Notas
Hoy escribe Antonio Piñero
Mi amigo Xabier Pikaza ha expuesto sus razones sobre una cronología corta de la pasión de Jesús (Religión Digital, El blog de Xabier Pikaza, 12-04-2014 que ha tomado de su libro, Historia de Jesús, Verbo Divino, Estella, 2014). En esta postal expone algunas otras teorías como el adelanto de la Última Cena de Jesús que habría seguido un calendario esenio… y poco más. Pero no alude a la posibilidad (supongo que sí lo hará en su libro, ya que él conoce perfectamente la hipótesis; pero no he podido leerlo aún) de que la historia de la pasión pudo durar en realidad unos seis meses. Nos parece muy posible la hipótesis de que la historia de la Pasión sea la compresión literaria en una semana, buscando la unidad de “tiempo, acción y lugar”, de eventos que duraron bastante más tiempo. Tomo los datos del libro conjunto La verdadera historia de la pasión, Edaf, Madrid, 2008, pp. 136-233, en el capítulo que me tocó a mí redactar, cuyo título es “¿La historia de la pasión de Jesús?”. Un ejemplo evidente de que existe compresión literaria lo tenemos en la disposición general de los mismos evangelios sinópticos cuando narran la vida pública de Jesús. Según los Sinópticos, Jesús predica fundamentalmente en Galilea y sólo una vez durante su vida pública visita Jerusalén para una Pascua. Su ministerio público dura, pues, un año, o todo lo más año y medio. Para el EvJn, Jesús visita Jerusalén cuatro veces durante su ministerio (2,13; 5,1; 7,10; 12,12), y allí asiste a tres Pascuas. Su vida pública dura, por tanto dos años y medio o tres como mínimo. Esta diferencia temporal entre los evangelistas, en algo tan vital como el ministerio público de Jesús, es asombrosa. Las escenas que transcurren en Jerusalén no aparecen agrupadas en EvJn antes de la Pasión como en los Sinópticos, sino divididas por bloques en diversos momentos. Así es como precisa el EvJn 12, 13 que es mucho más exacto que los Sinópticos respecto a algunos pequeños detalles de la Historia de la Pasión (por ejemplo, en el proceso romano cuando habla con mayor propiedad de “pretorio” [Jn 18, 28], del tribunal gr. béma [Jn 19, 13]; del patio pavimentado o griego litóstrotos Jn 19, 13) y respecto al día de la muerte de Jesús; véase más adelante pág. *). Mc 10,8 habla de “follaje cortado de los campos”, y Mt 21,8 de “ramas de los árboles”, como sabemos, Juan precisa como “palmas” Algunos textos del relato de la Pasión contienen indicios de que las acciones narradas pudieron ocurrir en un momento diferente a la escasa semana previa al 14/15 de nisán. Son los siguientes: A. El episodio de la entrada en Jerusalén y las palmas. La asistencia de Jesús a esta fiesta aparece sólo en el EvJn; falla, pues, el criterio de “atestiguación múltiple”, aunque sabemos que los Sinópticos comprimen la asistencia de Jesús a las festividades judías. Sin embargo, los comentaristas suelen aceptarlo como histórico con las que los asistentes acogen a Jesús, que apunta a septiembre, a la Fiesta de los Tabernáculos, a la que asistió Jesús según el EvJn 7,1-52, en la que las palmas eran típicas en las procesiones de los peregrinos. Las palmas no eran propias de la zona de Jerusalén, sino que eran traídas siempre de fuera para la fiesta de los Tabernáculos. Escribe R.E. Brown en su Comentario al EvJn 12, 9-19: Incluso hoy día se traen las palmas a Jerusalén desde Jericó. A causa de la mención johánica de las palmas algunos han sugerido que la entrada en Jerusalén tuvo lugar realmente en la Fiesta de los Tabernáculos, en la cual se traían una gran cantidad de palmas desde el valle del Jordán para construir las tiendas y para llevarlas en procesión (Lev 23, 40: “El primer día [de la Fiesta de los Tabernáculos] tomaréis frutos de los mejores árboles, ramos de palmera, ramas de árboles frondosos y sauces del río…”; Neh 8, 15: “Salid al monte y traed ramas de olivo, de pino, de mirto, de palmera…”). Según todos los evangelios, el estribillo que cantaban los asistentes en la entrada de Jesús a Jerusalén estaba tomado del Salmo 118, una composición que era parte de la liturgia de la Fiesta de los Tabernáculos (aunque también cantado en Pascua y en la fiesta de la Dedicación del Templo). Igualmente Zac 14, 16 (El contexto es el de un juicio de Dios contra los gentiles, el triunfo de Jerusalén y su santificación: “Todos cuantos quedaren de las gentes que vinieron contra Jerusalén subirán cada año a adorar al Rey, Yahvé de los ejércitos”), citado en Mt y en Jn, puede relacionarse con el contexto de la fiesta de los Tabernáculos de Zac 14,16. En verdad, Zac 14, 4 (“Se afirmarán aquel día los pies de Yahvé sobre el Monte de los olivos… y éste se partirá por medio, de levante a poniente como un gran valle…”), situado en el contexto de esta Fiesta, profetizaba que Dios habría de aparecer desde el Monte de los Olivos, y Jesús estaba haciendo su entrada en Jerusalén precisamente desde ese monte. Esta teoría de que entró en Jerusalén en la fiesta de los Tabernáculos mejor que en la de la Pascua es interesante, pero no puede probarse (The Gospel according to John, Chapman, London, I 1978, pág. 457 [existe vers. española]). A este último argumento puede responderse: tampoco es posible probar estrictamente que la entrada en Jerusalén tuvo lugar en la Pascua, dado el altísimo grado de teologización de la Historia de la Pasión en torno a la idea –arriba mencionada- de que Jesús es el Cordero de Dios y por tanto su muerte sustituye por siempre a la de los corderos sacrificados en el Templo. Esta idea es muy potente incluso en el Evangelio de Juan (Jn 1, 29: “Al día siguiente vio (Juan Bautista) venir a Jesús y dijo: ‘He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo’”) que nos ha proporcionado el argumento de las palmas. B. El episodio –al día siguiente de la entrada triunfal- en el que Jesús busca algo de comer entre las hojas de una higuera: “A la mañana siguiente, cuando volvía a la ciudad, sintió hambre. Viendo una higuera junto al camino, se acercó, pero no encontró nada más que hojas; entonces le dijo: ‘Nunca jamás brote fruto de ti’. Y la higuera se secó de repente. Al verlo, los discí¬pulos preguntaron sorprendidos: ‘¿Cómo es que la higuera se ha secado de repente?’. Jesús les contestó: ‘Os aseguro que si tuvierais una fe sin reservas, no sólo haríais esto de la higuera; incluso si le dijerais al monte ese «quítate de ahí y tírate al mar», lo haría, y todo lo que pidieseis en la oración con esa fe lo recibi¬ríais’”. Este episodio, so pena de tener a Jesús por un imprudente que desconocía lo más elemental de la vida del campo (Absolutamente implausible, pues en las parábolas de Jesús hay una clara mayoría de imágenes camperas; desde luego no se habla de la carpintería y poco de la construcción, que podrían corresponder a su oficio tékton, artesano de la madera y de la construcción (Mc 6, 3)), es muy improbable en marzo/abril, que no es época de higos, y sí probable en septiembre. Este episodio está fuertemente editado por Marcos -añadiéndole la coletilla de “puesto que no era tiempo de higos”, ausente en Mateo-, precisamente para hacerlo coincidir con la época de la Pascua: Mc 11, 12-14. Bien analizada, la explicación de Marcos haría de Jesús un caprichoso o un imprudente. C. La reunión del Sanedrín en la que se toma la decisión de condenar a muerte a Jesús es colocado por el Evangelio de Juan unas cuantas semanas antes –no se puede precisar más- antes de la semana de Pasión (Jn 11, 47-50). D. La acción de Jesús contra el Templo y su “purificación”, narradas por el Evangelio de Juan al principio y no al final del ministerio público de Jesús (Jn 2, 13-22), indican al menos que la fecha de estos acontecimientos no era absolutamente segura. Estas cuatro consideraciones, unidas al argumento de la posible compresión de eventos, y de la tendencia a la dramatización en las narraciones evangélicas, más la inverosimilitud de que todo ocurra en la semana preparatoria de la Pascua y la fiesta de los Ácimos, nos parece que hacen plausible una entrada de Jesús en Jerusalén no una semana antes de la Pasión, sino en la fiesta de los Tabernáculos. Sobre la inverosimilitud de la pasión corta, aducía las siguientes notas: Es muy inverosímil la acumulación, o compresión de acontecimientos en un espacio tan breve de tiempo: apenas una semana. Desde el domingo, día de la solemne entrada de Jesús en Jerusalén aclamado como mesías, hasta su muerte en un viernes 14/15 del mes de nisán (véase más adelante, p. *) se suceden los siguientes hechos: - Ingreso triunfal en Jerusalén - Jesús llora por el trágico destino de la ciudad - La denominada “Purificación del Templo” - Maldición de la higuera - Insidias de las autoridades judías contra Jesús - Unos griegos quieren ver a Jesús - Unción en Betania - Traición de Judas - Preparación de la Pascua - Última Cena - Tránsito al Monte de los Olivos - Episodio de Getsemaní - Traición de Jesús - Jesús es apresado - Jesús ante el Sanedrín (“proceso judío”), más las negaciones de Pedro, más los episodios de burlas - Entrega a Pilato más la muerte de Judas - “Proceso romano” - Episodio de Barrabás - Episodio del “Ecce Homo” - Burlas romanas a Jesús - Camino del Gólgota - Episodio del Cireneo - Crucifixión - Episodio de los dos ladrones crucificados con Jesús - Muerte de Jesús - Sepultura Añádase a esto que desde la Última Cena hasta la sepultura transcurren solamente horas. Hay que sumar a estas acciones una dilatada tarea de enseñanza de Jesús en el Templo -y posiblemente en otro lugares- con los episodios didáctico-polémicos siguientes: - Disputa sobre el poder de Jesús y el bautismo de Juan - Discursos diversos en los que van incluidos las parábolas siguientes: de los dos hijos; de los malos viñadores; de los invitados a las bodas reales. En un segundo momento, discursos que contienen las siguientes parábolas: sobre los días del Diluvio y exhortación a la vigilancia; sobre los siervos fiel y el infiel; sobre las diez vírgenes; sobre los talentos/minas; sobre el juicio final. - La disputa pública con los fariseos sobre la cuestión del pago del tributo al César - Disputa pública con los saduceos sobre la resurrección - Enseñanza sobre el primer y más importante mandamiento - Disputa sobre la filiación davídica del mesías - Discurso general contra fariseos y doctores de la Ley - Lamentos sobre la ciudad de Jerusalén - Episodio del óbolo de la viuda - Largo discurso de Jesús sobre las señales del tiempo final (el denominado “Apocalipsis sinóptico”) - Largos discursos de Jesús en la Última Cena según el Evangelio de Juan. En conclusión: la hipótesis de una “Semana Santa corta”, me parece menos verosímil que la de una “Semana Santa larga”, en concreto de una duración de aproximadamente seis meses. Saludos cordiales de Antonio Piñero. www.antoniopinero.com Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com Universidad Complutense de Madrid
Viernes, 18 de Abril 2014
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Editado por
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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