¿Quién es?
Rafael Alberto Pérez
Autor de referencia en comunicación estratégica, conferenciante y consultor. Es consejero de The Blueroom Project - TBP Consulting para temas de turismo y ocio
Considerado el padre de la Nueva Teoría Estratégica (NTE) y autor laureado. Su libro “Estrategias de Comunicación” (2001) ha recibido dos premios internacionales y ha sido seleccionado la revista “Razón y Palabra” como uno de los textos más influyentes en Iberoamérica.
En la actualidad divide su actividad entre impartir Seminarios- invitado por más de 170 Universidades y empresas de 14 países- y ejercer como consultor estratégico.
Considerado el padre de la Nueva Teoría Estratégica (NTE) y autor laureado. Su libro “Estrategias de Comunicación” (2001) ha recibido dos premios internacionales y ha sido seleccionado la revista “Razón y Palabra” como uno de los textos más influyentes en Iberoamérica.
En la actualidad divide su actividad entre impartir Seminarios- invitado por más de 170 Universidades y empresas de 14 países- y ejercer como consultor estratégico.
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(III Entrega)
HE sido curioso. Y no “porque el mundo me hubiese hecho así”- como cantaba Jeanette- sino por todo lo contrario. Al preguntar era yo quien hacía al mundo, construía mi mundo. Una pregunta sin respuesta era en mí un acicate para seguir buscando. El juego consistía y consiste en convertir una duda en una certeza o mejor todavía (porque las certezas son peligrosas) en una nueva pieza de nuestra mirada (que en ese proceso se va haciendo cada vez más compleja) al mundo que nos rodea. Pensándolo bien esa curiosidad puede que sea mi principal rasgo positivo.
HE sido curioso, insisto, y por ello me han intrigado desde muy niño los pliegues intrincados de la carne y el sexo. Hasta que fui capaz de desentrañarlos, primero con ayuda de un diccionario, después con la ayuda de una chica menos curiosa pero más pragmática. A partir de esa nueva certeza surgió otra duda ¿Cómo cosas tan insignificantes (hay que ser humildes) trastornan tanto? ¿Como un universo en el que una pierna tapa a la otra (como dice con sabiduría la canción gallega) puede mover tantas pasiones? Lo cierto es que los objetos de mi curiosidad fueron cambiando con el paso de los años. Un día me intrigaron los misterios por los que uno seres son y están y otros son pero no están. El odio y el desprecio a cosas sin importancia como el color de la piel, o el país de origen. Hasta que pude despojarme de todo prejuicio, si es que alguna vez lo tuve. Y me he dejado intrigar y fascinar por los países y las culturas lejanas. Hasta que me di cuenta de que solo en la diferencia está la riqueza.
HE creído tocar el pasado al coleccionar objetos antiguos. Y por ello he comprado monedas romanas y llaves antiguas oxidadas (mi dos primeras colecciones) en las “ferranchinas” del Orzán en A Coruña (entonces se llamaba La Coruña); mis primeras piezas africanas en el mercado plebeyo de Les Marolles mientas en el mercado chic del Gran Sablón de los domingos encontraba moldes de las viejas fábricas de chocolate, todo en Bruselas, allá por la primavera de 1968 cuando en Paris los adoquines sustituían a los ramitos de muguetes. He comprado en San Telmo corales negros fósiles de la Isla de Juan Fernández, allí donde De Foe se inventó a su Robinsón; “chatarra” romana los domingos en la Plaza Mayor de Madrid, entre los numismáticos y los filatélicos; y también vasijas y fragmentos precolombinos allí donde los hubiere y la ley local me lo permitiera; huevos de dinosaurio, molares de mamuts, colmillos de ursus, y demás fósiles donde mi amigo Nano, y algo mas perecedero, percebes del Roncudo en la lonja de Corme.
HE creído tocar el futuro al escribir libros de Estrategia. Siempre he pensado que hacer un libro es como enviar un mensaje en una botella. A veces alguien lo encuentra, con suerte lo lee y conecta con el mensaje. Cuando ese milagro se produce, lector y autor deben considerarse felices. Yo lo estoy, pues al menos 4 de esos libros han merecido el cariño de sus lectores.
HE buscado la belleza y la he buscado en los museos: L´Hermitage, el Louvre, el British, el Antropológico de México, y tantos otros, aunque, cada vez más, prefiero callejear y observar a los seres humanos. La belleza está en la vida.
HE soñado con ser escritor y pintor, y algo de eso he hecho mientras fui joven, y algo queda todavía, aunque sea poco. Quiero creer que en todos mis proyectos hay un puntito de creatividad y de heterodoxia. Pero lo cierto es que me perdí en los vericuetos de lo cotidiano. Es una pena que no podamos vivir varias vidas a la vez. Tal vez sea esa necesidad de elegir para devenir, lo que me condujo hacia la estrategia.
(sigue)
HE sido curioso, insisto, y por ello me han intrigado desde muy niño los pliegues intrincados de la carne y el sexo. Hasta que fui capaz de desentrañarlos, primero con ayuda de un diccionario, después con la ayuda de una chica menos curiosa pero más pragmática. A partir de esa nueva certeza surgió otra duda ¿Cómo cosas tan insignificantes (hay que ser humildes) trastornan tanto? ¿Como un universo en el que una pierna tapa a la otra (como dice con sabiduría la canción gallega) puede mover tantas pasiones? Lo cierto es que los objetos de mi curiosidad fueron cambiando con el paso de los años. Un día me intrigaron los misterios por los que uno seres son y están y otros son pero no están. El odio y el desprecio a cosas sin importancia como el color de la piel, o el país de origen. Hasta que pude despojarme de todo prejuicio, si es que alguna vez lo tuve. Y me he dejado intrigar y fascinar por los países y las culturas lejanas. Hasta que me di cuenta de que solo en la diferencia está la riqueza.
HE creído tocar el pasado al coleccionar objetos antiguos. Y por ello he comprado monedas romanas y llaves antiguas oxidadas (mi dos primeras colecciones) en las “ferranchinas” del Orzán en A Coruña (entonces se llamaba La Coruña); mis primeras piezas africanas en el mercado plebeyo de Les Marolles mientas en el mercado chic del Gran Sablón de los domingos encontraba moldes de las viejas fábricas de chocolate, todo en Bruselas, allá por la primavera de 1968 cuando en Paris los adoquines sustituían a los ramitos de muguetes. He comprado en San Telmo corales negros fósiles de la Isla de Juan Fernández, allí donde De Foe se inventó a su Robinsón; “chatarra” romana los domingos en la Plaza Mayor de Madrid, entre los numismáticos y los filatélicos; y también vasijas y fragmentos precolombinos allí donde los hubiere y la ley local me lo permitiera; huevos de dinosaurio, molares de mamuts, colmillos de ursus, y demás fósiles donde mi amigo Nano, y algo mas perecedero, percebes del Roncudo en la lonja de Corme.
HE creído tocar el futuro al escribir libros de Estrategia. Siempre he pensado que hacer un libro es como enviar un mensaje en una botella. A veces alguien lo encuentra, con suerte lo lee y conecta con el mensaje. Cuando ese milagro se produce, lector y autor deben considerarse felices. Yo lo estoy, pues al menos 4 de esos libros han merecido el cariño de sus lectores.
HE buscado la belleza y la he buscado en los museos: L´Hermitage, el Louvre, el British, el Antropológico de México, y tantos otros, aunque, cada vez más, prefiero callejear y observar a los seres humanos. La belleza está en la vida.
HE soñado con ser escritor y pintor, y algo de eso he hecho mientras fui joven, y algo queda todavía, aunque sea poco. Quiero creer que en todos mis proyectos hay un puntito de creatividad y de heterodoxia. Pero lo cierto es que me perdí en los vericuetos de lo cotidiano. Es una pena que no podamos vivir varias vidas a la vez. Tal vez sea esa necesidad de elegir para devenir, lo que me condujo hacia la estrategia.
(sigue)
Rafael Alberto Perez
Martes, 9 de Febrero 2010
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Blog sobre comunicación estratégica
Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850
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