Notas
Hoy escribe Gonzalo del Cerro
I. El contenido 34. Estratocles, al ver que Andrés era maltratado por sus verdugos, se lo quitó de las manos diciéndoles que tendían que dar gracias al bienaventurado, que les había enseñado a soportar las injurias. Por ello, “hemos aprendido a soportar lo que nos hacen” (HchAnd 52,2). En varios lugares del NT aparece esta doctrina o recomendación de sufrir con paciencia las contrariedades. Pero podemos recordar el pasaje de Mt 5,39 donde Jesús recomienda poner la otra mejilla al que nos golpea. Igualmente, en Rom 12,9-17, se presenta un programa de vida cristiana en el que destaca con relieve particular la idea de la paciencia en las tribulaciones, la necesidad de vencer al mal con el bien siendo pacientes en la tribulación y no devolviendo mal por mal. 35. Aunque recogeremos ciertas frases de contenido entre las definiciones, notamos aquí la idea de que Andrés se considera “un hombre de Jesús” (HchAnd 55,2). La idea de que el cristiano es un hombre de Jesús subyace bajo las palabras de Pablo a los corintios cuando les dice: “Vosotros sois de Cristo” (1 Cor 3,23). También podemos referir aquí las palabras de Jesús en la Cena, en las que abundaba en ideas paralelas. “Yo ruego por ellos…, por los que tú me diste, porque son tuyos, y todo lo tuyo es mío y lo mío tuyo” (Jn 17,6ss). 36. Colgado ya en la cruz, hablaba Andrés de la vida después de la muerte: “El morir no es el final de esta vida pasajera… Y el que cree que después de la separación del alma y el cuerpo ya no existe nada, tiene sentimientos de fieras terribles” (HchAnd 56, 1). La inmortalidad del alma o la supervivencia del hombre después de la muerte es uno de los presupuestos esenciales de la tradición bíblica, sobre todo, del NT. Recordemos a modo de ejemplo, las moradas que Jesús va a preparar para los suyos en la casa de su Padre (Jn 14,2ss). Son significativas en este sentido las palabras de Jesús crucificado al buen ladrón: “Hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc 23,43). Y Pablo dice a los tesalonicenses: Después de la Parusía, “estaremos siempre con el Señor” (1 Tes 4,17). Podemos registrar aquí también la presentación de la nueva Jerusalén según el Apocalipsis 21-22. 37. Sigue Andrés proclamando desde la cruz: “Si creéis que esta luz nocturna es la única que existe, sois de la misma naturaleza que la noche” (HchAnd 56,2). La oposición luz-tinieblas es redundante en la literatura neotestamentaria, como ya lo era en la doctrina de Qumrán. Aparece especialmente en los escritos paulinos. En un pasaje en el que Pablo subraya la oposición luz-día / tinieblas-noche (1 Tes 5,1-5), recapitula su pensamiento diciendo que “no somos de la noche ni de las tinieblas”. 38. “Si consideráis que vuestro alimento es el que proporciona grosor al cuerpo y fuerza a la constitución de vuestra sangre, sois también vosotros terrenales” (HchAnd 56,2). La doctrina sobre lo material y terreno frente a lo espiritual y celestial es también la línea maestra de la exégesis que hace Pablo de la forma de la resurrección en 1 Cor 15,35-49). Allí se marca la oposición entre el hombre terrenal y el celestial. 39. En su larga alocución, se explaya Andrés hablando del ser humano, en el que “el alma está prisionera, vendida a los malos deseos” (HchAnd 57,19. Es una idea recurrente en las epístolas canónicas. Los apóstoles hablan de los deseos que esclavizan al hombre y lo arrastran a una particular forma de vivir. Dice Pablo a los romanos: “Que no reine el pecado en vuestro cuerpo mortal, obedeciendo a sus concupiscencias” (Rom 6,12). En Tit 3,3 leemos: “En otro tiempo vivíamos sirviendo a las concupiscencias”, epithymíais en ambos casos. Cf. Gál 5,16; 2 Tim 3,6; Sant 1,14; etc. 40. Cuando el procónsul Egeates se acerca a la cruz de Andrés, la turba comienza a gritar exigiéndole que salve al apóstol crucificado: “Libra a este hombre prudente, y toda la Acaya obtendrá la libertad” (HchAnd 59,2). Así leemos con Bonnet que se basa en paralelos con la Narratio. En el NT encontramos la libertad como expresión del nuevo estado del hombre cristiano. Dice Pablo en Gál 5,13: “Vosotros, hermanos, habéis sido llamados a la libertad”. Y en la misma carta (Gál 5,1) había escrito: “Cristo nos ha libertado para la libertad”. Por ello puede hablar la carta a los romanos (8,21) de la “libertad de los hijos de Dios”. Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro
Jueves, 25 de Marzo 2010
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Editado por
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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