Notas
Hoy escribe Gonzalo Del Cerro
Homilía XII Consecuencias del reconocimiento de Matidia y sus hijos La Homilía XII contiene elementos esenciales para la comprensión del desarrollo de la novela del Pseudo Clemente. Cambia en cierto modo la perspectiva del paisaje narrativo. Clemente cuenta detalles de los sucesos presentándose como protagonista de los mismos. Se sirve una vez más del “yo” omnipresente en las páginas de la obra. Él es el que reparte dinero entre los benefactores de su madre y busca para su anfitriona a un protector que la cuidará de acuerdo con sus buenas intenciones. Continúa luego su viaje en compañía de Pedro y acompañado ya por su madre. Pasan de Árados, la isla que es objeto de la visita turística, a la población frontera a la isla, situada ya en la costa fenicia y denominada lógicamente Antárados. Amistad o filantropía Clemente comenta con Pedro el gesto de su madre al acordarse de la mujer que la había acogido cuando se encontraba perdida entre los restos del naufragio. Su madre, en opinión del relator de los hechos, había practicado una obra de filantropía, concepto expresado por Pedro con ciertos matices de obsesiva exactitud: “Señor mío Pedro, mi madre ha hecho una obra de filantropía al acordarse de la mujer que la había acogido”. Pedro se enredó en consideraciones de índole semántica acerca de la palabra “filantropía”. La palabra griega está compuesta de los términos “amar” y “hombre”. Si tenemos en cuenta que la palabra “amistad” es un término griego (philía), amor o cariño se supone que a un hombre. Por ello, Pedro se siente obligado a distinguir la filantropía de la amistad. Ésta es la explicación detallada de Pedro: “Pues si no lo has dicho para resultar agradable, sino como quien dice la verdad, me da la impresión de que desconoces cuál es la grandeza de la filantropía, que es el amor hacia cualquiera sin relación con un afecto natural, sino por el mero hecho de ser hombre. Pero ni aun así me atrevo a llamar filantrópica a la que acogió a tu madre después del naufragio. Pues movida por la compasión, se decidió a ser benefactora de una mujer caída en naufragio, que lloraba por sus hijos, extranjera, desnuda, abandonada y que se lamentaba terriblemente por sus desgracias. ¿Qué hombre, aun de los impíos, no se compadecería al ver a aquella mujer en tan grandes desgracias? De modo que todavía no parece que la mujer anfitriona realizara una obra de filantropía, sino que hizo su beneficiencia movida por tan innumerables desgracias” (Hom XII 25,3-6). Concluye Pedro que lo que hizo Matidia no fue un gesto de filantropía, sino de amistad. Y justifica su opinión dando razones personales que son argumento de su criterio. Porque “hay una gran diferencia entre la amistad y la filantropía, porque la amistad sucede como retribución, pero la filantropía, al margen de una inclinación natural, favorece amablemente a todo hombre por el hecho de ser hombre” (Hom XII 25,7). Por lo tanto, si la que fue anfitriona por compasión, favorece también por compasión a los enemigos que le han hecho mal, actuaría con filantropía. Pero si por algo es amiga o enemiga, o por algo es enemiga o amiga, tal mujer es amiga o enemiga de algún motivo, no del hombre. La protectora de Matidia la acogió por compasión. Es decir, se decidió a ser benefactora de una mujer caída en naufragio, que lloraba por sus hijos, extranjera, desnuda, abandonada y que se lamentaba terriblemente por sus desgracias. Con lógica natural se pregunta Pedro: “¿Qué hombre, aun de los impíos, no se compadecería al ver a aquella mujer en tan grandes desgracias? De modo que todavía no parece que la mujer anfitriona realizara una obra de filantropía, sino que hizo su beneficiencia movida por tan innumerables desgracias”. Por las mismas razones, el gesto de Matidia tampoco debiera interpretarse como filantropía, porque fue igualmente fruto de su compasión. Esto es verdad tanto más cuanto que Matidia era una matrona de familia aristocrática. Nuevos matices de la filantropía Clemente replica que la anfitriona hizo el bien a una persona a la que no conocía. Pero Pedro tiene sus razones muy claras. Y sigue su argumento con nuevas perspectivas. Puedo llamarla compasiva, dice, pero no me atrevo a decir que es filantrópica. Como tampoco llamo a la madre amante de los hijos, porque es movida al amor por los dolores del parto y la educación. Igualmente también el enamorado se siente cautivado por la convivencia y el coito, y el amigo por la gratitud, de la misma manera el compasivo se siente movido por las desgracias. Sin embargo, el compasivo es similar al filántropo, porque sin esperar lograr algún beneficio, se siente movido a ser benéfico. No obstante, tampoco así es filántropo. Recordemos que Pedro partía del significado preciso de la palabra“amor al hombre”sólo por el hecho de ser hombre sin matices especiales más cercanos a la amistad en su sentido más amplio. Clemente se siente un tanto perdido ante matices tan móviles. No acaba de saber qué prácticas pueden calificarse de filantropía. Pedro se cree obligado a aclarar su opinión. “Como veo que estás deseoso de escuchar cuál es una obra de filantropía, no tardaré en decírtelo. Filántropo es el que hace bien incluso a sus enemigos. Y escucha por qué esto es así: La filantropía es masculina y femenina; su parte femenina se llama compasión, la masculina se denomina amor por el prójimo. Ahora bien, prójimo al hombre es todo hombre, no éste o aquel. Pues hombre es también el malo y el bueno, el enemigo y el amigo. Es preciso, pues, que el que practica la filantropía sea imitador de Dios, que hace el bien a justos y a injustos, como hace el mismo Dios, que proporciona el sol y las lluvias a todos los hombres que hay ahora en el mundo. Si quieres hacer el bien a los buenos, pero no a los malos o incluso castigarlos, intentas hacer la obra de un juez, no te preocupas de hacer la de un filántropo” (Hom XII 26,5-8). Filantropía y acción de juzgar Las razones de Pedro llevan a Clemente a la conclusión de que Dios, como juez que es, no es filántropo. Tal afirmación es una contradicción en opinión de Pedro. Ya que cuando Dios juzga practica el amor y la compasión, puesto que amando y teniendo compasión de los ultrajados, castiga a los que ultrajan. Clemente objeta contra las teorías de Pedro que si él también hace bien a los buenos, pero castiga a los injustos por el mal que han hecho a los hombres, debía ser considerado como filántropo. Pero el tema no es tan sencillo. Porque, en opinión de Pedro, debía tener Clemente además de conocimiento previo también la potestad de juzgar. Entonces lo haría correctamente por haber recibido la facultad de condenar a los que Dios ha creado. Y por su conocimiento, juzgaría infaliblemente absolviendo a los justos y condenando a los injustos. Pero como bien decía Pedro, el tema no resulta tan sencillo. Porque aunque alguien que juzga tenga la facultad de atormentar e interrogar, ni aún así puede juzgar con total justicia. Pues es una realidad que algunos, que son homicidas, al soportar los tormentos, son absueltos como inocentes, mientras que otros, que son inocentes, al no soportar los tormentos y mentir contra ellos mismos, son castigados como culpables. Pedro cierra el debate afirmando que realmente juzgar es una tarea verdaderamente difícil y complicada. Saludos cordiales. Gonzalo Del Cerro
Domingo, 19 de Julio 2015
Comentarios
|
Editado por
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
Secciones
Últimos apuntes
Archivo
Tendencias de las Religiones
|
Blog sobre la cristiandad de Tendencias21
Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850 |