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Blog de Tendencias21 sobre las implicaciones sociales del avance científico, tecnológico y biomédico.
El Financial Times acaba de publicar un interesante texto escrito por Clive Cookson en el que se afirma que los gobiernos no suelen tener en cuenta a los científicos en tiempos de crisis. En este sentido se aboga por la configuración de un comité de asesoramiento formado por científicos y que tengan capacidad de reunión urgente en situación de crisis, conflictos o problemas.
La ciencia es una actividad de gran importancia y con una elevada capacidad de asesoramiento. Esta actividad no sólo debiera ser restringida al ámbito de las ciencias experimentales, sino también de las sociales. En este sentido, el asesoramiento científico debiera ser utilizado más ampliamente en situaciones de emergencia y no dejado de lado hasta el último minuto una vez que el desastre haya tenido impacto y generado consecuencias, en muchos casos, irreversibles.
El periódico británico informa que la Cámara de los Comunes ha llegado a la conclusión, en colaboración con el comité de tecnología, que se ha empleado el conocimiento de los científicos y su asesoramiento demasiado poco y demasiado tarde en situaciones problemáticas tales como la gripe porcina del 2009-2010 y las cenizas volcánicas del año pasado. Por otro lado, se han planteado dos posibilidades futuras: una tormenta solar o un ataque cibernético causar.
El problema de fondo al que se ha llegado es que los científicos juegan un papel periférico en los procesos de evaluación de los riesgos nacionales (británicos). Por esta razón, se apuesta por el establecimiento de un comité científico independiente cuya finalidad será la de asesoras al gabinete de evaluación de riesgos constituido para cada ocasión.
En algunas regiones española existen comité de este tipo. Pero, pese a tener vigencia, actualidad y solvencia no suelen ser consultados por ninguno de los responsables de los distintos gobiernos del Estado.
El periódico británico informa que la Cámara de los Comunes ha llegado a la conclusión, en colaboración con el comité de tecnología, que se ha empleado el conocimiento de los científicos y su asesoramiento demasiado poco y demasiado tarde en situaciones problemáticas tales como la gripe porcina del 2009-2010 y las cenizas volcánicas del año pasado. Por otro lado, se han planteado dos posibilidades futuras: una tormenta solar o un ataque cibernético causar.
El problema de fondo al que se ha llegado es que los científicos juegan un papel periférico en los procesos de evaluación de los riesgos nacionales (británicos). Por esta razón, se apuesta por el establecimiento de un comité científico independiente cuya finalidad será la de asesoras al gabinete de evaluación de riesgos constituido para cada ocasión.
En algunas regiones española existen comité de este tipo. Pero, pese a tener vigencia, actualidad y solvencia no suelen ser consultados por ninguno de los responsables de los distintos gobiernos del Estado.
El surgimiento de la tecnociencia ha traído consigo un cambio en el desarrollo de la actividad tecnocientífica. Actualmente todo parece indicar que es necesario plantearse esta actividad como una empresa para lograr tener éxito. De hecho, la enseñanza que se realiza de la ciencia y la tecnología camina hacia esta vinculación constante entre el mundo empresarial y el tecnocientífico.
En el mundo actual, las personas que trabajan en el sistema tecnocientífico no están aisladas y además raramente pueden dedicarse a investigar en otros ámbitos del saber (si quieren hacer su trabajo eficazmente). Esto es debido al enorme conocimiento con el que tenemos que lidiar actualmente. De hecho, las clásicas licenciaturas han devenido, recientemente, en los denominados grados los cuales asumen que la docencia de las ciencias ya no se puede basar en la mera transmisión de conocimientos y datos, sino que centran su esfuerzo en la enseñanza de capacidades.
Pues bien, para que una persona acceda hoy en día al conocimiento científico es necesario que pase por un largo y relativamente complicado proceso de adiestramiento. Tras este periodo se supone que la persona se integrará a una determinada comunidad científica. Esto hace que un individuo entre a formar parte de una comunidad lo que viene a significar que el sujeto epistémico actual no es, precisamente, individual sino comunal. Por esto la epistemólogo Helen Longino afirma que el sujeto epistémico es la propia comunidad. Dicho de otro modo, como el conocimiento no lo genera una sola persona, quien investiga y desarrolla el conocimiento es toda una comunidad.
El conocimiento que se va a generar tiene que ser socialmente aceptado. Para eso, se han establecido una serie de pautas que todos los grupos de investigación tienen que seguir indefectiblemente. El ejemplo más sobresaliente de esto lo encontramos en las revistas científicas; actual paradigma de la socialización, publicitación y control del conocimiento tecnocientífico.
Esta socialización del conocimiento implica la necesidad de poner en juego lo que podríamos denominar como marketing tecnocientífico. Este no consiste en otra cosa que la concepción de un grupo tecnocientífico como si fuese una empresa. Téngase en cuenta que actualmente hay que competir con las “empresas” (grupos de investigación) de la competencia, hay que “vender” bien los “productos” (artículos y libros) para que estos sean más aceptados (citados) que los rivales. Para este fin es imprescindible organizar bien los grupos de trabajo, lograr financiación e ir mejorando constantemente el equipamiento del grupo de investigación. Además para que nuestro marketing sea efectivo hay que tener buenos contactos y ser conocidos, por esta razón los congresos, reuniones científicas, simposios, etc. tienen tanta importancia en esta actividad.
Todo esto indica que los grupos de investigación con relevancia y talla internacional, o con intención de tener impacto internacional, desarrollan tácticas empresariales conducentes a la maximización de sus beneficios (intangibles y no estrictamente económicos). Estas tácticas necesitan del desarrollo de estrategias pre-establecidas y de políticas empresariales internas.
Esto es la realidad. Pero ¿es el ideal que perseguimos a la hora de desarrollar la actividad tecnocientífica? ¿la tecnociencia no implica referencia al mundo interno de las personas, al sentido y a la comprensión de la naturaleza y los objetos?
Pues bien, para que una persona acceda hoy en día al conocimiento científico es necesario que pase por un largo y relativamente complicado proceso de adiestramiento. Tras este periodo se supone que la persona se integrará a una determinada comunidad científica. Esto hace que un individuo entre a formar parte de una comunidad lo que viene a significar que el sujeto epistémico actual no es, precisamente, individual sino comunal. Por esto la epistemólogo Helen Longino afirma que el sujeto epistémico es la propia comunidad. Dicho de otro modo, como el conocimiento no lo genera una sola persona, quien investiga y desarrolla el conocimiento es toda una comunidad.
El conocimiento que se va a generar tiene que ser socialmente aceptado. Para eso, se han establecido una serie de pautas que todos los grupos de investigación tienen que seguir indefectiblemente. El ejemplo más sobresaliente de esto lo encontramos en las revistas científicas; actual paradigma de la socialización, publicitación y control del conocimiento tecnocientífico.
Esta socialización del conocimiento implica la necesidad de poner en juego lo que podríamos denominar como marketing tecnocientífico. Este no consiste en otra cosa que la concepción de un grupo tecnocientífico como si fuese una empresa. Téngase en cuenta que actualmente hay que competir con las “empresas” (grupos de investigación) de la competencia, hay que “vender” bien los “productos” (artículos y libros) para que estos sean más aceptados (citados) que los rivales. Para este fin es imprescindible organizar bien los grupos de trabajo, lograr financiación e ir mejorando constantemente el equipamiento del grupo de investigación. Además para que nuestro marketing sea efectivo hay que tener buenos contactos y ser conocidos, por esta razón los congresos, reuniones científicas, simposios, etc. tienen tanta importancia en esta actividad.
Todo esto indica que los grupos de investigación con relevancia y talla internacional, o con intención de tener impacto internacional, desarrollan tácticas empresariales conducentes a la maximización de sus beneficios (intangibles y no estrictamente económicos). Estas tácticas necesitan del desarrollo de estrategias pre-establecidas y de políticas empresariales internas.
Esto es la realidad. Pero ¿es el ideal que perseguimos a la hora de desarrollar la actividad tecnocientífica? ¿la tecnociencia no implica referencia al mundo interno de las personas, al sentido y a la comprensión de la naturaleza y los objetos?
Miércoles, 23 de Febrero 2011
El Centro de Estudios y Análisis Social de Galicia ha hecho público, recientemente, un documento de trabajo en el que se elaboran las líneas maestras de una adecuada gestión del conocimiento. En los tiempos de crisis en los que estamos, trabajos como éste son fundamentales para implementar las capacidades de cualquier organización e, incluso, de cualquier laboratorio.
La información tiene que fluir entre las personas de una organización
El CEASGA ha publicado hace poco un documento de trabajo sobre la aplicación de una metodología concreta, la hermenéutica analógica, a la gestión del conocimiento. La idea general del texto es conjugar el conocimiento cuantitativo que poseamos con el cualitativo. De este modo los niveles de gestión alcanzamos serán más prudentes y exitosos.
Según este documento, la gestión del conocimiento consiste en la transmisión de un determinado conocimiento, del tipo que sea, dentro de una organización: empresa, laboratorio, colegio, universidad, etc. En dicha gestión lo que se busca es transmitir algo que se considera importante y cuya utilidad es alta. Para que esto sea posible es necesario poner en marcha unos mecanismos de diálogo interno que hagan que la información se mueva sin demasiados problemas internos. En caso contrario la gestión no tendrá demasiado éxito.
Esta idea tan general contiene mucho poder, ya que toda organización necesita que sus miembros estén suficientemente informados para que se comprometan con la institución y sean capaces de solucionar aquellos problemas que se les presenten.
El problema, en ocasiones, proviene del hecho de que los jefes, director, presidentes, etc. no están dispuestos a ceder un ápice de su información para que los miembros de su organización la puedan manejar con soltura. Esta idea, tan arcaica, genera un cierto proceso de esterilización de la empresa, universidad, laboratorio, etc. ya que obliga a tener que pasar siempre por el presidente, jefe, etc. aunque la cuestión en juego no tenga demasiada importancia. Además, muchos de los empleados, miembros secundarios, etc. se sienten más útiles y orgullosos del lugar de trabajo si no son considerados como "marionetas" a las que le ordenas que hagan todo lo que deben hacer y son tratados como personas competentes, la cuales necesitan información para desarrollar con competencia sus labores.
La cuestión no es sencilla y la solución no la tiene ni el CEASGA, ni nadie. Pero un enfoque prudencial de esta gestión parece que podría implementar las capacidades de las empresas y de las organizaciones públicas.
Según este documento, la gestión del conocimiento consiste en la transmisión de un determinado conocimiento, del tipo que sea, dentro de una organización: empresa, laboratorio, colegio, universidad, etc. En dicha gestión lo que se busca es transmitir algo que se considera importante y cuya utilidad es alta. Para que esto sea posible es necesario poner en marcha unos mecanismos de diálogo interno que hagan que la información se mueva sin demasiados problemas internos. En caso contrario la gestión no tendrá demasiado éxito.
Esta idea tan general contiene mucho poder, ya que toda organización necesita que sus miembros estén suficientemente informados para que se comprometan con la institución y sean capaces de solucionar aquellos problemas que se les presenten.
El problema, en ocasiones, proviene del hecho de que los jefes, director, presidentes, etc. no están dispuestos a ceder un ápice de su información para que los miembros de su organización la puedan manejar con soltura. Esta idea, tan arcaica, genera un cierto proceso de esterilización de la empresa, universidad, laboratorio, etc. ya que obliga a tener que pasar siempre por el presidente, jefe, etc. aunque la cuestión en juego no tenga demasiada importancia. Además, muchos de los empleados, miembros secundarios, etc. se sienten más útiles y orgullosos del lugar de trabajo si no son considerados como "marionetas" a las que le ordenas que hagan todo lo que deben hacer y son tratados como personas competentes, la cuales necesitan información para desarrollar con competencia sus labores.
La cuestión no es sencilla y la solución no la tiene ni el CEASGA, ni nadie. Pero un enfoque prudencial de esta gestión parece que podría implementar las capacidades de las empresas y de las organizaciones públicas.
Lunes, 21 de Febrero 2011
¿Os habéis fijado en las modificaciones que se han ido produciendo en nosotros a causa del uso de las tecnologías? ¿Esto podría tener muchas consecuencias o no?
Las tecnologías nos han cambiado tanto que nuestro propio cuerpo se ve modificado notablemente a causa de su uso. Pongamos algunos ejemplos que a veces se nos pasan desapercibidos. Las personas que se cuidan y van al gimnasio a hacer ejercicio van cambiando paulatinamente su cuerpo. Pensemos, por ejemplo, en un hombre que hace mucho ejercicio y se ha puesto “cachas”. Esta persona ha modificado tanto su cuerpo que ha desarrollado sus músculos en una manera muy concreta. De hecho, los nadadores no tienen el mismo físico que un culturista.
Otro ejemplo nos lo encontramos en el uso de los ordenadores que han generado nuevas patologías provenientes del uso del ratón. Pero, además, se ha comprobado que los jóvenes tienen muy desarrollado el pulgar por el uso de los teléfonos móviles. En relación con la alimentación podemos comprobar que el uso de alimentos con bifido-bacterias hace que tengamos un intestino colonizado de la misma manera en la que la teníamos cuando éramos pequeños.
Otros casos interesantes son las posibilidades que nos ofrecen las tecnologías médicas, cosméticas y estéticas. Ellas nos mantienen con apariencia juvenil durante mucho más tiempo. El mero uso de tintes o postizos ha sido un primer paso en nuestra transformación corporal. Actualmente las liposucciones, los solarium y los implantes van transformando nuestro propio cuerpo superando, entre otras cosas, la dependencia de la gravedad como factor cambiante.
Todo ello hace que la tecnología esté evolucionando diariamente con nosotros. De tal manera que nuestra vida se convierte en un tránsito por una especie de senda donde las piedras son ratones de ordenador, los árboles son placas bases, las hierbas son pequeños frascos de laboratorios, etc. La cuestión está en saber si la tecnología va a dirigir nuestras vidas o nosotros conduciremos su desarrollo.
Otro ejemplo nos lo encontramos en el uso de los ordenadores que han generado nuevas patologías provenientes del uso del ratón. Pero, además, se ha comprobado que los jóvenes tienen muy desarrollado el pulgar por el uso de los teléfonos móviles. En relación con la alimentación podemos comprobar que el uso de alimentos con bifido-bacterias hace que tengamos un intestino colonizado de la misma manera en la que la teníamos cuando éramos pequeños.
Otros casos interesantes son las posibilidades que nos ofrecen las tecnologías médicas, cosméticas y estéticas. Ellas nos mantienen con apariencia juvenil durante mucho más tiempo. El mero uso de tintes o postizos ha sido un primer paso en nuestra transformación corporal. Actualmente las liposucciones, los solarium y los implantes van transformando nuestro propio cuerpo superando, entre otras cosas, la dependencia de la gravedad como factor cambiante.
Todo ello hace que la tecnología esté evolucionando diariamente con nosotros. De tal manera que nuestra vida se convierte en un tránsito por una especie de senda donde las piedras son ratones de ordenador, los árboles son placas bases, las hierbas son pequeños frascos de laboratorios, etc. La cuestión está en saber si la tecnología va a dirigir nuestras vidas o nosotros conduciremos su desarrollo.
Martes, 15 de Febrero 2011
La divulgación es una actividad muy importante en el desarrollo de la actividad tecnocientífica sobre todo porque ésta tiene una función de mediación entre los científicos y tecnólogos, y la ciudadanía. Los medios de comunicación tienen, en este sentido, una relación muy importante con la democratización de esta actividad. El problema es que en numerosas ocasiones dicha divulgación no es tal, se convierte en mero espectáculo pensado para vender.
Eduard Punset uno de los grandes divulgadores tecnocientíficos españoles
Nosotros vivimos dentro de un gran sistema, el sistema social, constituido por un gran número de subsistemas que co-evoluciona haciendo que el gran sistema social se vea transformado paulatinamente. Uno de los grandes subsistemas es el tecnocientífico que condiciona enormemente nuestra vida, nuestras relaciones, nuestra comunicación, etc. No obstante, pese a que cada día vivimos más influenciada por la ciencia y la tecnología, estoy completamente de acuerdo con Nicanos Ursúa quien afirma que pese a todo ello la mayoría de los desarrollos tecnocientíficos siguen siendo un gran misterio para la mayoría de la ciudadanía.
Por ambos motivo, como bien afirma Alfredo Marcos, la comunicación tecnocientífica se está convirtiendo en una gran pieza fundamental para el correcto funcionamiento del sistema social y tiene efectos recíprocos entre el público, la tecnociencia y el subsistema político. En base a esto, tanto el propio Alfredo Marcos, como los reputados H. Nowotny, P. Scott y M. Gibbons, consideran, dicho de una manera un tanto herética, que existe una co-evolución tecnociencia-sociedad que se materializa en el fenómeno comunicativo proveniente del subsistema tecnocientífico.
La tecnociencia condiciona de tal medida nuestra vida que la toma de decisiones sobre lo que es adecuado investigar o no, tiene vital importancia en las sociedades más desarrolladas tecnocientíficamente. En esta toma de decisiones las personas necesitan estar informadas correctamente para que puedan tener elementos de juicio. Obviamente esta labor la realizarán los especialistas en este ámbito: los periodistas.
El problema de todo esto es que muchas veces la divulgación tecnocientífica es mal entendida y se hace lo que podría ser llamado mero espectáculo tecnocientífico. Hacer espectáculo tiene un lado muy positivo, se logra que, posiblemente, muchas personas se acerquen a una determinada "información". El problema es que el espectáculo puede quedarse en la mera consecución económica y perder su labor Informativa. Por todo ello, es fundamental que la divulgación siga siendo Información y no "información".
Seguiremos hablando del tema más adelante...
Por ambos motivo, como bien afirma Alfredo Marcos, la comunicación tecnocientífica se está convirtiendo en una gran pieza fundamental para el correcto funcionamiento del sistema social y tiene efectos recíprocos entre el público, la tecnociencia y el subsistema político. En base a esto, tanto el propio Alfredo Marcos, como los reputados H. Nowotny, P. Scott y M. Gibbons, consideran, dicho de una manera un tanto herética, que existe una co-evolución tecnociencia-sociedad que se materializa en el fenómeno comunicativo proveniente del subsistema tecnocientífico.
La tecnociencia condiciona de tal medida nuestra vida que la toma de decisiones sobre lo que es adecuado investigar o no, tiene vital importancia en las sociedades más desarrolladas tecnocientíficamente. En esta toma de decisiones las personas necesitan estar informadas correctamente para que puedan tener elementos de juicio. Obviamente esta labor la realizarán los especialistas en este ámbito: los periodistas.
El problema de todo esto es que muchas veces la divulgación tecnocientífica es mal entendida y se hace lo que podría ser llamado mero espectáculo tecnocientífico. Hacer espectáculo tiene un lado muy positivo, se logra que, posiblemente, muchas personas se acerquen a una determinada "información". El problema es que el espectáculo puede quedarse en la mera consecución económica y perder su labor Informativa. Por todo ello, es fundamental que la divulgación siga siendo Información y no "información".
Seguiremos hablando del tema más adelante...
Lunes, 14 de Febrero 2011
La tecnica y el desarrollo de la humanidad parecen ser algo indisolublemente unidos. De hecho, la técnica convertida en tecnología ha generado grandes beneficios aunque también graves problemas. En este sentido, la tecnología genera graves procesos de inequidad.
Es innegable, como bien dijo Ortega y Gasset en sus Mediciones sobre la técnica, que la propia técnica ha transformado al ser humano hasta el punto que esta y la evolución de las personas son indisolubles. Además, podemos decir que no hay ninguna duda de que el cambio tecnológico también implica un cambio social.
A lo largo de nuestra historia se han ido produciendo una serie de grandes transformaciones que han sido denominadas, de modo genérico, como revoluciones. Una de estas revoluciones, la industrial, trajo consigo que muchas personas desplazasen su residencia del campo a la ciudad en busca de trabajo. De tal manera que las ciudades comenzaron a convertirse en grandes núcleos poblacionales. En esta época, los lazos familiares, la capacidad de autosuficiencia y el derecho a ocupar tierras desaparecieron y fueron reemplazados por procesos de posesión de tierras, procesos de dependencia basados en el comercio y el debilitamiento de la unidad familiar.
Otra gran revolución, la de las nuevas tecnologías actuales, generó el cambio de la sociedad de producción (propia de la época de la industrialización) a la sociedad de consumo. Esta sociedad de consumo, además, se ha visto modificada en los últimos años gracias a los avances provenientes de las tecnologías informático-comunicacionales. De hecho, como comenta el profesor Cayo Sastre en su obra McMundo, la red de redes ha hecho que los consumidores clásicos pasen a convertirse en consumidores activos capaces de intervenir en los procesos de producción.
Por otro lado, como han expresado Coca y Valero en un reciente artículo publicado en la revista Studies in Sociology of Science, la tecnología (la biotecnología en este caso) ha traído consigo, y sigue generando, inequidades entre las regiones del Norte y del Sur del globo. Por otro lado, el desarrollo de la tecnología viene de la mano de un proceso de desequilibrio intrasocietario. Ello es debido a que las personas con mayor poder adquisitivo tiene más oportunidad de adquirir tecnología, la cual –además– genera una mayor enriquecimiento.
Esto implica que la tecnología, entendida en sentido global, tiene unas consecuencias perniciosas que es posible que sea beneficioso, o no, controlar. No obstante, recordemos que la tecnología, al igual que la ciencia, no sólo genera problemas sino también soluciones, artefactos y procesos que mejorar nuestra vida. Nos encontramos por tanto con un gran y complejo proceso de coordinación de ésta.
A lo largo de nuestra historia se han ido produciendo una serie de grandes transformaciones que han sido denominadas, de modo genérico, como revoluciones. Una de estas revoluciones, la industrial, trajo consigo que muchas personas desplazasen su residencia del campo a la ciudad en busca de trabajo. De tal manera que las ciudades comenzaron a convertirse en grandes núcleos poblacionales. En esta época, los lazos familiares, la capacidad de autosuficiencia y el derecho a ocupar tierras desaparecieron y fueron reemplazados por procesos de posesión de tierras, procesos de dependencia basados en el comercio y el debilitamiento de la unidad familiar.
Otra gran revolución, la de las nuevas tecnologías actuales, generó el cambio de la sociedad de producción (propia de la época de la industrialización) a la sociedad de consumo. Esta sociedad de consumo, además, se ha visto modificada en los últimos años gracias a los avances provenientes de las tecnologías informático-comunicacionales. De hecho, como comenta el profesor Cayo Sastre en su obra McMundo, la red de redes ha hecho que los consumidores clásicos pasen a convertirse en consumidores activos capaces de intervenir en los procesos de producción.
Por otro lado, como han expresado Coca y Valero en un reciente artículo publicado en la revista Studies in Sociology of Science, la tecnología (la biotecnología en este caso) ha traído consigo, y sigue generando, inequidades entre las regiones del Norte y del Sur del globo. Por otro lado, el desarrollo de la tecnología viene de la mano de un proceso de desequilibrio intrasocietario. Ello es debido a que las personas con mayor poder adquisitivo tiene más oportunidad de adquirir tecnología, la cual –además– genera una mayor enriquecimiento.
Esto implica que la tecnología, entendida en sentido global, tiene unas consecuencias perniciosas que es posible que sea beneficioso, o no, controlar. No obstante, recordemos que la tecnología, al igual que la ciencia, no sólo genera problemas sino también soluciones, artefactos y procesos que mejorar nuestra vida. Nos encontramos por tanto con un gran y complejo proceso de coordinación de ésta.
Sábado, 5 de Febrero 2011
Perfil
Juan R. Coca
JUAN R. COCA Profesor Contratado Doctor del Departamento de Sociología y Trabajo Social de la Universidad de Valladolid (España). Actualmente es director de la Unidad de Investigación Social y Enfermedades Raras de la Universidad de Valladolid.
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Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850
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