CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Hoy escribe Gonzalo del Cerro

Uso de la Escritura en los HchAnd

I. El contenido

15. El contenido básico del pasaje retórico de HchAnd 33, 1-3 es que los cristianos “somos de Dios”, es decir, del misericordioso, del mejor, del hermoso, del uno, del que permanece.

Es el convencimiento de los escritores y predicadores bíblicos. Lo que leemos en Prov 16,4 (Vgt) –uniuersa propter semetipsum operatus est Dominus- (“todo lo hizo el Señor para sí mismo”), forma parte de las ideas fundamentales de la historia bíblica. Jesús lo proclamaba en la última plegaria de la Cena: ”Son tuyos” (Jn 17,6.9). “En él vivimos, nos movemos y existimos” proclamaba Pablo en el Areópago citando a los clásicos (Hch 17,28). A los corintios escribía: “Todo es vuestro, vosotros de Cristo, Cristo de Dios” (1 Cor 3,23). Y a los romanos: “El que vive, vive para Dios” (Rom 5,10-11). Cf Gál 2,19: Pablo, muerto a la Ley, vive para Dios.

16. En el mismo alegato del principio del códice Va gr. 808, Andrés se despide de sus discípulos con unas consideraciones que contienen ecos del discurso de Jesús en la Cena: “Ni vosotros os alejaréis de mí…, ni yo me alejaré de vosotros” (HchAnd 34,1).

A su vez decía Jesús: “No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros… En aquel día conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros” (Jn 14,18-20). En estas palabras vemos también la misma idea de la promesa de Jesús en Mt 28,20: “Yo estoy con vosotros todos los días hasta la consumación del mundo”.

17. La solemne afirmación de Andrés de que no será apartado de sus discípulo va seguida de una expresa motivación “gracias a su (de aquél, Cristo) mediación” (mesitéian). También en las relaciones de Andrés con sus discípulos actuará Cristo como mediador, como lo es en las relaciones de los cristianos con el Padre.

La idea de que Cristo es mediador (mesítēs) la encontramos en 1 Tim 2,5: “Uno es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús”. Lo afirma solemnemente el autor de la epístola a los hebreos con tintes de particular trascendencia. En efecto, Cristo es “el mediador de la nueva alianza” (Heb 8,6; 9,15; 12,24), siempre con el término que repite el Apócrifo (mesítēs).

18. Según el texto de HchAnd 34,2, los fieles “se sentían confirmados en la esperanza del Señor”.

Que Cristo es nuestra esperanza lo leemos en Col 1,27 y en 1 Tim 1,1. Que Cristo nos da la esperanza, en 2 Tes 2,16 y que efectivamente esperamos en Cristo en 1 Cor 15,19, o en Dios según 2 Cor 1,10; 1 Tim 4,10; 1 Pe 3,5; etc.

19. En un largo parlamento de carácter retórico, se dirige Andrés al hombre en general para decirle: Has reconocido en ti mismo que eres inmaterial, “congénere del no engendrado” (HchAnd 38,2).

Es la misma doctrina expresada en la 1 Pe 1,4, donde se recuerda que Dios nos ha dado las promesas a fin de que “seamos partícipes de su misma naturaleza”. La afirmación resulta realmente atrevida, pues eleva al hombre a un plano de trascendencia, propia de Dios.

20. Cuando Andrés describe la dignidad del hombre nuevo, "congénere del no engendrado", le dedica apelativos de peso, que confirma con referencias a su carácter celestial, que trasciende al mundo y está por encima de los principados y las potestades (arkhás y i[exousías ]: iHchAnd 38,2 ).

Es lo que el texto de la carta a los colosenses (1,16) dice de Cristo. Pues entre las cosas que han sido creadas en Cristo enumera “los principados y las potestades”, que Dios Padre reducirá a la nada en la consumación del mundo según 1 Cor 15,24.

21. Andrés continúa exhortando al hombre para que adopte ciertas actitudes exigidas por su nueva vocación. Entre otras, la de desear contemplar al que se le ha aparecido, el que no ha sido creado (ou genómenon) según HchAnd 38,3.

En el NT son numerosos los pasajes en los que se habla de la preexistencia de Cristo antes de su nacimiento en su humanidad. Entre otros lugares, podemos mencionar la afirmación de Jn 1,1, donde se dice que “el Verbo que se hizo carne existía ya desde el principio". Jesús es enviado por el Padre (Jn 3,16s: 5,24; 8,29.42; 12,46; 16,27.30). Jesús asegura que existía ya “antes de que Abrahán naciera” (Jn 8,58). Y en la Cena se refiere a la gloria que tenía junto al Padre “antes de que el mundo existiera” (Jn 17,5).

Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro



Jueves, 4 de Marzo 2010
Hoy escribe Antonio Piñero

La conclusión de Corintios es (como publicamos en la nota 3-10-12 del viernes, 6 de noviembre de 2009) está compuesta de los siguientes fragmentos 1 Cor 15,58 + 1 Cor 16,13-18. He aquí el texto:


1 Cor 15, 58: Así pues, hermanos míos amados, manteneos firmes, inconmovibles, progresando siempre en la obra del Señor, conscientes de que vuestro trabajo no es vano ante el Señor”.

1 Corintios 16,13: “Velad, manteneos firmes en la fe, sed hombres, sed fuertes. 14 Haced todo con amor. 15 Os hago una recomendación, hermanos. Sabéis que la familia de Estéfanas son las primicias de Acaya y se han puesto al servicio de los santos. 16 También vosotros mostraos sumisos a ellos y a todo aquel que con ellos trabaja y se afana. 17 Estoy lleno de alegría por la visita de Estéfanas, de Fortunato y de Acaico, que han suplido vuestra ausencia. 18 Ellos han tranquilizado mi espíritu y el vuestro. Sabed apreciar a estos hombres.


Comentario


“No es vano ante el Señor” implica la creencia en la exaltación de Jesús después de su muerte y resurrección por parte de Dios. Éste lo colocó a su diestra. Recordemos que una de las tesis centrales de la teología de Pablo es el valor salvífico de la muerte en cruz de Jesús por otros seres humanos, es decir, la humanidad completa, como sacrificio que logra apaciguar a la divinidad y hacer que ésta vuelva a la amistad con los humanos una vez que ha perdonado sus pecados.

Ahora bien, para que este sacrificio sea completo y efectivo, es necesario para Pablo:

a) Que la víctima sea a la vez divina de algún modo (en este momento de la teología cristiana todavía no se explica exactamente el cómo… ¡ya llegaran los concilios de Nicea y de Calcedonia!), con lo cual logra aplacar a la divinidad,

b) Y a la vez sea humana: así consigue representar a todos los hombres.

Por tanto, si Jesús es divino de algún modo, las arduas obras, o trabajosas (así lo sugiere el vocablo griego empleado por Pablo = kópos) de sus fieles están a buen recaudo cabe Jesús, que ya es el Señor (título de Dios). No sabemos si Pablo estaría pensando o no como los antiguos apocalípticos en una suerte de “tablas celestiales” o archivos donde están escritas todas las acciones de los hombres (concepción, por ejemplo del Libro de los Jubileos del siglo II a.C.).

“Sed hombres” (griego: andrízesthe; cf. En español “andrología”, la contrapartida a la “ginecología”) no es un error de Pablo, sino una muestra del “machismo” de la época. Los estereotipos respecto al valor y la bravura estaban unidos indefectiblemente con la masculinidad u hombría (y, por el contrario, la debilidad con lo femenino) en la época del Apóstol y él es aquí hijo de su tiempo. Estando el fin del mundo tan cercano (1 Tes 4,13-17) no tiene Pablo el menor interés por los temas sociológicos y por cambiar nada que afecte al estado de este mundo tan absolutamente pasajero que llega raudo a su fin.

Estéfanas “primicia” de Acaya: quiere decir que la familia de este personaje era la que había proporcionado los primeros conversos al cristianismo en esa provincia romana (cuya capital era Corinto). En la segunda carta a los corintios (Corintios B, que comentaremos), en 1,16, se dice que “él, Pablo, bautizó a la casa de Estéfanas. No recuerdo haber bautizado a ningún otro”. A pesar de esta afirmación clara, algunos críticos piensan que 1,16 puede ser una glosa posterior porque no casa con Hch 18,1-3:


“Después de esto marchó Pablo de Atenas y llegó a Corinto. 2 Se encontró con un judío llamado Aquila, originario del Ponto, que acababa de llegar de Italia, y con su mujer Priscila, por haber decretado Claudio que todos los judíos saliesen de Roma; se llegó a ellos y como era del mismo oficio, se quedó a vivir y a trabajar con ellos. El oficio de ellos era fabricar tiendas”,

párrafos de los que deducen los críticos que cuando llegó el Apóstol a Corintios había allí ya un pequeño número de cristianos (Áquila y Priscila eran ya por tanto cristianos.

No estoy muy seguro de esta exégesis, porque sabemos que Pablo bautizaba poco, se dedicaba más a predicar y dejaba el bautismo a otros. Para bautizar no se necesitaba ninguna calificación especial. Cualquier cristiano podía hacerlo; incluso se cuenta en los Hechos de Pablo y Tecla, que esta heroína se bautizó a sí misma estando en peligro de muerte, lanzándose a un estanque repleto de focas hambrientas (Hechos de Pablo y Tecla 34; texto en Hechos apócrifos de los apóstoles, B.A.C. [nº 656], Madrid 2005, II 763s).

Estéfanas, Acaico y Fortunato (16,17: visitan a Pablo) son los que llevan a Pablo la carta de los corintios que da lugar a que aquél responda por escrito = Corintios B (conservada dentro de 1 Corintios). Para escribir Corintios B Pablo recibe también informes de unos esclavos (expresión griega: “de la familia de”) de una señora importante llamada Cloe (1 Cor 1,11). Otros exegetas piensan que además de informar oralmente estos esclavos de Cloe fueron los que llevaron esta carta. Es difícil despejar la duda.


“Vosotros mostraos sumisos a ellos y a todo aquel que con ellos trabaja y se afana”: v. 16 da la impresión de que Estéfanas es una suerte de “cargo” o “superior” en la comunidad. En estos primeros tiempos no había cargos fijos, sino que, no estando ya Pablo presente en las comunidades que fundaba, sería el más anciano, el maestro o un cristiano dotado del don de profecía el que presidía la comunidad, que por otra parte era muy pequeña (cabían todos en una casa).

Seguiremos con el breve comentario a la segunda carta que se halla dentro de la actual 1 Corintios (= Corintios B).


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Miércoles, 3 de Marzo 2010
La Biblia en la literatura española  (133-01)
Hoy escribe Antonio Piñero


Presentamos hoy el tercer y último volumen de la colección que da título a esta postal, dirigida por el catedrático emérito de la Universidad de Barcelona, Gregorio del Olmo. Este último volumen ha sido coordinado por Adolfo Sotelo Vázquez. Hoy voy a limitarme a la presentación del libro sin ofrecer una crítica, pues no me siento competente en los autores tratados, aunque sí veo que el volumen en cuestión es sumamente interesante. Su ficha es:

Gregorio del Olmo/Adolfo Sotelo Vázquez (eds.), La Biblia en la literatura española (III). Editorial Trotta-Fundación San Millán de la Cogolla, Madrid 2010, 546 pp. ISBN: 978-84-9879-076-4.

Esta serie investiga de manera sistemática la influencia ejercida por la Biblia en la historia de la literatura española en sus diferentes épocas y autores (Edad Media, Época de Oro y Edad Moderna). Éste, pues, es el último volumen.

Al margen de la consideración doctrinal del contenido y valor religioso de la Biblia, ésta se ha hecho presente, desde los albores de la lengua española, en el arte y la literatura, pues estas expresiones aparecen transidas y como impregnadas por la presencia de los textos, temas, personajes bíblicos, ya en cita directa o por medio de claras alusiones.

El estudio de la “Biblia como literatura” surgió en el siglo XVIII, pero aunque se siguen editando volúmenes sobre este tema, sobre todo en la literatura norteamericana e inglesa (por ejemplo, D. Norton, A History of the Bible as Literature. Vols. I-II. Cambridge [Univ. Press] 1992-1993) esta perspectiva ha dado paso al estudio del influjo de la lengua en la literatura, a la que la Biblia ha suministrado historias, figuras, escenas, etc., que han actuado como arquetipos muy productivos, no sólo en el ámbito de la creación literaria, sino de la artística en general.

El tercer tomo trata de la influencia de la Biblia en la literatura española desde el siglo XVIII al XX y ser divide en tres partes: “La Biblia en la Ilustración”, “La Biblia del romanticismo al realismo” y “Del modernismo a las posguerra: cinco generaciones”.

En el presente volumen se tratan –en la primera parte- los siguientes temas: “Las versiones de la Biblia en el siglo XVIII”, capítulo de J.M. Sánchez Caro, buen especialista en esta materia, y la temática bíblica en la lírica y el teatro de este siglo (cap. de M.J. Rodríguez Sánchez de León).

En la segunda parte se abordan específicamente autores de gran talla -después de considerar en general la influencia bíblica en el teatro, la poesía y la prosa (Marcelino Jiménez León)- como Juan Valera, Leopoldo Alas “Clarín”, Emilia Pardo Bazán, Miguel de Unamuno, Ramón de Valle-Inclán y Azorín (autores: Sotelo Vázquez y G. Márquez Fernández).

La Biblia y Miguel de Unamunoes objeto de un capítulo especial, sobre todo la problemática suscitada en torno a la novela Abel Sánchez. Sigue el caudaloso río de esta obra con otros temas por igual atractivos como “la Biblia en el teatro anterior a la Guerra civil” (Jiménez León), en la prosa de la generación del 27 (D. Sanz Roig), en la poesía de A. Machado, J. R. Jiménez, Hierro, Hidalgo, Otero y Celaya (N. Montes-Mairal), hasta llegar a la narrativa casi actual (Ana M. Matute o Luís Martín-Santos (G. Márquez Fernández). Hay dos capítulos especiales: uno para José Ángel Valente (V. Trueba Mira) y otro para Miguel Delibes (R. Velázquez Velázquez).

El libro está provisto de un índice de citas bíblicas que creo de gran interés, así como otro onomástico. El coordinador advierte en su Prólogo de que esta obra es sólo una muestra de lo que podría ser un libro futuro, muchísimo más amplio, ya que la casi infinitud de mitos símbolos, alegorías y metáforas bíblicas existentes en la Biblia y empleadas por los autores estudiados lo hace de momento inabarcable. Esperemos estudios futuros, que a tenor de las perspectivas que ofrece el muestreo presentado en el libro que comentamos, pueden ser muy interesantes y prometedores.

Por último quiero agradecer el esfuerzo de la edición de estos tres volúmenes –juntamente con Trotta- al director de la Fundación San Millán de la Cogolla, el Prof. Claudio García Turza, quien está realizando una tarea titánica en torno al mejor conocimiento y estudio de las Biblias hispánicas (desde el siglo XIII hasta la actualidad) que se está plasmando en numerosos estudios y publicaciones.

Esperamos que –a medio plazo- se concrete igualmente en la ejecución de un interesante proyecto: una nueva traducción de la Biblia (“Biblia de San Millán”) que tendrá en cuenta el estado actual de los textos bíblicos y su interpretación así como las aportaciones a su comprensión proporcionadas por las versiones y comentarios a la Biblia realizadas en ámbito hispano –y también fuera de él, en las modernas traducciones a lenguas cultas- desde hace muchos siglos.

La consideración del texto del Antiguo Testamento, en especial, ha variado muchísimo hoy día después del descubrimiento de libros bíblicos dentro de los Manuscritos del Mar Muerto, y del nuevo auge que están teniendo los estudios sobre la versión de los LXX como Biblia de los cristianos. Una nueva versión española, rigurosa, técnica y puesta al día en cuanto a conocimientos previos filológicos e históricos, provista además de un lenguaje elegante, cuidado y preciso, encaja perfectamente en el ámbito de estos estudios de “Biblia y literatura”. Desde aquí enviamos nuestros buenos deseos y ánimos al director de este proyecto.


Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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Martes, 2 de Marzo 2010
Hoy escribe Antonio Piñero


Reflexionamos en concreto sobre estos últimos versículos del tratamiento paulino de la resurrección en Corintios A = 1 Cor 15:


54 Y cuando este ser corruptible se revista de incorruptibilidad y este ser mortal se revista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: La muerte ha sido devorada en la victoria. 55 ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? 56 El aguijón de la muerte es el pecado; y la fuerza del pecado, la Ley. 57 Pero ¡gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo!


El problema formal y real de este texto junto con el inmediatamente anterior (véase, por favor, en la nota 3-10-42) es que en él van unidos “reino de Dios” con una resurrección que parece el final del mundo terreno y el inicio de un “estar con Cristo por siempre jamás” = 1 Tes 4,17. Todo ello parece contradecir lo afirmado por Pablo en 1 Corintios 15,23-27 y que hemos comentado en la nota 3-10-39.

Como dijimos, estos pasajes, todos juntos, dan la impresión que los dos reinos que distingue Pablo (= “Reino de Cristo” y “Reino de Dios”) son prácticamente una mera formalidad. Van los dos seguidos, uno detrás de otro, en el paso de uno a otro no hay intervención ninguna de los humanos; éstos no cambian de estatus en el paso del primero al segundo.

Y, lo más importante, los dos reinos son ultraterrenos, celestiales. Por tanto, la interpretación paulina del reino de Dios de Jesús ha eliminado/volatilizado toda la tradición judía y jesuánica de un reino mesiánico en la tierra de Israel lleno de bienes materiales y espirituales. Una vez más, entre Pablo y Jesús hay una fractura de concepciones que parece insalvable.

Aquí, como en el caso del evangelio en general (Gálatas 1) de la institución de la eucaristía (1 Cor 11,23-26), Pablo afirma que revela “un misterio” (1 Corintios 15, 51), es decir algo que Jesús, o Dios Padre, le han revelado a él por una visión y él, el Apóstol, comunica a sus lectores-miembros de una de sus comunidades (las otras lo sabrían también, es de suponer).

La escenografía de ese momento es muy parecida a otras, muy típicas, de la apocalíptica judía, aunque muy concentrada: el toque de la trompeta cósmica (por parte de los ángeles) y que la venida celeste del Reino será instantáneo (“como un ladrón”). Es ésta también la escenografía del Juicio Final.

También se ve claro, por este pasaje como por el de 1 Tesalonicenses, que ese fin del mundo está “a la vuelta de la esquina”. Pablo y otros fieles, estarán aún en vida; no habrán muerto, pues; falta menos que el espacio de una generación para que todo concluya… Como en Jesús, se trata de una profecía fallida, pero el texto se ha interpretado más o menos simbólicamente con el paso de los siglos, gracias a lo cual se obvia la dificultad.

Sobre la creencia de la resurrección de los fieles difuntos para participar en el reino de Dios, hemos dicho también que es una creencia judía común en el siglo I, sobre todo en círculos de piadosos de espíritu apocalíptico.

Los comentaristas se hacen eco casi todos de que en este pasaje hay un famoso error en la traducción de la Vulgata: añade un “non” (“no todos nos transformaremos”) cuando es en verdad “todos nos transformaremos”. Las modernas ediciones de la Vulgata han corregido ya el error eliminando la negación.

El pasaje final es hímnico o lírico. Se trata de una cita mixta de dos profetas de Isaías 25,8 y Oseas 13,14. he aquí los textos de la Biblia hebrea, los básicos, aunque Pablo cita por una traducción griega (que no es la usual, la de los LXX, sino otra desconocida que él tendría):


• Isaías: “Consumirá a la Muerte definitivamente. Enjugará el Señor Yahvé las lágrimas de todos los rostros, y quitará el oprobio de su pueblo de sobre toda la tierra, porque Yahvé ha hablado”

• Oseas: “¿De la garra del seol los libraré, de la muerte los rescataré? ¿Dónde están, muerte, tus pestes, dónde tu contagio, seol? La compasión está oculta a mis ojos”

Por tanto, el texto paulino: o bien se trata de un himno compuesto libremente con reminiscencias bíblicas, o bien es una exclamación de Pablo que espontáneamente usa también reminiscencias bíblicas (él escribe: “entonces se cumplirá la palabra que está escrita”). Es un versículo que ha tenido éxito en toda la tradición posterior. Por ejemplo, el autor del libreto del “Mesías” de Georg Friedrich Händel lo utiliza como base de un famoso coro. La Muerte personificada es el símbolo de todos los enemigos de la humanidad, encarnados en fuerzas sobrenaturales, maléficas, pero permitidas por Dios hasta el final de los tiempos.

El v. 56 (“El aguijón de la muerte es el pecado; y la fuerza del pecado, la Ley”) recoge las tesis de la Carta a los gálatas y Romanos: situación de pecado de la humanidad, que no puede salir de ella aunque lo desee; la Ley, incumplible, es de hecho un fuente de pecado y empeora la situación del hombre, de facto. Obsérvese, sin embargo, que esta explicación, por muy paulina que sea, interrumpe el himno, o exclamación, de los vv. 54-55 y 57. ¿pertenece a otra carta de Pablo y ha sido introducida aquí por un copista que ha querido explicar la palabra “aguijón”?

Termina el himno con gracias a Dios: la vida cristiana es como una batalla y los fieles son los soldados de Cristo (“militia Christi”). Al final, la lucha recibe su premio: la victoria final en el reino de Dios (en el otro mundo, casi seguro).


Seguiremos en la próxima nota.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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Lunes, 1 de Marzo 2010
Hoy escribe Antonio Piñero


Hoy, conforme a lo que prometimos en la postal del pasado domingo, vamos a ofrecer un resumen a vista de pájaro del contenido de las Antigüedades de los judíos de Josefo en sus dos partes principales.

Primera parte:

El libro I se ciñe al hilo de la narración del Génesis: historias de Adán, el Diluvio, Noé… Abrahán, los doce patriarcas, y concluye con la muerte de Isaac.

El libro II va desde la muerte de Isaac hasta los orígenes de Moisés y de la epopeya del éxodo a través del desierto: Esaú y Jacob, historia de José y sus hermanos, los hebreos en Egipto (corresponde a parte del Génesis y al Éxodo).

El libro III sigue la historia bíblica desde el éxodo hasta la exploración de la tierra de Canaán (historias de los libros Éxodo, Levítico, Números): travesía del Mar Rojo, viaje por el desierto del Sinaí, envío de exploradores a Canaán.

El libro IV narra los primeros choques guerreros con los cananeos y la muerte, más últimas leyes, de Moisés (libros bíblicos: Levítico, Números, Deuteronomio).

El libro V abarca el conjunto de las narraciones de Josué, Jueces, Rut y I Samuel, y va desde el fallecimiento del gran legislador, Moisés, hasta el final del período de los Jueces: hazañas de Josué, de “jueces” como Débora, Gedeón, Jefté, Sansón, etc., concluye con la derrota de los judíos a manos de los filisteos y la captura del Arca de la Alianza por parte de éstos.

El libro VI, que corresponde a I Samuel, va desde el final de los “jueces” hasta la muerte del primer monarca de Israel, Saúl. Narra cómo los hebreos se van sacudiendo el dominio filisteo, y cómo el pueblo expresa sus deseos de tener un rey: historia de Saúl, inicios de David, Goliat, etc.

El libro VII narra los acontecimientos desde la muerte de Saúl hasta la de David (igual a II Samuel/I Crónicas): reinado de David en Hebrón, luchas contra las filisteos; rebelión de Absalón, emergencia del heredero Salomón, muerte de David.

El libro VIII (I Reyes/I-II Crónicas) narra los hechos que median entre la muerte de David y la del rey Ajab: reinado de Salomón, su sabiduría y riqueza, construcción del primer templo en Jerusalén, final de Salomón y cisma en Israel; división del país en reino del Norte, Israel y del Sur, Judá, reinados de Roboán y Jeroboán, etc., hasta la muerte de Ajab.

El libro IX narra los tristes acontecimientos de los reinos paralelos hasta la caída de la capital del reino del norte, Samaría, por obra de los asirios (corresponde a los libros bíblicos II Reyes/II Crónicas y Jonás y Nahum). Luego trata de la deportación de las tribus del norte y del origen de los samaritanos.

Finalmente, el libro X narra lo que acontece entre la caída de Samaría y el fin del destierro en Babilonia: reinados de Manasés, Josías, Joaquín, Sedecías, intervención de Nabucodonosor, conquista de Jerusalén por éste, destierro a Babilonia y permanencia de los judíos allí hasta el advenimiento del rey persa Ciro el Grande. Esta sección primera abarca, pues, desde aproximadamente el 3.500 antes de Cristo (fecha de la creación según el cómputo judío) hasta el 538 a.C. (cómputo histórico occidental).

Segunda parte:

La segunda parte de las Antigüedades se irá alejando lentamente de la Biblia y narrará los hechos del pueblo judío a partir de otras fuentes.

El libro XI abarca el lapso entre el final del destierro en Babilonia y la irrupción de Alejandro Magno en la escena mundial (corresponde a Esdras-Nehemías y Ester): beneficios otorgados por Ciro a los judíos repatriados a Judá, reconstrucción del Templo, reinados de Cambises, Darío y Jerjes…, Ester… hasta Alejandro.

El libro XII va desde la muerte del Macedonio hasta la de Judas Macabeo (se corresponde con I Macabeos), y abarca los años 323-160 a.C.: historia de Israel bajo el dominio de lo Ptolomeos de Egipto; Antíoco IV Epifanés y el intento de helenización de Jerusalén e Israel, reacción de los Macabeos, batallas de liberación, muerte de Judas Macabeo.

El libro XIII comprende unos cien años (160-67 a.C.) y narra la historia de la dinastía macabea (reinados de Simón, Juan Hircano, Aristóbulo I, Alejandro Janneo y Salomé Alejandra) junto con la fundación de un templo judío en Egipto, en Leontópolis, por el sacerdote prófugo Onías.

El libro XIV va desde la muerte de la reina Alejandra hasta que Herodes el Grande toma Jerusalén y se proclama rey de Israel de acuerdo con un decreto de los romanos (67-37 a.C.): describe cómo Pompeyo Magno interviene en Judea para aquietar las disputas dinásticas de los hijos de Alejandra, Aristóbulo II e Hircano II, y cómo Pompeyo favorece a este último. Luego trata de las maniobras del valido idumeo, Antípatro, de Hircano II, los inicios de Herodes el Grande, hijo de Antípatro, y cómo el Senado romano lo nombra rey. Finalmen¬te, la guerra de Herodes contra un hijo de Aristóbulo II y acceso al trono de aquél tras la toma de Jerusalén.

El libro XV va desde el 37 al 19 a.C. y describe el glorioso reinado de Herodes el Grande: cómo va liquidando a sus adversarios, sus manejos con los romanos: apoyo a Marco Antonio y luego a Octavio, los problemas de Herodes con su familia, su actividad constructora, en especial la reconstrucción del templo de Jerusalén.

El libro XVI abarca sólo una docena larga de años (19-7 a.C.): va desde la reconstrucción del Templo hasta el asesinato de los hijos de Herodes y Mariamme, Alejandro y Aristóbulo, ordenado por su propio padre. Esta sección narra las intrigas familiares en la corte de Herodes: cómo el mayor de sus hijos, llamado también Antípatro, intriga contra sus hermanastros menores, su aparente reconciliación, nuevo repunte de las disputas, intervención del rey Arquelao de Capadocia. Luego cómo Herodes cae en desgracia ante Augusto por un calumnioso malentendido, y el asesinato de Aristóbulo y Alejandro tras una parodia de juicio en Berito (Beirut).

El libro XVII describe los hechos que median entre este doble asesinato con la muerte de Herodes y la deposición por parte de Roma de uno de sus hijos, Arquelao, tetrarca de Galilea (7 a.C. hasta 6 d.C.): intrigas de Antípatro contra su padre Herodes, intento incluso de envenenamiento de éste, descubrimiento de las trampas de Antípatro y ejecución de éste pocos días antes de la muerte de Herodes, reinado tiránico de Arquelao, quejas del pueblo y deposición del tetrarca. Termina explicando cómo Judea pasa a ser provincia romana.

El libro XVIII comprende desde el año 6 hasta el 40 d.C. (muerte del legado Petronio). Esta sección narra los turbulentos comienzos de la nueva provincia de Judea: dificultades del primer prefecto, Coponio, el censo de Quirinio y las reacciones adversas a él (la sublevación de Judas el Galileo) que antes mencionamos, el gobierno de Poncio Pilato y su destitución por el legado de Siria, y la diversa fortuna de dos judíos con aspiraciones a reyes: Herodes Antipas y Agripa I. Este libro se corresponde más o menos con la vida de Jesús de Nazaret.

El penúltimo, libro XIX, va desde la muerte de Calígula hasta la de Agripa I, rey de toda Judea, que era amigo del Emperador (41-44 d.C.): asesinato de Calígula, elección de Claudio, disposiciones de éste respecto a los judíos, construcción de las murallas de Jerusalén por parte de Agripa I y muerte por enfermedad de éste.

El último libro (XX) va desde la muerte de Agripa I hasta el estallido de la revolución contra Roma (44-66 d.C.): desgobierno de los sucesivos procuradores, descontento creciente del pueblo, insurrección armada contra el Imperio.



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Ofrecemos de nuevo la estructura del Curso de Cuenca sobre ateísmo y creencia:

CURSO DE PRIMAVERA DE LA UNIVERSIDAD CASTILLA-LA MANCHA
Sede de CUENCA

Curso sobre: “ATEOS Y CREYENTES. Argumentos a favor o en contra de la fe”.
Fecha: 11-13 de marzo 2010


PROGRAMA:


Jueves 11 de marzo 2010

17,00-18,45
¿El estudio de la Biblia nos lleva a la fe o al ateísmo?
Xavier Pikaza y Antonio Piñero

19,00-20,45

Las religiones orientales ¿se basan también en la fe?
Agustín Paniker y Juan Masiá


Viernes 12 de Marzo 2010

17,00-18,45
¿Qué sería la fe para Jesús de Nazaret?
Alexander Zatyrka y José Manuel Martín Portales


19,00-20,45
¿Es necesaria la fe para vivir?Fernando Bermejo y Abdelmumin Aya


Sábado 13 de marzo 2010

10,00-11,30
Fe cristiana y paganismo. Dos creencias enfrentadas
Jacinto Choza y Jesús Garay

11,45-12,45
La experiencia mística, ¿culminación o superación de la fe?
Santiago Catalá y Yaratullâ Monturiol

13,45. CLAUSURA


Para más información Vicerrectorado de Extensión Universitaruia

e-mail: extension.universitaria@uclm.es

http://extensionuniversitaria.uclm.es

Domingo, 28 de Febrero 2010


Hoy escribe Antonio Piñero


Pasaje final sobre el tema de la resurrección en la correspondencia a los corintios, carta A = 1 Cor 15, 50-58:


50 Os digo esto, hermanos: La carne y la sangre no pueden heredar el Reino de los cielos: ni la corrupción hereda la incorrupción. 51 ¡Mirad! Os revelo un misterio: No moriremos todos, mas todos seremos transformados. 52 En un instante, en un pestañear de ojos, al toque de la trompeta final, pues sonará la trompeta, los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados. 53 En efecto, es necesario que este ser corruptible se revista de incorruptibilidad; y que este ser mortal se revista de inmortalidad.

54 Y cuando este ser corruptible se revista de incorruptibilidad y este ser mortal se revista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: La muerte ha sido devorada en la victoria. 55 ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? 56 El aguijón de la muerte es el pecado; y la fuerza del pecado, la Ley. 57 Pero ¡gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo!


Cuando Pablo dice que la “carne y la sangre no puede heredar el reino de Dios” está cambiando totalmente –como es usual en su teología- la noción del reino de Dios que había “heredado” de Jesús. Pues se supone que cuando Pablo recibió la “llamada”, que supuso su “conversión”, inmediatamente los fieles a Jesús en la comunidad judeocristiana de Damasco le instruirían sobre este tema.

Que, por cierto poco tendrían que instruirle, pues se supone que si Pablo conocía a fondo su religión judía sabía más o menos que era el “reino de Dios” para un judío de su época. Pero vamos a hacer un esfuerzo por sintetizar qué pensaba Jesús al respecto.

El concepto del reino de Dios como tal nunca fue explicado por Jesús, pues éste daba por supuesto que sus oyentes lo entendían. El Nazareno sólo hablaba en sus parábolas de lo importante que era el Reino, y de algunas de sus características más llamativas (por ejemplo: que vendría pronto, como un ladrón por la noche; que era tan valioso que convenía vender todo por acceder a él, etc.). Hay que suponer, por tanto, que Jesús albergaba sobre el reino de Dios unas ideas similares a las de sus oyentes judíos.

Reconstruyendo el pensamiento del Nazareno a través de los dichos que de él quedan y del pensamiento judío de su entorno, podemos pensar que –al igual que su discípulo lejano y tardío, el autor del Apocalipsis de Juan, compuesto en el 96 d.C.- Jesús creía muy probablemente en dos fases del reino divino.

Una , la primera, tendría lugar muy pronto, en el futuro, de modo inmediato, sobre la tierra de Israel profundamente renovada por Dios; por ejemplo, el país tendría un templo nuevo hecho por la divinidad, no por mano humana. Los que consiguieran entrar en el Reino vivirían una vida feliz, llena de bienes espirituales pero también materiales (¡el ciento por uno de lo que hubieran abandonado por Jesús!), y los que antes eran pobres y lloraban por la injusticia estarían hartos y consolados.

Este Reino duraría un tiempo limitado, quizá un milenio, como afirma el Apocalipsis en 20,5, después de una primera derrota de Satanás. En él no habría matrimonio ni sexo (éste es el sentido probable de Lc 20,34-36: “No habrá matrimonio en el reino futuro; serán como ángeles”) probablemente porque todos los que participen de él habrían de vivir tanto cuanto durara el Reino: una vida larga, lo mismo que los primeros patriarcas antediluvianos como Adán, Abrahán, Matusalén, etc. Los participantes en el Reino futuro están simbolizados en el Apocalipsis por los justos fieles al mensaje de Jesús, cuyo número simbólico es de 144.000 (doce mil por cada tribu del verdadero Israel). Los que no estuvieren con vida a la llegada del Reino, resucitarán para tomar parte en él.

Luego vendría la segunda fase, el reino de Dios definitivo, tras la segunda y absoluta derrota de Satanás. El emplazamiento de ese Reino sería ultraterreno, la Jerusalén celestial, descrita simbólicamente en el Apocalipsis desde 21,2 a 22,5, y su duración será eterna (Ap 22,5).

Esta breve y sintética reconstrucción del Reino de Dios según Jesús a partir de los evangelios y el Apocalipsis no es absolutamente segura, ya que éstos textos se escribieron entre 40 a 70 años después de la muerte de Jesús, y han sufrido la influencia de la teología paulina, en la cual el reino terrenal de Jesús mesías con sus fieles queda muy difuminado, tanto que parece casi ultraterreno… como comentaremos a continuación.

Si la “carne y la sangre no hereda el reino de Dios”, estamos en los antípodas del pensamiento de Jesús y del judaísmo del momento, pues por su misma esencia el reino de Dios es material, al menos en un primer momento. Y ahora obsérvese en los vv. 51 y 52, transcritos arriba, cómo se imagina Pablo el comienzo del Reino que parece identificar con el fin del mundo.

Además, aquí Pablo es consistente consigo mismo: el panorama que pinta es muy parecido al que antes había descrito ya a los Tesalonicenses (4,13-18):


Hermanos, no queremos que estéis en la ignorancia respecto de los muertos, para que no os entristezcáis como los demás, que no tienen esperanza. 14 Porque si creemos que Jesús murió y que resucitó, de la misma manera Dios llevará consigo a quienes murieron en Jesús. 15 Os decimos eso como Palabra des Señor: Nosotros, los que vivamos, los que quedemos hasta la Venida del Señor no nos adelantaremos a los que murieron.

16 El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar. 17 Después nosotros, los que vivamos, los que quedemos, seremos arrebatados en nubes, junto con ellos, al encuentro del Señor en los aires. Y así estaremos siempre con el Señor. 18 Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras.



Seguiremos en la próxima nota.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

En el otro blog, de “Religiondigital”, el tema es:

“Ingredientes para una teología antisexo en el cristianismo”

Saludos de nuevo.



Presentamos de nuevo el programa del Curso de Primavera de la Universidad ce Castilla-La Mancha, sede en Cuenca:


CURSO DE PRIMAVERA DE LA UNIVERSIDAD CASTILLA-LA MANCHA

Sede de CUENCA

Curso sobre “ATEOS Y CREYENTES. Argumentos a favor o en contra de la fe”.

Fecha: 11-13 de marzo 2010


PROGRAMA:


Jueves 11 de marzo 2010

17,00-18,45
¿El estudio de la Biblia nos lleva a la fe o al ateísmo?
Xavier Pikaza y Antonio Piñero

19,00-20,45

Las religiones orientales ¿se basan también en la fe?Agustín Paniker y Juan Masiá


Viernes 12 de Marzo 2010

17,00-18,45
¿Qué sería la fe para Jesús de Nazaret?Alexander Zatyrka y José Manuel Martín Portales


19,00-20,45
¿Es necesaria la fe para vivir?
Fernando Bermejo y Abdelmumin Aya


Sábado 13 de marzo 2010

10,00-11,45
Fe cristiana y paganismo. Dos creencias enfrentadasJacinto Choza y Jesús Garay

12,00-13,45
La experiencia mística, ¿culminación o superación de la fe?
Santiago Catalá y Yaratullâ Monturiol

13,45. CLAUSURA


Para más información Vicerrectorado de Extensión Universitaruia

e-mail: extension.universitaria@uclm.es

http://extensionuniversitaria.uclm.es



Viernes, 26 de Febrero 2010
Hoy escribe Gonzalo del Cerro

Uso de la Ecritura en los HchAnd

I. El contenido

9. Entre las cosas que Dios responde a los suyos según los HchAnd 12,2, dice: “Si deseáis o buscáis algo que os resulte más agradable, me tenéis a mí con todas mis cosas, y todas mis cosas están en vosotros”.

Tales palabras son un eco de la promesa de presencia perpetua y de ayuda que aparece. por ejemplo, en Mt 28, 20: “Yo estoy con vosotros hasta la consumación del mundo”. Pero es igualmente el ambiente de la Cena el que se respira en todo este pasaje. Allí promete Jesús a los suyos que no los dejará huérfanos (Jn 14,18), que ellos estarán en él y él en ellos (Jn 14,20), que podrán pedir al Padre en su nombre lo que quieran (Jn 16,23ss). Los discípulos –dice Jesús al Padre- “son tuyos y todo lo mío es tuyo y lo tuyo es mío” (Jn 17,10-11), expresión que recuerda la del Apócrifo.

10. Andrés se dirige “a ti, mi Dios Jesucristo, que conoces lo que va a ocurrir” (HchAnd 16,1).
Los relatos evangélicos dan a entender esa experiencia con el testimonio de la práctica y de la palabra sobre la vida de Jesús. En Jn 13,13 la idea va expresada con el participio eidôs. En Jn 18,4, momentos antes del prendimiento, Jesús “sabiendo todo lo que se le venía encima…” El mismo convencimiento aflora en las escenas de las predicciones de su pasión y muerte (Mc 8,31-33; 9,30-32; 10, 32-34 par.) y la predicción de la traición de Judas (Mt 26,20-25 par.; Jn 13,21-30; 18,32; etc.

11. En una de las múltiples plegarias que aparecen en el Apócrifo, Andrés se dirige a Jesús llamándole “magistrado (prýtanis) de las palabras y las promesas verdaderas”.

a) Que Jesús es maestro de la verdad lo leemos en el texto de Mt 22,16: “Enseñas el camino de Dios por la verdad”. Él está lleno de gracia y de verdad (Jn 1,14.17), Jesús, según el evangelista Juan, dice o habla la verdad -lalêin, légein tēn alētheian- (Jn 8,40.45.46; 16,7). Él es nada menos que la verdad (Jn 14,6).

b) Jesús es el prýtanis de las promesas. En el NT la palabra preferida es epangelía. Y Jesús la predica según Hch 1,4, una promesa que se recibe por la fe en Jesucristo (Gál 3,14.22). Según 1 Jn 2,25, Jesús “nos prometió la epangelía de la vida eterna.

12. “Tú eres el único en quien se apoyan los que combaten contra los adversarios” (HchAnd 29,1).- Lo que el Apócrifo afirma de la ayuda de la ayuda de Jesucristo, intentaban conseguirlo los antiguos por la fe. Pues en efecto, “por la fe subyugaron reinos” (Heb 11,33-34).

Pero en la Cena, quiere Jesús que sus discípulos tengan la paz en él, porque en el mundo tendrán tribulaciones. “Pero tened confianza, yo he vencido al mundo” (Jn 16,33). Notemos que el Apócrifo asegura que Jesucristo concede “la incorrupción a sus compañeros de esclavitud”.

13. En el mismo contexto del pasaje anterior, ruega Andrés por Maximila y por Ifidama diciendo: “Guárdalas tú, Señor, porque son caritativas y piadosas” (HchAnd 29,2).

Estas palabras recuerdan la plegaria de la Cena, donde Jesús dirige al Padre un ruego similar: “Guárdalos, Padre santo” (Jn 17,11). Cuando Jesús estaba con sus discípulos, él los guardaba y custodiaba (tēréō y fylássō). Por lo demás, el ser “caritativo” (filóstorgos) es una de las recomendaciones de Pablo a los romanos (Rom 12,10) y filótheos a Timoteo (2 Tim 3,4).

14. En el principio del Va 808m Andrés está hablando en la cárcel y pronuncia una larga prédica, en la que entre otras cosas dice: “No somos del tiempo para ser luego disueltos por el tiempo” (HchAnd 33,2).

La idea es muy bíblica. El hombre no ha sido hecho para el tiempo sino para la transcendencia. Ya lo expresaba el libro de la Sabiduría: “Dios no ha hecho la muerte, ni se goza con que perezcan los vivientes, pues creó todo para la existencia” (eis tò eînai: Sab 1,13-14). El Apocalipsis dice tajantemente que el tiempo dejará de existir (Ap 10,6); cf. Ap 20,3 y todo el capítulo 21. Y durante la Cena decía Jesús: “No sois del mundo” (Jn 15,19; 17,14-15). Pablo lo expresa igualmente en Rom 8,12 diciendo que “no somos deudores de la carne para vivir según la carne”.

Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro


Jueves, 25 de Febrero 2010
Valoración de “Un Jesús desconocido. Las claves del Evangelio gnóstico de Tomás”, de Armand Puig  (132-02)
Hoy escribe Antonio Piñero


Pasamos, como prometimos, a la valoración de este libro de A. Puig, cuyo contenido expusimos ayer. En conjunto, me parece válido el planteamiento del autor respecto a la encardinación por él efectuada del Evangelio de Tomas (EvTom) en el ámbito del desarrollo de los textos específicamente cristianos desde mediados del siglo I al siglo II.

En la valoración concreta respecto a la antigüedad del EvTom, y específicamente como transmisor de una tradición auténtica sobre el Jesús histórico, me encuentro también mucho más cerca del punto de vista de Armand Puig /J. P. Meier (Un judío marginal) que el H. Koester (Ancient Christian Gospels) y J.D. Crossan (Jesús como campesino galileo). Los primeros aceptan plenamente a un Jesús apocalíptico: los segundos no, y lo presentan como un personaje puramente sapiencial, un rabino maestro de sabiduría, en el que todos los rasgos apocalípticos están ausentes, puesto que tales rasgos se creen una acrecencia o añadido de la comunidad primitiva a la tradición originaria.

También estoy totalmente de acuerdo con A. Puig en que el EvTom tal como está no es anterior a los Evangelios Sinópticos, y por tanto su imagen del Jesús histórico, repito tal como está ahora, en su redacción definitiva, es gnóstica, del 150 d.C. y, por tanto difícil o nulamente utilizable para la reconstrucción del Jesús histórico.

Sin embargo, no participo en un cierto tono de exaltación de los evangelios canónicos más antiguos, como dejando a entender que son casi historia sin añadidos por contraste con los apócrifos, y en concreto el Evangelio de Tomás. Pienso que la no valoración del EvTom como fuente histórica no me ha de llevar a ser poco crítico con los evangelios canónicos.

Igualmente pienso que la opinión de nuestro autor, A. Puig, sobre la reacción de la Iglesia oficial contra los evangelios gnósticos, no admitiéndolos en el canon de las Escrituras cristianas, fue correcta. Pero debe matizarse en el sentido de que la “regula fidei”, la norma de doctrina que debía encontrarse cumplida para que un escrito fuera aceptado en el canon, o simplemente para que fuera leído en los oficios litúrgicos de la Iglesia los domingos, era fundamentalmente paulina, y hecha por las iglesias paulinas. Con otras palabras. El canon del Nuevo Testamento es fundamentalmente paulino y lo que se admite de otras tendencias es más bien con cuentagotas.

Así pues, a priori, opino que cualquier otro tipo de cristianismo estaba excluido a la hora de ser elegido para formar parte del canon de libros sagrados. Finalmente, sin embargo, se admitieron -por compromiso o pacto entre las iglesias- algunos escritos muy judaizantes, como la Epístola de Santiago y el Apocalipsis. Esto fue bien porque tales escritos aceptaban el punto de vista básico paulino de la interpretación de la muerte de Jesús (el Apocalipsis), bien porque fuera un escrito fundamentalmente ético, parenético, de exhortación, en el que el aspecto doctrinal quedaba en segundo plano: la Epístola de Santiago o de Judas.

Sintetizaría mi opinión respecto al canon de las Escrituras en un frase: El Nuevo Testamento no es la obra representativa del cristianismo primitivo en su conjunto, sino de un cristianismo, el paulino.

Por el contrario, con el común de la investigación actual, se debe aceptar (así lo hace A. Puig) que la primera versión del EvTom (T1), compuesta hacia el año 100 quizás, pueda contener versiones alternativas de palabras de Jesús, que deben estudiarse una a una. En general Puig opina –y yo también con él- que más que introducir novedades, estos textos alternativos presentados por el EvTom confirman puntos de vista sobre el Jesús histórico obtenidos de la crítica de los dichos de Jesús en los Evangelios canónicos.

Estoy de acuerdo también con el autor en que dichos nuevos del Jesús histórico que no se encuentran en otras fuentes pueden ser los logia 8, 19, 42, 82, 97, 98 y 102. Ofrezco el texto a los lectores en la traducción de Fernando Bermejo (Todos los Evangelios, Edaf, 2009, 440-451; ya los tengo escritos electrónicamente) para que Ustedes se formen –si es posible- una opinión sobre las aportaciones de estos logia para la reconstrucción de la figura del Jesús histórico:

8: Y dijo: “El ser humano es como un pescador sabio que lanzó su red al mar y la sacó del mar llena de peces pequeños. Entre ellos, el pescador sabio encontró un pez grande y bueno. Lanzó todos los peces pequeños al fondo del mar, y eligió el pez grande sin pesar”.

19: Jesús dijo: “Bienaventurado el que existía antes de llegar a ser. Si os convertís en discípulos míos y escucháis mis palabras, estas piedras os servirán. Porque tenéis cinco árboles en el paraíso, que no cambian en verano y en invierno, y sus hojas no caen. El que los conozca no probará la muerte”.

42: Jesús dijo: “Sed transeúntes”.

82: Jesús dijo: “Quien está cerca de mí está cerca del fuego. Y quien está lejos de mí está lejos del Reino”.

97: Jesús dijo: “El Reino del Padre se parece a una mujer que portaba una jarra llena de harina. Cuando andaba por [el] camino, el asa de la jarra se rompió. La harina, tras ella, se iba cayendo por el camino. Ella no lo sabía, pues no advirtió problema alguno. Cuando entró en su casa, colocó la jarra en el suelo y la encontró vacía”.

98. Jesús dijo: “El Reino del Padre se parece a un hombre que quiso matar a un magnate. Desenvainó la espada en su casa y la clavó en la pared, con el fin de averiguar si su mano sería lo bastante fuerte. Entonces procedió a matar al magnate”.

102: “Jesús dijo: ¡Ay de los fariseos!, porque son como un perro que yace en el pesebre de los bueyes, y ni come ni deja que los bueyes coman”.

Respecto a éstos y otros dichos, en líneas generales y salvo discusiones de detalle, me convencen bastante los análisis de Armand Puig destinados a distinguir los dos estratos en el Evangelio de Tomás, aunque quizá no me hubiera atrevido a precisar tanto. Es un buen intento, de cualquier modo.

También es acertada en general la caracterización del Evangelio de Tomás como gnóstico, presentada en la explicación que de su doctrina se ofrece en la primera parte del libro. Como complemento, aconsejaría la lectura de la Introducción general del tomo I de la Biblioteca de Nag Hammadi de Trotta para enterarse bien y de un modo sistemático y amplio de cuáles eran las líneas básicas de pensamiento de la gnosis.

Pero vuelvo al principio: el libro, en conjunto, de Armand Puig es interesante y aceptable en líneas generales.


Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com
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Presentamos de nuevo el programa del Curso de Primavera de la Universidad ce Castilla-La Mancha, sede en Cuenca:

CURSO DE PRIMAVERA DE LA UNIVERSIDAD CASTILLA-LA MANCHA

Sede de CUENCA

Curso sobre “ATEOS Y CREYENTES. Argumentos a favor o en contra de la fe”.

Fecha: 11-13 de marzo 2010


PROGRAMA:


Jueves 11 de marzo 2010

17,00-18,45
¿El estudio de la Biblia nos lleva a la fe o al ateísmo?
Xavier Pikaza y Antonio Piñero

19,00-20,45

Las religiones orientales ¿se basan también en la fe?Agustín Paniker y Juan Masiá


Viernes 12 de Marzo 2010

17,00-18,45
¿Qué sería la fe para Jesús de Nazaret?Alexander Zatyrka y José Manuel Martín Portales


19,00-20,45
¿Es necesaria la fe para vivir?
Fernando Bermejo y Abdelmumin Aya


Sábado 13 de marzo 2010

10,00-11,45
Fe cristiana y paganismo. Dos creencias enfrentadasJacinto Choza y Jesús Garay

12,00-13,45
La experiencia mística, ¿culminación o superación de la fe?
Santiago Catalá y Yaratullâ Monturiol

13,45. CLAUSURA


Para más información Vicerrectorado de Extensión Universitaruia

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Miércoles, 24 de Febrero 2010
Un Jesús desconocido. Las claves del Evangelio gnóstico de Tomás  (132-01 )
Hoy escribe Antonio Piñero


El título de esta postal corresponde a una obra de Armand Puig, decano y profesor de Nuevo Testamento en la Facultad de Teología de Barcelona. Pienso que muchos lectores lo conocerán, aparte de sus otras obras, por la más recientemente difundida: Jesús. Una biografía, de 2005.

En diciembre de 1945, en el antiguo pueblo y monasterio de Quenoboskión, a un centenar de kilómetros del célebre conjunto faraónico de Luxor, se descubrieron los Manuscritos copto-gnósticos de Nag Hammadi, que en conjunto han sido publicados por Trotta, Madrid, 32009. Entre estos manuscritos destacan los evangelios gnósticos, y entre ellos se lleva la palma el Evangelio de Tomás (EvTom), cuya base, según algunos investigadores, es muy antigua, y de tanta valía como los Evangelios Sinópticos para recobrar ciertos aspectos del Jesús histórico.

He aquí su ficha:

Armand Puig, Un Jesús desconocido. Las claves del Evangelio gnóstico de Tomás. Editorial Ariel, Barcelona 2008, XXXVIII + 184 pp. ISBN: 978-84-344-5361-6.

Este libro ofrece en primer lugar una nueva traducción, personal, del Evangelio de Tomás, dividido nítidamente por secciones o “logia” (= ”dichos”) (son 114) en donde se señalan, además, los paralelos de la sección en el propio EvTom, los paralelos en el Nuevo Testamento; las alusiones al logion en este mismo corpus y, finalmente, paralelos y alusiones fuera del Nuevo Testamento.

Las primeras páginas, en números romanos, contienen una buena introducción al nacimiento de los textos cristianos en general, sobre todo colecciones de dichos del Señor y luego “evangelios” (esta denominación es tardía, de la segunda mitad del siglo II; antes “evangelio” significa “mensaje/proclamación”) y a los evangelios más tarde llamados apócrifos.

Tras la aparición de los primeros escritos evangélicos que resultaron canonizados a lo largo del siglo II (si hubo otros de parecida importancia, se han perdido totalmente) se producen por oleadas otros evangelios, sobre todo a partir del año 130.

El libro presente ofrece al lector una perspectiva excelente de este desarrollo, de modo que pueda situar a lo que interesa en este caso, el Evangelio de Tomás gnóstico, en su contorno histórico cronológico. Pero la interesante introducción no se detiene ahí, sino que estudia globalmente los tipos e intenciones teológicas de los restantes evangelios apócrifos, ponderando su interés para la reconstrucción de la figura de Jesús, caracterizándolos brevemente por grupos cronológicos.

Luego aborda este libro el estudio específico del Evangelio de Tomás desde una perspectiva diacrónica, es decir, a través de las distintas fases cronológicas que un estudio detenido del texto parece descubrir en él. Armand Puig sostiene que sus análisis le llevan a concluir que el EvTom fue escrito en diversos momentos o fases. La primera, “Tomás primitivo” o T1, es una colección de dichos de Jesús, de tipo fundamentalmente sinóptico, es decir, parecido al recogido por Mt/Mc/Lc, compuesto hacia el año 100, y no era gnóstico en absoluto.

Esta primera colección, tras minuciosos análisis, estaba compuesta por 68 logia, la mayoría de factura breve, exceptuando algunas parábolas como las del sembrador (log. 9), del banquete (log. 64.) o los viñadores homicidas (log. 65)

La segunda colección (que hace el EvTom completo está compuesta de un añadido de 46 logia nuevos y de la amplificación de 16 de los logia de la primera colección) es obra probablemente de otro autor. El último redactor, un cristiano ya gnóstico, convierte así una colección de dichos de Jesús de tipo “Q” en otra colección, más amplia, que anticipa lo que luego será el sistema de la gnosis valentiniana, por ejemplo tal como aparece en el Evangelio de la Verdad (Biblioteca de Nag Hammadi II 139-163, Trotta; Todos los Evangelios 440-451; Edaf).

Esta conclusión es muy importante: el nuevo conjunto, de hacia el 150 d.C. según A. Puig, moldea tanto la colección anterior de palabras de Jesús como la añadida, y hace hablar al Jesús histórico como si fuera el Revelador gnóstico por excelencia. Esta fase puede etiquetarse como T2 y se desarrolla por su parte en dos fases, que A. Puig distingue como T2a y T2b.

De la mano de A. Puig, el lector recorre los caminos de la investigación literaria, que se despliega en la parte principal del libro (hasta la página 131), en la que a la vez que se efectúa un comentario a prácticamente todos los dichos del Evangelio, se intenta demostrar la tesis propuesta.

El resultado es que el EvTom, tal como ha llegado hasta nosotros es un documento de mediados del siglo II y que fue generado por un autor de lengua griega en el ámbito de la cristiandad siria, es decir, la misma en la que empezó a formarse Pablo de Tarso (entre Damasco y Antioquía de Siria), con una mentalidad claramente gnóstica. A este propósito A. Puig presenta un claro resumen de la teología del EvTom en su conjunto (= T1 + T2: pp. 22-30).

Para situar correctamente el análisis del EvTom, A. Puig ofrece al lector una perspectiva analítica previa: cómo está en la actualidad el debate sobre las fuentes (orales y escritas) que pudo utilizar el EvTom; qué relación tienen esas fuentes con los evangelios hoy canónicos; qué contactos, parecidos, alusiones, analogías, etc., se pueden rastrear entre el EvTom y la colección de dichos “Q”, entre EvTom y los evangelios de Mc, Mt, Lc y Jn. Menciona posibles contactos también con las cartas auténticas de Pablo, con el Antiguo Testamento y otras fuentes.

El trabajo sobre el EvTom prosigue con el análisis ya más pormenorizado de los contenidos del texto actual que conducen a postular la existencia de una colección primitiva (T1), que aborda los temas siguientes, muy propios del Jesús histórico: el descubrimiento y revelación del reino de Dios; os misioneros itinerantes cristianos; la vida de los discípulos; los bienes y la familia; la disputa de Jesús contra los fariseos y Jesús como fundamento y modelo del cristiano.

Tras un resumen de los resultados de cómo pudo ser T1, A. Puig estudia cómo pudo ser el paso de T1 a T2; qué contactos pudo tener este T2 con la literatura cristiana de mediados del siglo II, por qué puede argumentarse que T2 se hizo a su vez en dos fases (T2a y T2b) y cuáles fueron las razones que llevaron al autor definitivo a realizar semejante y monumental reelaboración gnóstica.

Las conclusiones del libro son nítidas y claras. La base, T1, se inscribe sin excesivas dificultades en la teología de tipo escatológico e histórico que caracterizó la predicación del Jesús de la historia y de las primeras tradiciones que la vehicularon, tanto presinópticas o sinópticas, como johánicas.

Los tonos encratitas (= antisexo/antimatrimonio) representan una lectura muy parcial de esta tradición de Jesús, pero –según A. Puig- no es estrictamente contradictoria con ella. Este cristianismo tiene como figura capital a Santiago, el hermano del Señor (log. 12) y el Evangelio de Mateo es su evangelio normativo.

El cambio a T2, gnóstico, coincide temporalmente con el fracaso de las revueltas antirromanas por parte de los judíos (disturbios en la Cirenaica, etc., en tiempos de Trajano y 2ª Gran revuelta judía, en tiempos de Adriano cuyo final fue en 135 d.C.), y con la tendencia de los cristianos, tanto de origen pagano como judío liberal, a sentirse totalmente liberados respecto al cumplimiento de la ley de Moisés.

Esta postura propicia un tránsito del esquema mental histórico de tipo apocalíptico de la teología de Jesús a otro esquema de tipo especulativo y ahistórico, filosófico, de tendencia sapiencial, que desemboca en el gnosticismo pleno. El Jesús que habla entonces no es el Jesús “de verdad”, sino un revelador gnóstico.

El próximo día ofreceremos una valoración de esta interesante obra.

Saludos cordiales de de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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En el otro blog, de “Religiondigital”, el tema es:

“Andrés de Betsaida en la literatura apócrifa "y "Los Papas y el sexo"

Saludos de nuevo.


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CURSO DE PRIMAVERA DE LA UNIVERSIDAD CASTILLA-LA MANCHA

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Curso sobre “ATEOS Y CREYENTES. Argumentos a favor o en contra de la fe”.

Fecha: 11-13 de marzo 2010


PROGRAMA:


Jueves 11 de marzo 2010

17,00-18,45
¿El estudio de la Biblia nos lleva a la fe o al ateísmo?
Xavier Pikaza y Antonio Piñero

19,00-20,45

Las religiones orientales ¿se basan también en la fe?Agustín Paniker y Juan Masiá


Viernes 12 de Marzo 2010

17,00-18,45
¿Qué sería la fe para Jesús de Nazaret?Alexander Zatyrka y José Manuel Martín Portales


19,00-20,45
¿Es necesaria la fe para vivir?
Fernando Bermejo y Abdelmumin Aya


Sábado 13 de marzo 2010

10,00-11,45
Fe cristiana y paganismo. Dos creencias enfrentadasJacinto Choza y Jesús Garay

12,00-13,45
La experiencia mística, ¿culminación o superación de la fe?
Santiago Catalá y Yaratullâ Monturiol

13,45. CLAUSURA


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Martes, 23 de Febrero 2010


Hoy escribe Antonio Piñero


1 Cor 15,35-44a:

35 Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpo vuelven a la vida? 36 ¡Necio! Lo que tú siembras no revive si no muere. 37 Y lo que tú siembras no es el cuerpo que va a brotar, sino un simple grano, de trigo por ejemplo o de alguna otra planta. 38 Y Dios le da un cuerpo a su voluntad: a cada semilla un cuerpo peculiar. 39 No toda carne es igual, sino que una es la carne de los hombres, otra la de los animales, otra la de las aves, otra la de los peces. 40 Hay cuerpos celestes y cuerpos terrestres; pero uno es el resplandor de los cuerpos celestes y otro el de los cuerpos terrestres. 41 Uno es el resplandor del sol, otro el de la luna, otro el de las estrellas. Y una estrella difiere de otra en resplandor. 42 Así también en la resurrección de los muertos: se siembra corrupción, resucita incorrupción; 43 se siembra vileza, resucita gloria; se siembra debilidad, resucita fortaleza; 44a se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual.

Explicación:

El concepto de resurrección era relativamente reciente entre los judíos en la época en la que vivía Jesús; quizás no tuviera una existencia firme de más de doscientos años. Por ello es natural que se hubieran ido formando diversas nociones en torno cómo era esa resurrección del cuerpo y que no existiera una unidad de pensamiento. La mayoría pensaba que el cuerpo resucitado seguiría gozando de placeres corporales en el mundo del más allá…, lo que es posible que molestara bastante a algunos de los cristianos de Corinto, los “espirituales” o “fuertes”, que sostenían que la materia era indigna de estar en el cielo. Esa idea les llevaba a negar que existiera resurrección de los cuerpos. Tal negativa se expresa en las dos preguntas del v. 35:

a) ¿Cómo resucitan los muertos?
b) ¿Con qué cuerpo vuelven a la vida? Esta segunda pregunta hace más concreta la primera.

Pablo responde directamente: a) y b) = v v. 36-49/50-57: la existencia mortal del cuerpo “se transforma”; el cuerpo terreno se convierte en “espiritual”.

Dios moldea el cuerpo según las circunstancias. Cuando el salvado esté en el cielo, su cuerpo será muy diferente del que tenía en la tierra; pero seguirá siendo cuerpo, aunque mutado. Será un cuerpo glorioso. A pesar de esta transformación será el mismo cuerpo. Por tanto, se garantiza la unidad de la persona.

Señalan los comentaristas que el Apóstol utiliza aquí el género literario de la “diatriba”, es decir, la discusión con un adversario no presente en realidad pero como si estuviera delante. Por eso llama “¡Necio!” al presunto lector –no presente físicamente mientras escribe- que no esté de acuerdo con su argumentación.

El ejemplo que Pablo pone es fácil de entender y es popular: así como las obras de la naturaleza, bien consideradas nos llevan a pensar la existencia de Dios, del mismo modo el caso específico de las siembra y las mutaciones que sufre la semilla, bien observadas, nos sirven para descubrir el plan divino para la resurrección del cuerpo. La semilla sufre con su muerte aparente al ser sembrada una profunda mutación. El grano de trigo se convierte en hermosa espiga, que aparentemente nada tiene que ver con lo que se sembró. Así ocurre con el cuerpo humano: se siembra (= esta vida) un cuerpo corruptible; se recolecta (= en la otra vida) un cuerpo incorruptible.

Dios tiene poder –continúa argumentando Pablo- para hacer cuerpos diferentes, cada uno apropiado para la finalidad a la que está destinado. Así, Dios genera un cuerpo distinto para los humanos, para las aves, para los peces…, etc. Todos son cuerpos, pero su sustancia es muy diferente y diversa. Del mismo modo ocurre con los astros: según Pablo el diferente resplandor de la luna y el sol arguye que Dios les ha concedido a cada un “cuerpo” diferente…, pero a pesar de la diversidad están catalogados bajo el epígrafe de “cuerpo”.

Algunos intérpretes piensan que estas ideas (v v. 39-41) -que explican detenidamente las naturalezas diferentes de la “carne” (todas son “materia”, pero cada una es peculiar)- son quizá una glosa de un escriba posterior, ya que hacen pesado el argumento e interrumpen la unión de las ideas de los v v. 38-41. Es posible; pero también lo es que la glosa provenga de Pablo en un repaso o segunda lectura de lo ya escrito.

Lo mismo ocurre con el cuerpo del creyente que muere y luego resucita: seguirá teniendo cuerpo, pero adaptado, modificado, transmutado por Dios -sin dejar de ser cuerpo- a las nuevas circunstancias de la vida en otro medio, el celeste.


1 Cor 15, 44a-49:


44bPues si hay un cuerpo natural, hay también un cuerpo espiritual. 45 En efecto, así es como dice la Escritura: Fue hecho el primer hombre, Adán, alma viviente; el último Adán, espíritu que da vida. 46 Mas no es lo espiritual lo que primero aparece, sino lo natural; luego, lo espiritual. 47 El primer hombre, salido de la tierra, es terreno; el segundo, viene del cielo. 48 Como el hombre terreno, así son los hombres terrenos; como el celeste, así serán los celestes. 49 Y del mismo modo que hemos llevado la imagen del hombre terreno, llevaremos también la imagen del celeste.


Explicación:

Para explicar más precisamente cómo será ese nuevo cuerpo Pablo recurre a aplicar lo dicho anteriormente sobre el primer y segundo Adán (véase nota 3-10-38, comentario a 1 Cor 15,5-28). Establece así Pablo cuatro rasgos antitéticos –que son repetitivos: son variaciones sobre el mismo tema-, que aclaran la naturaleza de los dos cuerpos diferentes.

1. Así el cuerpo antes de resucitar es psíquico (psique = alma en griego): tiene sólo “hálito vital” y se mueve por el alma. Podría entenderse también como la existencia terrena carnal.

El cuerpo después de espíritu de resucitar posee también de algún modo “espíritu” (= mente; intelecto; aquello que nos hace semejante a Dios y que en la vida mortal se halla sólo en la mente, que es independiente del cuerpo). Este cuerpo espiritual puede entenderse, pues, como la existencia inmortal del ser humano, que es eminentemente espiritual y en la que la materia corpórea no desempeña papel alguno.

2. Así el cuerpo antes de resucitar es igual al cuerpo del primer Adán. Tras la resurrección el cuerpo humano será igual al cuerpo del Segundo Adán, Cristo.

3. El primero es natural; el segundo viene directamente del cielo; es una nueva creación de Dios: es supranatural;

4. El primero es formado del polvo de la tierra terreno, corruptible; el segundo es celestial e incorruptible, transido por el espíritu.

Como se ve y dijimos, son variaciones sobre la misma idea. Lo importante para Pablo es indicar que el primer cuerpo que tiene aquí abajo el fiel seguidor de Cristo sigue las normas de la “carne”, el segundo, el que tendrá en el futuro, seguirá las normas del espíritu, porque de algún modo pertenece a ese ámbito. El modelo del cuerpo espiritual humano que va a resucitar es el cuerpo de Cristo ya resucitado.

Todo este lenguaje no es probablemente un invento de Pablo, sino terminología usual del judaísmo helenista. La base de este pensamiento paulino es la creencia de que el ser humano en la tierra está compuesto de tres partes: cuerpo – alma o hálito vital –nous o mente, que e3s la sede de la inteligencia o espíritu

Y lo que debe consolar a los cristianos que esperan la otra vida es que llegará pronto el momento de participar de la vida de Jesús resucitado. Ahora se participa de esa gloria de una manera imperfecta, como la luz se refleja en un espejo. En le futuro de gozará de la luz directamente. Un pasaje de 2 Corintios lo expresa bellamente:


“Mas todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, nos vamos transformando en esa misma imagen cada vez más gloriosos: así es como actúa el Señor, que es Espíritu” (2 Cor 3,18).


Seguiremos en la próxima nota.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

En el otro blog, de “Religiondigital”, el tema es:

“El cristianismo y el sexo" a propósito del libro: "Los papas y el sexo”

Saludos de nuevo.

CURSO DE PRIMAVERA DE LA UNIVERSIDAD CASTILLA-LA MANCHA

Sede de CUENCA

Curso sobre “ATEOS Y CREYENTES. Argumentos a favor o en contra de la fe”.

Fecha: 11-13 de marzo 2010


PROGRAMA:


Jueves 11 de marzo 2010

17,00-18,45
¿El estudio de la Biblia nos lleva a la fe o al ateísmo?
Xavier Pikaza y Antonio Piñero

19,00-20,45

Las religiones orientales ¿se basan también en la fe?Agustín Paniker y Juan Masiá


Viernes 12 de Marzo 2010

17,00-18,45
¿Qué sería la fe para Jesús de Nazaret?Alexander Zatyrka y José Manuel Martín Portales


19,00-20,45
¿Es necesaria la fe para vivir?
Fernando Bermejo y Abdelmumin Aya


Sábado 13 de marzo 2010

17,00-18,45
Fe cristiana y paganismo. Dos creencias enfrentadasJacinto Choza y Jesús Garay

19,00-20,45
La experiencia mística, ¿culminación o superación de la fe?
Santiago Catalá y Yaratullâ Monturiol

13,45. CLAUSURA


Para más información Vicerrectorado de Extensión Universitaruia

e-mail: extension.universitaria@uclm.es

http://extensionuniversitaria.uclm.es



Lunes, 22 de Febrero 2010
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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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