CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Hoy escribe Antonio Piñero

Aun a riesgo de ser pesadito y para los que viváis en Madrid y alrededores, y os interese, os recuerdo que hoy, 30 de septiembre martes, habrá una mesa redonda sobre «La trata de niña y mujeres en las guerras de Oriente Próximo. Feminismo antigüo y actual", que va unida a la presentación del libro: "Jesús y las mujeres".

Intervendrán:

Antonio Piñero
María Victoria Caro
Nazanin Armanian
Lidia Falcón

Día: 30 de septiembre de 2014
Lugar: Ateneo de Madrid
Sala Nueva Estafeta
c/ Prado, 21
Madrid
Hora: 19:00 h

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Hoy una pregunta única, cuya respuesta es larga:
Pregunta:

Esta misiva es para solicitarle y presiento que será muy polémico, más información sobre Simon el Mago, a muchos nos interesa la realidad de los hechos pasados ya que somos curiosos intelectuales...

Respuesta:

Como base, no tenemos sobre este personaje más que un texto de los Hechos de los Apóstoles, que transcribo a continuación. Lo demás son todo comentarios. Verán que el tema no es fácil porque hay mucha especulación gnóstica:
9 Hacía tiempo que había en aquella ciudad de Samaria un hombre llamado Simón, que practicaba la magia y tenía fuera de sí a la gente de Samaria diciendo que era alguien importante. 10 Todos le prestaban atención desde el más pequeño al más grande, y decían: “Éste es el llamado Gran Poder de Dios”. 11 Y le prestaban atención porque durante largo tiempo los había tenido fuera de sí con sus artes mágicas. 12 Pero cuando creyeron a Felipe, que predicaba la buena nueva sobre el reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban tanto hombres como mujeres. 13 El mismo Simón también creyó, y una vez que se bautizó, permanecía asiduamente con Felipe, y estaba fuera de sí al ver los signos y grandes milagros que sucedían.
14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan, 15 quienes bajaron y oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo. 16 Porque todavía no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. 17 Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. 18 Cuando Simón vio que mediante la imposición de manos de los apóstoles se daba el Espíritu, les ofreció dinero 19 diciendo: “Dadme también a mí este poder, para que aquel a quien yo imponga las manos reciba el Espíritu Santo”. 20 Pero Pedro le dijo: “Que tu dinero quede contigo para tu perdición, porque has pensado que el don de Dios se adquiere con dinero. 21 Tú no tienes arte ni parte en este asunto, pues tu corazón no es recto a los ojos de Dios. 22 Arrepiéntete, pues, de esta maldad tuya y ora al Señor para que te perdone este pensamiento de tu corazón. 23 Pues veo que estás sumergido en amargura como la hiel y prisionero de la iniquidad. 24 Simón replicó diciendo: “Orad vosotros al Señor por mí para que no me suceda nada de lo que habéis dicho”. 25 Pero ellos, después de dar testimonio y de hablar la palabra del Señor, regresaban a Jerusalén y predicaban el Evangelio en muchas aldeas de los samaritanos.

Transcribo unos extractos de un seminario amplio sobre “La gnosis judía”, organizado por el Prof. Dr. D. José Montserrat y por mí mismo. La parte IV trató de Simón Mago. Los textos van numerados. Como se verá, el tema no es fácil.

La figura de Simón Mago es el primer exponente claro de una protognosis judía, pero su figura pertenece parte a la historia y parte a la leyenda o a las opiniones que de Simón se fueron formando sus seguidores. Las fuentes mismas (divididas en tres grupos: del siglo I; del II, y del III y IV) ayudan a discernir en las noticias sobre Simón y sus secuaces diversos estratos de información. Esta distinción nos ayudará a formarnos una idea más precisa del Simón histórico y del simonianismo, o sistema gnóstico que se formó en torno a su figura.
A) El primer estrato de información, del siglo I, corresponde a los Hechos de los apóstoles (en torno al 90 d.C.): en Hch 8, 9-24 se describe a Simón como un mago samaritano. Texto 1:

Hch 8,9-13: “Había en la ciudad un hombre llamado Simón, que desde tiempo atrás ejercía la magia y traía maravillada a la gente de Samaría. Decía que él era un gran personaje. Todos le hacían caso, grandes y pequeños, pues decían: Éste el la potencia de Dios llamada grande. Le hacían caso porque durante baste tiempo les había estado embaucando con sus artes mágicas. Pero cuando creyeron a Felipe que les evangelizaba acerca del reino de Dios y del nombre de Jesucristo, se bautizaron hombres y mujeres. El mismo Simón creyó y una vez bautizado no cesaba de acompañar a Felipe y cuando veía señales y grandes prodigios que sucedían se maravillaban. Viendo Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se otorgaba el Espíritu Santo, les ofreció dinero diciendo: Dadme a mí también ese poder, de modo que aquél al que imponga yo las manos reciba el Espíritu Santo. pedro le contestó: Que tu dinero vaya contigo a la perdición porque intentaste comprar con dinero el don de Dios, tú no tienes arte ni parte en este asunto, ya que tu corazón no es recto a los ojos de Dios. Arrepiéntete, pues, de tu maldad y ruega al Señor a ver si se aparta de ti esa idea de tu corazón, puesto que te veo destinado a la hiel amarga y a las cadenas de los inicuos. Simón respondió Rogad al Señor por mí a fin de que no me suceda nada de lo que habéis dicho”.

Comentario de J. Montserrat (en diversos lugares de su obra fundamental, Los gnósticos I y II, Gredos, Madrid, 1983).

“Esta perícopa es redaccional, muestra el triunfo del cristianismo sobre otros grupos judíos religiosos rivales. Lucas reajusta la figura de Simón y la coloca debajo de la de Jesús y los cristianos, como ya se hizo con Juan Bautista y sus seguidores. Núcleo histórico: que Simón fue un taumaturgo; que desarrolló su actividad en Samaría a la vez que los primeros misioneros cristianos, que la gente le creyera enviado de Dios o encarnación de Dios (“Fuerza de Dios”).
Como Celso y otras fuentes (Orígenes; Eusebio) creen que los simonianos era cristianos, es posible que el bautismo de Simón no sea un rasgo apologético de la redacción de Lucas”.

B) Segundo estrato: Justino Mártir (hacia el 150 d.C.) ofrece nuevos datos sobre Simón, quizás de una fuente independiente de Lucas (Textos: 1 Ap. 26. 56; Dial. 120) y representa un segundo estrato. Justino escribió una breve obra (Sýntagma = Compositio) sobre Simón, hoy perdida, pero que probablemente utilizó Ireneo de Lyon. Textos 12, 13 y 14:

2 Segundo estrato: Justino Mártir (1 Ap. 26, 1-3):

“Después de la ascensión de Cristo al cielo los demonios suscitaron a ciertos hombres que se proclamaban dioses, los cuales no sólo no fueron perseguidos por vosotros, sino que los hallasteis dignos de recibir honores. Por ejemplo, un tal Simón samaritano, originario de una aldea llamada Gitón, que en tiempos del César Claudio realizó prodigios mágicos por arte de los demonios que lo movían, fue tenido por Dios en vuestra ciudad imperial de Roma y honrado entre vosotros con una estatua como un Dios. Esta imagen se levantó en el río Tíber entre dos puentes y lleva la siguiente inscripción en lengua latina: Simoni Deo Sancto, es decir, A Simón Dios Santo. Casi todos los samaritanos y unos pocos hombres en las demás naciones lo adoran y lo consideran como el primer Dios. Una cierta Helena, que lo acompañaba en sus vagabundeos en aquel tiempo, y que antes había vivido en un prostíbulo, es considerada el primer pensamiento producido por él”.

3 Justino, 1 Ap. 56: “Simón en tiempos de Claudio César es honrado con una estatua en Roma y tenido por Dios”.

4 Justino, Diálogo con Trifón, 120, 6: “He comunicado por escrito al Emperador que los samaritanos están engañados siguiendo al mago Simón, de su propio pueblo, que afirman ellos ser Dios por encima de todo principio (arkhé), potestad (exousía) y potencia (dýnamis)”.

¿Qué añade o precisa Justino mártir? Que Simón nació en Gitón, Samaría, cerca de Flavia Neápolis (patria de Justino); confirma la acusación de magia; precisa que sus seguidores le tuvieron por Dios, lo divinizaron. Le llamaban el “Dios primero”. Justino añade también que los samaritanos adoran también a una cierta Helena, que acompañó a Simón en sus peregrinaciones, rescatada por Simón de un prostíbulo, y que a esta Helena le llamaban “Primer pensamiento” (Énnoia), nacida de Simón.
Comentario de José Montserrat (Los Gnósticos…):

“Justino prueba esta afirmación apelando a una supuesta estatua erigida en Roma a Simón (Simoni Deo Sancto , estatua en Roma, pro en realidad Semo [Deo] Sanco: una deidad sabina = sincretizado con Zeus).
Puede ser histórico que a la muerte de Simón sus secuaces le dieran culto como Dios (Gran Potencia). Es imposible saber con certeza si ese título se lo dio Simón a sí mismo o se lo atribuyeron sus seguidores.
De manera incidental es interesante observar que ya a finales del siglo I no sólo fue divinizado Jesús, sino también algún que otro personaje, en concreto Simón. Esto es importante a la hora de hacer una historia de la evolución teológica del cristianismo primitivo.
Respecto a Helena lo más probable es que fuera divinizada no en vida, sino tras la muerte de Simón, y que los simonianos la llamaran “Primer pensamiento”. Esto supone ya un sistema gnóstico bastante desarrollado”.

C) El tercer estrato corresponde a las noticias sobre Simón de Ireneo de Lyon e Hipólito de Roma. Texto 15.

5 Tercer estrato: Ireneo de Lyon.

Ireneo, Adv. Haer., I 23, 1ss: “Simón ha sido glorificado por muchos como Dios. Si bien había aparecido como Hijo entre los judíos; había descendido a Samaría como Padre y había venido a las demás naciones como Espíritu Santo, afirmaba que él era la Potencia altísima, es decir, el Padre que está sobre todas las cosas, aunque toleraba ser invocado por los hombres bajo variadas denominaciones. He aquí la doctrina de la secta de Simón samaritano, del que procedieron todas las herejías. Simón rescató a una prostituta llamada Helena en Tiro de Fenicia, y la llevaba consigo diciendo que era el Primer pensamiento (Énnoia) de su mente, madre del universo, por medio de la cual al principio había pensado hacer a los ángeles y arcángeles. Este Pensamiento, surgiendo de él y sabiendo lo que quería su Padre, descendió a las cosas de abajo y engendró ángeles y potestades, por los cuales fue creado este mundo. Una vez engendrados, retuvieron a Énnoia por envidia, ya que no querían que se les tuviera por progenie de algún otro. Efectivamente, desconocían en absoluto la existencia de Simón, quedando la Énnoia retenida por las potestades y los ángeles que había emitido, quienes le hicieron sufrir toda clase de vejámenes para que no se remontase hacia su Padre; hasta tal punto que la encerraron en un cuerpo humano y estuvo siglos enteros transmigrando de un cuerpo de mujer a otro, como en un continuo trasvase. De este modo se encontraba en aquella Helena que fue la causa de la guerra de Troya… Transmigrando de cuerpo en cuerpo, sufriendo siempre vejación por esta causa, vino a parar de prostituta en un burdel…, y ésta es la oveja perdida. Por esto vino Simón, con el fin de recogerla la primera y librarla de sus cadenas, y con el fin también de otorgar la salvación a los hombres por medio de la conciencia de sí mismos. Dado que los ángeles gobernaban mal el mundo, ya que cada uno deseaba para sí el primer lugar, vino para enderezar este estado de cosas, y descendió trasmudado de aspecto y hecho semejante a los principados y a las potestades y a los ángeles, hasta aparecer como hombre entre los hombres, aun sin ser él mismo hombre. Y se creyó que había sufrido pasión en Judea, cuando de hecho no la sufrió. Los profetas pronunciaron sus profecías inspira¬dos por los ángeles creadores del mundo; por esto los que han puesto su esperanza en él y en su Helena no se preocupan ya más de los profetas y, a fuer de libres, hacen lo que quieren. Los hombres se salvan por la gracia de Simón, no por mérito de sus buenas obras, ya que no se dan acciones justas por naturaleza, sino sólo por convención. Así lo establecieron los ángeles que hicieron el mundo, que esclavizaron a los hombres por medio de aquellos preceptos. Por lo cual, Simón prometió que el mundo seria destruido y que los suyos serían liberados del dominio de los que lo crearon.
En consecuencia, los sacerdotes de sus misterios vi ven en la lujuria, practicando las artes mágicas cada uno como puede. Utilizan exorcismos y encantamien tos; se entregan a filtros amorosos y excitantes, a los espíritus demoníacos e inductores de sueños, y a toda clase de artes mágicas. Poseen una estatua de Simón que reproduce la figura de Júpiter, y otra de Helena en figura de Minerva, y las adoran 216. Se les llama simonianos, del nombre de Simón, iniciador de su impiísima doctrina; en ellos tuvo inicio el falso conocimiento, según se deduce de sus mismas afirmaciones”.

Comentario de José Montserrat (Los Gnósticos…)

“Sus fuentes son heresiólogos romanos desconocidos (deducido a partir de la historia de Simón en AcPe) y el Syntagma de Justino sobre Simón. Ireneo presenta ya sobre Simón un esquema teológico desarrollado que pertenece sin duda más a los simonianos que a Simón y que se incardina bien en la teología del siglo II.
La fórmula trinitaria debe entenderse como en el cristianismo (fórmula bautismal de fines del siglo I = Mt 28,19 = no había conciencia clara de la Trinidad = no hay aún diversidad de personas, sino sólo diferentes modos de presencia).
Potencia altísima: En el contexto de una angelología considerablemente desarrollada, Simón en la exposición de Ireneo se reserva la denominación de dýnamis. En otros documentos cristiano judaicos las dynámeis aparecen junto a otras designaciones angélicas (cf., 1 Cor 15, 24; Ef 1, 21; 1 Pe 3, 22; Ignacio de Antioquía, Ef 13, l), pero en la recensión ireneana se distingue entre los principados, las potestades y los ángeles, de una parte y la dýnamis de otra: Simón es la dýnamis suprema.
Helena: La prostituta Helena de Tiro ha ofrecido material inagotable a los eruditos. Lo más esencial es que los doctrinarios quieren indicar que la Sabiduría divina (Helena) cayó en el mundo inferior (el lupanar) y fue rescatada por el Salvador. Se han aducido suficientes paralelos en la historia de las religiones próximas: W. Bousset aduce que, según Epifanio, la diosa Isis había ejercido la prostitución en Tiro (Hauptprobleme der Gnosis. Gotinga, 1907, pág. 81). A esto agrega GRANT que Isis fue sincretísticamente identificada con Astarté, la principal diosa de Tiro, y con Atenea, asimilada a Helena por los simonianos (Gnosticism..., págs. 81 y 83). El mismo Grant aduce una antigua leyenda sumeria referente a la diosa Inanna, trasvasada después a la diosa acadia Isthar; según estas leyendas, la diosa cayó al mundo de las tinieblas y fue rescatada por un divinidad masculina (ibíd., págs. 81 y ss.). La diosa Helena recibió culto en Samaria.
Señalemos que en el episodio de la prostituta puede hallarse una alusión al matrimonio de Oseas con una meretriz (Oseas 3, l).
Angeloi y exousíai: (cf. Hipólito, Ref. VI 19, 3), seres demiúrgicos. La virtualidad creadora de los ángeles es un trazo típicamente gnóstico y aparece por primera vez en Simón. El judaísmo tardío había desarrollado una meticulosa angelología, parcialmente heredada por el cristianismo, pero nunca atribuyó la creación del mundo a los ángeles. Para los simonianos, Yahwé debla de ser uno o el principal de estos ángeles demiurgos; esto sólo basta para evidenciar su distanciamiento de la ortodoxia judaica.
Envidia: La envidia aproxima los ángeles simonianos a los diablos. Efectivamente, la envidia era pecado diabólico por excelencia, y, por esto, Ptolomeo dice que los diablos proceden de la tristeza de Sophia Achamot, siendo la envidia una especie de la tristeza (Adv. Haer. I 5, 4).
Trasmigración: La doctrina se remonta a los órficos, de los que pasaría a Pitágoras. Además de los simonianos, profesan la trasmigración otros gnósticos como Carpócrates (I 25, 4); Basílides, según los Excerpta ex Theod. 28, etc.
Estesícoro, lírico griego que floreció hacia la segunda mitad del siglo vi a. C., había denigrado a Helena calificándola de «mujer de dos o tres maridos, esposa infiel» (Fr. 17, DIM). A causa de este agravio, narra Platón, fue privado de la vista (Fedro 243a). Entonces escribió la Palinodia, donde declara que Helena no fue la causa de la guerra de Troya: «No subiste a las naves de perfectos puentes, ni llegaste a la fortaleza de Troya» (Fr. 192). Gracias a esta retractación recobró la vista. Los simonianos presumen aquí de finos homeristas, pero no parecen conocer las Palinodias.
Oveja perdida: Mt 18, 12. Observación probablemente de Ireneo o de su fuente.
Primer lugar: La doctrina de los ángeles de las naciones aparece por primera vez en la apocalíptica judaica (Dn 10, 13; 1 Henoc 89, 51; II Henoc 10, 14) y fue aceptada por los eclesiásticos (Adv. Haer. III 12, 9; Clemente de Alejandría, Strom. VI 17, 159). Entre los gnósticos el tema se halla, además, en Basílides (I 24, 4), en los «ofitas» (1 30, 5) y en Justino (Ref. V 26, 11 14), siempre bajo un punto de vista negativo.
Descendió: El tema del descenso incógnito del Salvador es judeocristiano. En la Ascensión de Isaías leemos: «Ha sido escondido a todos los cielos y a todos los principados y a todos los dioses del mundo» (11, 16; cf. 10, 7 ss.). Cf. 1 Cor 2, 8; Ef 3, 10 12; Ignacio de Antioquía, Ef 19, 1; Epistola Apostol. 24.
Aun sin ser él mismo hombre: La expresión no tiene por qué ser entendida en sentido doceta estricto (que supone la negación de la humanidad de Cristo), sino en la línea del docetismo mitigado propio de los gnósticos (negación de materia crasa en el Salvador). Puede interpretarse que los simonianos no negaban la verdadera humanidad del Salvador (sea Jesús o Simón), sino que subrayaban su divinidad. La teología cristiana tardó siglos en aclararse sobre este punto.
No por mérito de buenas obras: La doctrina de la salvación por la fe y no por las obras es también paulina, cf. Ef 2, 8 9.”

En síntesis: según Ireneo, Simón es el causante de todas las herejías = el primer gnóstico; que Simón era el Dios supremo y que su Énnoia (femenino) era Helena, que ésta (parecida a la Sofía valentiniana) había producido la creación, pero que cayó en poder de los ángeles (malos = la materia) y acabó por la presión de éstos como una mujer hundida en esa materia, una prostituta; esta Helena en una de sus múltiples reencarnaciones fue Helena de Troya, causante de la guerra que describió Homero. Finalmente fue liberada por Simón (= parecida al alma, que cae en las redes de la materia y la gnosis/redentor la salvan = AcTh); que Simón descendió como redentor y engañó a las potencias celestes malvadas en su muerte aparente en la cruz; que practicaba la magia y que los simonianos eran unos libertinos.
B) Hipólito habla de Simón en Ref. VI 9-18. El heresiólogo reproduce –por una parte— una sección de escrito atribuido a Simón Mago, la Apóphasis Megále, y por otra, noticias tomadas de Ireneo y de una obrilla propia suya sobre el mismo Simón, con noticias que ya sabemos.
La doctrina que Hipólito atribuye a Simón en su primera parte es ya un sistema gnóstico completo –que no podemos resumir aquí— y que toma por principio una exégesis alegórica del Pentateuco: el principio de todo es una Potencia Infinita que se puede asimilar al fuego. Este fuego no es simple, y de él proceden todos los seres, tanto los invisibles (las potencias celestiales [Intelecto, Voz, Nombre, etc.] como los visibles (el cielo y la tierra) y luego el hombre..., etc. Luego se afirma que Simón se declara a sí mismo Dios…, se describe la creación del hombre…
Como muestra de este sistema veamos el texto del fragmento 10 referido a las potencias primordiales. Texto 16:

6 B) Hipólito de Roma, Refutación VI 18 (Fragmento 10):

“En la Apóphasis, Simón discu¬rre largo y tendido acerca de estas materias, diciendo literalmente: «Os digo lo que digo y os escribo lo que escribo, y aquí está lo que he escrito. En el conjunto de los eones hay dos brotes que no tienen ni principio ni fin, procedentes de una sola raíz, que es potencia, silencio, invisible, incomprensible. De ellos, uno aparece viniendo de lo alto, y es la gran Potencia, Intelecto del todo, que lo gobierna todo, y es masculino; el otro aparece desde abajo, y es la gran Intelección, femenina, que engendra todas las cosas. En consecuencia, contraponiéndose el uno al otro, se unen en cópula, y hacen aparecer el espacio intermedio, el aire incomprensible que no tiene principio ni fin. En este espacio se halla el Padre que lleva sobre si y nutre todas las cosas que tienen principio y fin. Éste es el que permanece, permaneció y permanecerá firme, y es potencia andrógina en conformidad con la potencia infinita preexistente, la cual no tiene principio ni fin y mora en la unicidad, puesto que a partir de ella salió en unicidad la intelección y resultaron dos”.

Comentario de J. Montserrat (Los Gnósticos…):

“En la Apóphasis, Simón discu¬rre largo y tendido acerca de estas materias, diciendo literalmente: «Os digo lo que digo y os escribo lo que escribo, y aquí está lo que he escrito. En el conjunto de los eones hay dos brotes que no tienen ni principio ni fin, procedentes de una sola raíz, que es potencia, silencio, invisible, incomprensible. De ellos, uno aparece viniendo de lo alto, y es la gran Potencia, Intelecto del todo, que lo gobierna todo, y es masculino; el otro aparece desde abajo, y es la gran Intelección, femenina, que engendra todas las cosas. En consecuencia, contraponiéndose el uno al otro, se unen en cópula, y hacen aparecer el espacio intermedio, el aire incomprensible que no tiene principio ni fin. En este espacio se halla el Padre que lleva sobre si y nutre todas las cosas que tienen principio y fin. Éste es el que permanece, permaneció y permanecerá firme, y es potencia andrógina en conformidad con la potencia infinita preexistente, la cual no tiene principio ni fin y mora en la unicidad, puesto que a partir de ella salió en unicidad la intelección y resultaron dos”.
Esta «sola raíz» es el Sumo Trascendente, ingénito, raramente aludido en los fragmentos conservados de la Apóphasis.
Se unen en cópula: Si bien la intención del pasaje señala la teología, las imágenes no pueden dejar de evocar el mito de la unión del y la tierra. «Lo alto» y «de abajo» no de¬ben entenderse anacrónicamente en sentido cósmico. Son expresiones que indican, en primer lugar, el carácter respectiva¬mente activo y pasivo de los dos eones, y, en segundo lugar, su procedencia independiente del Sumo Trascendente. Es importante observar cómo aquí, al igual que entre los valentinianos, el objeto del acto del Intelecto viene dado por el Primer principio. El Nous no comprende cualquier contenido de Dios, la parte que éste ha querido circunscribir: su economía de comunicación.
Intelección: En el desarrollo subsiguiente, Intelecto e Intelección no son asumidos ya como principios activo y pasivo, sino como Potencia Intelecto y acto Intelección , En este sentido, la Potencia es «Padre» del acto, pero, una vez actuada, la Intelección guarda en su seno a la potencia. El texto es bastante confuso debido al entrecruzamiento de las dos correlaciones (actividad-pasividad; potencia-acto)”.

D) Un cuarto estrato son otros testimonio más tardíos, de los siglos III y IV de Eusebio, Epifanio y Teodoreto, que no deben ser tenidos en cuenta como fuentes primarias, pues dependen de Hechos de los apóstoles, Justino e Ireneo. Eusebio contiene, sin embargo, un detalle interesante (en H.E. II 13, 7) a saber que los simonianos llamaban a Simón “el que está de pie” (griego: ), referido a la pretensión de Simón (crucificado) de que habría de resucitar (“estar de pie). Es posible que este detalle sea verdadero y que Simón de algún modo se creyera una suerte de redentor/mesías cuya suerte había de contener la resurrección después de su muerte.
En la última fuente que vamos a comentar sobre Simón, los AcPe y PsClem se habla de Simón que se presenta en Roma como la Gran fuerza, un antimesías, el que “está de pie” y que es derrotado por Pedro, el representante del verdadero mesías y verdadero Dios.
Como hemos dicho, de estos cuatro estratos la investigación separa lo que pudo ser el Simón histórico y el desarrollo del simonianismo con su mito gnóstico, obra de sus discípulos. Por lo general se cree que a partir de la noticia de Ireneo (segundo estrato) lo que se describe son más las creencias y prácticas simonianas que al Simón histórico. Segundo: se suele sostener que el mito sencillo de Simón = Dios + Ennoia /Sofía / Helena es anterior cronológicamente el mito de Sofía en los valentinianos y barbelognósticos (Int. General. 52). Se ha argumentado que en el simonianismo la divinidad que cae es Énnoia, la suprema divinidad femenina, mientras que en los setianos (ApJn, Zos, PensTr, All) posteriores es el “quinto estrato”, Sabiduría, un eón inferior, la que cae y produce el mundo (Barbeló es el segundo estrato). Esta simplicidad es indicio de antigüedad, aunque pertenezca a los simonianos y no al simón histórico. Es decir, que muerto Simón se construyó el mito de Énnoia / Helena. El fundamento de esta afirmación es que Justino en su Apología no pone claramente en relación este mito simoniano con Simón, sino que dice que eran los discípulos de éste los que llaman a Helena el “Primer pensamiento de la Gran Potencia”. El mito gnóstico de Simón (Fuerza + Énnoia) tal como lo conocemos haya sido perfilado por sus seguidores.
Creo que esta interpretación es verdadera porque encaja mejor con lo que sabemos del tremendo desarrollo de la gnosis desde el siglo I al II. Pero personalmente dudo también si no hay en esta distinción ciertos intereses apologéticos, por no poner un sistema gnóstico tan a principios del siglo I, lo cual hace que el cristianismo se pueda concebir como más expuesto en su mismo comienzo a ser influido por la gnosis que lo que se desearía) modernos investigadores piensan que este sistema es propiamente de los simonianos y no del Simón histórico.

Saludos cordiales

Martes, 30 de Septiembre 2014


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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