CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Hoy escribe Antonio Piñero




Pregunta:

Tengo un pequeño jaleo acerca de lo que un cristiano católico acepta como lo que le ocurre justo cuando muere. Según podemos leer en el Apocalipsis de San Juan Evangelista, ¿Qué ocurre exactamente con el cuerpo y con el alma? ¿Resucita directamente? ¿Espera a ese Gran Juicio Universal? Sé que tiene grandes obras sobre Los Apocalipsis, que ya tengo en mi poder. Y leyéndolos, me ha despertado la duda. Ahora no sé si cuando un sacerdote dice... "murió con la esperanza de la resurrección ....", significa que algún día resucitará...... y se le juzgará e irá al cielo o al infierno..... o resucita directamente. Todo esto referido al Apocalipsis de San juan, entiendo que el Pueblo Judío lo mismo ni se planteaba esto. ¿Los muertos en cristo y los pecadores resucitarían para esos 7 años de tribulaciones? ¿O sólo lo vivirán los que vivan en esa época ? ¿Y después? ¿Esos mil años ?¿quién los vivirán? ¿Es la resurrección posterior a esos mil años? ¿O va después? Perdone por tales preguntas de antemano. Espero que pueda contestarme y le mando un gran abrazo. Soy admirador suyo y procuro ir a todas las conferencias. Muchísimas gracias de antemano.


Respuesta:

En primer lugar, le recuerdo que el Apocalipsis es una obra de un autor distinto al del Cuarto Evangelio, aunque se llame Juan. Su vocabulario, sintaxis, estilo y teología son totalmente distintos.

La resurrección en el cristianismo no es una vuelta a la vida en una suerte de estado espiritual, sino una resurrección en cuerpo y alma. Sólo que el cuerpo será espiritualizado para poder gozar de los bienes esencialmente espirituales del cielo (1 Cor 15).

En la doctrina católica la resurrección será inmediatamente antes del Juicio Final. No hay resurrecciones previas, parciales ni particulares.

Una primera resurrección para unos pocos selectos y durante mil años, seguida de una segunda resurrección universal es doctrina del Apocalipsis. Pero de hecho la Iglesia no la mantiene. (Es contradictorio porque eso plantea grandes problemas teológicos al aceptar o rechazar partes de un libro que está en el canon).

Consulte, por favor, la voz/lema (no se diga “entrada”) “resurrección” en un buen diccionario de la Biblia como, por ejemplo, el Gran Diccionario Enciclopédico de la Biblia, de la Editorial Clie, Terrasa, España, editado por Alfonso Ropero Berzosa.



Pregunta:


Me gustaría saber quien y cuando se impuso el sacramento de la confesión. Muchas gracias no solo por responder también por compartir sus conocimientos .


Respuesta.

No lo sé. La confesión, tal como se entiende ahora, ante un sacerdote, oral, y con arrepentimiento y penitencia es tardía. Sinceramente, no sé cuándo ni qué papa o concilio la estableció, porque me supera ampliamente lo que yo estudio que se centra en el siglo I a.C. y II d.C. Eso pertenece a la historia de los sacramentos, y a la de la Iglesia en general. Po favor una buena Historia de la Teología o Diccionario de Teología en la biblioteca de un Seminario o Facultad de Teología.





Pregunta:


• Ahora se ha abierto el debate sobre esta noticia que te pongo al corriente y saber tu opinión cuando puedas y sin prisa en serio, un fuerte abrazo de un gran admirador tuyo :

• http://pijamasurf.com/2014/04/confirman-autenticidad-de-antiguo-papiro-que-sugiere-que-jesus-estaba-casado/


Respuesta:


Ya he escrito sobre eso. El comentario del autor de enlace que Usted me ofrece es sumamente superficial, inexacto y fantasioso.

Reproduzco lo que ya he escrito en mi Blog o en mi obra “Jesús y las mujeres”, 2ª 2dic. Trotta, Madrid 2014, sobre ese presunto papiro copto recientemente descubierto. La tesis de K. L. King:

Hacia inicios de octubre del 2012 prácticamente toda la prensa del mundo occidental publicó la noticia del descubrimiento de un pequeño papiro, del tamaño de una tarjeta de visita, presuntamente del siglo IV d.C., escrito en lengua copta, que fue entregado a la Profesora Karen L. King, de la Universidad de Harvard, sobre el que leyó una comunicación en un congreso de coptología en el verano de 2012, cuyas ideas centrales ha ampliado en un borrador de artículo que ha de aparecer en la Harvard Theological Review en enero de 1913 .

La traducción del papiro en español es la siguiente

1 «Mi madre me ha dado la vida...
2 los discípulos dijeron a Jesús...
3 negó. María es digna de eso...
4 Jesús les dijo: Mi mujer...
5 podrá ser mi discípula.
6 Que los malvados revienten...
7 En lo que me concierne, permaneceré con
ella por...
8 una imagen…

No sabemos a qué documento antiguo pertenece este texto. Se parece, sin duda a los “discursos de revelación” o “evangelios apócrifos conservados en lengua copta”, pero no podemos saber más. La Profesora King, con un cierto afán sensacionalista, le ha otorgado el siguiente nombre “Evangelio de la mujer de Jesús”. Aunque afirma que se trata de algo puramente práctico y utilitario, es decir para designar el fragmente de un modo breve, tal denominación corre el riesgo de hacer creer a la gentes que ese evangelio ha existido en realidad… evidentemente no es así.

En el texto transcrito se lee ciertamente en boca de Jesús a sus discípulos se lee: “Mi mujer” que corresponde al copto “ta hime”. Este sintagma se utilizaba sin duda en la vida normal para expresar la relación, también normal, de marido/mujer, es decir, la convivencia marital. Téngase en cuenta, sin embargo, que quien habla en el papiro es muy probablemente Jesús el Revelador resucitado que, procedente de ámbito celeste, viene a la tierra durante un cierto tiempo (desde un día hasta 12 años, según las tradiciones) para enseñar/complementar a los discípulos los misterios del Reino de los cielos, que no hubo tiempo u ocasión de ser revelados durante su ministerio normal.
¿Cómo hay que entender “mi mujer”? Aquí vienen a colación los textos que he presentado en el presente libro hasta el momento. Según Karen L. King en el referido artículo hay que entender o presuponer lo siguiente:

1. Este papiro es el único texto antiguo que habla explícitamente de Jesús como si tuviera esposa.

2. Este hecho, sin embargo, no proporciona pruebas de que el Jesús de la historia estuviera casado, considerando la tardía fecha del fragmento (siglo IV).

3. La fecha probable de composición del original griego fue la segunda mitad del siglo II. Esto es totalmente gratuito por parte del Profesora King.

4. Al haber salido a la luz este breve texto es necesario plantearse de nuevo la cuestión del estado civil de Jesús.

5. Hay diversos pasajes del Evangelio de María (Magdalena) y del Evangelio de Felipe que puede aducirse en el sentido de que incluso los gnósticos del siglo III podrían ver el matrimonio y su sexo correspondiente como puro precisamente porque no se llevaba a cabo impulsado por el mero deseo carnal sino con una voluntad pura de asemejarse a la pura relación espiritual que los espíritus tienen en el ámbito celeste.

6. Algún que otro pasaje del Evangelio de Felipe son un indicio de que el autor de este evangelio Felipe sostenía que las relaciones de Jesús con María Magdalena eran de marido y mujer

7. Eso supone que en el siglo III, o quizás ya a mediados del siglo II había un debate entre los cristianos acerca de Jesús estaba casado…, lo que nos lleva a la posible pista que el Jesús histórico lo estuviera en realidad, aunque una posible censura en los evangelios canónicos sobre todo ha conducido a que se eliminaran las pruebas de este presunto matrimonio.

Mi opinión al respecto es la siguiente: el contenido de los números 1 y 2 son ciertos. El punto 3 podría ser teóricamente probable, aunque tiende a lo fantasioso ya que no tenemos más pruebas textuales. El 4, teniendo en cuenta que el trasfondo de este papiro es gnóstico y la profusión de páginas que hemos dedicado en el presente libro a debatir esta cuestión, me parece que lo hemos planteado ya. El punto 5 es plausible y lo hemos tratado al hablar de la concepción del matrimonio en el Evangelio de Felipe (pp. *). El 6 ha sido negado rotundamente en las páginas de este libro inmediatamente antecedentes. Y el punto 7, lo ha sido igualmente a propósito de la propuesta ya añeja de Rafael Hereza y Manuel Asensio (pp. *).

En cuanto al sintagma crucial “mi mujer” (copto, ta hime) que puede leerse en la línea 4, debemos consignar que la clave está en cómo debe entenderse. Ya he respondido otras veces a esta cuestión, a saber que debe entenderse de un modo absolutamente espiritual reducido a la relación maestro-discípulo perfecta con los análisis del Logion 61 del Evangelio de Tomás (“Has subido a mi cama y has comido a mi mesa: p. *); logia 21. 22 y 114; del Evangelio de los Egipcios sobre el cese de la función generativa de la mujer; de Las Grandes preguntas de María (El Revelador no mantiene relaciones con María Magdalena; el Evangelio de María (“El Salvador te amaba más que las demás mujeres”, y finalmente del Evangelio de Felipe (“María es su hermana y su madre y su compañera”; Jesús besaba frecuentemente [en la boca] a María Magdalena, unidas el análisis de otros textos en los que se expone la visión del autor del Evangelio de Felipe sobre el matrimonio y el sacramento de la cámara nupcial, en donde hemos concluido con no hay sexo alguno. Podemos afirmar que en la propuesta de K. L. King no hay ni una sola idea que no haya sido considerada, analizada y extraídas sus consecuencias en el presente libro.

En síntesis: el copto ta hime, “mi mujer” de este papiro no prueba nada respecto a que el desconocido autor de ese Papiro del siglo IV pensara que María Magdalena era la mujer de Jesús, ni mucho permite pensar que a mediados del siglo II los cristianos (¡gnósticos además!) discutían o no si el Jesús de la historia había estado casado. Opino que todas estas ideas nucleares en las propuestas de King son meras hipótesis, en nada novedosas, suficientemente conocidas por todos los estudiosos, y en esta ocasión presentadas al público con ribetes sensacionalistas y fantasiosos.

Queda, por último, una cuestión esencial que K. L. King no contempla: ¿y si fuera falso el papiro en cuestión? Recientemente también así lo han sugerido Francis Watson de la Univerisdad de Durham (Reino Unido)y Alberto Camplani, de La Sapienza de Roma. Los argumentos de ambos investigadores son muy parecidos. Resumo los del Prof. Watson a los que he podido tener un acceso más amplio en diversas en publicaciones en Internet . Son los siguientes:

• Sería falso no el soporte papiráceo en sí, muy difícil de falsificar, sino el contenido copiado en él. Ello puede verse tanto por el contenido como por la tinta utilizada que puede ser moderna aplicada a un soporte antiguo.

• A diferencia de otros papiros no ha sido descubierto directamente en una excavación arqueológica científicamente controlado , sino que proviene de un mercado de antigüedades, hay que adoptar precauciones, que excluyan que se trata de algo falsificado".

•El texto parece haber sido elaborado a partir de piezas pequeñas --palabras o frases-- tomadas principalmente en el Evangelio de Tomás, copto, logia 101 y 114, y ambientada en contextos nuevos. Esta dependencia es prácticamente segura. Este modo de proceder es el que utilizaría probablemente un autor moderno y no un hablante nativo de copto. Hay una línea adicional (7) tomada del Evangelio de Mateo 28,20. El autor parece haber usado la técnica de composición que se denomina hoy día "collage" o "patchwork", lo que apunta de nuevo un personaje moderno, cuyos conocimientos de copto son limitados.

• Es muy posible que el fragmento sea incompleto intencionadamente, y que sus lagunas no sean auténticamente antiguas, sino se hayan pensado así desde un principio para dar la impresión de antigüedad, puesto que no parece posible colmar las lagunas de nuestro texto con material del Evangelio de Tomás contiguo al que se cita. La impresión de modernidad se ve reforzada en la línea 1, cuya terminación parece depender de la línea divisoria de versículos del manuscrito copto de fácil acceso en las modernas ediciones impresas. A menos que esta impresión de la modernidad se vea contrarrestada por nuevas investigaciones y consideraciones, parece poco probable que el fragmento pertenezca a un evangelio originario. Watson especifica:

1) Las líneas 1 y 5 del Papiro se basan en el logion 101 del Evangelio de Tomás, quien a su vez se fundamenta en Lc 14,26. Jesús dijo: "Quien no odia a su padre y su madre por mí, no puede ser mi discípulo. Y el que no odia a su padre y a su madre a mi manera, no puede ser mi discípulo… A partir de esta materia prima el autor del Papiro ha creado las líneas: 1 "... [Puede] no sea mi [discípulo]. Mi madre me dio la vida ... " 5 "... ella puede ser mi discípulo ... " Es interesante que la línea 1 comienza en la mitad de una palabra, exactamente en el mismo lugar que en el pasaje equivalente en el único manuscrito superviviente del Evangelio de Tomas.


2) La línea 2 consiste en la fórmula introductoria siguiente: "Dijo Jesús a los discípulos". Esta fórmula no aparece en los evangelios neotestamentarios, pero sí se encuentra tres veces en el Evangelio de Tomás, logia 12, 18, 20.
3) Las líneas 3 y 4 están tomadas del logion 114 = conclusión del Evangelio de Tomás
4) La línea 7: "Yo estoy con ella, así como a ...", no es una adaptación del Evangelio de Tomás, pero probablemente sí de Mateo 28,20: “Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”

Por tanto el Papiro siempre se concibió como un texto fragmentario o mejor intenta dar la impresión de ser un texto fragmentario: fue así desde el principio. Todas estas consideraciones no prueban que el Papiro sea un falso, sino más bien suponer poner de relieve cuestiones que deben resolverse antes de que el texto pueda ser aceptado como genuino. Si es auténtico, no es imposible que otros fragmentos puedan posteriormente ver la luz.

Por todo lo expuesto, y en el momento en el que se escriben estas líneas cuando aún no se han hecho públicos los análisis definitivos de la tinta utilizada en el Papiro, el escepticismo radical es la postura más recomendable respecto al contenido de este brevísimo documento.


Saludos cordiales

Martes, 4 de Noviembre 2014


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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