Notas
Escribe Antonio Piñero
Pregunta: Escribo pensando que me podría aclarar una duda. He leído y escuchado algunas cosas sobre los cultos mistéricos que me han hecho pensar. He sabido que, al parecer, existen muchas coincidencias entre la historia de Jesús y la de Dionisos, entre ellas, que Dionisos es Dios hecho carne, nació de una Virgen fecundada por un Dios, nace en una cueva o establo muy humilde ante la presencia de algunos pastores, permite que sus seguidores vuelvan a nacer gracias al rito del bautismo, convierte el agua en vino mientras estaba en una boda, entra triunfalmente a una ciudad montado en un pollino mientras la población agita palmas para recibirlo, muere entregándose en sacrificio por los pecados del mundo, desciende al infierno y al tercer día resucita, ascendiendo a los cielos, sus seguidores creen que va a regresar a juzgarnos al final de los tiempos, y esta muerte y resurrección se conmemoran en una comida ritual de pan y vino que serían su cuerpo y su sangre… Quería preguntarle, primero, si todas esas “coincidencias” son verdad, o sobra alguna o algunas… También la he escuchado a la Sra. Ana María Vásquez Hoys, en algún programa de radio, decir que todo lo que conocemos de los cultos mistéricos se lo debemos a la novela “El Asno de Oro” de Apuleyo. De todas formas, debido a las asombrosas “coincidencias” entre Jesús y Dionisos, quería preguntarle en segundo lugar, si sabemos de la doctrina que enseñó Dionisos cuando se encarnó en este mundo; si existe algún texto en el que, a semejanza del Dios cristiano, Dionisos enseñe esa doctrina; si se cuentan historias en las que participa Dioniso… en fin, el asunto es poder comparar a los dos no sólo en esos hechos que cité más arriba, si no como Dioses en general, y pensé que podía venir a sentarme al teclado y preguntarle… Desde ya, muchas gracias por su tiempo, RESPUESTA: Es la primera vez en mi vida que oigo hablar de tales coincidencias, tan exactas y tan seguidas. Quien habla de ello debe de ser un mentiroso audaz o un fabulador. Por favor, consulte cualquier Diccionario de Mitología Clásica, o bien lea algo sobre Dióniso = el Baco latino y se convencerá de que la historia de este dios es muy otra. Lo que sí es cierto es que entre los denominados “misterios” de Dióniso, existe uno en el que una vez al año se reunían sus adoradoras, todas mujeres, dejaban libre en un monte un cabrito, luego lo perseguían y lo descuartizaban vivo e ingerían sus carnes. Se creía que el cabrito representaba simbólicamente al dios y que ingiriendo su carne se unían místicamente a esa divinidad. Y al unirse a ella –ya que Dióniso había muerto y luego había sido vuelto a la vida (vea el mito en Internet o en el Diccionario)– en su peripecia vital de muerte y resurrección se aseguraban la inmortalidad, que por otra parte poseían innatamente ya que el alma de por sí es inmortal. Y también es cierto que tanto Justino Mártir, como Tertuliano, cayeron en la cuenta de algunas semejanzas entre el misterio cristiano y los misterios paganos. Y atribuyeron esa semejanza al Diablo, quien había coopiado del cristianismo e intentaba por medio de este engaño extraviar a los fieles. He escrito en varios lugares que: “La semejanza entre las religiones mistéricas y el cristianismo es un tema recurrente desde el siglo XIX a partir de los estudios comparativos de la “Escuela de la historia de las Religiones”, en la que se afirmaba, como norma general, que la religiosidad cristiana copiaba directamente de las religiones paganas contenidos e interpretaciones de ritos, y nociones tan importantes como la eucaristía, el bautismo o el cuerpo místico del Mesías. Hoy día se ha llegado a una posición más matizada: no es necesario postular una copia o influjo consciente y positivo, sino más bien un enfrentamiento directo entre dos religiosidades, en una atmósfera religiosa común, con la utilización de un mismo vocabulario elemental que estaba en el ambiente y con esquema mentales comunes. No es, pues, necesaria copia alguna, sino llegar a ver que se vivía una época con intereses religiosos comunes” “La idea paulina del cuerpo místico del Mesías podría encajar más o menos bien en el judaísmo del Segundo Templo dentro de la noción de “personalidad corporativa de Israel”, concepto en el que el individuo se pierde un tanto en pro del sentimiento de grupo. Pero el sentido de una cena, con estas características de unión/participación con una entidad ya divina como Resucitado y Exaltado, y una comunión con el Espíritu del Mesías (indirectamente en 2 Corintios 13,13 y Filipenses 2,1) es ajeno a la mentalidad judía del Segundo Templo: ingerir místicamente el cuerpo del Mesías para hacerse uno con él es anómalo, sumamente extraño en el judaísmo. “En verdad, el significado de la Cena del Señor, según Pablo, solo encuentra una analogía efectiva dentro del Mediterráneo oriental del siglo I, en las comidas sagradas presididas por un dios, por ejemplo Anubis (“las comidas de Anubis”), en las que el comensal se unía místicamente al dios, o bien en la ingestión del cabrito troceado vivo, sangrante, en la bacanales dionisíacas que significaba una cierta unión de la bacante/ménade con el dios Dióniso/Baco, o quizás también en la ingestión del ciceón –bebida a base agua, harina de cebada y poleo—en los misterios de Deméter y Perséfone, que suponía cuanto menos una cercanía extrema a la divinidad. Como esta ingestión era anterior al día de la iniciación propiamente tal, es posible que la bebida no contuviera tanto la idea de unión con la divinidad –que sí la tenía de todos modos––, cuanto de preparación y manifestación del paso del ámbito normal de la vida del creyente al de la diosa, generadora de los cereales, y de la participación en su peripecia vital de “muerte y resurrección” sui generis. “No parece una casualidad que la explicación de la Última Cena se encuentre en la Primera carta a los corintios, habitantes de una ciudad en la que la religiosidad de los cultos de misterios, el contacto espiritual con la divinidad y una cierta atmósfera que podríamos denominar “protognóstica”, podría ser moneda corriente entre aquellos inclinados a tal tipo de espiritualidad. Pero de ningún modo esta afirmación significa que propongamos que la interpretación de la “Cena del Señor” ofrecida por Pablo a sus lectores de Corinto esté influida por, ni mucho menos conscientemente copiada de la “misteriosofía” de los cultos de misterio; nada nos permite afirmar que Pablo calcaba con todo propósito el sistema de tales cultos. Esta formulación estaría totalmente alejada de lo que en verdad sostenemos, y de lo que opinamos que era el pensamiento genuino de Pablo. “Lo que afirmamos es que Pablo –consciente de la necesidad de atraerse conversos en los “caladeros” más fáciles, a saber de gentes con mentalidad afín a lo que él predicaba–– defendía como base de la espiritualidad de su unión con el Mesías, es decir, de su noción del cuerpo místico de Cristo, una participación en sus sufrimientos, una religiosidad que en puntos concretos era similar a la espiritualidad mistérica en general, a saber, que el ser humano debía participar de la peripecia vital del dios salvador para garantizarse la salvación. Y esto es lo que denominamos “misteriosofía”, o espiritualidad misteriosófica, que se respiraba por aquel tiempo como una “atmósfera” general entre gentes ansiosas de asegurarse la salvación. Y Pablo lo sabía como ciudadano de Tarso. “Pero admitido esto, afirmaba que Pablo postulaba enérgicamente que la comunión mística del creyente con el Mesías era diferente e infinitamente superior a cualquier otro tipo de espiritualidad pagana. O mejor, que tal espiritualidad, tan ampliamente extendida, nada valía en comparación con la que él ofrecía. Era como el valor del sucedáneo respecto a lo auténtico. La única efectiva era la participación en la peripecia vital y la comunión con el Mesías redentor y salvador del mundo, no sólo de los judíos sino también de los gentiles, pues la otra, la ofrecida por los predicadores de Dióniso, Isis, o de Deméter en Eleusis, por ejemplo, no era más que la sombra inane de la verdadera iniciación y comunión con el Mesías. El creyente lograba entrar en unión mística, pero verdadera, con el Cristo gracias a la ingestión del pan y del vino que representaban simbólicamente –esto es lo máximo en lo que podía pensar un judío como Pablo–– el cuerpo celestial del agente divino ya exaltado junto a Dios. Este tipo de espiritualidad “en y con Cristo” podría satisfacer sin duda más a los aficionados a los cultos de misterio que a los temerosos de Dios, aunque a ellos tampoco les desagradaría. Tomado de mi obra, “Guía para entender a Pablo. Una interpretación del pensamiento paulino”, Edit. Trotta, Madrid, 2015, pp. 305-306. Saludos cordiales de Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Martes, 1 de Marzo 2016
Comentarios
Notas
Jesús como hijo de Dios en Pablo de Tarso. “Compartir” (172) de 29 de febrero de 2016. Preguntas y respuestas
Escribe Antonio Piñero Pregunta: Estimado profesor, De la lectura de su Guía para Pablo me ha resuelto ya muchas dudas, pero aún me quedan algunas en el teclado. Estaría enormemente agradecido si me las respondiera. La primera: ¿Qué entendían, especialmente los corintios, por Hijo de Dios? Si eran \"temerosos de Dios\" quizás estaban ya familiarizados con el término como lo entiende Boyarin, Mesías-Rey humano. Pero la frase de Pablo, de que los corintios fueron paganos, me hace preguntarme si el apóstol les enseñó lo que significaba o si de la misma forma que no utilizaba Hijo del Hombre por ser parte del pensamiento judío más oscuro evitó explicar el término y permitió que se entendiera al modo griego. ¿Un héroe semi-divino? ¿Deidad al estilo del Emperador? Segunda: No sé si puede ser importante, pero Pablo menciona que Jesús está a la derecha del Padre pero no menciona que esté sentado. ¿Tiene una diferencia real de autoridad? ¿Los evangelistas están indicando ya una igualdad real entre Jesús y Dios al decir que sí que está sentado? Última: Aunque rompa el tono de mi misiva: ¿Cuándo tiene pensadas las próximas firmas? ¿Va a dar alguna conferencia en Barcelona? Muchas gracias por todo de antemano y reciba de mi un cordial saludo. RESPUESTA: Intento responder: 1. Probablemente no lo que entendían los judeocristianos y los judíos normales, sino al modo pagano: la divinidad tiene hijos entre los hombres. Pero no podemos saberlo exactamente, y suponemos que ellos no se hacían demasiados problemas al respecto. Era divino tras su resurrección y basta. El entenderlo así al modo pagano llevará a la doctrina de la Trinidad, imposible entre judíos estrictos, pero sí posible entre paganocristianos. La Iglesia tardará unos 400 años en precisarlo: concilio de Calcedonia del 451. Todo eso entra dentro de las mil dudas que tenemos sobre la naturaleza del mesías según Pablo y que no podemos responder. 2. No lo menciona, cierto. Entonces no lo sabemos. Probablemente sentado al estilo judíos de los dos tronos y dos poderes en el cielo como indico en el libro. Los evangelistas son posteriores a Pablo y precisan algo. Ciertamente estar sentado es mucho más importante que estar de pie, como dice Esteban en su discurso de hechos 7,56. Los evangelistas avanzan sobre el pensamiento de Pablo y tienden más a un diteísmo, sobre todo en Juan, que al binitarismo de Pablo. Estos conceptos están bien explicados, creo, en la “Guía”. 3. No tengo nada por ahora en Barcelona. La crisis impide llevar a gente de fuera para conferencias. Se avían con los de dentro. Pregunta: Buenas tardes, profesor Piñero. Hace algún tiempo, salió la noticia acerca del descubrimiento de una Biblia de más de mil quinientos años de antigüedad, llamada \"Biblia Ankara\", donde se afirma, según ésta noticia sensacionalista, que Jesús de Nazaret nunca fue crucificado. También en dicha noticia se asegura que tal descubrimiento fue causa de \"preocupación\" para el Vaticano. Personalmente, nunca tomé con seriedad esa noticia, pero me gustaría que me diera su opinión profesional sobre éste asunto. De antemano, le doy las gracias por su atención. Saludos cordiales desde México. RESPUESTA: Ya he escrito sobre esto. Pero confieso que no me acuerdo en qué postal de mi Blog. Pero le respondo. Esa Biblia en lo que respecta a los Evangelios no es propiamente una traducción, sino una suerte de manipulación en la que se presentan puntos de vista de los apócrifos cristianos tratados por el Corán. La idea de que preocupó a la Iglesia es una tontería y la noción de que Jesús no murió en la cruz es tan vieja como el gnóstico Basílides y los Hechos Apócrifos de Juan (siglo II d.C., ambos) que ya formuló la idea de que quien había sido crucificado fue Simón de Cirene. Esta idea depende de la doctrina doceta de que Jesús no tuvo un cuerpo real, sino mera apariencia. Por favor, o haga caso de estas especulaciones gnósticas muy antiguas que además no tienen nada que ver con la realidad que puede extraerse del estudio serio, crítico e histórico de los Evangelios Pregunta: Me podría comentar brevemente sobre el origen de la figura de los cuatro seres vivientes que aparecen en el libro de Ezequiel? Muchas gracias RESPUESTA: El origen no puede saberse con exactitud, o al menos yo no lo sé, porque se trata de material apocalíptico muy antiguo y visionario, que puede tratarse muy bien de productos de la imaginación del profeta, o bien restos de una angelología según la cual ciertos espíritus están siempre delante de Dios. La procedencia de la angelología desarrollada, como parece ser esta, según el Talmud (siglos V-VII d.C. muchos siglos después de Ezequiel, que es dela época del exilio en Babilonia que comenzó en el 580 d.C.) procede de Babilonia misma. Es posible, pues, que el influjo de esa mentalidad religiosa ayudara al profeta. Los cuatro seres aparecen también en el Apocalipsis y es una alusión a Ezequiel. Según la Escuela de la Historia de las Religiones (principios del siglo XX), la imágenes de la lucha de María contra el dragón, ángel caído, procede también de Babilonia, Todo apunta a Mesopotamia, pues. Pero en conjunto, pura imaginación. Pregunta: ¿Ha leído usted el libro de Emmanuel Carrére? Me interesa mucho su opinión desde el punto de vista literario, histórico y teológico. RESPUESTA: Me lo compró mi mujer y más que leerlo, lo he ojeado detenidamente. Como soy perro viejo, me doy, sin embargo, cuenta de lo que me interesa. Por tanto mi opinión es todavía parcial, porque estoy abrumado de trabajo y no tengo tiempo ni para respirar. Literariamente es una buena fórmula para el mundo de hoy. La teología pura y dura no interesa. Segundo: el autor sin embargo, es un narcisista, y eso me molesta un tanto. Tercero: en lo que he visto, más bien por encima, parece relativamente bien informado, y lo que dice en general sobre los evangelios y Hechos (a quien es quizás demasiado crédulo) corresponde a la interpretación independiente actual respecto a su valor histórico y sobre los aspectos literarios. Así pues, mi opinión no es en absoluto negativa. Y en parte me ha pisado una idea que tenía en la cabeza hace tiempo y que nunca realicé. Saludos cordiales de Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Lunes, 29 de Febrero 2016
NotasEscribe Gonzalo Fontana La nota de hoy es un breve comentario sobre uno de los documentos neotestamentarios que, en general, han sido objeto de menor atención, la Tercera carta de Juan. No obstante, y por algún azar que ignoramos, el texto, compuesto quizás en torno a 120, acabo por recalar en el canon. Pues bien, por mucho que su lectura carezca de la altura espiritual del resto del corpus joánico o de la categoría literaria de la Carta a los Hebreos, sin embargo, sus quince versículos son quizás el más esclarecedor de los documentos que tenemos a disposición para hacernos una idea de la realidad de los cristianismos asiáticos en la primera mitad del s. II. Su estilo da a entender que el texto se mueve dentro de las claves doctrinales de los discursos del cuarto evangelio. Su autor es un innominado “presbítero”, esto es, uno de los dirigentes de su comunidad —aunque seguramente no es todavía un “obispo”—: El Presbítero al querido Gayo a quien amo según la verdad. Pido, querido, en mis oraciones que vayas bien en todo como va bien tu alma y que goces de salud. Grande fue mi alegría al llegar los hermanos y dar testimonio de tu verdad , puesto que caminas según la verdad. No experimento alegría mayor que oír que mis hijos caminan según la verdad. (3Jn 1-4) El presbítero, dirigente de una comunidad cristiana joánica —quizás se trate del “presbítero Juan” mencionado por Papías o, desde luego, alguien muy parecido—, se dirige a Gayo, un miembro de otra comunidad cercana, a cuenta de ciertos problemas. Sin duda, ambos, emisor y receptor, pertenecen a comunidades de origen judío, ya que la misiva da cuenta de otro grupo cristiano ajeno a ellos y constituido por gentiles: Pues por el Nombre salieron sin recibir nada de los gentiles. (3Jn 7) Según parece, un importante miembro de esa comunidad gentil se ha negado a recibir a unos “hermanos” —seguramente misioneros itinerantes—, que se han presentado entre ellos, acaso enviados por el mismo autor de la carta. Y no solo eso, los ha dejado en una situación sumamente precaria siendo que eran forasteros en la ciudad. Afortunadamente, han recibido la ayuda del caritativo Gayo, a quien el presbítero dirige su gratitud. El pequeño incidente le sirve de pretexto para realizar una feroz crítica contra el malvado dirigente de la comunidad de los gentiles: Pero Diótrefes, ése que ambiciona el primer puesto entre ellos, no nos recibe. Por eso, cuando vaya, le recordaré las cosas que está haciendo, criticándonos con palabras llenas de malicia; y como si no fuera bastante, tampoco recibe a los hermanos, impide a los que desean hacerlo y los expulsa de la Iglesia. (3Jn 9-10) Este Diótrefes aprovecha su influencia para hacer feas insinuaciones sobre la comunidad a la que pertenece el autor. Y de hecho, su perniciosa influencia solo se podrá contrarrestar, al parecer, apoyando a otro candidato al puesto de dirigente supremo de la comunidad: Todos, y hasta la misma Verdad, dan testimonio de Demetrio. También nosotros damos testimonio y sabes que nuestro testimonio es verdadero. Tengo mucho que escribirte, pero no quiero hacerlo con tinta y pluma. Espero verte pronto y hablaremos de viva voz. (3Jn 12-14) La recomendación no pasa de una insinuación. Pero el billete es una pieza maestra del arte de la manipulación. Aprovechando un pretexto secundario —agradecer la ayuda que Gayo ha prestado a unos hermanos en apuros—, su autor trata de sustituir al hostil Diótrefes por Demetrio, un individuo más proclive a sus intereses. Esta descripción revela un hecho fundamental: en una misma área geográfica conviven dos comunidades cristianas bien distintas: una de origen judío y otra de origen gentil, las cuales, aunque mantienen ciertas relaciones, todavía siguen manteniendo plena conciencia de sus diferencias. Teniendo en cuenta que la carta es, desde luego, posterior al Evangelio de Juan, es de suponer que estos cristianos, por judíos que se sintieran, ya estaban fuera de la sinagoga —son, de hecho, aposynágogoi—, pero eso no hace de ellos, de momento, miembros de una religión distinta al judaísmo. Son herejes expulsados de Israel que todavía no han dado el paso de romper definitivamente con sus orígenes. Sin embargo, ese paso iba a ser tomado muy pronto. Desamparados y sin referencias, se vieron en la tesitura de acabar en una marginalidad sectaria al estilo de los ebionitas o los elcasaítas o bien sumarse a la generosa oferta que les hacía la corriente gentil mayoritaria en Asia. Y en algún momento del s. II aceptaron el ofrecimiento. De hecho, en algún momento concreto, el Evangelio de Juan da noticia de conocer —y reconocer— a otros grupos cristianos: También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor. (Jn 10, 16) Semejante declaración solo puede ser indicio de que los últimos autores que intervinieron sobre el Evangelio de Juan reconocían la existencia de otros cristianos —seguramente los propios gentiles de los que habla el presbítero en la carta joánica, seguramente los gentiles que están detrás de Lucas y Hechos— a los que también había de llegar la salvación. De la misma manera, también resultan muy reveladoras las palabras de Lucas: “No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros a vosotros el Reino.” (Lc 12, 32-48). Jesús llama al grupo de sus discípulos “pequeño rebaño”. Es evidente que Lucas, con esta inusitada metáfora, da a entender que había otro rebaño mayor, seguramente otros grupos de matriz judaica, entre los cuales, sin duda, estaba el cristianismo joánico. En una nota próxima, trataremos de perfilar algunas noticias adicionales sobre esta cristiandad judaica de Asia Menor. Un saludo muy cordial a todos Gonzalo Fontana Universidad de Zaragoza
Viernes, 26 de Febrero 2016
Notas
Escribe Antonio Piñero
Pregunta: Buenos días, profesor. Necesito hacerle una pregunta, a ver si usted me puede ayudar, porque no sé de quién fiarme ya que estos temas religiosos no son "lo mío"... Porque yo me dedico a la historia, pero un poquito más reciente. Mi duda es: ¿qué credibilidad tiene la llamada "estela nestoriana" china y las aventuras de estos cristianos por aquellas tierras? ¿Algún trabajo serio al respecto? Y otra pregunta, relacionada con lo anterior: está muy extendida la idea, no solo entre la gente corriente sino también entre algunos historiadores, librepensadores, escépticos ateos o como se quieran llamar, de la "falsedad" (no sé exactamente qué quieren decir con esto) del cristianismo porque Cristo "está demostrado científicamente" (dicen) vendría a ser un conglomerado de fábulas míticas de diferentes religiones paganas, y con ello convencidos de que la "necesaria" divulgación de estas ideas haría "tambalear" los cimientos de la Iglesia (católica). El problema de la proliferación de estas ideas es que parecen haberse saltado la barrera que separa el mundo de la fantasía del trabajo serio del investigador, y se pueden encontrar, como recientemente pude comprobar, hasta en tesis doctorales sobre historia del arte supuestamente serias. Y me refiero a una idea en concreto, más allá del tan manido Mitra-Cristo, relacionada con el tema de mi estudio (la influencia del orientalismo): esa teoría que afirma que el Cristianismo estuvo influenciado por el budismo, en algún momento de su historia, como único modo de explicar los parecidos entre estas dos religiones: dichos de Jesús, supuesto "pacifismo", trinidad = tres caminos = trimurti, etc. Don Antonio, ¿hay algo de verdad en todo esto? ¿Nació el sistema monacal cristiano de la shanga budista tal como se ha dicho? Otro lector me pregunta casi lo mismo, mezclando budismo con reencarnación, del siguiente modo: Hola profesor, le voy a hacer una pregunta desde mi punto de vista un poco peculiar,hoy en dia dicen que esta de moda la creencia en la reencarnacion,e incluso hay periodicos catolicos que dicen que hay un tanto % de catolicos que afirman creer en la reencarnacion,me gustaria saber si hay alguno relacion o parentismo entre el budismo y el cristianismo,sobre todo saber si habia alguna creencia parecida o relacionada con esto esta dentro del cristianismo o judaismo primitivo,y que me arroje un poco de luz sobre este tema ,sobre todo para saber si realmente un cristiano puede compartir la creencia en la "reencarnacion" o no... RESPUESTA: Primero: respecto a la primera pregunta tengo que confesar mi ignorancia. Mi ámbito de trabajo es el siglo I a.C., judaísmo en lengua griega sobre todo, y los dos primero siglos del cristianismo, mejor hasta el 150. Eso que me pregunta se me escapa totalmente. Segundo: Lo único de verdad que hay en la relación budismo Jesús es que he explicado repetidas veces: los modos de interpretar la divinidad antropomórficamente son muy limitados (del mismo modo que los personajes y acciones de los cuentos infantiles son limitados). La mente humana, que es la que concibe a la divinidad a su manera no tiene muchos recursos, ni variados. Por tanto, el que las religiones se parezcan unas a otras, salvo en casos razonables de relación, que se pueden demostrar históricamente –como la influencia de las nociones de la vida de ultratumba tanto de la religiosidad griega, como las similares de la religión irania en el mundo judío de la época helenística–, es un fenómeno normal. Absolutamente normal. No es necesario postular que Jesús estuviera en el norte de la India, o que vinieran budistas a Israel en su tiempo para que tuvieran concepciones parecidas. Salen de la mente humana. Vea en internet y hay libros que tiene más o menos el título “El evangelio budista” o similar. No importa. Son parecidos naturales sin copia alguna. Tercero: Pienso que la reencarnación estricta y el judaísmo/cristianismo son incompatibles. He escrito sobre ello en el Blog. Vea por favor, 10 julio 2014 y 20 agosto 2014. Pregunta: Estimado profesor, De la lectura de su “Guía para entender a Pablo” me ha resulto ya muchas dudas, pero aún me quedan algunas en el teclado. Estaría enormemente agradecido si me las respondiera. La primera: ¿Qué entendían, especialmente los corintios, por Hijo de Dios? Si eran \"temerosos de Dios\" quizás estaban ya familiarizados con el término como lo entiende Boyarin, Mesías-Rey humano. Pero la frase de Pablo, de que los corintios fueron paganos, me hace preguntarme si el apóstol les enseñó lo que significaba o si de la misma forma que no utilizaba Hijo del Hombre por ser parte del pensamiento judío más oscuro evitó explicar el término y permitió que se entendiera al modo griego. ¿Un héroe semi-divino? ¿Deidad al estilo del Emperador? Segunda: No se si puede ser importante, pero Pablo menciona que Jesús está a la derecha del Padre pero no menciona que esté sentado. ¿Tiene una diferencia real de autoridad? ¿Los evangelistas están indicando ya una igualdad real entre Jesús y Dios al decir que sí que está sentado? Última: Aunque rompa el tono de mi misiva: ¿Cuándo tiene pensadas las próximas firmas? ¿Va a dar alguna conferencia en Barcelona? Muchas gracias por todo de antemano y reciba de mi un cordial saludo. RESPUESTA: Intento responder: 1. Probablemente no lo que entendían los judeocristianos y los judíos normales, sino al modo pagano: la divinidad tiene hijos entre los hombres. Pero no podemos saberlo exactamente, y suponemos que ellos no se hacían demasiados problemas al respecto. Era divino tras su resurrección y basta. El entenderlo así al modo pagano llevará a la doctrina de la Trinidad, imposible entre judíos estrictos, pero sí posible entre paganocristianos. La Iglesia tardará unos 400 años en precisarlo: concilio de Calcedonia del 451. Todo eso entra dentro de las mil dudas que tenemos sobre la naturaleza del mesías según Pablo y que no podemos responder. 2. No lo menciona, cierto. Entonces no lo sabemos. Probablemente sentado al estilo judíos de los dos tronos y dos poderes en el cielo como indico en el libro. Los evangelistas son posteriores a Pablo y precisan algo. Ciertamente estar sentado es mucho más importante que estar de pie, como dice Esteban en su discurso de hechos 7,56. Los evangelistas avanzan sobre el pensamiento de Pablo y tienden más a un diteísmo, sobre todo en Juan, que al binitarismo de Pablo. Estos conceptos están bien explicados, creo, en la “Guía”. 3. No tengo nada por ahora en Barcelona. La crisis impide llevar a gente de fuera para conferencias. Se avían con los de dentro. Pregunta: Hace algún tiempo, salió la noticia acerca del descubrimiento de una Biblia de más de mil quinientos años de antigüedad, llamada \"Biblia Ankara\", donde se afirma, según ésta noticia sensacionalista, que Jesús de Nazaret nunca fue crucificado. También en dicha noticia se asegura que tal descubrimiento fue causa de \"preocupación\" para el Vaticano. Personalmente, nunca tomé con seriedad esa noticia, pero me gustaría que me diera su opinión profesional sobre éste asunto. De antemano, le doy las gracias por su atención. Saludos cordiales desde México. RESPUESTA: Ya he escrito sobre esto. Pero confieso que no me acuerdo en qué postal de mi Blog. Pero le respondo. Esa Biblia en lo que respecta a los Evangelios no es propiamente una traducción, sino una suerte de manipulación en la que se presentan puntos de vista de los apócrifos cristianos tratados por el Corán. La idea de que preocupó a la Iglesia es una tontería y la noción de que Jesús no murió en la cruz es tan vieja como el gnóstico Basílides y los Hechos Apócrifos de Juan (siglo II d.C., ambos) que ya formuló la idea de que quien había sido crucificado fue Simón de Cirene. Esta idea depende de la doctrina doceta de que Jesús no tuvo un cuerpo real, sino mera apariencia. Por favor, o haga caso de estas especulaciones gnósticas muy antiguas que además no tienen nada que ver con la realidad que puede extraerse del estudio serio, crítico e histórico de los Evangelios Saludos cordiales de Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Miércoles, 24 de Febrero 2016
Notas
Hoy escribe Fernando Bermejo
El autor del libro de Hechos de Apóstoles ha empleado varias técnicas para vehicular su mensaje. Una de ellas es la repetición, que pone de relieve la importancia fundamental de lo reiterado, en particular cuando los episodios son narrados o evocados tres veces. Esta triple repetición ocurre con mucha más frecuencia de lo que una lectura apresurada podría detectar. Un ejemplo particularmente claro y llamativo es el de la historia de la experiencia religiosa de Pablo, narrada en tercera persona en el capítulo 9, y luego otras dos veces en primera persona por Pablo en los capítulos 22 y 26 (aunque con divergencias entre estos relatos). Esta reiteración sirve, por supuesto, para mostrar la legitimidad de la empresa paulina. Otro ejemplo –también este el de una transformación religiosa– es el episodio del centurión Cornelio, supuestamente el primer converso explícitamente pagano. El hecho de que se repita en tres ocasiones (10,1-48; 11,1-18; 15,7-11) pone de relieve que la aceptación de los gentiles fue un momento decisivo en la historia del movimiento y en su autodefinición. Otra triple reiteración se encuentra en la decisión de Pablo de volverse a los gentiles tras el rechazo del mensaje por parte judía, cada una de las cuales tiene lugar en un área geográfica diferente: la primera en Asia (13,46), la segunda en Grecia (18,6) y la tercera en Italia (28,28). Un ejemplo ulterior es la triple declaración de la necesidad de Pablo de ir a Roma, expresada siempre con la fórmula “es preciso que…”. La primera vez es el propio Pablo quien manifiesta que, tras ir por última vez a Jerusalén, le será necesario ver Roma (19,21). La segunda vez es una aparición de Cristo la que lo postula (23,11). La tercera es un ángel que según Pablo se le aparece el que expresa esa necesidad (27,24). También en tres ocasiones se repite la historia de una liberación milagrosa de la prisión de predicadores del mensaje por parte de un ser angélico o en todo caso de forma sobrenatural (5,19-20; 12,6-12; 16,25-40). Los beneficiarios de estas actuaciones liberadoras –los apóstoles, Pedro, Pablo y sus compañeros– quedan automáticamente justificados en calidad de dignos servidores del Dios verdadero, cuyo despliegue de poder sobrepasa con mucho cualquier potencia humana. La reiteración no va en desdoro del interés de Hechos como obra literaria, pues va acompañada a menudo de variaciones, haciendo más entretenida la lectura. Al mismo tiempo, sirve eficazmente para desarrollar la trama y vehicular el pensamiento del autor. Así, el hecho de que quien sea liberado de la prisión en el capítulo 5 sea el grupo de apóstoles, en el capítulo 12 Pedro, mientras que en el capítulo 16 lo sea Pablo muestra la existencia de continuidad entre los protagonistas, que experimentan el mismo tipo de vicisitudes y salvación y que por ello mismo son vindicados de igual modo por Dios. Esto sirve al autor para reforzar indirectamente una de sus tesis fundamentales: la equivalencia esencial de las figuras –y, por tanto, también de la predicación– de los principales exponentes del nuevo movimiento, y ello sin decirlo explícitamente, sino mostrándolo de modo tácito. Saludos cordiales de Fernando Bermejo
Miércoles, 24 de Febrero 2016
Notas
Escribe Antonio Piñero
Pregunta: ¿Cómo Judas Iscariote que era avaro de dinero permaneció tanto tiempo en tan pobre compañía en compañía de Jesús? ¿Por qué precisamente tenía que ser Judas, y no en ninguno de los demás que andaban con Jesús? RESPUESTA: Sus preguntas me desconciertan, porque no puedo responderlas adecuadamente, y creo que nadie pueda tampoco responderlas porque los textos antiguos, nueestras fuentes, nada dicen al respecto. Las antiguas biografías no se ocupaban de esos rasgos psicológicos. Eran mucho más escuetas. Además, lo de que era “avaro” es una interpretación deductiva muy común sobre todo del Evangelio de Juan (13,29). Pero estrictamente tampoco lo sabemos. Toda la figura de Judas estuvo sujeta a una gran elaboración mítica, de modo que en verdad poco podemos saber cómo fue con seguridad este personaje y menos aún cómo murió, ya que su trágico final está dibujado bien con rasgos del ahorcamiento del traidor Ajitófel en el Antiguo Testamento (traidor a David, que se ahorca: 2 Samuel 17,23: vea, si le es posible la obra colectiva, editada por mí “La verdadera historia de la pasión”, de EDAF, Madrid, hacia 2010) o bien con los de la muerte de otros “asesinos” célebres, como Antíoco IV Epífanes, el rey que quiso helenizar a la fuerza a los judíos y provocó el levantamiento de los Macabeos, a quien también le estallaron las entrañas. ¿Por qué él? Tampoco lo sabemos. De nuevo el Evangelio de Juan dice que “porque Satanás se lo inspiró, entrando en su interior (Jn 13,2). Pregunta: Es claro, a partir de lo expuesto en su libro “Los Cristianismos Derrotados” y algunos vídeos en los que usted aparece, que el cristianismo de hoy es fruto del cristianismo paulino. A partir de ello, me ha surgido una duda y es la siguiente: si Jesús no es el fundador del cristianismo, por lo tanto no instituyó la Eucaristía y menos el sacerdocio ¿Cómo se puede entender el origen del sacerdocio, tal como se ve en la Iglesia Católica? RESPUESTA: El sacerdocio es una continuación de los presbíteros, o ancianos (institución muy judía que fue conti nuada por os judeocristianos), que acabó gobernando el grupo de seguidores de Jesús, junto con el obispo monárquico (institución más bien griega) en vez de los carismáticos maestros y profetas. Los presbíteros se hicieron cargo de la dirección de las reuniones dominicales, y con ellas de dirigir la celebración de la “Cena del Señor”, entendida al modo paulino. Y como la institución de la eucaristía es una interpretación paulina (lea 1 Corintios 11,23-27), con un fuerte componente mítico-simbólico de unión con el Señor, no es nada extraño que pasados los años, cientos ciertamente, se fueran convirtiendo en lo que son: ante todo administradores del “misterio” de la eucaristía. Era solo cuestión de tiempo. Pregunta complementaria: Me interesaría saber si sobre el tema del sacerdocio y los presbíteros encuentro documentos o libros que me permitan profundizar un poco más. Agradezco su ayuda. RESPUESTA: El estudio detallado de este tema sobrepasa el ámbito temporal de mi trabajo siglos I a. C. y siglos I y II d. C. Le recomiendo que vaya a una buena Biblioteca y lea un buen Diccionario de teología. Busque ahí "sacerdocio" y similares y luego consulte también una “Historia de la Iglesia” (por ejemplo la de Sotomayor- Fernández Ubiña-Peinado, etc., en la Editorial Trotta; entre, por favor, en su página web. Pregunta: Se que es un experto en religiones y por eso contacto con usted para hacerle una pregunta sobre religión. Sabemos que una blasfemia es una palabra o expresión injuriosa que se dice contra Dios o una ofensa con actos impíos. ¿Una blasfemia también se considera una risa contra Dios por mas que no acompañe la palabra? Por ejemplo, las risas de Sara en Génesis 18:12. Sara no dijo nada contra Dios, pero rio, ¿blasfemó al reír? Muchas gracias. RESPUESTA: Como se trata de un caso judío, que opera con conceptos judíos. Y el ejemplo que usted pone es muy claro. Le diría que en la jurisprudencia religiosa judía se exige para condenar a alguien por blasfemia se exige que el acusado haya pronunciado expresamente el nombre de Yahvé y formule también una blasfemia explícita. Por tanto, reírse no es blasfemia, sino una notable desconsideración para con Dios. Y era así, tan rigurosas las condiciones, porque la pena era de muerte. Pregunta: También tenía otra pregunta que se me olvidó hacer, ¿El Espíritu Santo está en El Cielo o dentro de los que le aceptan? Gracias RESPUESTA: Según la doctrina católica, que algunos consideran incoada en el Nuevo Testamento, el Espíritu santo, no puede separarse de Dios, es “Dios hacia afuera”, “Dios como espíritu”, y está no solo en el cielo sino en todas partes. La inhabitación de Dios en el creyente es un puro acto simbólico-místico. Se lo tiene usted que imaginar como quiera porque en el Nuevo Testamento no se dice en ninguna parte cómo funciona. Saludos cordiales de Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Martes, 23 de Febrero 2016
Notas
Escribe Antonio Piñero
Pregunta: He leído últimamente dos trabajos cruciales referidos a la figura de Jesús de Nazaret que ya conoces. Han supuesto treinta años de trabajo del convincente erudito padre Josep Rius-Camps y podrían hacer tambalear alguno de los pilares de la doctrina oficial de la Iglesia. Son, en concreto, “Demostración a Teófilo, evangelio y hechos de los apóstoles según el códice Beza” y “El evangelio secreto de Marcos autenticado por el códice Beza”. De ambos estudios se pueden extraer pequeñas y grandes conclusiones. Por ejemplo, la verdadera identidad del joven discípulo que escapó desnudo del prendimiento o la del misterioso Teófilo, que no es el noble Teófilo de la versión oficial sino el excelentísimo Teófilo, tercer hijo de Anás, cuñado de Caifás, nombrado Sumo Sacerdote por el gobernador romano Vitelio, cargo que ejerció entre el 37 y el 41 d.C. Otra sorpresa: el evangelio estaría construido en tres fases, por la misma persona, si bien en la segunda fase se repetirían secuencias. Me he permitido la temeridad de dejar aquí constancia de una teoría bastante absurda, lo reconozco. Partiendo de la base de que la vinculación entre el joven rico que no sigue el camino de Jesús, el que Jesús resucita y el que huye desnudo que establece Rius-Camps es inapelable pues se deriva del tenor literal del texto (“es que era rico”; “envuelto en una sábana sobre su desnudez”) yo iría más lejos (o sea, diría una barbaridad), yo diría que el joven es además el “discípulo amado/predilecto” y le pondría nombre: Lázaro. Me baso en tres puntos: 1.El pasaje del evangelio secreto de Marcos, situado en Jericó, donde habla de “la hermana del joven a quien amaba Jesús” (lo que sirve para identificarlo), 2. Juan 12, v9-11 donde se decide prender no solo a Jesús sino también a Lázaro y 3. Marcos 14, v43-52 donde se prende finalmente a Jesús y se intenta prender al joven que escapa desnudo, consecuencia de la anterior confabulación que recoge Juan (se alude al “envuelto en una sábana sobre su desnudez”, o sea, al joven rico de Betania, o sea, a Lázaro). Diría más. El primer testigo de la resurrección es Lázaro, es el que elige Jesús como primer receptor de la noticia más importante de la historia. Y aquí entra en juego un detalle que ha pasado desapercibido (¿?): Marcos 16, 5 habla de que está sentado “a la derecha”. ¿Para qué esta precisión? Tendría sentido si rememoramos el ataque de vanidad que tienen los apóstoles y su discusión bizantina en torno a quién se sentará a su derecha. Seguro que a los doce no les hacía gracia la existencia de un discípulo amado. Y resulta que Lázaro es el gran personaje de la etapa final de Jesús, el que aparecerá “a la derecha” de su sepulcro y es informado de la resurrección. Tal vez fuera su delfín. Solo queda un cabo suelto en esta explicación (bueno, para ser sincero, seguro que son más de uno) y es la insistencia de Marcos en el miedo que se apoderó de las mujeres tras conversar con el joven sentado a la derecha del sepulcro (utiliza las expresiones “temor”, “espanto” y “miedo” en una misma frase). Probablemente, vieron un “aparecido”, a Lázaro (Mateo 27, v52-53) ¿Y si Lázaro murió finalmente y resucitó también con Jesús, situándose “a su derecha”? Así tendría sentido el “espanto” y la huida de las mujeres. Sin embargo, ninguno de los 11 apóstoles, recelosos desde el principio de Lázaro, recogen su historia en la base tradicional común de los sinópticos (solo el tardío Juan lo hace, creo recordar, ya libre de otras consideraciones). ¿Y si a la derecha de Jesús no crucificaron a un ladrón sino a Lázaro, tal como querían los sacerdotes? De hecho, los ladrones no eran condenados a la cruz. María, la madre de Jesús, y la hermana de Lázaro habrían observado la crucifixión desde lejos. “Hoy estarás conmigo en el paraíso”, dijo Jesús. Así fue. RESPUESTA: He leído los dos trabajos de Rius, a quien admiro y respeto. De hecho he escrito reseñas en mi Blog (busque por Rius Camps; consulte el índice de Preguntas y respuestas”, también publicado Siento, sin embargo, no estar de acuerdo, con Rius. No considero que los argumentos sean constriñentes respecto a lo de Teófilo. Segundo: estoy convencido de que el Evangelio secreto de Marcos es un falso (también he escrito sobre lo largamente en “Jesús y la mujeres” (Trotta, 2014, 2ª edic.) Por tanto, todo lo demás me parecen interesantes y curiosas especulaciones, pero hipótesis y especulaciones no son certezas. Además, es muy posible que el personaje Lázaro sea ideal y simbólico, no existente en la realidad, en el Cuarto Evangelio. Lo defiende el Prof. Fontana Elboj sólidamente, en su libro sobre el origen del Evangelio de Juan que también he reseñado en el Blog. Utilice de nuevo el buscador. Y si es simbólico, todas esas especulaciones caen por su base. Siento mucho desmoralizarle, pero no creo en nada de eso; mi posición es muy escéptica. Supone un gran trabajo y un gran esfuerzo de imaginación, pero no me parece que llege a resultados aceptables. Pregunta: Mi duda salta por una lectura de un descubrimiento de 1968 sobre un hombre, Jehohanan, que se comprueba que fue crucificado pero que sus restos se descubrieron contenidos en una urna con idenficacion en una tuma familiar. ¿no es este hayasgo contrario a su hipotesis de que a los condenados a crusifixion eran arrojados a una tumba comun, como afirma usted que paso en el caso especifico de Jesus? de antemano muchas gracias nota: el articulo sobre el hallasgo puede hallarse en la Wikipedia. RESPUESTA: Sí lo es en apariencia. La diferencia radica probablemente en lo siguiente. Ese Jehohanán pertenecía probablemente a una familia adinerada y probablemente también de Jerusalén, mientras que Jesús era un pobre y además galileo. En realidad, lo que yo digo únicamente es que hay dos versiones del enterramiento de Jesús; y que la de los Hechos de los apóstoles 13,27-29 no se entiende bien si no se complementa con la idea de que se enterraban en fosas comunes (había dos terrenos al parecer; uno para los piadosos peregrinos que morían durante las fiestas; y otro para los criminales). Lo de “fosa común” se entiende también no como un fosa abierta donde se echaban todos de modo rebujado, como un enterramiento vulgar sin mausoleo ni nada especial; pero como no se crucificaba a la gente todos los días era posible, en el caso de Jejohanán, un posible acuerdo/soborno posterior para lograr el cadáver de las autoridades romanas. Saludos cordiales de Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Lunes, 22 de Febrero 2016
Notas
Escribe Antonio Piñero
Pregunta: Cuando Jesús habla de la inminente llegada del reino de dios, que algunos no moririan sin ver el reino de los cielos Pudiera ser que hablara en forma apocalíptica como una forma de hablar exagerando para que no perdieran la fe por que iban a ser perseguidos 300 años aun cuando el mismo no sabia la hora y el dia solo el padre. Escuche en un programa que usted piensa que Jesus pensaba que iba a estar vivo cuando llegara el fin del mundo. Entonces cómo encaja eso con lo de que el siendo el mesias y que cuando llegara el fin del mundo el hijo del hombre bajaria de los cielos para juzgar a la humanidad si el estaba vivo aqui en la tierra. RESPUESTA: No encaja de ninguna manera si uno hace caso al pie de la letra a lo que creen los evangelistas. Pero gracias a la posibilidad del estudio comparativo y crítico de los evangelios, se descubre (y en esto hay consenso entre los estudiosos) que la realidad más probable es que Jesús nunca se creyó que él era el Hijo del hombre como figura mesiánico apocalíptica, sino que esa era una figura semi divina que vendría en ayuda del mesías (al final de su vida es posible que Jesús se creyera el mesías) para instaurar el reino de Dios previo el juicio final, cuyo tribunal estará presidido por ese Hijo del hombre. Lo que es más que probable –y e algo aceptado ya por prácticamente todos los intérpretes– es que Jesús en algunas ocasiones se llamara a sí mismo “hijo de hombre”, es decir un ser humano. Pero cuando se escriben los evangelios, una vez muerto Jesús y en pleno proceso de idealización, ese ser humano = “hijo de hombre” se interpreta como el Hijo del Hombre, como título mesiánico del Libro de Daniel y se piensa que Jesús se lo atribuyó a sí mismo o se le atribuye a Jesús, en otras circunstancias como si él hubiese pensara que él era el “Hijo del hombre” daniélico. Pero esa atribución no parece posible si se estudia la manera cómo tenía Jesús de entenderse a sí mismo. La distancia entre él y Dios era inmensa, insalvable y muy distinta a como presenta Daniel a ese un “como un hijo de hombre”, a quien Dios le entrega todos los poderes en el cielo y la tierra. Incluso – es bien sabido– que se duda si Jesús llegó en vida a atribuirse a sí mismo el título de mesías. Yo, personalmente creo que sí, pero muy al final de su vida y forzado, creo, por sus más exaltados discípulos. Pregunta: He estado leyendo su libro de “Guia para entender a Pablo”. Tenia yo la expectativa de entender como es que Pablo hace de la muerte de Jesus un sacrificio vicario para el perdon del los pecados. Aun leyendo algunas partes NO me queda aun claro como Pablo concluye eso siendo que ese tipo de sacrificios era inconcebible en el Judaismo. No se si no entendi bien el segmento que habla sobre eso que tiene usted en el libro, o hay que profundizar mas. RESPUESTA: En mi libro, como Usted sabe muy bien, he explicado largamente en una aclaración expresa el sentido de la muerte del mesías según Pablo. Y he concluido que es un sacrificio del Hijo, por designio del Padre, que ese Hijo asume voluntariamente y que ese sacrificio sirve como expiación de los pecados no solo de los judíos, sino de los paganos. Y he añadido dos cosas: Una: que ni siquiera sabemos muy bien cómo los judíos mismos del siglo I entendían el proceso de la expiación Y dos: que Pablo ha añadido una idea a ese concepto judío de sacrificio expiatorio (en este caso la muerte del mesías, que tampoco es una noción judía) que añade algo al concepto de expiación, y es idea de la muerte vicaria, a saber, explícitamente la muerte de un justo por la de un injusto (o varios, o muchos o todos) que merecían morir (por sus pecados) pero que no mueren. Y explicito que ese concepto no es judío, sino griego y romano, y que entre ellos era muy común. He puesto como ejemplos literarios (de lo que todos los niños aprendían si iban a la escuela) los de Ifigenia y Alcestis. Y he dicho de un modo casi explícito que Pablo acepta ese concepto porque era un bien cultural que estaba en el ambiente helénico y que le venía muy bien para explicar el valor de la muerte universal del mesías, no solo por los judíos sino también por los paganos. Y lo hace sin dar más explicaciones (porque sus lectores no la necesitaban) del mismo modo que utiliza el concepto de “adopción” grecorromano para explicar cómo los paganos que creen en Cristo son hijos adoptivos de Abrahán (no son hijos naturales como los judíos), pero con los mismos derechos en cuanto a la salvación ya que son “hijos” al fin y al cabo. Por tanto mi respuesta es: quizás no he aclarado totalmente por qué Pablo utiliza el concepto de muerte vicaria porque me parecía que se deducía de cómo iba explicando el asunto en mi libro. Pero como veo por su pregunta que no ha quedado claro, tendré que explicarlo mejor en una segunda edición, si se produce. Mientras tanto, mis disculpas. Saludos cordiales de Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Domingo, 21 de Febrero 2016
Notas
Escribe Antonio Piñero
Pregunta: Desde hace algún tiempo trato de conseguir un libro de Barbara Thiering titulado Jesús el hombre. Parece casi misión imposible. Parece que hizo una interpretación de los rollos del mar muerto, quizás muy particular, no sé si conoce algo sobre esta autora y que opinión tiene sobre sus teorías. Reconozco que cambié parte de mis prejuicios o condicionamientos tras leer su libro ciudadano Jesús. Desde entonces trato de seguir conociendo otros puntos de vista. Sin embargo con esta autora Barbara Thiering no estoy teniendo mucha suerte, y quería saber si de conocerla, sabe de alguna librería o lugar donde pudieran tenerlo. Quería agradecerle su gran labor de investigación y divulgación y ya de paso quería saber si tiene previsto en dar alguna charla o conferencia en Barcelona. RESPUESTA: 1: Le transcribo lo que publiqué en mi Blog (número de postal 167-07; por favor utilice el buscador) sobre B. Thiering y otros: Crítica básica a las ideas de Allegro, Dupont- Sommer, Bárbara Thiering y otros como Baigent-Leigh o Székely: Estos personajes plantean la cuestión básica siguiente que ya habíamos transcrito: ¿Tenemos que modificar toda nuestra concepción de la historia del cristianismo primitivo después de la publicación de los manuscritos del Mar Muerto? Como prometí en la nota del día anterior he aquí mi crítica añeja, acomodada un tanto al día de hoy: “Parece hoy ya definitivamente probado que los textos de Qumrán no contienen ni pueden contener ningún dato concreto sobre Jesús, Juan Bautista o los cristianos, ni siquie¬ra mención o alusión ninguna a ellos, por la sencilla razón de que son la inmensa mayoría de ellos anteriores en el tiempo a estos personajes y al movimiento provocado por la predicación del Nazareno”. Por tanto, si tuviéra¬mos que reescribir la historia del cristianismo a partir de los textos de Qumrán sería tan sólo una obligación indirecta. Los concienzudos estudios paleográficos y los análisis espectométri¬cos a base del Carbono 14 –que hemos expuesto en postales anteriores en sus líneas básicas- muestran que ninguno de los textos de Qumrán es coetáneo con el nacimiento del cristianismo como fenómeno de divergencia ideológica dentro del seno del judaísmo de la época. Lo notable de la teología cristiana primitiva que se desarrolla entre el 30-60 d.C., sobre todo por los grupos de Pablo y de inspiración paulina ni se roza en Qumrán, como planteamientos teológicos estrictos Una segunda anotación previa es imprescindible respecto a las relaciones entre Qumrán y el Nuevo Testamento: desde un punto de vista científico, o simplemente serio, no puede prestarse la menor atención a la obras modernas mencionadas en la postal anterior como si fuera necesario estudiar un complejo código secreto de interpretación que habría sido descubiertos por esos “especialista” nombrados— para interpretarlos. Thiering en concreto es sumamente fantasiosa con hipótesis inverosímiles. No le haga caso. 2: Siento no tener ni la menor idea donde conseguir alguna obra de esta profesora australiana, salvo si se busca en Google Books y encuentre allí algo. 3: Por ahora no tengo nada previsto en Barcelona. Es una pena porque para mí es la ciudad ideal. Pero la crisis financiera de los sistemas universitarios (la Universidad de Barcelona está, como la Complutense, muy endeudada) ha hecho que se restrinjan gastos en invitaciones a profesores de fuera. Espero que sea esta la única razón. Pregunta: Saludos, estimado profesor. Quería decirle que estoy encantado con su Guía para entender a Pablo. Aun y así, tengo un par de dudas. No quiero decir que usted no se exprese con claridad, sino que yo personalmente no he entendido del todo bien algunos puntos de su Guía. Le dejo aquí las preguntas con la esperanza de que me las responda cuando tenga tiempo y ánimo. Reciba de mí, un cordial saludo. 1) Usted menciona Levítico 17:11 como ejemplo de un valor expiatorio de la sangre que podría llegar a ser semilla de concepciones mixtas entre los judíos de la diáspora en cuanto a si la sangre perdona los pecados o si expía por ellos. No me queda clara la distinción entre la expiación y el perdón. ¿Sería el siguiente un posible esquema? Pecados inadvertidos y advertidos. Mácula (¿Suciedad?) generada por ellos.→Arrepentimiento lleva al perdón de los advertidos pero no limpia la mácula. → Sacrificio por los advertidos. Mácula limpia por ellos limpia. → Día de la Expiación. Entrega a Azazel y a Yavé del cabrito. Mácula por los inadvertidos limpia. Si el esquema está mal, me gustaría que me lo aclarase. Y si es posible explicar qué es exactamente la mácula y a qué afecta realmente le estaría muy agradecido. ¿La mácula de Adán afectaría a la creación entera? 2) El sistema de la salvación que he entendido de su Guía, me parece bastante coherente. Aunque no sé si lo he entendido del todo. Tampoco me ha quedado clara la relación exacta que tiene con el sistema sacrificial de levítico aunque sea con matices griegos, o con un filtro helenizado. Cristo expía los pecados de la humanidad (¿creación limpia de mácula?). Muerte vicaria. → Llamada a los elegidos desde la eternidad para vivir en el Reino. → Vida santificada de éstos. → Primera resurrección y juicio. → Reino del Mesías. → Jueces para los no creyentes. → Reino de Dios. Aquí se me plantean varias dudas. La primera, todo esto considerando que el esquema está fundamentalmente bien entendido y expresado, es sobre si estos elegidos/escogidos habrían habitado en el cielo en la línea de 4 Esdras. La segunda es si los “santos” que parecen venir con Jesús en la primera resurrección son ángeles. La tercera es si durante el juicio, los creyentes tienen la oportunidad de perder y de ser condenados. Esto último lo digo porque de la “prueba de fuego”, esa especie de purgatorio, del que habla Pablo en el día del juicio parece desprenderse que todo participante se salva, con pérdida o con recompensa pero se salva. En cambio en su Guía parece dar a entender que los “llamados” pueden perderse. 3) Mi última pregunta es si pasajes como aquellos en lo que Pablo dice que quiere estar con el Señor, pueden entenderse o no de forma poco semítica. Lo digo por la antropología paulina, tan semítica y tan helénica. ¿Pablo habla de que estará con el Señor nada más morir o dice que estará con él en la resurrección? ¿Dónde cree que estará mientras duerme hasta la resurrección? Muchas gracias por todo profesor. Espero con muchas ansias su respuesta, siempre tan rápida y tan precisa. RESPUESTA: Respecto a 1): Como ha visto en mi libro, afirmo que no sabemos bien cómo entendían exactamente los judíos del siglo I el perdón por parte de Dios y la expiación. Pero intentaré responderle: su esquema es en sí plausible. Pero no puedo asegurar que sea así con absoluta certeza, verdadero o falso. Creo que nunca estaremos del todo seguros. 1. El perdón de Dios es previo a las acciones en el Templo, y se logra por el arrepentimiento ante Dios en el corazón y la subsanación del daño a otros seres humanos, si este es subsanable. En la Biblia Dios está siempre dispuesto perdonar a sus elegidos, y basta la “vuelta” sincera a él para que de facto el pecado quede perdonado. Pero hacen falta símbolos externos de que es eso así… pero nunca se explica cómo funcionan exactamente, o al menos como nos gustaría saberlo. 2. La mácula producida por el pecado afectaba al santuario/templo propiamente, y de rechazo a los seres humanos. La del templo se elimina por el sacrificio; la de los seres humanos por las abluciones y otras prácticas similares. 3: La mácula no es el pecado de Adán. Digo claramente que los judíos no creían en el pecado original, sino solo que la naturaleza humana quedó degradada porque “genéticamente” Adán transmitía a sus sucesores una tendencia a potenciar la mala inclinación que está siempre en el corazón de los mortales. Respecto a 2): de nuevo, debo decir que su esquema es plausible. 1: Sí. El pensamiento de Pablo es parecido al del autor de IV Esdras en estos ámbitos. Los elegidos estarán en el cielo. Pero los que se salvarán de hecho son muy pocos. 2. No está claro en absoluto. Pueden ser ángeles, como a veces se dice expresamente, y pueden ser “santos” de la historia de Israel que o bien están ya en el cielo, sin morir, como Henoc, Elías, o bien muertos y resucitados, como Moisés. Por tanto, las dos posibilidades. 3. Según el Pablo de 1 Tes, él no va a “dormir” (= morir) esperando la resurrección, sino que estará aún en vida, como otros fieles seguidores del mesías. Los que ya han “dormido” son los que resucitarán, así como los hebreos y paganos justos que vivieron antes de la venida del Mesías. Y Pablo concibe que estará en el cielo junto con el Señor en alma y cuerpo (glorificado, haya muerto o no, todos serán mutados a una “corporeidad espiritual”). Pero no aclara más. Y si él no dice más, nosotros no podemos saberlo. Saludos cordiales de Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Viernes, 19 de Febrero 2016
Notas
Escribe Antonio Piñero
Pregunta: ¿Puede darme su opinión sobre el choque fe y razón? RESPUESTA: Su pregunta es muy extensa y se han escrito infinidad de libros sobre la materia. Haga el favor de buscar en Google Books y encontrará materia suficiente. Pero no me quiero escapar del todo de la pregunta y me voy a restringir al ámbito de los textos de la “revelación” y en concreto a las obras del Nuevo Testamento que es lo que más interesa a los cristianos. Lo que yo diría es que en realidad la pregunta está mal planteada –lo digo sin ánimo de ofender en absoluto– respecto al ámbito de la historia que es en lo que yo me muevo. Lo que yo diría es: En realidad la pregunta debe plantearse de otro modo. O mejor ¿existe en verdad tal pregunta? No hay choque alguno en el ámbito de la interpretación o exégesis de esos textos religiosos porque la exégesis es pura historia. Ahora bien, el historiador jamás puede dejar entrar en su oficio, y en el producto de su trabajo, la historiografía, lo sobrenatural, y diría que ni siquiera Dios como tal. El historiador solo se ocupa de hechos verificables, repetibles, observables. Por tanto, una intervención divina en el ámbito de lo humano, o la revelación misma, o una resurrección, no son terrenos repetibles y comprobables. Por tanto el historiador se remite solo a describirlos y a decir, por ejemplo, respecto al cristianismo: «El nacimiento del cristianismo no se explica sin afirmar que los primeros seguidores de Jesús creyeron firmemente que este había resucitado». Y no más. No trata ni de admitir ni negar la resurrección. Simplemente constatan que las gentes, los seguidores de Jesús en este caso, creían en eso. Si un historiador admitiese lo sobrenatural en su trabajo estaría rotundamente perdido. Por lo siguiente: podría en todo caso admitirlo porque a) los textos que lo afirman son fidedignos; b) porque los testigos que lo sostienen son fidedignos. ¿Por qué razón? Quizás porque están dispuestos a dar su vida por la verdad de lo que afirman. Pero no queda nada claro. En ese caso tendría que admitir la verdad de lo sobrenatural que afirman otras religiones, por ejemplo, el budismo o el islam: a) porque no hay razón para no prestar asentimiento a la fidelidad histórica de eses textos, pongamos por caso, budistas o islámicos, si se le he prestado ya a los textos cristianos cuando hablan de un hecho sobrenatural. b) porque los testigos son igual de fidedignos, ya que están dispuestos a dar su vida por la verdad de lo que afirma su religión (piense ahora, por ejemplo, en los «mártires del islam»). Y entonces el historiador se vería obligado a afirmar que son verdad «realidades» y afirmaciones contradictorias entre sí. Por consiguiente, en síntesis: no hay choque entre razón y fe en el ámbito de la historia, sencillamente porque el historiador deja de lado (sin negarla en concreto) la fe. No la considera. Y si para el historiador la fe no desempeña papel alguno; no hay choque. Pregunta: Quisiera si por favor me da su punto de vista respecto de una película que se llama \"El nombre de la rosa\" desde su especialidad que es la religión, ya que mi tarea consiste en escribir sobre está película (varios aspectos) recapitulando fuentes de consulta, entre ellas, la de un experto como Ud. RESPUESTA: He visto esa película y leído la novela. No soy, ni mucho menos, un experto en cine. Por tanto sobre las virtudes o vicios estrictamente cinematográficos de esa película apenas puedo pronunciarme. No me disgustó ciertamente. Sobre la novela, sí le diré que su autor es un expertísimo filólogo y un inteligente escritor. La novela no tiene errores o ucronías, y las informaciones sobre el pensamiento medieval y el aristotélico son muy fiables. En tanto en cuanto respeta la novela, la película está bien. Pregunta: Mi pregunta sobre Adán es la siguiente: la mácula de su pecado, que quedó como impresa en los sucesores de Adán ¿era la que se limpió únicamente con el sacrificio de Cristo según Pablo? La pregunta perdida es si cabe la posibilidad, en el pensamiento paulino, de que un creyente pierda la salvación. Parece que sí, pero menciona "las obras de cada uno serán probadas al fuego y si sobreviven será recompensado. Si no sobreviven, sufrirá pérdida pero se salvará como el que pasa por fuego"; eso me da a entender que pensaba en una suerte de purificación final tras la cual todo creyente se salva. Lo que me parece poco compatible con el resto del corpus. RESPUESTA: Según Pablo, creo, la mácula de Adán no se quita, sino sus efectos. Por tanto la humanidad completa está potencialmente redimida. Un creyente, como creyente, puede no salvarse, según Pablo, si a su fe no une el cumplimiento de la Ley del amor o del mesías, que como sabe Usted por mi libro tiene algunos apartados que no son exactamente iguales para judíos conversos y paganos conversos. El convertido, justificado por la fe es, lo digo con la expresión célebre de Martín Lutero, "Simul justus et peccator" (“Justo y pecador a la vez”), por tanto su salvación no está automática asegurada hasta el momento mismo de su muerte; o según Pablo, en su tiempo, hasta la parusía. Saludos cordiales de Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Jueves, 18 de Febrero 2016
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Editado por
Antonio Piñero
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Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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