¿Quién es?
Rafael Alberto Pérez
Autor de referencia en comunicación estratégica, conferenciante y consultor. Es consejero de The Blueroom Project - TBP Consulting para temas de turismo y ocio
Considerado el padre de la Nueva Teoría Estratégica (NTE) y autor laureado. Su libro “Estrategias de Comunicación” (2001) ha recibido dos premios internacionales y ha sido seleccionado la revista “Razón y Palabra” como uno de los textos más influyentes en Iberoamérica.
En la actualidad divide su actividad entre impartir Seminarios- invitado por más de 170 Universidades y empresas de 14 países- y ejercer como consultor estratégico.
Considerado el padre de la Nueva Teoría Estratégica (NTE) y autor laureado. Su libro “Estrategias de Comunicación” (2001) ha recibido dos premios internacionales y ha sido seleccionado la revista “Razón y Palabra” como uno de los textos más influyentes en Iberoamérica.
En la actualidad divide su actividad entre impartir Seminarios- invitado por más de 170 Universidades y empresas de 14 países- y ejercer como consultor estratégico.
Tendencias Estratégicas
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Nuestro antiguo ancestro Lucy convivió con hasta cuatro especies protohumanas diferentes
22/11/2024 17:54 - Pablo Javier Piacente -
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Un aprendizaje rápido y social integró a los niños a las sociedades durante el 99% de nuestra historia
21/11/2024 17:58 - Pablo Javier Piacente
Una lección en vivo y en directo de la Nueva Teoría Estratégica
Simpatizo con el pueblo egipcio y desde aquí quiero enviarle mi apoyo simbólico. Lo que ha ocurrido estos días y sigue ocurriendo, genera en mí varias reflexiones que voy a compartir con Vds. A lo largo de esta semana, a través de diferentes posts.
Lo primero que me viene a la mente cuando veo a esa gente que reclama democracia desde la plaza Tahrir es que el pueblo árabe ha superado la idea simplista de que todo lo malo le llega de occidente. Y lo ha superado a pesar de las reiteradas torpezas de la diplomacia americana (me refiero a la anterior) queriendo imponer, por la fuerza y desde arriba, lo que tiene que surgir desde abajo.
Pienso que por fin esa gente ha tomado conciencia de que una parte de sus males (pensamiento complejo) viene de sus propios dirigentes, inmensamente ricos mientras ellos viven por debajo de lo justo. Ricos no quiere necesariamente decir corruptos, pero algo anda mal cuando se llega a tener tanta insensibilidad ante la miseria ajena. Y, más en concreto, es que esa gente se ha dado cuenta de que una parte importante de la situación de mínimos en la que viven procede de sus sistemas autocráticos de gobierno, en el mejor de los casos paternalistas.
La revolución de los papiros, no es la portuguesa de los claveles, hay muchos elementos que las diferencian, pero comparte con ella la cara amable de unos pueblos pacíficos que se han ganado el respeto internacional ante ejércitos que, en ambos casos han respetado la soberanía popular y dado un ejemplo de serenidad y prudencia.
Es muy posible que sea el over flow de los medios de comunicación occidentales, o el contacto con el turismo rico o acomodado que visita Egipto (engañosa promesa de un paraíso que tampoco existe) lo que haya generado esa toma conciencia repentina del pueblo. Pero qué importan las causas. Lo importante es que estamos más ante una emergencia en la que las partes se juntan para formar un nuevo todo, que ante una revuelta planificada
Tres palabras vienen a mí en este momento: crisis, encrucijada e hipocresía. Con ellas termino.
La revuelta pacífica ha dejado sitio a la crisis. Esta palabra la solemos usar mal, pues no significa que algo vaya mal, sino que un proceso se ha vuelto imprevisible y puede salir por donde menos se espera. Hace referencia pues a un momento muy delicado. El enfermo entra en crisis cuando la fiebre sube a un punto en que en unas horas se muere o se cura. Y, por tanto, la crisis se diferencia de la lisis, que significa desintegración, pero no la niega, sino que la posibilita. Depende del curso evolutivo de los acontecimientos. Y las teorías de la evolución nos dicen que los sistemas más próximos al caos son los más eficientes en términos de pasarse información (algo que hemos visto). Y que, en ellos, las alternativas que tendrían menos probabilidades en una situación estable, pueden prosperar. La crisis es una encrucijada, las encrucijadas son el espacio de las estrategias pues obligan a tomar elecciones, no siempre afortunadas. Era el lugar en que las brujas celtas aguardaban al viajero y donde hoy la Iglesia pone sus cruceiros con sus cruces como indica la propia palabra para que nos iluminen en nuestra itineratio in deo. Pues bien, el pueblo egipcio está ahora en esa encrucijada socio/económica/política donde todo puede ser a mejor o a peor. Crucemos los dedos, deseémosle lo mejor y esperemos.
Hipocresía, es la tercera palabra. La hipocresía de la diplomacia europea. Qué triste espectáculo, señoras y señores. Nos llenamos la boca hablando de democracia pero nos viene bien pactar con dictadores. Son “un mal menor”. “Algo útil para frenar el fundamentalismo islamita”. “Aportan estabilidad a la región”, geoestratégica, claro. Aunque todo eso sea acosta de sus pueblos. ¿Cuándo nos daremos cuenta que ese tipo de utilitarismo termina siempre por humillarnos y avergonzarnos?. Más allá del espacio común europeo, más allá del euro y sus ventajas, ¿Qué fue de los valores del viejo continente europeo…?. Confío en que ya que hemos llegado mal y a destiempo, seamos, por lo menos, capaces de respetar y apoyar ahora la voluntad de un pueblo que se lo merece.
Lo primero que me viene a la mente cuando veo a esa gente que reclama democracia desde la plaza Tahrir es que el pueblo árabe ha superado la idea simplista de que todo lo malo le llega de occidente. Y lo ha superado a pesar de las reiteradas torpezas de la diplomacia americana (me refiero a la anterior) queriendo imponer, por la fuerza y desde arriba, lo que tiene que surgir desde abajo.
Pienso que por fin esa gente ha tomado conciencia de que una parte de sus males (pensamiento complejo) viene de sus propios dirigentes, inmensamente ricos mientras ellos viven por debajo de lo justo. Ricos no quiere necesariamente decir corruptos, pero algo anda mal cuando se llega a tener tanta insensibilidad ante la miseria ajena. Y, más en concreto, es que esa gente se ha dado cuenta de que una parte importante de la situación de mínimos en la que viven procede de sus sistemas autocráticos de gobierno, en el mejor de los casos paternalistas.
La revolución de los papiros, no es la portuguesa de los claveles, hay muchos elementos que las diferencian, pero comparte con ella la cara amable de unos pueblos pacíficos que se han ganado el respeto internacional ante ejércitos que, en ambos casos han respetado la soberanía popular y dado un ejemplo de serenidad y prudencia.
Es muy posible que sea el over flow de los medios de comunicación occidentales, o el contacto con el turismo rico o acomodado que visita Egipto (engañosa promesa de un paraíso que tampoco existe) lo que haya generado esa toma conciencia repentina del pueblo. Pero qué importan las causas. Lo importante es que estamos más ante una emergencia en la que las partes se juntan para formar un nuevo todo, que ante una revuelta planificada
Tres palabras vienen a mí en este momento: crisis, encrucijada e hipocresía. Con ellas termino.
La revuelta pacífica ha dejado sitio a la crisis. Esta palabra la solemos usar mal, pues no significa que algo vaya mal, sino que un proceso se ha vuelto imprevisible y puede salir por donde menos se espera. Hace referencia pues a un momento muy delicado. El enfermo entra en crisis cuando la fiebre sube a un punto en que en unas horas se muere o se cura. Y, por tanto, la crisis se diferencia de la lisis, que significa desintegración, pero no la niega, sino que la posibilita. Depende del curso evolutivo de los acontecimientos. Y las teorías de la evolución nos dicen que los sistemas más próximos al caos son los más eficientes en términos de pasarse información (algo que hemos visto). Y que, en ellos, las alternativas que tendrían menos probabilidades en una situación estable, pueden prosperar. La crisis es una encrucijada, las encrucijadas son el espacio de las estrategias pues obligan a tomar elecciones, no siempre afortunadas. Era el lugar en que las brujas celtas aguardaban al viajero y donde hoy la Iglesia pone sus cruceiros con sus cruces como indica la propia palabra para que nos iluminen en nuestra itineratio in deo. Pues bien, el pueblo egipcio está ahora en esa encrucijada socio/económica/política donde todo puede ser a mejor o a peor. Crucemos los dedos, deseémosle lo mejor y esperemos.
Hipocresía, es la tercera palabra. La hipocresía de la diplomacia europea. Qué triste espectáculo, señoras y señores. Nos llenamos la boca hablando de democracia pero nos viene bien pactar con dictadores. Son “un mal menor”. “Algo útil para frenar el fundamentalismo islamita”. “Aportan estabilidad a la región”, geoestratégica, claro. Aunque todo eso sea acosta de sus pueblos. ¿Cuándo nos daremos cuenta que ese tipo de utilitarismo termina siempre por humillarnos y avergonzarnos?. Más allá del espacio común europeo, más allá del euro y sus ventajas, ¿Qué fue de los valores del viejo continente europeo…?. Confío en que ya que hemos llegado mal y a destiempo, seamos, por lo menos, capaces de respetar y apoyar ahora la voluntad de un pueblo que se lo merece.
Rafael Alberto Perez
Sábado, 12 de Febrero 2011
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Blog sobre comunicación estratégica
Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850
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