CONO SUR: J. R. Elizondo

Bitácora

7votos
EVO Y LA FUNA DE LOS PUEBLOS José Rodríguez Elizondo
EVO Y LA FUNA DE LOS PUEBLOS

 Publicado en La Segunda, 15.6.2012


El miércoles, en ejercicio de su esperpéntica “diplomacia de los pueblos”, Evo Morales declaró fallecido al Tratado de 1904 con Chile. Digamos, como digresión, que esa diplomacia no es creación suya, aunque él lo crea. Todos los líderes que han actuado por la libre, en materia internacional, lo primero que hacen es inventarla. Y es comprensible, pues los ayuda a liberarse de  esas pautas y protocolos inventados por las cancillerías para poner orden entre el querer, el poder y el deber.


En América Latina tuvo como brillante maestro al Juan Domingo Perón revolucionario. Para él, todas las cancillerías latinoamericanas eran “inoperantes e intrascendentes”, porque existían para influenciar a gobiernos  transitorios. Lo  que debía hacerse, decía, era influenciar a los pueblos, que son permanentes. Fidel Castro fue su discípulo más creativo. Aplicando la diplomacia de los pueblos, en dosis altas, exportó su proyecto revolucionario a toda la región. Sospechaba, seguro, que sus cancilleres jamás convencerían a sus colegas de otros países sobre las bondades de un foco guerrillero propio. Hugo Chávez, a escala más artesanal, ejerció esa diplomacia cuando ordenó, desde la televisión, poner tropas en la frontera con Colombia. O cuando contaba, en cualquier foro, cuánto le gustaría bañarse en una playa boliviana. A ver si así convencía a Ricardo Lagos y a Michelle Bachelet para que hicieran el endoso sin mayor trámite.


Como anfitrión de la reciente Asamblea de la OEA, en Cochabamba, Morales trató de estar a la altura de esos maestros, invitando a funistas y barristas contra Chile. Poco le importó sobrepasar la agenda y protocolos de la organización multilateral, representada a la sazón por un chileno. Lo urgente era que nuestro canciller Alfredo Moreno  se comprometiera, de puro apabullado, a cederle un pedazo de país. 


También en su retórica hubo aportes notables de diplomacia de los pueblos. Uno de ellos fue informar que el tratado de 1904, con Chile,  “es injusto”. Lo dijo con la convicción de quien cree que los tratados de fronteras son sentencias en Derecho (que, por lo demás, tampoco son justas para la parte que pierde). Consecuente consigo mismo, después lo mató. Su otro aporte fue una aplicación del moderno marketing comercial, consistente en engancharse a una marca prestigiosa. “Las Malvinas argentinas, mar para Bolivia”, lanzó exultante.


Sospecho que ese segundo aporte le va a traer problemas con la Presidenta Cristina Fernández, pues el enganche no la favorece. Primero, porque hay demasiada asimetría entre una causa que se esgrime contra un país de la región y otra que se esgrime con la región a favor y contra una potencia extrarregional. Segundo, porque el apoyo del país funado es más estratégico que el de Bolivia, para la causa de doña Cristina. Tercero, porque la inmensa mayoría de la OEA dijo que, en vez de una presión asamblearia contra Chile, Bolivia debía buscar el diálogo bilateral… a sabiendas de que Morales lo desahució unilateralmente el año pasado.


Con base en esas consideraciones, dos preguntas surgen raudas: ¿consultó Morales a su colega Fernández antes de homologar la causa argentina con la boliviana? ¿quiere dividir a quienes apoyan ambas causas?  


Respóndase lo que se responda, una cosa quedó muy clara: la diplomacia de los pueblos de Evo Morales perjudica las posibilidades de su propio pueblo. Los chilenos receptivos a la posibilidad de un arreglo por el norte de Arica –el único posible, si de soberanía se trata- sabemos que también depende del Perú y no queremos hacerlo a los “funazos”. Y es de suponer que los peruanos tampoco anhelan exponerse a esa presión, en caso de que se les solicite su previa anuencia para un eventual traspaso.


Somos tan conservadores, señor Presidente, que preferimos la diplomacia de verdad.


José Rodríguez Elizondo
Miércoles, 20 de Junio 2012



Facebook Twitter LinkedIn Digg Google Meneame Viadeo Pinterest

Bitácora

9votos
CUESTIONANDO LA CUESTION José Rodríguez Elizondo

Publicado en La Segunda, 9 de junio, 2012

Nuestra opinión pública no entiende por qué el Presidente peruano Ollanta Humala habló de un “territorio que está en cuestión”, en nuestra frontera norte.  Menos entiende por qué una empresa extranjera desminará, por lucro, lo que nuestros soldados desminan con cargo a sus sueldos patrióticos.

Sin embargo, la razón es simple: existe, dentro de nuestras fronteras, un territorio cuestionado por Perú. Son 37.610 m2, que equivalen a cuatro manzanas urbanas y tiene forma de triángulo. Su vértice es el Hito 1 y sus ángulos están formados por la línea del paralelo, la línea de la Concordia hasta su contacto con el mar y la costa entre ambas líneas.

Ese triángulo es un adjunto de la pretensión marítima peruana, que desconoce la frontera expresada en “el paralelo del Hito 1”. Se planteó en los años 1986 y 2000, fue invocado por los tres predecesores de Humala y está contenido en la demanda que se resolverá en La Haya,  El que esto aún se ignore, en Chile, es fruto del extravagante  secretismo en que se mantuvo el tema desde 1986 y del “estricto juridicismo” con que después se trató. Dicho en chileno, le sacamos el cuerpo a la jeringa. Es decir, a reconocer que estábamos ante un conflicto político de poderes soberanos.

Lo señalado facilitó dos errores nuestros que afirmaron el cuestionamiento de la chilenidad del triángulo. Uno, haber retirado de ese sector una caseta naval, ante la reclamación peruana. El segundo, haber planteado una indicación legal, ratificatoria del límite  terrestre, que luego no se pudo sostener (fue anulada por el Tribunal Constitucional). Ante esos fenómenos paradigmáticos, mi deducción de la época fue que el triángulo, “chilenísimo en teoría y tradición” había mutado en tierra de nadie.

Así, lo que podría recriminarse al Presidente peruano no es que aluda al tema, sino que lo levante a propósito de un desminado humanitario. Sobre todo, cuando el fallo de La Haya, que está a la vista, lo resolverá de la manera jurídica que planificaron sus predecesores. Sin embargo, sus circunstancias peruanas dicen que él no tenía alternativa mejor. En efecto, hay que recordar que, durante el gobierno de Alan García, organizó una marcha belicosa hacia ese “territorio peruano”, que pudo desembocar en  un incidente grave. García, al impedírselo, contribuyó a bajar la categorización del triángulo, de “peruano” a “territorio en disputa”.

También hay que recordar que el Humala de entonces era etnocacerista (antichileno) de padre y madre y que Hugo Chávez lo miraba como otro de sus hijos políticos. En un vuelco notable, hoy se le considera un pragmático que coexiste bien con Sebastián Piñera y un traidor al “socialismo del siglo XXI”, que coexiste mal con los gobernantes del ALBA. Efecto inmediato: la izquierda peruana ve su incorporación a la Alianza del Pacífico como una rendición y, juntando otras facturas, le ha quitado su apoyo. Algunos hasta piden su dimisión.

Por  eso, no cabe echarle la culpa al empedrado humalista por el  “territorio en cuestión” ni al gobierno de Chile, por entregar su desminado a una empresa noruega (léase “neutral”). Los chilenos, de gobierno y de oposición, debemos asumir nuestros errores consumados. Sólo así podremos apreciar que la parte llena del vaso contiene una importante conversión estratégica respecto a Perú: la que va desde una gélida enemistad por cuerdas separadas, a una tibia amistad en la cuerda floja.


José Rodríguez Elizondo
Martes, 12 de Junio 2012



Facebook Twitter LinkedIn Digg Google Meneame Viadeo Pinterest

Revista Realidad y Perspectivas

11votos
RyP Nº9 José Rodríguez Elizondo
ryp_nº09.pdf RyP Nº09.pdf  (505.35 Kb)

José Rodríguez Elizondo
Sábado, 2 de Junio 2012



Facebook Twitter LinkedIn Digg Google Meneame Viadeo Pinterest

Bitácora

8votos
¿AHORA LA CUERDA FLOJA? José Rodríguez Elizondo

Publicado en La Segunda, 1.6.2012


Cuando Perú comenzó a instalar el tema de la limitación marítima, hace 26 años, invocó la falta de un tratado específico. Sobre esa base, su agente especial puso el énfasis argumental en tres factores: la estricta juridicidad de su planteo, la bilateralidad excluyente y la independencia de cualquier elemento histórico.


En nuestro país no se captó que aquello era el primer paso de una estrategia integral. Tal vez por eso, el gobierno de la época no respondió y los posteriores, invocando la solidez legal y fáctica del statu quo, optaron por negar la existencia de una controversia jurídica. Así, entre el silencio y la negación simple, Chile no definió el tema como lo que era: un conflicto de poderes soberanos, vinculado a la pretensión marítima de Bolivia y con raíces en la historia del tratado de 1929.


Como resultado parcial, Perú construyó la controversia jurídica que no existía y hoy Chile defiende, judicialmente, una soberanía que proclamaba consolidada. Naturalmente, esto implica una asimetría total en las posibilidades jurídicas. Chile pierde con cualquier solución equitativa, aunque signifique renunciar a sólo un litro de océano. Perú, por su parte, no tiene nada que perder, porque nada arriesga. Sin embargo, debido a las expectativas creadas, su sociedad se sentiría perdedora si no obtiene la victoria contundente a  que aspira.


En ese contexto enrarecido, muchos peruanos y chilenos actúan desde la emoción, como si sus razones nacionales debieran comprometer, de manera inexorable, a los jueces internacionales. Por momentos, esto ha configurado un escenario de combate virtual que, para los más exaltados, pasaría a ser real al momento del fallo. Opinantes peruanos, entre los cuales tres ex comandantes generales del Ejército, han llamado a prepararse para una guerra, por presumir que Chile no lo acatará. Por nuestra parte, una encuesta reciente advirtió que para un 73%  de los chilenos “no se debe ceder territorio marítimo a Perú por ningún motivo”. Es decir, la política exterior oficial estaría divorciada de la opinión pública real.


Quizás por todo esto, a fines del gobierno pasado “lo innombrable” se instaló en el horizonte estratégico, aunque muchos no quisieron verlo. Luego, mediante señales políticas varias, Sebastián Piñera, Alan García y Ollanta Humala morigeraron las expresiones de fe en una victoria total y reiteraron –ya no a regañadientes- la acatabilidad de “cualquier fallo”. Subordinaron la asimetría, asumieron (nuestro Presidente, más que los otros) los errores consumados y levantaron la posibilidad de una “agenda para después de La Haya”.


En definitiva, la suerte jurídica está echada, pero la suerte política está por verse. Cualquier incidente ajeno al  proceso hoy es disfuncional a los compromisos que buscaba –y obtuvo- la parte demandante. Es lo que está sucediendo, por ejemplo, con los obstáculos al transporte fronterizo, la complejización interpretativa del desminado, las sugerencias ominosas sobre la muerte de un taxista peruano en territorio chileno y el condicionamiento de un viaje a Chile del Presidente Humala. Es como si después de su éxito con las cuerdas separadas, el gobierno peruano quisiera instalar el riesgo de la cuerda floja.


Eso indica que nuestros gobernantes no sólo deben comprometerse a respetar el fallo, que es lo obvio. Además, debieran hacer docencia ciudadana, para comenzar a desminar las “trancas” del pasado y hacer viable una agenda de futuro.


Para ese efecto, chilenos y peruanos debiéramos considerar que las oportunidades históricas no son muy frecuentes y, por cierto, nunca son gratuitas.


 


José Rodríguez Elizondo
Sábado, 2 de Junio 2012



Facebook Twitter LinkedIn Digg Google Meneame Viadeo Pinterest

Bitácora

5votos
VIRUS DE LA HISTORIA VECINAL José Rodríguez Elizondo

Publicado en La Segunda, 18.5.2012

 

Gracias a nuestro subdesarrollo exitoso, seguimos preguntando a nuestros turistas qué opinan de Chile en el extranjero. Cómo nos ven los uzbecos y los laosianos, por ejemplo. Es una  chilenocentria emparentada con la manía de clasificar a los vecinos según sean pro o antichilenos.

Hace algunos años,  Carlos Martínez Sotomayor (Q.E.P.D.), entonces en su residencia diplomática limeña, me dijo que en Santiago siempre le preguntaban por los peruanos con base en esa dicotomía. Comentó, con aire resignado: “es una obsesión… la única obligación de ellos es ser properuanos”.

Sencillo y obvio. La obligación básica de nuestros vecinos es promover su interés nacional. Si lo hacen bien, lo positivo viene por añadidura, pues tendrán que valorar su democracia, el manejo correcto de su economía y el estatus de paz. Dando un paso más, entenderán que ésas son las bases para asociarnos rumbo a un desarrollo superior: el de la (por el momento utópica) integración. Ahora, si lo hacen mal, pondrán el énfasis en “el chileno feo” y en conflictos  que debieran ser historicos, y quedamos como estábamos… o peor.

Entender eso parece fácil. Lo difícil es asumir que el simplismo patriótico es síntoma de déficit cultural, pues suena como esos virus que invocan los médicos cuando no saben qué diablos tiene el paciente. Por eso, diagnosticar la necesidad de políticas culturales públicas para una revisión autocrítica, es como pedir a un colocolino que disfrute con los triunfos de la U en la copa Libertadores.

Todo este rodeo nace de un chiste viejo, que circula reciclado por las redes sociales, así es que más vale contarlo sin gracia.  Trata de un turista latinoamericano en Amsterdam, que se dirige a un prostíbulo. La madame le da la bienvenida, lo invita a tomar asiento y le envía una jovencita. Tras conversar, olfatearse y beber, el turista susurra algo al oído de la chica. Esta se levanta y sale corriendo espantada. Al ver esto, la madame envía una chica más experimentada, pero la escena se repite: el turista le susurra algo al oído, la chica experimentada grita ¡No! ...y se va corriendo. En este punto el chistoso puede aburrir, repitiendo la escena con una tercera y más chicas; para evitarlo, acortemos camino y digamos que la desconcertada madame nunca había visto algo así, en sus largos años prostibularios. Y, como cree que se las sabe todas, decide ofrecerse ella misma. Se acerca al turista y le dice que está disponible para la fantasía que él pida. Entonces él le susurra al oído: ¿Aceptás pesos argentinos?

Ese es el chiste. Fome, como todo refrito de chistes vecinalmente adversativos. Lo importante es que hoy se decodifica desde nuestra autosatisfacción económica. Contado desde aquí, implica que, a diferencia de nosotros, que nos manejamos estupendo, los argentinos ya se fueron al chancho con sus estatizaciones demagógicas. Es más una burla desde la soberbia, que una caricatura divertida.

Por cierto, las pesadeces son de ida y vuelta. La argentina vigente es, incluso, más grave, pues induce al odio. Me refiero a ese epíteto de “traidores” que gritan sus hinchas futbolísticos, cuando el adversario de turno es un equipo chileno. Alude, por cierto, a nuestra actitud durante la guerra de las Malvinas e implica una ignorancia popular          -tolerada o inducida- sobre una realidad que fue compleja y ominosa: si Argentina ganaba esa guerra, los siguientes atacados éramos los chilenos. Sólo siendo masoquistas podríamos haber hinchado por su victoria. Al respecto, hay memoria vigente y  documentación abundante, al alcance de cualquier argentino que quiera conocerlas. 

¿Molestan esos ejemplos?... Posiblemente, pero ilustran. Equivalen a erupciones de antipatía vecinal que los poderes políticos no se atreven a revisar y que, eventualmente, bloquean las políticas oficiales sensatas. 

Son los virus de la Historia, que mutaron en cultura popular.


José Rodríguez Elizondo
Domingo, 20 de Mayo 2012



Facebook Twitter LinkedIn Digg Google Meneame Viadeo Pinterest

1 ... « 37 38 39 40 41 42 43 » ... 92


Editado por
José Rodríguez Elizondo
Ardiel Martinez
Escritor, abogado, periodista, diplomático, caricaturista y miembro del Consejo Editorial de Tendencias21, José Rodríguez Elizondo es en la actualidad profesor de Relaciones Internacionales de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Su obra escrita consta de 30 títulos, entre narrativa, ensayos, reportajes y memorias. Entre esos títulos están “El día que me mataron”, La pasión de Iñaki, “Historia de dos demandas: Perú y Bolivia contra Chile”, "De Charaña a La Haya” , “El mundo también existe”, "Guerra de las Malvinas, noticia en desarrollo ", "Crisis y renovación de las izquierdas" y "El Papa y sus hermanos judíos". Como Director del Programa de Relaciones Internacionales de su Facultad, dirige la revista Realidad y Perspectivas (RyP). Ha sido distinguido con el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales (2021), el Premio Rey de España de Periodismo (1984), Diploma de Honor de la Municipalidad de Lima (1985), Premio América del Ateneo de Madrid (1990) y Premio Internacional de la Paz del Ayuntamiento de Zaragoza (1991). En 2013 fue elegido miembro de número de la Academia Chilena de Ciencias Sociales, Políticas y Morales.





Archivo
L M M J V S D
        1 2 3
4 5 6 7 8 9 10
11 12 13 14 15 16 17
18 19 20 21 22 23 24
25 26 27 28 29 30  



RSS ATOM RSS comment PODCAST Mobile