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Comparto mi columna en la sección La Ventana/Medios y comunicación del Diario Pagina 12 de Argentina
Mientras espero que el mozo traiga mi cortado, veo en la pantalla un programa de TV que habla sobre medios de comunicación. Cada vez hay más espacios en los medios que hablan de los medios. Me gusta verlos y reconocer los dispositivos que utilizan en su teje y desteje de nuestra cotidianeidad. Suena un móvil y el señor de la mesa de al lado responde, está sentado con otro, quien a su vez ya estaba hablando por su celular. Miro para el otro costado donde mi vecina mantiene una conferencia por Skype en su netbook. Para no quedarme afuera, tuiteo sobre mi próximo curso en la universidad; será en México y será virtual.
¿Y si reconociéramos que la figura organizadora de este tiempo ya no es la de la comunicación en línea, sino la de la red? ¿Y si admitiéramos que un mundo como este no se corresponde con lo secuencial y tampoco está organizado desde opuestos? Me surge otra pregunta al mirar el zócalo que aparece en la pantalla gigante de este bar: “periodismo independiente versus periodismo militante” ¿Y si aceptáramos que por eso mismo todos los enfrentamientos binarios desertifican nuestra comunicación en tanto nos reducen sólo a la dimensión informativa? Se me ocurre otra pregunta: ¿y si los comunicadores intentáramos escaparnos de ese encierro dicotómico que nos comprime en la linealidad verticalista de lo comunicativo? Y pienso: en un mundo en línea, tal como el de la dimensión informativa, hay un narrador centrado. Se sabe clara y previamente quién emite y quién está destinado a ser sólo el receptor de la información. Se sabe qué hay que emitir. Se emite desde un centro. En cambio, en un mundo interconectado, lo comunicacional se teje entre muchos, desde el sentido enactuado, rebasa la dimensión informativa y se despliega en múltiples registros. Respecto de las competencias del comunicador importan otros elementos: la modalidad del vínculo, las articulaciones, los particulares modos de unir aquello que antes de la comunicación estaba separado. Creo que mi abuela diría: si es para invierno hacelo en punto inglés, si es para verano tejelo en calado fantasía. Yo no sé tejer, pero valoro la sabiduría de las abuelas.
Si el sistema de medios de comunicación se pensara sólo como una mercancía, entonces podría considerarse que su despliegue respondiera a un solo tejido o estrictamente a las lógicas economicistas del más por más. Pero la comunicación es un derecho reconocido mundialmente y por tanto esa lógica no alcanza: la comunicación como fenómeno complejo y fluido propicia procesos abiertos a la diversidad, cada vez más vinculados a su entorno de manera nutricia y viva.
Ojalá los comunicadores podamos alejarnos de lo comunicativo como único registro de nuestra tarea, de pensar a la comunicación únicamente como producto, de concentrar nuestras competencias en la transferencia, en lo ya terminado y logremos abrirnos a otra calidad comunicacional. Una en la que no se hable de oposiciones binarias como si no hubiera nada en medio. Una en la que se reconozca el continuo y también las posiciones: para quién y para qué digo lo que digo. Qué racionalidad comunicacional quiero impulsar en el mundo. Qué mundo quiero propiciar. En otros países los periódicos dicen explícitamente a qué partido apoyan. Si eso también aquí ocurriera, me pregunto: ¿habría tantos espacios en los medios que hablaran de los medios de comunicación?
Pienso que este es un buen momento para los comunicadores pues tenemos muchas preguntas y también empezamos a explorar algunas respuestas. La comunicación estratégica desde los nuevos paradigmas ofrece una guía que especifica cómo salirnos de lo comunicativo para abordar y desplegar la multidimensionalidad de lo comunicacional en torno a la situación que aborda la nota, el video o el programa radial. Atendiendo a la dialógica propuesta por Morín, desde la Escuela de Comunicación Estratégica de Rosario bregamos por desplegar otras competencias en los comunicadores sociales, porque pretendemos una comunicación de otra calidad. En la dialógica los antagonismos no se reprimen ni se superan resolviéndose en una unidad superior sino que permanecen y son constituyentes de los fenómenos complejos. La búsqueda es la de una comunicación como encuentro sociocultural, abierta a diversas racionalidades comunicacionales –no sólo la del dominio que es la racionalidad propia de la dimensión informativa–. Una comunicación en sintonía con la figura de la red haciéndose y deshaciéndose fluidamente; una comunicación de otra calidad. Me gusta este bar, ya mismo lo tuiteo y lo guardo en el GPS de mi celular…
www.pagina12.com.ar/diario/laventana/26-204219-2012-09-26.html
¿Y si reconociéramos que la figura organizadora de este tiempo ya no es la de la comunicación en línea, sino la de la red? ¿Y si admitiéramos que un mundo como este no se corresponde con lo secuencial y tampoco está organizado desde opuestos? Me surge otra pregunta al mirar el zócalo que aparece en la pantalla gigante de este bar: “periodismo independiente versus periodismo militante” ¿Y si aceptáramos que por eso mismo todos los enfrentamientos binarios desertifican nuestra comunicación en tanto nos reducen sólo a la dimensión informativa? Se me ocurre otra pregunta: ¿y si los comunicadores intentáramos escaparnos de ese encierro dicotómico que nos comprime en la linealidad verticalista de lo comunicativo? Y pienso: en un mundo en línea, tal como el de la dimensión informativa, hay un narrador centrado. Se sabe clara y previamente quién emite y quién está destinado a ser sólo el receptor de la información. Se sabe qué hay que emitir. Se emite desde un centro. En cambio, en un mundo interconectado, lo comunicacional se teje entre muchos, desde el sentido enactuado, rebasa la dimensión informativa y se despliega en múltiples registros. Respecto de las competencias del comunicador importan otros elementos: la modalidad del vínculo, las articulaciones, los particulares modos de unir aquello que antes de la comunicación estaba separado. Creo que mi abuela diría: si es para invierno hacelo en punto inglés, si es para verano tejelo en calado fantasía. Yo no sé tejer, pero valoro la sabiduría de las abuelas.
Si el sistema de medios de comunicación se pensara sólo como una mercancía, entonces podría considerarse que su despliegue respondiera a un solo tejido o estrictamente a las lógicas economicistas del más por más. Pero la comunicación es un derecho reconocido mundialmente y por tanto esa lógica no alcanza: la comunicación como fenómeno complejo y fluido propicia procesos abiertos a la diversidad, cada vez más vinculados a su entorno de manera nutricia y viva.
Ojalá los comunicadores podamos alejarnos de lo comunicativo como único registro de nuestra tarea, de pensar a la comunicación únicamente como producto, de concentrar nuestras competencias en la transferencia, en lo ya terminado y logremos abrirnos a otra calidad comunicacional. Una en la que no se hable de oposiciones binarias como si no hubiera nada en medio. Una en la que se reconozca el continuo y también las posiciones: para quién y para qué digo lo que digo. Qué racionalidad comunicacional quiero impulsar en el mundo. Qué mundo quiero propiciar. En otros países los periódicos dicen explícitamente a qué partido apoyan. Si eso también aquí ocurriera, me pregunto: ¿habría tantos espacios en los medios que hablaran de los medios de comunicación?
Pienso que este es un buen momento para los comunicadores pues tenemos muchas preguntas y también empezamos a explorar algunas respuestas. La comunicación estratégica desde los nuevos paradigmas ofrece una guía que especifica cómo salirnos de lo comunicativo para abordar y desplegar la multidimensionalidad de lo comunicacional en torno a la situación que aborda la nota, el video o el programa radial. Atendiendo a la dialógica propuesta por Morín, desde la Escuela de Comunicación Estratégica de Rosario bregamos por desplegar otras competencias en los comunicadores sociales, porque pretendemos una comunicación de otra calidad. En la dialógica los antagonismos no se reprimen ni se superan resolviéndose en una unidad superior sino que permanecen y son constituyentes de los fenómenos complejos. La búsqueda es la de una comunicación como encuentro sociocultural, abierta a diversas racionalidades comunicacionales –no sólo la del dominio que es la racionalidad propia de la dimensión informativa–. Una comunicación en sintonía con la figura de la red haciéndose y deshaciéndose fluidamente; una comunicación de otra calidad. Me gusta este bar, ya mismo lo tuiteo y lo guardo en el GPS de mi celular…
www.pagina12.com.ar/diario/laventana/26-204219-2012-09-26.html
Miércoles, 3 de Octubre 2012
Redactado por Sandra Massoni el Miércoles, 3 de Octubre 2012 a las 19:48
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Es catedrática de comunicación estratégica, consultora, investigadora y docente de posgrado en distintas universidades de Iberoamérica. Ha realizado numerosas investigaciones y consultorías en las áreas de su especialidad en su país y en el extranjero: estrategias de comunicación social, comunicación y desarrollo, comunicación ambiental y comunicación educativa. Ha publicado 23 libros y 41 capítulos de libros. Los últimos: como autora individual, “Avatares del comunicador complejo y fluido. Del perfil del comunicador social y otros devenires”, Ediciones CIESPAL, 2016 y “Metodologías de la Comunicación estratégica: del inventario al encuentro sociocultural”, Homo Sapiens Ediciones, 2013; Como coautora: “Guía IEC. Investigación Enactiva en Comunicación: la ciencia de la articulación”, con Mateo Bussi, Rosario, Argentina, junio 2020, 2.ª ed. Enactiva comunicación Ediciones, 2022.
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