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En una investigación teórica publicada reciente en la revista "Aposta. Revista de ciencias sociales" se muestra que, teniendo en cuenta la base cultural de la actividad tecnocientífica, ésta puede llegar a ser, y de hecho lo es, discriminadora y sesgada epistémicamente. Ello es debido a la convivencia de intereses y poder en el núcleo del sistema.


Logo de Aposta. Revista de ciencias sociales
Logo de Aposta. Revista de ciencias sociales
El espectro cognoscitivo del ego como contraposición discriminatoria del alter, ha estado sujeto a multitud de factores, aunque uno de ellos brillaba muy por encima de los otros: excluir de la participación social a quienes no se regían por los mismos códigos sociales. La causa de este rechazo amparado por la conducta cultural, pasaba por un principio rector, el miedo a otras percepciones de entender la sociedad (Eibl-Eibesfeldt 1996: 95-109).

Este mismo proceso podemos extrapolarlo al ámbito tecnocientífico en el que se produce una discriminación epistémica del sistema tecnocientífico y de sus agentes hacia cualquier otro ámbito del saber. De tal manera que el sistema tecnocientífico genera una serie de mecanismos que infravaloran y arrinconan a otros procesos epistémicos. Ante esto comprobamos que actualmente las diversas instituciones del sistema están fomentando los procesos de mutación de los distintos ámbitos del saber y asimilándolos al paradigma tecnocientífico actual. De ahí que las revistas de, por ejemplo, sociología se asemejen cada día más a las revistas experimentales. Asimismo, las investigaciones teóricas en sociología se ven relegadas al ostracismo en contraposición a los estudios experimentales que tienen mayor relevancia actual.

Todo este entretejido de circunstancias que afectan a la cultura no debe ser considerado como sustancia negativa en el desarrollo de la sociedad, ya que entre las diversas funciones sociales que tiene la cultura entendida en sentido general (por supuesto, también la cultura tecnocientífica) se encuentra la función integradora. Por consiguiente, el problema no reside en si la cultura es generadora de exclusión y discriminación, ya que la cultura no es intrínsecamente excluyente; el problema está en la utilización que se haga de ella.

Si se quiere leer el texto completo pinche aquí.

Lunes, 19 de Noviembre 2012
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