Hemos de estudiar los grandes cambios y tendencias que vivimos, diferenciando los riesgos económicos, políticos y de seguridad que nos acechan, para diseñar un nuevo escenario de futuro en el que un modelo de gobernanza global de seguridad sea capaz de responder a los nuevos retos y exigencias de prevención y protección.
La seguridad se ha de entender, por tanto, como un proceso global, integral e integrado, constituido por todos los elementos técnicos, materiales, humanos y organizativos relacionados con el sistema y su funcionamiento.
Infraestructuras Críticas y Estratégicas
Como definición previa, se entienden como Infraestructuras críticas y estratégicas “Aquellas instalaciones, redes, servicios y equipos físicos y de tecnologías sobre las que descansa el funcionamiento de los servicios esenciales y cuya interrupción o destrucción produciría un impacto mayor en la salud, la seguridad o el bienestar económico y social de los ciudadanos o en el eficaz funcionamiento de la Administración”.
Al objeto de alcanzar un adecuado grado de protección en las instalaciones estratégicas clasificadas como infraestructuras críticas, frente a los riesgos o amenazas de sucesos o actos ilícitos deliberados que afecten a la protección del sistema, la Secretaría de Estado de Seguridad aprueba las revisiones de los Planes de Protección, competencia atribuida al Ministerio del Interior.
Seguridad Global
En las últimas décadas, la seguridad global se ha configurado como una prioridad fundamental en España. Retos como la lucha contra el terrorismo y la delincuencia organizada o la especial incidencia en la ciberseguridad, resultan primordiales dentro de nuestra política interior y exterior.
La seguridad global es uno de los pilares fundamentales sobre los que se deben apoyar las organizaciones, y ha de entenderse como un objetivo integral e integrado que tiene como finalidad la protección de personas y bienes o activos, además de servir para proteger intereses y objetivos estratégicos o de funcionamiento esencial.
El contexto en el que se está operando, y la importancia que está asumiendo y asumirá la seguridad global, demandan nuevos tipos de análisis y conocimiento multidisciplinar de las soluciones a aplicar.
Hay que tener en cuenta que el concepto de seguridad global es especialmente importante en el ámbito de la Protección de las Infraestructuras Críticas (PIC). Para ello, se ha de establecer una Política General de Seguridad Global donde han de tenerse en cuenta los aspectos fundamentales, como: la protección de los servicios esenciales; la gestión estratégica de la seguridad alineada con la política de riesgos; la estructura organizativa y de responsabilidades en materia de seguridad integral; la responsabilidad, compromiso y participación de todo el personal; la formación especializada y concienciación de los recursos humanos adscritos a la prevención y protección; el desarrollo y gestión de capacidades para la prevención, detección, protección, respuesta, resiliencia y recuperación; la colaboración con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad; el cumplimiento normativo y aplicación de buenas prácticas; y la mejora continua de los procesos de seguridad implementados.
La prevención en el sistema PIC ante ataques deliberados es la columna vertebral sobre la que se sustenta el entramado de los distintos planes que los denominados operadores críticos deben elaborar para garantizar la seguridad de las infraestructuras. Así, se priorizará el impacto sobre la probabilidad, asegurando que cualquier infraestructura se encuentre prevenida ante un ataque deliberado, independientemente de la probabilidad que tenga de sufrirlo.
Por ello, los Planes de Seguridad del Operador (PSO) y los Planes de Protección Específicos (PPE), coordinados por el Centro Nacional de Protección de Infraestructuras Críticas (CNPIC) e inspeccionados por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, que igualmente cooperan en la elaboración y valoración de Planes Estratégicos Sectoriales y Planes de Apoyo Operativo, constituyen el elemento esencial de prevención sobre los riesgos y amenazas.
Infraestructuras críticas y seguridad global
Desde la perspectiva de la seguridad global hemos de ayudar a organizaciones públicas y privadas a que diseñen nuevas estrategias en un mundo globalizado que sigue su desarrollo.
Solo una seguridad global, integral e integrada, garantiza una protección eficiente frente a amenazas globales y, para ello, hemos de redefinir las políticas de seguridad, crear una nueva cultura de seguridad integral, establecer los mecanismos de control y gestión de la seguridad física y lógica, monitorear el sistema de seguridad y evaluar la resiliencia.
Una nueva redefinición y una nueva oportunidad para avanzar en la Seguridad Global en un mundo de retos y exigencias colectivas y futuro incierto, con necesidad de entender las nuevas dinámicas sociales, económicas, energéticas y tecnológicas para propiciar el desarrollo de ese amplio concepto de la nueva cultura de seguridad que va estando cada vez más presente.
Los desafíos que sugiere el nuevo contexto global de riesgos y amenazas requieren soluciones de seguridad innovadoras, tanto en el ámbito público como en el privado, que incorporen a la inteligencia y la tecnología como bases de una estrategia de seguridad necesaria para operar en las organizaciones y la sociedad en su conjunto, pero sin olvidar que el valor social contribuye a crear valor económico, y viceversa, siendo inexcusable el contemplar como un todo ambos tipos de valores.
Con ello, podemos ofrecer soluciones holísticas a la Gestión del Riesgo de las Infraestructuras Críticas y Estratégicas que, sin duda, requieren productos y servicios de seguridad adecuados a sus específicos riesgos, amenazas y vulnerabilidades.
Hemos de ser capaces de entender el ecosistema actual de la seguridad global y realizar un análisis profundo de sus fallos y de los retos más importantes a los que se enfrenta. Para ello, se ha de estudiar a fondo el impacto de la globalización y de los cambios sociales y económicos que vivimos, en la seguridad y sus organizaciones. Es preciso identificar las grandes tendencias de la seguridad, además de algunos de los riesgos en infraestructuras críticas, para evaluar su posible impacto y poder analizar las complejidades en la toma de decisiones, sin olvidar la importancia del liderazgo de la seguridad a nivel internacional, calculando sus capacidades y resiliencia.
La Comisión Europea ha propuesto reforzar la resiliencia de las infraestructuras de la UE mediante un “Plan de cinco puntos para unas infraestructuras críticas resilientes”, presentado en el Parlamento Europeo. Este plan tiene por objeto proteger las infraestructuras críticas en tres ámbitos prioritarios: preparación, respuesta y cooperación internacional. A tal fin, prevé un papel de apoyo y coordinación por parte de la Comisión, para mejorar la preparación y la respuesta frente a las amenazas actuales más importantes, así como una cooperación reforzada entre los Estados miembros y con terceros países vecinos. Cabe destacar que se prioriza sobre los sectores clave de la energía, la infraestructura digital, el transporte y el espacio.
Nuevos retos y nuevas respuestas globales que hacen precisa también una visión compartida, junto a la preparación adecuada de cada vez más profesionales, ejecutivos y operativos, que han de acreditar una formación y capacitación especializada, no lineal, basada en estrategias y pensamientos exponenciales, abiertos y flexibles, que les convierta en los lideres de la seguridad que venimos precisando.
Los Directores de Seguridad (CSO y CISO), marcados por diversas situaciones acontecidas como la reciente pandemia, la aceleración de la transformación digital, la globalización de los riesgos y amenazas, etc., se encuentran motivados para un mayor desarrollo de sus carreras de cara a los nuevos retos, para abordar problemas transversales y globales con un mayor horizonte y una visión cooperativa.
La implementación y gestión de la seguridad Integral e Integrada exige una nueva figura con una visión holística y ejecutiva, un nuevo Director de Seguridad Global.
Hasta hace poco, integrar la seguridad física y lógica bajo un único responsable como Director de Seguridad era una decisión voluntaria de cara a la optimización de recursos, que han venido adoptando algunas organizaciones pero, especialmente por lo acaecido en los últimos años, ya no es un asunto de optimización, sino que se ha vuelto inevitable e irreversible, sobre todo si se trata de entidades o infraestructuras críticas o estratégicas.
Por todo ello, se impone la revisión de las políticas de seguridad, creando una nueva cultura de seguridad global, integral e integrada, estableciendo los mecanismos de control y gestión de la seguridad física y lógica, y teniendo especialmente en cuenta la implementación de los nuevos sistemas y el potenciamiento de la resiliencia.
El objetivo es plantear la nueva cultura de la seguridad como un bien público, propiciando la evolución y desarrollo de un paradigma de seguridad de valor compartido, que abarque de lo global a lo local.
En el ámbito de la cultura de seguridad nacional, el año 2022 ha estado marcado por la consolidación de la estructura que permitirá el desarrollo del Plan Integral de Cultura de Seguridad Nacional. Así, el Consejo de Ministros acordó las normas de funcionamiento, tanto para el Grupo Interministerial de Seguimiento y Evaluación de la Cultura de Seguridad Nacional, como del Foro Integral de Cultura de Seguridad Nacional.
Estamos ante un nuevo cambio de paradigma en la Seguridad Global, (integral e integrada, pública y privada) como respuesta a los nuevos y grandes retos y exigencias derivadas del avance de la globalización.
Queremos progreso y bienestar para todos, pero no podemos olvidar su precio. Todo nuevo desarrollo implica el coste de su implementación, más el de sus estudios de impacto y consecuencias, su cuidado, su buen uso, su mantenimiento y la permanente formación de las personas que garanticen el perfecto funcionamiento y protección de las vidas y bienes implicados.
Dimensionar la seguridad que requiere cada innovación, evolución o investigación, tiene que darse como requisito imprescindible, sin el cual no puede ponerse en marcha ningún avance.
Crezcamos, pero no en vertical ni horizontal, sino de forma esférica, integradora y consciente, de manera que se contemple de antemano el bien del conjunto y la detección de los riesgos y amenazas que toda disarmonía puede llegar a producir. Sólo así la seguridad adquiere su más importante dimensión, que, como en medicina, es la preventiva.