CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero

Una vez presentadas las líneas generales de los respectivos conceptos de “alma” que en las culturas hebrea y griega antigua existieron, es hora de ver cómo se conjugaron ambas cosas en la cultura helenística, la vida cultural que, desde Alejandro Mago hasta época romana, impregnó el Mediterráneo oriental.

Hoy escribe: Eugenio Gómez Segura.


066. El alma (3): la cultura popular y las traducciones.
Papiro P.Duk. 740 con salmo 88, versículos 15-18 de la traducción de la Biblia hebrea al griego.

Las creencias populares de la época helenística sobre el alma eran ya fuerza imparable cuando se tradujo la Biblia Hebrea al griego. Eso no quiere decir que los conceptos popularizados de la cultura antigua y la filosofía encajaran en la traducción bíblica. Si el pueblo pensaba que el alma era una parte del ser que conocía, sentía, pensaba, y era la personalidad manifiesta de la persona, también creía que lo propio del cuerpo no era lo propio del alma (comer, dormir frente a alegría o pena, por ejemplo). Además, se pensaba que el alma estaba relacionada con los diversos cielos, viajaba por ellos durante el sueño y estaba, en general, relacionada con el universo y que, tras la muerte, viajaban a un lugar concreto donde incluso podían ser castigadas, premiadas. Pero también podía considerarse el alma como la vida misma de una persona, y así, salvar un alma era salvar a una persona, incluyendo tanto lo físico como lo anímico.

Pero el helenismo incluyó también a la provincia persa de Yehud y a los hebreos que ya se habían extendido por el mundo oriental (Egipto, Siria, Babilonia, etc.). Así que cabe la posibilidad de que, además de lo que conocemos sobre la antropología de la Biblia Hebrea, se produjeran otras interpretaciones favorecidas por la dominante cultura griega.

La traducción griega, conocida como Los Setenta o Septuaginta, se sirvió de la palabra psyché en sentido más bien antropológico que filosófico, de manera que, aun siendo chocante, cuando se lee la traducción en griego o la versión española de esa traducción, debemos considerar que el alma es uno de los constituyentes de la vida física tal como pensaba la cultura hebrea antigua. La conclusión más interesante que se deriva de los estudios sobre el tema es que, en Los Setenta, falta esa concepción que hacía del alma algo inmaterial o al menos invisible, elemento esencial distinguible del cuerpo y capaz de existir más allá de la vida física. Así pues, si encontramos expresiones como carne y alma (Is 10, 18 o Salmo 62, 2) se refieren a la persona al completo, a su vida como ser finito.

No obstante, en algunos casos de Septuaginta parece que asoman conceptos más filosóficos que hebreos. Y, de hecho, otra cosa es encontrar la palabra psyché en la literatura judía posterior, especialmente si consideramos las ideas fariseas sobre la resurrección. El libro conocido como 1 Macabeos muestra una gran mayoría de usos de la palabra como referida a lo psicológico, lo cual es un indicio de la gran influencia griega cuando el texto es nuevo, es decir, no es una traducción de la Biblia Hebrea y, por tanto, puede mostrar mejor las influencias culturales helenísticas.

La colección de sentencias conocida como Pseudo Focílides, del s. I d. C., muestra claramente la influencia griega: el alma (psyché) sigue viviendo tras la muerte (105 y ss), bien vuelva a Dios o sea llevada por ángeles, según comentan el Apocalipsis de Esdras (6, 4) y el Testamento de Abrahán (6, 5). E incluso se pensaba que cuerpo y alma serían reunidos para el juicio final.

Pero hay datos todavía más helenizantes. El libro denominado Sabiduría es una clara muestra: en 9, 13-15 se abre paso la idea de que el cuerpo es una cárcel para el alma:

13 ¿Qué hombre, en efecto, podrá conocer la voluntad de Dios? ¿Quién hacerse idea de lo que el Señor quiere? 14Los pensamientos de los mortales son tímidos e inseguras nuestras ideas, 15pues un cuerpo corruptible agobia el alma y esta tienda de tierra abruma el espíritu lleno de preocupaciones. (Traducción de Cantera-Iglesias).

Pero no se trata de un alma divina, sino de una parte del cuerpo capaz de recibir el espíritu (pneuma) que emana de la divinidad para algunos santos.

La situación intelectual y teológica es más compleja que en el periodo definido únicamente por la antropología y religión semíticas; muestra hasta qué punto el bagaje filosófico griego ha de ser mencionado y atendido a la hora de acercarse a los orígenes del cristianismo.

Saludos cordiales.
 
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Domingo, 12 de Diciembre 2021

"Compartir". Preguntas y respuestas 319 de 10-12-2021


Escribe Antonio Piñerp
 
PREGUNTA:
 
1"En el primitivo judaísmo no se podía nombrar a Dios, pero de alguna manera se daba a entender cuando se refería a él, de hecho en el antiguo testamento, figura Jehová o Yahvé (o el tetragrámmaton que lo identifica) unas 10000 veces. 
 
2 ¿Porque Jesús jamás nombra ni a Yahvé,  ni a Jehová, ni jamás se le traduce con el tetragrámmaton, ni referencia nominal alguna al dios judío?
 
 
3 Jesús llama a dios "ABBA" pero ¿por qué en el Antiguo Testamento jamás sale ni una sola vez esa denominación "ABBA" hacia dios?
 
 
4 ¿Le parece que es compatible con el mensaje de Jesús, el Dios que ordena degollar a todos los hombres a todas las mujeres y a todos los niños incluso lactantes a sus burros y a sus mulas de un pueblo con el Dios de pon la otra mejilla que propugna Jesús?"
 
 
RESPUESTA:
 
1 y 2 Cierto que el Antiguo Testamento aparece Elohim o Yahvé miles de veces. Pero en la época de Jesús y por mera tradición, para cumplir el Segundo mandamiento, los judíos se habían acostumbrado a la ley consuetudinaria de no nombrar a Dios. Lo denominaban Altísimo, Presencia, Lugar, Palabra, Sabiduría, o de cualquier modo. Cada uno a su gusto. Y todo el mundo entendía. No era preciso nombrar a Dios. Solo el Sumo Sacerdote, el día del ayuno General expiatorio (Yom Kippur) pronunciaba el nombre de Yahvé, en voz baja en el Santo de los Santos, y postrado de hinojos.
 
3. Abbá es un vocablo arameo y el Antiguo Testamento está escrito en hebreo (menos 10,11 de Jeremías y 2,4-7,28 de Daniel). Por tanto, la pregunta tiene poco sentido. Abbá es uno de esos signos, sin duda, de la familiaridad con Dios que debía de tener un profeta, como él lo era. Abbá no es “papaíto”, lenguaje infantil, sino “Papá” que puede ser utilizado con respeto también por los adultos. En el Antiguo Testamento el título de Dios “(mi) Padre es tan raro que los especialistas señalan solo Eclesiástico 51,10. Pero en Qumrán hay dos testimonios de este uso. El primero en 4Q372: “Mi padre, mi Dios, no me abandones a los gentiles”, atribuido apócrifamente a Josué en un salmo compuesto por él y 4Q460 5,6, donde se lee “Mi padre y mi Señor” (véase “Los hombres de Qumrán, Trotta, Madrid, 1993 de F. García Martínez y J. Trebolle, p. 243). Es uso, por tanto, es un rasgo muy idiosincrático de Jesús, pero no único.
 
4. Habría que preguntárselo a Jesús.

Tal como aparece su figura en los Evangelios, Jesús ni se lo plantea. En el siglo I se consideraba normal que Dios tratara fatal a los impíos, a sus descendientes y en general a todos los enemigos de su pueblo elegido. Les parecía estupendamente (véase el cántico de Zacarías en Lucas 1,67-79. Y el libro de Zacarías, en el que en 9,9 presenta un mesías manso y humilde, en 12,3.9; 13,2.8; 14,2 se habla de que Dios destruirá sin piedad a todos los habitantes dela tierra que se opongan a Israel. Jesús conocía y aprobaba el libro de Zacarías, porque aceptaba muy probablemente que el reino de Dios se instauraría en Jerusalén, y que Dios entraría en la ciudad desde  el monte de los Olivos (véase Zacarías 14).
Jesús no es solo el profeta del Dios misericordioso, sino también el del Dios castigador con el fuego eterno del infierno (seis veces en los Evangelios). Casi el 40 % del Evangelio de Mateo es un aviso del castigo de un Dios enfurecido contra los impíos.
 
Por tanto, pienso que un judío piadoso y fanático no experimentaba ninguna contradicción entre un Dios, padre amoroso, y un Dios cruel con los enemigos de Israel, que eran los suyos.
 
Saludos.
Viernes, 10 de Diciembre 2021

8-12-2021


Escribe Antonio Piñero
 
 
Uno de los argumentos importantes en contra de que el proceso de "conversión" (que no es “conversión”, como creo que y sabemos, sino “llamada” a ser proclamador de Jesús como mesías; no se convierte al cristianismo porque este no existía aún) es que Pablo (dice él en Gálatas que fue una revelación: “Mas cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia” Gálatas 1,15).
 
Normalmente la revelación nuclear de una idea “nueva” sobre la divinidad a un místico es normalmente repentina, solo que hay que suponer a Pablo debía estar reflexionado como los seguidores de Jesús soportaban estoicamente su persecución (que por cierto, tampoco sabemos qué hacían los perseguidos).Tras una etapa de reflexión, lo más probable es que la revelación consistiera nuclearmente un una idea. “Yo persigo a unos que dicen que el mesías ha venido ya”. “¡Pues es verdad!”.
 
Por tanto no se convierte a una fe estrictamente nueva sino. Sino solo a la idea de que “Los perseguidos por mí tienen razón” acerca de que Jesús es el mesías…, lo cual es estrictamente judío.
 
Pablo no se contenta con esa idea. Tiene una consciencia tremenda de haber sido llamado para ser profeta / proclamador de Jesús y se retira a Arabia, lejos de su cuidad normal de residencia, probablemente Damasco, a pensar... durante nada menos que tres años: “Mas, cuando Aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre, sin subir a Jerusalén donde los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde nuevamente volví a Damasco. Luego, de allí a tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas y permanecí quince días en su compañía. Y no vi a ningún otro apóstol, y sí a Santiago, el hermano del Señor.  Y en lo que os escribo, Dios me es testigo de que no miento. Luego me fui a las regiones de Siria y Cilicia” (Gálatas 1,15-22)
 
Tres años… pensando… se supone y ejercitándose. ¿Iba a ir a predicar a los árabes convincentemente a un Jesús sobre el que tenía que madurar mucho sus ideas sobre él? No podemos negarlo pero sería una idea propia de incipientes, hasta que Pablo decide volver a Damasco, y de ahí a Jerusalén donde vivían los seguidores estrictos de Jesús. Respecto a las “condiciones de posibilidad” del surgimiento de la creencia en la resurrección de Jesús me he referido siempre a los más íntimos, y en especial al grupo de mujeres que seguía a Jesús. Creo que no se puede hablar nada de Pablo dentro de ese grupo.
 
Ciertamente, parece que –como hemos indicado– de distinguirse el surgimiento de la creencia en la idea de que Jesús había resucitado, idea que se formó pronto entre el grupo de seguidores que le fueron fieles… pero eso no afectó a Pablo, que casi de repente de la noche a la mañana pasó de perseguidor de los seguidores de Jesús a proclamador de Jesús como mesías redentor.
 
No parece, pues, plausible que sin hablar con alguno de los seguidores predicara a Jesús muy pronto tras su “llamada” con todo lujo de detalles…con las presuntamente pocas ideas de Ananías.
 
Así que nada apunta a un cambio repentino de las ideas de Pablo sobre Jesús salvo el núcleo de la revelación inicial. Por tanto, me parece que Pablo necesito bastante tiempo para formar su teología sobre la muerte y resurrección de Jesús, y sin duda también no solo construyendo sobre lo que enseñó Ananías, Pedro y Jacobo, sino que su teología sobe Jesús se fue enriqueciendo de lo oía de la comunidad de Antioquía (Hch 13,1). Así que podemos decir que el convencimiento nuclear de Jesús como mesías fue quizás rápido, pero su teología sobre ese hecho fue un cambio muy madurado.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
https://www.trotta.es/libros/los-libros-del-nuevo-testamento/9788413640242/
 
Miércoles, 8 de Diciembre 2021

“Compartir” (318) Preguntas y respuestas de 06-12- 2021


Escribe Antonio Piñero

PREGUNTA:
 
“Profesor: usted mismo ha repetido en multitud de ocasiones que los apóstoles no hacían ni caso a Jesús y que, en ocasiones incluso parecía que ni le entendían, pareciendo unos pazguatos incluso sus propios familiares y hermanos tampoco le creían hasta que se produjo su presunta resurrección. No parece que impresionara Jesús a sus apóstoles hasta después de muerto, eso sí, después de muerto algo debió de hacer en vida, y como muestra podemos recordar a Santiago y su conversión súbita en líder de la iglesia en Jerusalén”.
 
RESPUESTA:
 
O yo me he expresado muy mal, o Usted ha entendido mal. Eso que Usted dice no lo he dicho nunca tal como usted lo dice.
 
Lo que yo he afirmado en multitud de casos es que –desde el punto de vista histórico– la idea del Nuevo Testamento de que los discípulos eran tontos y pazguatos, y que después de al menos doce meses de convivencia continua con Jesús, con decenas y decenas de discursos públicos, parábolas y ejemplos, etc., siguieran los discípulos sin entender a Jesús en casi nada, es una idea absolutamente inverosímil.
 
No parece posible que un Jesús que atraía a montones de gentes, al menos al principio en Galilea, que predicaba en un lenguaje popular, con parábolas, ejemplos caseros, citas conocidas de la Biblia y exageraciones o hipérboles retóricas para destacar las ideas principales que deseaba transmitir, no fura entendido por sus discípulos. Jesús hablaba muy claro.
 
A la vez, me confirmo en la idea de que el Nuevo Testamento presenta a los discípulos como con poca inteligencia. Véase un par de textos evangélicos de la presentación neotestamentaria de los discípulos de Jesús como no dotados de habilidad cognoscitiva:
 
Mc 4,10-13:
 
“Cuando quedó a solas, los que le seguían a una con los Doce le preguntaban sobre las parábolas. Él les dijo: «A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas, para que por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone. Y les dice: «¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces, comprenderéis todas las parábolas?”
 
Marcos 9,31-32:
 
 “Porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará. Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle”
 
Y otro texto de Hechos de apóstoles 4,13:
 
“Viendo la valentía de Pedro y Juan, y sabiendo que eran hombres sin instrucción ni cultura, estaban maravillados”.
 
Pues bien, afirmo que el Evangelio sobre todo quiere magnificar a Jesús aunque lo haga una manera, torpe. Presentar a los discípulos como un tanto lerdos pazguatos, no solo engrandece la figura de Jesús y presenta du doctrina como doctrina, sino que además
 
1. Se realza más la labor del Espíritu Santo en Pedro y Juan si se los presenta en Hechos 4,13 como rústicos e imperitos.
 
2. Que presentar a los discípulos como gente incapaz de comprender es una manera de justificar la huida asombrosa y cobarde de tales discípulos varones tras la muerte de Jesús (no de las mujeres).
 
3. Que presentarlos así se justifica como de origen divino, como inspiración de lo Alto, la labor teológica de la construcción de un nuevo mesianismo sufriente, insólito dentro del judaísmo, hecho por sus seguidores más íntimos.
 
Por tanto, lo más verosímil históricamente es que dado lo buen pedagogo que debía de ser Jesús, los discípulos lo entendieran perfectamente, y que hubo de causar una honda impresión en sus seguidores. Y que estos no eran tontos se deduce de que –aparte de la labor teológica de Pablo– los primeros seguidores de Jesús también construyeron algunas doctrinas teológicas de envergadura, como la nueva teología del Hijo del Hombre.
 
Así que yo jamás he sostenido lo que dicen que he sostenido, a saber que el culpable del mal entendimiento de los discípulos podría deberse al poco impacto de Jesús en ellos. Es muy posible que el mal pedagogo sea yo y no Jesús, y se me haya entendido mal.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Lunes, 6 de Diciembre 2021

“Compartir” (317) Preguntas y respuestas de 03-12- 2021.



PREGUNTA:

"Las similitudes entre Isis y María, como las de Marcos 15,28 con Salmo 22,18 por ejemplo, se deben como usted ha apuntado en varios libros, a que Jesús fue en vida un personaje sin relevancia ni eco alguno.
 
Una persona que hace una serie de milagros advirtiendo que no lo comenten a nadie, una persona a quién ni su propia familia le cree, ni su hermano Santiago le cree, pero que sorprendentemente cuando muere y parece que  empieza a parecerse a Cefas, a Pablo, a los 500, a los apóstoles, es cuando repentinamente tras esa aparición, Santiago si empieza a creer en él y se responsabiliza de la iglesia en Jerusalén, Pablo (tras otra aparición) deja de matar cristianos y se convierte repentinamente en su gran defensor, es cuando los apóstoles que corren como usted muchas veces ha dicho "como conejos" ante la muerte de Jesús, de repente parece que  ven a Jesús resucitado y cobran todo el coraje del mundo y se empiezan a enfrentar a la muerte de cara sin miedo (el único que no muere ejecutado es Juan) y se dedican al extender el cristianismo (Pedro, que pide ser crucificado boca abajo porque no era digno de morir como su Señor resucitado, le había negado 3 veces, en vida.) y unido a que en sus propias palabras profesor, algo cambió radicalmente la vida de toda esta gente y que sin esa acción no se explicaría el surgimiento del cristianismo es por lo que nos hace pensar que realmente hubo algún tipo de situación extraña de alguna índole pero no podríamos decir realmente qué, pero algo tuvo que haber.
 
Y es entonces cuando los evangelistas, a toro pasado, impresionados por esas apariciones a los apóstoles, a Pablo, a Cefas y a otro 500 más, rehacen la historia copiando mitos del Antiguo Testamento.
 
Por eso se parecen tanto incluso se plagian porque se dan cuenta que realmente es algo grande y nadie ha escrito nada in situ (excepto la fuente Q que si es copiada en su época y por eso no añaden ningún tipo de cristología porque solo copian lo que va escuchando y ya está).
 
Se dan cuenta cuando reciben múltiples testimonios de que si se está apareciendo muerto aquel tal Jesús, pero que antes habían pasado totalmente inadvertido.
 
Claro que se parecen la Virgen e Isis pero como tantas otras cosas que se copian posteriormente para hacer la historia maravillosa una vez lo han visto resucitado. (Desde el Levítico al “Dios mío por qué me has abandonado”).
 
Del Nuevo Testamento, quizá lo único que se puede sacar en claro es la hija de Jairo, que es otra de esas cosas de ser verdad al menos el hecho base, porque todo lo demás del Nuevo Testamento  es muy posible que sea la construcción previa de una historia maravillosa previa a unas inesperadas apariciones post mortem que marcan el inicio del cristianismo, que marcan la vida de aquellos que la ven y los evangelistas hacen una historia haciendo una retro ingeniería histórica una vez que Jesús ha muerto y resucitado.
 
La impresión que genera en toda esta gente que ha visto a Jesús resucitado es como si usted, Dr. Piñero, mañana por la mañana se levanta y dice: "No quiero estudiar nada más de la Biblia porque a mí lo que me gusta es hacer ganchillo", abandona completamente los estudios bíblicos y del Israel del siglo primero y se dedica a hacer ganchillo y cuando alguien le habla del Israel del siglo primero se levanta y se va.
 
Renuncia a su sueldo de la Universidad de va a un monte a hacer ganchillo y cuando alguien le pregunta usted contesta que se le ha aparecido su abuela (que ya se le ha aparecido a más gente) y le ha hecho ver lo maravilloso del ganchillo.
 
Pues es para tenerlo en cuenta sobre todo considerando que otros lo hayan visto también y ella han cambiado radicalmente su vida a resultas de esa misma visión.
 
Un cambio absolutamente radical que los evangelistas fabrican unos antecedentes maravillosos para darle cobertura a esas apariciones reales e inesperadas que están viendo por eso no se sabe nada de los 12 años a los 30. No saben qué poner.
 
RESPUESTA:
 
Es muy difícil responder a este largo alegato en breves palabras, como me he propuesto. Pero impresionado como estoy por parte del final de esta comunicación ("No quiero estudiar nada más de la Biblia porque a mí lo que me gusta es hacer ganchillo"), que alude a un cambio radical respondo:
 
No fue la cosa tan simple como indica esta comparación. Apunto con cierta rapidez las vías de solución:

1. Jesús causa impacto en sus discípulos durante al menos 12 meses

2. Ocurre su muerte inopinada

3. Son de un conocimiento común las doctrinas judías sobre la victoria final del justo o siervo de Yahvé injustamente oprimido

4. La creencia general judía en la resurrección, menos los saduceos, y quienes pensaban que solo resucitarían los judíos; y otros que solo los judíos y gentiles justos.

5. La solución de la disonancia cognitiva (lo mismo que una mujer que ha perdido a un hijo o un marido muy querido) por las mujeres del grupo, que lo sienten vivo al lado de ella o ellas.

6. El convencimiento de los varones del grupo

7. La solución definitiva a la disonancia cognitiva dada sobre todo por la inmensa y judía interpretación por parte de Pablo de la muerte y resurrección de Jesús, tras un convencimiento de que los perseguidos por él podían tener razón

8. El desarrollo de las teorías paulinas por medio de los evangelistas y los teólogos posteriores
 
Así pues, no hay ningún cambio radical del filólogo e historiador que de repente se hace amante del ganchillo, sino un proceso de un año o más explicable por la sociología, la psiquiatría, la antropología con el trasfondo de las creencias judías e ideas parecidas dentro de la religión popular grecorromanas.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Viernes, 3 de Diciembre 2021

(01-12-2021) ( 1203)


Escribe Antonio Piñero
 
 
Una vez que se han superado las dificultades de impresión y plegado de un libro “gordito” y con papel muy fino, como es la edición del Nuevo Testamento que ahora comento, me parece oportuno indicar que esta obra contiene diversas propuestas que son originales de los autores y poco o nada conocidas en el mundillo de la investigación del Nuevo Testamento.
 
 
No deseo que pasen desapercibidas de ningún modo, y exhorto a los estudiosos de este corpus que escriben en español que se pronuncien sobre ellas con argumentos. Los autores estamos deseosos de aprender de reseñas serias. Y apunto al grupo de investigadores de la Universidad de Deusto, quienes han recibido reseñas críticas de parte de quien esto escribe, pero ellos nunca han correspondido con crítica positiva alguna. Solo, que yo sepa, en una ocasión, en la págs. 243-244 de la obra en común “Qué se sabe de…Jesús de Nazaret” criticaban las opiniones de G. Puente Ojea, J. Montserrat y F. Bermejo De ellos decían que eran muy eruditos, pero que criticaban lo siguiente, cuando el último citado sobre todo que en los investigadores confesionales, aun no teniendo mala fe alguna, se veía “una falta de genuino interés por la recuperación cabal e incondicional del Jesús histórico”.
 
A lo que respondieron:
 
“Nos parecen inaceptables descalificaciones a priori como esta, y ello es una de las razones que nos ha movido a escribir este libro (el citado arriba). Nadie está libre de presupuestos...”.
 
 
En mi obra “El Jesús histórico. Otras aproximaciones”. Trotta, Madrid, p. 82, he respondido del modo siguiente, que parafraseo un tanto:
 
 
“Me pregunto entonces cómo es posible que José Montserrat, G. Puente Ojea y F. Bermejo, que se han pasado la vida estudiando, manifiesten en sus libros conclusiones a priori. A priori…, ¿después de larguísimos años de investigación? Sencillamente no lo veo. No se puede tener una enorme erudición y a la vez formular descalificaciones a priori, salvo que se les juzgue gente de mala voluntad. Y esto me parece demasiado. Pienso, por el contrario, que cuando un investigador pertenece a una iglesia, tiene ciertos límites que no puede traspasar.
 
Si no, que se lo pregunten a José Antonio Pagola..., personaje sobre cuyas ideas y sus consecuencias con la jerarquía española hemos hablado aquí. La pertenencia a una organización estructurada impone límites ciertos al pensamiento. La afirmación final de Aguirre, Bernabé y Gil de que «nos parece adecuada la expresión ‘Jesús real’ para referirse al Jesús de la fe, el presentado por los evangelios canónicos» (p. 248) me parece profundamente inadecuada para una obra de talante histórico como es la que ellos editan”.
 
 
Paso a formular brevemente lo que creo que son innovaciones serias y meditadas de “Los libros del Nuevo Testamento”:
 
· El Nuevo Testamento debe editarse con un orden muy diferente. El orden actual entorpece seriamente la comprensión global del Nuevo Testamento. Por ejemplo, para entender hay que leer primero a Pablo y luego a los Evangelios, y no al revés.
 
· El Nuevo Testamento no es el fundamento del cristianismo, sino de un cristianismo, vencedor, el paulino. Esta idea expresada ya en “Cristianismos derrotados” recibe un considerable refuerzo con el estudio de la estructura numérica de las obras de ese corpus.
 
· Ni Jesús ni Pablo fueron los fundadores del cristianismo. Ambos fueron judíos profundamente convencidos de su religión y observantes de la ley de Moisés. En todo caso, el primero deseó reformar el judaísmo y darle mayor calado y hondura a la observancia de la ley de Moisés; el segundo, ante la inminencia de la parusía según creía firmemente, no tuvo más intención que “Vivir su judaísmo en el Mesías”. Los fundadores del cristianismo de hoy son los seguidores de Pablo y la consolidación del cristianismo duró siglos.
 
· No existió jamás una “Gran Iglesia Petrina” unificada y unificante que admitiera en su seno condescendientemente la obra de un Pablo positivamente edulcorado.
 
· La interacción de las obras neotestamentarias del cristianismo en el estadio posterior al año 70 e.c. cómo unas obras suponen la existencia de otras (ejemplos: Mateo y Lucas presuponen la existencia de Marcos; Efesios complemente a Colosenses; 2 Tesalonicenses corrige a 1 Tes.; la Epístola de Judas supone la existencia de 1 Corintios; Hebreos, la Carta de Santiago y 2 Pedro presuponen un conocimiento de la correspondencia paulina), de modo que la conclusión fue obra una Gran Iglesia paulina parece deducirse obligatoriamente.
 
· Formular que Pablo “liberó a los cristianos de la observancia de la ley de Moisés”, es una simplificación insostenible, entre otras razones porque la ley de Moisés contiene el Decálogo. Es necesario explicar que la ley mosaica es doble: una universal y eterna, obligatoria para todos, y otra específica y temporal (recibe una visión nueva en tiempos mesiánicos) obligatoria solo para los miembros natos de la alianza de Dios con Abrahán, los judíos, obligados a cumplir la ley de Moisés completa incluso aun creyendo que Jesús es el mesías. El pagano convertido a esa fe no tiene que hacerse judío, circuncidándose, si es varón, cumpliendo además las leyes de los alimentos y de la pureza ritual. El pagano ha de seguir siendo gentil, no judío, pero creyente en Jesús como mesías, y observando la ley del Mesías que es la Ley del amor”.
 
· El libro de Hechos de Apóstoles no es obra de Lucas, sino de un discípulo suyo que imita conscientemente su teología y estilo. Pero las diferencias de lengua de pensamiento teológico y algunas contradicciones palpables no permiten que se atribuya sin más a “Lucas” la autoría conjunta del Evangelio y de Hechos, redactado decenas de años después del primero.
 
·Los dichos de Jesús del Evangelio de Juan son el producto de una representación parateatral de los profetas cristianos que acomodaban la imagen sencilla de Jesús de los Sinópticos a la de un Jesús profundo y místico. Los cristianos que oían esas “palabras de Jesús” en la liturgia eran perfectamente conscientes de su actualización. Por ello las aceptaban como si fueran de Jesús.
 
· La Carta de Judas supone 1 Corintios, pues la descripción de la herejía combatida por el autor sin nombrarla nunca, tiene todos los rasgos y casi en el mismo orden que los defectos que Pablo halla en la facción de los espirituales de Corinto.
 
 
Hay, pues, notables novedades en esta edición. Los autores esperamos críticas para mejorar la edición. El grupo de Deusto es invitado especialmente, junto con los expertos que publican en diversas páginas digitales de “religión”
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
https://www.trotta.es/libros/los-libros-del-nuevo-testamento/9788413640242/s
 
Miércoles, 1 de Diciembre 2021
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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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