¿Quién es?
Rafael Alberto Pérez
Autor de referencia en comunicación estratégica, conferenciante y consultor. Es consejero de The Blueroom Project - TBP Consulting para temas de turismo y ocio
Considerado el padre de la Nueva Teoría Estratégica (NTE) y autor laureado. Su libro “Estrategias de Comunicación” (2001) ha recibido dos premios internacionales y ha sido seleccionado la revista “Razón y Palabra” como uno de los textos más influyentes en Iberoamérica.
En la actualidad divide su actividad entre impartir Seminarios- invitado por más de 170 Universidades y empresas de 14 países- y ejercer como consultor estratégico.
Considerado el padre de la Nueva Teoría Estratégica (NTE) y autor laureado. Su libro “Estrategias de Comunicación” (2001) ha recibido dos premios internacionales y ha sido seleccionado la revista “Razón y Palabra” como uno de los textos más influyentes en Iberoamérica.
En la actualidad divide su actividad entre impartir Seminarios- invitado por más de 170 Universidades y empresas de 14 países- y ejercer como consultor estratégico.
Tendencias Estratégicas
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Nuestro antiguo ancestro Lucy convivió con hasta cuatro especies protohumanas diferentes
22/11/2024 17:54 - Pablo Javier Piacente -
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Un aprendizaje rápido y social integró a los niños a las sociedades durante el 99% de nuestra historia
21/11/2024 17:58 - Pablo Javier Piacente
Blog
(V y última entrega)
NO HE he sido puro, pues rechazo todos los puritanismos, pero he sido ético, pues creo en los valores. ¿En cuáles? En los que cada uno asume como propios, sin necesidad de que sean superiores a los de los demás
NO HE dicho lo que en ese momento no me pedía el cuerpo decir.
NO HE hecho lo que no sentí que debía hacer
NO HE cantado himnos ajenos, y no socialicé mucho más allá de lo preciso, a pesar de lo mucho que mi madre se esforzó por enseñarme buenas maneras. Tengo la constancia de que mis errores me pertenecen a mí solo, de que no fueron inducidos, sino elegidos por mí con plena consciencia, a imagen de mi mismo.
NO HE sido miembro de nada que me condicionara, ni partidos políticos, ni ordenes de caballería, ni de Clubs encumbrados. En eso hice caso al sabio consejo de mi padre. La verdad es que he pagado un precio muy alto por esa empecinada independencia, pero no es menos cierto que ha sido un peaje consciente.
NO HE creído en lo que todos querían que creyera. Pues creer es un acto íntimo y personal. Me correspondía a mí el decidir. Mis dioses, mis ídolos y mis credos me pertenecen.
NO HE fallado nunca a mis amigos, tengo esa certeza aunque algunos tal vez no lo hayan sentido como yo. Don Juan decía que la culpa la tiene “el maldito cariñena” pero en realidad es la maldita polisemia la que nos hace ver las mismas cosas de forma diferente y bifurcarnos por senderos que solo Durrell Lawrence y Jorge Luis Borges conocen.
En este punto debo poner una nota amarga, yo estoy muy agradecido a personas- las tengo muy claras- que me acompañaron en momentos complicados de mi vida y me fueron de gran apoyo aunque después algo, nunca se sabe muy bien el qué, haya hecho que cada cual tomase su propio camino. Ellos también son parte de mi memoria porque solo donde hay dolor puede haber amor.
NO HE dejado que mi imaginación me haya jugado malas pasadas. No he calentado mi mente con celos o envidias. No he deseado lo ajeno. Juego con las cartas que tengo y solo odio y sufro por los hechos reales, que ya me llega. Este rasgo carencial el no-ser-envidioso tal vez sea mi principal virtud si es que tengo alguna.
Corolario
Entre el “he” y el “no he”, han pasado 35.740.800 minutos desde aquel frío día de febrero de 1942 en que mi madre Dolores, o mejor Lolina, me trajo al mundo. Y tengo la sensación de haber hecho tantas cosas que me pierdo y me resulta difícil retener y espigar lo importante. Menos mal que al final del camino lo importante, es siempre lo mismo: mis hijos Alejandro y Emma, mi mujer Carmen, mis nietecitas, las que ya han llegado y las que están por llegar, la familia, los amigos, otras vez los amigos, los alumnos, los buenos momentos pasados juntos.
He cumplido 68 pero no miro hacia atrás, ni con ira ni sin ella. Como dijo la Piaff “Je ne regrette rien”, y por si cabían dudas lo remachó “no rien de rien…” Para mí la culpa no ha sido nunca una opción. Lo mal hecho es un simplemente un error, que sirve para aprender. Pero en cambio sí cultivo con ahínco la autocrítica. Y a golpe de sentido crítico, me he ido auto-produciendo a mí mismo, espero que a mejor.
De algo si estoy cierto- aunque tal vez sea una certeza fugaz- he terminado encontrando lo que nunca había buscado, mi paz interior. Gracias a todos los que me ayudaron.
Ah! A pesar de este respiro que me he dado, de este alto en el camino, y de este texto un puntito nostálgico que se dejaría acompañar por un buen amaro italiano y música de Astor Piazzolla, lo cierto es que la partida continúa y estoy dispuesto a seguir dando la lata y a jugar tanto como me dejen mis neuronas y me lo permitan las de las de los demás.
NO HE dicho lo que en ese momento no me pedía el cuerpo decir.
NO HE hecho lo que no sentí que debía hacer
NO HE cantado himnos ajenos, y no socialicé mucho más allá de lo preciso, a pesar de lo mucho que mi madre se esforzó por enseñarme buenas maneras. Tengo la constancia de que mis errores me pertenecen a mí solo, de que no fueron inducidos, sino elegidos por mí con plena consciencia, a imagen de mi mismo.
NO HE sido miembro de nada que me condicionara, ni partidos políticos, ni ordenes de caballería, ni de Clubs encumbrados. En eso hice caso al sabio consejo de mi padre. La verdad es que he pagado un precio muy alto por esa empecinada independencia, pero no es menos cierto que ha sido un peaje consciente.
NO HE creído en lo que todos querían que creyera. Pues creer es un acto íntimo y personal. Me correspondía a mí el decidir. Mis dioses, mis ídolos y mis credos me pertenecen.
NO HE fallado nunca a mis amigos, tengo esa certeza aunque algunos tal vez no lo hayan sentido como yo. Don Juan decía que la culpa la tiene “el maldito cariñena” pero en realidad es la maldita polisemia la que nos hace ver las mismas cosas de forma diferente y bifurcarnos por senderos que solo Durrell Lawrence y Jorge Luis Borges conocen.
En este punto debo poner una nota amarga, yo estoy muy agradecido a personas- las tengo muy claras- que me acompañaron en momentos complicados de mi vida y me fueron de gran apoyo aunque después algo, nunca se sabe muy bien el qué, haya hecho que cada cual tomase su propio camino. Ellos también son parte de mi memoria porque solo donde hay dolor puede haber amor.
NO HE dejado que mi imaginación me haya jugado malas pasadas. No he calentado mi mente con celos o envidias. No he deseado lo ajeno. Juego con las cartas que tengo y solo odio y sufro por los hechos reales, que ya me llega. Este rasgo carencial el no-ser-envidioso tal vez sea mi principal virtud si es que tengo alguna.
Corolario
Entre el “he” y el “no he”, han pasado 35.740.800 minutos desde aquel frío día de febrero de 1942 en que mi madre Dolores, o mejor Lolina, me trajo al mundo. Y tengo la sensación de haber hecho tantas cosas que me pierdo y me resulta difícil retener y espigar lo importante. Menos mal que al final del camino lo importante, es siempre lo mismo: mis hijos Alejandro y Emma, mi mujer Carmen, mis nietecitas, las que ya han llegado y las que están por llegar, la familia, los amigos, otras vez los amigos, los alumnos, los buenos momentos pasados juntos.
He cumplido 68 pero no miro hacia atrás, ni con ira ni sin ella. Como dijo la Piaff “Je ne regrette rien”, y por si cabían dudas lo remachó “no rien de rien…” Para mí la culpa no ha sido nunca una opción. Lo mal hecho es un simplemente un error, que sirve para aprender. Pero en cambio sí cultivo con ahínco la autocrítica. Y a golpe de sentido crítico, me he ido auto-produciendo a mí mismo, espero que a mejor.
De algo si estoy cierto- aunque tal vez sea una certeza fugaz- he terminado encontrando lo que nunca había buscado, mi paz interior. Gracias a todos los que me ayudaron.
Ah! A pesar de este respiro que me he dado, de este alto en el camino, y de este texto un puntito nostálgico que se dejaría acompañar por un buen amaro italiano y música de Astor Piazzolla, lo cierto es que la partida continúa y estoy dispuesto a seguir dando la lata y a jugar tanto como me dejen mis neuronas y me lo permitan las de las de los demás.
Rafael Alberto Perez
Viernes, 12 de Febrero 2010
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Blog sobre comunicación estratégica
Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850
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