CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
¿Podría un cristiano hoy día, o una iglesia, hacerse un canon de las Escrituras a su medida?  “Compartir” (252) de 22 de julio de 2018 Preguntas y respuestas.
Hoy escribe Antonio Piñero
 
 
 
PREGUNTA:
 
 
Saludos Profesor: Estudiando sus charlas me interesaría mucho qué canon de \"La Biblia\" haría usted si fuera posible. Gracias, muy agradecido.
 
 
RESPUESTA:
 
 
Ni me planteo la pregunta. El canon fue un largo proceso histórico y una decisión de diversos grupos de la Iglesia. Yo pienso que no tiene vuelta atrás ninguna y no puedo ni pensar en cambiarlo. Ni aunque se descubriera un nuevo papiro cristiano, por ejemplo un ejemplar dela “Fuente Q”, se cambiaría el canon, porque los iglesias no se pondrían de acuerdo.
 
 
 
PREGUNTA:
 
 
Después de leer la parte dedicada a Pablo en su obra "Guía para entender el Nuevo Testamento" y de visualizar diferentes presentaciones de la "Guía para entender a Pablo", me quedaron varias dudas sobre el pensamiento del apóstol. Quizá mis dudas puedan venir de una mala lectura e interpretación por mi parte de sus obras. Si ese fuera el caso, le ruego me perdone y me corrija. Dicho esto, paso a exponerle mis dudas: 
 
 
1.- Me pareció entender que para el pueblo judío, la ley de Moisés tiene un valor salvífico. ¿Cambia eso para Pablo con la venida del mesías? Me explico: ¿Considera Pablo que, con la llegada del mesías y su muerte expiatoria, la ley pierde ese valor salvífico, aunque siga siendo de obligado cumplimiento, en su totalidad, para los judíos y sólo en su parte universal para los gentiles?
 
 
2.- ¿Puede ser, en consecuencia, esa interpretación: la Ley deja de tener carácter salvífico y los gentiles no necesitan cumplir en su totalidad para salvarse plenamente la ley de Moisés, la que genere la persecución por parte de las autoridades judías al "atentar" contra los fundamentos o pilares de su fe?
 
 
3.- En el pensamiento de Pablo, ¿qué sentido tienen la fracción del pan: simbólico, conmemorativo, eucarístico?
 
 
RESPUESTA:



1. Para los judíos, según Pablo pero no para sus sucesores, sigue teniendo valor salvífico siempre que se interprete a la a luz de la fe en el mesías y de la ley del mesías o del amor (Gal 6,2).
 
 
2. Sobre todo, el que los gentiles, al no tener que cumplir la ley ritual y la de los alimentos, tengan los mismos privilegios respecto al mundo futuro que los judíos.
 
 
3. Simbólico y conmemorativo.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
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Domingo, 22 de Julio 2018
¿Era Pablo de Tarso un arriano antes de tiempo, o un precursor del arrianismo? “Compartir” (251) de 20 julio de 2018. Preguntas y respuestas.
 Hoy escribe Antonio Piñero
 
 
Foto: Icono antiguo del Concilio de Nicea
 
 
Pregunta:
 
 
Profesor: en esencia, la duda que tengo, y que ojalá pudiera aclarar en futuros trabajos suyos, es si el binitarismo sería lo mismo que el arrianismo, o, en caso de que no lo fuera, cuál sería la diferencia.
 
 
Si, de acuerdo con el binitarismo, para Pablo Jesús era un ser de naturaleza distinta a Dios Padre (creado, entiendo), subordinado a Él, ¿se diferenciaría esto en algo del arrianismo? ¿O no es exactamente lo mismo binitarismo que arrianismo?
 
 
¿La doctrina cristológica de Arrio es la paulina, y su problema es que no encaja con la de las generaciones posteriores a Pablo, los textos joánicos, etc.? 
 
 
Ojalá que en el futuro pudiera abordar este asunto, pues no he encontrado ninguna explicación sólida sobre el asunto. Quizá si hubiera una nueva edición de Cristianismo derrotados podría ahondar en ello.
 
 
 
Respuesta:
 
 
Le respondo brevemente, porque hasta diciembre 2018 quiero estar concentrado en la edición del Nuevo Testamento desde el punto de vista de la historia y de la crítica literaria. Desearía entregar el manuscrito definitivo a la Editorial Trotta en ese momento.
 
 
El paulinismo, desde el punto de vista de Nicea es aún más herético. Pablo mismo debería haber sido condenado en ese Concilio. Nada sabe de un Verbo creado desde toda la eternidad, como sostenía Arrio, sino de un hombre, normal, Jesús (de Nazaret) de la familia de David, que solo después de la muerte es adoptado por Dios como hijo y ensalzado a su diestra como “señor y mesías”. Se supone que Pablo piensa que ese hombre ha sido divinizado por Dios mismo de algún modo. De lo contrario no se explicaría lo que dice en el himno de Filipenses 2,9-11:
 
 
“Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es señor para gloria de Dios Padre”.
 
 
Arrio quiso dar cuerpo racional a esta doctrina, dentro de la teología cristiana utilizando las ideas neoplatónicas de la emanación del Logos por el Dios Trascendente de la filosofía del platonismo medio. Y es sabido que toda emanación, según Plotino, es inferior al emanante (esto es importantísimo). Pero en esencia es prácticamente igual. Así el Logos sería inferior al Padre, pero igualmente divino como Él. Nicea es Plotino.
 
 
A Pablo no puede llamarse aún verdaderamente binitarista. No lo es. Sus sucesores, sobre todo a partir de Efesios, consolidan la divinización de Jesús y creo que quizás, desde fuera, podrían ser denominados binitaristas. Desde luego, los judíos de la época así lo vieron.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html  
 
Viernes, 20 de Julio 2018
Jesús y el infierno eterno (y II) (18-07-2018) (1013)

 Hoy escribe Antonio Piñero
 
Foto: el infierno en “La Divina Comedia” de Dante (tomado de Internet)
 
Prometí el día pasado que como fin a esta pequeña serie sobre la ética de Jesús de la mano de R. Armengol y su libro del 2018 de Editorial Carena, “La moral, el mal y la conciencia. El poder de las ideologías en la formación de la conciencia moral”, discutiría brevemente si los argumentos ofrecidos Armengol en contra de que Jesús sostuviera un castigo eterno para los malvados son o no válidos.
 
Mi argumento general es que no son válidos ya que a) la tradición, en este punto, parece firme sobre Jesús y, además, b) está de acuerdo con otros pensadores apocalípticos judíos de la época en torno a Jesús.
 
A. Creo que la tradición sobre el castigo eterno para los malvados preconizado por Jesús está fundado en una tradición que en su núcleo debe considerarse auténtica, por más que nos pese, ya que cumple con el criterio de historicidad de la múltiple atestiguación (en fuentes distintas o en géneros literarios distintos).
 
Es cierto que la combinación fuego eterno + gehena/hades/infierno aparece sobre todo en el Evangelio de Mateo, unas diez veces (englobo la doctrina al respecto del maestro de Jesús, Juan Bautista), y que es más escaso en los otros evangelistas, Lucas (3 veces: 8,9.17; 12,5) y en su fuente principal, Marcos otras tres (9,43.45.47); Mateo tiene, pues, 1. otras fuentes distintas;  y 2. géneros literarios distintos (por ejemplo, parábolas, apotegmas, diálogos polémicos), tenemos en Mateo (tradición sobre Juan Bautista 3,10.12/apotegma o similar: 5,22/parábola: Mt 13,42.50).
 
B. Ese pensamiento es concorde (criterio de coherencia) con otro pensamiento de Jesús como la condena a poblaciones casi enteras (de Corazín, Betsaida y Cafarnaún) a un castigo eterno como aparece en la Fuente Q = Lc 10,13-15/ Mt 11,21-24. No es destrucción sin más, sino castigo por siempre jamás.
 
C. Este es el pensamiento común de la apocalíptica de la época tanto fuera del Nuevo Testamento como dentro (criterio de plausibilidad histórica):
 
1. Fuera del Nuevo Testamento. Ejemplos:

· del fuego eterno y su naturaleza, que destroza a los impíos: Profecía de  Histaspes, frag. VII 3-7; Antigüedades Bíblicas del Pseudo Filón: 18,10; 63,2; Testamento de los XII Patriarcas, Testamento de Zabulón 10,2; 3 Baruc 4,1; I Henoc 91,9-10 = IV 124; Oráculos Sibilinos  IV, 171-178;

· de la gehena como castigo eterno:  2 Baruc 85,13; I Henoc 26,4; 27,2s ; IV Esdras 7,36.38; Oráculos Sibilinos  II, 291
Todos estos textos están en traducción castellana en la colección Apócrifos del Antiguo Testamento de Ediciones Cristiandad.
 
2. Dentro del Nuevo Testamento. Ejemplo del Apocalipsis. Al igual que el autor de esta obra esel que refleja con más claridad que habrá una primera fase del reino de Dios sobre esta tierra (no celeste) =  20,4-7 y también en Mc 10,30 casi como excepción.
 
Respecto al Evangelio de Juan opina que es suficiente el siguiente pasaje que cita Armengol mismo en p. 374: «Si alguno no permanece en mí, es cortado y se seca, lo mismo que los sarmientos; luego los recogen y los echan al fuego para que ardan» (Jn 15, 6). El texto de Jn 3,16: «Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo unigénito para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna» es muy ambiguo y nada dice con exactitud que los malvados e increyentes una vez muertos vayan a ser simplemente aniquilados de modo que no sufran un castigo eterno
 
Escribía yo en el Blog el día 30 de octubre de 2007
 
El Nuevo Testamento menciona el Hades diez veces y la Gehenna, doce. El primer vocablo representa el mundo subterráneo de los muertos y se corresponde con bastante exactitud al hebreo sheol. Se halla en las profundidades de la tierra (Mateo 11,23), tiene puertas gigantescas (Mt 16,18). Se trata de un lugar de paso a donde descienden las almas después de la muerte (Lucas 16,23; Hechos de los Apóstoles 1,18), pero las devuelve después de la muerte (Apocalipsis 20,13). Como puede verse el Diablo no desempeña en este reino ningún papel.
 
Según otra concepción, representada por la Primera Epístola de Pedro (3,19), sólo las almas de los increyentes descienden al Hades. Cuando Jesús, tras su muerte, baja a este lugar (1 Pedro 3,19; 4,6: una concepción que se halla en otras concepciones religiosas, por ejemplo el descenso de la diosa Isis al infierno; el de Ulises o Eneas, etc.) no va a luchar contra el Demonio y arrebatarle su presa (no hay tal), sino solamente a predicar el evangelio a los justos ya difuntos y prepararlos para su resurrección. Aquí es como si el diablo no existiera.
 
La Gehenna o infierno se diferencia del Hades en que no es un sitio de paso, sino el lugar de perpetuo castigo de las almas perversas. Pero –curiosamente para nuestra mentalidad de hoy- tampoco el Demonio tiene que ver nada en principio con este ámbito según el Nuevo Testamento. Sólo la fantasía posterior (partiendo de tradiciones como las reflejadas en el Apocalipsis, que hemos visto antes) unirá Infierno con el Diablo, como se ve ya en el Evangelio apócrifo de Nicodemo . El cristianismo se une así a otras religiones que tienen representaciones parecidas. Concepciones de este estilo de Infierno son corrientes en la literatura latina y griega, de donde el cristianismo toma con seguridad sus ideas. Pero estas concepciones se repiten: en el “infierno” de algunas creencias orientales, por ejemplo, existe el tipo divinidad juez del mundo subterráneo que controla como un burócrata el lugar de castigo, en el que una serie de “demonios” con variados instrumentos de tortura atormentan a los condenados.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
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Miércoles, 18 de Julio 2018
Jesús y el castigo eterno del infierno. La moral del Jesús histórico (12-07-2018) (1011)

 Foto: El Bosco: Infierno
 
Hoy escribe Antonio Piñero
 
Quiero terminar esta serie de mis notas sobre el último capítulo del libro de Roger Armengol, “La moral, el mal y la conciencia. El poder de las ideologías en la formación de la conciencia moral” sobre la ética de Jesús y de Sócrates, a las que añado un breve comentario. El último punto que trata in extenso Armengol es el de la existencia, o no, en Jesús de la noción de un castigo eterno en el infierno para los pecadores impenitentes, un castigo que se escenifica por medio del “fuego eterno atormentador, el gusano que no muere y el rechinar de dientes” que atormentados atribuidos a ese Jesús. Armengol escribe:
 
«Si nos quedamos con el Jesús de Mateo aparece un personaje estricto, exigente mientras que si nos quedamos ahora con el Jesús de Lucas tenemos un Jesús realista… Cuando en el capítulo sexto hablé de los preceptos de amor manifesté que Jesús fue un pensador realista especialmente en el alcance del precepto levítico imposible de cumplir «amarás al prójimo como a ti mismo». Tomando esto y lo dicho por Lucas sobre el perdón me parece más coherente y, por consiguiente, más real el Jesús de Lucas que el de Mateo» (p. 374).
 
Como hipótesis propone Armengol:
 
«¿Pudieron exagerar Q y los evangelistas al hablar de un infierno eterno? ¿fue Jesús en ocasiones desmesurado y severo o estricto?... ¿El fuego al que serán arrojados y el llanto y el rechinar de dientes de los condenados no será una exageración de la fuente Q que retoman Mateo y Lucas? La retoma Mateo al parecer con gusto porque habla del fuego eterno en seis ocasiones y del llanto y rechinar de dientes en cinco. Lucas más moderado no habla de fuego, habla una sola vez del infierno, la Gehena, y una sola vez del llanto y del rechinar de dientes. Parece que al Jesús de Mateo le gusta mucho el fuego eterno para los condenados. Mateo suele destacarse en el rigor para con los condenados y por la fantasía (con la que adorna la tradición). Marcos no se queda atrás, también él escribe en 9, 47-48, copiando a Isaías 66,24: «Dice Yahvé: Y, al salir, podrán ver los cadáveres de aquellos que se rebelaron contra mí; pues su gusano no morirá, ni su fuego se apagará, y serán el asco de todo el mundo» que los condenados serán arrojados al fuego que no se apaga y donde el gusano que devora no muere (p. 374, con ciertos retoques).
 
Respecto al Evangelio de Juan sostiene:
 
«A diferencia de los evangelistas sinópticos Juan parece que por momentos tiene acceso a un mayor grado de templanza, de mesura para con los humanos porque en su evangelio los condenados acechados por la ira de Dios seguirán muertos, su Jesús explica que no serán despertados para la gloria como los bienaventurados, pero no habrá fuego y rechinar de dientes para ellos. «Todo el que vive en mí y cree en mí no morirá jamás» [11, 26]; «El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que resiste al Hijo, no verá la vida, pues siempre le acecha la ira de Dios [3, 36], dice el Bautista en este evangelio. En conclusión, Juan nos transmite un Jesús que dice sin ambigüedad: «Porque tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo unigénito para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna» [3, 16]. En Juan encontramos una referencia al fuego: «Si alguno no permanece en mí, es cortado y se seca, lo mismo que los sarmientos; luego los recogen y los echan al fuego para que ardan» [15, 6]. No obstante, lo dicho en esta cita no puede desmentir lo anterior donde Juan en más de una ocasión da entender de forma explícita que los condenados no vivirán eternamente como sí les sucederá a los bienaventurados» (p. 374).
 
Y respecto a la Biblia hebrea escribe:
 
«Curiosamente el fuego eterno sólo aparece una vez en el Antiguo Testamento, es Isaías quien lo hace en 66, 17, se trata del tercer Isaías que tal vez escribió en el siglo III a.C. Quizá no cabe hablar del fuego eterno que aparece en Judit 16, 17 dado que es un libro considerado apócrifo por los judíos y por los protestantes y, además, el autor de Judit que escribió en el siglo II a.C., tal vez pudo conocer a los griegos y su infierno» (p. 375).
 
Los argumentos de sustento de esta hipótesis global son, a su vez, meramente hipotéticos, puesto que tenemos los textos evangélicos que son difíciles de rechazar en bloque. En líneas generales su argumentación va de acuerdo con una posición también hipotética de John Kloppenborg, el reconocido estudioso de la Fuente Q:
 
«Tomemos también el pasaje en el que Jesús se muestra terrible, colérico, me refiero a la severa Cafarnaúm y supuesta condena y maldición de las ciudades que no se convirtieron, Betsaida, Corazín y narradas por Mateo y Lucas y tal vez copiadas de Q. Veamos lo que escribe sobre este particular el reconocido experto sobre Q, John Kloppenborg: “Se puede ver la postura de un grupo de seguidores de Jesús que se aprovecharon de los recursos de la tradición para hacer inteligible su propia experiencia y el recuerdo que conservaban de su héroe! (p. 214 de su obra, “Q. El Evangelio desconocido”, Sígueme Salamanca 2005]. Parece que Kloppenborg no afirma que la maldición proviniera de Jesús, sino de sus seguidores».
 
Veremos el próximo día si estos argumentos son suficientes para sostener una interpretación de Jesús contraria a los textos.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
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Hoy añado tres enlaces de conferencias o charlas mías que han sido lanzadas al aire recientemente. Dos de Mindalia Televisión, y uno del “Mercado de la Tía Ni” en Youtube:
 
1. https://www.mindaliatelevision.com/existio-jesus-de-nazaret-por-antonio-pinero/  (Existencia de Jesús)
 
2. https://www.mindaliatelevision.com/de-jesus-a-pablo-primeros-pasos-del-cristianismo-por-antonio-pinero-parte-1/ (Primeros pasos del cristianismo)
 
3. https://www.youtube.com/playlist?list=UURlbwOFGEkh4aaxUGkQrx3g   (Serie de conferencias que son
parte de un Seminario sobre “Investigación actual sobre Jesús de Nazaret)
  1.  
Jueves, 12 de Julio 2018
Jesús y la esclavitud. La moral del Jesús histórico (10-07-2018) (1010)
Foto: Mosaico romano a muestra un esclavo aguador
 
Hoy escribe Antonio Piñero
 
Sigo extractando textos, con breve comentario, del último capítulo del libro de Roger Armengol, “La moral, el mal y la conciencia. El poder de las ideologías en la formación de la conciencia moral” sobre los fragmentos de la ética de Jesús y de Sócrates.
 
Hasta ahora, y en síntesis, ha argumentado nuestro autor que
 
«Una de las enseñanzas substanciales de Jesús y que quizá Sócrates hubiera aceptado se refiere a la crítica del poder, mejor dicho, al abuso del poder que comporta dolor y daño a los semejantes. Entendido de esta forma Jesús siempre se opuso al poder del dinero, al poder político, al poder sacerdotal y al eclesial del Templo de Jerusalén, al poder judicial, al de Roma, al poder de las costumbres y tradiciones que no eran siempre benefactoras –el trabajo en los días festivos cuando era conveniente, como escribe el evangelista Marcos: «el sábado ha sido hecho para el hombre y no el hombre para el sábado» [2, 27]–. Esta oposición de Jesús a lo establecido que no siempre era justo y benéfico le costó la vida… En efecto, Jesús fue ejecutado por Roma porque su predicación incluía una fuerte desobediencia a lo establecido. Al anunciar la venida del Reino de Dios estaba proponiendo que este reino supondría el hundimiento para siempre del Imperio».
 
Señalé que esta última proposición es básica para entender a Jesús y su moral. Llegados aquí nuestro autor deduce una consecuencia importante respecto al discípulo/seguidor de Jesús más importante y de mayor impacto hasta hoy: Pablo de Tarso. Escribe:
 
«En relación al poder y a la crítica de su abuso el apóstol Pablo no pudo seguir los principios jesuánicos. En una de sus epístolas no le exige a Filemón que libere a su esclavo Onésimo, lo que le pide es que lo trate como a un hermano, en esta ocasión un hermano convertido a la fe de Pablo. No me imagino a Jesús tolerando que algún discípulo o amigo tuviera esclavos. Pablo en Romanos escribió muy convencido «que todos se sometan a las autoridades establecidas, pues no hay autoridad que no provenga de Dios, y las que existen, por Dios han sido constituidas. De modo que, quien se opone a la autoridad, se resiste al orden divino, y los que se resisten se están buscando ellos el castigo» [13, 1-2]. No me imagino a Jesús inclinándose ante las autoridades establecidas. Más bien tengo la impresión de que si Jesús se hubiera comportado como recomienda San Pablo no hubiera sido ejecutado por el poder de Roma. Es o era muy peligroso enfrentarse al poder porque la autoridad como dice Pablo castiga a quien se resiste».
 
Mi breve comentario es: acepto la primera y última parte de este aserto. Pero no parece fundada la afirmación de que «No me imagino a Jesús tolerando que algún discípulo o amigo tuviera esclavos». Ciertamente, y ya es un dato, que al igual que Jesús se pronunció de una manera clara y contundente sobre el reino de Dios, sobre el primer mandamiento, en concreto sobre el amor a los enemigos (como hemos señalado en postales anteriores), si Jesús se hubiera opuesto estrictamente a la esclavitud, como manera clara de hacer daño a un ser humano (privarle de la libertad es uno de los daños más crueles), esperaríamos de él un pronunciamiento claro a este respecto. Y no lo hizo. Del mismo modo que jamás tuvo un pronunciamiento claro sobre la posición social, muy desafortunada, de la mujer en el judaísmo de su tiempo. Y parto del supuesto, admitido por todos los estudiosos, de que en el Israel del siglo I, había esclavos y no solo extranjeros, sino también judíos. Solo que –al parecer– el trato a los esclavos era más afable que en el resto del Imperio romano.
 
La esclavitud no está ausente en el mundo que describe y asume Jesús. En los evangelios la palabra esclavo / siervo de la gleba o casi esclavo (griego doûlos) aparece 120/130 veces en los evangelios. La designación de siervo (griego hyperétes) solo sale 17 veces. Especialmente reveladoras son las parábolas, que en opinión de los intérpretes incluidos los católicos (véas, por ejemplo, W. Kasper (editor), Diccionario enciclopédico de exégesis y teología bíblica en dos volúmenes, versión española de Marciano Villanueva, Herder, Barcelona 2011, voz “Esclavitud, esclavo”, I 554-555: “También en el Nuevo Testamento se refleja la esclavitud de aquella época”… “No se hace desaparecer la esclavitud, pro se la humaniza desde la óptica del amor de tipo patriarcal” (p. 555).
 
Y para que no pueda acusárseme de parcialidad, recojo los pocos textos (hay muchísimos más) de las parábolas donde se aprecia que Jesús describe, y acepta al menos implícitamente el estatus de la esclavitud como algo obvio, que ni se discute) que presenta este diccionario:
 
Indico solo los comienzos de los textos:
 
Mt 18,23-35: «El Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10.000 talentos. Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase…»
 
Mt 25,14-30: el juicio final será como ocurre en el caso del hombre que se ausenta y entrega parte de sus bienes a sus esclavos: «Es como un hombre que, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó. Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco….».
 
Lc 12,35-48: «Sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. Dichosos los esclavos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos! Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre».
 
Fuera de las parábolas hay exhortaciones que tienen presente comportamientos de la esclavitud. Así, por ejemplo, Lc 17,7-10:
 
«¿Quién de vosotros tiene un esclavo arando o pastoreando y, cuando regresa del campo, le dice: “Pasa al momento y ponte a la mesa?” ¿No le dirá más bien: “Prepárame algo para cenar, y cíñete para servirme hasta que haya comido y bebido, y después comerás y beberás tú?”. ¿Acaso tiene que agradecer al siervo porque hizo lo que le fue mandado? De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado, decid: Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer».
 
 
En síntesis: Jesús aceptó como algo obvio la esclavitud… y se ve por Las parábolas que se refiere a conciudadanos judíos. Jesús no hizo pronunciamiento alguno contra la esclavitud, pero sí lo hizo en otros casos claves, como el divorcio, la Ley, el Reino, etc.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
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Martes, 10 de Julio 2018
Jesús, Sócrates y Buda (5-05-2018) (1010)
Foto: Buda y Jesús
 
Hoy escribe Antonio Piñero
 
Cito a Roger Armengol (“La moral, el mal y la conciencia. El poder de las ideologías en la formación de la conciencia moral”), p. 362:
 
«La ética de Aristóteles y la de Kant, tomadas como ejemplo dada su influencia, pienso que son autoritarias y proponen o defienden, en más o en menos, lo que está establecido. La ética de Sócrates y la de Jesús son respetuosas e igualitarias y al considerar el dolor y el daño infligidos a las personas acaban por enfrentarse o se enfrentan al poder o a lo establecido. A ambos personajes les costó la vida poner en cuestión lo establecido y enfrentarse al poder. Por fortuna en la actualidad parece que los humanos hemos aprendido a dejar de cometer tan horrendas injusticias.
 
»Alguien podría decir en este momento que olvido a Buda y al budismo. No lo olvido, pero pienso que Buda estuvo más cerca de Sócrates que de Jesús. La compasión, emblema del budismo, es un sentimiento que se diferencia del amor al incluir éste último el comportamiento beneficiente. El ejercicio de la compasión no puede demandarse o exigirse al tratarse de un sentimiento, pero el respeto y, en según qué circunstancias, la beneficencia, componente del amor, para remediar un mal sería obligado, consistiría en un deber de socorro. Por tales motivos y razones pienso que el principio ético y las prescripciones de Jesús, sin menospreciar el mensaje de Buda, son superiores a las de Aristóteles y Kant, más consistentes por benefactoras, quizá menos pasivas».
 
Yo estoy de acuerdo, y supongo que los lectores también. Sólo añadiría una precisión: ciertamente Jesús se enfrentó al poder y murió por ello. Pero su ética –que lo hacía inofensivo respecto a los romanos– no tuvo nada que ver en su condena. Esta fue exclusivamente romana y de acuerdo con la ley romana: Jesús predicaba un reino de Dios en el que no cabía Tiberio ni el Imperio Romano. Por tanto, de acuerdo con la ley imperial, y ajustado a derecho según esa ley, Jesús fue justiciado como sedicioso contra el Imperio y como reo confeso de un delito de “majestad lesionada dl emperador” (lesae maiestatis). Una ética benefactora y que tenía en cuenta el dolor humano no causaba problema a gobierno alguno.
 
Tampoco Sócrates fue condenado a muerte por su ética. Sócrates se enfrentó a la ciudad de Atenas (según sus acusadores) al no reconocer a los dioses propios de la ciudad. Y si no los reconocía, argumentaban sus adversarios, estos podrían enfadarse y retirar su apoyo a la ciudad. Eso era muy peligroso para el estado, pues cada dios protegía su territorio. Es lo que los antiguos llamaban “ateísmo”, aunque impropiamente.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
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Jueves, 5 de Julio 2018
Principio básico en el que se sustenta toda la ética del Jesús histórico (3-07-2018) (1009)
Hoy escribe Antonio Piñero
 
Escribí el día pasado:
 
1. Según el conocido John P.  Meier (“Un judío marginal…”), no hay un principio claro –o él no lo encuentra– que sustente la ética de Jesús de Nazaret.
 
2. Según R. Armengol, “La moral, el mal y la conciencia. El poder de las ideologías en la formación de la conciencia moral”. Ediciones Carena 2018, que interpreta a Meier, en las pp. 358-359), afirma que este último en el fondo está afirmando que el origen y el fundamento de la propuesta ética de Jesús “procede de su autoridad carismática como profeta”.
 
3. Y en opinión propia, Armengol sostiene que eliminar o dulcificar “el dolor de los congéneres es el principio o centro organizador de la ética de Jesús”. Como buen judío, Jesús hace hincapié los preceptos bíblicos sobre el amor, pero los modifica con suma autoridad y a diferencia de otros profetas de Israel establece el dolor de los semejantes como guía o centro de su mensaje. «Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber […] estaba enfermo y me visitasteis, en la cárcel y acudisteis a mí» (Mt 25, 35-36).
 
Mi opinión al respecto es la siguiente:
A. Respecto a John P. Meier, sostendría que
 
1. Que el principio básico de la ética de Jesús ha de encontrarse en la teología de este acerca de la voluntad de Dios respecto al hombre manifestada en la la ley otorgado al pueblo judío por medio de Moisés.
 
2. Y que dentro del ámbito de la Ley, creo que sí, que puede hallarse en Jesús un “metaprincipio”, un principio básico, fundamental y único del que emanara toda le teología de Jesús respecto a la Ley, y por tanto de su ética o moral.  Sostendría modestamente, en verdad con entera seguridad, que la posible existencia de ese “metaprincipio” se deduce de las líneas siguientes del pensamiento judío:
 
A. Dios ha creado el mundo y en él al ser humano.
 
B. Entre los hombres ha creado especialmente a Israel, con el que ha hecho un pacto.
 
C. La voluntad de Dios es cognoscible y está expresada en la Ley: cualquiera que tenga buena voluntad y apertura hacia Dios, conocerá su voluntad.
 
D. El hombre es capaz por naturaleza de “hacer” / “cumplir”, la voluntad de Dios.
 
Reducidos estos cuatro principios a dos, y más breves, apuntaría modestamente: el metaprincipio de Jesús respecto a la Ley (y su ética) podría ser: “La voluntad de Dios es cognoscible; y el hombre puede y debe cumplirla”.
 
Y como consecuencia básica puedo admitir con Armengol que, respecto al prójimo, el deber básico que emana de la Ley (Levítico 19,18: “No te vengarás ni guardarás rencor contra los hijos de tu pueblo. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo, Yahvé”) es tratar al prójimo de tal manera que se elimine de su vida todo dolor, aflicción o molestia posible…, que se encuentre bien en suma. Eso explica ciertamente que en le Juicio Final, según Mateo 25, 31-40, la vara de medir sea la siguiente:
 
«Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria.  Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: “Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme.” Entonces los justos le responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber?  ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos?  ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?”. Y el Rey les dirá: “En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis”».
 
En mi libro, “El Jesús que yo conozco” de Adaliz, Sevilla, sostengo que la ética de Jesús –en contraste con la del fariseísmo del momento y la de los esenios –sectas con cuyo ideario Jesús mostraba muchos contactos– se separa, sobre todo de la de estos últimos, de un modo radical: “El mandamiento del amor (Mt 5,43-48), en el que el Jesús del Sermón del Monte hace tanto hincapié7, se separa radicalmente de la ética que imperaba en Qumrán. El contraste entre el amor a los enemigos del Nazareno y lo que leemos en la Regla de la comunidad es tremendo”. Tanto fariseos (parábola del buen samaritano, Lc 10,25-37: obsérvese cómo esta parábola surge de una pregunta de un escriba acerca de cómo interpretar la ley de Moisés) como esenios no tenían en absoluto como fin de su moral eliminar el dolor del prójimo. Y Jesús, sí.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html 
Martes, 3 de Julio 2018
Búsqueda de un principio básico que dé sentido a la moral de Jesús (28-6-2018) (III)
Hoy escribe Antonio Piñero
 
Foto: Emmanuel Kant (retrato de la época)

 
Sigo con el libro de R. Armengol “La moral, el mal y la conciencia. El poder de las ideologías en la formación de la conciencia moral”. Ediciones Carena 2018, y me pregunto si la moral o ética de Jesús tiene algún principio básico en el que se sostenga. Y aquí me encuentro con que la tesis positiva (sí hay un principio) al respecto de Armengol intenta precisar la tesis negativa de Lucas conocido experto en el Jesús histórico, John P. Meier, Un judío marginal, de Editorial Verbo Divino, 2010, vol IV, pp. 651ss.
 
 
Cito primero a Armengol (p. 358):
 
 
«Es sabida la importancia que, con razón, atribuyó Kant al deber (en lo que respecta a la moral/ética human). Sin embargo, pienso que la sencillez de los principios de Sócrates y de Jesús al proponer recomendaciones y deberes para el bien de todos tiene más consistencia que la propuesta de los deberes de Kant que proviene de un enorme y complejo aparato filosófico que en parte entiendo como incorrecto al excluir la consideración del dolor y del daño de los semejantes. Por supuesto que estoy pensando en los deberes asociados a los preceptos de amor tratados en detalle en el capítulo sexto, donde se habla del amor y del amor al enemigo como los prescribió Jesús. Puestos en comparación los principios que adoptan Aristóteles o Kant, entre otros, y los que adoptan Sócrates y Jesús, los de éstos últimos brillan por su sencillez y gran alcance.
 
 
»Al hablar de principios el reputado experto sobre el Jesús histórico John P. Meier, sacerdote católico, escribe: «En la halaká [palabra hebrea que significa caminoconducta o proceder. En ocasiones por halaká se entendió la ley judía en general fijada por la Torá y la tradición oral] de Jesús (hasta donde podemos conocer) no se distingue ningún “sistema” moral ni legal dotado de algún principio o centro organizador que dé sentido al conjunto.» [IV, p. 651]. Entiendo que Meier no identifica este “principio” o “centro organizador” porque al no saber encontrarlo entre lo que examina tiende a concluir que el origen de la propuesta ética de Jesús procede de su autoridad carismática como profeta. No tengo la pretensión de negar en redondo esta propuesta de Meier, pero voy a exponer lo que pienso sobre el principio buscado».
 
 
 
Y luego precisa (pp. 385-386):
 
«Como ya he dicho en diferentes páginas de este libro, Jesús, hasta donde yo sé, es de entre todos los filósofos y teólogos, quien ha prestado mayor atención al dolor, al sufrimiento de los humanos con los que convivía. Entonces, según mi propuesta, el dolor de los congéneres es el principio o centro organizador de la ética de Jesús. Como buen judío propone los preceptos bíblicos sobre el amor, pero los modifica con suma autoridad y a diferencia de otros profetas de Israel establece el dolor de los semejantes como guía o centro de su mensaje. «Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber […] estaba enfermo y me visitasteis, en la cárcel y acudisteis a mí» [Mt 25, 35-36]. Para evitar alguna crítica precipitada añado lo siguiente: el centro del mensaje de Jesús es el dolor y el daño de los semejantes que va a desaparecer para siempre con la pronta venida del Reino de Dios y el triunfo definitivo sobre Satanás.
 
 
»Entiendo que la ética de Jesús reposa sobre el dolor y el daño y es la ética más consistente que conozco. Este principio, el dolor y su remedio o consuelo, otorga una consistencia argumental muy grande de lo que pende o surge de tal principio».
 
 
Y cito a J. P. Meier con mayor amplitud en la p. 651:
 
 
«En la halaká de Jesús (hasta donde podemos conocer) no se distingue ningún “sistema” moral ni legal dotado de algún principio o centro organizador que dé sentido al conjunto. Quizás alguien objete que el doble mandamiento del amor funciona de hecho como una especie de principio, centro o base para la enseñanza moral de Jesús. Pero creer esto equivale a caer en la trampa de leer a Marcos
Con la óptica de Mateo. Es Mateo, y no Marcos, quien vincula más estrechamente el primero y segundo mandamientos (el segundo es “como” el primero) y declara (que Jesús dijo que ) “de estos dos mandamientos penden –en ellos se resume– la Ley y los Profetas” (Mt 22,39-40)».
 
 
No sé si estarán Ustedes de acuerdo en la corrección a Meier, por parte de Armengol. El próximo día expondré mi pensamiento al respecto.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
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 Pronto saldrá la segunda edición con nueva cubierta.
Jueves, 28 de Junio 2018
Ética de Jesús: "Poner la otra mejilla" (26-6-2018) (II) (1007)

 Hoy escribe Antonio Piñero
 
Transcribía el día pasado algunos comentarios a la ética de Jesús realizados por Roger Armengol en su libro “La moral, el mal y la conciencia. El poder de las ideologías en la formación de la conciencia moral”. Ediciones Carena 2018, del que escribí que me parecen oportunos e interesantes. Ahora añado la nota final:
 
»Sobre el asunto de poner la otra mejilla cuando uno recibe una bofetada un destacado experto en los evangelios sinópticos, John S. Kloppenborg, escribe: “Q 6, 29a (“A quien te golpee en la mejilla derecha, preséntale la otra”) no habla de un caso de violencia esporádica y ocasional, sino de un insulto deliberado donde se ve amenazado el honor de uno. […] Lo que estos dichos tienen en común no es el consejo de sufrir en silencio, sino más bien el de evitar los tribunales a toda costa” (pp. 248-249).
 
»Pero, además, tenemos lo dicho por el autor del Cuarto Evangelio. A diferencia de Mateo y de Lucas, Juan no habla de poner la otra mejilla. Ante un Sumo Sacerdote, un guardián le da una bofetada a Jesús, pero aquí el Nazareno no ofrece la otra mejilla, sino que reprende al agresor, el guardián que exigía mayor respeto por el Sumo Sacerdote Anás: «Si he hablado mal, di lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas? [18, 23]. Además, el episodio que relatan Mateo y Lucas es contradictorio con lo que cuenta el propio Lucas cuando Jesús ordena comprar una espada para defenderse a quien no tenga bolsa; «que venda su manto y se compre una espada. […] Ellos dijeron: “Señor, aquí hay dos espadas”. Respondió él: “Basta”.» (22, 36. 38). Es decir, aquí Jesús al menos postula el derecho a la autodefensa».
 
A este respecto comento:
 
No puede mantenerse que Jesús no instituyera violencia alguna, poniendo como ejemplo el caso paradigmático de Pedro al que obligó que renunciara a atacar a los que iban prenderlo en Getsemaní, cuando el discípulo estaba con la espada en la mano y había heroido a una persona. Según Mateo 26,52, Jesús dijo: “Le dice entonces Jesús: «Vuelve tu espada a su sitio, porque todos los que empuñen espada, a espada perecerán”, texto que la mayoría de los comentaristas independientes consideran sumamente dudoso desde el punto de vista histórico. Y, desde luego, la no violencia es incompatible, por ejemplo, con el episodio de la “purificación del Templo” (Mc 11,15-17), un hecho sin duda violento (Jn 2,15).
Además:
 
· Jesús jamás condenó la violencia;
 
· Jesús mismo fue muy violento contra los enemigos de su proclamación del reino de Dios Véase Lc 10,13: condena de Corazín, Betsaida y Cafarnaún; Mt 23: diatribas contra los fariseos; Mt. 10,34 “No he venido a traer paz sobre la tierra; No he venido a traer paz, sino espada.”; Lc 12,49: “«He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido!”;
 
· Algunos discípulos de Jesús llevaban armas ocultas (Lc. 22,38. 49); 
 
· Los discípulos íntimos de Jesús eran violentos (Mc 3,17; 9,38; Lc 9,51-56);
 
· El propósito de Jesús era restaurar el reino de Israel, lo cual es una pretensión política, no meramente religiosa: Lc 24, 21 y Hch 1,6;
 
· La promesa de Jesús a sus doce discípulos de que se sentarían en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel implicaba la desaparición de los romanos como potencia extranjera ocupante (Mt 19,28);
 
· El seguimiento de Jesús significaba no solo conflictos, sino también el peligro de muerte (Mt. 10.34-39; Lc 12,4; 14,25-27);
 
· Pedro (Mc 14,29.31; Lc 22,31-33) y los hijos de Zebedeo (Mc 10.38-39) supusieron que quizás tuvieran que morir con Jesús por seguirlo;
 
· El dicho de "cargar con la cruz " (Mc 8.34-35) debe interpretarse como un signo de grave hostilidad entre Jesús y el Imperio, impropia de un pacifista;
 
· Tanto Mc 14,2 como Jn 11,47-50 apuntan que las actividades de Jesús podían provocar una insurrección popular y la intervención de los romanos con graves consecuencias;
 
· Para prender a un sujeto totalmente pacífico no se envía una partida fuertemente armada y de noche (Mc 14,43.48; Mt 24,47.52);
 
· Los cuatro evangelios (Mc 14,47; Mt 26,51; Lc 22,38. 49-50; Jn 18,10-11) afirman que hubo resistencia armada  por parte de los discípulos en Getsemaní;
 
· Según Hch 5,35-39, Gamaliel comparó a Jesús y sus seguidores con movimientos auténticamente  revolucionarios como el de Teudas  y Judas el Galileo;
 
A la luz de estos pasajes, lo mínimo que se puede decir es que no puede darse una interpretación universal al pasaje del Sermón de la montaña 5,39: “Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra”.
 
Seguiremos.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
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He aquí el enlace de mi primera conferencia  en las I Jornadas sobre el Jesús histórico:
 
https://www.mindaliatelevision.com/apertura-i-jornada-de-historia-sobre-jesus-de-nazaret-y-el-cristianismo-primitivo/
 
Martes, 26 de Junio 2018
Los fragmentos de la ética de Jesús y los evangelistas (20-6-2018) (1006) (I)
Foto: Sócrates
 
Hoy escribe Antonio Piñero
 
Escribo hoy de nuevo sobre el libro de Roger Armengol, “La moral, el mal y la conciencia. El poder de las ideologías en la formación de la conciencia moral”, editado por Carena, Barcelona, 2018, y del que me he hecho eco en otras ocasiones.
 
Resumo en primer lugar, brevemente el último capítulo, titulado “Los fragmentos de la ética de Jesús y los evangelistas. Sócrates y Platón. ¿Ética y moral es lo mismo?” que contiene a mi parecer ideas dignas de ser tenidas en cuenta.
 
Comienza con una serie de principios:
 
1. Como es sabido Jesús y Sócrates no dejaron nada escrito, por consiguiente, podemos pensar que una pequeña parte o mucho de lo atribuido a ambos puede no ser histórico. Las fuentes que podemos leer sobre la ética de ambos benefactores en ocasiones no coinciden y, además, en ocasiones la fuente consultada presenta contradicciones. En tal caso, no siempre se podría tener la certeza de que lo transmitido procede realmente de ellos.
 
2 Al no poder utilizar más que un material fragmentario pienso que es fundamental desestimar aquello que de aceptarse comporta la construcción de un personaje o un pensamiento incoherente o contradictorio. Sócrates y Jesús fueron personas inteligentes, sabios los dos y, por tanto, sería imposible que adoptaran pensamientos o conductas contradictorias o incoherentes.
 
Añado: lo mismo puede decirse de Pablo de Tarso. Los que proclaman que es totalmente incoherente, respecto a cómo hay que entender la ley de Moisés o la naturaleza de Jesús como mesías no tienen en cuenta su éxito tremendo. Nadie sigue a alguien que hoy dice una cosa y mañana otra totalmente diferente, como se atribuye a Pablo. ¿No será que no lo hemos entendido correctamente?
 
3. Aunque no podamos conseguir certezas para todo, entiendo que del estudio de los fragmentos nos podemos forjar una idea general, pienso que en tanto que general suficientemente certera, substancial y útil acerca de lo que pensaron y propusieron.
 
4. En el caso de Jesús hay que andarse con cuidado con la lectura de los evangelios porque son relatos religiosos que también nos transmiten un Jesús ideal, no real. Los evangelistas fueron teólogos, hombres religiosos que construyen un personaje legendario y en muchas ocasiones seguramente exageran o radicalizan lo expuesto por Jesús.
 
5. Los cuatro evangelistas están interesados en construir y transmitir un personaje ( que al ser una construcción mítica, mitad historia, mitad teológica) resulta ser legendario, muy cercano a la divinidad o ya divinizado según Juan. Jesús según Juan es mucho más que el Mesías esperado por los judíos del siglo I, ahora es Hijo de Dios o Dios, «salí del Padre y he venido al mundo» (16, 28) y el evangelista escribe con rotundidad que el Maestro dijo: «El que me ha visto a mí, ha visto al Padre» (14, 9). Juan narra que el Bautista dijo: «El que viene del cielo da testimonio de lo que ha visto y oído» (3, 31-32).
 
A diferencia de Juan para los evangelistas sinópticos, Marcos, Mateo y Lucas, Jesús fue y volvería a ser después de resucitado el Mesías, el Ungido, el Rey, el khristós dicho en griego, pero no así para Juan que expone que el reino de Jesús no es de este mundo cuando Pilato le pregunta si es el rey de los judíos (18, 33-37). Para Juan el Hijo unigénito de Dios ya no es el rey davídico que representa a Dios y reinará sobre toda la tierra en el fin de los tiempos tal como aparece en los evangelistas sinópticos.
 
6. Tomando en consideración lo anterior, ¿cabe aceptar como cierto sin más que Jesús dijera que «al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra» como escriben Mateo y Lucas, dos de los cuatro evangelistas (5, 39; 6, 29)? ¿Es posible que Mateo y Lucas tomaran lo dicho de una fuente anterior a ellos y que dicha fuente hubiera exagerado y extremado lo dicho por Jesús? Pienso que es posible porque no es coherente con otros dichos evangélicos. Quizá lo que dijo Jesús fue que no se debía estar muy pendiente de las ofensas y ofender cuando se es ofendido y que era preferible evitar que alguien te abofeteara. Me parece más coherente esto último. Pienso que Jesús fue un hombre inteligente, sabio y, por consiguiente, supongo que quizá recomendó no acercarse demasiado a los raros o escasos violentos, pendencieros o paranoicos dispuestos a soltarle a cualquiera una bofetada o un puñetazo.
 
Aquí hay materia para pensar. Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
Http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html  
Pronto saldrá la segunda edición que, espero, cambiará de cubierta y portada.
 
Miércoles, 20 de Junio 2018
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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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