¿Quién es?
Rafael Alberto Pérez
Autor de referencia en comunicación estratégica, conferenciante y consultor. Es consejero de The Blueroom Project - TBP Consulting para temas de turismo y ocio
Considerado el padre de la Nueva Teoría Estratégica (NTE) y autor laureado. Su libro “Estrategias de Comunicación” (2001) ha recibido dos premios internacionales y ha sido seleccionado la revista “Razón y Palabra” como uno de los textos más influyentes en Iberoamérica.
En la actualidad divide su actividad entre impartir Seminarios- invitado por más de 170 Universidades y empresas de 14 países- y ejercer como consultor estratégico.
Considerado el padre de la Nueva Teoría Estratégica (NTE) y autor laureado. Su libro “Estrategias de Comunicación” (2001) ha recibido dos premios internacionales y ha sido seleccionado la revista “Razón y Palabra” como uno de los textos más influyentes en Iberoamérica.
En la actualidad divide su actividad entre impartir Seminarios- invitado por más de 170 Universidades y empresas de 14 países- y ejercer como consultor estratégico.
Tendencias Estratégicas
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¿Qué pasaría si la Tierra dejara de girar?
21/12/2024 09:47 - Redacción T21 -
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Confirman que el impacto de un meteorito fue la única causa de la extinción de los dinosaurios
20/12/2024 18:01 - Pablo Javier Piacente
La primera vez que presenté los resultados de mi investigación sobre la naturaleza del fenómeno estratégico fue en 2013 en otro Foro de CONFIARP (la Confederación Interamericana de Relaciones Públicas) el IX en Montevideo. Los resultados fueron tan sorprendentes que me pareció prudente debatirlos con la Comunidad Científica antes de divulgarlos y desde entonces llevo presentándolos en diversos Foros distinguidos de Iberoamérica, Europa y Asía. La última vez ha sido este verano en La Universidad de Chulalongcorn en Bangkok (Tailandia).
Resulta que la Estrategia no es un fenómeno militar, ni tampoco económico, ni siquiera empresarial (aunque sirva para todos ellos). Es un fenómeno biológico, un suprasistema, que tienen todos los seres vivos para su supervivencia que les ayuda para mantener el equilibrio ante los cambios del entorno. En biología lo llaman “función respuesta” y se lleva a cabo mediante la homeostasis. Algo que los humanos utilizamos no solo para la supervivencia sino también para nuestra mejorvivencia. Es así como conducimos nuestras vidas hacia las metas que hemos elegido. Lo que requiere visiones anticipativas y no solo respuestas reactivas.
Soy consciente de que dicho así suena chocante. Estábamos acostumbrados a que la Estrategia sea otra cosa, tal y como nos vienen contado las disciplinas que lo estudian. Pero, aunque se mueva a contracorriente, este enfoque biológico tiene también algunos muy honrosos precedentes. Es el caso de Lawrence y Lorch en “La empresa y su entorno” (1967) donde encontramos aplicaciones sistémicas, eco-sistémicas y evolucionistas entre las organizaciones y su entorno. Es el caso también de Humberto Maturana en 1968 cuando junto con Varela, decidió plantearse el problema del conocimiento, no desde la perspectiva del sistema nervioso sino desde la perspectiva del operar biológico completo del ser vivo: desde la bio-sistémica: “Decidí considerar qué procesos deberían tener lugar en el organismo durante la cognición, considerando así la cognición como un enfoque biológico”.
Lo encontramos también en Manuel Martin Serrano cuando en 1981 propuso en “Teoría de la Comunicación” que la Comunicación es un fenómeno biológico. No muy lejos Gregory Bateson en “Pasos hacia una ecología de la mente” (1987) hizo una propuesta similar pero ésta vez aplicada a la Política: “Los procesos políticos no son sino fenómenos biológicos, pero qué político sabe esto?”. Y volvemos a encontrarlo aplicado a las organizaciones en Brown y Diguid (1991) y su “Organizational learning and Communities of practices”. Su mensaje es claro: las organizaciones innovadoras son las que construyen y adaptan permanentemente su propia identidad y sus visiones de la realidad al medio ambiente.
Pero, si obviamos estas excepciones, todo pareciera indicar que los humanos tratámos de vivir al margen de nuestra biología, y olvidamos que formamos parte de un juego energético que a partir de un momento se hace vital. La Ciencias no son ajenas a estos olvidos, pues aunque se suele hablar de la Ciencia como si fuese una, lo cierto es que llevamos siglos cortándola en tres:
Edgar Morin (1973) lleva 50 años recordándonos la necesidad de integrar los niveles Físico-Químico, Vida-Naturaleza y Hombre-Cultura que venían viviendo vidas separadas. Manuel Martin Serrano (1981) integra la Naturaleza y la Cultura en un mismo modelo explicativo. Gracias a ello los estudios de Comunicación entraron en una nueva Fase.
Coincide con ellos E.O. Wilson , el padre de la sociobiología Consilience: the Unity of Knowledge (1998): “hay que comenzar a investigar los vínculos que relacionan los distintos dominios del conocimiento, desde la cosmología hasta la ética”.
Para muchos de nosotros la realidad es un entramado de elementos y dinámicas que están “tejidos juntos” en el espacio/tiempo. Y por eso es la propia complejidad de la realidad la que nos hace confluir la mirada de las distintas para poder entenderla. Lo que quiero decir es que la transdisciplinariedad como método es consecuencia de la complejidad de lo real.
Hoy gracias al Instituto Santa Fe, Henri Atlan y Edgar Morin estamos instalados en la Complejidad. Como dijo el gran sistémico francés Joël de Rosnay: “El universo de la complejidad es también el de la acción. El médico se enfrenta a la complejidad del cuerpo, el directivo a la de la empresa, el alcalde a la de su ciudad. Los grandes retos del mundo moderno están a menudo ligados a nuestra capacidad de gestionar la complejidad”
Y uno de esos retos es ubicar la Estrategia en ese mundo complejo y entenderla como el fenómeno biológico que es. Un reto que asumimos
Estrategia y RRPP:
El lector se podría estar preguntando cuál es la relación de todo esto con las RRPP. ¿Qué justifica esta reflexión en un Congreso de RRPP. En mi opinión la respuesta es clara: las Relaciones Públicas son una actividad compleja, una tríada formada por tres elementos: relaciones, estrategia, y comunicación. Y el cambio en uno de ellos, esta vez en la estrategia, afecta a todo el conjunto.
Así lo entendieron también los asistentes al Congreso que reaccionaron con interés a esta propuesta, como pude comprobar por sus preguntas y comentarios.
Éxito del Congreso:
No quiero cerrar este comentario sin hacer referencia al éxito indudable del Congreso y felicitar tanto a al Presidente de CONFIARP, Pablo Topalian, como al organizador del Congreso, Antonio di Genova. No es normal que el día de una huelga general- como la que se produjo el día de la inauguración- asistan 260 congresistas. La tercera clave del éxito ha sido la calidad de los ponentes que nos han mantenido en vilo a todos los asistentes pendientes de sus explicaciones.
Para mí ha sido un honor el haber participado. Gracias CONFIARP
va ...
Soy consciente de que dicho así suena chocante. Estábamos acostumbrados a que la Estrategia sea otra cosa, tal y como nos vienen contado las disciplinas que lo estudian. Pero, aunque se mueva a contracorriente, este enfoque biológico tiene también algunos muy honrosos precedentes. Es el caso de Lawrence y Lorch en “La empresa y su entorno” (1967) donde encontramos aplicaciones sistémicas, eco-sistémicas y evolucionistas entre las organizaciones y su entorno. Es el caso también de Humberto Maturana en 1968 cuando junto con Varela, decidió plantearse el problema del conocimiento, no desde la perspectiva del sistema nervioso sino desde la perspectiva del operar biológico completo del ser vivo: desde la bio-sistémica: “Decidí considerar qué procesos deberían tener lugar en el organismo durante la cognición, considerando así la cognición como un enfoque biológico”.
Lo encontramos también en Manuel Martin Serrano cuando en 1981 propuso en “Teoría de la Comunicación” que la Comunicación es un fenómeno biológico. No muy lejos Gregory Bateson en “Pasos hacia una ecología de la mente” (1987) hizo una propuesta similar pero ésta vez aplicada a la Política: “Los procesos políticos no son sino fenómenos biológicos, pero qué político sabe esto?”. Y volvemos a encontrarlo aplicado a las organizaciones en Brown y Diguid (1991) y su “Organizational learning and Communities of practices”. Su mensaje es claro: las organizaciones innovadoras son las que construyen y adaptan permanentemente su propia identidad y sus visiones de la realidad al medio ambiente.
Pero, si obviamos estas excepciones, todo pareciera indicar que los humanos tratámos de vivir al margen de nuestra biología, y olvidamos que formamos parte de un juego energético que a partir de un momento se hace vital. La Ciencias no son ajenas a estos olvidos, pues aunque se suele hablar de la Ciencia como si fuese una, lo cierto es que llevamos siglos cortándola en tres:
- Ciencias de la Naturaleza, (Física, Química);
- Ciencias de la Vida (Biología, etc.) y
- Ciencias de la Cultura.
Edgar Morin (1973) lleva 50 años recordándonos la necesidad de integrar los niveles Físico-Químico, Vida-Naturaleza y Hombre-Cultura que venían viviendo vidas separadas. Manuel Martin Serrano (1981) integra la Naturaleza y la Cultura en un mismo modelo explicativo. Gracias a ello los estudios de Comunicación entraron en una nueva Fase.
Coincide con ellos E.O. Wilson , el padre de la sociobiología Consilience: the Unity of Knowledge (1998): “hay que comenzar a investigar los vínculos que relacionan los distintos dominios del conocimiento, desde la cosmología hasta la ética”.
Para muchos de nosotros la realidad es un entramado de elementos y dinámicas que están “tejidos juntos” en el espacio/tiempo. Y por eso es la propia complejidad de la realidad la que nos hace confluir la mirada de las distintas para poder entenderla. Lo que quiero decir es que la transdisciplinariedad como método es consecuencia de la complejidad de lo real.
Hoy gracias al Instituto Santa Fe, Henri Atlan y Edgar Morin estamos instalados en la Complejidad. Como dijo el gran sistémico francés Joël de Rosnay: “El universo de la complejidad es también el de la acción. El médico se enfrenta a la complejidad del cuerpo, el directivo a la de la empresa, el alcalde a la de su ciudad. Los grandes retos del mundo moderno están a menudo ligados a nuestra capacidad de gestionar la complejidad”
Y uno de esos retos es ubicar la Estrategia en ese mundo complejo y entenderla como el fenómeno biológico que es. Un reto que asumimos
Estrategia y RRPP:
El lector se podría estar preguntando cuál es la relación de todo esto con las RRPP. ¿Qué justifica esta reflexión en un Congreso de RRPP. En mi opinión la respuesta es clara: las Relaciones Públicas son una actividad compleja, una tríada formada por tres elementos: relaciones, estrategia, y comunicación. Y el cambio en uno de ellos, esta vez en la estrategia, afecta a todo el conjunto.
Así lo entendieron también los asistentes al Congreso que reaccionaron con interés a esta propuesta, como pude comprobar por sus preguntas y comentarios.
Éxito del Congreso:
No quiero cerrar este comentario sin hacer referencia al éxito indudable del Congreso y felicitar tanto a al Presidente de CONFIARP, Pablo Topalian, como al organizador del Congreso, Antonio di Genova. No es normal que el día de una huelga general- como la que se produjo el día de la inauguración- asistan 260 congresistas. La tercera clave del éxito ha sido la calidad de los ponentes que nos han mantenido en vilo a todos los asistentes pendientes de sus explicaciones.
Para mí ha sido un honor el haber participado. Gracias CONFIARP
va ...
Rafael Alberto Pérez
Lunes, 22 de Octubre 2018
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Blog sobre comunicación estratégica
Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850
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