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Cuando se cumple un año desde la invasión rusa de Ucrania, según los últimos datos de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, al menos 8.000 civiles han muerto y más de trece millones de personas continúan desarraigadas; entre ellas, casi ocho millones de refugiados en Europa y más de cinco millones de desplazados internos en Ucrania.
Las hostilidades, la inseguridad y la destrucción de sus lugares de origen, imposibilitan el retorno de las personas desplazadas en un futuro cercano, según se indica en dos informes publicados recientemente por ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados.
Resultan incomprensibles las dificultades, las inseguridades, la desprotección social y el sufrimiento humano que ha provocado esta guerra. Más de un tercio de la población de Ucrania ha sido forzada a huir de su hogar. En ese contexto, la situación de las inseguridades sigue siendo impredecible.
Apoyar a las poblaciones desplazadas en Ucrania es una prioridad central. Los retornados espontáneos tendrían que recibir asistencia mediante una combinación de programas humanitarios, de desarrollo, de recuperación y de seguridad, lo que allanaría el camino para la recuperación, la reconstrucción y la reactivación económica.
La inseguridad global es manifiesta. Para las personas desplazadas internas, la seguridad y el acceso a una vivienda adecuada son los principales obstáculos para un retorno sostenible en condiciones dignas.
Como ha declarado Pascale Moreau, Directora Regional de ACNUR para Europa, “No debe menguar nuestra respuesta para satisfacer las necesidades de las personas desplazadas y garantizar su seguridad hasta que encuentren un hogar”.
Consecuencias y repercusiones de la guerra
Además de los miles de víctimas mortales y los millones de desplazados internos y refugiados, gravita sobre la población la violencia de género, el reclutamiento forzado de hombres, los problemas de acceso a alojamiento y medios de vida, la descomposición de la economía, la corrupción, las venganzas, las psicopatías exacerbadas por el estrés y el dolor, y un largo etcétera de horrores, del todo incomprensibles en pleno Siglo XXI, que muestran sin paliativos los deficitarios y débiles avances efectuados en materia de protección global.
"Es desgarrador que innumerables niños se lleven la peor parte de este conflicto, forzados a abandonar sus hogares y escuelas mientras huyen en busca de seguridad", dijo Andrew Morley, presidente y director general de World Visión International.
Como complemento dantesco de tanto sinsentido, la crisis de Ucrania amenaza y afecta al suministro energético y de alimentos y a la estabilidad económica de algunos de los países más vulnerables del mundo, dado que Rusia y Ucrania proporcionan casi una cuarta parte del suministro mundial de trigo, y ya estamos viendo cómo este conflicto afecta al abastecimiento de alimentos en países como Yemen y Líbano.
Las consecuencias humanitarias, económicas y medioambientales siguen creciendo. Y no sólo está pasando factura en Ucrania, sino en todo el mundo, donde sus efectos están alimentando otros conflictos y emergencias.
Un conflicto que se extiende por mucho tiempo deja ciudades completamente destruidas y devastadas, pero dentro estaban sus habitantes, que, si tuvieron la suerte de sobrevivir, se encuentran igualmente destrozados por tener que enfrentar el día a día en constante amenaza, soportando el miedo, el hambre, el frío y la pobreza, además de sentir que siempre su vida y la de sus seres queridos, corre peligro.
No obstante, tener de pronto convertidos en ruinas su domicilio, su negocio, su estatus social, su patrimonio o los recuerdos de una vida, no es el drama mayor a enfrentar. El verdadero drama de las víctimas de un conflicto bélico es que muchos pierden a familiares, amigos, vecinos, conocidos e incluso su barrio o entorno afectivo. Esa amputación repentina de toda una biografía es difícil de paliar y menos de sanar por más programas de intervención que se pongan en marcha.
Es preciso repensar y reinventar nuestros sistemas energéticos y alimentarios globales pues, los efectos combinados de la guerra de Ucrania y otras crisis e inseguridades relacionadas, están dejando al descubierto importantes vulnerabilidades y debilidades, principalmente en los sistemas energéticos y alimentarios mundiales.
La guerra en Ucrania agrava la inseguridad alimentaria. Solo la región del Norte de África y Oriente Medio (MENA), aunque solo representa el 4% de la población mundial, concentra el 30% de la compra mundial de trigo, la mitad de la cual procede de Ucrania y de Rusia. La ONU advierte del aumento de personas con inseguridad alimentaria, como una situación agravada por la guerra en Ucrania.
Por otro lado, los ministros del Interior de la UE, en reciente reunión de Consejo informal en Praga, alertaron sobre los riesgos para la seguridad que implica la guerra en Ucrania, que podría acabar generando más tráfico de armas, de personas y de drogas, violencia e incremento de la inseguridad ciudadana en Europa, según la comisaria europea, Ylva Johansson.
Desde la perspectiva de la seguridad humana es prioritario poner en el centro de los debates las vidas de las personas y atender de forma prioritaria la necesidad de minimizar el riesgo y las inseguridades para la población civil desde un compromiso riguroso y global.
Inteligencia y seguridad
El Servicio de Seguridad e Inteligencia de Ucrania (SBU - Sluzhba Bezpeky Ukrayiny) es la agencia de seguridad nacional ucraniana. El acrónimo SBU es el nombre común empleado por los ucranianos para referirse a los servicios secretos que tiene, entre otras funciones la lucha contra los delitos que ponen en peligro la paz y la seguridad de la sociedad, el terrorismo, la corrupción y las actividades delictivas organizadas de la gestión y la economía, así como otros actos ilícitos que amenazan los intereses vitales de Ucrania.
Desde que se produjo la invasión rusa los servicios de Inteligencia se han convertido en una herramienta clave y cabe destacar que las Agencias de Inteligencia de Estados Unidos han colaborado con Ucrania desde el comienzo del conflicto apoyando las operaciones de recopilación de información. Un ejemplo de ello podría ser la información en tiempo real a las fuerzas ucranianas de cuándo y dónde impactarían los misiles y bombas lanzados por el ejército ruso, aunque la labor de los servicios de inteligencia va más allá de conocer las posiciones del enemigo.
Desafíos a medio y largo plazo
Sobrevivir y prosperar es el plan europeo para apoyar a Ucrania en la guerra pero, por desgracia, la guerra tiene pocas perspectivas de terminar a corto plazo. La violencia remite a veces, pero la falta de una solución negociada significa que puede reavivarse en cualquier momento. Los ucranianos y sus simpatizantes de Europa y otros lugares deben hacerse a la idea de que esta será larga y con graves consecuencias.
Una crisis como la actual podría desembocar en una grave escalada militar y con graves impactos humanitarios y se hace necesario prever planes de asistencia humanitaria y de políticas de migración y asilo basadas en el respeto a los derechos humanos y las obligaciones internacionales.
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha recordado que hay más de 13 millones de ucranianos desplazados de sus hogares por la guerra de Ucrania y ha alertado de que sus perspectivas de volver a sus casas están marcadas por la inseguridad.
Igualmente, la preocupación por la seguridad alimentaria en esta región es elevada, como ponen de manifiesto las numerosas declaraciones del Secretario General de la ONU, António Guterres, quien ha hablado de un riesgo «de hundimiento del sistema de alimentación mundial».
Pero hay otras batallas que se están librando, también en la comunicación e información. Los usuarios de Internet y las redes sociales están siendo bombardeados con desinformación sobre el conflicto. La campaña de desinformación de Rusia está tratando de convencer a un público en casa y en todo el mundo de que lo que está haciendo en Ucrania es justificable. Todos los violentos lo hacen.
En definitiva, no podemos ni debemos permitirnos seguir construyendo sociedades inseguras, violentas y desiguales, sometidas a riesgos globales, y han de ponerse de manifiesto soluciones, igualmente globales, para su seguridad y protección, basadas en los derechos humanos, el bien común y la solidaridad.
Las guerras, en el fondo siempre incomprensibles, también producen pánico, desconfianza social e inseguridad no solo en los países afectados sino en todo el mundo, pero es curioso ver que, pese a que en la historia de nuestro planeta nunca ha habido un periodo con menos guerras que el presente, el análisis de todo el horror, el dolor y la estupidez humana precedentes no ha servido casi nunca para evitar los siguientes conflictos, siempre basados en la injusticia, la inseguridad y el miedo.
Por eso es preciso trabajar a nivel mundial por resolver poco a poco tres frentes de sustentación de inseguridades muy concretos:
- Erradicar las causas básicas (injusticia, miseria, incultura, desnutrición, explotación, apropiación indebida de territorios o bienes por parte de grupos armados, gobernantes corruptos o potencias extranjeras, etc.).
- Erradicar el lucro ilícito que producen las guerras, fabulosa fuente de enriquecimiento en dos de los mayores negocios mundiales, como son la fabricación de armamento y los consorcios internacionales posteriores para la reconstrucción.
- Erradicar los temores que alimentan las violencias y venganzas, procurando dar prioridad y recursos para que en todos los ámbitos humanos (educación, familias, trabajos, deportes, medios de comunicación, producciones audiovisuales, etc.) se instaure con urgencia una cultura de paz.
Son momentos de profundización y sensibilización hacia lo esencial. Nunca más que antes, hay que llevar también la paz y el ejemplo de cordura a los programas y discursos de nuestros políticos, porque sólo haremos seres sanos, sensibles, sensatos y seguros, si los líderes mediáticos que aparecen en las pantallas mundiales dan muestra de esos valores.
La seguridad es una necesidad básica para todos los ciudadanos y un bien colectivo exigido y reconocido. Por ese motivo, su mejora y mantenimiento ocupa un lugar destacado en la escala de valores y objetivos de la población.
Pero, la seguridad también es un derecho, mantenerla tiene un coste y, para alcanzarla, tenemos que renunciar a una parte de nuestra libertad y asumir un conjunto de reglas, deberes y restricciones en nuestras actividades diarias.
Combatir la inseguridad es tarea del Estado y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. No obstante, frente a los nuevos y crecientes desafíos de actos antisociales (tráfico de drogas, delincuencia organizada, blanqueo de capitales, terrorismo internacional, vandalismo, etc.), las instituciones estatales no siempre disponen de la capacidad para responder adecuadamente a estos riesgos y amenazas, y se encuentran cada vez más limitadas a la hora de diseñar estrategias eficaces.
Todos estos aspectos son ingredientes que alimentan esa inseguridad del ciudadano, tanto percibida como real, frente a los cuales los políticos deben buscar respuestas eficientes, tratando de ofrecer un bienestar lo más estable posible, en los aspectos económicos, políticos y sociales, empezando por dar una atención prioritaria a los ámbitos locales.
Para ello, ahora que en España entramos en período de elecciones locales y generales, un programa de modernización y reinvención de la seguridad solo puede basarse y plantearse pensando en el global para actuar de manera eficiente en lo local.
Pensar en global y actuar en local. Conceptos
En general, y en las instituciones públicas en particular, existe un roce natural entre la mentalidad global y la local, que se tiene el deber de resolver.
Hay que ir transmitiendo la seguridad (y muchos otros conceptos) desde el pensamiento global al local, es decir, desde el nivel europeo, al de país, al de comunidad, al de ciudad y al de barrio.
Pensar en global y actuar en local debe ser un inteligente acuerdo político y social frente a los problemas de inseguridad y emergencias que ponga en marcha y optimice el uso de los valores y los recursos disponibles.
Bases de trabajo
Estructuras locales de seguridad:
La Constitución Española, en su artículo 148.1.22, atribuye a las Comunidades Autónomas competencia en materia de coordinación y demás facultades en relación con las Policías Locales y los servicios de emergencia.
La Ley Orgánica 2/1986, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (LOFCS) regula este aspecto al establecer, en su artículo 39, que corresponde a las Comunidades Autónomas, coordinar la actuación de las Policías Locales en el ámbito territorial de la Comunidad, mediante el ejercicio de las siguientes funciones:
- Establecimiento de normas-marco a las que habrán de ajustarse los Reglamentos de Policías Locales.
- Establecer o propiciar, según los casos, la homogeneización de los distintos Cuerpos de Policías Locales, en materia de medios técnicos para aumentar la eficacia y colaboración de éstos, de uniformes y de retribuciones.
- Fijar los criterios de selección, formación, promoción y movilidad de las Policías Locales, determinando los distintos niveles educativos exigibles para cada categoría, sin que en ningún caso el nivel pueda ser inferior a Graduado Escolar.
- Coordinar la formación profesional de las Policías Locales mediante la creación de Escuelas de Formación de Mandos y de Formación Básica.
Las políticas nacionales en los ámbitos tradicionales de la seguridad ya no son suficientes para salvaguardarla en pleno Siglo XXI. Sólo un enfoque integral, que conciba la seguridad de manera amplia e interdisciplinar, a nivel nacional, europeo e internacional, puede responder a los complejos retos a los que nos enfrentamos.
La Estrategia Española de Seguridad (EES) basa la política de seguridad en una serie de conceptos básicos, como: un enfoque integral de las diversas dimensiones de la seguridad, la coordinación entre las administraciones públicas y con la sociedad, la eficiencia en el uso de los recursos, y la anticipación y prevención de las amenazas y riesgos.
Es de desear que el desarrollo de una reorganización progresiva del Sistema de Seguridad Nacional, basado en las estructuras y organismos que vienen desempeñando funciones de seguridad, posibiliten, mediante las oportunas modificaciones legislativas, la tan aludida integración de todos los actores públicos y privados de la seguridad, favoreciendo que su gestión sea, como se ha proclamado tantas veces, más ágil y eficiente.
Al mismo tiempo, en las Estrategias elaboradas hasta la fecha se echa en falta una alusión más clara y dinámica al mundo local, a sus estructuras, partícipes de la seguridad precisamente en el entorno más directamente percibido por la sociedad.
Evolución y desarrollo
El objetivo es plantear la cultura de la seguridad como un bien público, propiciando la evolución y desarrollo de un paradigma de seguridad compartido, que abarque de lo global a lo local. Los principales organismos centrados en el análisis del concepto de seguridad han dejado patente su carácter evolutivo y la necesidad de adaptarlo a las transformaciones acaecidas con la creciente globalización.
La necesaria integración, definida en las sucesivas Estrategias de Seguridad adoptadas en los ámbitos internacional y nacional, requiere una toma en consideración de la perspectiva local, haciéndola partícipe de los objetivos trazados en los diferentes niveles y estrategias.
En este sentido, conviene recordar que en España, más del 85% de la población reside en el 16% de municipios, que representan los de un censo superior a 5.000 habitantes y que el colectivo de las policías locales, estimado entre 70.000 y 80.000 efectivos, se encuentran repartidos, precisamente, en esos mismos municipios.
Entre las propuestas señaladas en torno a los procesos de mejora y adaptación de la Policía al actual contexto global, cabe señalar las siguientes:
- Fomentar la creación de una conciencia identitaria colectiva en materia de seguridad, potenciando los órganos de coordinación existentes y promoviendo la creación de órganos, mandos y estructuras compartidas.
- Actualizar las leyes de policía, al objeto de regular y racionalizar la actual realidad policial.
- Desarrollar un modelo de Seguridad Local, en consonancia con las competencias asumidas, favoreciendo la alta especialización de las policías locales en seguridad ciudadana, desarrollando el modelo de policía de proximidad y perfeccionando la función preventiva.
Con esta perspectiva, la seguridad local ha de dar respuesta a una serie de ámbitos o retos que son vividos con especial intensidad en los entornos urbanos, configurando lo que se viene a denominar como
Estrategia Local de Seguridad:
- Seguridad Ciudadana, tomando en consideración la idea de que la prevención del delito constituye una prioridad del sistema penal, estableciendo los mecanismos de colaboración y coordinación entre los diferentes cuerpos policiales.
- Violencia de Género, con el objetivo de prevenir y detectar la violencia de género, asistir y proteger a las víctimas, contribuir al restablecimiento de los daños producidos a las mismas y mejorar los mecanismos para evitar la victimización secundaria.
- Movilidad Sostenible y Segura, contribuyendo a la mejora de la movilidad urbana de acuerdo con los parámetros y compromisos fijados en la Carta Europea de Seguridad Vial y en los Planes de Sostenibilidad (Agenda 21).
- Seguridad Escolar, con el objetivo de mejorar la seguridad de los escolares incidiendo en su entorno más directo y contribuyendo pedagógicamente a la configuración de actitudes favorables a la seguridad, tanto viaria cómo en lo relativo a la convivencia ciudadana.
- Protección Civil Municipal, al objeto de poner en práctica los diferentes Planes de Protección Civil Municipal y efectuar su seguimiento y actualización.
- Seguridad en Actividades, Instalaciones y Dependencias, para conocer y efectuar el seguimiento de los planes de autoprotección de los establecimientos obligados a disponer de los mismos, estableciendo las medidas de seguridad adecuadas en su caso.
- Salubridad Pública, con el objetivo de prevenir y garantizar la seguridad y la salubridad de las personas en relación a diferentes aspectos de la vida cotidiana, como son la seguridad alimentaria, hídrica y medioambiental; la tenencia de animales domésticos y exóticos; el control de plagas; las condiciones higiénico sanitarias de viviendas e instalaciones, etc.
- Riesgos Sociales, proporcionando cobertura a las personas que presenten problemas de desprotección y/o exclusión social o que, como consecuencia de una situación de emergencia, se encuentren en una situación de riesgo que pueda ser atendida por los poderes públicos.
- Asistencia Psicológica, estableciendo los mecanismos para poder dar una primera respuesta psicológica a las víctimas y familiares en catástrofes y accidentes graves.
- Convivencia y Civismo, al objeto de contribuir a la mejora de la convivencia ciudadana, dando prioridad a determinados contenidos de las ordenanzas de convivencia y civismo, que inciden directamente en el ámbito de las relaciones interpersonales y en la calidad de vida de los ciudadanos, así como implementando servicios específicos de mediación para la resolución de conflictos.
- Seguridad Urbanística, con el objetivo de contribuir a las buenas prácticas en el ámbito relacionado con la construcción de viviendas y núcleos de población, garantizando el cumplimiento de las normas urbanísticas y las condiciones específicas de las respectivas licencias.
- Seguridad en Espacios de Especial Interés, velando por la seguridad de determinados entornos que por sus características así lo requieran. Así, por ejemplo, el casco antiguo de pueblos y ciudades, donde se ubica la mayor parte del patrimonio arqueológico y monumental.
En todo caso, teniendo en cuenta que los planteamientos han de ser glocales, es decir, aplicando esquemas de seguridad global a lo local, e integral e integrada entre los recursos de seguridad pública y privada como se establece igualmente en la Ley de Seguridad Ciudadana y Ley de Seguridad privada.
Finalmente, para pensar en global y actuar en local, hay que tomar conciencia de nuestra propia responsabilidad de tratar de profundizar y comprender la realidad que nos rodea y la urgencia de sus amenazas, compartiendo nuestros conocimientos como manera de contribuir a una sociedad basada en la seguridad y el bien común.
Para crear las condiciones de un cambio sostenible es necesario tejer redes de colaboración, y nuestras relaciones personales y profesionales pueden constituir también un ecosistema de transformación.
En esta línea, queremos invitar a pensar de manera global, generando un marco de desarrollo exportable que nos permita actuar en lo local. Vamos a cambiar poco a poco el paradigma y la cultura de la seguridad en nuestra sociedad, hasta llegar a integrar esa estructura facilitadora de nuestro bienestar de manera tan silenciosa y eficiente que, como el propio esqueleto que sustenta nuestro organismo, no se note siquiera que está integrado debajo de la piel que nos cubre, permitiéndonos experimentar la tranquilidad de existir en paz como sociedad y como personas, en una armonía codependiente y sinérgica.
Ante las constantes nuevas exigencias y retos, las organizaciones públicas y privadas han de asumir la irreversible situación de que las infraestructuras críticas deben alinear e integrar los sistemas y planes de seguridad física y lógica o ciberseguridad necesarios para proteger sus actividades frente a los riesgos y las amenazas en evolución permanente, así como cumplir con las nuevas regulaciones que las distintas instituciones, nacionales e internacionales, están implementando para proteger la seguridad global de tan esenciales elementos estructurales.
Nuestra sociedad está en permanente evolución, aumentando a velocidades de vértigo la conectividad a través de Internet de sus infraestructuras y organizaciones, lo que, además de permitirnos disfrutar de unas comodidades y funcionalidades extremas, hace que los sistemas y dispositivos de gestión y seguridad pueden encontrarse en el punto de mira de quienes pretendan aprovecharse de las vulnerabilidades que faciliten una puerta de entrada a los datos e información confidencial de las organizaciones.
Las soluciones para garantizar la protección y el funcionamiento que las infraestructuras críticas actuales requieren, han de ser enfocadas con especial rigor, pero es igual de importante el poder expandir sus capacidades en el tiempo, ampliando conocimientos e imaginación para anticiparnos y enfrentar nuevos desafíos de forma global y con especial atención a su resiliencia.
Nuevos retos y exigencias para 2023
La guerra de Ucrania y sus actuales amenazas, sabotajes y consecuencias está provocando un nuevo planteamiento de Seguridad Global y de Protección de Infraestructuras Críticas, principalmente en el ámbito de la Unión Europea.
Estos hechos ponen de manifiesto nuevos retos y exigencias para la Seguridad Pública y Privada y su especial integración operativa, que requieren de una revisión y actualización de los medios tecnológicos y las medidas organizativas provistas para dar respuesta a los consiguientes riesgos y amenazas.
Nuevo marco de cooperación europea
En el pasado mes de junio se celebró en Madrid la XXX Cumbre de la Alianza Atlántica (OTAN) con la presencia de 40 líderes internacionales. Durante este encuentro de alto nivel se aprobó el nuevo “Concepto Estratégico de la OTAN”, un documento clave que define los desafíos de la organización internacional para la próxima década, y que finalizó con un acuerdo para reforzar las capacidades de la Alianza. Los representantes de los países miembros coincidieron en la necesidad de incrementar el gasto y las inversiones en defensa y seguridad para afrontar nuevos tipos de amenazas híbridas, como las derivadas de las tecnologías disruptivas, los ciberataques o el terrorismo.
No obstante, para estar a la altura de esos nuevos objetivos, hemos de redefinir las políticas de seguridad, crear una nueva cultura de seguridad integral e integrada, establecer los mecanismos de control y gestión de la seguridad física y lógica, monitorear el sistema de seguridad y, sobre todo, hacer hincapié en la resiliencia.
Con todo ello, la Unión Europea (UE) quiere asegurarse que sus capacidades sigan el ritmo de la realidad, y apoya a los Estados miembros en la mejora de la protección de los ciudadanos y las infraestructuras críticas contra las amenazas terroristas y organizaciones delictivas.
Nueva protección de las infraestructuras críticas
Por definición, las infraestructuras críticas son vitales para el funcionamiento de las sociedades modernas. Sin suministros confiables de energía o transporte o funcionamiento de sus infraestructuras críticas (sanitarias, financieras, suministros, etc.), nuestra forma de vida actual no sería posible. Por esta razón, la UE y sus Comisiones se han dedicado durante mucho tiempo a fomentar la resiliencia de las infraestructuras críticas frente a todo tipo de riesgos naturales o provocados por el hombre.
En este sentido, la nueva propuesta de Directiva de la Comisión Europea ha multiplicado su actividad normativa, principalmente, en el campo de la ciberseguridad y, entre las distintas iniciativas, se encuentra una nueva propuesta para reforzar la ciberseguridad de las entidades que prestan servicios esenciales en la UE: la Directiva sobre la Resiliencia de Infraestructuras Críticas.
Por otro lado, la UE y OTAN suman sus fuerzas ante la competencia de China y las amenazas a estas infraestructuras mediante la firma de una nueva Declaración Conjunta, por la que ampliarán su cooperación geoestratégica para proteger mejor sus infraestructuras críticas en el contexto de la guerra rusa en Ucrania. Con la firma recientemente esta nueva Declaración Conjunta hace patente que la Alianza es “esencial" para la seguridad euroatlántica y reconoce el “valor” de una defensa comunitaria más capaz.
“Nuestra declaración deja claro que la OTAN sigue siendo la base de la defensa colectiva y que sigue siendo esencial para la seguridad euroatlántica”, indicó el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, tras la firma de la Declaración, la tercera tras las impulsadas en 2016 y 2018 por las dos organizaciones.
“Estamos decididos a llevar la asociación entre la OTAN y la Unión Europea al siguiente nivel, para abordar en particular la creciente competencia geoestratégica, los problemas de resiliencia y la protección de las infraestructuras críticas, así como las tecnologías emergentes y disruptivas del espacio, las implicaciones del cambio climático para la seguridad, la interferencia y la manipulación de la información”, resumió Stoltenberg sobre los objetivos de esta tercera etapa de cooperación.
Por su parte, Úrsula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, reconoció que sabotajes como el sufrido por el gasoducto Nord Stream 2 “muestra que debemos tener más responsabilidad en la seguridad de nuestra red de infraestructuras”. Con ello, ambas partes quieren llevar la asociación “a un nuevo nivel”.
Redefinir la Seguridad global
Los desafíos que sugiere el nuevo contexto global de riesgos y amenazas, requieren soluciones de seguridad innovadoras, que incorporen a la inteligencia y la tecnología como bases de una estrategia de seguridad necesaria para operar en las organizaciones y la sociedad en su conjunto.
Tenemos una nueva oportunidad para establecer una verdadera seguridad global humana y ciudadana más allá de la defensa ante la “amenaza” rusa o china.
Hemos de establecer una redefinición para avanzar en la Seguridad Global de un mundo de retos colectivos y futuro incierto, con necesidad de entender las nuevas dinámicas sociales, económicas, energéticas y tecnológicas en el desarrollo de ese amplio concepto que es la seguridad global que va a definir el presente y futuro próximo.
En especial, hemos de analizar el posible impacto en lo que se refiere a los riesgos y amenazas en las infraestructuras críticas y reestudiar las complejidades de la toma de decisiones, poniendo lupa al liderazgo de la seguridad global como tarea imprescindible para el futuro esperable de la prevención y la protección.
Solo una seguridad global, integral e integrada, puede garantizar una protección eficiente frente a amenazas globales, y supone una aplicación de la seguridad en la que se han de tener en cuenta los aspectos geoestratégicos, humanos, legales, sociales, económicos y técnicos de todos los riesgos y amenazas que pueden afectar a las personas, bienes e infraestructuras integrantes en la actividad de unos países aliados por el bien común y la seguridad conjunta.
La realidad indica que más que pensar en un régimen de seguridad y defensa, lo que habría que desarrollar es un sistema de seguridad basado en la verdadera y comprometida cooperación, es decir, una práctica que aplica la colaboración para solucionar problemas de inestabilidad interna con una visión holística y una integración operativa de la seguridad pública y la privada.
El pasado 30 de noviembre se celebró el Día Internacional de la Seguridad de la Información (Computer Security Day). Una celebración que surgió en el año 1988, después del primer caso de malware de propagación globalizada en red que se registró en el mundo, conocido bajo el nombre de "Gusanos de Morris", el cual afecto al 10% de los sistemas conectados al Internet de aquel entonces.
Esta fecha vale para recordar, a todos, la necesidad y obligación que tenemos de proteger nuestra información y sistemas de cualquier tipo de acción malintencionada o delictiva que puede ocurrir en el plano digital.
Una ocasión para concienciar sobre la importancia de la seguridad de la información y recordar las medidas que, como usuarios, podemos llevar a cabo para evitar vernos afectados a posibles ataques, especialmente en períodos, como el que nos encontramos, donde a diario nos inundan los buzones del email o del teléfono con campañas promocionales, llamativos descuentos por el Black Friday, promociones de ventas navideñas y de viajes, etc.
Evolución de riesgos y amenazas. Nuevos retos
En la actual situación, en la que los riegos y ciberataques han aumentado de forma considerable, principalmente con el ransomware como principal amenaza y con la implementación del modelo de trabajo híbrido y el teletrabajo en la gran mayoría de las organizaciones públicas y privadas, se hace cada vez más necesario incorporar estrategias de seguridad que fortalezcan los accesos a los datos e información desde cualquier punto y en todo dispositivo.
En este sentido, la ciberseguridad debe centrarse tanto en la protección del sistema y el dispositivo como en la protección de la información y el usuario y asegurar y verificar su legitimidad sin importar de dónde provenga, lo que puede garantizar que solo los usuarios y dispositivos autorizados tengan acceso a esos datos concretos.
Hemos de tener en cuenta que, en la actualidad, el 85% de los ataques contra activos digitales es consecuencia del error humano y, consecuentemente, según los últimos análisis de IDC Research, se espera que la ciberseguridad vuelva a crecer este año un 7,7%, pues los ciberataques no dejan de aumentar y se calcula que en el año 2022 han afectado al 90% de las organizaciones, de alguna manera, sin olvidar que el factor humano es el eslabón más débil de la ciberseguridad.
Igualmente hemos de considerar que España tiene otra asignatura pendiente y es que necesita más de 80.000 profesionales de ciberseguridad.
Ciberseguridad para todos
Conviene recordar que garantizar la ciberseguridad individual y colectiva, personal y pública es una cuestión de todos que empieza en el ámbito personal.
Así, debemos subrayar la importancia que tienen hoy todos los especialistas y las organizaciones vinculados al sector de la prevención y protección de la información, sistemas, redes y dispositivos y concienciarnos sobre los problemas de esta necesaria seguridad informática y, sobre todo, para animarnos a proteger nuestra privacidad y la información personal almacenada en nuestros ordenadores como la mejor aportación a la seguridad de todos.
Para ello, hemos de darle el protagonismo que tiene a la necesaria nueva cultura de ciberseguridad. Así, la Ley 36/2015, de Seguridad Nacional, recoge la importancia de promover una Cultura de Seguridad Nacional «que favorezca la implicación activa de la sociedad en su preservación y garantía, como requisito indispensable para el disfrute de la libertad, la justicia, el bienestar, el progreso y los derechos de los ciudadanos». Además, y en el año 2021, el Consejo de Ministros aprobó el Plan Integral de Cultura de Seguridad Nacional, que pretende desarrollar acciones para, como ciudadanos y sociedad, concienciarnos de que la seguridad es una condición imprescindible para el crecimiento del ser humano y el normal desarrollo de nuestra vida cotidiana, cuya protección requiere del esfuerzo y la corresponsabilidad de todos.
Gestión del riesgo y la seguridad global
En los últimos tiempos, han aflorado nuevos riesgos y exigencias derivadas de la situación generada por la pandemia, tanto a nivel de la seguridad global como de la seguridad particular del mundo que compartimos, a la dimensión personal (mundo, país, ciudad, barrio, vecindad, vivienda, persona).
Así, es necesario reasegurar: Actividades (industrial, comercial, social); Transporte (internacional, nacional, local); Economía (global, local); Educación y capacitación (nacional, local, personal); Seguridad (prevención, protección); Laboral (empresarial, autónomos); Sanitaria (global, local, personal) y un largo etcétera.
Como base de trabajo hemos plantearnos nuevos modelos de gestión integral e integrada del riesgo y la seguridad global y, basado en un nuevo esquema holístico de visión de la gestión de los ciber-riesgos, hemos de plantear el desarrollo de nuevas plataformas de gestión de los riesgos, amenazas y vulnerabilidades de todo tipo de organizaciones.
Actualmente resulta muy aconsejable que nos mostremos flexibles y dinámicos pues, sobre todo, con la pandemia de la COVID-19, hemos aprendido a adaptarnos sobre la marcha, así que, a la hora de elaborar nuestras actuales prioridades, debemos hacerlo abordando nuestros objetivos e intereses desde una perspectiva diferente.
Todo ello debe llevarnos a considerar como aspecto importante que se reordenen y modifiquen nuestras organizaciones, nuestras metas, acuerdos y actitudes, y se ponga en valor la seguridad global al frente de nuestras prioridades.
Respecto a la seguridad global, es la que afecta al conjunto de la humanidad y no solo a una nación u otra y esto es lo que hace que, ciertos ataques o virus tengan una capacidad de convocatoria del ingenio mundial, como nunca antes se ha visto porque el planteamiento de la ciberseguridad debe ser totalmente transversal.
En el ámbito de las organizaciones, procede revisar los planes de continuidad, y sistemas para gestionarlos, así como los controles internos para poder anticiparse y responder a una amenaza de ciberinseguridad como la que ha resultado al irrumpir con una pandemia a escala mundial.
Así, recientemente, y como consecuencia del riesgo cada vez mayor de ciberataques, el Consejo de la UE ha adoptado legislación para elevar nivel común de ciberseguridad en toda la Unión Europea en su conjunto, a fin de seguir mejorando la resiliencia y las capacidades de respuesta a incidentes de los sectores público y privado.
La nueva Directiva, denominada «NIS2», sustituirá a la actual Directiva sobre seguridad de las redes y sistemas de información (Directiva NIS).
Además, la nueva Directiva se ha adaptado a la legislación sectorial específica, en particular el Reglamento sobre resiliencia operativa digital para el sector financiero (DORA) y la Directiva sobre la resiliencia de las entidades críticas (RCE), para proporcionar claridad jurídica y garantizar la coherencia entre las NIS2 y estos actos.
Consecuentemente y para ser operativos y contribuir a nuestros fines, se debe tener una visión de futuro proactiva e innovadora y continuar manteniéndose lo más implicado con la organización para poner en valor tanto sus riesgos como sus necesidades, lo cual implica cada vez más, no solo consideraciones operacionales, sino también riesgos estratégicos y factores del entorno externo que actúan sobre la organización. Para ello, es importante mejorar el posicionamiento del CISO (Chief Information Security Officer) pues el papel del CISO refleja el grado de madurez de una organización.
Seguridad sistemática planificada
Para mantener un seguimiento y control sistemático, las organizaciones han de disponer, como mínimo, de un Plan de Contingencia y Continuidad que tiene como objetivo principal, anticiparse a posibles situaciones de materialización de los riesgos de forma que, si estos llegan a producirse, el impacto y consecuencias, sean las menores posibles basado en:
- Medidas preventivas, como la organización del trabajo y el tratamiento de la información, minimizando el número de personas con acceso a datos sensibles.
- Medios de protección, como sistemas de control y seguridad para los sistemas e información y comunicación.
- Procedimientos de actuación, para atenuar los efectos adversos de la posible contingencia activando medidas que permitan el desarrollo de la actividad de manera alternativa o paralizar tareas de manera temporal.
Actualmente, la mayoría de la información sensible de las organizaciones se encuentra en Internet, más específicamente en las diferentes nubes, y los empleados son los primeros responsables de asegurar estos datos y no compartirlos por ningún otro medio que pueda poner en riesgo la información. Hemos de tener en cuenta que los empleados son el primer escudo de protección.
Como resumen, y para sumarnos a esta nueva celebración del Día Internacional de la Seguridad de la Información, vamos a recordar y compartir algunos consejos básicos que todo usuario de Internet debería cumplir:
- Define y gestiona bien tus contraseñas y accesos a información sensible.
- No confíes en las conexiones de Wifi públicas o abiertas.
- Mantén actualizados tus programas y aplicaciones.
- No descargues información de fuentes desconocidas o dudosas.
- Gestiona la información del teléfono móvil como la del ordenador.
- Antes de abrir un correo, acceder a un link, descargar un archivo adjunto prestar atención a: la dirección del remitente; los posibles enlaces; la solicitud de credenciales o datos personales; lo sospechoso del cuerpo del mensaje.
Por último, recordar la reciente campaña de protección de la información 'Ciberprotégete' que se desarrollará hasta el 31 de diciembre, lanzada por el INCIBE (Instituto Nacional de Ciberseguridad) que aprovechamos la ocasión para compartirla, así como recomendar sus “Guía de ciberataques. Todo lo que debes saber a nivel usuario” y “Guía de ciberseguridad. La ciberseguridad al alcance de todos”, para ampliar información y conocimiento al respecto.
Durante la reciente Cumbre de la OTAN se ha aprobado el nuevo concepto Estratégico de Seguridad, un documento clave que enmarca los desafíos de la organización internacional para la próxima década.
Una redefinición y, sin duda, una nueva oportunidad para avanzar en la Seguridad Global de un mundo de retos colectivos y futuro incierto, con necesidad de entender las nuevas dinámicas sociales, económicas, energéticas y tecnológicas para propiciar el desarrollo de ese amplio concepto de la nueva seguridad que va a estar presente de ahora en adelante.
Para ello, se impone la revisión de las políticas de seguridad, creando una novedosa cultura de seguridad integral e integrada, estableciendo los mecanismos de control y gestión de la seguridad física y lógica, y cuidando los sistemas, sin olvidar dimensionar la resiliencia.
Pero también hemos de aprovechar la oportunidad para avanzar en la seguridad global, prevención más protección para los ciudadanos, dado que, en estos momentos, las amenazas se presentan con muchas dimensiones y formas, en ámbitos como la geopolítica, la delincuencia y terrorismo, las catástrofes naturales y, más recientemente, las pandemias mundiales.
Debemos ser conscientes de que, en el mundo actual, se están produciendo cambios profundos, no eventuales, y que es necesario contribuir de una forma más eficaz y realista a la mejora de esa seguridad global. Desde esta perspectiva hemos de ayudar a instituciones y organizaciones a rediseñar nuevas estrategias en un mundo globalizado.
El valor compartido y la seguridad
Los desafíos que sugiere el nuevo contexto global de riesgos y amenazas requieren soluciones de seguridad innovadoras, tanto en el ámbito público como en el privado, que incorporen a la inteligencia y la tecnología como bases de una estrategia de seguridad necesaria para operar en las organizaciones y la sociedad en su conjunto, pero sin olvidar que el valor social contribuye a crear valor económico, y viceversa, siendo inexcusable el contemplar como un todo ambos tipos de valores.
En este avanzar hacia soluciones globales, debemos potenciar la inteligencia aplicada, inherente a todo planteamiento de respuesta sólida e imaginativa, que ha de ser el referente transversal en toda gestión exigente -hoy en tiempo real-, para asegurar la eficiencia en los procesos, aprovechando las plataformas de control online que la innovación tecnológica actual nos permite y facilita.
La creación del valor compartido en la seguridad, es una nueva propuesta basada en la teoría de Michael Porter, mediante la cual se motiva a las organizaciones a renovar sus procesos y actividades, teniendo en cuenta siempre el valor social.
El valor compartido en la seguridad es una nueva visión que ofrece soluciones innovadoras de alto valor estratégico y operativo en el mercado globalizado de la seguridad de alto riesgo y, en especial, para los sectores de actividad estratégicos y críticos, contribuyendo al progreso con respuesta a las nuevas demandas y nuevos retos.
Con ello, podemos ofrecer soluciones holísticas a la Gestión del Riesgo de las Infraestructuras Estratégicas y Críticas que, sin duda, requieren productos y servicios de seguridad adecuados a sus específicos riesgos, amenazas y vulnerabilidades.
Nuevos retos y nuevas respuestas globales que hacen precisa también una visión compartida, y la preparación adecuada de cada vez más profesionales ejecutivos y operativos, que han de acreditar una formación y capacitación especializada, no lineal, basada en estrategias y pensamientos exponenciales abiertos y flexibles que les convierta en los lideres de la seguridad que hoy precisamos.
Es preciso acometer, con todo el conocimiento e imaginación que podamos, los nuevos retos de un mundo que ha cambiado profundamente. En Europa tenemos por delante la urgencia de terminar con la guerra en Ucrania, pero sin perder de vista otras asignaturas pendientes, de largo desarrollo en el tiempo, pero de importancia creciente, como es la adopción de nuevas estrategias y medidas ante la inhabitabilidad real que se produce en muchas zonas del planeta, que hacen inhumano y muy inseguro el tratar de reprimir, sin canalizar por medio de ese análisis compartido, las permanentes oleadas de inmigrantes que buscan lícitamente su supervivencia y la de los suyos en un mundo mejor.
En resumen, el valor compartido es una nueva visión, que surge como alternativa a los métodos de estudio y análisis de las empresas estancadas en el pasado, con todos los peligros que esto supone. No sólo podemos pretender aumentar la seguridad, el control y la gestión de las infraestructuras a medio y largo plazo, garantizando el funcionamiento y unas inversiones eficaces, sino hacer que todo ello redunde en la construcción de bienestar, integridad e integración entre medios, actores y fines.
Dedicado por más de 30 años a la Consultoría e Ingeniería de Seguridad y Defensa por más de 20 países como asesor para asuntos aeroportuarios, puertos, cárceles hospitales, entidades bancarias, museos, transporte ferroviario, servicios de Correos y puertos.
Es socio fundador y presidente para Europa de la Federación Mundial de Seguridad (WSF), Director para Europa de la Secretaría Iberoamericana de Seguridad, Asesor gubernamental en materia de integración operativa de seguridad pública y privada en diversos países latinoamericanos.
Como experiencia académica es profesor de postgrado en ICADE (Universidad Pontificia Comillas de Madrid) desde 1986, codirector de postgrado en la Facultad de Psicología (Universidad Complutense de Madrid) y director del Curso de Seguridad en Infraestructuras Críticas del Instituto General Gutierrez Mellado de la UNED, así como conferenciante habitual y profesor en más de 20 países sobre Seguridad y Defensa.
Su representación institucional es principalmente como Miembro Experto de la Comisión Mixta de Seguridad del Ministerio del Interior, Director para Europa de la Federación Panamericana de Seguridad (FEPASEP), representante “ad honores” de la Federación de Empresas de Seguridad del MERCOSUR (FESESUR), asesor del BID (Banco Interamericano de Desarrollo) para asuntos de Seguridad Ciudadana y Observatorio de Delincuencia en Panamá, socio fundador y de honor del Observatorio de Seguridad Integral en Hospitales (OSICH), socio fundador y vicepresidente de la Asociación para la Protección de Infraestructuras Críticas (APIC)
Autor y director de la BIBLIOTECA DE SEGURIDAD, editorial de Manuales de Proyectos, Organización y Gestión de Seguridad
Actualmente es presidente y director del Grupo de Estudios Técnicos (GET), socio-senior partner de TEMI GROUP Consultoría Internacional y socio-director de CIRCULO de INTELIGENCIA consultora especializada.
Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850