NotasFoto: El Bosco: Infierno Hoy escribe Antonio Piñero Quiero terminar esta serie de mis notas sobre el último capítulo del libro de Roger Armengol, “La moral, el mal y la conciencia. El poder de las ideologías en la formación de la conciencia moral” sobre la ética de Jesús y de Sócrates, a las que añado un breve comentario. El último punto que trata in extenso Armengol es el de la existencia, o no, en Jesús de la noción de un castigo eterno en el infierno para los pecadores impenitentes, un castigo que se escenifica por medio del “fuego eterno atormentador, el gusano que no muere y el rechinar de dientes” que atormentados atribuidos a ese Jesús. Armengol escribe: «Si nos quedamos con el Jesús de Mateo aparece un personaje estricto, exigente mientras que si nos quedamos ahora con el Jesús de Lucas tenemos un Jesús realista… Cuando en el capítulo sexto hablé de los preceptos de amor manifesté que Jesús fue un pensador realista especialmente en el alcance del precepto levítico imposible de cumplir «amarás al prójimo como a ti mismo». Tomando esto y lo dicho por Lucas sobre el perdón me parece más coherente y, por consiguiente, más real el Jesús de Lucas que el de Mateo» (p. 374). Como hipótesis propone Armengol: «¿Pudieron exagerar Q y los evangelistas al hablar de un infierno eterno? ¿fue Jesús en ocasiones desmesurado y severo o estricto?... ¿El fuego al que serán arrojados y el llanto y el rechinar de dientes de los condenados no será una exageración de la fuente Q que retoman Mateo y Lucas? La retoma Mateo al parecer con gusto porque habla del fuego eterno en seis ocasiones y del llanto y rechinar de dientes en cinco. Lucas más moderado no habla de fuego, habla una sola vez del infierno, la Gehena, y una sola vez del llanto y del rechinar de dientes. Parece que al Jesús de Mateo le gusta mucho el fuego eterno para los condenados. Mateo suele destacarse en el rigor para con los condenados y por la fantasía (con la que adorna la tradición). Marcos no se queda atrás, también él escribe en 9, 47-48, copiando a Isaías 66,24: «Dice Yahvé: Y, al salir, podrán ver los cadáveres de aquellos que se rebelaron contra mí; pues su gusano no morirá, ni su fuego se apagará, y serán el asco de todo el mundo» que los condenados serán arrojados al fuego que no se apaga y donde el gusano que devora no muere (p. 374, con ciertos retoques). Respecto al Evangelio de Juan sostiene: «A diferencia de los evangelistas sinópticos Juan parece que por momentos tiene acceso a un mayor grado de templanza, de mesura para con los humanos porque en su evangelio los condenados acechados por la ira de Dios seguirán muertos, su Jesús explica que no serán despertados para la gloria como los bienaventurados, pero no habrá fuego y rechinar de dientes para ellos. «Todo el que vive en mí y cree en mí no morirá jamás» [11, 26]; «El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que resiste al Hijo, no verá la vida, pues siempre le acecha la ira de Dios [3, 36], dice el Bautista en este evangelio. En conclusión, Juan nos transmite un Jesús que dice sin ambigüedad: «Porque tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo unigénito para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna» [3, 16]. En Juan encontramos una referencia al fuego: «Si alguno no permanece en mí, es cortado y se seca, lo mismo que los sarmientos; luego los recogen y los echan al fuego para que ardan» [15, 6]. No obstante, lo dicho en esta cita no puede desmentir lo anterior donde Juan en más de una ocasión da entender de forma explícita que los condenados no vivirán eternamente como sí les sucederá a los bienaventurados» (p. 374). Y respecto a la Biblia hebrea escribe: «Curiosamente el fuego eterno sólo aparece una vez en el Antiguo Testamento, es Isaías quien lo hace en 66, 17, se trata del tercer Isaías que tal vez escribió en el siglo III a.C. Quizá no cabe hablar del fuego eterno que aparece en Judit 16, 17 dado que es un libro considerado apócrifo por los judíos y por los protestantes y, además, el autor de Judit que escribió en el siglo II a.C., tal vez pudo conocer a los griegos y su infierno» (p. 375). Los argumentos de sustento de esta hipótesis global son, a su vez, meramente hipotéticos, puesto que tenemos los textos evangélicos que son difíciles de rechazar en bloque. En líneas generales su argumentación va de acuerdo con una posición también hipotética de John Kloppenborg, el reconocido estudioso de la Fuente Q: «Tomemos también el pasaje en el que Jesús se muestra terrible, colérico, me refiero a la severa Cafarnaúm y supuesta condena y maldición de las ciudades que no se convirtieron, Betsaida, Corazín y narradas por Mateo y Lucas y tal vez copiadas de Q. Veamos lo que escribe sobre este particular el reconocido experto sobre Q, John Kloppenborg: “Se puede ver la postura de un grupo de seguidores de Jesús que se aprovecharon de los recursos de la tradición para hacer inteligible su propia experiencia y el recuerdo que conservaban de su héroe! (p. 214 de su obra, “Q. El Evangelio desconocido”, Sígueme Salamanca 2005]. Parece que Kloppenborg no afirma que la maldición proviniera de Jesús, sino de sus seguidores». Veremos el próximo día si estos argumentos son suficientes para sostener una interpretación de Jesús contraria a los textos. Saludos cordiales de Antonio Piñero http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html Hoy añado tres enlaces de conferencias o charlas mías que han sido lanzadas al aire recientemente. Dos de Mindalia Televisión, y uno del “Mercado de la Tía Ni” en Youtube: 1. https://www.mindaliatelevision.com/existio-jesus-de-nazaret-por-antonio-pinero/ (Existencia de Jesús) 2. https://www. 3. https://www.youtube.com/playlist?list=UURlbwOFGEkh4aaxUGkQrx3g (Serie de conferencias que son parte de un Seminario sobre “Investigación actual sobre Jesús de Nazaret)
Jueves, 12 de Julio 2018
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Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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