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Hoy escribe Antonio Piñero
Foto: Jesús violento en la escena de la purificación del Templo PREGUNTA Hace tiempo que me intriga Mateo 11,12: “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. ¿Estaba Jesús a favor o en contra del uso de la violencia? Descartado que fuera tan ingenuo como para esperar que el Reino de Dios llegara sin resistencia del poder, sospecho que se trata de un aviso a los discípulos para que sepan que no les quedará otro remedio que recurrir a la fuerza. RESPUESTA Este famosísimo pasaje es una auténtica cruz para los intérpretes. En mi opinión, y de otros muchos, no hay modo de resolverla de un modo satisfactorio, porque la sentencia se ha transmitido aislada, sin contexto. Y porque hay diversas posibilidades de encajarla con la mentalidad general de Jesús según la crítica 1. Es posible entenderla como una exhortación a la violencia política, porque los discípulos iban armados al menos al final de la vida pública de Jesús; y porque Jesús jamás condena la violencia en los evangelios. Pero, en general es posible que no sea así, porque Jesús no tenía ejército (era pobre; no era un galileo estrictamente armado) y porque al parecer dejaba ad la instauración expresa del reino de Dios sobre la tierra (sugerido implícitamente de la negativa de Jesús a servirse en una presunta batalla escatológica final contra los enemigos del Reino, de Yahvé, por tanto de doce legiones angélicas (26,53) 2. Es posible entenderlo como una exhortación a sufrir y vivir en un clima de violencia s los que se preparan para entrar en el Reino: Mt 11,12 (griego biázetai); el verbo tiene en griego siempre un sentido negativo; no podría traducirse por «esforzarse», sino que uno se hace violencia en voz media. La interpretación de la frase ha llevado de cabeza a los intérpretes. Lo más correcto es asumirla literalmente. Puesto que Juan será ejecutado por Herodes (14,1-12), puede entenderse que con la muerte de Juan comienza una serie de persecuciones que culminarán con las calamidades de los tiempos escatológicos (24,6-12), tema frecuente también en Qumrán (1QpHab 2,6; 4QpSal 37,2,14). De hecho, a partir del presente pasaje la narración de Mateo abunda en episodios de desencuentro de Jesús con su entorno. Es conveniente también repasar el paralelo deLc 16,16: «La Ley y los profetas llegan hasta Juan; desde ahí comienza a anunciarse la Buena Nueva del Reino de Dios, y todos se esfuerzan con violencia por entrar en él. La frase pás eis autén biázetai puede entenderse de varios modos, pues no solo no queda claro el referente de pás («todos», «todo el mundo»), sino que el verbo puede interpretarse como voz pasiva («es forzado a entrar en él [a saber, en el Reino]») o como voz media («se hace fuerza a sí mismo por entrar en él»). Si a esto se suma la tendencia de los copistas a ajustar el texto al que ofrece la versión de Mt 11,12 (otro pasaje de significación discutida), se entenderá el problema exegético que presenta este versículo y la imposibilidad de extraer conclusiones seguras acerca de su significado. Pero hay que tener siempre presente que en el tema de Jesús y la violencia los evangelistas son muy distorsionantes, ya que de ningún modo quieren presentar a un Jesús violento para lectores del Imperio romano después de que los judíos hubiesen provocado la terrible guerra del 66-70 d. C. En los Blogs y FBook he dedicado unas 75 postales al tema “Jesús sedicioso y la violencia”. Consúltense los siguientes índices: Consúltense los siguientes índices: http://mynorte.com/cristoria http://mynorte.com/cristoria/pyr.html http://blogs.periodistadigital.com/antoniopinero.php?blog=624&s=Padilla&sentence=OR&page=1&disp=posts&paged=2 PREGUNTA Hola Sr Piñero antes que nada felicitarlo por tan interesantes conferencias que he tenido oportunidad de escuchar vía YouTube y por supuesto de tan impresionante trayectoria la suya en este mundo tan interesante del cristianismo en sus inicios. Le quiero preguntar el porqué en la escuela de Jamnia se decide eliminar macabeos cuando este libro narra nada menos que la victoria de pocos contra muchos y se instituye la fiesta de la Jánuca y la misma pieza Jánuca distinta a la mejora judía siendo esta una celebración importante en los judios. Gracias y un saludo RESPUESTA Por dos razones: 1. Porque circulaba en griego, no en hebreo. 2. Porque es reciente temporalmente. Loa rabinos decidieron que la voz divina a los “profetas” y otros autores bíblicos había cesado en tiempos de Artajerjes II (hacia 425 a. C.). Pero no sabría decirle ahora el pasaje del Talmud que sustenta esta idea. PREGUNTA Una pregunta sobre el credo de Jesús, Shema (Mar 12.29): es una declaracion unitaria o trinitaria? RESPUESTA El texto de Marcos 12,29-30: “Jesús le contestó: «El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas»”. RESPUESTA Unitaria, naturalmente. El cristianismo primitivo no sabe nada de modo estricto de una Trinidad tal como se entiende a partir de los concilios de Nicea y Calcedonia (325 y 451), a pesar de fórmulas aparentemente trinitarias como la del final del Evangelio de Mateo, incluso a lo largo del siglo II. Estas fórmulas son como preparatorias para que lentamente se vaya precisando el dogma. El cristianismo tarda mucho más de lo que parece en construir su armazón dogmático completo. Sin embargo, en la época de Ireneo de Lyon, con su obra “Contra las herejías”, tenemos ya casi toda la teología cristiana, aunque solo en ciernes. Saludos cordiales de Antonio Piñero http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Domingo, 22 de Abril 2018
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Escribe Antonio Piñero
Foto: Boda judía ortodoxa PREGUNTA Como Vd. conoce el tema de los Evangelios, le hago la siguiente pregunta; pero le indico primero el asunto que da lugar a la misma: El evangelio de Lucas 2, 4-5, dice que José estaba casado con María. La pregunta es: ¿Quién los casó? RESPUESTA En el judaísmo del siglo I, y ahora igualmente, nadie casa a nadie. Son los contrayentes quienes se casan. Se firma un “ketubot”, un contrato de matrimonio, se hace una fiesta, y se lleva el contrato al registro. Qué registro había en la Galilea del siglo I no lo sé. La doctrina de la Iglesia católica es muy parecida: los contrayentes son los propios ministros de la ceremonia; el contrato es un “sí quiero” público; luego refrendado por un escrito. El registro civil posterior es, para la Iglesia una mera formalidad externa, pero necesaria. PREGUNTA Mis dudas, ¿contemplaba Pablo de Tarso la posibilidad de que un no-cristiano pudiera salvarse si seguía los dictados de su conciencia? Creo recordar que Pablo opina que un no-cristiano puede obrar rectamente debido a su conocimiento de la ley natural, pero que no obstante, si no cree en Cristo no podrá obtener la salvación. ¿Estoy en lo cierto? En cualquier caso, si no es molestia, le agradeceré que me diga los pasajes de sus cartas donde está la respuesta a mis preguntas, o bien las páginas de su libro donde trata el tema. RESPUESTA Naturalmente que sí. Pablo afirma en Romanos 2,12-16 que la ley de MOISÉS EN SU PARTE ETERNA Y UNIVERSAL, EL Decálogo, está impresa en los corazones delos hombres. Quien siga las instrucciones de su conciencia está cumpliendo el Decálogo. Como no conoce a Cristo se salvará por eso. En la” Guía para entender a Pablo”, Trotta, Madrid, 2015, consulte pp. 460-461. PREGUNTA Imagino que estará muy ocupado, e imagino que le molestaré. Era una consulta sobre Galatas 3:12 que en las versiones normales leo: “La Ley no es de fe”. Un amigo que habla griego me dio una traducción de ese pasaje de las palabras nomos ek pistis, a saber LA LEY MO ES FUERA DE FE. Se puede traducir así, Antonio? Gracias, saludos y bendiciones. RESPUESTA No lo creo como traducción literal. Pero sí en cuanto al contenido, si se entiende bien, la idea es correcta. Mi traducción es: “Pero la Ley no es de la fe, sino que quien practique sus preceptos, vivirá por ellos” (Lv 18,5LXX). Se cometen gravísimos errores de interpretación tomando una sola frase y obviando todo el contexto del pensamiento de Pablo hacer una proposición intelectiva. Como Usted tiene mi obra sobre Pablo, y en ella respondo creo que abundantemente a esta cuestión, le ruego que, si le es posible, lea mi comentario 1. en la p. 206. Y la parte correspondiente de las Aclaraciones 6 y 7 "La Ley en Pablo" (pp. 159ss) y "Justificación por la fe" (pp. 188ss. Creo que con esos medios puede Usted mismo responder a esa cuestión. PREGUNTA - Podría usted recomendarme un libro principalmente (o libros) que hable clara y profundamente acerca del Judaísmo del Segundo Templo ? RESPUESTA Creo que sí: Paolo Sacchi, "Historia del judaísmo en la época del Segundo Templo", Editorial Trotta, Madrid, 2004. Y tiene un apéndice, interesante pero discutible sobre Jesús a la luz de este judaísmo. Saludos cordiales de Antonio Piñero http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Jueves, 19 de Abril 2018
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Escribe Antonio Piñero
Pregunta: Me gustaría saber si podría informarme de dónde procede la creencia de que las almas de los redimidos ocuparán las "plazas vacantes" de los ángeles que cayeron. También me gustaría saber si me puede aconsejar alguna lectura que me aclare la idea que tenían Jesús, Pablo y los judíos y cristianos de siglo I sobre el alma y la resurrección. Respuesta: 1 A la verdad no tengo ni idea de dónde sale tan peregrina idea. Desde luego no tiene ningún fundamento en el Nuevo Testamento. 2 La mejor lectura es una “Teología general del Nuevo Testamento”, como puede ser la de R. Bultmann de la Editorial Sígueme, o del J. Gnilka, con el mismo título y creo que de la misma editorial. Buscando en Google por “Teología del Nuevo Testamento”, le saldrá. Pregunta: ¿Fue ejecutado Jesús en fechas de Pascua o cercanas o los evangelios pusieron en tiempos de la Pascua judía para identificar a Jesús con el cordero pascual? Respuesta: La pregunta es difícil de responder con rotundidad. En mi opinión, Jesús fue ejecutado en vísperas de una Pascua, en la del año 30, o en la del 33, y fue luego Pablo el que inventó el teologúmeno de Cristo es el cordero pascual (1 Cor 5,7 “Cristo nuestra pascua ha sido inmolado”)… y luego fue desarrollado por el autor de la Epístola a los hebreos. Pregunta: ¿Qué opina sobre la supuesta evidencia del manto y la tumba vacía donde supuestamente enterraron a Jesús? Generalmente tienden a utilizar eso como justificación para la resurrección. Personas como William Lane Craig un filósofo y teólogo cristiano tiende a defender eso. Que teoría podría haber sobre el "porqué" de la tumba vacía y que solo encontraron un manto? Gracias Respuesta: La historia de la tumba vacía; la noticia de que sólo se encontró el sudario, etc. todo ello está en las narraciones de los Evangelios canónicos. Sobre su credibilidad histórica hay más que dudas. En general yo pongo entre paréntesis todos los relatos sobre la resurrección y apariciones, dado que están llenos de contradicciones y sobre todo porque la resurrección y las apariciones no pueden ser objeto de estudio para la historia. Sólo se puede decir que los cristianos creían firmemente en ellas y que esa fe es el fundamento del desarrollo de todo el cristianismo. Estimo que la tumba vacía es una de las leyendas más tardías en el desarrollo de las apariciones y fenómenos concomitantes relacionados con la resurrección. Es muy probable que la idea más primitiva fuera la de exaltación de su alma (y de algún modo de su persona) a los cielos, a la derecha de Dios, inmediatamente después de su muerte. Es lo que puede deducirse del primer discurso (presunto) de Pedro en Hechos de los apóstoles cap. 2. Tiene Usted en español un libro reciente, breve y claro sobre este tema. Autor: Javier Alonso López, “La Resurrección. De hombre a Dios”, de Arzalia Ediciones. Muy fiable. Saludos cordiales de Antonio Piñero http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Martes, 17 de Abril 2018
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Escribe Antonio Piñero
Pregunta: ¿Me puede aclarar a que se refiero Mateo diciendo el siguiente relato relato bíblico MATEO 28? 18 Jesús se acercó y les habló así: “Me ha sido dada toda autoridad en el Cielo y en la tierra. 19 Vayan, pues, y consíganme discípulos de todas las naciones. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20 y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado a ustedes. Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de la historia.” Respuesta: En primer lugar unas breves aclaraciones: V. 18: La «autoridad» (exousía) es distinta de la que se evoca en Mt 7,29; 9,6-8 y de la que recibieron los discípulos en su ensayo de misión (10,1). Ahora se trata de la autoridad del mesías resucitado, divinizado, próximo a regresar como juez universal. V. 19ª: El sintagma «todas las gentes» va contra el ideario del Jesús histórico: ya no se predica la “buena noticia” sólo a los hijos de Israel, que eran los destinatarios de la misión del Jesús terreno. La comunidad de Mateo, compuesta por judíos, reconoce ya en ese momento la evangelización de los paganos, insinuada en 8,11; 15,24-28; 35,32. Las palabras «del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo» indican, según el evangelista, que la prescripción del bautismo enlaza la enseñanza de Jesús con la de Juan el Bautista. La evocación del espíritu santo (Dios en cuanto inspirador) aparece ya en las cartas de Pablo, anteriores al evangelio de Mateo: 1 Corintios 12,4-6; 2 Corintios 13,13. La fórmula bautismal «trinitaria» estaba en uso en las comunidades de Siria a finales del siglo I, según testimonio de Didaché 7,1-3; Ignacio, Magnesios 13,2. No se confunda esta insinuación trinitaria con la doctrina ya bien constituida del Concilio de Nicea (el credo; no hay actas) del 325. 1. El texto es muy fácil de entender y no tiene misterio alguno. Hago, pues, únicamente algunas observaciones. Como aquí no habla el Jesús histórico sino el Resucitado, este dicho no es histórico; pertenece solo al ámbito de la fe. 2. La fórmula trinitaria probablemente es un añadido posterior. Quizás de inicios del siglo II 3. Pide Jesús a sus discípulos que se dediquen a misionar: que consigan conversos. Que los bauticen. 4. Promete Jesús su ayuda hasta el fin del mundo. Esto supone también una concepción cristiana posterior; no propia del Jesús histórico, ya que éste creía que el fin del mundo sería en esta generación. Pregunta: ¿Por dónde empezar? Quería empezar con el cristianismo pero no se muy bien por donde empezar. ¿Me podría recomendar una lectura inicial (o varias)?. Había pensado en empezar por la biblia pero ¿cuál? Hay tantas que no se cual escoger. He visto muchas de sus conferencias y siempre me deja buen sabor de boca pero siempre quiero saber más. Tanto si puede responder como si no muchas gracias por mostrar la academia a la gente no profesional. Respuesta: Yo comenzaría a la vez con la lectura de la Biblia, por un lado, aunque no la entienda bien y con dos libros sobre “introducción al Antiguo y Nuevo Testamento. Del Antiguo podría leer la introducción de A. Robert – A. Feuillet, publicada por Desclée. Y del Nuevo, recomendaría mi propia introducción que se titula “Guía para entender el Nuevo Testamento”, Edit. Trotta, Madrid, 6ª edición, de 2017. Saludos cordiales de Antonio Piñero http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Domingo, 15 de Abril 2018
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Escribe Antonio Piñero
Foto: de nuevo la cubierta del libro o la cabeza de Dioniso Concluyo hoy la reseña del estupendo libro de David Hernández de la Fuente, El despertar del alma. Dioniso y Ariadna: mito y misterio. Sí es verdad, en mi opinión, que los gnósticos dicen de un modo real que la “Énnoia”, el Pensamiento del Padre, el Súper Trascendente, el Gran Espíritu Invisible, ha “descendido” a la tierra en cuanto que en algunos elegidos, no muchos, en su espíritu o mente superior habita una “parte” (griego-copto: méros), una chispa de esa Énnoia / Pensamiento. En este sentido, al igual que el Logos del Evangelio de Juan se encarna, la Énnoia se encarna por participación consustancial en el espíritu de los gnósticos elegidos. Y ese pensamiento (ya con minúscula porque está dentro del ser humano) está aprisionado dormido, ebrio, en la materia y debe ser despertado por medio del eón (entidad divina del Pleroma) Salvador, para que librándose de las ataduras materiales ascienda al cielo, es decir, al lugar de donde procede la chispa divina que le habita. Aquí –al navegar aunque sea poco por este proceloso mar de la gnosis– creo que a nuestro autor le habría venido muy bien recibir la ayuda de una cierta bibliografía en español, como los dos volúmenes de Los gnósticos de José Monserrat Torrents (Clásicos Gredos, 59, Madrid 1983) y la “Introducción General”, de unas cien páginas, a la edición de la Biblioteca copto-gnóstica de Nag Hammadi del mismo Montserrat y de quien esto escribe, publicada en el primero de los tres volúmenes de estas obras gnóstica Trotta, Madrid, 5ª edición de 2015). Pienso que le habría aclarado bastante este punto del “acercamiento” de la Sabiduría a nuestro universo. Pero en su descargo debo decir que el autor afirma que el ámbito de su libro no es el adecuado para tratar a fondo “la espinosa cuestión de la relación entre la gnosis, su fundamental base platónica y los cultos mistéricos –como el de Dioniso– en su evolución tardía”. Nuestro autor cita también el mito de Simón Mago (que en la tradición gnóstica se conoce a través de algunos textos de Justino Mártir Justino Mártir (1 Apología 26, 1-3. 56; Diálogo con Trifón, 120, 6), quien afirmaba de sí mismo que la Gran Potencia (“Dios por encima de todo principio (arkhé), potestad (exousía) y potencia (dýnamis”) según Justino, e Ireneo de Lyon, Contra los Herejes, I 23,1-3), y la mujer que le acompañaba en sus correrías de mago (historia inicial en Hechos de los apóstoles 8,9-13). Aquí podría cuadrar relativamente lo que decía anteriormente nuestro autor sobre el contacto de la Sabiduría gnóstica con el mundo inferior, la tierra. Hernández de la Fuente insiste con razón en el paralelismo (aunque muy tardío en mi opinión, no tan temprano, siglo II como dice el autor) del mito del despertar de Ariadna con lo ocurrido con la esposa de Simón Mago, de nombre Helena, de la que Simón afirmaba que era una encarnación de la Sabiduría inferior, o Sabiduría lasciva (Proúnikos; lasciva porque ama la materia; no lo entendamos sexualmente). Según Simón, él mismo como potencia de Dios había logrado la redención de Helena, que estaba como dormida en la materia. Y aquí deseo simplemente apostillar de nuevo el pensamiento de nuestro autor. Este comenta que Sofía “es la encarnación del “Pensamiento”, Énnoia, caído en desgracia y descendido a nuestro mundo”. Opino, sin embargo, que esto debe aclararse porque tiene una parte de verdad, pero puede entenderse mal. No es Énnoia propiamente la que ha caído en desgracia (Énnoia, también llamada Proténnoia, es nada menos que el primer Pensamiento del Padre, el Uno, el Gran Espíritu invisible), sino Sabiduría, el último de los eones emanados del Padre. Este eón el que “cae” ciertamente, pero no en nuestro mundo, “ni en nuestra edad de hierro”, sino en el ámbito de la pura materia inteligible creada por ella misma, aunque es luego, inmediatamente, rescatada por el eón Salvador. La que ha caído en desgracia con toda propiedad en el ámbito de la materia es la “centella divina” (que está dentro del alma de los gnósticos), la participación consustancial de la Énnoia, a través de la insuflación del espíritu por parte de Sabiduría (que representa en algunos aspectos a Énnoia) en el primer ser humano creado por el Demiurgo. Gracias a esa insuflación dentro del “alma superior” del hombre elegido (también llamada “espíritu” o “mente”, griego noûs) existe una chispa o centella divina en los hombres espirituales, los elegidos, los gnósticos. Prescindiendo de esta precisión que quizás no tenga demasiada importancia para lo que pretende Hernández de la Fuente en su libro, como antes dije, es importante lo que este escribe a continuación: “El alma, en el mito de Helena y Simón Mago, es la que se lamenta (al darse cuenta que no está en la plenitud de la divinidad, el Pleroma, donde debería residir) como una Ariadna, por haber caído en el plano terrenal. Es un mito, pues, de la regeneración del alma, con el trasfondo platónico de la fragmentación y regeneración del alma, que es una clara asimilación a lo que pudo significar Ariadna en el dionisismo contemporáneo”. En el ámbito cristiano es otro dios, Jesucristo, el que rescata a esta Ariadna gnóstica, pues es gracias a la unión con Cristo como se redime la sabiduría postrada (la “centella divina”) y se devuelve al mundo inmortal, siguiendo el esquema del motivo alma-Ariadna” (p. 224). Como se ve es esta una sugerencia muy interesante sobre la que se puede meditar. De la Fuente añade otro paralelismo interesante: el de Ariadna-María que se cruza en el proceso de asimilación entre Dioniso-Cristo: se trata de la conexión evidente entre la ascensión a los cielos de la joven princesa cretense como la Corona Borealis y la asunción o Dormición de María… que aparece en la literatura cristiana, no estrictamente dogmática (en realidad apócrifa) en los siglos IV y VI” (p. 224). Este capítulo cuarto, que es el que estoy comentando especialmente, sigue con los temas de la iconografía en la que se mezclan Dioniso y Cristo, ya que “el primero constituía sin duda el equivalente más obvio del Hijo de Dios cristiano”. Es esta una muestra de la pervivencia del dionisismo hasta bien entrado el siglo V, idea que va contra la concepción de algunos optimistas que han pensado que el cristianismo en ese siglo había ya erradicado totalmente el paganismo. La iconografía demuestra que no es así. El libro de Hernández de la Fuente presenta aquí un buen monto de ilustraciones (pp. 228-237) que lo demuestran con toda evidencia. Lo que llama más la atención dentro de este proceso de fusión, sincretismo, entre Dioniso y Cristo es la gema que se hallaba en el Museo de Antigüedades (Antikensammlungen) de Berlín, que se perdió en la Segunda guerra mundial, pero del que quedan fotografías: el “Orfeo crucificado”, denominado gema del Orpheos bakkikós: ¡nada menos que un Dioniso crucificado como Jesús! El mencionado capítulo cuarto del interesante y sugestivo libro de Hernández de la Fuente finaliza con una exposición y breve análisis de la “Poesía de Dioniso-Cristo”, sobre todo del poema “Ariadna” del poeta greco-egipcio Nono de Panópolis (actual Akhmim) del que no se conocen fechas exactas (finales del siglo IV – principios del V), del que se discute si era pagano o cristiano, ya que compuso también una “Paráfrasis” el evangelio de Juan. Comenta Hernández dela Fuente: “No es que Dioniso sea en Nono un rival de Cristo, sino que más bien aparece como una figura paralela, complementaria, casi otra visión de la misma divinidad redentora” (p. 245). Y luego, a modo de conclusión final del capítulo, se halla una síntesis de la cuestión de las semejanzas entre Dioniso – Cristo que merece ser citada: “Dioniso es una divinidad que viene a despertar a los mortales… una dios único, hijo del Padre, hecho palabra, carne y vid, un dios curador a través de su planta redentora, que promete felicidad a los seres humanos en su venida a este mundo y llevarlos a un más allá dichoso como a la propia Ariadna… Es ante todo un Dioniso influido por la gran divinidad que habrá de imponerse al fin a lo largo de todo el Mediterráneo: Cristo. Dicho de otra manera, sin esta influencia cruzada –pues el Dioniso tardo antiguo influirá a su vez en la imagen de Cristo– no es posible explicar esta nueva visión tardía del dios cruel de Las Bacantes de Eurípides (s. V a. C.), del desgarro ritual del cabritillo, y su definitiva transformación en un hijo del padre Zeus con una misión ante la humanidad, que llora las penas de esta, se compadece de los hombres y cura sus dolencias mediante su don milagroso” “Pero no solo eso: poco a poco se constata que Dioniso y su mi tema del despertar de Ariadna, es decir, del dios que salva al alma de su caída, tiene la más clara pervivencia en Cristo y el cristianismo, así como los misterios báquicos se pueden mirar en el espejo de la liturgia cristiana. Así lo muestra la evolución de la divinidad pagana en paralelo con la cristiana en aspectos relacionados con la salvación y la redención más allá de la muerte, que habrían sido excepcionales en la vertiente pública del Dioniso arcaico y clásico, auné estaban implícitos en sus misterios. Tal vez el cristianismo implique hacer público el misterio del mitema de Dioniso como el dios que despierta a los mortales, en una liturgia en la que el dios que muere, resucita y salva es consumido ritualmente por todo el que quiera ser aceptado en una iniciación a misterios universales”. (pp. 246-247). Es un libro este que merece la pena leer por lo sugestivo que es. A mí me confirma en lo que he escrito y dicho mil veces en clases y conferencias: a veces las religiones se parecen muchísimo no porque copien expresamente (aunque a veces también ocurre), sino porque todas ellas expresan anhelos y deseos –en las relaciones del ser humano con el deseado más allá y la divinidad– que son comunes a todos los hombres. Los modos de expresar la religación ser humano–divinidad no son muchos; por eso se encuentran a veces los mismos en casi todas las religiones. Depende de nuestro sistema cerebral. La religión como tal es un producto humano, y cada vez veo más claro cuánta razón tenía Jenófanes de Colofón (hacia 570- 468 a.C.), en el contexto de una acerba crítica del politeísmo, en su poema Sobre la naturaleza, conservado fragmentariamente por Clemente de Alejandría en sus Stromata V 109,2-3; VII 22,1: Pero los mortales se imaginan que los dioses han nacido y que tienen vestido, voz y figura humana como ellos. Los etíopes dicen que sus dioses son chatos y negros; y los tracios, que tienen los ojos azules y el pelo rubio. Si los bueyes, los caballos y los leones tuvieran manos y fueran capaces de pintar como los humanos, los caballos dibujarían las imágenes de sus dioses semejantes a las de los caballos, y los bueyes semejantes a las de los bueyes, y harían sus cuerpos tal como cada uno tiene el suyo (G. S. Kirk – J. E. Raven, Los filósofos presocráticos. Gredos, Madrid 1969, 241). Quiso con ello decir Jenófanes que “son los hombres los que crean a los dioses y no los dioses a los hombres” (citado en la “Guía para entender a Pablo de Tarso, p. 45). Enhorabuena al autor del libro que he comentado, David Hernández de la Fuente, y a la Editorial Ariel por haberlo publicado. Saludos cordiales de Antonio Piñero http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Jueves, 12 de Abril 2018
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Escribe Antonio Piñero
Foto: Ariadna, la esposa de Dioniso, símbolo del alma dormida en la materia y despertada por el dios Hasta aquí he ido exponiendo, con breves apostillas, el pensamiento de nuestro autor en su libro El despertar del alma. Dioniso y Ariadna: mito y misterio. Tengo al respecto, sin embargo, alguna dificultad no en cuanto a la exposición general en sí, sino en algunas pequeñas particularidades. Por ejemplo, en mi opinión, es correcta la afirmación de nuestro autor cuando sostiene que la influencia del neoplatonismo en la formación de la cristología (la ciencia de Jesús como mesías o “cristo”, es decir el “ungido”, que explica cuál es su naturaleza y su misión) es un hecho absolutamente indudable. Admitido, y lo vemos en Orígenes sobre todo y en la escuela teológica cristiana de Alejandría. Pero no creo que sea acertada la opinión de que “La idea del Cristo–Logos como salvador heredaba directamente ese puesto del Dioniso neoplatónico”. Esta afirmación no me parece correcta porque el pasaje sobre el Cristo-Logos de Juan no es sino un midrás (una explicación) del texto del Génesis 1,1-2 (“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas. Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz”) en el que el Logos– Cristo no es más que la Sabiduría divina, que funciona como un modo de Dios hacia fuera (meramente su acción hacia el exterior), o bien una hipóstasis real y concreta divina que se proyecta firmemente hacia fuera. Al proyectarse, crea la Sabiduría divina el universo y en primer lugar la luz (“ Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron” Jn 1,3-5). Cualquiera de las dos hipótesis (la Sabiduría es un mero modo de Dios; la Sabiduría es una entidad real, personificada) se une sin solución de continuidad a las especulaciones de fondo, de raigambre platónica ciertamente, que se habían incoado en el judaísmo desde hacía unos seiscientos años antes = siglo IV a. C. Léase sin más la descripción, o elogio, de la figura y obra de la Sabiduría en Proverbios 8, en especial los versículos 22-31. Volvamos a la pugna / confrontación Dioniso – Cristo, según Hernández de la Fuente, donde encuentro observaciones estupendas. Ya desde mediados del siglo II el apologeta Justino Mártir había notado y señalado los tremendos parecidos entre los cultos de misterio paganos y el bautismo y –sobre todo– la eucaristía cristiana. Justino atacaba los mitos dionisíacos considerándolos una mera imitación pagana de las profecías bíblicas sobre Jesús como mesías. Estas profecías judías habían sido interpretadas por los paganos como una alusión al mito de Dioniso, enviado por su padre Zeus a la tierra, y luego ascendido al cielo después de morir por sus semejantes (I Apología 54). Los parecidos eran subrayados igualmente por el mismo Justino en su Diálogo con Trifón 69,2. Todo ello era un artero ardid de los demonios para que los paganos no creyeran en los misterios verdaderos que eran los de Cristo, no los de Dioniso Zagreo (se le denomina así porque se asimila a otra divinidad mítica, Zagreo, hijo de Perséfone, que tuvo una muerte parecida), despedazado por los Titanes y luego resucitado por Zeus. Otros Padres de la Iglesia, señala Hernández de la Fuente, propalaron igualmente la idea de que los demonios habían creado la figura de Dioniso para confusión de los fieles (Orígenes en su Contra Celso VIII 42,1 y Eusebio de Cesarea, Preparación evangélica IV 16-17). Todo ello es correcto. Del mismo modo, es acertada la observación de que la idea platónica de la caída de alma a la materia como una suerte de culpa primigenia y la reversión como un ascenso o retorno al cielo es una idea que recoge el dionisismo y en la que los cristianos vieron también una copia de la culpa del paraíso y la redención subsiguiente por Cristo. Ahora bien, al comentar en este ámbito nuestro autor (p. 223) la pervivencia del dionisismo en los escritos gnósticos cristianos, afirma que un tema predilecto de la gnosis, la caída o lapso de Sabiduría, la lleva “a nuestro mundo” (nuestro autor cita I 29 del Contra los herejes de Ireneo de Lyon). Y luego sostiene que “en el Apócrifo de Juan esta caída sucede de una manera paralela a la caída neoplatónica del alma en el mito de Dioniso Zagreo identificado con ‘el alma del mundo’ (el universo tiene alma en cuanto que, como globalidad, participa de la Mente Divina, el Pensamiento divino hacia fuera, el Logos, el Hijo; y eso se observa por el orden racional que gobierna el universo) engañado por medio de un espejo, cuando dice que Sofía miró hacia abajo, a las partes inferiores de nuestro mundo’”. Opino que los lectores de su libro no van a entender correctamente el pensamiento del autor, por lo que deseo apostillarlo. A decir verdad no encuentro nada claro sobre esto en el Apócrifo de Juan (obra perteneciente al corpus de obras gnósticas recogidas en lo que se denomina “Biblioteca copto-gnóstica de Nag Hammadi”). Ni tampoco me parece que se corresponda bien la cita de Ireneo, Libro I, con lo que dice nuestro autor, ya que la Sabiduría en sí jamás cae a “nuestro mundo”, sino que al cometer una especie de error (a saber pretende llegar antes de su justo momento al pleno conocimiento de la Divinidad, es decir, una vez que ha surgido por emanación de la divinidad, el Padre, el Uno, siendo así formada en cuanto a la sustancia” quiere ser “formada en cuanto al conocimiento” no en su debido momento, sino como con prisas y sin el permiso divino), y además sola, sin su consorte (rompe la ley gnóstica de que todo ser debe actuar con su pareja) hace lo que el Uno aún no ha autorizado. Al tener este lapso, error o “pecado”, Sabiduría queda fuera, en un lugar intermedio, como expulsada automáticamente, del Pleroma divino. Ahora bien, este lapso, aunque imperfecto, es divino: afecta a una entidad divina, por lo que no puede quedar sin efecto y tendrá sus consecuencias. En efecto, de la pasión, pecado o lapso de la Sabiduría caída fuera del Pleroma surgirá una especie de sustancia informe y espesa. Ésta es la materia primordial, sin formas, puramente inteligible, y de ella irá brotando, escalonadamente, todo el universo material en un proceso por partes actuado por un agente que es el Demiurgo, un engendro también de Sabiduría, pero que es una entidad radicalmente diferente. Ahora bien, Sofía no participa jamás directamente –según la gnosis– en la creación del mundo. Por tanto “no puede caer a nuestro mundo” Me explico: la “caída” de Sabiduría en el mito gnóstico tiene dos resultados. El primero es que Sabiduría resulta expulsada del Pleroma: queda fuera de él, como he dicho. El segundo es la creación de una sustancia espesa e informe, la materia primordial, que no tiene formas aún. La primera materia sin forma alguna es mera materia, por así decirlo simple “materia simplemente inteligible”. Una vez fuera del Pleroma, Sabiduría cae en la cuenta de lo que ha hecho y se arrepiente. Entonces el Pleroma decide salvarla. Sabiduría es redimida por el Pleroma al enviar éste en comandita una de sus entidades divinas a rescatarla de su pecado. Este eón se llama Salvador. El mito gnóstico precisa que de la pena y llanto de Sabiduría por haber pecado surge la materia primordial que acabo de mencionar; y que del arrepentimiento y conversión de Sabiduría surge una entidad superior a la materia: el Demiurgo. Este Demiurgo manipulará la materia primordial, inteligible, y copiando las formas del Uno (en la gnosis el Padre), contemplándolas como en un espejo, hará surgir el universo visible. Y así es porque la materia aún informe creada por Sabiduría, no es todavía el universo, pues le faltan las formas. Y es el Demiurgo el encargado de imprimirle esas formas. De aquí se deduce lo antes sostenido, que Sabiduría no crea directamente el universo, sino de un modo doblemente indirecto, por medio de una entidad, divina ciertamente, pero inferior, generada por ella. Como henos afirmado este personaje, el Demiurgo, es descrito de diversas maneras por los gnósticos. Pero en todos los sistemas es un ser divino, un dios inferior, que ignora que por encima de él se halla el verdadero y trascendente Dios, el Uno, el Padre. A partir, pues, de la materia generada por su madre Sabiduría, y tomando como modelo las formas de las cosas que existen en la divinidad (¡las ideas platónicas!), este Demiurgo crea el universo. A pesar de ser el Creador, en unos grupos gnósticos el Demiurgo es un ser malo y perverso; en otros, es simplemente necio por no saber que hay un Dios superior a él, el Uno o Padre trascendente; en todos los grupos gnósticos, este Demiurgo es Yahvé, el dios del Antiguo Testamento, a quien los judíos creen equivocadamente dios supremo, por haber creado el universo. En todos también, el Demiurgo es un producto de Sabiduría, y es un ser divino inferior pero que tiene dentro de sí una “chispa” o centella divina que procede de la sustancia de su madre y que perderá cuando la insufle en el ser humano (en realidad solo en los elegidos). Concluiremos el próximo día. Saludos cordiales de Antonio Piñero http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Martes, 10 de Abril 2018
Notas
Escribe Antonio Piñero
Foto: Dioniso, dios del vino y del éxtasis Como dijimos el día pasado, recorreremos ahora, llevado como de la mano por el libro de David Hernández de la Fuente, El despertar del alma. Dioniso y Ariadna: mito y misterio, la peripecia de Dioniso y Ariadna en la antigüedad tardía, en la que se enfrentan el cristianismo y el paganismo en decadencia. Es de notar que la figura de Dioniso fue una de las que más tardó en desaparecer en el paganismo debido a su enraizamiento entre las clases populares, y por el simbolismo místico y filosófico que se había ido enriqueciendo con el tiempo por el uso de su imagen, y la de Ariadna, en la iconografía. A partir del siglo III sobre todo se nota el afianzamiento del neoplatonismo dentro del ámbito pagano y entre los intelectuales cristianos. Esto llevó entre los paganos a que se reforzara el henoteísmo (hay dioses, pero uno de ellos es el verdaderamente importante; los demás apenas cuentan) y la vez –por la unión del neoplatonismo con un cierto misticismo– a desear una buena vida de ultratumba, salvada de las adversidades de la presente, cuyo fin era la unión con esa divinidad una y principal que –platónicamente también– se equiparaba al Bien. Otros, culminando un pensamiento que había comenzado con el estoicismo de Cleantes (hacia el 300-232 a. C.) tiempo atrás, llegaron a pensar que esa divinidad única y suprema era el dios sol = Zeus. Y Dioniso era su hijo predilecto, el hijo por antonomasia. Así el dios de la vida y de la vid, del vino y la alegría llegó a ocupar una parcela conceptual relacionada con la vida más allá de la muerte: el poder liberador del vino se tornó en redención después de la muerte. Esta faceta lo haría entrar en competencia con Jesucristo. Y Ariadna desempeña aquí su papel; como su sueño la había hecho símbolo del alma dormida entre los enredos de la materia, esa Ariadna perdida y encontrada quedó como símbolo del ascenso del alma hacia la divinidad. Otro aspecto interesante de la figura de Dioniso en esta época fue que su muerte por los Titanes y su resurrección por obra de Zeus le llevó a representar la proyección de la divinidad fuera de sí misma que acaba produciendo el universo. En efecto, Zeus, como el Uno, era el dios supremo, y Dioniso resucitado, su hijo, era su pensamiento, su sabiduría…, que proyectada hacia el exterior acabaría por generar el mundo. Si de la materia inerte y desgarrada, destrozada por los Titanes, había surgido la maravilla de la vida, esta misma vida, múltiple y variada, vuelve a la unidad por obra del mismo Dioniso, intelecto o sabiduría de Zeus. Dioniso se transforma en el dios más cercano a los humanos, y su seguidora, Ariadna será el símbolo de la reversión del hombre, que aspira a la justicia, hacia arriba, hacia la unión con lo divino. De este modo Dioniso y Ariadna, como símbolos, se convierten en la época del final del paganismo en un modelo filosófico-religioso que empalmó muy bien no solo con los neoplatónicos, sino con los hombres espirituales que seguían el ejemplo de la escuela de Pitágoras. Por eso no es extraño que junto con los cultos de misterio de Eleusis (Deméter y Perséfone), o los de Isis, hubiera también “misterios de Dioniso”, que ofrecían la salvación definitiva del alma a quienes ejecutaran piadosa y estrictamente los ritos preceptivos. En síntesis, en la antigüedad tardorromana Dioniso se convertirá en el dios hijo, cuya venida había sido profetizada por los sabios antiguos para la salvación de los hombres. Al mismo tiempo, por parte del cristianismo (que iba adquiriendo gran pujanza desde la época de Constantino –emperador, sin embargo, nunca cristiano– hasta la declaración de religión única del Imperio, con Teodosio el Grande en el 381), cambiaba el modelo a seguir por las almas espirituales; no fue entonces la figura del militar victorioso, sino la del santo, que tiende a contemplar su morada no aquí abajo, sino en un mundo prometido, más allá de la experiencia humana. En este ambiente puede comprenderse el porqué los sabios filósofos tardorromanos lucharon intelectualmente contra el cristianismo: no necesitaban hacerse cristianos, porque algunas de las ideas importantes que estos proclamaban, que pertenecían a la salvación y a la esencia, la naturaleza de Jesucristo, las tenían en Dioniso, y el alma pretendidamente cristiana no era para ellos más que el reflejo de Ariadna, un personaje muy anterior a Cristo. El punto central de la unión de Cristo–Dioniso era ciertamente el vino, naturalmente el tinto, símbolo natural de la sangre. Así, el Dioniso simbolizado en el cabrito, que era desgarrado por las ménades (las seguidoras del dios) e ingerido por ellas, fue como el sacrificio sangriento de Cristo en la cruz y la ingestión de su cuerpo divino en la eucaristía cristiana. Otro motivo coincidente era el milagro central de ambos dioses respecto a la conversión de agua en vino (Jn 2,9) por parte de Cristo, y la conversión de la materia inerte en vino por parte de Dioniso. El episodio de las bodas de Caná era en muy importante en Cristo –según el evangelista Juan–, porque representaba la encarnación, la presentación del Logos divino en el mundo de la materia (las bodas), y la resolución de las dificultades existenciales. Y en el caso de los mitos de Dioniso es fundamental., según Hernández de la Fuente, ese paso de la materia al vino porque ahí se revela la divinidad de Dioniso. En diversos mitos dionisíacos aparecen muertes de personajes que terminan en resurrecciones en el ámbito astral. El Evangelio de Juan muestra otra prueba de la relación / oposición entre las dos divinidades. El Jesús johánico dice que él es la vid verdadera (Jn 15,1-8), con lo que afirma –entendían los cristianos de la antigüedad tardía– que había “otra vid falsa”, que era Dioniso. El despertar del sueño por obra de Dioniso–Ariadna contrastaba con el despertar del sueño, la muerte, que proporciona Jesucristo al alma creyente. Puede sospecharse entonces que el dicho del autor de Efesios 5,14 (“Despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos”) sea una contraposición clara a los efectos del culto a Dioniso. Seguiremos con algunas apostillas a la exposición de David Hernández de la Fuente. Saludos cordiales de Antonio Piñero Http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html NOTA: Acaba de salir también lo que yo creo que es la enésima edición (no sé cuántas en España, porque la Editorial nunca me lo dijo, tuvo lo que fue el libro inicial, de 1992, “El Otro Jesús. Vida de Jesús según los evangelios apócrifos”) de este libro que ha sufrido al menos dos reelaboraciones. La actual lleva por título “La vida de Jesús según los evangelios canónicos y apócrifos”, pero el título verdadero debería ser “La vida oculta de Jesús según los evangelios canónicos y apócrifos”. Lo publica Tritemio, Madrid. Es una edición que estimo muy buena, con letra grande. N sé el precio.
Domingo, 8 de Abril 2018
Notas![]()
Escribe Antonio Piñero
Foto: Cubierta del libro Quiero presentarles a partir de hoy, y en unas cuantas entregas, un libro fascinante de un colega mío, muy apreciado de la UNED, David Hernández de la Fuente, al que quizás algunos de los lectores conozcan por sus intervenciones en la radio y por algunos artículos periodísticos. El título, El despertar del alma. Dioniso y Ariadna, mito y misterio. Editorial Ariel, Barcelona 2107, 16 x 24 cms., 453 pp. Con muchas ilustraciones (69, indexadas al final) en blanco y negro y color. Notas breves y densas al final del libro, por capítulos. Amplia bibliografía sobre estas dos divinidades, mito griego en general y mitografía. Índice nombres. A propósito de este libro escriben dos autores de notable prestigio en la banda que rodea la cubierta: “David Hernández de la Fuente es el mayor conocedor de los mitos dionisiacos en el mundo hispánico. Su domino de los textos, su atención constante a la perspectiva histórico-religiosa, pagana y cristiana, y la agilidad de le escritura lo recomiendan para cualquiera que desee e iniciado en el complejo y multiforme universo dionisíaco (Enrico Livrea. Universidad de Florencia). Y Luis Alberto de Cuenca, filólogo, ilustre poeta, afirma que “Este nuevo libro llena un hueco en la bibliografía existente al combinar un apasionante estudio sobre la tradición antiguo con una excelente visión panorámica de la recepción del mito en la literatura y el pensamiento de la posteridad”. Esta introducción al libro puede parecer que este supera el marco al que está destinado este Blog, o comunicación de Facebook. Pero no es así, porque en el centro del volumen, capítulo cuarto, titulado “Resurrección”, hay un buen monto de páginas destinadas a exponer la cuestión del éxito del dios Dioniso en la antigüedad en la que el cristianismo pasa a constituirse una religión autónoma –de los siglos. II al VI– respecto al tronco del judaísmo de la época del Segundo Templo (hacia 480 a. C. – 70 d. C.) en el que habían nacido. Se trata, pues, de la interacción entre dionisismo y cristianismo. Hubo una corriente espiritual en el paganismo tardío que luchó desesperadamente por no verse tragado por el pensamiento cristiano; y a la inversa: los cristianos aprovechan para incorporar a la figura de Cristo lo bueno que tiene el dionisismo. Esta perspectiva será para muchos sorprendente e interesantísima, porque en ella se observa cómo el cristianismo trata de superar al paganismo aceptando y adoptando mitos, figuras, iconos e imágenes dentro de lo que se llamó el “misterio cristiano”, y cómo la teología cristiana va adoptando su forma definitiva en cuanto a la naturaleza del salvador desde el Concilio de Nicea (325) al de Calcedonia (451). Hay mucha gente que opina que el cristianismo se muestra a menudo como un “copión” que toma ideas de fuera y las transforma en suyas. Pues aquí, en este libro, hay materia interesante para todos aquellos que gustan de comparar la religión cristiana con otras, por ejemplo, el mitraísmo y el cristianismo. Pero hay muchísimos más elementos de comparación –afirma el autor del presente libro– cuando se sitúan frente a frente las figuras de Dioniso y Jesucristo que cuando se compara el mito de Mitra y Jesús o el de Heracles/Hércules con Cristo. Hernández de la fuente explica primero qué era y cómo se formó la imagen mítica de Dioniso en la Grecia arcaica y clásica; cómo era el relato de los mitos más antiguos y sus variantes, tanto de Dioniso/Baco como de su mujer Ariadna. Luego cómo se perfilaron estos mitos en los filósofos, Platón sobre todo, y el literatura, en especial en la tragedia Las Bacantes de Eurípides. Luego aborda el tema de Dioniso en los cultos de misterio. Otro capítulo toca el tema de Ariadna: sus orígenes, tanto en Grecia como quizás en el mundo semítico; Ariadna en la literatura popular; su abandono por parte de Teseo, su encuentro con Dioniso en la isla de Naxos; la unión con el dios y el amor redentor; el culto a Ariadna, bodas y funerales; la apoteosis o divinización de Ariadna; la figura de la ya convertida en diosa y los cultos El capítulo siguiente es el que más interesa para nuestro tema de cristianismo e historia. Aquí es donde el autor trata los importantes temas bosquejados arriba: el Dioniso neoplatónico y su influjo en el cristianismo; la formación de la figura de Dioniso/Cristo; el mito de la búsqueda del alma perdida y rescatada por la divinidad…, y finalmente transportada al cielo. Es también sumamente interesante las secciones de este mismo capítulo dedicadas a la riquísima iconografía de Dioniso-Cristo, su influencia en la poesía de esta figura doble. Tema principal de esta parte es el análisis del mito de Ariadna y su unión con la ideología cristiana en la poesía de Nono de Panópolis. Los dos capítulos finales se salen del marco del cristianismo primitivo, pero no por ello dejan de ser menos interesantes para el lector curioso: la recepción del mito de Dioniso-Ariadna en época posterior incluidas la ópera, cine y literatura contemporánea, junto con la interpretación filosófica y artística del doble mito desde la época de Nietzsche hasta el presente tanto en la literatura como en el ensayo y la investigación filosófica y sociológica. Para entender bien la historia desarrollada a lo largo del libro, los tres primeros capítulos explican el mito de los dos personajes y su expansión en la Antigüedad. Dioniso es hijo de Zeus y de la mortal Sémele. A la verdad esta no se creía que había concebido nada menos que del dios supremo. Por ello, se lo preguntó a Zeus, pero este se negó a revelarle su identidad. La razón era que si se aparecía a ella con toda su gloria, manifestada en los potentísimos rayos, Sémele quedaría abrasada. Hera, la esposa de Zeus, envidiosa de Sémele, aprovecho la curiosidad de esta para excitarla a preguntar insistentemente por la naturaleza verdadera de su amante. Así lo hizo Sémele, y Zeus finalmente accedió. Se apareció con su gloria y el fugo intensísimo de sus rayos abrasó en efecto a Sémele, que murió. Zeus que estaba entusiasmado con su nuevo hijo, logró extraer del seno de la muerta al feto, Dioniso, aun no terminado de formar, y lo insertó en su muslo, como si este fuera una matriz. Dioniso sobrevivió y se convirtió en un joven dios, el encanto de su padre. Para Zeus, este era su hijo por antonomasia, que estaba destinado a sucederle en el poder celeste. Así pues, Dioniso nació dos veces. En realidad, tres como veremos. Los Titanes, sin embargo, hijos de Crono, (a quien Zeus había desposeído de su realeza) se llenaron de temor ya que la dinastía se consolidaba y ellos terminarían mal, totalmente expulsados del empíreo. Así que, movidos de nuevo por la celosa Hera, sedujeron al niño Dioniso con maravillosos juguetes, y lo asesinaron. Luego Dioniso niño fue descuartizado y devorado, y finalmente quemaron los restos de su cuerpo; pero curiosamente se olvidaron de su corazón que quedó intacto. Naturalmente Zeus montó en cólera, luchó contra los Titanes, lo venció con sus rayos, y los redujo casi a la nada. Tomó luego las cenizas de Dioniso y de ellas creó al género humano, cuyo ser es mitad malo (procedente de los Titanes) y mitad bueno y maravilloso (procedente de Dioniso). Pero, como el corazón de Dioniso no había sido devorado por los Titanes por un providente olvido, Zeus –que para eso era el dios supremo– logró resucitar a Dioniso a partir de su órgano principal. El niño dios creció y se transformó en una deidad ambivalente. Por una lado, era castigador de las faltas de los mortales con la muerte. Mas , por otro y ante todo, quedó constituido como el dios vivificador y salvador, pues otorgó a los mortales el fruto de la vid, y con ello el vino, que alivia las penas y transporta a los humanos fuera de sí mismos. Su efecto se fortalece cuando el dulce fruto de la vid se ve acompañado de la música de la flauta, tocada por un dios que iba en el cortejo de Dioniso, llamado Pan. Gracias al vino, Dioniso podía transformar a los mortales que lo ingerían en una suerte de poseídos por su espíritu, locos en apariencia, pero en verdad más cerca que nunca de la divinidad, porque en realidad estaban poseídos por el dios. Quedaba así Dioniso en una posición contrapuesta a su hermano Apolo –dios entre otra cosas de la serenidad y de la poesía– como divinidad de la alegría y del éxtasis que aproxima a los dioses. Y por otro lado quedaba también constituido en divinidad salvadora, por ejemplo, como Deméter y Perséfone divinidades titulares de los misterios de Eleusis. Él, Dioniso, había muerto y resucitado: si los mortales cumplían ciertas condiciones, sobre todo si ingerían su ser, simbolizado en el vino / sangre divina, podrían escapar de la rueda pésima del Hado, conseguir la participación de la divinidad y vivir para siempre en el Jardín del Elíseo, la pradera de los bienaventurados. Importante en la peripecia de Dioniso es el encuentro de este con Ariadna, cuyo origen es contado en el mito diversamente. Unos relatos la hacen princesa cretense, hija del rey Minos y de Pasífae, su esposa, y otros la presentan como hija de Cadmo, rey de Tebas. Ariadna se había enamorado perdidamente del héroe ateniense Teseo, que había matado al Minotauro, monstruo local cretense que exigía tributos anuales de vidas humanas a la por entonces Atenas, vencida y tributaria de Creta. Tanto quedó prendada Ariadna de Teseo, que por amor a este traicionó a su familia y a su patria, ayudándole –con el “hilo de Ariadna”– a escapar del Laberinto de Creta del que no podía salir, como castigo por haber liquidado al Minotauro. Después de un cierto tiempo de encendidos amores, huyeron ambos, Teseo y Ariadna, de Tebas y fueron a parar a la isla de Naxos. Entonces, cansada de su periplo, Ariadna quedó dormida sobre una roca. Pero como si a Teseo se le hubiera pasado súbitamente el amoroso éxtasis, abandonó, aburrido de ella, a la Ariadna dormida. Cuando despertó la pobrecilla, se encontró totalmente sola. Su fugaz novio había desaparecido traicioneramente. Hay aquí diversas variantes del mito. Mas la que nos interesa es que acertó a pasar por la isla Dioniso; encontró a la bella Ariadna dormida, le enamoró su figura, la despertó y la hizo su esposa. Tras un cierto tiempo de vida juntos, con diversos hijos, murió Ariadna. Pero su alma rescatada del Hades por Dioniso (otras versiones, la corona que había lucido como desposada) fue transportada a los cielos y se convirtió en una constelación, la Corona Borealis. Su ascensión fue una auténtica apoteosis, la conversión en divino de un ser humano. Parte de su figura quedó caracterizada en el mito por el importante rasgo de haber sido encontrada dormida por la divinidad, y por el despertar de la mano de Dioniso. Ariadna llega a conocer la luz del amor divino cuando estaba en las tinieblas del sueño. El dios del despertar y de la reconciliación de la luz y la oscuridad, Dioniso, era la afirmación de la vida, que es cíclica, y pasa de un estado a otro. Esta es la historia mítica de Dioniso que he resumido brevemente. El lector debe caer en la cuenta de ciertos elementos que se parecen mucho a ciertos rasgos (así, de un modo un tanto oscuro, para que el lector los encuentre pos sí mismo) y que será el hilo de las similitudes entre el culto de Dioniso y el cristianismo que iremos desarrollando de la mano del libro de David Hernández de la Fuente, cuyos datos encabezan esta postal. Saludos cordiales de Antonio Piñero http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html ::::::::::::: NOTAS: En "Historia National Geographic de marzo 2018, hay un artículo mío sobre Poncio Pilato. En "Desperta Ferro", nº 18 abril 2018, hay dos artículos míos sobre Existencia histórica de Jesús e infalsicabilidad de los Evangelios y sobre J. Bautista y Jesús en relación con los esenios. Acaba de salir la 5ª edición de la obra colectiva editada por mí"Textos Gnósticos. Bibliotecca de Nag Hammadi" Vol. I. Saludos
Jueves, 5 de Abril 2018
Notas![]()
Escribe Antonio Piñero
Pregunta: En una de sus conferencias Usted menciona que algunos cristianismos consideraban a Pablo como un traidor y “como un canalla”. ¿Podría Usted decirme si existe algún evangelio apócrifo que hable de Pablo de esa manera? O más bien, ¿Cuáles referencias puedo utilizar en mi tesina para exponer esta información? Respuesta: No hay ningún “evangelio”, sino que el documento básico son las Homilías Pseudoclementinas, en donde –disfrazado de Simón Mago, se caricaturiza a Pablo desde el punto de vista judeocristiano, y se le tacha de traidor e impostor. Gonzalo del Cerro en “El Blog de Antonio Piñero” está ahora, todos los lunes explicando el público que son esas Homilías. Su edición en griego y latín con traducción castellana, introducción general y particular a sus partes son el objeto del volumen IV de los “Hechos apócrifos de los apóstoles” que estamos preparando Gonzalo del Cero y yo para la editorial “Biblioteca de autores cristianos”. Los tres primeros volúmenes, que contienen 21 hechos apócrifos, están ya hace años a disposición de la gente. Son los números 646, 656, 701 de la colección. Pregunta: ¿Qué querría decir Pablo en 1 Cor 5,5?: “Sea entregado ese individuo a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu se salve en el Día del Señor”. Respuesta: Se trataba de un individuo que había agraviado gravemente a Pablo. El Apóstol ordena entonces que se haga una súplica a Dios para que su cuerpo sea entregado al Diablo, es decir, se apodere de él una enfermedad (se creía en la relación enfermedad / causada por el demonio). Pero solo su cuerpo. Su espíritu quedaría libre de modo que si llegara el fin del mundo (que se creía inmediato), el espíritu se salvara y arrastrara el cuerpo, que quedaría espiritualizado. Saludos cordiales de Antonio Piñero http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html NOTA Enlace a un programa / entrevista de “Radio Libertad” de Miami. El Profe Morales me pregunta sobre la futura edición del Nuevo Testamento histórico-crítica, independiente de cualquier iglesia, pero no militante, que estoy preparando con dos colegas para Trotta, y que tiene prevista su salida hacia mayo de 2019. “Profe Morales te ha enviado un mensaje de www.ivoox.com, tu portal de Audio a la Carta, recomendándote el siguiente audio: Entrevista al Doctor Antonio Piñero 04-01-2018 http://www.ivoox.com/entrevista-al-doctor-antonio-pinero-04-01-2018_rf_24985820_1.html ”. Saludos de nuevo.
Martes, 3 de Abril 2018
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Escribe Antonio Piñero
Pregunta: ¿Puede Usted aclararme, según los negadores de la existencia de Jesús, ¿cómo pudo ser el proceso de construcción del mito “Jesús”, según ellos? Respuesta: A tenor de lo que puede leerse en los libros ya clásicos sobre la inexistencia de Jesús (que los tiene Usted recogidos en el libro colectivo, editado por mí, “Existió Jesús realmente? El Jesús de la historia a debate, de la editorial Raíces, Madrid, 2010) fue más o menos lo siguiente: Al principio, un fanático toma de la atmósfera religiosa ya existente en Israel la figura de una divinidad mítica, un salvador como tantos otros, por ejemplo un presunto mesías llamado Josué/Jesús, al que rendían veneración diversos judíos. Luego se proclama como mesías divino, añadiendo el milagro de que ha muerto y resucitado, y se consigue reunir una serie de adoradores. Posteriormente, alguno de éstos (representados literariamente por los escritores evangélicos en nuestro caso) intentan de modo progresivo dar cuerpo humano al mito, otorgándole artificial y legendariamente rasgos cada vez más concretos y atractivos, tomándolos de diversos personajes históricos. A la vez se le añaden atributos de divinidades anteriores, solares sobre todo. Al final de este proceso surge la figura de Jesús de Nazaret…, que en realidad es puramente literaria. En contra de este proceso, que me parece fantasioso, he formulado una serie de preguntas, que son, entre otras, las siguientes: Si el Dios de Jesús es el Dios de Israel, tal como aparece en los evangelios, ¿para qué inventar una divinidad nueva, Jesús, a la que por otra parte ocultaban de todas la maneras posibles en los evangelios? Y si Jesús era como un aspecto de Yahvé, totalmente inventado, ¿por qué no aparece más claro en los evangelios? Los mitistas afirman que los cristianos hicieron del cristianismo una nueva religión de misterios, cuyo dios es Jesús, cuyo culto ofrecía la salvación; pero ¿cómo ese dios de un culto de misterios muere en pleno día, en un proceso público y a mano de los romanos? Y si se trata de inventar el culto a un dios nuevo, ¿por qué construir los evangelios con tantas lagunas, incoherencias, y contradicciones entre sí? ¿No podían haber construido un dios mejor elaborado? Si Jesús era una divinidad construida de nueva planta, ¿para qué darle hermanos y hermanas como dice Mc 6,3? ¿Por qué pintan a su familia afirmando que Jesús está fuera de sí (Mc 3,21). ¿Por qué presentar a un Jesús que se enfada y se encoleriza como cualquier ser humano y en algún caso, como en el evangelio de Marcos (1,41. 43), después de haber curado a un individuo? ¿Para qué presentar a ese Jesús en el evangelio de Lucas afligido por su muerte (sudor de sangre en Getsemaní: Lc 22,44) o en el evangelio de Juan 11,35 como un ser humano que llora porque se ha muerto su amigo Lázaro? ¿Por qué si es una divinidad que viene a traer la salvación se le hace decir que desconoce el día y la hora en la cual va realizarse esa salvación? (Mc 13,32).¿Por qué este mismo Marcos lo dibuja en el momento de su muerte como un hombre desesperado que se lamenta “Dios mío, Dios mío por qué me has abandonado”, justo en ese momento en el que se está cumpliendo el maravilloso instante de su sacrificio voluntario (Evangelio de Juan) en la cruz que es la redención del mundo (Mc 15,34?)? En resumen, si Jesús fuera un puro invento literario de los primeros escritores cristianos, siguiendo el modelo de una divinidad de salvación de la época, como supone la tesis de que Jesús “no existió realmente”, no habría habido problema alguno: tendríamos una narración sin sobresaltos ni problemas teológicos, los evangelios habrían sido muy diferentes. Estos y otros razonamientos aparecerán dentro de muy poco en un libro, que será anunciado convenientemente y que llevará probablemente el título “Aproximación al Jesús histórico”. Saludos cordiales de Antonio Piñero http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
Domingo, 1 de Abril 2018
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Editado por
Antonio Piñero
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Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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