismo, el clientelismo, los favoritismos de todo tipo, etc., estaban profundamente arraigados en la praxis y las mentalidades colectivas de la época. “Quizá la cuestión radica en saber hasta qué punto estas prácticas eran compatibles y desembocaron o no en una «privatización» del poder del Estado y luego de la Iglesia que con el tiempo, y con su asentamiento definitivo en el mundo grecorromano a partir del siglo IV se convierte, también y no solo, en otra estructura de poder. Nos vamos a limitar a plantear el tema/hipótesis de trabajo de que las formas de corrupción imperantes en el Imperio fueron aceptadas sin escrúpulos y, a veces, ampliamente superadas por los poderes eclesiásticos. Lo cual no debe extrañar. La Iglesia es una institución que surge en el Imperio Romano, se desarrolla y consolida durante el Imperio adaptándose a las mentalidades y formas de ejercicio del poder dominantes en la sociedad del momento. El ejemplo nº 1, el contacto / banquetes con las autoridades para conseguir bienes para la Iglesia, o al revés, de las autoridades para conseguir algo que la Iglesia de otro modo no hubiera dado merece ser comentado con palabras del mismo Prof. Teja, porque la mentalidad es en ciertos aspectos muy parecida a la de ahora, y en otros hemos avanzado algo, quizás en que ya las cosas se hacen con mayor disimulo: “En la sociedad romana ser admitido a la presencia de un poderoso significaba mucho más de lo que seguramente representa para nosotros. El acceso era acordado previamente, tras oportuna y meditada reflexión, pues implicaba escuchar al que accedía, condescender eventualmente a sus peticiones, prometer favores y, por lo tanto, concederle algún elemento de poder. Y la forma más apreciada era poder sentarse a la mesa con el poderoso. Ello suponía una especial atención para el privilegiado, porque no se hacía de una forma discreta y todos sabían lo que esto significaba. Un privilegio como éste era tan ambicionado que el poderoso senador del siglo IV Petronio Probo se vanagloriaba en su epitafio de «que disfrutó de la distinción de sentarse a la mesa con el emperador, conversando con él y con sus amigos» (CIL VI, 1756, lín. 11 E; cónsul en el 371, murió después del 388). “En este contexto se puede explicar el significado de un pasaje de Eusebio de Cesarea en la Vita Constantini en que describe el banquete que Constantino ofreció a todos los obispos presentes en el Concilio de Nicea: “Por el mismo tiempo se cumplió el vigésimo aniversario de su subida al Imperio. Mientras que en las restantes regiones se llevaban a cabo celebraciones públicas, el emperador en persona tuvo la iniciativa de organizar un banquete en homenaje de los ministros de Dios, y el hecho de comportarse como un comensal más con los que había hecho las paces, era como si rindiera, a través de ellos, este adecuado sacrificio. Y no faltó ningún obispo al festín imperial. “El evento resultó de una grandiosidad superior a cualquiera intento de descripción: doríforos, hoplitas con las hojas de sus espadas desenvainadas, en círculo, velaban en guardia los accesos al palacio, por en medio de ellos, pasaban libres del temor los hombres de Dios, y se internaban en lo más íntimo de la mansión. Después, mientras algunos se acostaban junto a él, otros se recostaron en los lechos de madera, instalados a ambos costados. Uno podría imaginarse que se estaba representando una imagen del reino de Cristo y que lo que estaba ocurriendo «un sueño era, que no la realidad» (Odis., XIX, 547). Tras concluir de modo tan brillante el festín, todavía el emperador recibió a los presentes entre corteses saludos honrando con magnanimidad a cada uno con sus dádivas personales, según su rango (Vita Const., 3, 15). No sorprende que después todos los obispos asintiesen a las fórmulas dogmáticas patrocinadas por el Emperador” Segundo ejemplo: en el 326 o a inicios del 327, Constantino envió a su madre, Elena, a las provincias de Oriente. Elena, según Eusebio, tenía solo una finalidad piadosa: viajar a Tierra Santa para conocerla y agradecer a Dios el don de haberle concedido su hijo Constantino. Pero la verdadera finalidad, como señala la historiadora Pepa Castillo, en su obra fue con el fin de conseguir la fidelidad de los cristianos, y sobre todo de sus obispos, a la causa del Emperador en Oriente, a saber afianzar allí su poder y conseguir finalmente ser el único augusto/emperador en las dos partes del Imperio. Y la manera era repartir abundantes dones que los obispos aceptaban muy gustosos. En concreto sobre Jerusalén estamos bien informados. Cuenta la tradición que fue a Elena a la que se le ocurrió la idea de construir una basílica encima de la gruta en recuerdo de la natividad del Salvador, pues desde mediados del siglo II se decía que Jesús había nacido en una gruta cercana a Belén, donde había además un pesebre. Sin embargo, lo más probable es que la primera idea fuera del obispo de Jerusalén y que santa Elena se encontrarse con los trabajos ya iniciados. Para ganarse la voluntad del obispo Macario, aportó cuantiosos medios económicos de modo que la obra siguió adelante. Parece que hacia el 327, y bajo la supervisión del obispo, los trabajos iban ya de tal modo que en el 333, con los nuevos dineros de Elena la estaba la basílica concluida. Del obispo Macario se cuenta que fue el “inventor” de la reliquia, muy prestigiada, del Lignum Crucis. En las excavaciones ordenadas por santa Elena en el Gólgota se hallaron tres cruces (la de Jesús y sus dos “acompañantes”, muy probablemente seguidores suyos, no pacíficos, sino armados contra el Imperio). La cuestión era saber cuál era la de Cristo. Macario tomó las tres cruces y las acercó al lecho de una noble dama moribunda y e hicieron que su cuerpo rozara las tres cruces. Solo una de ellas hizo que la dama sanara al instante. También se dice que se hallaron los tres clavos que habían sujetado a Jesús en la cruz. Lo cierto es que, a partir de estos hallazgos, el comercio con estas reliquias fue tremendamente exitoso. Macario y luego su sucesor, Cirilo de Jerusalén, hicieron de su diócesis una de las más ricas de Oriente. El gran negocio de las reliquias había comenzado de una manera oficial. En la época de Constantino y hasta bien entrado el siglo V encontramos un par de movimientos en la comunidad cristiana que optan decididamente por una iglesia de los pobres y de los puros, lo cual es un indicio absolutamente claro de que entre la masa de los cristianos se percibían síntomas de corrupción económica. Estos grupos son, por orden cronológico, el de los donatistas y los priscilianistas. Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Miércoles, 31 de Diciembre 2014
Notas
Hoy escribe Antonio Piñero
Pregunta: ¿ Como es posible que Hechos de los Apóstol, se hallan equivocado del lugar donde esta enterrado al patriarca Abraham? Respuesta: El autor de Hechos es como un hombre cualquiera, falible. La teoría tradicional es que Dios utiliza canales humanos, y por tanto sujetos a errores para su revelación. Por tanto, es poco sano partir de la idea de la infalibilidad de la Biblia, aun dentro de la creencia. Segundo: Prácticamente todas las noticias sobre Abrahán son legendarias. No se sabe dónde está su tumba. Así que en rigor Usted no puede decir que el autor de Hechos se ha equivocado. Tercero: las fuentes de información de Hechos no siempre sin fiables. La discusión crítica al respecto es interminable. Pero los historiadores del cristianismo independientes suelen analizar Lucas/Hechos caso por caso y se le concede o no credibilidad. Pregunta: A ver si me da una mano con una duda que manejo de hace muchas años. En la iconografía mariana en el arte Copto Ortodoxo aparece junto a su imagen el nombre, en caracteres griegos, MP cuya transliteración latina sería MR . Basado en un tecnicismo de la egiptología para la pronunciación jeroglífica del antiguo Egipto, origen del copto, por su ausencia de vocales lo más propio sería, fonéticamente \"M(e)R\" y no M(a)R(ia). . . peeeero, resulta que la traducción correcta de ese término ( M(e)R ) es ( cáigase de espaldas) AMOR ( !!!!!) que creo sería la perfecta etimología para el nombre de la madre orgánica de Jesús y no las casi 70 absurdas bases etimológicas que brindan para su nombre que incluyen hasta . . . \" Estrella de Mar\" ( ??!!) Respuesta: Hay numerosos estudios al respecto que no tengo a mano ahora, aparte de que la cuestión me queda un poco de lado. Pero para responderle me he entretenido en buscar en Internet con sentido crítico: Según la “Enciclopedia Católica”: “La etimología del nombre Miriam (MRYM) es extremadamente dudosa” y ha tomado desde el significado de “rebelión” [tras las acciones de Miriam, la hermana de Moisés y Aarón en el antiguo testamento], hasta el de “obesa” (lo equivalente a “bella” en esos tiempos). También hay quienes consideran la influencia egipcia en el significado “amada del Señor” (“Mari-Yam”). Pero, lo más probable, y el significado más apoyado por los Padres de la Iglesia es el significado arameo y hebreo de “Miriam” or “Mariam”: “Señora” o “Soberana”, significado que los egipcios conocían en forma masculina e incluyeron en papiros (según se explica al final de esta fuente). La Wikipedia alemana le ofrece lo siguiente: Neben der Herleitung zu Miriam (umstritten, wahrscheinlich von ägyptisch mry „geliebt“) ist auch die zum hebräischen Stamm מרא MRA, „mästen“ (vergleiche den Begriff מריא MRIA, „Mastvieh, -kälber“ in 2 Sam 6,13 EU, 1 Kön 1,19-25 EU, Am 5,22 EU Jes 1,11 EU, Ez 39,18 EU und andere) denkbar. Maria würde demnach „die Wohlgenährte“ bedeuten. Traducción propia: Además del paso a Miriam (controvertida, probablemente de mry egipcio "amado") es también posible la raíz hebrea מרא ARM "engordar" (“ganado de engorde”: terneros" en 2 Sam 6,13 1 Reyes 1,19-25 , Amós 5,22 Isaías 1,11 , Ezequiel 39,18 y otros pasajes: Maria por lo tanto significaría "la bien alimentada". Y en el ámbito inglés: (ofrezco a continuación una horrible traducción automática) Usual English form of Maria, which was the Latin form of the New Testament Greek names Μαριαμ (Mariam) and Μαρια (Maria)- the spellings are interchangeable - which were from the Hebrew name מִרְיָם (Miryam). The meaning is not known for certain, but there are several theories including "sea of bitterness", "rebelliousness", and "wished for child". However it was most likely originally an Egyptian name, perhaps derived in part from mry "beloved" or mr "love". Mary is a feminine given name, the English form of the name Maria, which was in turn a Latin form of the Greek names Μαριαμ, or Mariam, and Μαρια, orMaria, found in the New Testament. Both New Testament names were forms of the Hebrew name מִרְיָם or Miryam.[1] The usual meaning given by various sources for the name is the Hebrew מרר m-r-r meaning "bitterness" (cf. myrrh). Other meanings suggested include "rebelliousness" (מרי m-r-y), or "wished-for child" or "Our Lady" (ש"ע מריה Sha Mrih) or "beloved lady", referring to the Christian reverence for the Virgin Mary. The Web site Behind the Name notes that the name could also be a name of Egyptian origin, perhaps from the word elements mry, meaning "beloved" ormr, meaning "love".[1] However, surviving Greek papyrus from ancient only attests the Christian usage of this name, as opposed to Jewish, only from the middle of the third century AD onwards.[2] The Hebrew form of her name is miryam denoting in the Old Testament only the sister of Moses. In 1 Chronicles 4:17, the Massoretic text applies the same name to a son of Jalon, but, as the Septuagint version transcribes this name as Maron, we must infer that the orthography of the Hebrew text has been altered by the transcribers. The same version renders miryam by Marian, a form analogous to the Syriac and Aramaic word Maryam. In the New Testament the name of the Virgin Mary is always Mariam, excepting in the Vatican Codex and the Codex Bezaefollowed by a few critics who read Maria in Luke 2:19. Possibly the Evangelists kept the archaic form of the name for the Blessed Virgin, so as to distinguish her from the other women who bore the same name. The Vulgaterenders the name by Maria, both in the Old Testament and the New; Josephus (Ant. Jud., II, ix, 4) changes the name to Mariamme. It is antecedently probable that God should have chosen for Mary a name suitable to her high dignity. What has been said about the form of the name Mary shows that for its meaning we must investigate the meaning of theHebrew form miryam. Bardenhewer has published a most satisfactory monograph on the subject, in which he explains and discusses about seventy different meanings of the name miryam (Der Name Maria. Geschichte der Deutung desselben. Freiburg, 1895); we shall be able to give only an outline of his work. Fr. von Hummelauer (in Exod. et Levit., Paris, 1897, p. 161) mentions the possibility that miryam may be of Egyptian origin. Moses,Aaron, and their sister were born in Egypt; the name Aaron cannot be explained from the Hebrew; the daughter of Pharaoh imposed the name Moses on the child she had saved from the waters of the Nile; hence it is possible that their sister's name Mary was also of Egyptian origin. This seems to become even probable if we consider the fact that the name Mary was not borne by any woman in the Old Testament excepting the sister of Moses. But the question why was not the name Mary more common in the Old Testament, if it was of Hebrew origin, is answered by another question, why was the name Mary chosen by the parents of Our Blessed Lady and by a number of others mentioned in the New Testament, if the word was Egyptian? Though the meaning of Mary as derived from the Egyptian Mery, Meryt (cherished, beloved), is most suitable for an only daughter, such a derivation is only possible, or at best barely probable. Most interpreters derive the name Mary from the Hebrew, considering it either as a compound word or as a simple. Miryam has been regarded as composed as a noun and a pronominal suffix, or of a noun and an adjective, or again of two nouns. Gesenius was the first to consider miryam as a compound of the noun meri and the pronominal suffix am; this word actually occurs in II Esd., ix, 17, meaning "their rebellion". But such an expression is not a suitable name for a young girl. Gesenius himself abandoned this explanation, but it wasadopted by some of his followers, e.g. by J. Grimm (Das Leben Jesu; sec. edit., I, 414-431, Regensburg, 1890) and Schanz (Comment. uber d. Ev. d. hl. Matthäus, p. 78, Freiburg, 1879). One of the meanings assigned to the name Mary in Martianay's edition of St. Jerome's works (S. Hier. opp., t. II, Parisiis, 1699, 2°, cols. 109-170, 181-246, 245-270) is pikra thalassa, bitter sea. Owing to the corrupt condition in which St. Jerome found the "Onomastica" of Philo and of Origen, which he in a way re-edited, it is hard to say whether the interpretation "bitter sea" is really due to either of these two authorities; at any rate, it is based on the assumption that the name miryam is composed of the Hebrew words mar (bitter) and yam (sea). Since in Hebrew the adjective follows its substantive, the compound of the two words ought to read yam mar; and even if the inverse order of words be admitted as possible, we have at best maryam, not miryam. Those who consider miryam as a compound word usually explain it as consisting of two nouns: mor and yam (myrrh of the sea); mari (cf. Daniel 4:16) and yam (mistress of the sea); mar (cf. Isaiah 40:15) and yam (drop of the sea). But these and all similar derivations of the name Mary are philogically inadmissible, and of little use to the theologian. This is notably trueof the explanation photizousa autous, enlightening them, whether it be based on the identification of miryam withme'iram (part. Hiphil of 'or with pronominal suffix of 3 plur.), or with mar'am (part. Hiphil of ra'ah with pron. suffix of 3 plur.), or again with mar'eya (part. Hiphil of raah with Aramaic fem. termination ya; cf. Knabenbauer, Evang. sec. Matt., pars prior, Parisiis, 1892, p. 43). Here a word has to be added concerning the explanation stella maris, star of the sea. It is more popular than any other interpretation of the name Mary, and is dated back to St. Jerome (De nomin. hebraic., de Exod., de Matth., P.L., XXIII, col, 789, 842). But the great Doctor of the Church knew Hebrew too well to translate the first syllable of the name miryam by star; in Isaiah 40:15, he renders the word mar by stilla (drop), not stella (star). ABamberg manuscript dating from the end of the ninth century reads stilla maris instead of stella maris. Since Varro, Quintillian, and Aulus Gelliius testify that the Latin peasantry often substituted an e for an i, reading veafor via, vella for villa, speca for spica, etc., the substitution of maris stella for maris stilla is easily explained. Neither an appeal to the Egyptian Minur-juma (cf. Zeitschr. f. kathol. Theol., IV, 1880, p. 389) nor the suggestion that St. Jerome may have regarded miryam as a contracted form of me'or yam (cf. Schegg, Jacobus der Bruder des Herrn, Munchen, 1882, p. 56 Anm.) will account for his supposed interpretation stella maris (star of the sea) instead of stilla maris (a drop of the sea). It was Hiller (Onomasticum sacrum, Tübingen, 1706, pp. 170, 173, 876) who first gave a philological explanation of miryam as a simple word. The termination am is according to this writer a mere formative affix intensifying or amplifying the meaning of the noun. But practically miryam had been considered as a simple noun long beforeHiller. Philo (De somn., II, 20; ed. Mangey, II, 677) is said to have explained the word as meaning elpis (hope), deriving the word either from ra'ah (to see, to expect?) or from morash (hope); but as Philo can hardly have seriously believed in such a hazardous derivation, he probably presented Mary the sister of Moses as a meresymbol of hope without maintaining that her very name meant hope. In Rabbinic literature miryam is explained as meaning merum (bitterness; cf. J. Levy, Neuhebraisches und chaldaisches Wörterbuch uber die Talmudim und Midraschim, Leipzig, 1876-89, s.v. merum); but such a meaning of the word is historically improbable, and the derivation of miryam from marar grammatically inadmissible. Other meanings assigned to miryam viewed as a simple word are: bitter one, great sorrow (from marar or marah; cf. Simonis, Onomasticum Veteris Testamenti, Halae Magdeburgicae, 1741, p. 360; Onom. Novi Test., ibid., 1762, p. 106); rebellion (from meri; cf. Gesenius, Thesaur. philol. critic. ling. hebr. et chald. Beter. Testamenti, edit. altera, Lipsiae, 1835-38, II, p. 819b); healed one (cf. Schäfer, Die Gottesmutter in der hl. Schrift, Münster, 1887, pp. 135-144); fat one, well nourished one(from mara; cf. Schegg, Evangelium nach Matthäus, Bd. I, München, 1856, p. 419; id., Jacobus der Bruder des Herrn, München, 1882, p. 56; Furst, Hebr. und chald. Hanwörterb. über d. alte Test., Leipzig, 1857-1861, s.v.miryam); mistress (from mari; cf. v. Haneberg, Geschichte d. biblisch. Offenbarung, 4th edit., Regensburg, 1876, p. 604); strong one, ruling one (from marah; cf. Bisping, Erklärung d. Evang. nach Matth., Münster, 1867, p. 42); gracious or charming one (from ra'am which word does not have this meaning in the Old Testament; cf. v.Haneberg, 1, c.); myrrh (from mor, though it does not appear how this word can be identified with miryam; cf. Knabenbauer, Evang. sec. Matth., pars prior, Parisiis, 1892, p. 44); exalted one (from rum; cf. Caninius, De locis S. Scripturae hebraicis comment., Antverpiae, 1600, pp. 63-64). In 1906 Zorrell advanced another explanation of the name Mary, based on its derivation from the Egyptian meror mar, to love, and the Hebrew Divine name Yam or Yahweh (Zeitschrift für katholische Theologie, 1906, pp. 356 sqq.). Thus explained the name denotes "one loving Yahweh" or "one beloved by Yahweh". We have already pointed out the difficulty implied in an Egyptian origin of the name Mary. Probably it is safer to adhere toBardenhewer's conclusions (l. c., pp. 154 sq.): Mariam and Maria are the later forms of the Hebrew miryam;miryam is not a compound word consisting of two nouns, or a noun and an adjective, or a noun and a pronominal suffix, but it is a simple though derivative noun; the noun is not formed by means of a prefix (m), but by the addition of a suffix (am). Presupposing these principles, the name miryam may be derived either from marah, to be rebellious, or from mara, to be well nourished. Etymology does not decide which of these derivations is to be preferred; but it is hardly probable that the name of a young girl should be connected with the idea of rebellion, while Orientals consider the idea of being well nourished as synonymous with beauty and bodily perfection, so that they would be apt to give their daughters a name derived from mara Mary means therefore The beautiful orThe perfect one. Como le dije, busque por favor un traductor en línea que le ayude. Aquí le ofrezco una (horrible) traducción automática, si es que puede llamarse traducción. Generalmente forma inglesa de María, que era la forma latina del griego del nuevo testamento los nombres Μαριαμ (Mariam) y Μαρια (Maria) - los deletreos son intercambiables - que provenían del nombre hebreo מִרְיָם (Miryam). El significado no se conoce con certeza, pero hay varias teorías, incluyendo "mar de amargura", "rebeldía" y "deseado por el niño". Sin embargo probablemente era originalmente un nombre egipcio, tal vez derivado en parte de mry "querido" o "amor". María es un nombre femenino, la forma inglesa del nombre Maria, que a su vez era una forma latina de la griega orMaria nombres Μαριαμ, o Μαρια y Mariam, encontrado en el nuevo testamento. Ambos nombres Nuevo Testamento eran las formas del nombre hebreo מִרְיָם o Miryam.[1] el significado habitual dado por diversas fuentes para el nombre es el hebreo מרר m-r-r significa "amargura" (cf. Mirra). Otros significados sugeridos incluyen "rebeldía" (מרי m-r-y), o "deseado por el niño" o "Nuestra señora" (ש "ע מריה Sha Mrih) o"amada Señora", refiriéndose al Cristo... a) Hebreo forma de su nombre es miryam denotando en el Antiguo Testamento sólo la hermana de Moisés. En 1 Crónicas 04:17 , el Masorético texto se aplica el mismo nombre a un hijo de Jalon, pero, como la Versión de los Setenta transcribe este nombre como Maron, debemos inferir que la ortografía de la Hebreo texto ha sido alterado por los transcriptores. La misma versión hace miryam por Marian, una forma análoga a la Siríaco y la palabra aramea Maryam. En el Nuevo Testamento el nombre de la Virgen María es siempre Mariam, excepto en el Vaticano Codex y la Códice de Beza seguido por unos pocos críticos que leer Maria en Lucas 02:19 . Posiblemente el Evangelistas mantenido la forma arcaica del nombre para el Santísima Virgen, con el fin de distinguirla de la otra mujeres que llevaba el mismo nombre. La Vulgata vierte el nombre por Maria, tanto en el Antiguo Testamento y el Nuevo; Josefo (Ant. Jud., II, IX, 4) cambia el nombre por el de Mariamme. Es probable que antecedently Dios debería haber elegido para María un nombre adecuado a su alta dignidad. Lo que se ha dicho acerca de la forma del nombre María muestra que por su significado debemos investigar el significado del hebreo forma miryam. Bardenhewer ha publicado una más satisfactorio monografía sobre el tema, en el que explica y discute alrededor de setenta diferentes significados del nombre miryam (Nombre Der Maria. Der Geschichte Deutung desselben. Freiburg, 1895); hemos de ser capaces de dar sólo un resumen de su trabajo. Padre Hummelauer (en Ex. Levit et., París, 1897, p. 161) menciona la posibilidad de que miryam pueden ser de Egipcio origen. Moisés, Aarón y su hermana nacieron en Egipto ; el nombre Aaron no se puede explicar a partir de la Hebreo; la hija de Faraón impuesto el nombre Moisés en el niño que tenía salvado de las aguas del Nilo; por lo tanto, es posible que el nombre de su hermana María fue también de Egipcio origen. Esto parece ser aún probable si tenemos en cuenta el hecho de que el nombre María no fue soportado por cualquier mujer en el Antiguo Testamento a excepción de la hermana de Moisés. Pero la pregunta de por qué no era el nombre María más común en el Antiguo Testamento , si era de Hebreo origen, se contesta con otra pregunta, ¿por qué fue el nombre María elegido por el padres de Nuestra Señora y por un número de otros mencionados en el Nuevo Testamento , si la palabra era Egipcia ? Aunque el significado de María como se deriva de la Egipcio Mery, Meryt (Acariciado, amado), es la más adecuada para una hija única, tal derivación sólo es posible, o en el mejor de apenas probable. La mayoría de los intérpretes derivan el nombre María desde Hebreo, teniendo en cuenta que ya sea como una palabra compuesta o como simple. Miryam ha sido considerado como un compuesto como un sustantivo y un sufijo pronominal, o de un sustantivo y un adjetivo, o también de dos sustantivos. Gesenius fue el primero en considerar miryam como un compuesto del sustantivo meri y el sufijo pronominal am; esta palabra que realmente ocurre en la Segunda Esd., Ix, 17, que significa "la rebelión". Pero tal expresión no es un nombre apropiado para una chica joven. Gesenius mismo abandonado esta explicación, pero wasadopted por algunos de sus seguidores, por ejemplo por J. Grimm (Das Leben Jesu; seg. edit., I, 414-431, Ratisbona, 1890) y Schanz (Comentario. uber d. Ev. d. hl. Matthäus, p. 78, Freiburg, 1879). Uno de los significados asignados al nombre María en Martianay de edición de San Jerónimo de obras (S. Hier. del opp., t. II, Parisiis, 1699, 2 °, cols. 109-170, 181-246, 245-270) es pikra Thalassa, mar amarga. Debido a los corruptos condición en la que San Jerónimo encontrado el "Onomastica" de Philo y de Orígenes , que de una manera re-editado, es difícil decir si la interpretación "mar amarga" se debe realmente a cualquiera de estos dos autoridades; en cualquier caso, que se basa en la asunción que el nombre miryam se compone de la Hebreo palabras mar (Amargo) y batata (Mar). Dado que en la Hebreo el adjetivo sigue a su sustantivo, el compuesto de las dos palabras debe leer ñame mar; e incluso si el orden inverso de palabras admitirse como sea posible, tenemos que en el mejor de Maryam, no miryam. Los que se consideran miryam como una palabra compuesta generalmente explicarlo como un conjunto de dos sustantivos: mor y batata (Mirra del mar); mari (Cf. Daniel 04:16 ) y batata (Dueña del mar); mar (Cf. Isaías 40:15 ) y batata (Caída del mar). Pero estas y todas las derivaciones similares del nombre María son philogically inadmisible, y de poca utilidad para el teólogo . Esto es especialmente verdadera de la explicación photizousa autous,iluminándolos, si se basa en la identificación de miryam conme'iram (Parte. Hifil de 'O con sufijo pronominal de 3 plur.), o con mar'am (Parte. Hifil de ra'ah con pron. sufijo de 3 plur.), o de nuevo con mar'eya (Parte. Hifil de raah con fem arameo. terminación ya; cf. Knabenbauer, Evang. seg. Mat., Pars antes, Parisiis, 1892, p. 43). Aquí una palabra tiene que ser añadido en relación con la explicación stella maris, estrella del mar. Es más popular que cualquier otra interpretación del nombre María, y es fechado de nuevo a San Jerónimo (De Nomin. Hebraico., De Ex., De Matth., PL, XXIII, col, 789, 842). Pero la gran Doctor de la Iglesia Sabía Hebreo demasiado bien para traducir la primera sílaba del nombre miryam por la estrella; en Isaías 40:15 , que hace que la palabra mar por stilla (Gota), no stella (Estrella). ABamberg manuscrito citas desde finales del siglo IX lee stilla maris en lugar de maris stella. Desde Varrón, Quintiliano, y Aulo Gelliius testimonio de que la Latín campesinado menudo sustituido una dirección para un i, la lectura Vea por a través de, vella para villa, SPECA para spica, etc., la sustitución de maris stella para maris stilla es fácil de explicar. Ni un apelación al Egipcio Minur-juma (cf. Zeitschr. f. Kathol. Theol., IV, 1880, p. 389) ni la sugerencia de que San Jerónimo puede haber considerado miryam como un contratada forma de ñame Me'or (Cf. Schegg, Jacobus Bruder der des Herrn, Munich, 1882, p. 56 Anm.) voluntad cuenta por su supuesta interpretación stella maris (Estrella de mar) en lugar de stilla maris (Una gota de mar). Era Hiller (Sacro Onomasticum, Tübingen, 1706, pp. 170, 173, 876), quien primero dio una explicación filológica de miryam como una simple palabra. La terminación soy es según este escritor un mero formativa afijo intensificar o ampliar el significado del sustantivo. Pero en la práctica miryam había sido considerado como un largo beforeHiller sencilla sustantivo. Philo . (De somn, II, 20; ed. Mangey, II, 677) se dice que ha explicado la palabra en el sentido de elpis (Esperanza), que se deriva de la palabra, ya sea desde ra'ah (Ver, a esperar?) O de Morash (Esperanza); sino como Philo difícilmente puede tener graves creído en tal derivación peligrosos, probablemente presentó María la hermana de Moisés como un meresymbol de esperanza sin mantener que su propio nombre significaba la esperanza. En Rabínico literatura miryam se explica en el sentido de merum (Amargura; cf. J. Levy, Neuhebraisches und chaldaisches Wörterbuch Über die Talmudim und Midraschim, Leipzig, 1876-1889, sv merum); pero un significado de la palabra tal es históricamente improbable, y la derivación de miryam desde marar gramaticalmente inadmisible. Otros significados asignados a miryam visto como una simple palabra son: uno amargo, gran dolor (De marar o marah; cf. Simonis, Onomasticum Veteris Testamenti, Halae Magdeburgicae, 1741, p. 360; Onom. Novi Test., Ibid., 1762, p. 106); rebelión (De meri; cf. Gesenius, Thesaur. Philol. crítico. ling. Hebr. et chald. Beter. Testamenti, editar. altera, Lipsiae, 1835-1838, II, p. 819b); uno sanado (Cf. Schäfer, Die Gottesmutter in der hl. Schrift, Münster, 1887, pp 135-144).; una grasa, una bien nutrida (de mara; cf. Schegg, Evangelium nach Matthäus, Bd. I, München, 1856, p. 419; id., Jacobus Bruder der des Herrn, München, 1882, p. 56; Furst, Hebr. chald und. Hanwörterb. über d. Prueba alte, Leipzig, 1857-1861, miryam sv).; amante (De mari; cf. v. Haneberg, Geschichte d. biblisch. Offenbarung, cuarta edición., Regensburg , 1876, p. 604); fuerte, un gobernante (De marah; cf. Bisping, Erklärung d. Evang. nach Matth., Münster, 1867, p. 42); uno lleno de gracia o encanto (De Raam que la palabra no tiene este significado en el Antiguo Testamento ; cf. v.Haneberg, 1, c).; mirra (De mor, aunque no aparece cómo esta palabra puede ser identificado con miryam; cf. Knabenbauer, Evang. seg. Matth., Pars antes, Parisiis, 1892, p. 44); exaltado (De ron; cf. Caninio, De locis comentario S. Scripturae hebraicis., Antverpiae, 1600, pp. 63-64). En 1906 Zorrell avanzó otra explicación del nombre María, sobre la base de su derivación de la Egipcio mer o mar, a el amor , y la Hebreo Nombre Divino Batata o Yahweh (Zeitschrift für Theologie katholische, 1906, pp. 356 y ss.). Así explica el nombre denota "una amoroso Yahweh "o" un querido por Yahvé ". Ya hemos señalado la dificultad implícita en un Egipcio origen del nombre María. Probablemente es más seguro para adherirse toBardenhewer de conclusiones (. lc, pp 154 ss.): Mariam y Maria son los más tarde formas de los Hebreo miryam; miryam No es una palabra compuesta que consta de dos sustantivos, o un sustantivo y un adjetivo o un sustantivo y un sufijo pronominal, pero es un sencillo, aunque sustantivo derivado; el sustantivo no se forma por medio de un prefijo (m), sino por la adición de un sufijo (AM). Presuponiendo estos principios, el nombre miryam puede derivarse ya sea desde marah, ser rebelde o de mara, estar bien nutrido. Etimología no decide cuál de estas derivaciones es preferible; pero es poco probable que el nombre de una chica joven se debe conectar con el idea de la rebelión, mientras que Orientales considerar la idea de estar bien alimentado como sinónimo de belleza y corporales la perfección, por lo que sería conveniente dar a sus hijas un nombre derivado de mara María por lo tanto, significa La hermosa o El perfecto uno. Saludos cordiales de Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Martes, 30 de Diciembre 2014
Notas![]()
Hoy escribe Gonzalo Del Cerro
Homilía X El problema del politeísmo Sigue Pedro exponiendo uno de los temas problemáticos en el contexto de las Pseudo Clementinas. Hemos visto en otros pasajes la advertencia de que la idolatría o el politeísmo es el pecado más censurado en la historia bíblica. Detrás de ese terrible pecado está siempre la terrible serpiente que os sugiere la idea de pensar y decir eso mismo que dicen los más de los pagaos: “Nosotros también sabemos que existe un solo Dios, el Señor de todos, pero éstos también son dioses”. Lo argumentan con el ejemplo práctico de la vida social o política. Está claro que detrás de su argumentación late la sugestión de la serpiente. Por eso concluyen que de la misma manera que hay un solo César, pero que tiene bajo su poder administradores -cónsules, gobernadores, tribunos, centuriones, decuriones-, de la misma manera, siendo uno solo el gran Dios, como el César, hay también dioses según la razón de sus poderes inferiores, sometidos a él, pero que nos gobiernan a nosotros. Ante este evidente peligro, advierte Pedro diciendo: “Escuchad, pues, los que habéis sido infectados (por la serpiente) con esta doctrina como con un terrible veneno, -me refiero a la perversa concepción de este ejemplo-, para que conozcáis qué es bueno y qué malo. Porque todavía no habéis recobrado la vista, ya que ni siquiera prestáis atención a lo que vosotros proponéis (Hom X 14,3). El politeísmo es ultraje del Dios único Los insensatos llegan hasta afirmar que, como en el caso del César, Dios tiene poderes subordinados, los denominados dioses. Pero ni aún así están de acuerdo con la doctrina de la serpiente. Pues si lo estuvieran, tendrían que reconocer que como no es lícito dar a otro el nombre de César, -quiero decir a un cónsul, a un gobernador, a un tribuno o a otro cualquiera-, ya que el que se lo diera no viviría, y el que lo tomara sería eliminado, así no es lícito dar a otro el nombre de Dios. Dado que el que intente o darlo o recibirlo está perdido. Ahora bien, el ultraje del hombre idólatra lleva consigo una pena, ya que los que llaman dioses a otros estarán sometidos a un castigo eterno, por haber ultrajado a Dios. Y con razón, porque someten a todo ultraje posible el nombre que se les entregó para que honraran su carácter único. Pues Dios no es realmente su nombre, sino que vosotros al haberlo recibido hasta ahora, habéis ultrajado lo que se os ha entregado; de forma que el uso que hagáis de él sea aplicado a su nombre real. Pero vosotros lo sometisteis a toda clase de ultraje. Ultraje de los egipcios al nombre de Dios Un caso paradigmático es el del pueblo egipcio, un pueblo orgulloso por sus amplios conocimientos en meteorología y en magia. Creen dominar el curso de las estrellas y someten el nombre de Dios a toda clase de deshonor. “Algunos de ellos enseñaron que se debía dar culto a un buey llamado Apis, otros a un macho cabrío, otros a un gato, otros a una serpiente, incluso a un pez, a cebollas, a flatulencias gástricas, a cloacas, a miembros de animales irracionales y a otros millares de abominaciones absurdas totalmente vergonzosas” (Hom X 16,2). La enumeración de semejantes ultrajes provocó la risa en el auditorio de Pedro, quien aprovechó el detalle para reprender la actitud de los que se reían de los ejemplos egipcios. Pretexto vano de los egipcios Se reían con razón los oyentes de Pedro, pues no era para menos. Sin embargo, Pedro les echaba en cara sus propios errores, motivo de risa igualmente para los egipcios. Una vez más se repetía en la conducta humana lo que el Pseudo Clemente recuerda de forma reiterada en su texto. Llevados sus oyentes al engaño por una mala costumbre, no veían sus propios defectos, ya que la costumbre tiene fuerza de ley. Estoy de acuerdo, clamaba Pedro, en que os reís realmente con razón de los egipcios, ya que siendo racionales adoran a animales irracionales, que además son mortales. Pero también ellos se ríen de vosotros: “Nosotros, dicen, adoramos a animales mortales, que al menos han vivido alguna vez; pero vosotros dais culto a cosas que nunca han vivido”. A lo que replicaron: “Deseando honrar la forma de un solo Dios y al no encontrar cuál es, elegimos venerar toda forma”. Y sin embargo, al decir cosas semejantes creen que piensan más correctamente que vosotros (Hom X 17,4). Frente al politeísmo la fe en un solo Dios Pedro ofrece a su auditorio la respuesta idónea a la argumentación de los egipcios. Porque la realidad es que entre ellos se da una guerra sorda. Los que consideran a la cebolla como una divinidad son enemigos irreconciliables con los que consideran dioses a las flatulencias gástricas. Como igualmente los que dan culto a un miembro de un animal son enemigos de los que dan culto a otro miembro distinto. Frente a tanto desatino, el apóstol llega a la conclusión de que todo se resuelve con la fe en la existencia de un Dios único, el único que por naturaleza es yh merece ser llamado Dios. Saludos cordiales. Gonzalo Del Cerro
Domingo, 28 de Diciembre 2014
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Editado por
Antonio Piñero
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Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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