Notas8-12-2021
Escribe Antonio Piñero
Uno de los argumentos importantes en contra de que el proceso de "conversión" (que no es “conversión”, como creo que y sabemos, sino “llamada” a ser proclamador de Jesús como mesías; no se convierte al cristianismo porque este no existía aún) es que Pablo (dice él en Gálatas que fue una revelación: “Mas cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia” Gálatas 1,15). Normalmente la revelación nuclear de una idea “nueva” sobre la divinidad a un místico es normalmente repentina, solo que hay que suponer a Pablo debía estar reflexionado como los seguidores de Jesús soportaban estoicamente su persecución (que por cierto, tampoco sabemos qué hacían los perseguidos).Tras una etapa de reflexión, lo más probable es que la revelación consistiera nuclearmente un una idea. “Yo persigo a unos que dicen que el mesías ha venido ya”. “¡Pues es verdad!”. Por tanto no se convierte a una fe estrictamente nueva sino. Sino solo a la idea de que “Los perseguidos por mí tienen razón” acerca de que Jesús es el mesías…, lo cual es estrictamente judío. Pablo no se contenta con esa idea. Tiene una consciencia tremenda de haber sido llamado para ser profeta / proclamador de Jesús y se retira a Arabia, lejos de su cuidad normal de residencia, probablemente Damasco, a pensar... durante nada menos que tres años: “Mas, cuando Aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre, sin subir a Jerusalén donde los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde nuevamente volví a Damasco. Luego, de allí a tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas y permanecí quince días en su compañía. Y no vi a ningún otro apóstol, y sí a Santiago, el hermano del Señor. Y en lo que os escribo, Dios me es testigo de que no miento. Luego me fui a las regiones de Siria y Cilicia” (Gálatas 1,15-22) Tres años… pensando… se supone y ejercitándose. ¿Iba a ir a predicar a los árabes convincentemente a un Jesús sobre el que tenía que madurar mucho sus ideas sobre él? No podemos negarlo pero sería una idea propia de incipientes, hasta que Pablo decide volver a Damasco, y de ahí a Jerusalén donde vivían los seguidores estrictos de Jesús. Respecto a las “condiciones de posibilidad” del surgimiento de la creencia en la resurrección de Jesús me he referido siempre a los más íntimos, y en especial al grupo de mujeres que seguía a Jesús. Creo que no se puede hablar nada de Pablo dentro de ese grupo. Ciertamente, parece que –como hemos indicado– de distinguirse el surgimiento de la creencia en la idea de que Jesús había resucitado, idea que se formó pronto entre el grupo de seguidores que le fueron fieles… pero eso no afectó a Pablo, que casi de repente de la noche a la mañana pasó de perseguidor de los seguidores de Jesús a proclamador de Jesús como mesías redentor. No parece, pues, plausible que sin hablar con alguno de los seguidores predicara a Jesús muy pronto tras su “llamada” con todo lujo de detalles…con las presuntamente pocas ideas de Ananías. Así que nada apunta a un cambio repentino de las ideas de Pablo sobre Jesús salvo el núcleo de la revelación inicial. Por tanto, me parece que Pablo necesito bastante tiempo para formar su teología sobre la muerte y resurrección de Jesús, y sin duda también no solo construyendo sobre lo que enseñó Ananías, Pedro y Jacobo, sino que su teología sobe Jesús se fue enriqueciendo de lo oía de la comunidad de Antioquía (Hch 13,1). Así que podemos decir que el convencimiento nuclear de Jesús como mesías fue quizás rápido, pero su teología sobre ese hecho fue un cambio muy madurado. Saludos cordiales de Antonio Piñero https://www.trotta.es/libros/los-libros-del-nuevo-testamento/9788413640242/
Miércoles, 8 de Diciembre 2021
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Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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