Para ello, se impone la revisión de las políticas de seguridad, creando una novedosa cultura de seguridad integral e integrada, estableciendo los mecanismos de control y gestión de la seguridad física y lógica, y cuidando los sistemas, sin olvidar dimensionar la resiliencia.
Pero también hemos de aprovechar la oportunidad para avanzar en la seguridad global, prevención más protección para los ciudadanos, dado que, en estos momentos, las amenazas se presentan con muchas dimensiones y formas, en ámbitos como la geopolítica, la delincuencia y terrorismo, las catástrofes naturales y, más recientemente, las pandemias mundiales.
Debemos ser conscientes de que, en el mundo actual, se están produciendo cambios profundos, no eventuales, y que es necesario contribuir de una forma más eficaz y realista a la mejora de esa seguridad global. Desde esta perspectiva hemos de ayudar a instituciones y organizaciones a rediseñar nuevas estrategias en un mundo globalizado.
El valor compartido y la seguridad
Los desafíos que sugiere el nuevo contexto global de riesgos y amenazas requieren soluciones de seguridad innovadoras, tanto en el ámbito público como en el privado, que incorporen a la inteligencia y la tecnología como bases de una estrategia de seguridad necesaria para operar en las organizaciones y la sociedad en su conjunto, pero sin olvidar que el valor social contribuye a crear valor económico, y viceversa, siendo inexcusable el contemplar como un todo ambos tipos de valores.
En este avanzar hacia soluciones globales, debemos potenciar la inteligencia aplicada, inherente a todo planteamiento de respuesta sólida e imaginativa, que ha de ser el referente transversal en toda gestión exigente -hoy en tiempo real-, para asegurar la eficiencia en los procesos, aprovechando las plataformas de control online que la innovación tecnológica actual nos permite y facilita.
La creación del valor compartido en la seguridad, es una nueva propuesta basada en la teoría de Michael Porter, mediante la cual se motiva a las organizaciones a renovar sus procesos y actividades, teniendo en cuenta siempre el valor social.
El valor compartido en la seguridad es una nueva visión que ofrece soluciones innovadoras de alto valor estratégico y operativo en el mercado globalizado de la seguridad de alto riesgo y, en especial, para los sectores de actividad estratégicos y críticos, contribuyendo al progreso con respuesta a las nuevas demandas y nuevos retos.
Con ello, podemos ofrecer soluciones holísticas a la Gestión del Riesgo de las Infraestructuras Estratégicas y Críticas que, sin duda, requieren productos y servicios de seguridad adecuados a sus específicos riesgos, amenazas y vulnerabilidades.
Nuevos retos y nuevas respuestas globales que hacen precisa también una visión compartida, y la preparación adecuada de cada vez más profesionales ejecutivos y operativos, que han de acreditar una formación y capacitación especializada, no lineal, basada en estrategias y pensamientos exponenciales abiertos y flexibles que les convierta en los lideres de la seguridad que hoy precisamos.
Es preciso acometer, con todo el conocimiento e imaginación que podamos, los nuevos retos de un mundo que ha cambiado profundamente. En Europa tenemos por delante la urgencia de terminar con la guerra en Ucrania, pero sin perder de vista otras asignaturas pendientes, de largo desarrollo en el tiempo, pero de importancia creciente, como es la adopción de nuevas estrategias y medidas ante la inhabitabilidad real que se produce en muchas zonas del planeta, que hacen inhumano y muy inseguro el tratar de reprimir, sin canalizar por medio de ese análisis compartido, las permanentes oleadas de inmigrantes que buscan lícitamente su supervivencia y la de los suyos en un mundo mejor.
En resumen, el valor compartido es una nueva visión, que surge como alternativa a los métodos de estudio y análisis de las empresas estancadas en el pasado, con todos los peligros que esto supone. No sólo podemos pretender aumentar la seguridad, el control y la gestión de las infraestructuras a medio y largo plazo, garantizando el funcionamiento y unas inversiones eficaces, sino hacer que todo ello redunde en la construcción de bienestar, integridad e integración entre medios, actores y fines.