Cada vez que abro Facebook el sistema me pregunta ¿En qué estás pensando? Y en este último mes he tenido varios e-mails de amigos que me preguntan qué estoy haciendo.
A  Facebook nunca le respondo. Lo que uno piensa nos pertenece. Tiene mucho de privacidad y a veces incluso de malignidad. Además como estratega no me gusta enseñar mis cartas. Con mis amigos es muy diferente, les agradezco su interés. Pero, para ser sincero, no suelo  hablar de mis proyectos. Prefiero hacerlo de cosas ya hechas o mejor aún de ideas nuevas.
Hay una frase que dice que “no sabía que eran imposible y por eso lo hizo” seguramente ese ha sido mi caso también. A lo largo de mi vida hice muchos proyectos imposibles. Si los hubiese avanzado se hubiesen reído de mí:  “Probrecito”. Pero los llevé a cabo. Los sudé pero los cumplí.  
Cuento todo esto porque estoy trabajando en el que considero el proyecto más difícil de toda mi vida. Y hasta ahora solo lo he compartido con unos pocos para involucrarlos y que me ayudaran a hacerlo.  Estoy escribiendo mi penúltimo libro (aprendí de los mexicanos no decir nunca la última copa y eso vale también para los libros). En él se desarrolla la 2ª Fase de la NTE (Nueva Teoría Estratégica). Un libro difícil pues aspira a identificar el fenómeno estratégico que, a día de hoy, nadie sabe lo que es o, para ser más concreto, puede llegar a ser 36 cosas distintas y eso, sin  salirnos de la literatura managerial. Eso al menos dicen los estudios bibliométricos como el realizado conjuntamente por el profesor cubano Guillermo Ronda Pupo, hoy afincado en Chile,  y el profesor español de la Rey Juan Carlos, Luis Ángel Guerras-Martín (2011)
 

Y si ahora hablo del nuevo libro es porque ya acabo de terminar su primera mitad y ya casi ha dejado de ser un proyecto. Aunque el casi que falta me puede llevar año y medio o algo así. Y para descansar y pensar en ese interregno entre las dos Partes del libro me fui a Ibiza a pasar una semana.  Si una isla siempre viene bien en el medio de un libro para despejar la cabeza, Ibiza es el sitio perfecto y sobre todo cuando,  como en  mi caso, todavía no se ha producido la invasión turística.   Hacía muchos años que no iba por allí y me alegro ver la Isla tan verde y auténtica. Algo más construida que entonces pero sin caer nunca en  esos excesos urbanísticos que se han hecho en otros lugares.

Hay una canción francesa que nos habla de la belleza de Paris en el mes de agosto. Yo quiero hoy quiero hablarles de la belleza de Ibiza en Abril. Bueno, tampoco es eso exactamente. Prefiero que la vean y juzguen por sí mismos. Y, por eso, les comparto algunas de las  fotos  que hice en este viaje.  Confío que les gusten.  Sobre el nuevo libro seguiremos hablando.
Tenemos tiempo.