CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Ariadna y el alma cristiana. Intercambios entre mitos paganos y dogma cristiano (10-04-18) (III) (993)
Escribe Antonio Piñero
 
Foto: Ariadna, la esposa de Dioniso, símbolo del alma dormida en la materia y despertada por el dios
 
Hasta aquí he ido exponiendo, con breves apostillas, el pensamiento de nuestro autor en su libro El despertar del alma. Dioniso y Ariadna: mito y misterio.
 
Tengo al respecto,  sin embargo, alguna dificultad no en cuanto a la exposición general en sí, sino en algunas pequeñas particularidades. Por ejemplo, en mi opinión, es correcta la afirmación de nuestro autor cuando sostiene que la influencia del neoplatonismo en la formación de la cristología (la ciencia de Jesús como mesías o “cristo”, es decir el “ungido”, que explica cuál es su naturaleza y su misión) es un hecho absolutamente indudable. Admitido, y lo vemos en Orígenes sobre todo y en  la escuela teológica cristiana de Alejandría. Pero no creo que sea acertada la  opinión de que “La idea del Cristo–Logos como salvador heredaba directamente ese puesto del Dioniso neoplatónico”.
 
Esta afirmación no me parece correcta porque el pasaje sobre el Cristo-Logos de Juan no es sino un midrás (una explicación) del texto del Génesis 1,1-2 (“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas. Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz”) en el que el Logos– Cristo no es más que la Sabiduría divina, que funciona como un modo de Dios hacia fuera (meramente su acción hacia el exterior), o bien una hipóstasis real y concreta divina que se proyecta firmemente hacia fuera. Al proyectarse, crea la Sabiduría divina el universo y en primer lugar la luz (“ Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron” Jn 1,3-5). Cualquiera de las dos hipótesis (la Sabiduría es un mero modo de Dios; la Sabiduría es una entidad real, personificada) se une sin solución de continuidad a las especulaciones de fondo, de raigambre platónica ciertamente, que se habían incoado en el judaísmo desde hacía unos seiscientos años antes = siglo IV a. C. Léase sin más la descripción, o elogio, de la figura y obra de la Sabiduría en Proverbios 8, en especial los versículos 22-31.
 
Volvamos a la pugna / confrontación Dioniso – Cristo, según Hernández de la Fuente, donde encuentro observaciones estupendas. Ya desde mediados del siglo II el apologeta Justino Mártir había notado y señalado los tremendos parecidos entre los cultos de misterio paganos y el bautismo y –sobre todo– la eucaristía cristiana. Justino atacaba los mitos dionisíacos considerándolos una mera imitación pagana de las profecías bíblicas sobre Jesús como mesías. Estas profecías judías habían sido interpretadas por los paganos como una alusión al mito de Dioniso, enviado por su padre Zeus a la tierra, y luego ascendido al cielo después de morir por sus semejantes (I Apología 54). Los parecidos eran subrayados igualmente por el mismo Justino en su Diálogo con Trifón 69,2. Todo ello era un artero ardid de los demonios para que los paganos no creyeran en los misterios verdaderos que eran los de Cristo, no los de Dioniso Zagreo (se le denomina así porque se asimila a otra divinidad mítica, Zagreo, hijo de Perséfone, que tuvo una muerte parecida), despedazado por los Titanes y luego resucitado por Zeus. Otros Padres de la Iglesia, señala Hernández de la Fuente, propalaron igualmente la idea de que los demonios habían creado la figura de Dioniso para confusión de los fieles (Orígenes en su Contra Celso VIII 42,1 y Eusebio de Cesarea, Preparación evangélica IV 16-17). Todo ello es correcto.
 
Del mismo modo, es acertada la observación de que la idea platónica de la caída de alma a la materia como una suerte de culpa primigenia y la reversión como un ascenso o retorno al cielo es una idea que recoge el dionisismo y en la que los cristianos vieron también una copia de la culpa del paraíso y la redención subsiguiente por Cristo. Ahora bien, al comentar en este ámbito nuestro autor (p. 223) la pervivencia del dionisismo en los escritos gnósticos cristianos, afirma que un tema predilecto de la gnosis, la caída o lapso de Sabiduría, la lleva “a nuestro mundo” (nuestro autor cita I 29 del Contra los herejes de Ireneo de Lyon). Y luego sostiene que “en el Apócrifo de Juan esta caída sucede de una manera paralela a la caída neoplatónica del alma en el mito de Dioniso Zagreo identificado con ‘el alma del mundo’ (el universo tiene alma en cuanto que, como globalidad, participa de la Mente Divina, el Pensamiento divino hacia fuera, el Logos, el Hijo; y eso se observa por el orden racional que gobierna el universo) engañado por medio de un espejo, cuando dice que Sofía miró hacia abajo, a las partes inferiores de nuestro mundo’”.  Opino que los lectores de su libro no van a entender correctamente el pensamiento del autor, por lo que deseo apostillarlo.
 
A decir verdad no encuentro nada claro sobre esto en el Apócrifo de Juan (obra perteneciente al corpus de obras gnósticas recogidas en lo que se denomina “Biblioteca copto-gnóstica de Nag Hammadi”).  Ni tampoco me parece que se corresponda bien la cita de Ireneo, Libro I, con lo que dice nuestro autor, ya que la Sabiduría en sí jamás cae a “nuestro mundo”, sino que al cometer una especie de error (a saber pretende llegar antes de su justo momento al pleno conocimiento de la Divinidad, es decir, una vez que ha surgido por emanación de la divinidad, el Padre, el Uno, siendo así formada en cuanto a la sustancia” quiere ser “formada en cuanto al conocimiento” no en su debido momento, sino como con prisas y sin el permiso divino), y además sola, sin su consorte (rompe la ley gnóstica de que todo ser debe actuar con su pareja) hace lo que el Uno aún no ha autorizado. Al tener este lapso, error  o “pecado”, Sabiduría queda fuera, en un lugar intermedio, como expulsada automáticamente, del Pleroma divino.
 
Ahora bien, este lapso, aunque imperfecto, es divino: afecta a una entidad divina, por lo que no puede quedar sin efecto y tendrá sus consecuencias. En efecto, de la pasión, pecado o lapso de la Sabiduría caída fuera del Pleroma surgirá una especie de sustancia informe y espesa. Ésta es la materia primordial, sin formas, puramente inteligible, y de ella irá brotando, escalona­damente, todo el universo material en un proceso por partes actuado por un agente que es el Demiurgo, un engendro también de Sabiduría, pero que es una entidad radicalmente diferente. Ahora bien, Sofía no participa jamás directamente –según la gnosis– en la creación del mundo. Por tanto “no puede caer a nuestro mundo”
 
Me explico: la “caída” de Sabiduría en el mito gnóstico tiene dos resultados. El primero es que Sabiduría resulta expulsada del Pleroma: queda fuera de él, como he dicho. El segundo es la creación de una sustancia espesa e informe, la materia primordial, que no tiene formas aún. La primera materia sin forma alguna es mera materia, por así decirlo simple “materia simplemente inteligible”. Una vez fuera del Pleroma, Sabiduría cae en la cuenta de lo que ha hecho y se arrepiente. Entonces el Pleroma decide salvarla. Sabiduría es redimida por el Pleroma al enviar éste en comandita una de sus entidades divinas a rescatarla de su pecado. Este eón se llama Salvador.
 
El mito gnóstico precisa que de la pena y llanto de Sabiduría por haber pecado surge la materia primordial que acabo de mencionar; y que del arrepentimiento y conversión de Sabiduría surge una entidad superior a la materia: el Demiurgo. Este Demiurgo manipulará la materia primordial, inteligible,  y copiando las formas del Uno (en la gnosis el Padre), contemplándolas como en un espejo, hará surgir el universo visible. Y así es porque la materia aún informe creada por Sabiduría, no es todavía el universo, pues le faltan las formas. Y es el Demiurgo el encargado de imprimirle esas formas. De aquí se deduce lo antes sostenido, que Sabiduría no crea directamente el universo, sino de un modo doblemente indirecto, por medio de una entidad, divina ciertamente, pero inferior, generada por ella.
 
Como henos afirmado este personaje, el Demiurgo, es descrito de diversas maneras por los gnósticos. Pero en todos los sistemas es un ser divino, un dios inferior, que ignora que por encima de él se halla el verdadero y trascendente Dios, el Uno, el Padre. A partir, pues, de la materia generada por su madre Sabiduría, y tomando como modelo las formas de las cosas que existen en la divinidad (¡las ideas platónicas!), este Demiurgo crea el universo. A pesar de ser el Creador, en unos grupos gnósticos el Demiurgo es un ser malo y perverso; en otros, es simplemente necio por no saber que hay un Dios superior a él, el Uno o Padre trascendente; en todos los grupos gnósticos, este Demiurgo es Yahvé, el dios del Antiguo Testamento, a quien los judíos creen equivocadamente dios supremo, por haber creado el universo. En todos también, el Demiurgo es un producto de Sabiduría, y es un ser divino inferior pero que tiene dentro de sí una “chispa” o centella divina que procede de la sustancia de su madre y que perderá cuando la insufle en el ser humano (en realidad solo en los elegidos).
 
Concluiremos el próximo día.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
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Martes, 10 de Abril 2018
Dioniso, el dios-hijo. Intercambios entre mitos paganos y dogma cristiano. Dioniso y Cristo (8-10-18) (II)
Escribe Antonio Piñero
 
Foto: Dioniso, dios del vino y del éxtasis
 
Como dijimos el día pasado, recorreremos ahora, llevado como de la mano por el libro de David Hernández de la Fuente,  El despertar del alma. Dioniso y Ariadna: mito y misterio, la peripecia de Dioniso y Ariadna en la antigüedad tardía, en la que se enfrentan el cristianismo y el paganismo en decadencia. Es de notar que la figura de Dioniso fue una de las que más tardó en desaparecer en el paganismo debido a su enraizamiento entre las clases populares, y por el simbolismo místico y filosófico que se había ido enriqueciendo con el tiempo por el uso de su imagen, y la de Ariadna, en la iconografía.
 
A partir del siglo III sobre todo se nota el afianzamiento del neoplatonismo dentro del ámbito pagano y entre los intelectuales cristianos. Esto llevó entre los paganos a que se reforzara el henoteísmo (hay dioses, pero uno de ellos es el verdaderamente importante; los demás apenas cuentan) y la vez –por la unión del neoplatonismo con un cierto misticismo– a desear una buena vida de ultratumba, salvada de las adversidades de la presente, cuyo fin era la unión con esa divinidad una y principal que –platónicamente también– se equiparaba al Bien. Otros, culminando un pensamiento que había comenzado con el estoicismo de Cleantes (hacia el 300-232 a. C.) tiempo atrás, llegaron a pensar que esa divinidad única y suprema era el dios sol = Zeus. Y Dioniso era su hijo predilecto, el hijo por antonomasia. Así el dios de la vida y de la vid, del vino y la alegría llegó a ocupar una parcela conceptual relacionada con la vida más allá de la muerte: el poder liberador del vino se tornó en redención después de la muerte. Esta faceta lo haría entrar en competencia con Jesucristo. Y Ariadna desempeña aquí su papel; como su sueño la había hecho símbolo del alma dormida entre los enredos de la materia, esa Ariadna perdida y encontrada quedó como símbolo  del ascenso del alma hacia la divinidad.
 
Otro aspecto interesante de la figura de Dioniso en esta época fue que su muerte por los Titanes y su resurrección por obra de Zeus le llevó a representar la proyección de la divinidad fuera de sí misma que acaba produciendo el universo. En efecto, Zeus, como el Uno, era el dios supremo, y Dioniso resucitado, su hijo, era su pensamiento, su sabiduría…, que proyectada hacia el exterior acabaría por generar el mundo. Si de la materia inerte y desgarrada, destrozada por los Titanes, había surgido la maravilla de la vida,  esta misma vida, múltiple y variada,  vuelve a la unidad por obra del mismo Dioniso, intelecto o sabiduría de Zeus. Dioniso se transforma en el dios más cercano a los humanos, y su seguidora, Ariadna será el símbolo de la reversión del hombre, que aspira a la justicia, hacia arriba, hacia la unión con lo divino. De este modo Dioniso y Ariadna, como símbolos, se convierten en la época del final del paganismo en un modelo filosófico-religioso que empalmó muy bien no solo con los neoplatónicos, sino con los hombres espirituales que seguían el ejemplo de la escuela de Pitágoras. Por eso no es extraño que junto con los cultos de misterio de Eleusis (Deméter y Perséfone), o los de Isis, hubiera también “misterios de Dioniso”, que ofrecían la salvación definitiva del alma a quienes ejecutaran piadosa y estrictamente los ritos preceptivos.
 
En síntesis, en la antigüedad tardorromana Dioniso se convertirá en el dios hijo, cuya venida había sido profetizada por los sabios antiguos para la salvación de los hombres. Al mismo tiempo, por parte del cristianismo (que iba adquiriendo gran pujanza desde la época de Constantino –emperador, sin embargo, nunca cristiano– hasta la declaración de religión única del Imperio, con Teodosio el Grande en el 381), cambiaba el modelo a seguir por las almas espirituales; no fue entonces la figura del militar victorioso, sino la del santo,  que tiende a contemplar su morada no aquí abajo, sino en un mundo prometido, más allá de la experiencia humana. En este ambiente puede comprenderse el porqué los sabios filósofos tardorromanos lucharon intelectualmente contra el cristianismo: no necesitaban hacerse cristianos, porque algunas de las ideas importantes que estos proclamaban, que pertenecían a la salvación y a la esencia, la naturaleza de Jesucristo, las tenían en Dioniso, y el alma pretendidamente cristiana no era para ellos más que el reflejo de Ariadna, un personaje muy anterior a Cristo.
 
El punto central de la unión de Cristo–Dioniso era ciertamente el vino, naturalmente el tinto, símbolo natural de la sangre. Así, el Dioniso simbolizado en el cabrito, que era desgarrado por las ménades (las seguidoras del dios) e ingerido por ellas, fue como el sacrificio sangriento de Cristo en la cruz y la ingestión de su cuerpo divino en la eucaristía cristiana. Otro motivo coincidente era el milagro central de ambos dioses respecto a la conversión de agua en vino (Jn 2,9) por parte de Cristo, y la conversión de la materia inerte en vino por parte de Dioniso. El episodio de las bodas de Caná era en muy importante en Cristo –según el evangelista Juan–, porque representaba la encarnación, la presentación del Logos divino en el mundo de la materia (las bodas), y la resolución de las dificultades existenciales. Y en el caso de los mitos de Dioniso es fundamental., según  Hernández de la Fuente, ese paso de la materia al vino porque ahí se revela la divinidad de Dioniso. En diversos mitos dionisíacos aparecen muertes de personajes que terminan en resurrecciones en el ámbito astral.
 
El Evangelio de Juan muestra otra prueba de la relación / oposición entre las dos divinidades. El Jesús johánico dice que él es la vid verdadera (Jn 15,1-8), con lo que afirma –entendían los cristianos de la antigüedad tardía– que había “otra vid falsa”, que era Dioniso. El despertar del sueño por obra de Dioniso–Ariadna contrastaba con el despertar del sueño, la muerte, que proporciona Jesucristo al alma creyente. Puede sospecharse entonces que el dicho del autor de Efesios 5,14 (“Despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos”) sea una contraposición clara a los efectos del culto a Dioniso.
 
Seguiremos con algunas apostillas a la exposición de David Hernández de la Fuente.

Saludos cordiales de Antonio Piñero

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NOTA:
 
Acaba de salir también lo que yo creo que es la enésima edición (no sé cuántas en España, porque la Editorial nunca me lo dijo, tuvo lo que fue el libro inicial, de 1992, “El Otro Jesús. Vida de Jesús según los evangelios apócrifos”) de este libro que ha sufrido al menos dos reelaboraciones. La actual lleva por título “La vida de Jesús según los evangelios canónicos y apócrifos”, pero el título verdadero debería ser “La vida oculta de Jesús según los evangelios canónicos y apócrifos”. Lo publica Tritemio, Madrid. Es una edición que estimo muy buena, con letra grande. N sé el precio.
Domingo, 8 de Abril 2018
Dioniso- Baco y Cristo. Intercambios entre mitos paganos y dogma cristiano (5-10-18) (I)  (991)
Escribe Antonio Piñero
 
Foto: Cubierta del libro
 
Quiero presentarles a partir de hoy, y en unas cuantas entregas, un libro fascinante de un colega mío, muy apreciado de la UNED, David Hernández de la Fuente, al que quizás algunos de los lectores conozcan por sus intervenciones en la radio y por algunos artículos periodísticos. El título, El despertar del alma. Dioniso y Ariadna, mito y misterio. Editorial Ariel, Barcelona 2107, 16 x 24 cms., 453 pp. Con muchas ilustraciones (69, indexadas al final) en blanco y negro y color. Notas breves y densas al final del libro, por capítulos. Amplia bibliografía sobre estas dos divinidades, mito griego en general y mitografía. Índice nombres.
 
A propósito de este libro escriben dos autores  de notable prestigio en la banda que rodea la cubierta: “David Hernández de la Fuente es el mayor conocedor de los mitos dionisiacos en el mundo hispánico. Su domino de los textos, su atención constante a la perspectiva histórico-religiosa, pagana y cristiana, y la agilidad de le escritura lo recomiendan para cualquiera que desee e iniciado en el complejo y multiforme universo dionisíaco (Enrico Livrea. Universidad de Florencia). Y Luis Alberto de Cuenca, filólogo, ilustre poeta, afirma que “Este nuevo libro llena un hueco en la bibliografía existente al combinar un apasionante estudio sobre la tradición antiguo con una excelente visión panorámica de la recepción del mito en la literatura y el pensamiento de la posteridad”.
 
Esta introducción al libro puede parecer que este supera el marco al que está destinado este Blog, o comunicación de Facebook. Pero no es así, porque en el centro del volumen, capítulo cuarto, titulado “Resurrección”, hay un buen monto de páginas destinadas a exponer la cuestión del éxito del dios Dioniso en la antigüedad en la que el cristianismo pasa a constituirse una religión autónoma –de los siglos. II al VI– respecto al tronco del judaísmo de la época del Segundo Templo (hacia 480 a. C. – 70 d. C.) en el que habían nacido. Se trata, pues, de la interacción entre dionisismo y cristianismo.
 
Hubo una corriente espiritual en el paganismo tardío que luchó desesperadamente por no verse tragado por el pensamiento cristiano;  y a la inversa: los cristianos aprovechan para incorporar a la figura de Cristo lo bueno que tiene el dionisismo. Esta perspectiva será para muchos sorprendente e  interesantísima, porque en ella se observa cómo el cristianismo trata de superar al paganismo aceptando y adoptando mitos, figuras, iconos e imágenes dentro de lo que se llamó el “misterio cristiano”, y cómo la teología cristiana va adoptando su forma definitiva en cuanto  a la naturaleza del salvador desde el Concilio de Nicea (325) al de Calcedonia (451). Hay mucha gente que opina que el cristianismo se muestra a menudo como un “copión” que toma ideas de fuera y las transforma en suyas. Pues aquí, en este libro, hay materia interesante  para todos aquellos que gustan de comparar la religión cristiana con otras, por ejemplo, el mitraísmo y el cristianismo. Pero hay muchísimos más elementos de comparación –afirma el autor del presente libro– cuando se sitúan frente a frente las figuras de Dioniso y Jesucristo que cuando se compara el mito de Mitra y Jesús o el de Heracles/Hércules con Cristo.
 
Hernández de la fuente explica primero qué era y cómo se formó la imagen mítica de Dioniso en la Grecia arcaica y clásica; cómo era el relato de los mitos más antiguos y sus variantes, tanto de Dioniso/Baco como de su mujer Ariadna. Luego cómo se perfilaron estos mitos en los filósofos, Platón sobre todo, y el literatura, en especial en la tragedia  Las Bacantes de Eurípides. Luego aborda el tema de Dioniso en los cultos de misterio.
 
Otro capítulo toca el tema de Ariadna: sus orígenes, tanto en Grecia como quizás en el mundo semítico; Ariadna en la literatura popular; su abandono por parte de Teseo, su encuentro con Dioniso en la isla de Naxos; la unión con el dios y el amor redentor; el culto a Ariadna, bodas y funerales; la apoteosis o divinización de Ariadna; la figura de la ya convertida en diosa y los cultos
 
El capítulo siguiente es el que más interesa  para nuestro tema de cristianismo e historia. Aquí es donde  el autor trata los importantes temas bosquejados arriba: el Dioniso neoplatónico y su influjo en el cristianismo; la formación de la figura de Dioniso/Cristo; el mito de la búsqueda del alma perdida y rescatada por la divinidad…, y finalmente transportada al cielo. Es también sumamente interesante las secciones de este mismo capítulo dedicadas a la riquísima iconografía de Dioniso-Cristo, su influencia  en la poesía de esta figura doble. Tema principal de esta parte es  el análisis del mito de Ariadna y su unión con la ideología cristiana en la poesía de Nono de Panópolis.
 
Los dos capítulos finales se salen del marco del cristianismo primitivo, pero no por ello dejan de ser menos interesantes para el lector curioso: la recepción del mito de Dioniso-Ariadna en época posterior incluidas la ópera, cine y literatura contemporánea, junto con la interpretación filosófica y artística del doble mito desde la época de Nietzsche hasta el presente tanto en la literatura como en el ensayo y la investigación filosófica y sociológica.
 
Para entender bien la historia desarrollada a lo largo del libro, los tres primeros capítulos explican el mito de los dos personajes y su expansión en la Antigüedad. Dioniso es hijo de Zeus y de la mortal Sémele. A la verdad esta no se creía que había concebido nada menos que del dios supremo.  Por ello, se lo preguntó a Zeus, pero este se negó a revelarle su identidad. La razón era que si se aparecía a ella con toda su gloria, manifestada en los potentísimos rayos, Sémele quedaría abrasada. Hera, la esposa de Zeus, envidiosa de Sémele, aprovecho la curiosidad de esta para excitarla a preguntar insistentemente por la naturaleza verdadera de su amante. Así lo hizo Sémele, y Zeus finalmente accedió. Se apareció con su gloria y el fugo intensísimo de sus rayos abrasó en efecto a Sémele, que murió. Zeus que estaba entusiasmado con su nuevo hijo, logró extraer del seno de la muerta al feto, Dioniso, aun no terminado de formar, y lo insertó en su muslo, como si este fuera una matriz. Dioniso sobrevivió y se convirtió en un joven dios, el encanto de su padre. Para Zeus, este era su hijo por antonomasia, que estaba destinado a sucederle en el poder celeste. Así pues, Dioniso nació dos veces. En realidad, tres como veremos.
 
Los Titanes, sin embargo, hijos de Crono, (a quien Zeus había desposeído de su realeza)  se llenaron de temor ya que la dinastía se consolidaba y ellos terminarían mal, totalmente expulsados del empíreo. Así que, movidos de nuevo por la celosa Hera,  sedujeron al niño Dioniso con maravillosos juguetes, y lo asesinaron. Luego Dioniso niño fue descuartizado y devorado, y finalmente quemaron los restos de su cuerpo; pero curiosamente se olvidaron de su corazón que quedó intacto. Naturalmente Zeus montó en cólera, luchó contra los Titanes, lo venció con sus rayos, y los redujo casi a la nada. Tomó luego las cenizas de Dioniso y de ellas creó al género humano, cuyo ser es mitad malo (procedente de los Titanes) y mitad bueno y maravilloso (procedente de Dioniso).
 
Pero, como el corazón de Dioniso no había sido devorado por los Titanes por un providente olvido, Zeus –que para eso era el dios supremo– logró resucitar a Dioniso a partir de su órgano principal.  El niño dios creció y se transformó en una deidad ambivalente. Por una lado, era castigador de las faltas de los mortales con la muerte. Mas , por otro y ante todo, quedó constituido como el dios vivificador y salvador, pues otorgó a los mortales el fruto de la vid, y con ello el vino, que alivia las penas y transporta a los humanos fuera de sí mismos. Su efecto se fortalece cuando el dulce fruto de la vid se ve acompañado de la música de la flauta, tocada por un dios que iba en el cortejo de Dioniso, llamado Pan. Gracias al vino, Dioniso podía transformar a los mortales que lo ingerían en una suerte de poseídos por su espíritu, locos en apariencia, pero en verdad más cerca que nunca de la divinidad, porque en realidad estaban poseídos por el dios.
 
Quedaba así Dioniso en una posición contrapuesta a su hermano Apolo –dios entre otra cosas de la serenidad y de la poesía– como divinidad de la alegría y del éxtasis que aproxima a los dioses. Y por otro lado quedaba también constituido en divinidad salvadora, por ejemplo, como  Deméter y Perséfone divinidades titulares de los misterios de Eleusis. Él, Dioniso, había muerto y resucitado: si los mortales cumplían ciertas condiciones, sobre todo si ingerían su ser, simbolizado en el vino / sangre divina, podrían escapar de la rueda pésima del Hado, conseguir la participación de la divinidad y vivir para siempre en el Jardín del Elíseo, la pradera de los bienaventurados.
 
Importante en la peripecia de Dioniso es el encuentro de este con Ariadna, cuyo origen es contado en el mito diversamente. Unos relatos la hacen princesa cretense, hija del rey Minos y de Pasífae, su esposa, y otros la presentan como hija de Cadmo, rey de Tebas.  Ariadna se había enamorado perdidamente del héroe ateniense Teseo, que había matado al Minotauro, monstruo local cretense que exigía tributos anuales de vidas humanas a la por entonces Atenas, vencida y tributaria de Creta. Tanto quedó prendada Ariadna de Teseo, que por amor a este traicionó a su familia y a su patria, ayudándole –con el “hilo de Ariadna”– a escapar del Laberinto de Creta del que no podía salir, como castigo por haber liquidado al Minotauro. Después de un cierto tiempo de encendidos amores, huyeron ambos, Teseo y Ariadna, de Tebas y fueron a parar a la isla de Naxos. Entonces, cansada de su periplo, Ariadna quedó dormida sobre una roca. Pero como si a Teseo se le hubiera pasado súbitamente  el amoroso éxtasis, abandonó, aburrido de ella, a la Ariadna dormida. Cuando despertó la pobrecilla, se encontró totalmente sola. Su fugaz novio había desaparecido traicioneramente.
 
Hay aquí diversas variantes del mito. Mas la que nos interesa es que acertó a pasar por la isla Dioniso; encontró a la bella Ariadna dormida, le enamoró su figura, la despertó y la hizo su esposa.  Tras un cierto tiempo de vida juntos, con diversos hijos, murió Ariadna. Pero su alma rescatada del Hades por Dioniso (otras versiones, la corona que había lucido como desposada) fue transportada a los cielos y se convirtió en una constelación, la Corona Borealis. Su ascensión fue una auténtica apoteosis, la conversión en divino de un ser humano. Parte de su figura quedó caracterizada  en el mito por el importante rasgo de haber sido encontrada dormida por la divinidad, y por el despertar de la mano de Dioniso. Ariadna llega a conocer la luz del amor divino cuando estaba en las tinieblas del sueño. El dios del despertar y de la reconciliación de la luz y la oscuridad, Dioniso, era la afirmación de la vida, que es cíclica, y pasa de un estado a otro.
 
Esta es la historia mítica de Dioniso que he resumido brevemente. El lector debe caer en la cuenta de ciertos elementos que se parecen mucho a ciertos rasgos (así, de un modo un tanto oscuro, para que el lector los encuentre pos sí mismo) y que será el hilo de las similitudes entre el culto de Dioniso y el cristianismo  que iremos desarrollando de la mano del libro de David Hernández de la Fuente, cuyos datos encabezan esta postal.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
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NOTAS: 


En "Historia National Geographic de marzo 2018, hay un artículo mío sobre Poncio Pilato. En "Desperta Ferro", nº 18 abril 2018, hay dos artículos míos sobre Existencia histórica de Jesús e infalsicabilidad de los Evangelios y sobre J. Bautista y Jesús  en relación con los esenios.
Acaba de salir la 5ª edición de la obra colectiva editada por mí"Textos Gnósticos. Bibliotecca de Nag Hammadi" Vol. I. Saludos
Jueves, 5 de Abril 2018
Pablo de Tarso, un traidor al judaísmo. Preguntas y respuestas “rescatadas del olvido” (XV) (3-4-2018) (990)
Escribe Antonio Piñero

Pregunta:
 
En una de sus conferencias Usted menciona que algunos cristianismos consideraban a Pablo como un traidor y “como un canalla”. ¿Podría Usted decirme si existe algún evangelio apócrifo que hable de Pablo de esa manera? O más bien, ¿Cuáles referencias puedo utilizar en mi tesina para exponer esta información?
 
Respuesta:
 
No hay ningún “evangelio”, sino que el documento básico son las Homilías Pseudoclementinas, en donde –disfrazado de Simón Mago, se caricaturiza a Pablo desde el punto de vista judeocristiano, y se le tacha de traidor e impostor. Gonzalo del Cerro en “El Blog de Antonio Piñero” está ahora, todos los lunes explicando el público que son esas Homilías. Su edición en griego y latín con traducción castellana, introducción general y particular a sus partes son el objeto del volumen IV de los “Hechos apócrifos de los apóstoles” que estamos preparando Gonzalo del Cero y yo para la editorial “Biblioteca de autores cristianos”. Los tres primeros volúmenes, que contienen 21 hechos apócrifos, están ya hace años a disposición de la gente. Son los números 646, 656, 701 de la colección.
 
Pregunta:
 
¿Qué querría decir Pablo en 1 Cor 5,5?: 
“Sea entregado ese individuo a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu se salve en el Día del Señor”.
 
Respuesta:
 
Se trataba de un individuo que había agraviado gravemente a Pablo. El Apóstol ordena entonces que se haga una súplica a Dios para que su cuerpo sea entregado al Diablo, es decir, se apodere de él una enfermedad (se creía en la relación enfermedad / causada por el demonio). Pero solo su cuerpo. Su espíritu quedaría libre de modo que si llegara el fin del mundo (que se creía inmediato), el espíritu se salvara y arrastrara el cuerpo, que quedaría espiritualizado.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero

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NOTA

​Enlace a un programa / entrevista de “Radio Libertad” de Miami. El Profe Morales me pregunta sobre la futura edición del Nuevo Testamento histórico-crítica, independiente de cualquier iglesia, pero no militante, que estoy preparando con dos 
colegas para Trotta, y que tiene prevista su salida hacia mayo de 2019.
“Profe Morales te ha enviado un mensaje de www.ivoox.com, tu portal de Audio a la Carta, recomendándote el siguiente audio: Entrevista al Doctor Antonio Piñero 04-01-2018

http://www.ivoox.com/entrevista-al-doctor-antonio-pinero-04-01-2018_rf_24985820_1.html  ”.

Saludos de nuevo.
Martes, 3 de Abril 2018
Cómo se elabora el mito de un Jesús de Nazaret como pura construcción literaria. Preguntas y respuestas “rescatadas del olvido” (XIV) (1-4-2018) (989)
 Escribe Antonio Piñero
 
Pregunta:
 
¿Puede Usted aclararme, según los negadores de la existencia de Jesús, ¿cómo pudo ser el proceso de construcción del mito “Jesús”, según ellos?
 
Respuesta:
 
A tenor de lo que puede leerse en los libros ya clásicos sobre la inexistencia de Jesús (que los tiene Usted recogidos en el libro colectivo, editado por mí, “Existió Jesús realmente? El Jesús de la historia a debate, de la editorial Raíces, Madrid, 2010) fue más o menos lo siguiente:
Al principio, un fanático toma de la atmósfera religiosa ya existente en Israel la figura de una divinidad mítica, un salvador como tantos otros, por ejemplo un presunto mesías llamado Josué/Jesús, al que rendían veneración diversos judíos.  Luego se proclama como mesías divino, añadiendo el milagro de que ha muerto y resucitado, y se consigue reunir una serie de adoradores. Posteriormente, alguno de éstos (representados literariamente por los escritores evangélicos en nuestro caso) intentan de modo progresivo dar cuerpo humano al mito, otorgándole artificial y legendariamente rasgos cada vez más concretos y atractivos, tomándolos de diversos personajes históricos. A la vez se le añaden atributos de divinidades anteriores, solares sobre todo. Al final de  este proceso surge la figura de Jesús de Nazaret…, que en realidad es puramente literaria.
 
En contra de este proceso, que me parece fantasioso, he formulado una serie de preguntas, que son, entre otras, las siguientes:
 
Si el Dios de Jesús es el Dios de Israel, tal como aparece en los evangelios, ¿para qué inventar una divinidad nueva, Jesús, a la que por otra parte ocultaban de todas la maneras posibles en los evangelios? Y si Jesús era como un aspecto de Yahvé, totalmente inventado, ¿por qué no aparece más claro en los evangelios?
 
Los mitistas afirman que los cristianos hicieron del cristianismo una nueva religión de misterios, cuyo dios es Jesús, cuyo culto ofrecía la salvación;  pero ¿cómo ese dios de un culto de misterios muere en pleno día, en un proceso público y a mano de los romanos?
 
Y si se trata de inventar el culto a un dios nuevo, ¿por qué construir los evangelios con tantas lagunas, incoherencias, y contradicciones entre sí? ¿No podían haber construido un dios mejor elaborado? Si Jesús era una divinidad construida de nueva planta, ¿para qué darle hermanos y hermanas como dice Mc 6,3? ¿Por qué pintan a su familia afirmando que Jesús está fuera de sí (Mc 3,21). ¿Por qué presentar a un Jesús que se enfada y se encoleriza como cualquier ser humano y en algún caso, como en el evangelio de Marcos (1,41. 43), después de haber curado a un individuo? ¿Para qué presentar a ese Jesús en el evangelio de Lucas afligido por su muerte (sudor de sangre en Getsemaní: Lc 22,44) o en el evangelio de Juan 11,35 como un ser humano que llora porque se ha muerto su amigo Lázaro? ¿Por qué si es una divinidad que viene a traer la salvación se le hace decir que desconoce el día y la hora en la cual va realizarse esa salvación? (Mc 13,32).¿Por qué este mismo Marcos lo dibuja en el momento de su muerte como un hombre desesperado que se lamenta “Dios mío, Dios mío por qué me has abandonado”, justo en ese momento en el que se está cumpliendo el maravilloso instante de su sacrificio voluntario (Evangelio de Juan) en la cruz que es la redención del mundo (Mc 15,34?)?
 
En resumen, si Jesús fuera un puro invento literario de los primeros escritores cristianos, siguiendo el modelo de una divinidad de salvación de la época, como supone la tesis de que Jesús “no existió realmente”, no habría habido problema alguno: tendríamos una narración sin sobresaltos ni problemas teológicos, los evangelios habrían sido muy diferentes.
 
Estos y otros razonamientos aparecerán dentro de muy poco en un libro, que será anunciado convenientemente y que llevará probablemente el título “Aproximación al Jesús histórico”.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Domingo, 1 de Abril 2018
La resurrección de Jesús. Preguntas y respuestas “rescatadas del olvido” (XIII) (29-3-2018) (988)
Escribe Antonio Piñero



Pregunta:


Segun William Lane Craig, un filosofo y teologo cristiano, la resurrección de Jesus es la explicación mas coherente para explicar la tumba vacia y porque los apostoles predicaron honradamente y sinceramente su resurrección
 
Segun Craig: 1. Se comprobo que Jesus estaba muerto cuando lo bajaron la cruz
 
2. Jesus fue sepultado en la tumba del fariseo Jose de Arimatea y sellado por una gran roca
 
3.- El domingo temprano un grupo de mujeres encontro la tumba abierta y vacia y quienes custodiaban la tumba no sabian que habia ocurrido
 
4. Las apariciones post mortem de Jesus a sus discipulos y a mas de 500 personas
 
5- Cuando Jesus murio, sus discipulos huyeron, pero de la noche a la mañana, estaban ardiendo de fe y predicaron que Jesus habia resucitado, pese al riesgo que se exponian y prefirieron morir a negar que lo habian visto resucitado
 
Para Craig, la resurrección de Jesus, aunque fantastica, es lo que mas explica la tumba vacia. Pero yo ayer estuve investigando y lei que Jesus pudo haber sobrevivido a la crucificción, de hecho, para morir en la cruz, debian pasar horas incluso dias, Jesus estuvo solo un par de horas crucificado, y que cuando lo bajaron su cuerpo fue llevado a un lugar seguro donde se aseguraron que mejorara de sus heridas, una vez recuperado, Jesus se aparecio a sus discipulos, que creyeron que habia resucitado, y que despues, Jesus realizo una huida de Israel haciendo creer a sus seguidores que Dios lo habia resucitado y llego hasta la India, donde tuvo hijos y murio, de hecho, hay una tumba en la localidad de Cachemira con su nombre.
 
Respuesta:
 
He escrito sobre esto en la “Guía para entender el Nuevo Testamento”, cap. X, “Las primeras reinterpretaciones de Jesús” (Edit. Trotta, 6ª edic. 2016). No voy a repetirme. Pero en líneas generales, todas las representaciones emocionales y psíquicas de fenómenos denominados como espirituales tienen una explicación psicológica. Lo que no es nada claro históricamente es lo de la tumba vacía, pues según Hechos de los apóstoles 13,29, Jesús fue enterrado en una tumba común, aunque Lucas lo denomina “monumento funerario”, griego mnemeion, que es sin duda un arreglo apologético.
 
Como explica muy bien, Javier Alonso López (en su libro sobre “La resurrección”, de 2017, Arzalia Ediciones. Véase mi comentario en mis Blogs o FBook “La resurrección. De hombre a Dios”  (938-939) (20 /22-11-2017), como no pudo encontrarse el cadáver de Jesús, este hecho dio pie a las apariciones y sobre todo a la creación del relato de la tumba vacía que es muy tardío. Al principio del todo se concebía la resurrección de Jesús como una exaltación de su alma al cielo de modo inmediato tras su muerte, y su sesión a la derecha del Padre. Solo más tarde se pensó que, de acuerdo con las Escrituras (véase Hch 2,23-33), su cuerpo fue resucitado casi de inmediato, peno del todo, dentro de los tres días, y que él fue el primogénito de los que iban a resucitar en masa en la denominada resurrección universal de justos y pecadores antes del Juicio Fina. La resurrección previa del cuerpo de Jesús fue, pues, una excepción. Y es un pensamiento posterior a su exaltación a los cielos.
 
Puede verse también a pripósito de la resurrección de Jesús mi libro “El Jesús que yo conozco”, de Editorial Adaliz, Sevilla, Pregunta nº 11, pp. 42 y siguientes.

 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
Http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
 
NOTA
 
Enlace de mi discusión con otros contertulios en TV2, programa Millenium, sobre “Jesús / Cristo”:
 
http://www.rtve.es/alacarta/videos/millennium/millennium-jesus-cristo/4540942/
Jueves, 29 de Marzo 2018
Igualdad sustancial de hombres y mujeres en la Iglesia. Preguntas y respuestas “rescatadas del olvido” (XII) (27-3-2018) (987)
Escribe Antonio Piñero

Pregunta:


He visto un documental sobre Jesús en una cadena islámica Córdoba Internacional , básicamente decían que los romanos no crucificaron a Jesús sino que Dios ascendió a Jesús a los cielos y puso en su lugar a un doble haciéndose pasar por Jesús. Mi pregunta es la siguiente ¿desde el punto de vista histórico, puede tener esta versión islámica de Jesús un trasfondo histórico cierto, es decir es posible históricamente hablando que los romanos apresaran a un familiar o discípulo de Jesús pensando que se trataba Jesús, y mientras tanto Jesús estuvo escondido por sus discípulos y después de la muerte del personaje que apresaron los romanos presentaran los discípulos al verdadero Jesús vivo proclamando que había resucitado? ¿De dónde proviene esta versión islámica de Jesús y que historicidad puede tener?
 
Respuesta:
 
De ningún modo tiene historicidad alguna, pues sin la muerte de Jesús (y los romanos no dejaban ni uno vivo…, o algún caso muy raro como cuenta Josefo), no se explica por qué nació el cristianismo que es una respuesta teológica a esta muerte. Es esa una versión que no nació en el islam, ni mucho menos, sino entre los autores de textos apócrifos de los siglos II y III, sobre todo gnósticos y autores de Hechos apócrifos como lo Hechos de Juan, quienes no podían admitir que el Salvador hubiera padecido de verdad. Por esos sostuvieron que su cuerpo fue mera apariencia o que otro, por ejemplo, Simón de Cirene, fue crucificado en su lugar. El autor del Corán, Mahoma básicamente, paro no del Corán tal como está ahora, leyó estas obras apócrifos y le pareció que su doctrina era razonable, y la asumió.
 
Repito: no le otorgue credibilidad alguna.
 
 
Pregunta:


 
El tema del celibato me parece más fácil de resolver porque Pablo, aunque recomienda que el mejor estado es la soltería (como él y Jesús), considera que el matrimonio es un mal menor y esto se podría aplicar también a los sacerdotes, es decir que decidan libremente. Respecto al tema de las mujeres me parece más difícil por la misoginia de Pablo, porque aunque la autoría corresponde en realidad a sus discípulos aparece en las cartas a su nombre y pertenece al canon neotestamentario y al dogma. Me gustaría saber su opinión respecto a esto que le comento.


 
Respuesta:


Estoy de acuerdo con Usted. Pero aun así, podría arreglarse si la Iglesia quisiera. Ciertamente, el feminismo radica en el principio de que hombre y mujer son absolutamente iguales en derechos y deberes en todo. Y que las diferencias fascias, no son ni mejores ni peores, sino disposiciones naturales para conseguir la perpetuación de la especie. Sin más.
 
Es cierto que Jesús y el cristianismo primitivo no hicieron –ni pudieron hacer, porque era prácticamente imposible en su ambiente social e histórico– ninguna declaración de este tipo, e incluso en el siglo XXI no se formula aún en muchas sociedades y religiones.
 
Pero la Iglesia tiene una base para empezar a plasmar esa declaración solemne de igualdad, porque ya desde Pablo de Tarso se hizo una declaración de igualdad espiritual / cristológica en Gálatas 3,27-29, en especial el  v. 28, la proclamación central:
 
“En efecto, todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo: ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si sois de Cristo, ya sois descendencia de Abraham, herederos según la Promesa”
 
A partir de aquí se puede construir una solemne proclamación de igual social y jurídica, etc…, si se quisiera y si hubiera voluntad política en la Iglesia.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
 
NOTA
El programa de ayer, lunes 26 de marzo 2018, en TV2, programa “Millenium” dirigido por Ramón Colom, sobre “Jesús y Cristo”, puede a partir del martes en RTVE.es  A la carta.
 
Toda la información del programa : http://www.rtve.es/television/millennium/
 
Saludos de nuevo
 
Martes, 27 de Marzo 2018
Las fantasías de Barbara Thiering. Preguntas y respuestas “rescatadas del olvido” (XI)  (986)
Escribe Antonio Piñero
 
Pregunta:

Hace unos años tenía una cassette de vídeo titulada Jerusalem, y en ella, a modo de documental hablaba una Dra. llamada Barbara Thiering sobre Jesús, sobre su método Pesher - creo que se llamaba así - y donde explicaba todo aquello que la imaginación humana ha llamado milagro dentro del entorno o en la vida de Jesus, ( resurrección, las bodas de Caná, etc.) ¿me podría - o mejor dicho nos podría - explicar algo sobre el tema?
 
Respuesta:

El método pesher no tiene en realidad nada que ver con la cuestión de milagros o temas y maravillas legendarias sobre la vida de Jesús, porque el pesher es estudiar un texto de la Escritura, por ejemplo de los profetas, y aplicarlo al presente de cada uno. Pero quizás se refiera a la cuestión de que muchos milagros legendarios atribuidos Jesús se deban a exégesis fantasiosas de otras maravillas que se cuentan en la Biblia y que se atribuyen a Jesús cambiadas un poco. Creo, pues, que respondiendo directamente me parece que aplicar el pesher para explicr todoa lo de Jesús es sumamente fantasioso.
 
Pero esta mujeres quizás más famosa por la aplicación del pesher a los textos del Mar Muerto (Qumrán). El libro de Barbara Thiering, (Jesus and the riddle of the Dead Sea Scrolls. Unlocking the secrets of his life story) (Jesús y el enigma de los rollos del Mar Muerto. Descubrimiento de los secretos de su vida), San Francisco 1992, me parece un imposible y  asombroso.
 
Thiering conocía bien los textos qumranitas, pero creo que adoptó un punto de vista totalmente inadecuado y “forzante”: entendió el contenido de todos los manuscritos como si fueran “pesharim”, es decir comentarios divinamente inspirados y crípticos de sus autores, quienes escribían sólo para iniciados. Estos autores eran cristianos y no hacían otra cosa que contar la historia de su secta cristiana por medio de un código críptico. Juan Bautista era en realidad el Maestro Justo; Jesús de Nazaret, su oponente, era el “Sacerdote Impío”, nombrado así en la secta, y también “El Hombre de la mentira” = “El Mentiroso”. Otros nombres son también cifrados: Abrahán era el rebino Hillel, Ananías era igual a Simón Mago; Juan Marcos (¿dónde sale en los Manuscritos?) representaba a todos los apóstoles; Jerusalén es una cifra por Qumrán; Mar de Galilea = Mar Muerto. Jesús (fundador de una de las dos “subsectas” que nacen del Maestro Justo; la otra fue dirigida por Juan Bautista) no murió en la cruz; su cuerpo inconsciente fue colocado en la Cueva 8; luego se despertó = “resucitó”, se casó con María Magdalena y vivió hasta la ancianidad oculto en Roma, donde dirigía a sus seguidores. Por ejemplo, hacer de Juan Bautista el Maestro de Justicia, como en la obra de B. Thiering es buscar conscientemente el sensacionalismo para, si fuera posible, forrar cumplidamente la bolsa en el mercado de los best‑sellers religiosos, o bien es una muestra de un pseudo­cientificismo increíble.
Por tanto, mi juicio es el libro de Thiering  es en extremo fantasioso y nada recomendable. No merece la pena conceder atención alguna a un libro cuyas tesis han sido ampliamente superadas, Dicho de otro modo: hay consenso en qu son falsas.
 
Pregunta:

¿A qué atribuiría Vd principalmente la rápida y e impresionante expansión del cristianismo hasta llegar al Edicto de Tesalónica?
 
Respuesta:
 
Se refiere Usted a los dos edictos del emperador Teodosio I el Grande en 380-381 por los que ordenó que el cristianismo fuera la única religión  lícita en el Imperio romano.
El éxito del cristianismo se debió a muchas causas, complejas y variadas según los diversos cristianismos. Además no fue tan rápida como se supone (por ejemplo en el siglo XIX los mormones crecieron a un ritmo similar, aproximadamente un 40% por década), y dependió de los diversos cristianismos que había en aquellos tiempos.
 
Ciertamente el núcleo fue: la interpretación paulina de Jesús era estupenda páralo paganos; eliminaba todas las barreras de un judaísmo imposible de tragar para las gentes normales; la oferta de salvación era fácil y magnífica; la doctrina del amor de Dios a los hombres era nueva y asombrosa; la ayuda y “seguridad social” entre los cristianos era también apetiecible y asombrosa; la protección a las mujeres entre los cristianos era estupenda, etc.
 
Le recomiendo un libro muy breve y muy bueno de Rodney Stark, “La expansión del cristianismo”, Edit. Trotta, Madrid 2011.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero

http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html

Me lo han vuelto a preguntar: este libro no se vende en Amazon y solo bajo pedido en librerías. Se vende normalmente por pedido electrónico a esta dirección que acabo de transcribir Pero el sistema de ventas es igual al de Amazon: se lo envían a casa a toda velocidad (dos días) por mensajería (creo que es “Envialia”) y ese envío va incluido en el precio, que creo son 16,50 euros.
 
DOS AVISOS MÁS
 
1. Mañana, Lunes santo, 26 de marzo 2018 en TV2, por la noche, después de la película, hay un programa de debate, “Millenium”, que dirige Ramón Colom, sobre el tema “Jesús /  Cristo celestial”, en el que intervengo. Hubo cierta disparidad de opiniones y a mí me pareció que quedó bastante bien.
2. He aquí el enlace a una entrevista que me hizo Giovanni. R. Tortosa sobre la pasión de Jesús:
 
 Antonio Piñero, "la pasión de Jesús pudo durar meses":
http://ciezaenlared.com/index.php/entrevistas/6-entrevistas/antonio-pinero-la-pasion-de-jesus-pudo-durar-meses
 
Saludos de nuevo.
Domingo, 25 de Marzo 2018
R. Carrier y la historicidad de Jesús de Nazaret Preguntas y respuestas “rescatadas del olvido” (X) (22-3-2018) (985)
 Escribe Antonio Piñero
 
Foto: Richard Carrier, el último historiador (que yo sepa) que ha negado la existencia de Jesús de Nazaret (On The Historicity Of Jesus. Why We Might Have Reason For Doubt (“Sobre la historiciad de Jesús. Por qué podríamos tener razones para dudar de ella”: Sheffield Phoenix Press, Sheffield 2014)
 
Pregunta:
 
Me gustaría realizarle una pregunta:
 
¿Cuáles son las incoherencias más importantes entre los evangelios cuando narran hechos que deberían ser los mismos? Cuando hablo de este tema con mis conocidos, ellos claman que es debido a errores de traducción, pero si estas incoherencias se dieran sólo en aspectos claves, entonces este argumento no tendría sentido.
 
Respuesta:
 
No son errores de traducción. Las incoherencias se deben sobre todo a dos motivos: utilizan tradiciones distintas y se corrigen (los posteriores a los anteriores) afirmando implícitamente que su versión es la mejor. Por favor, si le es posible, consulte mi libro "Guía para entender el Nuevo Testamento", Edit. Trotta, Madrid 6ª edición. 2016.  En la pp. 155-165, bajo el epígrafe “¿Podemos fiarnos de los Evangelios? puede encontrase un notable número de ejemplos de incoherencias y contradicciones. Son demasiadas páginas para resumirlas aquí. Además el libro, "Guía para entender el Nuevo Testamento" es facilísimamente accesible y hay versión electrónica en la Editorial misma (Página Web). Sí puedo adelantarle que una lectura atenta de los Evangelios descubre divergencias y contradicciones notables entre ellos, que dejan al lector, a veces, totalmente atónito. Los ejemplos más notables afectan a momentos esenciales de la vida de Jesús: su nacimiento e infancia, pasión y resurrección. Consulte el libro, por favor, si le es posible.
 
Pregunta:
 
¿Cómo puede hoy afirmarse racionalmente que Jesús existió de verdad? ¿Cuál es el argumento principal?
 
Casi estoy saturado de que me hagan esta pregunta una y mil veces. Escribí ya sobre la existencia de Jesús en repetidos lugares. Pero una y otra vez me vuelven a preguntar por lo más sustancial. Respondo con una de las cuestiones tratadas en mi libro Ciudadano Jesús y en “El Jesús que yo conozco”, Madrid:
 
Cuestión previa: distinga Usted bien entre Jesús de Nazaret, un rabino del siglo, como cualquier otro, y Jesucristo, una mezcla de Jesús y del Cristo celestial que es mera teología. Yo solo halo del primero.
 
Hay dos argumentos principales que son simples y contundentes:
 
1. Es más racional y sencillo históricamente explicar la existencia del cristianismo con todas sus consecuencias admitiendo que hubo de existir el personaje al que se invoca como fundador del movimiento cristiano, que lo contrario. En efecto, sostener que Jesús fue un puro mito literario y a la vez que ese mito fue el creador, el impulso o el iniciador de un movimiento de tal envergadura como el cristiano es un rompecabezas para un historiador de la Antigüedad al que le resulta casi imposible explicar con verosimilitud histórica este proceso.
 
2. Y el segundo argumento, poco o nada esgrimido por los investigadores, es que loes Evangelios, cuyo texto escrito bien formado puede rastrearse ya hacia el 130, y que están sacralizados, es decir, que forman parte del canon, o lista, de Escrituras sagradas cristianas hacia el 170, son infalsificables.
 
O dicho de otro modo: no pueden concebirse los evangelios como el producto de una mera falsificación de varias manos diferentes. El estudioso de los evangelios que preste la debida atención a las incoherencias y contradicciones, numerosísimas, de los Evangelios se confirmaría en la idea de que los escritos evangélicos no son una falsificación: es imposible pensar en un laboratorio, o gabinete de “mitistas” (quienes creen que la figura de Jesús es un puo mito literario), dispuesto a construir como mera realidad literaria un personaje como Jesús tal como aparece en los estratos diversísimos de los evangelios y otros escritores casi contemporáneos. Y si los evangelios no son falsificables, parece claro que solo se sustentan como obra si se piensa que existió un Jesús de Nazaret real, del que se contaron muchas historias y del que se repitieron muchos dichos, que fue luego reinterpretado por diversas gentes, y luego repensado de tal modo que resultó divinizado, convirtiéndose entonces en Jesucristo.
La obra de R. Carrier, cuya foto encabeza esta postal ha sido para mí una gran decepción: un prometedor inicio metodológico, pero que queda en nada, porque su tratamiento delos textos es elemental , poco cuidadoso, poco filológico-histórico en suma.
Saludos cordiales de Antonio Piñero 
 
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Jueves, 22 de Marzo 2018
Diferencias entre “Ciudadano Jesús y “El Jesús que yo conozco”. Preguntas y respuestas “rescatadas del olvido” (IX) (984)
Escribe Antonio Piñero
 
A modo de introducción a una pregunta de varias personas:
 
Me han preguntado tres personas vía correo electrónico casi la misma cosa aunque con distintas palabras: “Por qué ha publicado Usted “El Jesús que yo conozco” si antes había lanzado “Ciudadano Jesús”? ¿Está Usted mareando la perdiz? Son casi la misma cosa los dos libros?
 
Respondo:
 
No lo son, y lo explico. El primero “Ciudadano Jesús”, que va por la tercera edición, es una obra de preguntas (y respuestas) reales, de mucha gente, que me las han formulado a lo largo de mucho tiempo, al final de clases, conferencias o seminarios sobre la vida estricta de Jesús de Nazaret.  Es un libro relativamente sencillo, que solo aclara lo sustancial que puede uno demandarse a sí mismo cuando piensa sobre Jesús. Supongo que a mucha gente le bastará el tipo de respuesta más bien breve, e insisto son preguntas variadas y reales de variadas personas.
 
Por el contrario, “el Jesús que yo conozco” es una entrevista de un académico mexicano, de Guadalajara, del estado de Jalisco –donde se celebra anualmente la prestigiadísima Feria Mundial del Libro en español– y que además es el director de una editorial en México, de nombre “Deméter”. Este académico es profesor de filosofía en concreto y me hizo, también vía correo electrónico, una entrevista personal durante dos años y medio. En ella hace a veces preguntas difíciles (no de entender, sino de contestar). Y no toca solo el tema de Jesús de Nazaret, sino también de diversas perspectivas sobre él y de otras cuestiones relacionadas con el cristianismo primitivo o con el judaísmo del entorno de Jesús. Las respuestas son a menudo más largas, más personales, con más matices y una cierta profundidad. Además, tiene al final del libro una serie de preguntas acerca de la génesis de mi pensamiento y cuestiones de temas más personales que retratan la personalidad del entrevistado.
 
Por tanto, son libros complementarios. El que lea el segundo, habiendo pasado por el primero no se aburrirá, espero, porque la exposición es diferente y totalmente complementaria
 
No sé si he aclarado suficientemente lo que me preguntaban estas tres personas y que yo hago extensivo a todos. Y si no es así, responderé a las cuestiones que se susciten sobre este par de libros.

¡Ah! Y también me han preguntado varias veces: ¿cómo se consiguen estos libros? Respondo: lo usual es pedirlos a la editorial misma, Adaliz, de Sevilla (basta con teclear el título del libro en Google; o bien copiar y pegar la dirección electrónica que concluye esta postal) , quien envía de inmediato el libro por una agencia; y en el precio, que es súper razonable, va incluido el envío a casa. No he sabido responder si se consigue por Amazon. Me imagino que no. Pero sí sé que algunas librerías piden el libro y lo venden de un modo normal. Y ya no sé más.
 
Pregunta:
 
¿Qué fuentes antiguas, fuera de los evangelios, tenemos para conocer a Jesús? Y ¿cuál es su valor?
 
Prácticamente ninguna, o las que hay son muy discutidas. Prueban más la existencia del cristianismo que la de Jesús mismo. Las dos realmente importantes son:
 
A) Tácito, Anales 15,44,3 (hacia el 115 d.C.) que afirma:
 
“Para cortar los rumores (de que él había incendiado Roma), Nerón señaló como culpables, y castigó con la mayor crueldad, a una clase de hombres aborrecidos por sus vicios a los que la turba llamaba cristianos. [[Cristo, de quien tal nombre trae su origen, había sufrido la pena de muerte durante el reinado de Tiberio, por sentencia del procurador Poncio Pilato]], y la perniciosa superstición fue contenida durante algún tiempo, pero volvió a brotar de nuevo, no sólo en Judea, patria de aquel mal, sino en la misma capital (Roma), donde todo lo horrible y vergonzoso que hay en el mundo se junta y está de moda”.
 
Personalmente pienso que las frases marcadas con paréntesis cuadrados son una glosa o añadido, porque interrumpen el flujo del discurso de lo que escribe Tácito. Si se eliminan, fluye mejor el texto del historiador
 
B) Flavio Josefo, Antigüedades de los judíos 20,20, menciona el asesinato de Santiago, “hermano de Jesús llamado Cristo”.
 
En Antigüedades de los judíos 18,63, se halla el llamado “Testimonium Flavianum” sobre la existencia y valoración de la persona de Jesús. Eliminando las interpolaciones de los escribas cristianos, Josefo afirmaría:
 
“Por este tiempo (el de Poncio Pilato: 26-36 d.C.) vivió Jesús, un hombre sabio; realizó hechos sorprendentes Atrajo a su causa a muchos judíos y griegos. Pilato, después de haber oído que la acusación de los hombres de más elevada posición entre nosotros, lo condenó a ser crucificado. La secta de los cristianos, así llamados después de él, no ha desaparecido hasta hoy”.
 
Creo que es razonable admitir este testimonio, sobre todo
 
a) porque ni siquiera es neutro el análisis delas palabras griegas que emplea Flavio Josefo –las mismas que cuando habla de insurrectos– lleva a pensar que está dibujando a un sedicioso a los ojos del Imperio
 
b) porque la mención de Jesús está incluida en una lista de personajes nefastos para Israel, ya que con su predicación del reino de Dios afianzaba la temperatura extremada del sentimiento apocalíptico y de la intervención final divina para liberar a Israel, de modo que Jesús contribuyó decisivamente a fomentar el espíritu que llevó a la catastrófica guerra contra Roma del 66-70.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero

http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
 
Martes, 20 de Marzo 2018
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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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