CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
435. Volumen III de las obras completas de Filón de Alejandría

Hoy escribe Antonio Piñero


Hace un cierto tiempo apareció en las librerías la obra a la que alude el título de esta postal, en edición dirigida por José Pablo Martín en colaboración con Marta Alesso. Edit. Trotta, 2012, Madrid, ISBN: 978-849879-2423; 493 pp., con traducciones de Francisco García Bazán, Marco Antonio Santamaría, Marcela Coria, Marta Alesso, Mª Victoria Spottorno y José Pablo Martín; todos los textos con introducción y notas.

Este vol. III contiene los últimos siete tratados de los veinte que componen la serie llamada “Comentario alegórico de la ley de Moisés”. Como sostiene razonadamente José Pablo Martín en la introducción/presentación (pp. 9ss) este comentario solo llega hasta el capítulo 18 del Génesis, donde –interpreta Filón- Abrahán recibe en su alma la plena iluminación del Increado. No sabemos por qué Filón se detiene en el capítulo 18 del Génesis. Pudo ser porque no le dio tiempo a más, bien porque otros fragmentos del Génesis son comentados por él en otras obras, o bien porque se ha perdido parte de los Tratados.

En estos siete últimos tratados Filón lleva a su plenitud la alegoría del alma humana que abandona progresivamente su condición terrenal hacia la visión de Dios. En la misma presentación dice el editor que se ha discutido mucho sobre el origen del método alegórico y sobre los antecedentes que Filón pudo tener en la utilización de este sistema de exégesis. Tal fuente pudieron ser los diálogos platónicos, en especial el Ión, la tradición de los filósofos estoicos que comentaban alegóricamente a Homero, o bien la literatura judía helenística, en especial Artápano, que inició una suerte de comentario sistemático de diversos pasajes de la Biblia empleando la alegoría.

Juan Pablo Martín sostiene que “Una cosa es segura y está fuera de toda discusión. Filón es el primer testimonio conocido de la práctica de un método alegórico de interpretación de la Escritura asociado a una lectio continua de un texto precedente, es decir, que utiliza un libro como objeto sistemático de la alegoría. Podemos decir, consiguientemente, que el comentario alegórico filoniano supone una novedad en cuanto género literario” (p. 13).

Les presento ahora un resumen de los temas tratados por Filón, tomado de la síntesis ofrecida por el volumen mismo que presentamos.

La Confusión de las lenguas considera el episodio de la Torre de Babel y su significado para la historia de la humanidad.

La migración de Abrahán establece sucesivas alegorías sobre el conjunto de cosas que hubo de abandonar el Patriarca en su camino hacia la claridad y la certeza.

El heredero de los bienes divinos trata de quién es el heredero que puede considerarse hijo de Abrahán y partícipe de la promesa divina.

Acerca de la unión con los estudios preliminares (De congressu eruditionis gratia) versa sobre la relación de Sara y Agar, esposa y concubina del sabio Abrahán, asimilada una con la sabiduría y otra con la enciclopedia de la educación griega, tema en el que ha de verse el origen literario y cultural de la formulación cristiana medieval que ve en la filosofía la sierva de la teología.

Sobre la fuga y el encuentro teje Filón alegorías sobre las emigraciones de los hijos de Abrahán y explicita la fuente platónica del esquema sobre el “itinerario ascendente del alma”.

Sobre el cambio de nombres, interpreta el sentido del cambio de denominación que Dios ordena respecto a la persona de Abrahán, quien cruzó la frontera entre lo humano y lo divino.

Sobre Dios es un fragmento importante de un libro donde el alma llega a vislumbrar la circularidad entre un Dios monádico y su revelación triádica. Según Filón es este el último estadio posible de la iluminación del alma.

El lector de hoy puede preguntarse por qué leer en nuestro tiempo a Filón de Alejandría. Respondo: porque como notaron los Padres de la iglesia, Filón es el máximo antecedente, y hasta cierto punto, progenitor de la teología cristiana ya consolidada.

En segundo lugar, porque Filón nos ayuda a entender mejor una de las cuestiones más cruciales en los inicios del cristianismo concretado en las cartas de Pablo de Tarso: ¿quién puede considerarse en verdad heredero de la Promesa divina a Abrahán que, entre otras cosas, afirma que este será padre de multitud de naciones (Génesis 12-19)? ¿Cómo ha de entenderse la alegoría de Sara y Agar que desempeña una función tan especial en Gálatas 4,21-31?

La comparación entre modos muy diversos de entender estos textos bíblicos nos ayuda a comprender cómo el cristianismo (es decir, la teología cristiana) nace en grandísima parte como un fenómeno exegético a partir de los textos de la Biblia de entonces, siglo I d.C., por parte de los miembros de una secta judía, la de los nazarenos, una más dentro de la pluriforme variedad del judaísmo en la época del segundo templo. Filón ayuda mucho a comprender las especulaciones cristianas, en Pablo y sus discípulos, acerca del mesías como ser preexistente e hijo de Dios.

¿Está en Filón la clave para entender cómo este ente preexistente, considerado a veces como la encarnación de la sabiduría divina fue entendido de un modo muy diverso entre cristianos convertidos desde la gentilidad y entre cristianos convertidos desde el judaísmo normativo del siglo I? ¿Cómo pueden verse los orígenes, dentro del movimiento de los discípulos de Jesús, del binitarismo o diteísmo que caracteriza los orígenes cristianos?

Es posible que la respuesta esté en alguno de los textos de Filón de Alejandría y que la corriente mística judía que abarca tanto el pensamiento de este personaje como el misticismo del judaísmo de los siglos I y II, continuados por la Cábala, más el misticismo de Pablo, tengan un mismo origen derivado en último término de Platón.

Como ven, la lectura de las obras de Filón suscita temas importantísimos para temas y teorías sobre la génesis y consolidación del cristianismo. Daniel Boyarin, pensador judío contemporáneo, en su obra Border Lines: The Partition of Judaeo-Christianity (DRLAR; Philadelphia: University of Pennsylvania Press, 2004) = “Fronteras: La invención del cristianismo y del judaísmo como dos religiones en la Antigüedad tardía”, trad. Carlos A. Segovia (Madrid: Trotta, de próxima publicación) sostiene que todo este trasfondo común de pensamiento entre judaísmo y cristianismo dura hasta el siglo V d.C., momentos en los que en su opinión, se separaron definitivamente judaísmo y cristianismo.


Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com


Viernes, 3 de Agosto 2012


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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