NotasHoy escribe Antonio Piñero/ Paolo Sacchi Comenta P. Sacchi en su Historia de Israel en tiempos del Segundo Templo(p. 425): »Este sacerdote del futuro –del que habábamos en la nota anterior- no tiene nada en común con el sacerdocio histórico de Israel, ni siquiera con el más auténtico. Será un sacerdocio nuevo, de naturaleza excepcional. Se lee en el TestLev 18,1-12: Cuando el Señor se haya vengado de ellos…, entonces hará surgir un sacerdote nuevo a quien se revelarán todas las palabras del Señor (estará por tanto en capacidad de enseñar la halakah verdadera). Juzgará rectamente en la tierra durante muchos días. Brillará como el sol en la tierra y hará desaparecer toda tiniebla bajo el cielo; habrá paz en toda la tierra. En sus días los cielos exultarán, y las nubes se alegrarán… Se pronunciará sobre él la gloria del Altísimo, y el espíritu de inteligencia y de santidad reposará sobre él… Transmitirá la grandeza del Señor a sus hijos, en verdad y para siempre, y no tendrá otro sucesor de generación en generación y para siempre… Durante su sacerdocio desaparecerá el pecado… y dará de comer del árbol de la vida a los santos… Atará a Beliar"… Como se ve estamos claramente en un mundo mesiánico. En conjunto se tiene la impresión de que el autor de los Testamentos de los Doce Patriarcas esperaba un mundo distinto que debía ser instituido por el mesías de Leví y por el mesías de Judá. Es interesante que, aunque haya desaparecido el nombre de David al ser sustituido por la denominación más amplia de Judá, el autor espera sin embargo la restauración del reino de Israel sobre la base de las profecías del antiguo mesianismo davídico (es decir, la promesa de Dios a David a través del profeta Natán de que jamás faltará sobre su trono un descendiente = 2 Samuel 7,9-14. Aparentemente aquí poco tiene que ver el mesías guerrero…, pero no es así; su presencia y su obra son necesarias: se lee en el Testamento de Judá 22,2-3: Mi reino acabará por obra de extranjeros (o bien: entre gentes extranjeras), hasta que venga la salvación de Israel, hasta la parusía del Dios de justicia, para que Jacob y todos los pueblos vivan en paz. Él (el descendiente de Judá) custodiará la fortaleza de mi reino por siempre, porque con juramento me ha jurado el Señor no quitar el reino a mi descendencia por siempre. Particular atención merece el siguiente pasaje del Testamento de Simeón 7,1-2: Obedeced a Leví y a Judá y no os levantéis contra estas dos tribus, porque de ellas surgirá la salvación de Dios. Porque el Señor suscitará de Leví como un sumo sacerdote, y de Judá como un rey [Dios y hombre]; éste salvará a todas las gentes y al pueblo de Israel. Este pasaje puede considerarse un ejemplo típico de los problemas de crítica textual que rodean a los apócrifos del Antiguo Testamento, que son textos judíos, y de algunos de siglos antes del nacimiento del cristianismo, pero que han sido trasmitidos por ambientes cristianos. ¿Hasta qué punto el escriba cristiano puede haber adaptado el texto a su propia fe? Es decir, al copiarlo, ¿no ha podido añadir algo -que no estaba en el texto que debía copiar- para que el pasaje en cuestión fuera como una profecía judía de lo que luego iba a ocurrir con la venida de Cristo y el cristianismo? Probablemente algo haya de esto, pero quizá no mucho. Seguiremos en este punto. Saludos cordiales de Antonio Piñero. www.antoniopinero.com …………….………………… Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema: “La muerte violenta del salvador divino” Manera de entrar, si a alguien le interesare: pinchar en el enlace que se halla en la página presente, abajo en la derecha. …….................................... Magíster de "Ciencias de las Religiones" Universidad PABLO DE OLAVIDE , Sevilla Véase postal de 26-06-2009 Enlace de Internet para obtener más información: http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp Saludos de nuevo.
Miércoles, 12 de Agosto 2009
Comentarios
NotasHoy escribe Antonio Piñero/ Paolo Sacchi Hemos tocado muy levemente este punto del mesías sacerdotal cuando –hace ya días, en la nota que lleva el número 2-27-28 abordábamos el tema de que en los Manuscritos del mar Muerto se veía claramente cómo los esenios tenían una concepción doble del mesianismo, el guerrero, o el mesías de Judá, y el sacerdotal, o mesías de Aarón/Leví. Ahora, de la mano de P. Sacchi -que he escrito muy sensatamente sobre este tema en su Historia del judaísmo en la época del Segundo Templo (Trotta, Madrid, 2004, pp. 424ss)- nos detenemos un poco más en la figura de éste “mesías puramente sacerdotal”, que es para algunos cristianos un concepto un tanto extraño. Pero así era en el siglo en el que vivó Jesús y en el fondo no es etraño en absoluto, ya que el tiempo mesiánico es el momento por antonomasia en el que se cumplirá totalmente la ley de Moisés. Comenta P. Sacchi, al que parafraseo un tanto por mor de una mayor claridad: »Mientras que en los textos esenios (del Mar Muerto) la superioridad del mesías de Aarón/Leví sólo puede deducirse del hecho de que este mesías tiene la preferencia frente al de Israel, en los Testamentos de los Doce Patriarcas (un apócrifo importante del Antiguo Testamento, cuya fecha es discutida, quizá del siglo I a.C.; el texto que ha llegado hasta nosotros sin embargo, ha sido manipulado por los escribas cristianos) el tema está más desarrollado. Leemos en el Testamento de Judá 21,4 con referencia a los tiempos futuros o mesiánicos: “Como el cielo es más alto que la tierra, así el sacerdocio de Dios es más alto que el reino terreno”. También en el Testamento de Rubén 6,8 se dice: “Por ello os ordeno” –habla Rubén en su lecho de muerte a sus sucesores- que prestéis oídos a Leví, porque él conoce la ley del Señor. Él formulará las instrucciones precisas para los juicios y para los sacrificios por todo Israel hasta la consumación de los tiempos”. El mesías sacerdotal no sólo tendrá la tarea de dar la interpretación definitiva de la ley en todos los casos en los que se produzca incertidumbre sobre la halakah (literalmente “camino” = las normas sobre el recto “caminar” o cumplimiento de la Ley, por tanto sobre cómo hay que comportarse), sino que tendrá además la tarea de atar a Satanás (“Beliar será atado por él”: TestLev 18,12). El TestLev, 18,2 dice : “A Leví (y por tanto al mesías sacerdotal, su sucesor), serán reveladas todas las palabras del Señor”. Los piadosos judíos la necesidad de una revelación particular para conocer la verdadera halakah. Los esenios así lo pensaban igualmente: No se apartarán de ningún consejo de la Ley para caminar en la obstinación de su corazón, sino que serán gobernados por las ordenanzas primeras (por la ley antigua que aclaró el Maestro de justicia y sus seguidores al frente de la secta): 1QS 9,10-11. Satanás tiene en estos textos una importancia que no posee en la Biblia canónica. El mundo, como en el esenismo, está dividido en dos grandes partes, dos goralim en hebreo, la de Luz y la de las Tinieblas; una guiada por el ángel de la Luz, generalmente interpretado como Miguel, y la otra bajo la égida del ángel de las Tinieblas, al que puede denominarse con nombres muy distintos, pero que siempre es el diablo. Leemos en la Regla de Qumrán 1QS 3,17-21: Dios creó al hombre para dominar el mundo y puso en él dos espíritus para que camine por ellos hasta el tiempo de su visita: son los espíritus de la verdad y de la falsedad. Del manantial de la Luz provienen las generaciones de la verdad, y de la fuente de las Tinieblas provienen las generaciones de la falsedad. En manos del Príncipe de las Luces está el dominio sobre todos lo hijos de la justicia; ellos marchan: ellos marchan por caminos de luz. Y en manos del Ángel de las Tinieblas está el dominio sobre los hijos de la falsedad: ellos marchan por caminos de tinieblas. Así pues, el sumo sacerdote (más tarde, sumo sacerdote mesiánico o mesías sacerdotal) tendrá una función altísima y salvífica que culmina en liberar al mundo de Satanás, es decir del mal y de esas tinieblas y su poderoso influjo que hemos visto en el pasaje que acabamos de citar. Y veremos cómo ese sacerdote es muy especial. En él se estarán reflejando lo que luego se verá con más claridad en el mesías futuro. Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero. www.antoniopinero.com …………….………………… Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema: “Pedro en la literatura apócrifa, en los Hechos del Pseudo Marcelo (II)” Manera de entrar, si a alguien le interesare: pinchar en el enlace que se halla en la página presente, abajo en la derecha. …….................................... Magíster de "Ciencias de las Religiones" Universidad PABLO DE OLAVIDE , Sevilla Véase postal de 26-06-2009 Enlace de Internet para obtener más información: http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp Saludos de nuevo.
Lunes, 10 de Agosto 2009
Notas
Hoy escriben Antonio Piñero/ Florentino García Martínez
A propósito de la publicación del tomo VI, “La apocalíptica” de la colección “Apócrifos del Antiguo Testamento”, de Editorial Cristiandad, Madrid, 2009, seguimos con la publicación del artículo de F. G. M., cuyo título es idéntico al de esta comunicación. Tiene la palabra Florentino: El Evangelio de Mateo sirve igualmente a Käsemann para precisar la teología de esta apocalíptica postpascual nacida en la comunidad cristiana, pero que no es de Jesús. Ella habría sido la primera en introducir dentro del cristianismo una teología de la historia, con su visión de la "historia de la salvación" y de la "historia de la condenación", que marchan paralelas y que dividen el tiempo en dos eones/mundos distintos, una teología de la historia que en definitiva hizo posible una “historia evangélica”, es decir, basada en los evangelios. Escribe Käsemann: Por el contrario, es válido también afirmar que fue la apocalíptica en primer lugar la que posibilitó el pensamiento histórico del cristianismo (<em>Anfänge</em> 175). Textos como Mt 19,28-29 [“28 Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. 29 Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, ermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará vida eterna.”]; Mt 10,13-14 [“13 Si la casa es digna, llegue a ella vuestra paz; mas si no es digna, vuestra paz se vuelva a vosotros. 14 Y si no se os recibe ni se escuchan vuestras palabras, salid de la casa o de la ciudad aquella sacudiendo el polvo de vuestros pies”]; Mt 7,2 [“Porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con que midáis se os medirá.”] y otros permiten a Käsemann atribuir a esta apocalíptica cristiana postpascual la introducción de la concepción de un ius talionis ("ley del talión" de los últimos tiempos)escatológico que transforma la parénesis o exhortación puramente moral en una amenaza escatológica (Anfänge 172-174, 176.78); Mt 10,26 [“«No les tengáis miedo. Pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse.”] le lleva a atribuir a esa teología cristiana -no de Jesús- la primera formulación de “la ley apocalíptica de la transformación de todos los valores en el tiempo final” (Anfänge 178), y Mt 10,23 [“Cuando os persigan en una ciudad huid a otra, y si también en ésta os persiguen, marchaos a otra. Yo os aseguro: no acabaréis de recorrer las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del hombre”] le lleva a atribuirle la reintroducción del tema de la reunión de las doce tribus en los últimos tiempos (Anfänge 184). Sobre todo, Käsemann encuentra en Mateo los elementos claves de esta apocalíptica postpascual: la espera ferviente de la parusía del Señor, la defensa acalorada de la ley mosaica y la oposición decidida a la misión a los gentiles. Käsemann se esfuerza en precisar los orígenes de esta apocalíptica postpascual, aunque reconoce que éste es uno de los problemas principales de su hipótesis. Escribe: El problema en verdad más difícil se plantea inmediatamente al principio: ¿desde cuándo existe una apocalíptica cristiana en estricto sentido? (<em>Thema</em> 260). Como fiel bultmanntiano, Käsemann defiende que toda teología es postpascual e intenta desligar completamente esta apocalíptica de la predicación de Jesús sobre la inmediata cercanía de Dios. Para él, esta idea tan de Jesús de un Dios cercano y amoroso es incompatible con la espera de la venida del Hijo del Hombre, la restauración de las doce tribus en el reino mesiánico y la espera de la parusía (“Si tuviera la obligación de unir ambas cosas sería para mí no poder comprender” = dice Käsemann en Anfänge 180), que son característicos de la apocalíptica postpascual. Aunque su entorno era apocalíptico, Jesús rompe claramente con él mediante la predicación de un Dios clemente y no justiciero y su proclamación del primado del amor fraterno. Nada extraño que, para Käsemann, este Jesús ni bautice, ni construya una comunidad como “resto” y núcleo del pueblo de Dios mesiánico, ni mantenga otros preceptos de la Ley excepto el del amor fraterno. Escribe Käsemann: A partir de esta maravillosa “escatología” jesuánica, para la cual toda la vida se complementa “delante de Dios”, se puede comprender perfectamente el que Jesús -en cuanto podemos percibir- no tanteara, no fundara ninguna comunidad como resto santo, núcleo del pueblo de Dios mesiánico, ni tampoco radicalizara la ley salvo la exigencia de la obediencia y del amor (Thema 262). Los discípulos, por el contrario, tras la experiencia pascual, interpretan y conceptualizan esta experiencia con las categorías de la apocalíptica judía de su entorno: 1. La espera del inmediato retorno del Señor constituye el elemento central de este “entusiasmo postpascual”, como lo llama Käsemann: puesto que el mesías de la apocalíptica judía debía manifestarse en Jerusalén, es allí adonde se dirige la primitiva comunidad; 2.</strong> Puesto que este mesías era esperado como Hijo del Hombre celeste, la espera de su retorno constituye el tema central de su esperanza; 3. La misma resurrección de Jesús es vista no como un milagro aislado, sino como el comienzo de la resurrección de los muertos esperada en la apocalíptica y como un signo anunciador de la llegada del Reino; 4. La comunidad, unida en su esperanza, se considera el resto sagrado de la antigua alianza que debe reunir de nuevo a las doce tribus y anticipa ya la nueva alianza escatológica; puesto que la apocalíptica interpreta los “signos” (el éxtasis o las curaciones, por ejemplo) como signos del Espíritu del final del mundo, la experiencia pascual del Espíritu le lleva a consi¬derarse como viviendo ya en los últimos tiempos; 5. La idea veterotestamentaria del pueblo de Dios, interpretada apocalípticamente, forma la base de su primera cristología, etc. (Thema, pp. 262-265) En resumen, los orígenes de esta apocalíptica postpascual no serían otros que la interpretación y recreación por los discípulos de la profunda experiencia pascual mediante las categorías heredadas de la apocalíptica judía. Seguiremos. Espero de nuevo que esta exposición –aunque densa- sea interesante porque estamos en plena exposición del modo de hacer exégesis de algunos discípulos de Bultmann, muy influenciados por el maestro: separan nítidamente la teología de Jesúss de la de sus discípulos por meido de la crítica histórica, y atribuyen a la "comunidad primitiva" la formaulación de una teología -en este caso apocalíptica- que Jesús jamás habría aceptado como suya. En el fondo late un presupuesto claro: salvar de entre el magama de los Evangelios la figura de un Jesús maravilloso, no contaminado con algunas nociones del judaísmo del momento, que predica un Dios también maravilloso, y que hace posible que toda la vida del cristiano se concentre en ese encuentro personal con Dios a través de Jesús. Pero los discípulos de Jesús jamás comprendieron estos puntos de vista y crearon lo que hoy se llama el protocatolicismo". Como se ve, este método histórico crítico es infinitamente más radical que el que hoy practicamos, que es un modelo de prudencia en comparación suya. Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero. www.antoniopinero.com ………….…………… En el otro blog, “Cristianismo e Historia”, el tema de hoy es el mismo, pues estamos comentando en los dos este libro. .................................... Magíster de "Ciencias de las Religiones" Universidad PABLO DE OLAVIDE , Sevilla Véase postal de 26-06-2009 Enlace de Internet para obtener más información: http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp Saludos de nuevo.
Domingo, 9 de Agosto 2009
NotasHoy escribe Antonio Piñero Concluimos con el tema iniciado en la nota anterior. Hacemos hoy un doble comentario de la mano de Paolo Sacchi y de Émile Puech 1. Paolo Sacchi comenta el texto de los Macabeos de la nota anterior del modo siguiente: “En cualquier caso la espera de un profeta para dirimir problemas de naturaleza jurídica y política está documentada también en el primer libro de los Macabeos (14,41): cuando Simón se encontró en una situación más bien confusa jurídicamente al haber concentrado en sus propias manos el poder civil y religioso y asumido el cargo de sumo sacerdote sin ser de la estirpe sadoquita, pensó que un medio excelente para ganar tiempo era remitir todo el problema a un “profeta digno de fe”. El pueblo halló aceptable esta solución; por tanto, la posibilidad de un mediador que remitiese a los hombres la voluntad de Dios y los guiase debió haber sido comúnmente admitida”. 2. Émile Puech piensa también que en el pasaje –ya citado en este blog- sobre Melquisedec (como una de esas figuras a medias entre el cielo y la tierra, en donde se hace mención también de un “Ungido por el Espíritu”), este personaje misterioso -el Ungido- podría hacer la función de precursor. Recuerdo a los lectores que el texto decía: “‘Qué bellos son sobre los montes los pies del pregonero que anuncia la paz… diciendo a Sión ‘tu Dios [reina’]. Su interpretación: Los montes son los profe[tas...]. Y el pregonero es [el un]gido del Espíritu del que habló Daniel… y el pregonero del] bien que anuncia la salva[ción es aquél del que está escrito que él se lo enviará… ‘para conso[lar a los afligidos’”. El pasaje bíblico que se cita es de Isaías 61,1. Puede ser Elías porque es un profeta, es decir, un ungido. Concluye Puech razonando que, a pesar de todos los textos citados, no podemos afirmar que todo el judaísmo hiciera esta identificación “profeta que ha de venir” = Elías/precursor, porque en la historia posterior del judaísmo –hasta el siglo X todavía- tenemos aún noticias de rabinos que identificaban al nuevo Elías con el mesías sacerdote. De ello se concluye que -en ciertos círculos judíos- el profeta que había de venir se pensaba no como Elías, sino como un scerdote sabio que explica la Ley y prepara pra la venida del mesías. De todos modos, existe la figura del "precursor" Ahora bien, para nuestra argumentación estas dudas no tienen mucha importancia. Lo importante es que 1. Existía esa creencia del precursor mesiánico 2. Que –siguiendo este pensamiento- los cristianos vieron en Juan Bautista no al maestro de Jesús (lo que fue en realidad), sino a su precursor (Jn 1,21: “¿Eres tú Elías…?”). 3. Que incluso algunos judíos que vivieron la predicación de Jesús identificaron a éste con “ese profeta” que ha de venir (Mt 21,11: Jesús como profeta; Mc 6,15: algunos pensaban expresamente que Jesús era Elías o, la encarnación de éste, Juan Bautista, que había resucitado y, a su vez, se había corporizado en Jesús), y no con el mesías. 4. y, finalmente, que siempre piensan los judíos en un personaje humano, con especiales ayudas de la divinidad y en contacto íntimo con ella, pero que no hay atisbos para el judaísmo del siglo I de nuestra era de que los piadosos pensaran ni siquiera que este precursor (repito identificado a veces con Jesús) fuera más que una persona humana, aunque especial. Concluye E. Puech su repaso de todos los textos mesiánicos importantes de Qumrán: Los textos sobre el mesianismo de Qumrán revelan una gran unidad, e incluso uniformidad, en la espera de liberadores escatológicos (para el final de los tiempos) y no dejan entrever (demasiada) fluctuación en su pensamiento… Desde la segunda mitad del siglo II y en la primera mitad del siglo I a.C. los esenios esperaban la venida de un profeta, Elías redivivo de la tradición anterior, y la de un mesías sacerdote, y un mesías rey… Su venida inauguraría una nueva época (acá en la tierra), la época mesiánica, destinada a traer la victoria de Israel sobre las naciones y los impíos Saludos cordiales de Antonio Piñero. www.antoniopinero.com …………….………………… Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema: “La Escuela de la Historia de las Religiones y el paulinismo” Manera de entrar, si a alguien le interesare: pinchar en el enlace que se halla en la página presente, abajo en la derecha. …….................................... Magíster de "Ciencias de las Religiones" Universidad PABLO DE OLAVIDE , Sevilla Véase postal de 26-06-2009 Enlace de Internet para obtener más información: http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp Saludos de nuevo.
Viernes, 7 de Agosto 2009
Notas
Hoy escribe Gonzalo del Cerro
La Biblia en los Hechos Apócrifos de los Apóstoles Para documentar nuestra afirmación general acerca del uso de la Biblia en los HchAp, recogemos los datos que ofreceremos en nuestro análisis sobre los hechos y personajes bíblicos para ofrecerlos en forma sinóptica por libros y por temas. Hechos y personajes bíblicos en los HchAp HECHOS APÓCRIFOS DE ANDRÉS 1. Hechos bíblicos. - El Diablo hizo caer a nuestros primeros padres: Gén 3; HchAnd 37 y 49. - La caída de Eva, su debilidad y desobediencia: Gén 3,1-6: HchAnd 37. - Los primeros padres se esconden después de su caída: Gén 3,8; HchAnd 38. - La serpiente del paraíso: Gén 3,1ss; HchAnd 39; Mart. Prius (Mart I) 16. - Vocación de los Apóstoles: Mt 4,18-22 par.; 10,1-4 par.; HchAnd 47: Mart. I 12. - La misión de los Apóstoles es mencionada unas cinco veces: V. gr. Mt 28,19-20; v. gr. Mart I 3 y 5. - Parábola del sembrador: Mt 13,3-9 par.; HchAnd 44. - Parábola de la cizaña: Mt 13,24-30; Mc 4,26-29; HchAnd 44. - Parábola del Buen Pastor: Jn 10,11-16; Mart I 9. - Parábola de las diez vírgenes: Mt 25,1-13; Pap, Utrecht 14,20-22. - Parábola del administrador infiel: Lc 16,1-9; Mart I 13. - Milagros de Jesús en general: V. gr. Mt 11,5; Mt I 3 y 6. - Consejos de Jesús en el discurso apostólico: Mt 10,5-42; Mart I 3. - Consejos de Jesús al joven rico: Mt 19,16-26 par.; Mart I 18. - Entrada solemne en Jerusalén: Mt 21,1-11 par.; HchAnd 48. - Crucifixión de Jesús: Mt 27,32ss par.; Mart I 12. - Conversión de Pedro después de las negaciones: Mt 26,69-75 par.; Jn 21; Mart I 14. - Conversión del buen ladrón: Lc 23,39-43; Mart I 14. - Venida del Espíritu Santo: Hch 2; Mart I 1. 2. Personajes bíblicos. - Adán: HchAnd 37 y 39. - Eva: HchAnd ibid. - Satanás: HchAnd 50. - El Diablo en general: HchAnd 2.4.5; Pap. Utr. 9,14-18. - El “Ángel del Señor”: Mart I 4. - Caín y sus obras: HchAnd 4 (Gén 4,3ss). - Jesús el Cristo: passim. - Los Apóstoles reunidos: Hch 1,13ss; Mart I 1. - Pedro: Mart I 1 y 2. - Andrés: passim. - Juan: Mart I 2. - Santiago: Mart I 2. . Felipe en Samaría: Mart I 2; Hch 8,4ss - El buen ladrón: Mart I 14. (Seguiremos con otros Hechos). Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro
Jueves, 6 de Agosto 2009
Notas
Hoy escribe Antonio Piñero
Como recordarán los lectores hemos hablado ya, aunque muy brevemente, del tema del doble mesianismo, sacerdotal y guerrero. Pero en los siglos anteriores a la llegada de Jesús a este mundo surge también el concepto de una tercera figura “mesiánica” o mejor “semimesiánica”, que prepara el terreno para la acción del mesías: es la del “profeta que ha de venir”. Si tomamos como una de las pautas el pensamiento de los esenios de Qumrán, para que nos indique qué pensaban los judíos piadosos poco antes de Jesús, observamos pensaban que ese “profeta” habría de venir antes del mesías, a aclarar el terreno para la misión de este último. Adelantemos ya que es fácilmente perceptible cómo los judeocristianos aplicaron este esquema para entender las relaciones entre Juan Bautista y Jesús. El primero es el “profeta que ha de venir” para preparar el camino al segundo. De ahí que sea interesante –creo- detenerse unos momentos en esta figura. El texto qumránico 4Q175Testimonia pertenece a esa sección de los textos de Qumrán que recogen citas bíblicas (es como un florilegio) que les ayudaban especialmente para iluminar las necesidades del presente. Eran, pues, textos bíblicos especialmente importantes. En este manuscrito 4Q175 reúnen citas de Dt 5,28-29, de Núm 24,15-17, de Dt 33,8-11 y de Josué 6,26. En las líneas 5-8 recoge la cita de Dt 18,15-19. Veamos primero el texto de la Biblia hebrea y luego cómo lo recopian los qumránicos: 15 Yahvé tu Dios suscitará, de en medio de ti, entre tus hermanos, un profeta como yo, a quien escucharéis. 16 Es exactamente lo que tú pediste a Yahvé tu Dios en el Horeb, el día de la Asamblea, diciendo: «Para no morir, no volveré a escuchar la voz de Yahvé mi Dios, ni miraré más a este gran fuego». 17 Y Yahvé me dijo a mí: «Bien está lo que han dicho. 18 Yo les suscitaré, de en medio de sus hermanos, un profeta semejante a ti, pondré mis palabras en su boca, y él les dirá todo lo que yo le mande. 19 Si alguno no escucha mis palabras, las que ese profeta pronuncie en mi nombre, yo mismo le pediré cuentas de ello. Los esenios de Qumrán transcriben una parte (vv. 18-19) del siguiente modo: 5 Es un profeta (hebreo nabí) como tú el que yo suscitaré de en medio de sus hermanos y yo pondré mis palabras 6 en su boca, para que él diga todo lo que yo le prescriba. Y así el hombre 7 que no escuche mis palabras que el profeta (nabí) expresará en mi nombre, yo seré 8 el que le pida cuenta. Esta copia se hizo antes de la era cristiana. Las variantes que se observan no son importantes para el sentido, pero indican que el texto no era exactamente igual al de hoy. Era un texto sagrado, pero fluido y se podía manipular de algún modo, siempre que el que lo hiciera transmitiera una tradición inspirada por el Espíritu. El concepto de inspiración verbal (Dios ha inspirado hasta la úlñtima coma del texto sacro) no existía aún. El profeta designado se adelanta a la venida del mesías y el recopilador no lo designa así, sino como profeta. Por tanto insiste en que es una figura diferente. Un fragmento de papiro de la Cueva IV contiene una traducción libre al arameo, la lengua popular del pueblo, de un texto del profeta Malaquías 3,23 (4,5 en la otra numeración). He aquí primero este texto: 5 He aquí que yo os envío al profeta Elías antes que llegue el Día de Yahvé, grande y terrible. El copista de Qumrán escribe: “3 … Y he aquí que voy a purificar… 4 Yo os enviaré a Elías antes de que [la tierra] sea reprendida por el relámpago intenso… Tenemos aquí la prueba de que era firme la creencia en el precursor del mesías. Comenta Émile Puech (artículo “Mesianismo, escatología y resurrección en los Manuscritos del Mar Muerto”, de la obra Paganos, judíos y cristianos en los textos de Qumrán, edición de J. Trebolle, Trotta, Madrid, 1999, p. 272: La venida de Elías redivivo está ligada al “Día de Yahvé” (el momento previo, de juicio de los malvados, antes de la instauración del reino mesiánico). El profeta que ha de venir debe preparar los corazones, convertir a sus contemporáneos antes de que llegue el día del Juicio (no el juicio final absoluto; sino uno previo al reino; pero se denominan igual). Este mismo pasaje de Malaquías es citado en hebreo en un manuscrito que ya conocemos y que lleva el número 4Q521, frag. 2, columna III (p. 410 de los “Textos de Qumrán”) que comienza (en su columna II) así “los cielos y la tierra escucharán a su mesías, y todo lo que hay en ellos no se apartará de los preceptos santos. Estamos, pues, en tiempos mesiánicos: “Y los liberaré por la palabra de tu boca (se refiere al profeta)… y los padres vuelven hacia los hijos… Los estudiosos opinan que esta creencia en el profeta que ha de venir es similar a la que muestran --a veces obscuramente-- varios textos bíblicos del siglo II a.C. que –a veces no de manera clara en su afirmación de que sea estrictamente el precursor del mesías- aluden a la creencia de la venida de un profeta antes de los tiempos mesiánicos. He aquí estos pasajes relacionados con la misma creencia que la de los esenios de Qumrán: Eclesiástico o Ben Sira 48,10 en donde se habla de la actividad de Elías en su tiempo y en el futuro (al parecer). Fuiste designado por Dios (Elías ) en (el tiempo de) los reproches futuros, para calmar la ira antes que estallara, para hacer volver el corazón de los padres a los hijos, y restablecer las tribus de Jacob. Es posible que la misma idea subyazca a estos dos textos del primero de los Libros de los Macabeos. En el primero se habla del altar de los holocaustos del Templo que había sido profanado por los griegos (rey seléucida Antíoco IV Epífanes) en su intención de cambia la religión de los judíos. He aquí el texto: Y depositaron sus piedras en el monte de la Casa, en un lugar conveniente, hasta que surgiera un profeta que diera respuesta sobre ellas (4,46). Y en 14, 41 leemos: A los judíos y a los sacerdotes les había parecido bien que fuese Simón (Macabeo, hermano de Judas) su jefe y sumo sacerdote para siempre hasta que apareciera un profeta digno de fe. Por tanto, parece que en los círculos de piadosos del siglo II a.C. se esperaba ya de una manera firme que antes del mesías apareciera un precursor que le “allanara” el camino. Saludos cordiales de Antonio Piñero. www.antoniopinero.com …………….………………… Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema: “Rasgos principales de la teología básica del paulinismo” Manera de entrar, si a alguien le interesare: pinchar en el enlace que se halla en la página presente, abajo en la derecha. …….................................... Magíster de "Ciencias de las Religiones" Universidad PABLO DE OLAVIDE , Sevilla Véase postal de 26-06-2009 Enlace de Internet para obtener más información: http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp Saludos de nuevo.
Miércoles, 5 de Agosto 2009
Notas
Hoy escriben Antonio Piñero /Florentino García Martínez/ Émile Puech.
Concluimos nuestro comentario -con Florentino García Martínez y Émile Puech- sobre cómo desarrollan los textos qumránicos el tema del “mesías davídico/guerrero/político. Otro texto que parece referirse a la misma figura mesiánica ha sido recientemente publicado por Émile Puech, al que denomina “apocalipsis mesiánico”. Lleva la sigla 4Q521 y procede probablemente, en opinión de Puech (p. 260) del siglo II a.C. Florentino García Martínez lo considera un texto fascinante, aunque su interpretación no deja de presentar problemas. La referencia al "mesías” aparece en el fragmento 2, el mejor conservado. He aquí la transcripción: 1 [pues los cielos y la tierra escucharán a su mesías, 2 [y todo) lo que hay en ellos no se apartará de los preceptos de los santos. 3 ¡Reforzaos, los que buscáis al Señor en su servicio! 4 ¿Acaso no encontraréis en eso al Señor, (vosotros) todos los que esperan en su corazón? 5 Porque el Señor observará a los piadosos, y llamará por el nombre a los justos, 6 y sobre los pobres posará su espíritu, y a los fieles los renovará con su fuerza. 7 Pues honrará a los piadosos sobre el trono de la realeza eterna, 8 librando a los prisioneros, dando la vista a los ciegos, enderezando a los torcidos. 9 Por siempre me adheriré a los que esperan. En su misericordia él juzgará] 10 y a nadie le será retrasado el fruto [de la obra) buena, 11 y el Señor obrará acciones gloriosas como no han existido, como él lo ha dicho]. 12 pues curará a los malheridos, y a los muertos los hará vivir, anunciará buenas noticias a los humildes, 13 colmará [a los indigentes, conducirá los expulsados, y a los hambrientos los enriquecerá (4Q521 2 ii). El mismo texto, en 2 iii 3-7 dice lo siguiente: (Aquel) 3 que la bendición del Señor en su benevolencia […] 4 la tierra ha exultado en todos los lugares […] 5 ya que todo Israel en la exultación[…] 6 y su cetro y ellos exaltarán Comenta brevemengte Émile Puech: Obsérvese que la mención a “todo Israel” remite al verdadero Israel de los tiempos mesiánicos, la congregación de todos los fieles que han respondido a la predicación del profeta-instructor. Lo que el autor espera, pues, se refiere a los tiempos mesiánicos. Y sobre el conjunto del pasaje es interesante la relación que efectúa Florentino García Martínez con el Nuevo Testamento: Conocemos todos las preguntas que los enviados del Bautista hacen a Cristo: ¿Eres tú el que va a venir, o tenemos que aguardar a otro?” Así como la respuesta de Jesús: “Id a contarle a Juan lo que oís y veis: los ciegos recobran la vista, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, a los pobres se les predica el evangelio” (Mt 11,3-5). En la respuesta de Jesús resuenan las palabras de Isaías, las mismas que constituyen el entramado de la descripción qumránica de las acciones maravillosas que el Señor obrará en la época final, en el tiempo del “mesías”. Es más, en ellas encontramos unidos por vez primera en una sola frase el anuncio de las buenas noticias a los anawim (hebreo “pobres”) de Isaías 61,1 (la predicación del evangelio a los pobres, en la traducción griega del Nuevo Testamento) con la resurrección de los muertos, una unión a la que los comentaristas del Nuevo Testamento no habían conseguido encontrar paralelos veterotestamentarios. Lo que nos prueba que ya en el judaísmo precristiano la resurrección de los muertos era considerada como una de las acciones gloriosas que Dios obrará en la época del “mesías”. Estos textos nos prueban suficientemente que la esperanza de un futuro “mesías” heredero de las promesas davídicas, que constituirá el centro del mesianismo rabínico posterior, estaban muy presentes en el pensamiento de la comunidad de Qumrán. Pero, a diferencia del mesianismo posterior, la esperanza mesiánica de la comunidad hemos visto ya cómo desarrolla ciertas figuras mesiánicas que están a medias entre ser humanos y celestiales. Por mi parte debo concluir una vez más que en el marco de piadosos tan extremos como los esenios no se contempla jamás un mesianismo –por mucho que aparezcan ciertas figuras semicelestes, como el “Hijo de Dios” y Melquisedec- que no sea humano. El mesías, como cargo y como función tiene que ser necesariamente un hombre. Saludos cordiales de Antonio Piñero. www.antoniopinero.com …………….………………… Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema: “Pedro en la literatura apócrifa” Manera de entrar, si a alguien le interesare: pinchar en el enlace que se halla en la página presente, abajo en la derecha. …….................................... Magíster de "Ciencias de las Religiones" Universidad PABLO DE OLAVIDE , Sevilla Véase postal de 26-06-2009 Enlace de Internet para obtener más información: http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp Saludos de nuevo.
Lunes, 3 de Agosto 2009
Notas
Hoy escribe Antonio Piñero/ Florentino García Martínez, como comentario a la aparición del volumen VI, Apocalíptica, de la colección "Apócrifos del Antiguo Testamento" de Editorial Cristiandad.
Seguimos con la publicación del artículo de F. G. M., cuyo título es idéntico al de esta comunicación. Tiene la palabra Florentino: »Mi método de trabajo en esta nota será muy simple: 1· Comenzaré por presentar lo más breve y objetivamente posible la hipótesis de Käsemann; 2· Pasaré a continuación a discutir de una manera igualmente breve esta hipótesis, y 3· Dedicaré la tercera parte de mi comunicación a delinear una nueva forma de comprender el problema que pueda permitirnos el responder a la pregunta que forma el punto de partida de una manera distinta a la de Käsemann y distinta igualmente a la de sus detractores. A) Hipótesis de Käsemann »La tesis central: “La apocalíptica ... ha sido la madre de toda teología cristiana”, es precisada así por Käsemann: « “La apocalíptica postpascual –es decir, después de la resurrección de Jesús, o época de los inicios del cristianismo- es la más antigua variante e interpretación del kerigma” (Thema, p. 263). » Esta formulación nos precisa el sentido que Käsemann da a su tesis. La apocalíptica en cuestión es fundamentalmente la apocalíptica cristiana primitiva; esta apocalíptica entra en escena después de la experiencia pascual, es decir, después de la creencia en la resurrección de Jesús; ella es fundamentalmente una reacción, una modificación, y eventualmente una sustitución, de la predicación del Jesús histórico: “La experiencia pascual y la recepción del Espíritu motivaron a la cristiandad primitiva a responder de nuevo apocalípticamente a la predicación de Cristo sobre la cercanía de Dios y en cierta manera a suplantarla” (Anfänge, p. 180). Para Käsemann, Jesús queda fuera de esta apocalíptica; es más, Jesús no puede ser considerado en modo alguno como un apocalíptico ni sus enseñanzas pueden considerarse como la fuente o la inspiración de la apocalíptica cristiana [Obsérvese aquí como la tesis de J. D. Crossan y otros colegas del ‘Jesus Seminar’ que defienden un Jesús no apocalíptico, es decir que toda la apocalíptica de Jesús es creación de la iglesia primitiva que luego la puso en labios de Jesús, era ya antigua cuando ellos la lanzaron, con un cierto éxito y revuelo]. Käsemann reconoce que Jesús tuvo relaciones con Juan el Bautista y que la predicación del Bautista es claramente apocalíptica, pero pone el énfasis en que la predicación de Jesús no tiene relación alguna con esa apocalíptica: “El asunto se presenta así: Jesús toma su punto de partida del mensaje profundamente apocalíptico del Bautista, pero su propia predicación no se halla influida constitutivamente por la apocalíptica, sino que anuncia la inminente cercanía de Dios” (Anfänge, p. 179; véase igualmente Thema, pp. 269-271). a) La apocalíptica postpascual Apoyándose sobre todo en el Evangelio de Mateo, capítulo 8, Käsemann intenta reconstruir a grandes rasgos de la historia de esta apocalíptica postpascual. Según Käsemann, • Mt 7,22-23 [22 Muchos me dirán aquel Día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?” 23 Y entonces les declararé: “¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!”] nos conservaría la polémica contra un grupo de profetas pertenecientes a un movimiento de entusiastas de origen palestino; el texto siguiente: • Mt 25,8-10 [8 Y las necias dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan.” 9 Pero las prudentes replicaron: “No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis.” 10 Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta.] nos ofrecería un ataque contra una especie de rabinato cristiano desarrollado al interior de la comunidad; Y el siguiente: • Mt 5,17-20 [«No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. 18 Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda. 19 Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos. 20 «Porque os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos] contendría los restos de una exhortación a observar en detalle la Torá, profundamente modificada por el evangelista; El siguiente pasaje • Mt 10,5-6 [5 A estos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones: «No toméis camino de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; 6 dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel.] reflejaría la oposición judeo-cristiana a la misión a los samaritanos y gentiles. Estos cuatro textos, y las indudables polémicas que contienen, le permiten concluir a Käsemann que en la Iglesia primitiva existían dos grupos antagónicos: 1. Un grupo judeo-cristiano riguroso, fiel a los preceptos de la Torá e interesado únicamente en la misión a los judíos, en la recuperación de las ovejas perdidas de Israel para completar la unidad mesiánica de las doce tribus y posibilitar así la parusía, y 2. otro grupo antinomista (es decir, que estaban "en contra de la Ley" = nómos en griego, de Moisés-), formado en torno a Esteban y a los siete, y comprometido en la misión a los gentiles, como atestiguan los Hechos de los Apóstoles Este grupo pasará a Antioquía y preparará el camino de Pablo. Según Käsemann, el grupo judeo-cristiano, heredero de la apocalíptica judía, se establecerá en pequeñas comunidades en la frontera de Palestina y Siria. En Mt 10,41 [«Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá.] Y 13,16-17 [«¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! 17 Pues os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron.] Käsemann descubre incluso una forma de organización de estas comunidades en las que hay un profeta al servicio del grupo y un “presbiterio” [es decir, un conjunto de “ancianos” = presbíteros en griego] que gobierna sus asuntos. Seguiremos. Espero que sean interesantes estas teorías -hoy consideradas de un modo bastante distinto- porque estamos en plena exposición del modo de hacer exégesis de algunos discípulos de Bultmann, muy influenciados por el maestro. Aunque han pasado unos cincuenta años, en cierto modo la discusión sigue viva. Saludos cordiales de Antonio Piñero. www.antoniopinero.com ………….…………… En el otro blog, “Cristianismo e Historia”, el tema de hoy es el mismo, pues estamos comentando en los dos este libro. .................................... Magíster de "Ciencias de las Religiones" Universidad PABLO DE OLAVIDE , Sevilla Véase postal de 26-06-2009 Enlace de Internet para obtener más información: http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp Saludos de nuevo.
Domingo, 2 de Agosto 2009
NotasHoy escribe Antonio Piñero /Florentino García Martínez/ Émile Puech Seguimos comentando, con Florentino García Martínez y Émile Puech cómo desarrollan los textos qumránicos el tema del “mesías davídico/guerrero/político". Aún más importante es la interpretación qumránica del texto bíblico de Isaías 11,1-5 en 4Q161. Transcribo el texto de los Manuscritos del Mar Muerto: g[ 22 La interpretación de la palabra concierne al vástago de] David, que se levantará al fin 23 [de los días para salvar a Israel y para destruir] a sus enemigos. Y Dios lo sostendrá por un [espíritu de val]or […] 24 y le dará un trono de gloria, una corona de santidad y vestiduras borda[das 25 y le pondrá un cetro en su mano, y sobre todas las naciones dominará. Y a Magog (el príncipe mítico que luchara contra Israel al final de los tiempos) 26 y a todos los pueblos su espada juzgará […] y con él (el vástago de David) saldrá uno de los sacerdotes de renombre y en su mano llevará las vestiduras… ]g Comenta Émile Puech: “Por tanto, este rey/mesías recibe el espíritu, es victorioso, reina y juzga según la justicia, y está acompañado por un sacerdote de renombre. Ambos personajes son ungidos o mesías. Pero por la introducción en el texto de los sacerdotes, que hacen de intérpretes, el autor qumránico muestra la subordinación del mesías davídico al sacerdote o ungido de Aarón en el momento de las guerras escatológicas contra Magog, el enemigo arquetípico del pueblo de Dios, según Ezequiel 38-39” (p. 265). Señala también Florentino García Martínez (p. 196ss): En la parte primera de este pasaje, que está muy estropeada, no solamente se menciona al "Príncipe de la congregación" en la column II, 15, sino que se acentúa su carácter victorioso y se interpreta -Líbano- y "los más gruesos del bosque. como significando a los kittim/paganos que son puestos en su mano (col. III, 1-8). Esa misma exaltación victoriosa del “Príncipe de la congregación” se encuentra en 1QSb (una versión de la llamada “Regla de la comunidad” de Qumrán), que también emplea el texto de Isaías, y aparece igualmente en las demás alusiones qumránicas al personaje. De la misma manera, la referencia a la destrucción de los kittim de la línea 6 nos sitúa claramente en la perspectiva del Rollo de la Guerra y de la victoria definitiva sobre las fuerzas del mal. Ello nos indica que la idea de que es el “Príncipe de la congregación “ quien mata a su adversario es la que mejor se adapta tanto al texto bíblico de origen como a las otras interpretaciones de ese texto en los escritos qumránicos. Es la que mejor explica todos los elementos conservados y está provista de paralelos convincentes en otros textos relacionados. Se confirma la conclusión que indicábamos en la nota anterior: La idea, por el contrario, de la muerte de este “Príncipe de la congregación” a manos de su adversario escatológico no se halla documentada en ningún otro texto qumránico que trate del “mesías” davídico ni en ningún otro de los textos qumránicos que mencionan al “Príncipe de la congregación” La alusión de Daniel 9,25-26 a la muerte del “Ungido” o las alusiones al “Siervo sufriente” de Isaías 40-45 no desempeñan ningún papel. Por lo que debemos concluir que la muerte del “mesías” es contextualmente ajena al tenor de los dos pasajes que hemos comentado (4Q161 y 4Q285). Este nuevo texto nos aporta simplemente y de una forma concreta la precisión de que la victoria del “Mesías hijo de David” incluirá la destrucción de su adversario escatológico en la guerra del final de los tiempos. Y nos da la prueba explícita de que en los textos qumránicos la figura mesiánica del “Príncipe de la comunidad” es idéntica con la del “retoño/vástago de David”, es decir, con el “mesías-rey” tradicional. Como puede verse el mesianismo relacionado con el título "Hijo de David" es totalmente nacionalista, polítici y guerrero. El Hijo de David es el libertador de Israel del final de los tiempos... y Dios le ayudará a conseguir la victoria sobre los enemigos del pueblo elegido. Concluiremos en la nota siguiente. Saludos cordiales de Antonio Piñero. www.antoniopinero.com …………….………………… Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema: “Fundamentos de la teología básica del paulinismo (II)” Manera de entrar, si a alguien le interesare: pinchar en el enlace que se halla en la página presente, abajo en la derecha. …….................................... Magíster de "Ciencias de las Religiones" Universidad PABLO DE OLAVIDE , Sevilla Véase postal de 26-06-2009 Enlace de Internet para obtener más información: http://www.upo.es/historia_antigua/master_religiones/index.jsp Saludos de nuevo.
Viernes, 31 de Julio 2009
Notas
Hoy escribe Gonzalo del Cerro
La Biblia en los HchAp En la visión que estamos repasando para identificar los paralelismos entre los Hechos de Lucas y los Hechos Apócrifos de los Apóstoles, tenemos que detener nuestra atención en los protagonistas. Son, lo mismo que en los Hechos canónicos, distintos apóstoles, cada uno con la personalidad que conocemos por los libros bíblicos. Pedro vuelve a enfrentarse en Roma con Simón, a quien ya había censurado y reprendido (Hch 8,9-24). Simón era, en efecto, un mago que con su magia arrastraba a muchos al engaño. Tanto que sus paisanos de Samaría lo llamaban “la Fuerza de Dios la llamada Grande” (Hch 8,10). Lo mismo seguía haciendo en Roma (HchPe 4,2). En cuanto a curaciones de carácter sistemático o general, las encontramos igualmente en Hch 5,16 y en los HchPe (Pap. Copt. Berl. 8502). En ambos casos es Pedro el taumaturgo. Pablo acaba sus viajes en Roma, en donde lo deja la narración de Hch 28,31. Juan es el apóstol delicado a quien Jesús revela misterios especiales porque gozaba de una particular cercanía e intimidad con el Maestro. Era un apóstol que gozaba además con Pedro de un especial protagonismo en el principio de los Hechos de Lucas. Tomás es el denominado Mellizo, el de los arrebatos de Jn 11,16 y 20,24.28. Andrés es objeto de sensible atención por su carácter de “Protocleto” o discípulo primer llamado. Era además hermano de Pedro, a quien había guiado hasta Jedsús- Pero no todos los reflejos bíblicos en los HchAp se reducen a los paralelismos entre los Hechos canónicos y los apócrifos. El sabor bíblico que rezuman todos los Hechos Apócrifos de los Apóstoles hace pensar más en una fuente bíblica que en otros modelos ajenos a su espíritu. Como iremos comprobando, hay citas textuales, -las únicas citas textuales contenidas en estos libros-, menciones de personajes y sucesos de la historia bíblica, alusiones claras, expresiones, denominaciones y definiciones, conceptos sólo explicables y comprensibles para quien está acostumbrado a una lectura frecuente de la Biblia. Una visión no demasiado detenida de la Sagrada Escritura en los HchAp descubre no menos de dos mil pasajes, expresiones o palabras de origen o de color bíblico: 1. Hay 71 citas textuales, que son, como hemos dicho, las únicas citas textuales tomadas de otras obras en estos libros. Citas en las que no cabe otra intención que la evidente de referirse a los libros de la Escritura como autoridad reconocida. 2. Las alusiones alcanzan una cifra aproximada cercana a 350. Algunas son prácticamente citas textuales, pero prefiero atenerme a un criterio restrictivo 3. Los sucesos o personajes de la historia bíblica son, por lo menos, alrededor de 140. 4. Las expresiones típicamente bíblicas pasan de 360. 5. Las denominaciones o definiciones no bajan de 400. 6. Las situaciones similares a otras de los relatos bíblicos son, en mi análisis personal, unas 367. 7. Los gestos típicos que reflejan un ambiente cultural de mentalidad hebrea superan en número el centenar. 8. Finalmente señalamos unos 220 textos de contenido paralelo a la ideología y a la doctrina expresamente profesada en las páginas de la Biblia. Aunque muchos de estos elementos podrían entenderse como coincidencias de la época, el conjunto de citas, realmente masivo, obliga a reconocer que en los autores de los HchAp surge con frecuencia y con espontánea naturalidad la referencia a la literatura bíblica. Además, las citas textuales junto con los acontecimientos bíblicos con sus personajes no caben en la categoría de simples coincidencias. Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro cg[
Jueves, 30 de Julio 2009
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Editado por
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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