SEGURIDAD Y DEFENSA: Manuel Sánchez Gómez-Merelo




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Tras la larga crisis provocada por la pandemia de la COVID-19, nos encontramos en pleno proceso para la reactivación económica y social que no será posible sin una nueva cultura de seguridad y resiliencia.


La creación de riqueza a través de empresas, emprendimientos y comercio, requiere de una reinvención e innovación con seguridad como una condición necesaria y, para afrontar el reto de la nueva seguridad en la era post COVID-19, hemos de establecer una nueva estrategia.


Es un momento clave para las organizaciones, pequeñas, medianas y grandes en el cual resulta fundamental estar preparados para afrontar una crisis que ha operado y seguirá estableciendo cambios sin precedentes en la sociedad.


Por lo que debemos priorizar hacia la eficiencia y seguridad de todos los empleados, colaboradores y clientes de forma que permita una adaptación ágil a la nueva situación donde prime la continuidad del negocio o actividad.


Sin seguridad, no hay paraíso… ni recuperación, por Manuel Sánchez Gómez-Merelo


Nuevas rutinas, hábitos de consumo o formas de trabajo han llegado para quedarse, sin todavía determinar su alcance y duración, pero que anticipan un cambio radical de escenario.


Es difícil saber con certeza el cambio cultural organizativo y de comunicación que va a conllevar para todo tipo de entidades, directivos, trabajadores o familias ante un nuevo panorama marcado por una “nueva normalidad” post COVID-19.


Los nuevos desafíos y exigencias, deben estar articuladas en la misma dirección que los objetivos de cualquier tipo de actividad y a sus responsables corresponde:


La organización, dirección, inspección y administración de los servicios y recursos de seguridad (prevención + protección) disponibles.


La identificación, análisis y evaluación de situaciones de riesgo, amenazas y vulnerabilidades que puedan afectar a la integridad de las personas, la actividad y al patrimonio.


La planificación, organización y control de las actuaciones precisas para la implantación de las medidas conducentes a prevenir, proteger y reducir la manifestación de riesgos de cualquier naturaleza con medios y medidas precisas.


El control del funcionamiento y mantenimiento de los sistemas de prevención y protección.


Sin seguridad, no hay paraíso… ni recuperación, por Manuel Sánchez Gómez-Merelo



Todo ello, teniendo en cuenta la capacidad de resiliencia y colaboración de empleados y usuarios en general.


La resiliencia ha pasado de ser la gran olvidada, a un recurso de primer nivel. Los directivos de las organizaciones más resilientes son las que cuentan con los sistemas de valores más estables y compartidos.


Las organizaciones resilientes son capaces de enfrentar el fracaso, recuperarse, adaptarse rápidamente al cambio y a la incertidumbre, para salir fortalecidas de cualquier incidencia. Así, hemos de potenciar esta habilidad y:


Aceptar la realidad, verla tal y como es y en toda su crudeza. En cuanto al liderazgo, implica comunicar con transparencia e informar de la situación real.


Encontrar el sentido y saber aprovechar las lecciones aprendidas de las situaciones más comprometidas para interpretar y encauzar los acontecimientos.


Adaptarse a las nuevas situaciones, ya sean del entorno o laborales. Los cambios son siempre oportunidades.


Buscar la orientación hacia las soluciones y no quedarse paralizados por los problemas. Hay que establecer nuevos objetivos y transmitirlos al equipo.


Reconocer las habilidades, confiar en ellas y utilizarlas para adaptarse a los nuevos desafíos y cambios.


Moverse en un entorno optimista y positivo y liderar con convicción los nuevos planes, cambios y objetivos.


Mantener un posicionamiento objetivo analizando y evaluando las ventajas y los inconvenientes de cada situación y entorno.


Valorar lo positivo de cada situación y de cada cambio y relativizar las incertidumbres y problemas.


Sin seguridad, no hay paraíso… ni recuperación, por Manuel Sánchez Gómez-Merelo


En resumen, hemos de conseguir que nuestros entornos sean más seguro, aportando soluciones que protejan vidas, bienes y servicios esenciales para la sociedad, dando continuidad a los negocios y actividades.


Para ello, hemos de ofrecer soluciones que garanticen una readaptación a la nueva normalidad con nuevos procesos de trabajo, seguridad y bienestar.


Así, quisiera resumir, con mi particular acrónimo de “PODREMOS”, que hemos de actuar con Proactividad, Oportunidad, Desafíos, Relaciones, Experiencia, Motivación, Observación y Soluciones.


Hace 20 años, 19 hombres secuestraron cuatro aviones comerciales en la mañana del 11 de septiembre de 2001 y se dirigieron a objetivos de interés de Estados Unidos en un ataque organizado por el entonces líder de Al Qaeda, Osama bin Laden. Atentados que, como consecuencia, provocaron cambios irreversibles en el mundo, entre ellos una guerra en Afganistán que ha durado estos mismos 20 años.


Los ciudadanos vivimos lo imposible, en directo. El 11-S el mundo entero siguió atónito durante horas unas imágenes de acontecimientos que parecían imposibles.


Hace 20 años, de aquel día en el que perdieron la vida 2.996 personas, aunque con el tiempo, las consecuencias también han sido graves para muchos de los bomberos y policías que trabajaron entre los escombros y han ido falleciendo tiempo después como resultado de respirar el denso polvo y contaminación que se provocó tras el colapso de tres edificios durante aquella jornada en Nueva York. Otros muchos aún tienen el denominado 'síndrome del World Trade Center'.


 

El 20 aniversario del 11-S. Recordando el cambio en las seguridades, por Manuel Sánchez Gómez-Merelo


"America is under attack". Esta fue la primera comunicación hecha al presidente Bush… “América está bajo ataque".


Y así fueron los atentados contra las Torres Gemelas. Dos aviones impactaron sobre las torres provocando un feroz incendio por el combustible que llevaban lo que causó el derrumbe de los dos edificios, ya que se estima que se alcanzó una potencia calorífica que pudo llegar hasta cinco veces la de una central nuclear, según concluye el primer informe oficial sobre el catastrófico fin de ambos edificios, revelado por el diario The New York Times.


El 11 de septiembre de 2001 no fue un día normal, porque marcó un antes y un después en la historia de la seguridad. Los atentados suicidas y terroríficos realizados en Estados Unidos nos han marcado para siempre y ha habido un antes y un después de la seguridad/inseguridad y la prepotencia que algunos se arrogaban.


Dos décadas de consecuencias que han estremecido al mundo


En primer lugar, el brutal ataque terrorista provocó una respuesta legítima de Estados Unidos que mezcló argumentos religiosos y liberales. Así, en octubre de 2001, bajo el objetivo público de desmantelar Al Qaeda, invadió Afganistán para sacar a los talibanes del poder. Dos décadas después, los talibanes han recuperado el país en dos semanas y han evidenciado que la invasión fue un error y ahora, se ha demostrado que "Afganistán es la puntilla de la era post 11-S" para Estados Unidos que ha abandonado vergonzosamente el país.


El 20 aniversario del 11-S. Recordando el cambio en las seguridades, por Manuel Sánchez Gómez-Merelo


Pero, el 11-S no solo provocó la guerra de Afganistán, que fue apoyada por los aliados occidentales, sino que supuso el nacimiento de una derecha política diferente, que ponía el énfasis en la seguridad y en un sentimiento nacionalista fuerte.


En enero de 2002, en el discurso del estado de la Unión, el presidente Bush explicó la existencia de un "eje del mal" formado por Irán, Irak y Corea del Norte, añadiendo a este último país para que el eje no fuera solo musulmán.


Igualmente el Gobierno estadounidense decidió utilizar la base naval de Guantánamo para detener e interrogar a los sospechosos del atentado o amenaza.


Años después, el 1 de mayo de 2011, poco después de las once de la noche, dos helicópteros MH-60 Black Hawk despegaron del aeródromo de Jalalabad, en el este de Afganistán, e iniciaron una incursión secreta en Pakistán con la misión de matar a Osama bin Laden, que se encontraba en una casa de tres plantas situada cerca de una academia militar de elite. Dentro de los aparatos iban 23 miembros del Team Six de los SEALS, las fuerzas especiales de la Marina, conocido como Grupo Especial de Desarrollo de Guerra Naval (en inglés, DEVGRU).


La caída de las Torres Gemelas el 11-S


El arquitecto Minoru Yamasaki concibió en los años 60 los edificios más altos del mundo, símbolo de la prosperidad estadounidense. Las Torres Gemelas, con sus 110 pisos, eran por aquel entonces los edificios más altos de Nueva York y uno de los símbolos de la ciudad. El primer avión chocó contra la torre norte a las 8:45 de la mañana. El edificio ardió durante casi 2 horas y, posteriormente, a las 10:28 h se derrumbó en solo 11 segundos.


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En un principio, se pensó que aquello era un accidente aéreo, pero cuando a los 18 minutos de comenzar a arder la primera torre, chocó el segundo avión en la torre sur, se confirmó que era un acto terrorista. El segundo rascacielos resistió en llamas durante 56 minutos, sin embargo, a las 9:59 h, se derrumbó en tan solo 9 segundos. En apenas dos horas, los dos edificios que recibieron el impacto se derrumbaron.


Pero, ¿por qué se derrumbaron las torres? Veinte años después del atentado terrorista se ha hecho público un informe que explica las causas científicas del derrumbe de los rascacielos.


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El profesor emérito en el Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Eduardo Kausel, explicó a la BBC que: "La respuesta aceptada por toda la gente seria es que las torres se vinieron abajo porque fueron objeto de un ataque terrorista". Kausel fue el encargado de realizar varios estudios para explicar las causas de los derrumbes desde el punto de vista de ingeniería y arquitectura. La respuesta del ingeniero indica que lo sucedido aquel día, se debió a una serie de fenómenos físicos y químicos que desataron una catástrofe que nadie, por aquel entonces, podía imaginar.


Así, los estudios del MIT, notificaron que los rascacielos se derrumbaron debido a dos razones: Los daños estructurales que causaron los aviones y los incendios que se desarrollaron a lo largo de varios pisos
Los datos oficiales indican que cada avión Boeing 767 tenía más de 37.000 litros de combustible. Lo que provocó que mucho combustible se quemara en el momento del impacto y otra parte se derramase por los pisos inferiores haciendo que el fuego se expandiera.


Las teorías conspirativas que surgieron en torno al ataque del 11-S


Las primeras teorías conspirativas aparecieron en Internet pocas horas después de los ataques en 2001, y desde entonces, con el auge de las redes sociales han crecido en alcance y dimensión.


Los extensos informes de la Comisión del 11 de Septiembre, de las agencias gubernamentales de Estados Unidos y los grupos de expertos, han refutado la existencia de cualquier conspiración oculta.


El 20 aniversario del 11-S. Recordando el cambio en las seguridades, por Manuel Sánchez Gómez-Merelo


Desde que se produjeron los atentados han surgido diferentes hipótesis que se suelen agrupar bajo la denominación de teorías conspirativas, que sostienen que las investigaciones y conclusiones oficiales no resultan convincentes.


En general, estas teorías se cuestionan tanto que: las Torres Gemelas o la Torre 7 del World Trade Center hubieran podido derrumbarse como lo hicieron solo por el impacto de los aviones, y no como consecuencia de la colocación de cargas explosivas de minería en los sótanos para hacer una demolición controlada, dada la forma de derrumbe vertical de los edificios.


Para conmemorar la ocasión, el Servicio Secreto de Estados Unidos ha pasado la semana previa compartiendo imágenes nunca vistas de uno de los días más oscuros de la historia de Estados Unidos. “Al acercarse el 20  aniversario del 11-S, compartiremos fotos de ese día y de los días posteriores. Algunas se han compartido antes y otras no se han visto nunca. No olvidemos nunca", han añadido. El Buró Federal de Investigación (FBI) de Estados Unidos desclasificó, en el día de esta conmemoración, un documento hasta ahora secreto que formó parte de sus investigaciones sobre la posible implicación del Gobierno saudí en los atentados del 11-S, tras una fuerte presión de los familiares de las víctimas. Aunque las partes censuradas del informe impiden confirmar si eso significa que contaba con el beneplácito del Gobierno saudí, la asociación de familiares de las víctimas 9/11 United celebró su publicación y la consideró una prueba más de los probables lazos de Riad con los atentados. "Ahora los secretos de los saudíes están expuestos y es hora de que el reino reconozca el papel de sus funcionarios a la hora de asesinar a miles en suelo estadounidense", dijo en un comunicado Terry Strada, de la citada asociación.


Atentados de película


Las dos décadas que han pasado de los atentados del 11-S y la reciente toma del poder en Afganistán por los talibanes, han dado pie y oportunidad a las cadenas de televisión y plataformas de streaming a retomar todo tipo de análisis en torno al conflicto que ha definido al siglo XXI.


 

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Muchas producciones se han hecho sobre el 11 de septiembre de 2001 y están disponibles en las diferentes plataformas. Así, cabe destacar algunos títulos que son ya clásicos de un subgénero cinematográfico como son:


- La última noche (2002), de Spike Lee.
- La célula de Hamburgo (2004). Realizada por Channel 4 (Reino Unido).
- World Trade Center (2005), de Olivier Stone.
- Loose Change (2005 y 2009), saga dirigida por Dylan Avery.
- 911: en el plano del sitio (2006) de William Lewis.
- La noche más oscura (2012) de Kathryn Bigelow.
- United 93 (2006) de Paul Greengrass.
- Mi nombre es Khan (2010), de Karan Johar.
- Querido John (2010), de Lasse Hallström.
- Recuérdame (2010), de Allen Coulter.
- Extremely Lound and Incredibly (2011), de Stephen Daldry.
- 7I Pet Goat II (2012), de Louis Lefebvre.
 - 12 Strong (2018) dirigida por Nicolai Fuglsig.
- The Looming Tower (2018). Miniserie sobre Osama Bin Laden y Al Qaeda.
- Windows on the world (2019), de Michael D. Olmos.
- Worth (2021), de Sara Colangelo.


Los cambios que se han quedado para siempre


El 11 de septiembre de 2001 ocurrió sin duda un hecho novedoso. Pero no por la amenaza terrorista ni por las características del atentado, sino por el cambio operado en la percepción del peligro. La mayor potencia del mundo descubrió sus vulnerabilidades al sufrir un ataque en su corazón, en sus símbolos, y sintió simplemente miedo.

 


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No cabe duda de que el uso de aviones comerciales para atacar y asesinar a miles de personas por parte de la organización de extremistas islámicos Al Qaeda, constituyó un irreversible cambio radical de los usos y costumbres de los usuarios de los aeropuertos, principalmente.


Ni los propios asesinos podían imaginar las consecuencias que el 11-S tendría en la industria aeronáutica, sobre todo desde el punto de vista de seguridad. Controles y más controles, e interminables filas, hacen que los pasajeros miren cada vez con más recelo el uso del avión como medio de transporte.


Nadie se opone a pensar que los sucesos producidos en los Estados Unidos el 11-S, supusieron el final de un estado de “confort y seguridad”, referida esta, a la conciencia general y percepción del riesgo y al grado de seguridad que este exigía.


El cambio de protocolos ha tenido un impacto indiscutible a los ojos de los usuarios, sobre todo del transporte aéreo, en forma de controles exhaustivos en los accesos a las zonas internas de los aeropuertos, en los procedimientos de embarque y vuelo.


A modo de resumen


Es de esperar que, después de ser sacrificados brutalmente cerca de tres mil ciudadanos del mundo, sigamos teniendo en cuenta una máxima fácil de entender “mata a uno y aterrorizarás a miles, mata a miles y aterrorizarás a millones”.


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Conclusión: veinte años después es para estar aterrorizado... no sabemos dónde están esos terroristas difusos y confusos y que viven entre nosotros, que pusieron en evidencia las vulnerabilidades de la sociedad.


Aquel día el mundo entero pareció sumirse durante horas en un silencio absoluto que cambiaría el curso de la historia para siempre. Todos recordaremos siempre dónde nos encontrábamos en aquel preciso momento y yo, casualmente, me encontraba en Cuba disertando sobre la Seguridad en Grandes Edificios ¡!


Fotos de US Secret Service


Editado por
MANUEL SANCHEZ GÓMEZ-MERELO
Eduardo Martínez de la Fe
MANUEL SANCHEZ GÓMEZ-MERELO, es consultor internacional de seguridad, arquitecto técnico y periodista. Completa esta formación con diversos cursos de postgrado en las áreas de seguridad pública y privada, defensa comunicaciones.

Dedicado por más de 30 años a la Consultoría e Ingeniería de Seguridad y Defensa por más de 20 países como asesor para asuntos aeroportuarios, puertos, cárceles hospitales, entidades bancarias, museos, transporte ferroviario, servicios de Correos y puertos.

Es socio fundador y presidente para Europa de la Federación Mundial de Seguridad (WSF), Director para Europa de la Secretaría Iberoamericana de Seguridad, Asesor gubernamental en materia de integración operativa de seguridad pública y privada en diversos países latinoamericanos.

Como experiencia académica es profesor de postgrado en ICADE (Universidad Pontificia Comillas de Madrid) desde 1986, codirector de postgrado en la Facultad de Psicología (Universidad Complutense de Madrid) y director del Curso de Seguridad en Infraestructuras Críticas del Instituto General Gutierrez Mellado de la UNED, así como conferenciante habitual y profesor en más de 20 países sobre Seguridad y Defensa.

Su representación institucional es principalmente como Miembro Experto de la Comisión Mixta de Seguridad del Ministerio del Interior, Director para Europa de la Federación Panamericana de Seguridad (FEPASEP), representante “ad honores” de la Federación de Empresas de Seguridad del MERCOSUR (FESESUR), asesor del BID (Banco Interamericano de Desarrollo) para asuntos de Seguridad Ciudadana y Observatorio de Delincuencia en Panamá, socio fundador y de honor del Observatorio de Seguridad Integral en Hospitales (OSICH), socio fundador y vicepresidente de la Asociación para la Protección de Infraestructuras Críticas (APIC)

Autor y director de la BIBLIOTECA DE SEGURIDAD, editorial de Manuales de Proyectos, Organización y Gestión de Seguridad

Actualmente es presidente y director del Grupo de Estudios Técnicos (GET), socio-senior partner de TEMI GROUP Consultoría Internacional y socio-director de CIRCULO de INTELIGENCIA consultora especializada.