Esta noche se nos ha ido otro de los grandes, el profesor y académico Jose Luis Pinillos. Tenía 94 años y deja tras de sí una estela de bonhomía y una obra, docencia y trabajo que ha marcado el pensamiento en psicología social en la Universidad española
 
Premio príncipe de Asturias de Ciencias Sociales de 1986, miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas (RACMYP);  de la Real Academia Española, RAE, y de la Academia del Foro Iberoamericano Sobre Estrategias de Comunicación, FISEC. Doctor honoris causa por las Universidades Pontificia de Salamanca, de Valencia, del País Vasco, de Santiago de Compostela, de Sevilla, de La Laguna, de Oviedo, Pontificia de Comillas y la UNED,
 
En 1964 publicó su primera obra, "Introducción a la psicología contemporánea", a la que le siguieron: "Cuestiones de psicología evolutiva" (1964), "Constitución y personalidad. Historia y teoría de un problema" (1966) -en colaboración-, "La mente humana" (1969), "Grandeza y servidumbre de la metafísica" (1972), "Principios de psicología" (1975), "Mas allá de Freud" (1976) "Psicopatología de la vida urbana" (1977) y "La psicología y el hombre de hoy" (1986), "Reconversión industrial y adaptación psicológica" (1986); "Psicología y psicohistoria" (1988), "Principios de psicología" (1995), "El corazón del laberinto" (1997) y "Principios de Psicología" (2002).
 
Jose Luis ha sido uno de los grandes hombres que la vida me dio la oportunidad de conocer. Y  esa misma vida siempre azarosa ha querido que yo fuese profesor de uno de sus hijos, Alberto, hoy también profesor y amigo. En su compañía he vivido momentos muy especiales como la noche que le concedieron el Príncipe de Asturias en su casa de entonces en Puerta de Hierro, y he disfrutado durante años de su charla siempre amena y sabia. Y en esa relación salpicada por la lectura de sus obras pude aprender de Jose Luis, como se aprende de los maestros: con su ejemplo y su palabra. Creo que su influencia ha sido grande en mi persona y en mi trabajo y me considero su discípulo aunque nunca haya tenido la suerte de asistir a sus clases, que si a alguno de sus discursos. 
 
Siempre quise dedicarle un homenaje en vida, pero es evidente que he llegado tarde y, ya que no lo he logrado, sirva este texto breve pero sentido de homenaje póstumo como recuerdo y admiración al maestro. La comunidad científica y, en general, la sociedad española e internacional tienen con Jose Luis una deuda de  reconocimiento a la relevancia de sus aportes fundacionales a la psicología social en España.